⁰³
ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ③
𝚎𝚜𝚝𝚛𝚊𝚝𝚎𝚐𝚒𝚊 𝚎𝚜𝚌𝚛𝚒𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗 𝚜𝚊𝚗𝚐𝚛𝚎
La estrategia de Haruko había sido un completo éxito.
Los infectados habían sido aplastados con las vigas, se retorcían entre ellas con insistencia. Sin embargo; el grupo fue más rápido, movilizándose para ir por el joven de cabellos negros e irse del lugar para alcanzar a Nanami.
— El desgraciado está loco. — Dice Choso sonriendo de lado.
— ¿Siempre es así?. — Pregunta Mahito apretando su tabla de madera contra su pecho.
— Yep. — Contesta Satoru. — Una vez se agarró a golpes por un profesor que estaba acosando a una compañera.
— Cierto. — Secunda Geto. — Se fue a la dirección con una sonrisa. Tenía el labio abierto y los nudillos hechos un desastre. Fue épico.
— Suena como alguien muy fuerte.
— Lo es.
Haruko se encontraba lleno de sangre, sus manos estaban llenas de heridas y clavos.
— De morir así, hubiera mandado a Nobara a Tokio. — Murmuró entre hilos de sangre.
Parte de la construcción había caído sobre su cuerpo asfixiándolo, estaba seguro de que se había roto unos cuantos huesos.
Sus dedos trataron inútilmente de liberar su cuerpo pero no consiguió nada. El punzante dolor en su pierna me hizo pensar que tal vez algo la atravesaba.
No quiso mirar, se limitó a cerrar los ojos conteniendo los ligeros quejidos que abandonan sus labios al intentar moverse.
Su oído se agudizó escuchando varios pasos, temió lo peor y en un intento desesperado reunió todas las fuerzas que tenía para levantar aquella viga que presionaba su cuerpo.
"Muévete Haruko. Nobara te está esperando"
Se dio ánimos a sí mismo y con una resistencia casi inhumana logro quitarla de su cuerpo.
La vista no fue la mejor. Su pierna estaba atravesada por una varilla realmente grande y la sangre salía a montones.
Los pasos se acercaban y la euforia se apoderó una vez más de su cuerpo dándole ese impulso para poder levantarse y en un acto brusco quitar aquella varilla de su pierna.
El grito que soltó fue demasiado doloroso, los pasos se seguían acercando. Tomó su nueva arma y apuntó hacia la puerta donde el esperaba el golpe.
En rápidos movimientos vio una alta figura adentrarse al cuarto, apretó la varilla entre sus manos preparándose para el ataque.
— ¿Por qué mi hermano todavía no llega?. — Pregunto una muy enojada Nobara ante el trío de adolescentes.
— Es una situación complicada, pequeña. — Intentó disuadir Riko.
— ¡Pero el dijo que no iba a tardar!
Para suerte de Nanami y su grupo, la distracción de Gojo había sido perfecta pues en su camino, ningún infectado había atacado.
— ¡Quiero a mi hermano!.
Los gritos de la niña alertaron a los dos menores restantes que al notar la ausencia de sus tutores también comenzaron a llorar.
— ¡¿Dónde está Choso?! ¡Quiero a mi hermanito!
Yūji empezó a patalear al igual que Nobara, eran niños pero eso no significaba que fueran tontos.
Sabían que algo andaba mal pero nadie les decía nada y eso los habían sentirse frustrados.
Nanami trato inútilmente de calmarlos, en realidad él también estaba alterado. Sus amigos estaban ahí, arriesgando su vida para darles algo de tiempo.
— No tardarán. — Dice Shoko mordiéndose las uñas. — Solo debemos ser pacientes.
— Pero- — Trato de rebatir Nobara pero el sonido de la puerta siendo abierta los alertó.
En un rápido movimiento Nanami se puso frente a los niños, sus manos tomaron una lámpara que estaba a su alcance con toda la intención de lanzarla.
— ¡Espera rubio!. — Gritó Choso entrando junto a Mahito y Geto.
Los brazos del rubio se relajaron notablemente pero sus emociones no, ahí faltaban dos personas importantes.
— ¿Dónde están Haru y Gojo?. — Cuestiono Kento y las miradas de los recién llegados bajaron.
— La construcción se derrumbó. — Habla Mahito ante el silencio de ambos pelinegros. — Kugisaki nos dio tiempo suficiente para irnos pero-
— No hables de él como si estuviera muerto. — Rebate Geto mirándolo con seriedad.
— La cuestión es que el estaba en la construcción cuando se derrumbó... al igual que Gojo.
Escuchar esas palabras fue un balde de agua fría para todos, sus rostros mostraban un pánico inminente.
Nobara apretó los labios y sostuvo el suéter de su hermano con fuerza. — Entonces mi hermanito esta...
¿Muerto?
En fin.
¿Cómo están?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro