0. prólogo
𝐌𝐎𝐒𝐂Ú - 𝐑𝐔𝐒𝐈𝐀
◖ 𝟏𝟗𝟗𝟖 ◗
UNA CABELLERA ROJIZA se deslizaba por la oscura noche para encontrarse con un hombre. Un hombre con un brazo de metal.
La chica de 15 años entró al bar para sentarse en la barra justo al lado del chico antes mencionado.
— ¿Te siguieron? — preguntó el chico con voz monótona.
—Ni siquiera saben que me
escapé. — dice de igual forma la chica.
— Si se enteran.. Ellos te
asesinaran. — le recuerda el tipo con un toque de preocupación en su voz.
— No me importa. — dice la chica haciendo contacto visual.
Los dos se funden en un beso desesperado y lleno de amor. Ya se habían visto antes. Pero siempre que querían verse tenían que pasar meses para su próximo encuentro.
Este era el primer amor de la peli roja y podía decirse que era capaz de huir sin si quiera importarle las consecuencias que le traería la Habitación Roja.
Y aunque ese era el anhelo de los dos, ambos sabían que no dejaba de ser nada más que un sueño. HYDRA y la Habitación Roja los encontrarían tarde o temprano.
Ese beso lleno de amor pasó a ser desesperado. Y aunque la reunión empezó en un bar, terminó en un motel de mala muerte. El chico quería hacer sentir especial a su enamorada, pero sabía que si iban a un lugar extravagante los iban a encontrar más rápido.
— Te amo, Natasha. — le confesó a su enamorada mientras la abrazada.
— También te amo, James. — y se volvieron a besar.
𝐒𝐎𝐊𝐎𝐕𝐈𝐀
◖ 𝟐𝟎𝟏𝟎 ◗
UNA CABELLERA oscura se sentó al pie de un árbol con su libro en manos, mientras que la monja la miraba con una mirada llena de orgullo y una sonrisa plasmada en su rostro.
Mientras que la niña de diez años leía los otros niños corrían sin parar. Mientras que la niña de once años pintaba los otros niños jugaban a la Rayuela.
Podía decirse que la niña era reservada, no hablaba con casi nadie, no se metía en problemas y siempre respetaba a los mayores.
Alena era una niña pura y feliz.
Pero esa pureza y esa felicidad se vieron eclipsada cuando misiles atacaron el orfanato y así, dejando centenares de niños huérfanos muertos, incluidos a las pobres monjitas.
Los que sobrevivieron se vieron forzados a vivir en las calles. Incluida Alena.
Un año después de estar rondando por las calles, un día agentes con chalecos blindados se acercaron a la pequeña y la subieron a la camioneta. Obviamente la pequeña no dejaba de gritar que la soltaran mientras lloraba. Los hombres no hayaron de otra que inyectarle midazolam y en cuestión de minutos el cuerpo de la niña estaba en un estado inconciente.
Cinco horas después los ojos de la niña se abrieron para encontrarse con un hombre en su campo de visión.
— ¿Quien es usted? — Preguntó Alena con un hilo de voz. De repente las ganas de llorar volvieron.
Al notar eso, el hombre sonrió.
— No tengas miedo. No te vamos hacer daño. — por la puerta aparecieron dos niños de la misma edad que Alena.
» —Ellos son Pietro y Wanda
Maximoff. — los gemelos la saludaron, sin embargo Alena no les devolvió el saludo ya que se encontraba aterrada.
— No has respondido a mi
pregunta. — Alena luchó para que su voz no saliera débil.
El hombre rió.
— Veo que sacó la personalidad de su madre. — los guardias rieron divertidos. Más sin embargo Alena sólo frunció el ceño confundida. E inconscientemente se llevó una mano a la cadena que tenía de recuerdo de su madre.
— ¿Mi madre? Mi madre murió cuando yo nací.
— ¿De verdad te creiste lo que te dijeron esas estúpidas monjas? — el hombre se acercó lentamente a la niña, pero esta no se atrevió a darle el lujos de parecer a un conejo asustado así que permaneció en su lugar con la cabeza en alto.
» — Tu madre es una asesina que te abandonó tras una noche de aventura con nuestro mejor soldado. — escupió el hombre. La cara de Alena se descompuso.
— No te creo.
— Todo el mundo te dio la espalda, Alena, todos se burlaron de ti. Pero eso no significa que tu no puedas hacer algo para cambiar el mundo asqueroso en el que existimos. — la niña sabía lo que trataba de hacer.
» — Ellos son capaces de hacer todo con tal de que Sokovia deje de ser el lugar más denigrado que es. — los gemelos miraron curiosos a la niña.
» — Ты к нам присоединишься,
паук? —Le preguntó Struker
( ¿ Entonces te nos unes ? ).
La cara de la niña demostraba miedo y nervios. Más sin embargo cuando dijo su respuesta no dejó ni una duda a los presentes.
— Безумно первым! —le gritó Alena ( ¡ primero loca ! ).
La sonrisa malvada de Stuker se borró y su cara demostraba cabreo.
— ¡Atarla a la camilla! — dijo furioso Struker. — Ya saben que hacer.
Struker se llevó a los gemelos a otra habitación, pero Wanda pudo jurar que nunca se saldrían los gritos desgarradores de Alena en su cabeza.
Struker haría cumplir la petición de Alena.
HOLA HOLA PEPSI COLA‼
Voten y comenten
Alena se pronuncia; Alina
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