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O1O

Wonyoung acomoda su blusa para que su escote luciera más. Arregla su cabello —el cual alació hoy por la mañana— frente al pequeño espejo que tiene dentro de su casillero. Se aplica brillo labial por último y cierra la puerta, dirigiéndose a donde está cierto alfa rizado, acomodando sus cosas.

—Hola, Sunghoon. —pasa sus manos por sus pantalones ceñidos y sonríe.

El pelinegro la mira, pasando su vista por todo su cuerpo, luego parpadea un par de veces y vuelve a su tarea de ordenar sus libros. Su rostro es neutro, sin ninguna expresión especial, pero su mandíbula está apretada fuertemente.

—Mi celo se acerca... Y me preguntaba si-

—No. —cierra su casillero, poniéndose la mochila sobre el hombro.

—Pero-

—Muévete, necesito resolver algo. —habla grueso y ella, asustada, se hace a un lado.

Sunghoon camina, con humo saliendo de sus orejas, gruñe internamente cuando su alfa también lo hace, celoso ante la escena frente a sus ojos. Sunoo está abrazando a Heeseung, él desconoce la razón, no la quiere conocer. Pero lo que sí quiere es que se suelten en éste mismo instante.

—¡Sunghoon! —Sunoo chilla cuando es jalado hacia atrás. Lo reconoce por su olor y brutalidad.

—Mierda, Sunghoon, puedes lastimarlo así, o al bebé. —su primo dice, alarmado.

—Nunca le haría daño a mi cachorro. —olfatea el cabello de Sunoo, lo más discreto que puede.

En los últimos días su olor se había intensificado, volviéndose más dulce y adictivo. Era eso o que cada vez su celo estaba más cerca.

—Como digas. —el omega se aparta, arreglando su cabello. —Estaba hablando con Heeseung de su cumpleaños.

—Haré una fiesta, el viernes de la próxima semana, daré invitaciones y eso.

—¿Por qué te abrazaba?

—Porque quise. —cruza sus brazos, desafiante. En realidad parecía más un gatito rogando por caricias que algo intimidante.

—Ajá, si, vamos, Sunoo. —Sunghoon toma de la mano al castaño, comenzando a caminar.

—¡Nos vemos después, Heeseung, para la asesoría! —le grita, siendo arrastrado por el pasillo. —Me lastimas el brazo. —se suelta del agarre fuerte del alfa.

—Lo siento.

—Eres muy brusco, no quiero que seas así con el bebé.

—No lo seré.

Sunoo hace un ruido, no muy seguro.

—¿Por qué te molesta verme con tu primo? es mi amigo. —soba su brazo.

—Porque no me gusta.

—Pero no es-

—Me pone celoso, ¿ya? —revela, con los ojos oscurecidos.

—No tienes por qué. Tu mismo dijiste que no soy tu omega, entonces yo tengo que buscar un alfa.

—No buscarás ningún alfa.

—Entonces... ¿soy tu omega? —pregunta, esperanzado.

—No. Pero no lo harás al menos hasta que el bebé no haya nacido.

—Okay. —juega con el borde del suéter del alfa, ese que era su favorito y le dio en su casa.

Sunghoon aclara su garganta, cambiando de tema.

—Quería pedirte que-

—¿Vaya al baile contigo? —pregunta Sunoo, esperanzado.

—¿Qué? no. Quería pedirte que me acompañaras a la feria del pastel que llegó.

A Sunoo se le iluminan los ojos. —¿Cómo una cita?

Sunghoon rueda los ojos.

—¿Quieres que lo sea?

—Si, por favor. —junta sus manos, moviendo su cuerpo de lado a lado.

—Está bien, entonces. —responde, indiferente.

—¿Cuándo?

—El sábado está bien.

Sunghoon toca la puerta y Sunoo abre lo más rápido que pudo. Está muy emocionado, tendría una cita con el alfa y eso le daba esperanzas.

—Hola, Hoon. —susurra, con las mejillas rojas. —¡Adivina que!

—No sé, ¿es malo?

—No, pero sí vergonzoso. —alza su camisa, mostrando la orilla de sus pantalones, es un elástico que le da soporte a su panza de casi 6 meses.

—Pero son más cómodos, ¿no?

—Si, no aprietan y no le hacen daño al bebé.

—Te quedan bien. Ahora vamos, o no alcanzaremos entradas para el show.

—Iré a avisarle a mamá.

Sunoo va con su madre a decirle que Sunghoon había llegado por él. Seungjin le dice a su hijo que se cuide de las malas personas, el omega deja la casa prometiendo que lo hará.

El viaje en auto es callado, pero Sunoo se muestra particularmente emocionado. Nunca dejó de sonreír o chillar. A su diferencia, Sunghoon estaba nervioso. Esperaba que el idiota de Jay estuviese haciendo las cosas bien. Oh, por cierto, el auto era de Joonsuk, y felizmente se lo prestó a su hijo cuando escuchó que era para darle un paseo al omega, también le dio un poco de dinero pero eso nadie debe saberlo.

Compran las entradas y son muy baratas. Hay muchos puestos donde venden pasteles, hay platos con pedacitos de éstos para probar. A Sunoo le brillan los ojos al ver tanto dulce junto.

—¡Quiero probar todos!. —aplaude, mirando alrededor, decidiendo cual iría primero.

Sunghoon suspira, tocando sus sienes, pensando si esto había sido una buena idea.

—Vamos por aquí. —el alfa indica, caminando a un puesto de pasteles de chocolate.

Una beta muy amable los recibe, dándole muestras para probar. Sunoo gime al sentir los sabores en su boca, ella les da una pequeña explicación sobre cómo ellos son elaborados, el omega oye todo, bastante interesado en el tema. Sunghoon sólo mira su reloj, repetidas veces.

—Mira, Sunghoon. Ahí dice que si ganas el juego te dan un gran pedazo de cheesecake.

—Que bueno. —contesta, desinteresado.

—Quiero que juegues para mi. —lo empuja hasta el puesto.

—No lo haré, mejor te lo compro.

—Así no es divertido. —patea el piso. —Así es romántico.

—No quiero que sea romántico.

Un puchero se forma en los labios del más bajo, haciendo que el alfa rodara los ojos.

—Eres un puto chantajista. —paga un boleto para el juego.

Sunoo aplaude feliz.

Para su buena o mala suerte, Sunghoon gana. Le entregan su premio, y si, era un gran pedazo de pastel. Es pesado y Sunoo apenas puede sostenerlo. El pelinegro mira su reloj, alarmado. Las ocho de la noche.

—Vamos o llegaremos tarde.

Lo lleva hasta una carpa que dice "la historia del origen del pastel" y Sunoo bufa.

—No quiero ver eso, es aburrido, quiero conseguir más pruebas.

—Cállate y entra que no me prestaron el lugar para más.

Abren las cortinas y entran, el lugar está oscuro y las luces se prenden, apuntando a la pantalla. No hay nadie más que ellos y todos los lugares están vacíos.

—¿Ya? —Sunghoon grita y pregunta a la vez.

Una pancarta, pintada a mano cae sobre la gran pantalla, y en ella está escrito "Perdón por ser idiota, no puedo evitarlo" Sunoo se ríe sin entender.

—¡Heeseung! —grita, enojado y pronto la risa de este se escucha.

Ahora si, otra pancarta cae. Esta es mejor y la letra es más bonita, y se lee: "¿Quieres ir al baile conmigo?"

Sunoo abre sus labios, llevando sus manos a sus mejillas. ¿En verdad Sunghoon había hecho eso para él? ¿para impresionarlo?

—Dijiste que dirías que sí.

Sunoo asiente, feliz y sintiendo las pataditas de su bebé. Abraza a Sunghoon y un poco incómodo, el alfa también se lo devuelve. Detrás de las cortinas, puede ver a su primo contando unos billetes y dándoselos a Jake, quien sonríe gustoso.

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