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Capitulo Huit: Rostro de maldad.

장. 8.
Evil Face.

El martillo del juez golpeó dos veces cuando la condena de Viruz llegó a un acuerdo de que sería lo suficientemente larga con muchos años para remediar todos los daños hechos en la sociedad, también en el país y leyes violadas que había incumplido.

Eso no lo provocó nada a Viruz. Estar en prisión ni siquiera lo hacia sentir diferente. Solo observó de reojo a Jimin, quien lo observó con orgullo y burla.

Tenía que agradecer que tenía las manos esposadas, podía golpearlo si deseaba. Odiaba su maldita cara feliz por lo que le estaba sucediendo ahora mismo.

Solo fue jaló de sus brazos esposados y luego fue empujado al frente de todas las personas presentes. Oficiales, periodistas y cámaras de prensas, cuyas estás filmaban la noticia tan esperada por el país.

Aún contenía su máscara de gas para el momento más indicado.

Jimin se puso de pie y caminó hasta él pero mantuvo las distancia entre ambos, luego dio la señal para que su rostro fuera descubierto.

No supo cómo fue su expresión luego de borrar la que tenía por orgullo. Sus ojos se asombraron como su mente. El mismo impacto entro en su mente y este mismo fue la causa que detuvo sus pensamientos más seguros que ahora se encontraban indecisos o inseguros.

Todo su mundo se dio vuelta, su respiración se agitó y su corazón bombeo más fuerte. Está no es la realidad que estaba seguro de vivir.

El rostro de Viruz era como el de Jungkook. Era idéntico. ¿Debía decir acaso que era Jungkook? ¿Debía decir que Viruz era idéntico a Jungkook o simplemente ambos eran solo un hombre? No lo supo en ese momento, solo estuvo confundido.

—¿Jungkook...?

—¿Quién carajos es Jungkook? —Viruz solo demostró una expresión de confusión y burla.

Sus ojos eran diferentes a Jungkook en cuanto al color pero su forma era exactamente igual como todo su rostro. La diferencia en el, era que la maldad se demostraba demasiado como la sonrisa de burla ante Jimin.

—¿Sucede algo, señor Park? Creí que deseabas ver mi rostro ¿No es por eso que también me persigues? —Viruz intentó avanzar hacia él con intenciones no muy agradables pero fue jalado hacia atrás por los oficiales.

No tenía palabras para él. Sus ojos siguieron a ese hombre siendo jalado por los oficiales que pronto tendrían que encerrarlo en la prisión hasta que su condena terminara.

𝐕𝐈𝐑𝐔𝐙

El camión de criminales apagó su motor cuando llegó a su destino. La prisión de máxima seguridad para criminales buscados. No tenía forma fácil de escapar.

Aunque dudaba si iba hacerlo, después de todo, desde que no observó a su mafia fuera de la iglesia, supo que fue abandonado.

Observó las esposas de sus muñecas y su uniforme gris de prisionero. Se sentía realmente disgustado por llevar esas prendas.

Bajó del camión detrás de todos los prisioneros como él y caminó en una fila hasta adentrarse en la prisión.

Los pasillos eran decorados con barrotes de celdas que se encontraban ocupadas por criminales que gritaban cosas obscenas hacia él. Rodó los ojos al escuchar cada uno de sus halagos nada agradables.

Su celda estuvo frente a sus ojos como la puerta de barrotes que fue abierta para luego ser empujado y arrojado dentro como si fuera solo pedazo de basura. Se giró un poco para ver cómo cerraban la celda y se burlaban de él mientras golpeaban los barrotes con sus macanas de policía.

Luego se alejaron de allí, dejándolo completamente solo en la oscuridad de su celda.

Lo único bueno era que tenía al menos una cama donde dormir para él sólo. Se recostó en ella y bufó cansado de saber que ahora todos los días de su vida serían iguales como el mismo lugar.

[...]

Jimin caminó pensativo hasta la celda de Viruz. Lo observó dormir plácidamente aunque estuviera en un lugar nada agradable.

El sueño siempre evadía los momentos donde nunca estamos bien. Viruz se evadía en sueños, solo para no ver dónde se encontraba y cuál era su realidad. Se la pasaba durmiendo todo el tiempo y apenas comía.

Pero no podía dejar que duerma todo el tiempo. Tenía que hacer sus tareas estando aquí y comer como todos los prisioneros. No lo iba a dejar morir de hambre.

Abrió la celda, luego la cerro tras él con llave mientras escondía las llaves en su traje. Se acercó a pasos lentos y se puso de cuclillas para observar su rostro relajado al dormir.

Tenía que estar loco al decir que le parecía demasiado atractivo. Su rostro perfilado y a la vez se veía como un bebé tierno pero también podía ser muy varonil si lo deseaba. Ni hablar de su cuerpo fuerte y musculoso. A simple vista, se veía como hombre fuerte, capaz de luchar sin problemas.

—No puedo creer que tanta belleza tenga tanta maldad.

—Es verdad. —Su sonrisa ladina y sus ojos cerrados, daban la señal que estaba despierto sin demostrarlo.—Pero ¿Qué demonios haces halagando mi apariencia?

—Nunca lo haría.

Jimin se alejó rápidamente, retrocedió sobre sus pasos hasta salir de la celda y le sorprendió un poco que ese hombre no intentará escapar, solo lo observó permanecer recostado aún en su cama mientras sus ojos, ahora abiertos, lo observaban en la distancia.

El rubio lo observó un poco más.

—En unos minutos, será la hora del almuerzo, será mejor que prepares tu cuerpo y mente. Muchos están dispuestos a conocerte como también molestarte un poco. —La sonrisa de burla de Jimin no era nada buena cuando explicaba eso.

Viruz solo rodó los ojos. No le asustaba ver a otro prisioneros. Quizás sean rudos con él por ser nuevo pero sabía cómo debía defenderse. No tendría piedad.

[...]

Caminó con una bandeja metálica y vacía para la desagradable comida que debía recibir sobre está. Se dirigió hacia un barra y espero por su turno. Cuando esté llegó, recibió una comida nada agradable para sus gustos y mostró una mueca de asco hacia el chef, quien limpió la mucosidad de su nariz con su ropa antes de sonreír desagradablemente.

Solo se volteó en busca de una mesa vacía solo para él. Todas estaban ocupadas por muchos criminales que no perdían tiempo en voltear a mirarlo con ojos llenos de perversión, cinismo y sobre todo, curiosidad para querer hacerle maldades pero también se sentía juzgado por ellos.

Observó a cada uno de estos. Sus cuerpos llenos de tatuajes, cortes de cabello para nada lindos y perforaciones en su rostro como todo rebeldes que se creían.

Viruz caminó entre las mesas en busca de una vacía, ignorando los asquerosos piropos y silbidos que todos esos desagradables prisioneros expresaban con sus asquerosas bocas. Solo mantuvo su mueca de disgusto todo el tiempo hasta encontrar una mesa vacía toda para él.

Se sentó lejos de todo creyendo que comería esa comida pero en verdad, deseaba morir de hambre antes de consumirla. Solo la observó y luego elevó su mirada lentamente al sentir como todos lo observaban. Nunca bajo su mirada porque solo parecía divertido hacer competencia de miradas con todos. Le estaba demostrando que no le tenía miedo a nadie allí solo por ser nuevo.

Jimin podía observar todo detrás de los barrotes que cerraban como puertas en el comedor de la prisión. Solo se cruzó de brazos cuando quería dar la apariencia de no estar pensando en lo que su mente le demostraba.

«Mierda, ¿Cómo puede una persona tan malvada como él ser tan atractivo?» Pensó Park.

Era tan extraño. Fue hace unos días la última vez que vio a Jungkook y ahora siente que lo está observando en una prisión cuando días antes era un médico pero era imposible pensar así. Sus ojos eran diferentes como su forma de actuar.

Esos ojos profundos de color diferente, ahora lo observaban divertidos y con ganas de cometer algún mal comportamiento.

«No lo hagas.» fue lo que el movimiento de labios le dijo en la distancia Jimin a Viruz. Pero este último nunca logró su cometido cuando tres prisioneros más grandes que él se sentaron a su lado con intenciones perversas.

Las manos de uno de ellos comenzó acariciar las piernas de Viruz, subiendo a sus muslos gruesos. Eso molestó mucho al dueño de ellos al punto de alejarse un poco con un rostro realmente molesto.

—Eres muy precioso como para estar en esta prisión.

Sus dedos acariciaron los cabellos azabache de Viruz como si fuera una muñeca más que un hombre. Obviamente, Viruz le provocó un poco de asco tenerlo cerca, solo se alejó un poco pero otro prisionero se acercó a él, siendo acorralado entre dos cuerpos más grandes que él.

—Es verdad, muy precioso y seguro no tiene quien lo proteja aquí. Podemos protegerte si tú nos das algo a cambio.

Ahora podía sentir como una de sus mejillas eran acariciadas y luego de eso alejó su rostro rápidamente de esos toques nada agradables.

Todos observaban y sus susurros bajos entre ellos eran detestables. Viruz aún podía oírlos pero ni siquiera tenían el valor para ayudarlo de la situación que estaba pasando. Cierto, nadie aquí era valiente. En una prisión todos eran como bestias y animales que solo peleaban por sus territorios. Nunca usarían sus neuronas para nada y la empatía por los demás no existía en un sitio así. Solo importa uno mismo.

Todo se terminó cuando el muslo de Viruz fue apretado y eso le provocó demasiado enojo. Odiaba que lo tocaran y más en una situación dónde no quería que lo hicieran como ahora.

No importaba si la bandeja de comida estuviera totalmente llena, la tomó y con ella golpeó el rostro de uno de los prisioneros que tocó su muslo. Ese golpe provocó que este se alejara con un dolor en su rostro.

Todos se asombraron pero luego se vieron a ellos mismos gritando por más pelea cuando el otro prisionero restante tomó de los brazos a Viruz, intentando retenerlo pero este último fue más rápido y golpeó, con la parte trasera de su cabeza, la nariz del tipo logrando soltarse rápido del agarre.

El tercer prisionero intento atacarlo y lo logró. Su espalda chocó sobre la mesa y le dolió mucho el abdomen cuando recibió un golpe muy fuerte justo en esa zona, sacándole un poco de su aire pero se recuperó rápidamente gracias a la adrenalina que recorría por su cuerpo.

Los oficiales de policía interrumpieron la situación y Jimin solo se asombró tanto que al acercarse a la situación, no sabía que hacer. Solo se le ocurrió tomar a Viruz y colocarle las esposas en un movimiento rápido.

—Voy a destrozar tu linda cara, perra.

Fue lo que dijo el primer prisionero golpeado por Viruz, quien se tomaba aún su rostro algo enrojecido por el golpe. Pero Viruz solo sonrío burlón y fue empujado por Jimin fuera del comedor.

En una mesa contraria, tres prisioneros observaban todo y se miraban entre ellos con asombro mientras asentían por el buen espectáculo. Luego sonrieron divertidos mientras sus ojos seguían a Viruz desaparecer en la salida del lugar.

—Nada mal, quizás un poco de eso es lo que nuestro equipo necesita. —Fue lo que dijo uno de ellos, cabello pelirrojo y sonrisa algo cuadrada.

—¿Deberíamos verlo a solas en el baño? Es el mejor sitio para lo que piensas. —Responde un castaño de cabello corto y tatuajes en su cuello mientras jugaba con su comida.

Pero el pelirrojo solo ladeo la cabeza echándole un vistazo a su compañero y luego sonrío cómplice junto a ellos.

[...]

—Por un momento creí que eras Jungkook pero el no sería capaz de hacerme esto.

Viruz solo se encontraba recostado sobre su cama en la celda mientras en el lado de afuera de esta se encontraba Jimin cruzado de brazos con su uniforme de oficial.

Era otro día, otra pesadilla para el azabache cuando tenía que soportar todos los gritos y peleas entre prisioneros. No parecían humanos, era más como monos salvajes.

Recostó su cabeza sobre sus brazos cruzados debajo de esta y observó el techo de la celda aburrido de todo lo que sucedía.

Jimin lo miró dudoso. Echó un vistazo a todos lados antes de acercarse un poco a los barrotes de la celda y lo observó mejor.

Por alguna razón, su mente le indicaba que ese hombre parecía demasiado tranquilo en un lugar como este. Seguramente estaba tramando algo y por eso se veía tan dócil.

—¿Piensas en algo? Si tramas escapar, entonces te equivocas.

Pero Viruz sonrío ladino sin demostrar sus dientes y solo cruzó sus piernas extendidas. Pensó que podía responder pero sería demasiado obvio responder eso.

Analizó cada respuesta que tenía en su mente.

Si respondía a eso con un «No es lo que tramo» era evidente que si trataba de escapar aunque en lo profundo se moría de ansias de confesar pero sería difícil luego salir de este sitio si sabían su plan. Y luego, sabía que no tenía que expresar que si iba a escapar cuando seguramente Jimin ya sabía que todos los prisioneros mueren por escapar.

Pensó y pensó.

—¿Acaso tienes un libro para brindarme? Muero de ganas de leer, hace que mantenga mi tiempo ocupado en aprender.

—Que raro eres. Usualmente otros prisioneros exigen hacer una llamada o un abogado. Jamás ví un convicto como tú pedir eso.

Pero el azabache giró su cabeza hacia él lentamente y lo miró neutro, esperando que fuera por un libro.

Jimin bufó cansado mientras rodaba sus ojos y esperó por algún tema en particular por lo que le gustaría leer.

—Solo... un libro, no importa de que.

Y sin negarse por primera vez, el oficial rubio se giró y se marchó en busca de un libro en un biblioteca situada en algún lugar de la prisión.

El tiempo que transcurría, le dio un perfecto tiempo al azabache para moverse por la celda pero fue sorprendido por otros tres prisioneros que se aproximaron a su celda y lo llamaron por su número de identificación de prisionero.

—¡Hey 808! ¿Qué crees que haces?

Viruz se giró hacia él lentamente y lo observó fijamente a los ojos pero no fue por mucho tiempo cuando también desvío su mirada a los dos prisioneros restantes.

—¿Qué es lo que quieres? No me interesan los hombres si es por lo que vienes. Mi culo no le pertenece a nadie y no le pertenecerá a nadie jamás.

—Oh no hombre, no eres mi tipo pero si mi interés para el equipo.

—¿Interés? No pienso hacer favores si es que quieres o si deseas que sea tu ciervo.

—Tienes mucha desconfianza.

El prisionero pelirrojo con una bandana en su cabello, sonrío y tomó los barrotes entre sus manos acercándose más.

—No confío en nadie aquí, todos queremos el mismo objetivo y es escapar. Quizás me juegues una mala jugada y me dejes aquí, no gracias.

Viruz sonrío burlón y luego camino lentamente hacia los barrotes, y se enfrentó en una guerra de miradas junto a ese desconocido.

Pero otro prisionero de ojos felinos fue quien interrumpió todo. Su voz fue segura y no temió en decirle algo cuando sentía que Viruz podía intimidar fácilmente.

—Eres demasiado precavido y piensas demasiado pero si tenemos el mismo objetivo ¿No te parece un buen juego escapar juntos?

—¿Y por qué no lo han hecho aún? —El azabache ladeo su cabeza y lo observó fijamente.—¿Esperaban por un hombre como yo para poder escapar?

—Buena pregunta pero lo comprenderás mejor si te reúnes con nosotros en el baño, quizás cambies de opinión cuando escuches que es lo que tenemos en mente. Escapar no es tan fácil como pensarlo.

No tenían mucho tiempo para hablar. Jimin regresaría pronto pero se tomó unos segundos para observar mejor a esos prisioneros y luego asintió mientras apretaba los barrotes entre de sus manos.

El pelirrojo frente a él sonrío fríamente y se acercó un poco mejor a Viruz.

—¿Dos colores? Joder, solía creer que solo era un color por dos ojos. Sin dudas, eres diamante entre tanto bronce aquí. —Pero Viruz no temió a sus palabras por más cínica que era la expresión de ese prisionero. Y luego lo continúo escuchando.—Quiero que sepas que si pasas mi prueba en el baño, serás parte de esto pero antes quiero saber si tú mente es capaz de ser poderosa como las nuestras...

El azabache sonrío levemente ante eso. Cuando oía la palabra «mente» todos sus aprendizajes era dignos de volverlo orgulloso y capaces de subir su propio ego.

Sus miradas conectaron y ambos sabían que tipo de control mental llevaban. Sus apariencia no podían decir como sus mentes eran pero si podían esconderlas gracias a ella y hasta que el peligro no los enfrentará, ellos jamás demostrarían que mente sádica se convertirá.

—¿Un grupo? Espero no aburrirme dentro.

—Créeme que si eres tan bueno como tus palabras y desconfianza, entonces te divertirás. —Y tan pronto lo dijo, el pelirrojo se señaló y luego señaló a los demás prisioneros a su lado.— Taehyung, él es Yoongi y él Hoseok. No los olvides.

—Jeong- Viruz.

Aunque Tae percató ese error en decir su nombre, lo dejó pasar por esta vez. Solo hizo un gesto de saludo antes de marcharse lo antes posible cuando vio perfectamente como Jimin giraba al final del pasillo en camino a la celda de ese azabache.

Jimin se encontró en el camino a ese grupo de prisioneros pero jamás se percató que posiblemente habían hablado con Viruz, solo se detuvo un poco para observarlos fríamente pero ellos lo observaron cálidamente y mordiendo sus labios encantados de verlo allí hasta que desaparecieron al final del pasillo.

Negó rápidamente, luego se acercó hacia el azabache quien estaba recostado sobre los barrotes pero dándole la espalda al rubio.

Jimin observó el libro que traía en su mano y suspiró.

—Tengo el libro.

Viruz se giró lentamente para observarlo pero luego desvío su mirada hacia el libro y rápido extendió su mano para recibirlo.

Su expresión sería cambió en cuando recibió el libro y su confusión se demostró en todo su semblante.

—¿Es en serio? ¿El principito? No tengo apariencia de niño.

Viruz se colocó enserio y luego quiso arrojarlo pero su molestia tan pronto apareció, se esfumó cuando pensó que tenía que tener buen comportamiento.

—Es un buen libro cuando deseas aprender, quizás aprendas un poco de buenos sentimientos y ser mejor persona.

—Seguro... Lo voy a leer en tu nombre y luego creeré que soy el principito mientras te asfixio debajo de mi.

Sus palabras realmente se notaban molestas cuando hablaba entre dientes acercándose al rostro del oficial pero si no estuvieran los barrotes entre ellos, seguramente se hubiera lanzado encima del mismo

—Eres tan tierno pero creo que seguirás soñando con eso porque jamás pasará. Ponte a leer.

Y sin más, Jimin se giró hacia el frente y le dio la espalda aquel hombre que no le agradaba pero Viruz bajo su mirada por todo su cuerpo para luego retroceder sobre sus pasos con una sonrisa lasciva.

Tomó asiento en el cama, luego se recostó sobre está mientras abría aquel libro con ganas de arrojarlo lejos pero se dio una oportunidad de leerlo por primera vez.

𝐕𝐈𝐑𝐔𝐙

—Creí que eras él por un segundo y todo lo que interactuamos fue mentira.

—Realmente puedes ver qué no es así.

Jungkook sonrío ante Jimin.

Realmente no fue fácil aceptar su visita en su oficina de jefe de oficiales. Luego de todo eso, creyó que nunca le daría una oportunidad de hablar.

Jungkook se removió en su asiento y tomó la taza de café sobre el escritorio mientras observaba a Jimin con detenimiento.

—¿Cómo se que no eres él disfrazado de "Jungkook"?

—Realmente no se cual es tu problema. —Responde Jungkook y luego le da un sorbo a su café antes de continuar.—Me evitas, me ignoras y luego me dices que soy idéntico a él pero créeme que no soy él. Seguro te confundes.

—Entonces como explicas esto...

Jimin sacó debajo de su escritorio un archivo de información de Viruz y su foto de prisionero. Jungkook se detuvo en seco, observó fijamente la fotografía de ese criminal sin máscara y todo su mundo se volvió irreal.

Intentó formular alguna oración para responder pero sus labios se mantuvieron abiertos y sin creer lo que observan sus ojos marrones.

—No- ¿Quién es? —Su tono temblaba y su rostro no demostraba otra expresión que no sea de asombro.

Jimin sonrío levemente, luego respondió fuerte y claro.

—¿No es obvio? Parece que son dos hombres idénticos ¿No sabes si tienes un gemelos? Querido Jeon.

Jungkook negó y volvió a colocar la taza de café sobre el escritorio lentamente para intentar tomar el archivo pero Jimin se lo arrebató antes de todo.

—Lo siento, yo no sabía que existía alguien similar a mi.

—¿Similar? Eres idéntico. —Jimin realmente demostraba la molestia en su rostro—Aún no puedo creer que ocultes la verdad. Dime, ¿Tu sabias que existía un gemelo idéntico a ti que era criminal? Yo creo que si.

—Yo creo que no. Ni siquiera sabía de su existencia sin máscara, y madre jamás me mencionó un hermano gemelo. Una coincidencia.

—Coincidencia, coincidencia y coincidencia. Me aburre la coincidencia cuando debes responder con la verdad.

Pero Jungkook no sabía que responder realmente cuando solo buscaba pretextos falsos para escapar. Sin dudas, se sentía entre la espada y la pared.

No tenía nada que confesar pero si estaba demasiado sorprendido con una realidad y verdad que le provocó vivir en una realidad irreal.

Pero Jimin lo observaba con ganas de encerrarlo en una celda si es posible pero por suerte no tenía crímenes cometidos.

Una realidad que no entendía aún.

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