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🍃|Capítulo 20.|🍃

| 虚栄心 |
Capítulo 20.
"Aceptación"

Acostadas una junto a la otra, la azabache y la albina descansaban su cuerpo en el suelo, recuperándose de un fuerte dolor punzante que recorría  desde sus pies hasta su cabeza. No fue cosa fácil poder librarse de esa pared que las tenía atrapadas; Aldora tuvo que dejar de lado el recon que siente contra sí misma y aceptar que ya no podía hacer nada para deshacerse de su alter-ego. Al fin y al cabo, son la misma persona.

Berserker se atrevió a levantar sus manos con esfuerzo a la altura de su rostro para apreciar sus cicatrices, viendo también que Aldora tenía las mismas. Fue ahí que le surgió una pregunta, y quiso obtener pronto la respuesta que sólo la albina podría contar.

—–¿Porqué te rechazas?—preguntó.—–Te ves como un monstruo, cuando en realidad eres un ser hermoso.

La albina que estaba acostada de espaldas a ella, en posición fetal y abrazando sus rodillas no se dignó a hablar por unos cuantos segundos. Pero dada a que la azabache le insistía con la mirada, ella suspiró y se dispuso a responder. Aunque no dio la respuesta exacta.

—–No uses mis palabras en mi contra.—habló ella, mirando a Berserker de reojo.—–No me veo como un monstruo. Te veo como un monstruo. Ese que me hace perder la cabeza y hacer cosas aberrantes... Ese que me condenó a todo este... Infierno en vida... Y para rematar, soy longeva. ¿Sabes cuantos milenios me quedan para morir?

—–Eso sí no te matan primero.—agregó Berserker, cruzándose de brazos.—–¿Te das cuenta de que todo lo que dices va dirigido a tu persona verdad? ¿Hola? ¿Soy esa parte de ti que rechazas constantemente?

Ante ese sarcasmo, Aldora no pudo evitar inflar una mejilla algo fastidiada por aquello. Sabía que Berserker era así, pero aún así, le fastidiaba mucho el sarcasmo, le parecía de muy, muy mal gusto en verdad. Pero, en realidad le molestaba aún mas porque, sabía bien que ella tenía razón. Ambas eran una sola persona, con personalidades completamente distintas. Una era el Ying y la otra el Yang, en una había luz y en la otra oscuridad, pero ninguna podía vivir sin la otra. La albina sintió que su mirada se ennegreció, pensando y considerando finalmente que, por lo menos debía de ser educada y responder a la pregunta que le había hecho la azabache de ojos rojos y cuernos. No quería hacerlo, pero, quizá, a lo mejor ya debía dejar de huir de algo que literalmente no puede. Y eso, con seis palabras, la azabache le dejó a Aldora eso muy, muy claro.

—–No puedes huir de tu sombra...—murmuró suavemente Berserker, estirando su mano, para tocar y apoyarla en esa barrera, sintiendo como una dolorosa corriente entraba por sus venas, haciéndola sufrir un fuerte dolor, más ella, no se quejó en ningún momento.

Aldora siguió abrazándose a sí misma, como si esta fuera la única salida a, todo ese dolor físico y mental que estaba sufriendo. Ese dolor físico y mental que lleva viviendo y aguantando durante milenios.

El dolor de ser rechazada por su propia familia, de ser echada a un lado, de ser encerrada en una torre como es que se suele ver en cuentos, solo con el "privilegio" de ser visitada como si de tratara de una exhibición. Día, tarde y noche era cruelmente torturada por su padre, además de sufrir de abusos físicos y mentales durante su infancia, hasta que su padre falleció por razones que ella es la única que conoce.

—–Aldora. ¿Es por eso que me tienes tanto rencor?

La pregunta de Berserker le hizo cerrar los ojos, y sin hacerla esperar mucho, Aldora negó con la cabeza, sintiendo que en realidad, no era su culpa. Ella misma fue quien perdió el control, y cometió esa misma noche llena de nieve un acto tan atroz para la gente del Reino de Diamantir, que muchos prefirieron fingir conque su reina actual no era nada más que una caníbal. Pero, en defensa sabes de la albina, había perdido totalmente el juicio y ya estaba cansada de tantos abusos múltiples cada día de su maldita y longeva vida. A veces solo quería ser un humano, tener una esperanza de vida común, no vivir para sufrir y ver como sus amigos más cercanos morían y caían.

—–La razón por la que te guardo tanto rencor... En realidad es porque, cuando más te necesité, no apareciste.—murmuró la albina, sintiendo que con cada palabra su voz se quebraba.—–Tú dejaste que él muriera... A manos de un demonio gris...

Berserker al es un bar tal acusación simplemente arrugó la nariz con un poco de molestia, para después solamente suspirar con cuidado. Debía pensar bien las palabras.

—–No seas idiota.—escupió la azabache, en un tono bastante grosero.

Aldora culpaba a Berserker por la simple y única razón de que, ese día en que tanto ella y su antiguo amado Arthedain estaban descansando en un pequeño campamento, de repente fueron atacados por un grupo de demonios. Y, aunque el joven pudo hacerle frente a la mayoría, nunca pudo derrotar a un último que acabó con un vida, siendo un demonio de color gris, quien terminó por masacrarlo mientras Aldora buscaba esconderse. Ese día, la albina perdió por un tiempo prolongado total conexión con su contraparte, y por lo tanto, culpa a Berserker de no esforzarse en salvarlo.

Esta acusación para la azabache fue una total estupidez, pues, claro, ella también lo amaba, con todo su cuerpo y alma. Al final, ambas eran la misma persona, pero era complicado de explicar en realidad. Aún así, no podía culparla por toda la eternidad.

—–Gracias por ser tan considerada. Eres tan linda. Quizá es por eso que me agradas tanto.—dijo Aldora de forma irónica, girando los ojos.—–Me obligado a permanecer en esta posición. Jamás lograrás convencerme de salir de aquí. Prefiero que ambas nos quedemos aquí a morir, antes que seguir arriesgando la vida de mis amigos allá afuera.

—–De eso no estaría muy segura.

Tras esas palabras, Aldora abrió los ojos de par en par y sintió que su pupila se volvía vertical, como suele ser la de un reptil, para después girarse a ver a Berserker. La albina se apoyó en sus brazos y se sentó en el suelo, acomodándose después en cuatro patas como un animal, con el ceño fruncido. Necesitaba saber la razón del porqué de esa suposición.

Lo último que quería era imaginarse a sus amigos sufriendo por su culpa, ya había lastimado a mucha gente por error. Necesitaba parar con toda su mierda y catastrófica vida.

—–¿Qué quieres decir con eso?

Aldora exigió una respuesta, por lo que, en esa posición, también frunció sus cejas, a la espera de que su gemela hablará pronto.

—–Aldora. Tú y yo somos la razón de este cuerpo. Tú eres quien nos controla. Si eliges permanecer aquí por el resto de tú vida, te volverás un monstruo, un verdadero monstruo imparable.—explicó la azabache, mirando fijamente a la albina.—–Tienes dos opciones. O te fusionas conmigo, olvidas el pasado, y continuamos juntas con esto... O, no volveremos a ver a Howzer nunca más.

Podría ser la única posibilidad. De lo contrario llegaría el momento en el que los pecados hicieran el esfuerzo de asesinarla, y por lo tanto, por un lado, acabar con su sufrimiento. Pero por otro, no estaría disponible para seguir viviendo al lado de Howzer, como ella misma se lo prometió después de haberse enamorado rápida y perdidamente de ese joven caballero Sacro.

—–Nuevamente abandonarás a tu amado, Aldora... ¿Qué vas a hacer? El tiempo corre...

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¿De verdad podía ser posible?

Aldora, ¿que harás, abandonarás de nuevo al amor de tu vida, que regresó por ti una vez más y posiblemente la última?

—–¿Que vas  a hacer? El tiempo corre. Y a juzgar por todo el caos que está pasando ahí afuera, no nos queda mucho en realidad...

Aldora de inmediato sintió como su cuerpo se tensaba, como perdía la fuerza de sus manos y los nervios empezaban a apoderarse de su ser. Sentía como si todo estuviese pasando otra vez. Conocía a alguien, se enamoraba perdidamente, y, luego, lo perdía. La historia de estaba repitiendo, y estaba empezando a dolerle fuertemente el pecho. ¿Qué era lo que debía hacer ahora, eh? ¿Seguir con su rencor, o, simplemente perdonar, y aceptar que fusionarse con Berserker era la única forma, era la única llave para acabar con todo ese caos?

—–Yo... ¿Lo abandoné, verdad?

La fuerza siempre estuvo de su lado. Se creía poderosa, pero era solo una fachada para ocultar lo insegura que era por dentro. Patético, ¿y de hacia llamar el pecado de la vanidad? Quizá nunca debió de ser un pecado. Quizá, solamente se coló en el puesto, ya que según las sagradas escrituras, son solo siete, y el resto es complemento. A lo mejor ella era eso, solo estaba de relleno.

Tanto Berserker como Aldora se giraron al tiempo, al ver una burvuna de recuerdo aparecerse en medio de ambas, aún estando distanciadas la una de la otra. En esa burbuja, se mostraba la linda escena en donde, ese rubio tierno y apuesto por el que Aldora babeaba, le platicaba todos los días y mentía a los demás para evitar que fuese torturada. ¿Como? Sencillo, decía que ya lo habían hecho, que ya llevaba días sin comer alimento, y que estaba casi muerta. Él mentía al rey por su bien, y mentía a otros por el bien de su amada. De hecho, era un gran gesto porque en verdad, estaba arriesgando su cabeza, su vida estaba en juego pero por su amor fue capaz de todo, hasta dar su último respiro.

Él fue la única persona que no vio a Aldora como un monstruo con coraza hermosa. Él fue el único que logró ver la verdadera belleza de la princesa, más allá de la física. Una película de recuerdos se mostraba en esa pequeña burbuja, en donde se evidenciaba esa pequeña luz que siempre, pero siempre estuvo ahí pese a lo negra de la oscuridad macabra que rodeaba su vida.

Al menos, hasta que terminó con un final conmovedor siendo Arthedain, que en su último aliento le expresó a Aldora en un susurro un par de palabras que ella entre todo el caos jamás logró escuchar, pero que ahora, demostraba la razón del porqué no podía tirar la toalla.

"Jamás te abandonaré"

Aldora al principio se sintió un poco estúpida por no haber escuchado eso no su momento, pero quizá fue para mejor en realidad. ¿Verdad? Ahora las lágrimas caían por las mejillas suaves de la albina, quien, en su llanto, levantó la mirada y se puso de rodillas, caminando lentamente hacia la barrera. Estaba dispuesta, quería acabar con todo de una buena vez, y aunque, muriendo sabía que no iba a lograrlo, elegía entonces vivir, pese a que siguiese cargando con la pequeña culpa de muchas atrocidades que hizo en el pasado. No obstante, ya no volvería a permitir que eso la atormentara más, nunca jamás.

—–¿Vas a abandonar a todos como lo hiciste con Arthedain?—preguntó por última vez Berserker, a la espera de por fin una respuesta que le gustara.

—–Ya cierra la boca, Berserker. No me molestes.—interrumpió la albina, soltando después un pesado suspiro.—–Por supuesto que no los pienso abandonar. Ya no más. Dejé a mi pueblo, dejé a mi amor... Ya no puedo seguir echando las cosas bajo la alfombra y esperar a que desaparezca después de ignorarlo... Ya he cometido muchos errores. Esto ya parece costumbre...

Aldora se levantó del suelo, ya colocando su mano sobre aquel campo de fuerza que la separaba de Berserker, aquella barrera puesta por ella misma, aquella que le impedía a ambas ser una sola finalmente. Berserker igualmente se levantó del suelo, estirando sus alas de demonio a los lados para recogerlas y comprimirlas sobre su espalda, estirando también su mano, sobre la barrera, queriendo juntar los dedos con su gemela por fin después de tantos siglos separadas.

—–Mi propia mente puso esta barrera invisible, que solo nosotras podemos sentir, porque yo tenía miedo de convertirme en un monstruo. Tenía miedo de convertirme en ti.—espetó la albina, observando con seriedad a la azabache, viendo sus gestos y sus acciones.

La azabache frente a ella simplemente sonreía con arrogancia, levantando en alto su frente y mentón. Como siempre, su espejo, solo que con cabello negro, alas y cuernos. Pero claro, la arrogancia prevalecía en las dos, y aunque la hacia sentirse orgullosa de quien era, también le molestaba que su contraparte creyese que estaba en un nivel superior ante ella, pues no, era ella, la mismísima Aldora quien estaba en lo más alto. Si le preguntamos a Berserker ella diría lo mismo, créanme que sería un círculo vicioso y molesto.

—–Oh~ que tierna. ¿Si sabes que eso no me afecta en nada, verdad? Básicamente porque soy producto de tu rencor y miedo a tu propia personalidad.

—–Ya, a callar.—expresó por último, la voz suave de la albina, mientras cerraba los ojos y empezaba a usar su magia para deshacer la barrera.

Después de tanto tiempo huyendo de su propio ser... Estaba lista, para aceptar quien era ella en realidad.

Un monstruo.

Un bello y hermoso monstruo, que por más que parezca, tiene bondad en su corazón...

—–Por tener miedo de mi misma, estoy donde estoy... Pero ya no mas.—murmuró para sí.—–Me asqueaba ese lado monstruoso, un lado horrible, que destruye a su paso todo... Pero ya no más.—agregó, levantando la mirada.—–Aquí y ahora, elijo, no acomplejarme más por este lado de mi complicado árbol familiar, y acepto... Con orgullo... Mis alas y cuernos... Y escamas...

—–Aunque quedes en Estado catatónico por un tiempo indefinido. Puede ser corto o largo, ¿lo sabes verdad?—agregó la azabache, pudiendo ahora mismo tomar sus manos.—–No volverás a verme más, porque te aceptas. Pero sabes que tu cuerpo quizá tarde mucho o poco en acostumbrarse... ¿Qué hay de ese humano, Howzer...?

La albina simplemente sonrió con tristeza, prefiriendo antes su salud mental. Intentaría no tardar mucho en despertar de su estado, pero, al menos, si tardaba, no habría a nadie más a quien culpar más que a sí misma. No se molestaría sí es que sus amigos encuentran otra vida, o sí el mismísimo Howzer decide dejarla por estar con una humana. Al final, su vida también es finita, al contrario de ella.

Lo mismo fue con Arthedain. A lo mejor, ella está destinada a solamente estar... Sola...

—–Sí quiero ayudarlos a todos en un futuro, debo aceptarme con todo y garras.—suspiró la albina, desviando la mirada hacia el suelo.—–No fue un placer conocerte. Para nada. Eres bastante molesta.

Aquel comentario le logró sacar una risa a Berserker, quien apretó el agarre en las manos de la albina, sintiendo como cada parte de su cuerpo empezaba a desvanecerse, como señal de que Aldora finalmente estaba aceptando su lado "feo" y monstruoso, el cual era ella.

—–Aldora. Haz tomado una decisión muy madura. La primera, de hecho... Que bueno que por fin... Aceptes tu verdadero destino, el cual no fue ser reina de Diamantir... Y justo a tiempo, porque acabo de sentir como Merlín ha atravesado tu corazón.

La albina asintió con lentitud, sintiendo que pequeñas lágrimas brotaban de sus ojos. Podía sentir el profundo dolor, lo que provocaba su llanto, pero, al menos podría descansar su cuerpo y mente de toda esa vida miserable que le tocó afrontar. Podría recuperar fuerzas, para volver pronto.

—–Lo sé... Me duele mucho...—asumió la albina, bajando la mirada para ver como desde su corazón en su pecho, empezaba a desvanecerse, como señal de que caería inconsciente.—–Pero no se librarán de moi... Volveré...

Sin decir nada más, se acercó a abrazarla con dulzura, aún sintiendo que desaparecía, sin ya pánico. Pues, bueno, prácticamente vivirá en Aldora tan pronto ella despierte del trance, pero primero, su cuerpo debía de acostumbrarse.

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Un gruñido doloroso y ahogado se escuchó por todo el Reino, al sentir su corazón ser atravesado con energía mágica de Merlín, que al mismo tiempo empezó a quemarla por dentro. Sus grandes alas de dragón la envolvieron a sí misma en una crisálida, cubriendo absolutamente todo de ella, y quedando petrificada. Ante esta escena, Merlín y los demás pecados se quedaron observando atentos, pero la primera mencionada sonrió suavemente, y se acercó al capullo que la misma Aldora había formado para tocarlo.

—–Ahora está criogenizada.—murmuró la azabache.—–Ella estará bien, sólo hay que darle un tiempo... En realidad es algo complicado de explicar, pero en resumen, ella renacerá siendo una nueva persona.

Después de explicar eso, tras tocar el capullo, este se desvaneció y se encogió en una pequeña esfera de luz, la cual Merlín tomó y guardó en un pequeño frasco. Ahora, el pecado de la vanidad había sido sellado, porque necesitaba recuperarse.

Pero, pronto volvería para ver la luz del día,  y compartir de nuevo con sus amigos y queridos.

Ahora, era momento de volver a enfocarse en la batalla contra Hendrickson. No necesitaban distraerse más, pero al menos, ya le habían quitado el poder que él usó para esclavizar a la albina en un dos por tres. Howzer se sentía destrozado, pero, sería capaz de luchar. Si Merlín decía que había esperanza de que ella pudiese despertar en poco tiempo, o inclusive mucho, él la iba a esperar, así como esperó prácticamente en convertirse en hombre como para ser su pareja.

—–No te preocupes, Howzer. Aldora volverá cuando menos lo creas...

Literalmente, el poder del guion la traerá de vuelta. 

Hello Hello mis pecadores <3 Aquí Miss con una nueva actualización uwu 
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO EL CAP 
Tengo que admitir que me hizo falta inspiración para esto, y todavía siento que queda muy vacío, pero aún así no voy a aburrirlos con explicaciones y disculpas TvT

Solo espero que les haya gustado el cap <3 espero eso ^^ 

Cuídense <3

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