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Capitulo Une: Un jefe de mafia.

장. 1. A mafia boss.

El nuevo médico forense finalmente llegó a su nuevo trabajo con una sonrisa de oreja a oreja. Después de tanto tiempo, podía trabajar en el departamento de policías, uno de lo mejores en el país.

Observó todo aquel edificio gigante y realmente alto que parecía nunca terminar de ser tan alto. Sonrío una vez más y avanzó para adentrarse en el.

Maletín en mano, uniforme de médico que consistía en su bata blanca y larga arriba de su camisa blanca. Por debajo, sus pantalones negros algo ajustados combinados con zapatos lujosos comprados con la ganancia merecida de su anterior trabajo luego de tanto trabajo y esfuerzo.

Nueva vida, nuevo trabajo. Finalmente logró mudarse a la ciudad que deseaba para trabajar en dónde más deseaba.

Al acceder al edificio, sus ojos ojearon todo el sitio y la sala de entrada donde se encontraba en camino. La recepcionista lo diviso un tanto extraño, no sabía si ese hombre azabache era nuevo o simplemente estaba perdido.

De igual manera, sonrío dulcemente hacia él cuando se acercó a ella con una expresión de confusión y su mente gritaba las dudas que tenía al no ser parte del sitio, aclarando ser esta su primera vez aquí.

—¿Hay algo que pueda hacer por usted? ¿Es su primer día aquí?

Jeongguk sonrío y asintió en lo que estaba correcto. Apoyo sus brazos sobre la base alta de madera que ocultaba el escritorio de la recepción y observó hacia abajo, encontrándose con muchos papeles y laptop encendida que utilizaba aquella joven mujer.

—Dime tu nombre, completaré tu nueva identificación aquí y luego debe dirigirse hacia el piso veinte, dónde todos los oficiales del departamento lo esperan.

El azabache asintió nuevamente, y sin perder su amable sonrisa, sus belfos se movieron hacia ella. "Jeon Jungkook".

No le gustaba mucho su nombre real, Jeongguk. Prefería usar uno mejor que le gustaba y había inventado cuando era niño. Le parecía mucho más agradable y más divertido.

Tomó su tarjeta nueva de identificación cuando, al cabo de unos minutos de espera, la recepcionista se lo entregó con una sonrisa cálida, luego le señaló el ascensor y él... él volvió a sonreír como lo amable que era desde pequeño.

Caminó hasta el ascensor con una energía imparable y emocionante. Todos sus pensamientos y sus palabras estaban siendo estudiadas en su mente. Se preparaba a él mismo para saber que decir ante sus nuevos compañeros de trabajo. Después de todo, la primera impresión era la más importante.

Su intento de presionar el botón para cerrar las puertas del ascensor, falló. Un oficial, rubio y con su uniforme correspondiente de color negro, llegó hasta las puertas con deprisa. Su voz le alertó que no presionara aquel botón, no lo hizo, pero esperó por aquel oficial en apuros con una sonrisa hasta que se adentrará en el pequeño lugar.

Sonrío tímido cuando aquel oficial le agradeció con una sonrisa realmente bonita. Y cuando todo estuvo bien, presionó el botón con fuerza.

Estaba nervioso de estar con otro oficial en el mismo lugar y tan pequeño. Sus manos sudaban, sus ojos no sabían dónde observar y sus labios se apretaban demasiado.

Iba a romper el hielo del silencio con alguna pregunta al azar, después de todo, el silencio era un poco incómodo.

El rubio desvío su mirada de los números de los pisos, que subía el ascensor, para acto seguido girarse hacia el contrario y luego habló.

—¿Eres nuevo? No te he visto antes por aquí.

—Realmente es mi primer día, si~.

Jungkook solo intento no dejarse llevar mucho por la emoción de que por fin tendría algún compañero en su primer día. Sería demasiado bueno tener uno ya en el primer día.

—Me pone realmente feliz de que alguien más se una a nuestro departamento, te desearé suerte.

Y luego, el silencio volvió nuevamente. Ese rubio no se notaba nervioso, tampoco tímido. Era muy sociable y muy apegado a las personas, además, podía notar el nerviosismo del azabache a su lado. Jimin sonrío y evitó soltar un risita.

—Mi nombre es Park, Park Jimin. Jefe del departamento de policías.

Jungkook se atragantó con su propia saliva. Se demostró tímido y nervioso hace minutos atrás hasta que supo que el nombre de este hombre era el mismísimo Park Jimin, el gran oficial de la ciudad, reconocido por poseer una excelente inteligencia para resolver crímenes. Siempre sabía sobre de él, las noticias siempre hablaban de Jimin. 

—¿Park? ¿Park Jimin? —El azabache aceptó la mano de Park, quien se la extendió solo para estrechar sus manos mutuamente y luego asintió. —Jeon Jungkook, es un placer conocerlo.

Sus manos juntas se agitaron de arriba abajo por la emoción que Jungkook no podía contener como su sonrisa grande por emoción.

Jimin sonrío levemente y luego soltó su mano al mismo tiempo que el contrario. Se alegró que el nuevo médico forense fuera tan atento y amable con él. Estaba decidió a darle un buen trabajo aquí, seguramente sea bueno en lo que hace.

Solo era cuestión de comprobarlo cuando finalmente le expliquen cómo iba todo.


𝐕𝐈𝐑𝐔𝐙

—Por aquí, están todas las oficinas de todos los policías, finalmente la tuya estará en el piso superior, dónde tienes toda una oficina grande, lista para que estudies los cuerpos de los crímenes.

El oficial Park fue seguido de un Jungkook fascinado por el lugar. Podía ver cómo todos trabajaban en sus respectivas oficinas y sus mirabas se desviaban hacia el azabache, el cual se volvió tímido con tantas miradas y inclinó su cabeza hacia abajo, evitando cada una de ellas que provocaban nervios y timidez en su persona.

Seguramente él no se veía igual que ellos. Capaces, fuertes y superiores.

Jimin notó su nerviosismo nuevamente pero eso no lo detuvo. Jaló su brazo y lo llevo a la sala de reuniones del mismo piso, dónde todos los oficiales del departamento tenían la obligación de tener asamblea para hablar sobre nuevos casos que se descubren en la ciudad gracias a llamadas de ciudadanos.

Tienen la obligación de organizar quien se encargaría de investigar, quienes serian capaces infiltrarse pero también quienes debían trabajar en equipo para encontrar al culpable. Era un trabajo de todos pero con diferentes órdenes.

Jimin invitó a tomar asiento al azabache cuando se adentraron de una vez allí. Sin perder más segundos, Jungkook fue educado al pedir permiso antes de sentarse y esperó que los demás oficiales ingresarán para tomar asiento como ellos.

Jimin solo se situó frente a todos y a la gran mesa donde todo se encontraban dispuestos a oír lo que el jefe debía ordenar. Nadie debía producir un ruido, el silencio era esencial para este tipo de asambleas como estas. Nadie debía interrumpir.

Si no era suficiente para el azabache aquellas miradas fuera de la sala hace minutos atrás, entonces las miradas de ahora no hacían más que perforar su cuerpo. Sus miradas provocan su nerviosismo, no podía detener la intimidación que sentía y era demasiado incómodo cuando una mirada sobrepasaba el límite de otra persona en la sala.

Bajó su cabeza mientras jugaba con sus manos sobre sus piernas juntas. Observó sus propias manos como si fueran la salvación de esa situación pero Jimin siempre era tan observador. Entendió lo que sucedía cuando su nuevo compañero no estaba cómodo con solo ver su lenguaje corporal.

—Es hora de que presten atención. Hoy no es un día de festejos, tampoco un día normal de trabajo.

Detrás de ese rubio, una pizarra de color blanco y grande, colgaba de la pared. Repleta de imágenes, repleta de hilos rojos y pequeños pinches que sostenían los mismos para poder dibujar diferentes líneas hacia cada fotografía tomada por ellos mismos en días diferentes de investigación.

En las fotografías se podía divisar demasiados vehículos oscuros en diferentes sitios de la ciudad, equipamientos de armas, maletines con armas ilegales, drogas, rostros de posibles sospechosos, escenas de crímenes muy explicitas y todo esto unido con tan solo un hilo rojo que unía a todas las fotografías con una fotografía principal en el centro de la pizarra. Una fotografía de una persona con una máscara de gas y un traje formal.

Su rostro era difícil de describir cuando sus ojos solo podían ser distinguidos a través de dos pequeños círculos de vidrio de la misma máscara. Aparentan enojados, furiosos pero con ganas de devorarse el mundo con la maldad, como si expresara rechazo a las fotografías tomadas justo en el ángulo de en su rostro. Era un perfecto ángulo, justo frente a su rostro como una foto de identificación.

Jungkook ladeo la cabeza para leer un poco mejor el nombre que se colocaba por arriba de la fotografía. «Viruz.»

Esa mirada que ese tal Viruz demostraba le provocaba miedos internos que nunca le gustaría experimentar en el resto de su vida. No sabía cómo Jimin podía observar la fotografía por minutos largos para luego hablar. Si estuviera en su lugar, jamás lograría mantener la mirada como él aunque sea una simple fotografía.

Tragó duro y desvío su mirada.

—Nadie debe estar distraído cuando él está de regreso en la ciudad después de un viaje de negocios en el extranjero. Ese viaje no es de negocios normales, sino, de drogas y armas ilegales. Todos debemos estar atentos hacia donde va y cuando va. Viruz camina por nuestra ciudad.

Todo los oficiales de la sala. comenzaron sus murmullos y nadie se quedó afuera del chisme que contaban entre ellos. Un chisme de miedo, ya que según se reconoció, fue que Viruz había asesinado sin piedad a muchos oficiales encubiertos, que fueron descubiertos en medio de la misión de actuar como miembros de su mafia pero fracasaron en el intento y el castigo fue la muerte junto con las torturas que solía ejercer.

—Nuestros compañeros de trabajo han sido asesinados y arrojados en diferentes sitios en la ciudad. Con suerte, descubriremos los cuerpos pero nunca la pista para encontrar a Viruz. Parece que alguien más se ha encargado de arrojar los cuerpos. Es la prueba que no actúa solo, hay terceras personas que trabajan por él.

Jimin hizo una pausa y se giró levemente hacia la fotografía de Viruz, solo se mantuvo así hasta que decidió tomar unos archivos y entregarlos a cada oficial presente. Archivos con información de aquel despiadado hombre.

—Les sugiero que lean con mucha precisión. La información no es demasiada pero tiene puntos claves para saber de quién estamos hablando y de qué tipo de persona se trata. —El rubio se alejó rápidamente de un oficial, a quien le entregó por último el archivo y regreso al frente rápidamente.—Según los testigos, hemos hecho de está información algo valioso. Dicen que es un hombre alto de cuerpo fornido y resistente pero jamás han visto su rostro. Es todo, además de tener un cabello corto de color azabache con un rapado a los costados de su cabeza.

Jungkook abrió el archivo con papeles dentro. Sus ojos se movieron lentamente hacia cada párrafo de información que contenía escrito el papel principal. Apretó sus labios y luego entrecerró sus ojos para observar mejor la fotografía de aquel hombre.

—Antes de continuar, quiero darle la bienvenida a nuestro nuevo médico forense, él nos ayudará con los crímenes como también obtener pruebas para capturar al asesino. Su promedio en la universidad fue realmente excelente, espero que también lo sea aquí. —Jimin sonrío hacia Jungkook, quien al sentirse nombrado, elevó su cabeza pensativo de las miradas de los demás sobre él.

Solo sonrío, y les pidió que fueran buenos con él, que su nombre era Jeon Jungkook, además de confesar que estaba alegre de trabajar juntos a ellos. Un trabajo en equipo hace un buen trabajo.

Pero... nadie respondió cuando se presentó hacia todos, fue más bien ignorado. Era un hecho, él no le agradaba a nadie allí. Estaba por darse por vencido pero Jimin palmo su hombro y le felicitó por sus increíbles ganas de ayudar.


𝐕𝐈𝐑𝐔𝐙


Sus dedos golpeaban, con cierto ritmo, sobre su escritorio oscuro. Solo estaba impaciente sobre la noticia. Siempre estaba agradecido de saber si la policía ahora estaba nuevamente con sus ojos puestos en él.

Ladeó su cabeza mientras que con su otra mano quitaba y colocaba su máscara de gas sobre su escritorio, luego, su cuerpo se inclinó hacia atrás, sobre su asiento y suspiró.

Todos los miembros de su mafia estaban presentes en su oficina pero ninguno hablaría. No quería escuchar a nadie, y tampoco les ordenaría que hablarán. Amaba el silencio mientras bebía un poco de whisky con hielo.

La espera valió la pena pero ser impaciente le devoraba el alma como también el cuerpo. Era muy impaciente y todo debía ser rápido para él. Su tiempo siempre valía oro.

Las puertas de la oficina fueron abiertas y un mensajero caminó con cuidado y sutileza hasta su escritorio. Dejó dos cartas, blanca y negra sobre este, luego retrocedió sobre sus pasos mientras colocaba sus manos detrás de su espalda. Terminó su trabajo con una reverencia pero jamás se marchó de allí, solo mantuvo su mirada fija en su jefe, siempre debía mantenerla aunque tuviera miedo de observarlo.

Este hombre, Viruz, odiaba que nadie lo observara a los ojos cuando le hablaban. La conexión visual era importante para él como respirar toda una vida para seguir viviendo.

Sus ojos asustados pero quietos observaron como su jefe tomaba una pequeña navaja, de unos de los cajones del escritorio, luego abrió la carta con precisión y en un corte limpio como si sus manos siempre utilizaban ese objeto filoso como todo un profesional, cada minutos, segundos y horas. Y lo era, era un profesional desde de tantos años de su vida dentro de la mafia como jefe. Las armas y los cuchillos son su mejor habilidad junto a su inteligencia.

Sus dedos tomaron el papel doblado dentro del sobre de la carta y luego la abrió lo suficiente para observar cada letra del papel. Sonrío cuando su nombre comenzaba a nombrarse y escribirse en cada parte de ese maldito trozo de papel inútil.

"Querido Viruz, temo infórmate que mi equipo y yo no nos daremos por vencidos, ¿Crees que aún no se tus pasos? Soy más que un oficial de policía, no le temo a la muerte si es que con ella debo soportar para... Salvar mi ciudad. Oficial, Park." —Su mano arrugó aquel papel en una bola mientras sus dientes comenzaba a rechinar entre sí por las molestias que sentía oír ese nombre.

No perdió tiempo. Su sonrisa se volvió tétrica cuando un sobre negro era el siguiente en abrir. No sé molestó demasiado cuando una carta era buena y otra mala como la suerte junto con la mala suerte.

Abrió la carta oscura como lo había hecho anteriormente con la primera carta y se burló de aquel oficial cuando supo lo que esa carta contenía.

Observó una y otra vez el contenido de ese sobre que no era más que fotografías de ese oficial Park tomadas por uno de los miembros de su mafia y sonrió victorioso.

Le enseñó a todos los miembros presentes en la oficina aquella fotografía que elevaba por los aires mientras sus belfos finos soltaban un sonora risa de maldad.

—¿Querían saber quién era ese tal oficial? Parece que no es más que un muñequito de porcelana. Apuesto que se rompería demasiado rápido si hago de él lo que desee. ¿Qué opinan? ¿Creen que soportaría mi ritmo? —Su sonrisa ladina provoco que todos supieran que intentaba burlarse y humillar a Park aunque no estuviera presente.

Todos los miembros silbaron y expulsaron comentarios subidos de tono de sus labios mientras solo algunos comentaban si realmente soportaría estar en contra de Viruz, su jefe.

—No creo que gane una pelea contigo, se ve demasiado delicado.

—El oficial Park cree que con solo verme a los ojos puede arrestarme y darme condena. Se equivoca como todos los policías de su departamento, son simplemente unos inútiles de mierda.

Nunca arrojó la foto como pensaba que lo haría pero mejor se tomó un tiempo más para contemplarla. Ese oficial no estaba nada mal pero debía admitir que era perfecto para todo lo que buscaba cometer en una persona. Sonrío por última vez de manera ladina y luego silbó un poco cuando sus ojos bajaron hacia esos belfos gruesos. Nada mal.

—Uh, estos son los que me gustan, bien valientes pero demasiados delicados. Pronto se romperá.

Entre dientes y con los ojos de mirada oscura por lo que su mente imaginaba, sus labios expulsaron un comentario que jamás se espero de él pero no importaba. Nadie de esos inútiles miembros que tenía en su mafia podían juzgarlo por ello.

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