
Cap 22
Los dos estaban agobiados intentando calmar a T/n, efectivamente ahora sabían la importancia de un esposo o una figura mayor que los cuidará, no podían evitar sentirse cual niños perdidos intentando guiar a otra.
—Ume ¡¿Qué diablos esperas?! —grito Kaigaku meciendo de un lado a otro a T/n en sus brazos— ¿Qué tanto buscas?
—¡NO ENCUENTRO MI CELULAR, DEJA DE GRITAR —Respondió Ume al borde de otro colapso— T/N LA CONTRASEÑA.
—N-no lo harán ¡agh! —un lloriqueo de dolor la interrupia así misma— es 2204
Confesó rasguñando una que otra cosa para aliviar el dolor, el delicado vestido gris tenía una gran mancha roja que se espacia más hasta al punto de empapar las piernas a Kaigaku.
Entre inútiles consuelos se empezó a escuchar el sonido de la albina quien apenas podía sostener el celular en sus temblantes manos marco al primer número que vió, Aizetsu.
—N-no le digan...—suplicó entre lágrimas T/n mientras sentía el dolor expandirse.
Kaigaku la reprendió con la mirada ante ese comportamiento tan infantil y la hizo hundir su cabeza en su pecho, intentaba calmarse así mismo.
Cuando entonces respondió
[—¿T/n? —pregunto aquella
voz calmada tras la linea.
—Cállate y escucha bastardo —ordenó Ume con cierto temor en su voz.
—¿Ume? ¿Por que tienes su celular? Ahora es otra forma de atraernos.
—No digas más estupideces o cuando te vea te juro que voy a matar —amenazó y continuó con cierta desesperación— quien sea, uno de ustedes vaya al hospital de la calle Obiw-.
—¿Como por qué? —contestó aquella severa voz, Sekido— no se cansa de hacer sus dramas al parecer, olvidalo.
—TÚ CÁLLATE Y METETE EN TUS PROBLEMAS, PÁSAME A AIZETSU, ES URGENTE, YA VAMOS A LLEGAR.
—No te lo voy a pasar, para mí T/n esta muerta, sus estúpidos jueguitos se pueden ir a la mierda junto contigo y tu hermano maldita zorra.
—Para mí tu también lo estas —respondió entonces Kaigaku— pero para mí y Ume ella sigue viva y si tú no nos pasas con ninguno de los tres, podría morir.
Unos golpes he interferencias sonaron en la llamada, como si hubiese un arrebató y fue entonces que Aizetsu esta en la línea.
—¿Donde están? —su voz se escuchaba firme entre movimiento.
—Vamos de camino al hospital de la calle Obiwa —aclaró Kaigaku— eres ahorita nuestra única esperanza.
—Voy para allá —afirmó Aizetsu.
colgando entonces la llamada
]
Fue entonces que al fin llegaron, Ume se encargaba de pagar, Kaigaku teniendola en brazos corrió a Urgencias, todo el pantalón lo tenía cubierto de sangre pero ni siquiera le importaba ya, unos enfermeros se aproximaron a su auxilió.
—Ayudenla traigan una camilla —ordenó la enfermera a cargo— ¿Qué le pasó?.
—Creemos que esta sufriendo un tipo de abortó, hace mucho no come, la dejamos sola unos momentos y estaba sangrando.
—¿Cuantas semanas tiene? —la encargada tomaba nota y noto la expresión de Kaigaku.
—No he ido con ningún ginecólogo —contesto en voz baja la mechas verdes— no tengo esposo...
—Y veo que tampoco al nutriólogo —la enfermera, molesta, miro a Kaigaku con reproche mientras le tomaba la presión y sus signos— para estar embarazada esta muy delgada, intentaremos salvar a ese bebé.
Fue entonces que los enfermeros la tomaron en sus brazos para pasarla a su camilla y se apresuraban.
—¡Kaigaku! —exclamó ella con los ojos llorosos moviéndose de un lado a otro.
Él se apresuró con Ume de trás, los enfermos con molestia impedían que se acercarán de alguna u otra forma.
—No me dejen sola por favor... —entre lágrimas le costaba respirar, todo debido a la falta de sangre estaba muy débil— no quiero morir.
—Vas a estar bien T/n —quizo tranquilizar Ume cuando entonses por fin quedo inconsciente.
Ambos solo pudieron seguir acompañandola, no la iban a dejar sola, justo cuando habían encontrado el rumbo.
Hasta que provieron la entrada al ginecólogo, había un chequeo rápido al cual Ume se quedaría, Kaigaku solo podia desear que estuviera a salvó.
—Ese bebé porta muy malas posibilidades —informó la enfermera tras de él— perdió mucha sangre en el camino y la nutrición de la mamá asegura más riesgo.
—¿Ella se salva entonces? —para este punto el bebé estaba en un segundo plano.
—No —contesto la enfermera dándole un formulario para dirigirse a él con lastima— llegaron cuando el sangrado esta más avanzado, su peso no le va a dar nutrientes necesarios para soportar cualquier extracción, tenemos que alimentarla con suero y estabilizarla.
—¿Va a morir? — abrió los ojos con una profunda sensación en el esófago.
—Nosotros hacemos lo que podemos señor, no sabemos sus semanas, historial clínico, venga conmigo.
[...]
Ume regresó media hora después con una sonrisa en los labios y una pequeña risa se le escapó contra el azabache.
—Kaigaku, esta vivo —anunció entre lágrimas de felicidad— entró a que la estabilizaran, fue un "susto"
Una sonrisa se le formó a Kaigaku y la abrazó con sangre seca en todo su pantalon.
—Tenemos que cancelar entonces la llegada de ese imbécil no la vamos a estresar.
—Que manera tan delicada de hablar sobre nosotros a nuestras espaldas —replicó aquella voz ¿chillona?.
Miraron atrás solo para ver a los cuatro, no lucían felices, Kaigaku al voltear llamó la atención de todos.
—Te hablé a tí Aizetsu —reclamo Ume mirando a todos con un coraje enredado en todo su pecho— no a ellos, a T/n se le bajo el azúcar..—mintió mirando a Kaigaku de reojo para que siguera la mentira.
—Esa zorra supuestamente estaba mal ¿no? —opinó Sekido cruzado de brazos.
El ambiente se tenso en el sordo sonido de aquella bofetada a mano pesada contra el rostro del moreno, con la mano que más anillos tenía.
Sekido tenía el rostro volteado, enfrente estaba Ume con una expresión de odio.
—¡¿CON QUÉ DERECHO TE ATREVES TU A HABLAR ASÍ DE ELLA FRENTE A NOSOTROS DESPUÉS DE GOLPEARLA?! —Gritó histérica siendo tomada por los ante brazos rápidamente por Kaigaku— ELLA A PESAR DE TODO TE SIGUE JUSTIFICANDO, NO TIENE LA MENOR IDEA DE LO QUE DEFIENDE, ESTARA CIEGA AHORITA PERO FRENTE A NOSOTROS NI TE ATREVAS A HABLAR CUALQUIER MENTIRA SOBRE LA PERSONA QUE MÁS QUIERO.
Al igual a Sekido lo sostuvieron por los brazos de manera que evitaban cualquier tragedia.
—Ume vámonos a su cuarto —inquirió Kaigaku—No vale la pena.
—¿Para qué llamaron entonces? —interrumpió Aizetsu— ¿solo por un bajón de azúcar?
Ambos miraron la cabeza y asistieron lentamente, Ume le suplicaba con la mirada a Kaigaku que se abtuviera a responder algo que no, la albina protegería hasta la muerte aquel secreto.
Retrocedieron y asintieron con la cabeza
—Señor —llegó la enfermera tras de Kaigaku— la mamá está a salvó, su prometida y el bebé estan libre de riesgo ¿Podría firmar unos documentos donde aseguran traerla a sus citas prenatales?
El alma de ambos se aplastó hasta el suelo, algo en Kaigaku le decía que no debían saber nada de nada, no sabía de lo que podrían llegar a hacer.
Los ojos llorosos de Ume parecieron alertar a la enfermera, viendo tras de ellos las figuras rígidas y amenazantes ante esas palabras.
—¿Como qué consultas prenatales? —preguntó Karaku con cierto temblor en el entre cejo.
La enfermera solo se dignó a ver a ambos dejándolos a la deriva y cambio de tema.
—La señorita sabe el cuarto, se quedará en observación unas horas —dijo para irse.
—Dijeron que no había sido algo grave ¿Por qué carajos entonces hay consultas prenatales? —El rostro de Urogi e quería convertirse en un serio disgusto.
—Creyeron que esta embarazada —mintió Kaigaku volteando — y Ume acaba de decir que solo estaba hinchada por una alergia desconocida y por la baja de azúcar.
El rostro de los cuatro no parecían comerse el cuento de esa ridícula mentira pero parecieron asentir.
—Mm lo bueno —volvió a hablar Sekido— sería un martirio.
—¿Entonces no tenemos nada que hacer aquí? —cuestionó Aizetsu— ya no piden firmas de las personas en el domicilio, lo que sea que tengan contacto con ella.
—Si —ambos contestaron aguantando la respiración, incluso si la idea era de Kaigaku decirles...con Sekido allí iba ser un enorme problema.
Ume y Kaigaku se empezaron a ir, el peli azabache odiaba el contacto físico cuando se trataba de cualquiera, pero extrañamente se sentia más seguro con su brazo enrollado en el de Ume, no quería seguir allí.
Las pesadas miradas de ellos eran como una cruz enorme con la que apenas lograban lidiar, Ume lo guiaba, temblaba notoriamente, esto en medio de la tarde sin siquiera haber comido, era como si se fuese a desmayar.
Hasta que entraron al cuarto del segundo piso que era donde la habían trasladado para su reposo indefinido era que se habían calmado y soltado respirando entre cortadamente, por un momento ambos solo lograban admirar como T/n pudo soportar en ese estado tan vulnerable.
Cerraron tras de ellos solo para verla, dormía tranquila, era la primera vez que lo hacía en días.
—¿Es la primera vez que duerme así? —inició Kaigaku sacando de su bolsillo una lata fría de refresco de su bolsillo para entregarla a Ume.
—Si, desde que llegó y ocasionalmente la veía,temblaba demasiado, por suerte el calmante ese que le puso no la va a dejar tener pesadillas.
—Necesita mucho reposo y quitarle esos raros mechones verdes —agregó Kaigaku— debiste haberme dicho del cambio, no supe como reaccionar, parece un hombre con el cabello tan corto.
Ume le golpeo el brazo enojada y nego con la cabeza.
—Ella no parece un hombre, se lo hizo ella sola, también extraño su cabello largo pero no tienes que recordarle eso, tienes que admitir que incluso así se ve bonita
—Le sienta bien el corte —admitió Kaigaku— pero no puedes negar que es raro verlo en lo que se supone que va a ser una madre.
—¿Y? Mejor reclamale al padre que la cuide antes de poner tus cosas.
(Así de dejó la rayita, esta imagen no es mía y pueden encontrarla en Pinterest, si la creadora ve esto deberás deberás aprenderé a dibujar 😭😭😭)
Ambos se quedaron callados sentándose en el sillón al lado de la camilla.
—Ume, no me gusta para nada como se comportan esos desgraciados —bajo la mirada, mentiría si dijera que no sintió un ligero miedo— tengo miedo de lo que vayan hacerle si se enteran, no creí que fuese tan grande eso, Karaku ni siquiera se inmutuo cuando Sekido la ofendió.
—Tu y yo después de todo siempre le advertimos T/n si es que se enteraba, jugó demasiado con la suerte —bajo los ojos reprendiendose así misma por hablar así— todos ahorita siguen a Sekido por lo mismo, lo peor que traían guardado sale gracias a él.
—Ahorita entonces hay que cuidarla todo lo que se pueda —siguió Kaigaku— no voy a dejarla por esos idiotas.
—Ni yo, es mi mejor amiga.
Ambos se miraron uniendo esa promesa viendo de reojo cada momento la puerta, todavía tenían la piel de gallina con sólo pensar en que podrían hacerle daño.
[...]
Unos cuarenta minutos después
Habían decidido ir a comer y regresar, ninguno de los dos habían comido y lo más probable es que T/n ni siquiera comería la asquerosa comida del hospital.
La habitación quedo vacía en un completo silencio dado la máquina que detectaba sus signos y el suero que la alimentaba lentamente.
La puerta se abrió unos minutos después lentamente adentraba aquella persona cerrando con seguro tras de él, no se esperaba verla dormdia totalmente, nada más un imbécil se había creído esa estupidez del bajón de azucar.
Sus ojos se abrieron de sorpresa al verla tan delgada con un corte diferente y más flaca, fruncio él ceño acercándose a la cama, unos dias con ese par y ya era otra.
Los ojos rubis del hombre la veían de arriba abajo, le quitó la cobija, por suerte traía una bata y su mano instintivamente se fue a su abultado vientre y la volvió a tapar.
—Que asco de corte —añadió Sekido saliendo del duro silencio.
Instintivamente le acomodó la almohada al verla algo incómoda subiendo la cama ligeramente más, maldiciendose internamente por hacer esas "estupideces"
La miro de arriba abajo con coraje, pero con una sonrisa triunfante.
—Te mereces eso y más —tomó su quijada duramente esperando levantarla, provocándole dolor ni siquiera despertó— deberías de morirte, te detesto, a pesar de todo aquellos inútiles solo siguen pensando en tí, haznos un favor y no sigas respirando.
Deseaba un mínimo sollozo o otra suplica de perdón que había usado ese día,se acercó a su rostro, viendo como dormía plácidamente aún a pesar del agarre.
—Vamos perra levántate —alentó notando sus ojeras, el cuerpo de ella parecía tan liviano a otros días— no te soportó.
Fue entonces que la beso directamente en los labios, creyendo internamente que la despertaría, tomó una parte de su mejilla, pero ese beso lo atraía más, no a ella, a él.
Como si hubiese recibido una bofetada mental al ver lo que estaba haciendo y la soltó limpiandose la boca y decidió irse de allí.
[...]
Pasaron cinco días, por protección del hospital, no podían abandonarla en un estado pesimista que volviera a dañar la salud del bebé.
Ume, Gyutaro y Kaigaku la cuidaban todos los días.
Pero en el tercer día estaba ya no sola, si no que también estaba con otras personas a su lado.
Escuchar las cosas de otras personas inestables mentalmente pero hoy sería dada de alta.
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