Capitulo Six: Cruel.
장. 6.
Cruel.
Ese hombre solo temblaba como su voz. Sus ojos miedosos solo suplicaban piedad y una segunda oportunidad.
—Ya te dije lo que sucede si no pagas.
Detrás de un escritorio como si ese mismo lo ayudará a defenderse de Viruz, quien caminaba a pasos lentos hacia él mientras empuñaba un revólver, su favorito.
—Siempre intenté pagar la deuda de la droga. He comprado más de lo que deseaba y ahora siento que no puedo pagarte de regreso.
—No solo eso, has pedido protección ante las otras mafias pero mi protección vale mucho. ¿Te has puesto a pensar cuantos hombres de mi mafia te protegen por nada de dinero a cambio?
—Lo pagaré, lo prometo. —Aclaro el hombre, algo anciano, asustado.
Sus manos estaban elevadas como sus brazos extendidos en el aire. No quería que le disparará pero si no había otra opción, lo haría sin más.
—No me interesan tus promesas, hoy era el último día. Te di un maldito mes, ¿Dónde está el dinero ahora?
—Ya no lo tengo.
Viruz ladeo la cabeza y soltó un pequeña risita ronca mientras se gira a ambos lados para observar a sus hombres reír con él. Pero pararon cuando el hombre de máscara elevó su revolver hacia el hombre de deudas.
—Ya ha pasado un tiempo pero ahora estoy aquí. —Soltó para luego disparar una mano de ese tipo. El pulso y la puntería jamás le fallaba.
Claro que ese hombre gritó con todas sus fuerzas. Un disparo en la palma de su mano no era fácil de llevar por el dolor que le generaba.
—Por favor, Señor Viruz. Deme un segunda oportunidad.
—¿Debería?
El hombre asistió decidido pero su miedo le provocaba temblores en la cabeza como todo su cuerpo miedoso. Sus lágrimas caían por sus mejillas porque el dolor que sentía ya no podía quejarse. Debía aguantarlo frente al mafioso.
Viruz lo pensó un poco.
—Te daré una segunda oportunidad. Veré qué tan leal puedes ser conmigo.
—¿Es un objetivo que debo cumplir? —Soltó el hombre con sus lágrimas recorriendo aún más su rostro y su sonrisa forzada de dolor.
—Si pero antes de continuar déjame ayudarte con tus lágrimas.
—Oh, Señor Viruz gracias.
Pensó que Viruz le entregaría un pañuelo de seda suave que tenía en su bolsillo de traje. Intentó tomarlo cuando esté se acercó pero el mafioso fue más rápido y tomó su cabello en un puño para luego estrellar todo su rostro en un golpe contra el escritorio.
Fue brusco pero muy violento. Hizo que la nariz de ese hombre resultará herida con una fractura y un sangrado que comenzó a salir al cabo de unos segundos después.
Chasqueo la lengua cuando lo vio quejarse del dolor, y continúo con su segunda oportunidad.
—Eso te hará reflexionar un poco y ordenar tus neuronas.
El hombre asintió un poco mientras su mente se volvía oscura como su visión al nublarse por un golpe tan fuerte y menos esperado. Se cubrió la nariz entre sus manos cuando el dolor se lo indicaba que lo hiciera mientras sus oídos escuchaban.
—Te diré que harás para no ganarte la muerte. —Tomo un respiro y continúo. — Mañana en la noche tendrás que llevar mi droga en grande cantidades hacia la siguiente ciudad. Si no cumples con esto, tu familia recibirá una carta negra. Estarán marcados para siempre, lo único que los persigue es la muerte. Tu eliges. Cumplir o no.
Aquel dueño del restaurante se inclinó sobre el escritorio, agradeciendo con una reverencia hacia ese hombre misterioso que le brindaba una falsa segunda oportunidad.
Mientras ese hombre se mantenía inclinado sobre el escritorio, Viruz llamó a uno de sus miembros con una seña para que se acercará y cuando lo hizo, a su oído susurró «Afloja las turcas de las ruedas de su vehículo, quiero que tenga su peor accidente.»
El miembro solo se alejó de él en camino al vehículo, saliendo de la oficina como si nada hubiera pasado.
—Debo retirarme, tienes tu segunda oportunidad y yo mis ganas de ver qué tan leal eres.
Detrás de la puerta de la oficina, Jimin podía oír perfectamente pero tuvo que fingir hacer algo más cuando un miembro salió de ella y lo observó dudoso de lo que hacia hasta que se marchó finalmente.
Solo volvió a escuchar pero cuando lo hizo tuvo que alejarse de nuevo cuando los pasos múltiples se aproximaba a la puerta nuevamente y Viruz salía de esta. Su máscara se giró hacia el rubio que le daba la espalda en el medio del pasillo y lejos de la puerta.
Se quitó observando a ese extraño rubio hasta que se marchó lentamente, seguido de sus miembros detrás.
Nuevamente, cuando bajó de las escaleras, su cuerpo caminó por detrás de Jungkook pero este nunca lo supo cómo tampoco sintió la mirada Viruz en su nuca hasta salir del lugar.
Ese azabache solo podía ver su reloj cada cierto tiempo esperando por Jimin, quien se alejó con la excusa de ir al baño, mientras bebía sorbos largos de agua.
Lo negó cuando se tardaba más de lo habitual o comúnmente de lo que una persona podía tardar.
Iba a ponerse de pie y buscarlo pero fue justo en ese segundo cuando el rubio llegó a la mesa con una sonrisa encantadora. Él se la regresó gustoso de verlo de nuevo.
—¿Ya nos vamos? —Jungkook asintió ante su pregunta y ambos se marcharon juntos esa noche a sus respectivas casa.
Cada uno por su camino.
𝐕𝐈𝐑𝐔𝐙
—¡Oficial Park, acercase por aquí! —Un oficial rápidamente llamo aquel rubio que iluminaba el bosque frío y oscuro de la noche siguiente.
Corrió hasta dónde debía, sus ojos se abrieron de sobremanera cuando se encontró con más de veinte cuerpos desnudos y con símbolos en sus espaldas. Estaban sin vidas arrojados por todo el lugar del bosque como hojas.
Esparcidos y congelados por la fría nieve.
—Tiene que ser un puta broma.
Sus espaldas dejaban un mensaje de un dibujo de una calavera negra dentro un círculo del mismo color.
Movió su linterna y iluminó aún más el lugar mientras caminaban entre los cadáveres del suelo, esquivó cada uno con mucho cuidado.
Solo tenía que ver hasta donde llegaban aquellos cuerpos pero el camino se terminaba allí pero realmente no. Su curiosidad lo llevo aún más, adentrarse en el bosque fue la mejor idea que tuvo su intuición.
La iluminación circular de su linterna en el lugar oscuro le mostró un cadáver totalmente torturado sin sus ojos en sus cuencas y casi quiso vomitar cuando las entrañas de este se espacian por el suelo mezcladas con una carta negra entre ellas.
Caminó un poco hasta ese cadáver o lo poco que quedaba de él y tomó la carta con algo de asco por tantos órganos.
Atrapó su linterna debajo de su brazo y abrió la carta. No había ningún sobre por más que sus dedos buscarán pero si algo sólido y en granos pequeños, algo como arena...
Fue así como giró ese sobre negro y de el comenzó a caer como cascada arena negra, extremadamente negra.
Soltó la carta vacía y la iluminó en el suelo junto a toda la arena negra que se encontraba espaciada por el mismo.
Arena negra, cadáveres y símbolos de calaveras negras.
Tenía que ser un maldito y cruel quien estaba detrás de todo esto pero sabía quien podría serlo.
—¡Jimin! ¡Ven!
Corrió nuevamente cuando el médico forense lo llamo con todas sus fuerzas.
Cuando llegó a su lado, Jungkook estaba de cuclillas frente a un cadáver y luego elevó su mano hacia Jimin, enseñándole una placa de identificación de oficiales.
—No puede ser.
—Es un oficial de los nuestros, Jimin.
Jimin solo podía mostrar molestia y impotencia. Habían pedido uno de los suyos, quien claramente estaba siendo un oficial encubierto pero fue descubierto y castigado con un muerte nada agradable.
—Ponlo en una bolsa mortuoria como a todos, Por favor. —Jungkook asintió y se colocó los guantes de látex rápido.
Jimin se alejó de la escena del crimen con ganas de vomitar y lleno de impotencia por no poder ser un buen jefe. Solo perdió a un oficial de los suyo y eso era demasiado fuerte para él.
Solo demostraba que no podía defender a los suyos.
Caminó hasta el vehículo de patrulla cubriendo su boca con ganas de vomitar pero no lo hizo. Solo se recargó sobre este y respiró hondo.
[...]
Su mano tomó rápidamente la pieza blanca de la reina, del tablero de ajedrez. La movió en diagonal hasta el rey del oponente contrario y sonrió cuando fue un jaque mate.
—Jaque mate.
Viruz sonrío burlón hacia Jane mientras está solo soltaba un pequeño bufido al mismo tiempo que inclinaba su frente sobre sus brazos cruzados apoyados en el escritorio. Estaba cansada de que siempre su jefe le ganará pero estaba feliz cuando lo veía con al menos una sonrisa.
Solo podía contemplar el rostro descubierto y concentrado de este mientras sus manos cubiertas de guantes negros colocaban de regreso todas las piezas de ajedrez sobre el tablero para otra partida.
—¿Juegas nuevamente?
—¿Bromeas? Me haces jaque mate en menos de un minuto todo el tiempo con diferentes técnicas. Ya no puedo adivinar tus movimientos.
—Solo una más.
—Olvídalo.
Viruz solo soltó una pequeña risilla. Entrelazó sus manos debajo de su mentón y la observó.
—Esta bien, supongo que fueron muchas por hoy.
Su mano intentó tomaba el rey de Jane pero está también lo tomó a la misma vez, encerrando con su mano los dedos de Viruz.
Los ojos de ese hombre se movió lentamente hacia ella pero está solo lo observó algo asombrada y sonrió algo tímida.
—¿Quieres tomarla? Adelante.
Alejó su mano cuando ella lo tomó por completo pero sus labios no respondieron su respuesta.
—Tu te ves como él, un rey.
—No creo que sea como él. Estamos hablando de poderes diferentes, ¿Crees que tengo el mismo poder que él? El mucho más que yo.
—Para mi eres un rey.
Eso hizo pensar a Viruz quien mantuvo su mirada sobre el tablero de ajedrez pero volvió a observarla con una mirada oscura. Su sonrisa ladina expandieron las pupilas de Jane y eso significó más que una admiración hacia él.
—Ya creo que tengo suficiente con los juegos cuando acabamos de jugar ajedrez.
Pero no quería que se fuera. Él sólo se puso de pie, pronto se marchará y ahora podía rodear el escritorio para salir de la oficina pero se detuvo ante el comentario de esa mujer.
—No miento cuando digo que la admiración puede inclinarse hacia algo más.
—Por ahora solo quiero esto.
Y si más, se fue. La puerta se cerró y Jane mejor tuvo que perderse en un tablero con muchas tantas piezas de ajedrez mientras sus pensamientos abrazaban su mente.
Era tan arromantico.
𝐕𝐈𝐑𝐔𝐙
Los días pasaron, la secuencia de la muerte del dueño del restaurante estaba por ocurrir.
Los vehículos oscuros perseguían, por la carretera, el vehículo de ese hombre. Muy pronto tendrían que asesinarlo.
Tantos vehículos de la mafia aumentaron su velocidad para atrapar y interponerse en el camino del hombre.
Este se asombró cuando muchos vehículos más, se encontraban impedían el paso sobre la carretera. Solo tuvo que pisar los frenos de su vehículo para ser sacado de su asiento de conductor y ser arrojado al suelo con violencia.
Estaba rodeado, todos los vehículos rodeaban el suyo en la carretera oscura como la noche.
Tenía miedo ¿Qué ocurrió para que ahora tenga que sufrir esta situación?
Viruz fue su respuesta cuando lo vio perfectamente salir de su limosina negra.
—Creí que las tuercas de las ruedas de tu vehículo se iban a romper en cualquier momento. Tienes buena suerte.
—Señor Viruz, creí que era una segunda oportunidad.
—No cuando mis oídos escuchan tu traición.
Viruz caminó con rapidez hasta él solo para patear su abdomen, luego lo vio como se retorcía en el suelo de dolor y sin una pizca de aliento.
—¿Tr-traición?
—Pedir protección de otra mafias mientras me cumples no es una buena idea. Reflexiona.
—No- no, se confunde, jamás pediría una protección de mafias enemigas.
—Que mal, ya lo supe antes.
Viruz hizo una seña con sus dedos. Era hora de la casería.
Cada miembro de su mafia tomó un hacha de sus vehículos y caminaron hasta el hombre que se encontraba en el suelo, frente a Viruz, con miedo que su propio cuerpo demostraba al temblar.
—Perdóneme.
—Es hora de correr.
[...]
Patrullar las carreteras de noche no era algo que deseaba pero debía hacerlo. Tenía que admitir que le tenía mucho miedo las carreteras oscuras.
No sabía que tipo de persona o animal podía encontrarse allí fuera. Solo conducía a baja velocidad mientras sus ojos observaban a diferentes puntos y los árboles que se encontraban a lado de la carretera era más miedosos de ver.
Demasiadas películas de terror hicieron que su mente tenga el descaro de imaginar rostros blancos detrás de los árboles y en la oscuridad. Negó cuando estaba pensando mucho y no en su trabajo.
Las luces del vehículo iluminaron cada metro que la carretera tenía y en la oscuridad de la distancia, sus ojos se enfocaron en movimientos extraños de siluetas oscuras.
Freno su vehículo cuando no podía avanzar más. Quería saber que había allí pero no lo hizo mucho cuando las luces traseras de muchos vehículos, los cuales aceleraron cuando vieron que un vehículo de patrulla se aproximaba a ellos.
Jimin rápidamente bajo de su vehículo, tomó su pistola y linterna para luego comenzar a correr hacia ellos pero fueron más rápidos. Solo había un pequeño vehículo con su puerta abierta y un camino de sangre hasta el bosque de a lado de la carretera.
Iluminando el rastro del líquido carmesí, confirmo que continuaba dentro y entre los árboles pero estaba demasiado oscuro para adentrarse allí. Lo más posible era un asesinato.
No confiaba nada en eso vehículo. El conductor no se había en ningún lugar y la sangre parecía una prueba.
Corrió hasta su vehículo para subirse y avanzar un poco más hacia el vehículo abandonado. Apagó el motor pero nunca las luces y bajó nuevamente.
Tenía que examinar ese vehículo. Abrió el maletero de este, y creyó que encontraría algo pero solo fueron simples herramientas de construcción.
Examinó por dentro pero nada se encontraba allí.
Utilizó su radio para pedir refuerzo pero fue en vano, su cuello fue rodeado por un brazo y su boca fue cubierta por la textura de un guante.
—Suelta eso sí no quieres morir asfixiado.
—No creo- no creo que el conductor de este vehículo este vivo si tú estás aquí.
Pero su brazo desnudo, adorado completamente de tatuajes, ejerció un poco más de fuerza logrando apretar el cuello de Jimin.
Solo le quedaba dejar su radio nuevamente para luego llevar ambas manos a su brazo para intentar quitarlo. Su aire pronto sería robado y no quería otra vez pasar por la misma situación.
—Eso es.
Pero realmente Jimin pensó que era listo. Intentó tomar su arma de policía pero tan pronto lo intento, fue totalmente un error, Viruz lo empujó al mismo tiempo que tomaba su arma y luego lo apunto.
—Suelta eso, no sabes que lo haces. —Dijo Jimin volteándose hacia a él con brazos en alto.
—¿Por qué debería? Realmente la disfruto.
—Los refuerzos pueden venir si no respondo mi radio o comunico cada detalle que veo.
—No creo que me veas tan tonto, Park. Tú eres su jefe, no se preocupan tanto por ti, tu te preocupas más por ellos.
Eso fue un puñal en su pecho. Realmente le ofendió que hablara de su trabajo como si lo supiera todo.
—Eso no es verdad.
—Yo digo que si.
Sus ojos observaron como ese hombre de máscara sonriente se alejaba un poco mientras aún lo apuntaba fijamente. Este se movió hacía el vehículo abandonado y sin dejar de apuntar, una de sus manos libre intentó buscar papeles o información del conductor, dueño de este.
Jimin no pudo evitar arquear una ceja confundido.
—¿Qué demonios haces? —Intento avanzar hacia Viruz pero este lo apunto aún más.
—Shh, solo me robó la evidencia. Los oficiales como tú utilizan cualquier detalle para sus casos, no me sorprende.
—Eso es ilegal, no puedes robártela.
Viruz salió del vehículo cuando tuvo la evidencia de los papeles de ese hombre, los guardó en su traje y luego se tomó un tiempo en pensar un poco.
Cuando supo que quería hacer, caminó sensual y masculino hasta Jimin, quien lo miró de arriba abajo pero sus ojos rápidamente volvieron al arma.
—¿Alguna vez me has visto hacer algo legal?
—Mmh.. ¿No?
—Obvio que no.
Y tan pronto estuvo frente a Jimin, su mano libre golpeó con fuerza el abdomen de este, quitándole todo el aire y provocando que el rubio solo tuviera que inclinar su cuerpo hacia adelante.
—Hijo de p-
—Ay cuando lo siento, ¿No tienes aire? Quizás si llamas a ese médico tuyo, pueda darte algo de respiración boca a boca.
Pero solo lo enfureció un poco. Siempre que lo pronunciaba su nombre, su mente comenzaba a oscurecer. No quería que nada le sucediera y si alguien era mencionado por Viruz, estaba claro que pronto iba a ser asesinado.
Solo se abalanzó sobre ese hombre, no le importaba si recibía algún daño, pero el contrario lo golpeó con su propia arma en toda su mejilla, aún así no se detuvo.
Ambos cayeron sobre el capó del vehículo totalmente en una batalla de golpes. El arma voló lejos y Jimin golpeó el rostro Viruz sin importar si la máscara era un obstáculo para su puño. Está se partió un poco en la parte de su ojo azul.
Ese ojo fue su debilidad, su mirada fue fría y penetrante.
—No te distraigas, me gusta sentir el dolor de una buena pelea.
No pudo pensar demasiado, su cuerpo estaba debajo de ese mafioso y sobre el capó.
— Solo eres otro criminal de mi colección, pronto tendrás que estar detrás de una prisión.
Su ojo descubierto demostró un poco de enojo como su ceja arqueándose.
—¿Una prisión? Solo sigues soñando.
Y en menos de un segundo, sus manos rodearon el cuello del aquel oficial. Su fuerza fue tanta que pronto podría perder toda su posibilidad de seguir coincidente.
—Jamás, espero que te pudras pronto. Los planes están sucediendo muy bien.
—¿Qué?
Su fuerza disminuyó y su rostro fue golpeado nuevamente por ese rubio.
Viruz retrocedió sobre sus pasos tomándose la máscara. No quería perderla por un golpe pero poco a poco está comenzó a romperse.
—Muestra tu rostro, Viruz.
Nunca supo cuando ese oficial volvió obtener el arma que le pertenecía. Solo sonrío tétrico cuando ni siquiera podía verse su sonrisa pero su yo le impulsaba hacerlo.
Su arma lo apuntaba pero igualmente el miedo de morir no existía en él.
—No me pidas eso, Park, aún no tenemos tanta confianza como para que me la veas.
—¿Así que existe confianza para verte el rostro? Esa mujer debe mirarte mucho, ¿Verdad?
—Mas de lo que tú intentas.
Su pequeña risilla hizo que Jimin lo golpeara un poco más. Su arma golpeó su máscara un poco más.
Su mejilla ahora estaba descubierta. Podía ver su ojo de color y su mejilla. Faltaba tan poco.
—¿Por qué no te defiendes? Siempre me golpeas cuando te defiendes, ahora dejas romper tu máscara a golpes.
—Sera que pronto la verdad se acerca.
—Eso quiero verlo pronto pero cuando estés bajo arresto.
—Aun me queda algo por hacer antes de caer en prisión.
Jimin no entendió a lo que se refería, su mente jamás le advirtió de el movimiento rápido que Viruz hizo hacia su cuerpo. Todos sus sentidos se nublarse cuando su cuerpo chocó contra el contrario. Su brazo fue jalado con violencia.
Era tan extraño abrazar a un policía en medio de la carretera, sus manos viajaron desde sus cabellos rubios, por su espalda hasta su culo, dónde apretó un poco y Jimin solo se asombró.
¿Qué carajos le pasaba a su mente? Su cuerpo no reaccionaba aún teniendo su arma en su mano, la cual, se cayó al suelo. Él la dejó caer.
—Vi-
Pero no se espero que un golpe en su abdomen nuevamente provocará que la realidad lo azotará nuevamente. Viruz solo quería las llaves de su vehículo.
Luego intentó golpearlo de regreso pero aquel mafioso fue más rápido y pateó tu pierna, provocándole una caída al suelo.
—No me gustan los hombres, no tienes chances si no tienes unos buenos senos.
Solo sacudió las llaves del auto y pateó el arma cuando Jimin quiso tomarla del suelo.
—No tenías que robarlas así. Eso- eso no me hizo bien.
Viruz soltó una pequeña risita cuando vio el notable bulto entre sus pantalones, en los pantalones de ese policía en el suelo.
—No me digas que te gustan los hombres. Además de policía, tienes inclinación al sexo masculino y que casualidad soy hombre. ¿Por qué no haces la vista gorda y me dejas libre por ser hombre?
—Mis gustos están fuera de mi trabajo.
—Entonces jamás seré suave contigo.
Solo vio como el zapato de Viruz se aproximaba a su rostro solo para patearlo. Solo sintió todo el dolor en su semblante.
No pudo evitar cubrir su rostro de dolor, sus ojos dejaron escapar lágrimas de dolor mientras sentía como su labio inferior estaba sangrando. Sus oídos solo funcionaron ese instante.
Escucho como corría hasta su vehículo de patrulla, encendía el motor y se marchaba a toda velocidad sin importarle si Jimin se moría allí o tenía un desmayo como el que sufrió minutos después.
Tanta crueldad tendrá su castigo. Eso pensó Jimin antes de dejar su mente en el pozo oscura que en el que su coincidencia caía.
Iba a vengarse de él pero tenía que ser de una buena manera.
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