Capitulo Trois: La coincidencia.
장. 3
The Coincidence.
Su sexta partida y ya no estaba tan ansioso como antes. La estaba perdiendo. Ese maldito oficial solo era tan curioso con su brazo que no podía dejar la partida y asesinarlo allí mismo. Debía pensar que haría con él mientras tenía sus ojos puestos en el juego y intentaba acabar la partida de una vez.
Namjoon no dijo nada más en toda la partida, solo mantenía su silencio más profundo y sus palabras enjauladas entre sus labios.
Viruz solo quería sacar su arma y dispararle al rubio molesto. Quitó su mano por última vez y fue ahí cuando pensó que la sentiría nuevamente pero para su sopresa no la sintió. Sonrío ladino cuando pensó que podía seguir jugando pero de repente alguien se cayó sobre la mesa de blackjack, mojando toda esta con un trago.
Bufó cansado y rodó los ojos cuando vio de quién se trataba.
—Parece que los cuervos si saben volar pero son torpes. — Susurró por lo bajo y rápidamente se puso de pie. Ese rubio estaba haciendo un alboroto en su casino.
Intentó alejarse pero se olvidaba de Kim. Solo le indicó que si deseaba seguir hablando de negocios, podría ser en otro momento y que él daría su mensaje de invitación.
Sacudió su abrigo y se alejó del alboroto pero antes hizo una seña a sus miembros de mafia que tomaran aquel oficial y lo llevarán a su oficina de este mismo casino.
Caminó hasta su oficina, se adentro en ella seguido de su mafia jalando de los brazos al rubio ebrio que se atrevía a conocerlo y su falso intento de capturarlo.
Su secretaria se acercó a Viruz lista para quitar su abrigo, luego le extendió un abanico rojo para que este mismo se abanicara el rostro para calmar sus molestias.
Tenía calor pero más calor le provocaba el enojo que ese rubio tenía el valor de provocarle.
Jimin fue arrojado al suelo sin una pizca de empatía. Solo se quedó de rodillas en el suelo mientras sonreía embobado por los efectos del alcohol pero Viruz comenzó a pensar que no era el alcohol que le provocó estar tan extraño hoy.
—Traigan un trago de la barra ¡Que se yá!
Dos miembros de la mafia, salieron de la oficina en busca de lo que su jefe deseaba mientras esté mismo sonreía burlón debajo de su máscara. Ver al oficial Park en ese estado le hacía sentirse superior por encima de la ley.
—Pobre de ti, Park, un día me odias y otro te tiras encima de mi. Ni siquiera eres tan inteligente.
Pero Jimin río burlón. No podía tener la demasiada coincidencia como para entender pero algo en el le decía que tenía que ganar como sea. Se arrastró un poco en el suelo, en cuatro pero se mantuvo en esa posición pero era difícil. Su cuerpo se derribaba por si solo y caía al suelo igualmente.
—El estupi- estúpido eres tú, Viruz. Tu cuerpo... Tu existencia estará detrás de una prisión.
—Ni siquiera puedes hablar con claridad.
Viruz solo río un poco junto a su secretaria, luego se recargó sobre su escritorio y lo observó sin dejar de abanicar su rostro.
—Te diré que conozco cada paso que das, incluso, hasta cuando duermes. Viruz, Viruz y Viruz, todo de ti. —Nuevamente volvió a reír pero esta vez divertido y eso le colmaba la paciencia al contrario, quien se miró con su secretaria como si lo que diga ahora mismo no fuera de otro mundo. Era algo normal en su vida.
No lo asombraba, ni siquiera le importaba si sabía sus pasos hasta cuándo dormía. Eso no tenía mucho sentido. Dormir es solo dormir pero Park ebrio no podía pensar mucho.
Las puertas de la oficina se abrieron y los miembros restantes ingresaron con un trago de whisky con hielo. Viruz lo tomó cuando uno de ellos se lo extendió y luego hizo una seña a ambos para que regresaran a sus puestos.
Elevó el vaso de vidrio con Whisky dentro, lo observó en la iluminación de la luz de la oficina y sus ojos debajo de la máscara podían examinar perfectamente el trago con algunas alteraciones en el líquido.
Solo negó mientras comenzó a reír burlándose de Park, quien borró su sonrisa victoriosa, creyendo que estaba ganando la batalla pero Viruz la comenzó a ganar desde primer momento.
—¡Oh, Park! jamás me he divertido tanto en tan poco tiempo. Te ves realmente... Lamentable.
El mafioso dejó de abanicar su rostro con su otra mano, su secretaria tomó el abanico y luego se alejó cuando sintió que las cosas no serían suaves ahora.
Dejó que su jefe caminara hasta el rubio y luego se pusiera de cuclillas frente a este. Su mano tomó un puñado de su cabello dorado y jaló de este para que sus ojos lo observarán.
—Es hora de un poco de educación para ti. —Su máscara estaba tan malditamente cerca de Jimin, este ultimo podía sentir el impulso de quitársela si tuviera la suficiente fuerza pero solo podía mantener sus ojos abiertos. El efecto en su cuerpo es difícil de sobrellevar.—Este trago que tengo aquí, es la prueba de tu estado lamentable. Has caído en una trampa que no pensé que podrías caer fácilmente. No eres tan listo como parece.
—Me importa una mierda, eres una mierda, tú y toda tu mafia. —Eso fue algo que le molestó a quien recibió esos comentarios pero no enseñaría su enojo aún. Su mascara oculta su expresión molesta.
Viruz elevó el trago frente a los ojos del rubio, quien lo observó pero no comprendió porque debería observar de eso. Solo era un whisky con hielo a siempre vista.
—¿No ves algo extraño en este trago? Eso es ¿lo ves? Observa mejor, pequeño oficial. —Jimin parpadeó repetidas veces y intentó decir algo pero sus labios se callaron.
Viruz volvió a hablar.
—Este trago está alterado porque la droga está fusionada con el whisky. La mejor manera de consumirla sin que nadie sepa que es droga y también consumirla a través de los tragos. Sin sospechas. —Viruz giró un poco aquel vaso mientras lo observaba el también junto a Jimin.—Parece que está droga no es la mía al observarla mejor pero me encargaré de esto luego de que termine contigo. No acepto otras drogas en mi casino, solo la distribuye mis miembros. Podría reconocerla solo por algo.
—¿Cuál es la sus-sustancia?
Pero ese hombre de máscara lo ignoró y soltó rápidamente la cabeza del rubio. Intentó alejarse mientras se ponía de pie pero Jimin tomó su traje con sus manitos pequeñas hechas puños y su rostro se acercó demasiado a su máscara. Un par de centímetros más y la mascara podía recibir un besos de sus labios.
Viruz no se inmutó. Solo lo observó directamente a los ojos por debajo de la máscara.
—Metanfetamina.
Y luego soltó una sonrisa burlona. Jimin no podía divisarla pero si podía saber que se estaba burlando de el cuando lo alejó bruscamente de su traje.
Era esa maldita droga, una maldita metanfetamina.
—Son unos malditos.
—Lo sentimos, no sabes cuánto lo siento pero tú fuiste quien la consumió sabiendo que un casino como este, esta bajo mis manos. Nada aquí es bueno. —Sus disculpas eran tan falsas como su tono de amabilidad fingida.
Pero el oficial no podía oírlo demasiado. Su respiración estaba agitada, su cuerpo se sentía muy caliente mientras que su corazón latía fuerte, demasiado fuerte con cada aceleración que aumentaba por los efectos.
—Por favor ayúdame.
Su mano se extendió hacia él mientras su cuerpo caía débil sobre el suelo. Su expresión de placer le era imposible no demostrarla en su rostro. No se sentía bien pero a la vez si y sin querer rozó su mano contra su erección dura entre sus piernas.
Viruz se recargó sobre el escritorio. Lo observó por unos minutos mientras sus brazos se cruzaban sobre su pecho.
—Señor Viruz ¿Qué sucederá con él? —Su secretaria parecía sentirse un poco culpable por lo que sucedía y además de ser cómplice de una situación como esta.
El nombrado solo la observó con una mirada oscura que ella misma sintió sin verlo directamente a los ojos por su máscara.
—¿Tienes miedo, Jane? No te veo tan parte de esta mafia si te sientes culpable por algo que no has hecho tú.
—Pero- el casino es parte de nosotros, la droga ha estado aquí.
—No es nuestra droga. No es motivo de que sea un tema de conversación ahora. Solo déjenme solo con él. Si tan solo se sienten tan culpables por esto, entonces déjenme a mi con esto. Largo de oficina, todos.
Todos los miembros de la mafia asintieron, caminaron hasta la puerta y antes de retirarse, hicieron una reverencia hacia Viruz. La última en salir fue, Jane, quien observó a su jefe pero no quería marcharse de ahí y dejarlo pero él solo le indicó que estaba bien. La despidió con un saludo antes de cerrar la puerta.
—Parece que los cuervos no saben volar pero cuando los alimento, vuelvan pero uno ha volado hacia a mi.
Viruz caminó hacia Jimin, luego tomó de su mentón y lo obligó a observarlo.
—Dime, cuervito ¿Soy acaso algo para ti como para que vuelvas siempre a mi cuando vuelas?
Pero este no escuchaba sus preguntas, solo acariciaba con unas de sus manos tiernas, y con fuerza, el brazo de ese hombre que tomaba su mentón con la misma fuerza. Acariciaba y apretaba su bícep e tríceps a su antojo.
Viruz observó su mano acariciar su brazo tatuado y luego regreso su mirada hacia ese rostro repleto de expresiones de placer que gritaba obtener en todo su cuerpo débil pero se alejó de ese rubio otra vez. Caminó hasta su escritorio de regreso pero nunca supo que ese mismo oficial lo seguía gateando hasta sus pies.
Se sorprendió cuando se giro para recargarse nuevamente en su escritorio pero se llevó la sorpresa de bajar la mirada y observar como el rubio abrazaba sus piernas mientras restregaba su mejilla sobre una de ellas.
Apretó sus puños sobre el escritorio con fuerza. Detestaba que lo tocaran de la forma que sea. Lo odiaba y mas cuando era un oficial quien lo hacia, aquel que decía que lo odiaba con cada carta que le enviaba.
—¡Por favor!... ¡ah! ¡Tócame! Esto es un infierno para mí.
La cordura de Viruz era tan poca como su paciencia. Intento retirar sus piernas de esos brazos que las abrazaban como a una almohada pero falló al intentarlo. Mordió su labio inferior un poco molesto y solo quiso quitárselo de encima pero sus manos pequeñas comenzaron a subir por sus piernas.
Fue ahí cuando su mano tomó su cabello rubio nuevamente y lo obligó a mirarlo. Deseó golpearlo, su puño estaba apunto de golpearlo pero ese rostro ni siquiera demostraba miedo por ser golpeado.
Estrechó los ojos cuando percibió perfectamente como esas manos seguían subiendo y si las dejaba continuar, estás podían terminar en su entrepierna.
No lo dejaría avanzar un centímetro mas ya que si lo detenía, seria una falta respeto. Su mano hecha puño en el aire, solo se volvió como un collar en el cuello de Jimin. Tomó con fuerza su cuello y comenzó apretarlo bajo su mano.
Este alejó sus manos para tomar la mano que lo asfixiaba y le prohibía el aire a sus pulmones. Su respiración agitada no era mejor cuando estaba siendo asfixiado.
Viruz no iba a asfixiar su cuello hasta la muerte, solo lo utilizo para alejarlo. Luego lo empujó para que cayera al suelo y se olvidará de sus piernas.
—No eres mi puta, tampoco mi amante o mi esposa para tocarme de esa manera. ¿Puedes pensar que sucedía si continuabas? Te hubiera asesinado fácilmente con una bala en su cráneo.
Jimin solo río juguetón. No veía ningún arma allí así que intentó abalanzarse nuevamente a sus piernas pero Viruz sacó un revólver, sujetado detrás de su espalda, Con la parte trasera de su pantalón, y apuntó a su cabeza.
—Te lo advertí, nunca miento. —Los ojos del rubio se asombraron y observó la máscara de ese hombre con un poco de nervios. Sintió que su conciencia le estaba advirtiendo que se mantuviera quieto si no quería perder la cabeza.
—Vi-viruz... No debí.. podemos hablar, si deseas.
—¿Tan rápido te rindes, Park? Hace minutos atrás deseabas follar conmigo ¿Y ahora ya no te parezco un buen candidato para follarte el culo? Que lastima, ya comenzaba a ponerme tan duro que me duele.
—Maldito...
—Shh, ese vocabulario es el peor para una conversación como esta. Puedo jalar el gatillo y tú cabecita sería esparcida por toda mi oficina.
—No quiero eso...
—Nadie de tus compañeros quiere eso, eres su jefe después de todo. Eres un jefe como yo jefe de mi propia mafia, ¿No es coincidencia?
Jimin negó rápidamente pero Viruz ladeo la cabeza cuando le molestó que no responda su pregunta. Fue así que comenzó a jugar con la muerte. La boca de fuego del revolver comenzó a bajar por el rostro del rubio suavemente hasta sus labios gruesos y bellos.
—No puedo evitar imaginarme cuantos hombres inservibles y engañados besaron tus labios. Yo jamás los besaría, quizás se me pegaría algo extraño de ti al hacer.
Era la primera vez que Jimin se mantenía de rodillas frente a un criminal mafioso. Se sentía humillado aunque sabía que no debía ser así cuando estaba bajo efectos de la droga. Era normal que no tuviera la suficiente fuerza para golpearlo.
—Quiero saber algo más de ti. No es la primera vez que sabemos de nuestras existencias pero si de nuestras apariencias frente a frete. —Su tono de voz se volvió profundo y ronco cuando habló de algo que Jimin captó tan pronto.—Oí que tienes tu nuevo compañero, me sorprende, después de todo yo fui quien asesinó a tu anterior compañero. Me pregunto porque lo hice.
Jimin quiso golpearlo por lo que sus labios soltaban. No podía creer que ese tipo tocará ese tema cuando rubio sabía perfectamente que había sido él quién había asesinado ese pobre médico forense que trabajaba antes de que Jungkook tomara el trabajo en su lugar. Tenía miedo de que esté último mencionado, sufriera la misma muerte.
—No me da miedo matar otro más de los tuyos, ya lo he hecho antes y no cambiará si lo hago ahora pero contigo.
El pulgar de su mano jaló hacia atrás la pequeña trabilla ubicada arriba del revolver y el sonido de este llegó a los oídos del contrario, indicando que estaba cargado pero también listo para disparar. Luego la boca de fuego de este mismo arma se introdujo dentro de la boca del rubio como si fuera otra cosa y no un arma.
Viruz soltó una risita burlona al ver cómo podía burlarse tan fácilmente de un jefe de oficiales con tanta seguridad. Retiró y introdujo el revólver imitando un sexo oral pero luego se detuvo cuando sus oídos de asesino escucharon perfectamente otra voz.
Estrechó sus ojos, busco por toda la habitación ese sonido hasta encontrarlo en el traje de Jimin. Una radio de comunicación que utilizaban los oficiales para recibir y dar noticias. Estaban hablando con ese rubio y lo más probable, era que no estaba solo en esta misión.
—No eres tan tonto como creí, era tan sabido que no vendrías solo.—Los ojos de ese oficial solo lo observaban con molestia mientras su boca estaba ocupada con un revólver peligroso.
Quitó el revolver de su boca pero nunca dejó de apuntar su cabeza. Luego volvió a escuchar esa voz provenir de la radio de comunicación que le indicaba y preguntaba si encontraba herido.
—¿Ese es tu nuevo compañero que tienes? Se preocupa por ti... ¿Un buen médico forense puede curar heridas de sus compañeros?
—¡No te importa! —Jimin no dejaría que ese hombre se metiera con Jungkook y acabará su vida. —Que no se te ocurra hablar de él con tu sucios labios. Él es mucho más que un médico, es una buena persona. ¿Por qué debería decirte si cura heridas?
Viruz río bajito. Se tomó unos segundos, alejo su arma, la elevó por el aire y Jimin jamás se le ocurrió moverse pero ya era tarde.
—Solo le daré algo para que cure. —Y fue así como la cabeza del oficial fue golpeada con el arma y provocó que su cuerpo cayera al suelo algo inconsciente pero no del todo.
Sus ojos podían observar como Viruz se ponía de cuclillas. Su rostro se descubrió, vio perfectamente como su mano arrojaba la máscara hacia un lado pero su visión borrosa no era muy buena para ver su rostro de manera más marcada. Solo identificó el color de uno de sus ojos, gris claro y el otro...¿azul?
Luego su voz le susurró algo pero no logró escucharlo tanto porque su mente lo abrazó hasta la inconsciencia como también a su cuerpo que poco a poco dejo de sentir los efectos.
—Eres tan lamentable.
𝐕𝐈𝐑𝐔𝐙
Su cuerpo volvió a la conciencia después de que su mente fuera la primera. Se sorprendió de verse recostado sobre la camilla metálica, en la oficina de Jungkook.
Buscó con su mirada hacia todos lados por el azabache pero no lo encontró. Intento levantarse de su lugar pero le dolió demasiado su cabeza. Una punzada atravesó su cabeza y tuvo que recostarse nuevamente mientras sus dientes se apretaban de dolor.
Jungkook entro a la oficina con una bandeja de curaciones. Se preocupo al ver a Jimin tomándose la cabeza con tanto dolor, que no pudo evitar correr hasta él.
Colocó la bandeja sobre una mesa movedizas y metálica, solo para acercar sus manos a la cabeza de Jimin.
—Hey, tranquilo. Parece que tienes dolores de cabeza, déjame tratarla.
El rubio solo insistía con tomarse la cabeza hasta que fue calmado por el médico. Poco a poco, su cuerpo volvió a ser recostado con ayuda sobre la camilla.
—¿Por qué estoy aquí?
—Lo siento, no tenía otra camilla mejor. Salí del edificio luego de terminar mi trabajo y de repente observe un vehículo negro parar frente a mí, abrió sus puertas y te arrojaron como un saco de huesos. —Jungkook suspiró aliviado cuando supo lo que iba a decir.— Creí que estabas muerto pero me pone feliz que no, trate tu cuerpo. Solo supe que tenías una herida en la cabeza, posiblemente un golpe. ¿Lo recuerdas?
—Ah... No, no aún.
—Coloque vendas en tu cabeza para que el sangrado parará y iba a darte algunas medicinas para el dolor.
—Gracias por esto pero creo que debo irme a casa y descansar. — Intentó levantarse de su lugar pero Jungkook fue rápido y volvió a recostarlo nuevamente.
—No creo que sea buena idea. Deja que tú cuerpo recupere los sentidos y bebe la medicina.
Los ojos de Jimin lo observaron extraño y luego extendió su mano para querer tomar el vaso con agua, el azabache lo tomó primero y se lo entregó junto a la medicina.
La boca del oficial atrapó la medicina y bebió un poco de agua para luego tragar todo de una vez.
El médico tomó el vaso, con un poco de agua aún en el, con una sonrisa y luego tomó asiento a lado de la camilla.
—¿Por qué aún estás aquí?
El ceño fruncido del rubio hizo que Jungkook sonriera tímido y nervioso. No quería mentirle a su jefe.
—Intente buscar más prueba del cadáver de esta mañana pero no encontré nada más, luego salí por un poco de café pero ninguna máquina funcionaba. —Sus manos se hicieron puño sobre sus piernas y bajó su cabeza.
No le mentiría a su jefe que realmente intentó seguirlo para saber dónde iría está noche. Estaba preocupado por Jimin. Tanto que, lo rescató de ese callejón cuando unos tipos extraños lo arrojaron allí mismo como una bolsa de basura y en realidad el relato de como lo encontró nunca fue real.
—Bueno, creo que me has salvado. Tuve suerte de ser salvado por ti al salir del edificio para encontrarme.
—He leído sobre las coincidencias.
Jimin borró su sonrisa cuando lo escuchó. Su cabeza se giró lentamente hacia Jungkook, quien sonrío cálido y preguntó que ocurría cuando la expresión de confusión en Jimin no era usual de él.
—No, solo... estoy un poco confundido, solo pensé en algo que no va con nuestro tema.
Su mirada siguió al ese médico que se puso de pie y caminó hasta su escritorio, luego lo vio tomar asiento detrás de este mientras comenzaba a escribir algunas cosas en unos papeles.
En mi mirada.
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