O15
—¿Cómo vas con Sunghoon? —Heeseung mete la cuchara al bote de helado de fresa.
Sunoo encoge sus hombros.
—Ha estado de gruñon.
—¿Alguna razón en especial?
—Ha conseguido un nuevo trabajo, por la noche. No duerme bien y le pone de mal humor.
—Me imagino.
—Además... Ayer llegaron los resultados de la Universidad local. —tuerce la boca.
—¿No fue aceptado?
—Pasó el examen pero no le dieron un lugar porque estaban excediendo el límite de alumnos. Fue una mierda, eso lo dejó peor.
—Lo siento por él.
—Está triste, aunque diga lo contrario.
Han pasado tres semanas desde que salieron de vacaciones. Jay, Jungwon y Jake estaban en el viaje de graduación, así que el único amigo disponible era Heeseung. Su compañía era agradable y a Sunoo le divertía.
—¿Qué harán para vacaciones?
—Probablemente nada. Sunghoon seguro trabajará todos los días.
—¿Y tú?
—Me quedaré aquí, con él. No quiero salir de paseo mientras él trabaja día y noche, literalmente. No es justo.
—¿Aún sigue con la idea de que no trabajes?
—Ahora si no puedo hacerlo. Casi no aguanto mucho tiempo en una posición, me cansó mucho y la espalda me mata.
—Ouh, lo siento.
—Está bien. Valdrá la pena.
—Mierda, esto debería ser sorpresa pero... El tío Joonsuk está organizándote un Baby shower con mi familia. Si te dicen, actúa sorprendido y no digas que la cagué.
—¿De verdad? —sonríe, achinando los ojos. —Que lindo de su parte.
—Él es así.
Ellos siguen platicando de diferentes cosas, Heeseung le cuenta sus planes para las vacaciones y le dice que si gusta, se puede unir a él. Dan las siete de la noche y Sunghoon llega, luciendo cansado y harto de todo.
—¿Qué haces aquí? —ni un saludo ni nada, sólo una pregunta hostil para su primo.
—Haciéndole compañía a Sunoo, nada más.
—Ya puedes irte, entonces.
—Sunghoon, no tienes que ser grosero. —el omega le dice, regañándolo.
Sin prestar atención, el pelinegro va a la cocina para prepararse algo de cenar.
—Te dejo, Sunoo. Nos vemos después. —lo abraza cortamente, para después salir e irse.
Suspirando, Sunoo camina a la cocina con los pies hinchados.
—No tienes por qué ser así con él.
—¿Qué hacía aquí?
—Él te dijo, sólo me acompañaba.
—No quiero que venga cuando no estoy.
—Sunghoon, mira... No me gusta Heeseung, ¿okay? me gustas tú.
—Ya lo sé.
—¿Entonces por qué eres así? —alza la voz. —Acepté ser tu omega, acepté que ataras la flor en mi muñeca. Sunghoon, ¿Por qué dudas de mí?
—No dudo de ti.
—¡No confías en mí!
—No se trata si confío o no, ¡mierda!
—¡¿Entonces de qué mierda se trata?!
El alfa suspira, agarrándose de la encimera.
—Iré a dormir. —guarda las cosas que antes estaba usando.
—Se acabaron las vitaminas.
El pelinegro saca dinero de su bolsillo y lo pone en la mesa, yéndose.
Sunoo hace un ruido con la boca, tomando el dinero. Va por su abrigo que está en la sala, antes de salir. Necesitaba distraerse.
En el supermercado toma un carrito para apoyarse ahí y caminar con comodidad. Dentro pone leche de sabores, jugos de soya para Sunghoon y un poco de pan para sándwiches. Con todo listo, va a la caja a pagar. Poniendo todo en la cinta negra de la caja, un coche choca con el de él.
—Perdón, fue un accidente. —una rubia teñida le dice. Parece tener la misma edad que él, o tal vez unos cuantos meses más grandes.
—Está bien, no te preocupes. —le sonríe.
—Oh, Dios. —se acerca, abriendo sus labios. —Estás embarazado.
—Eso me temo.
—Es encantador, ¿de cuánto estás?
—Casi 7 meses.
—Es niño, ¿verdad?, puedo olerlo. Yo tengo una nena.
—Debe ser lindo. —asiente, sonriéndole de nueva cuenta.
—Son veintidos con diez, amigo. —la cajera dice, interrumpiendo.
Sunoo paga y espera por el cambio.
—Nos vemos por ahí...
—Jiwon. —ella dice, estirando su mano.
Sunoo la toma, agitándola suavemente.
—Sunoo. —él se despide, tomando sus bolsas y yéndose.
Cuando ya ha tomado sus vitaminas y se ha cambiado la ropa para dormir, entra a la cama, acostándose al lado de Sunghoon.
—¿Sunoo?
—Sigue durmiendo, Hoon. Todavía es de noche. —abre los brazos del alfa para envolverse en ellos.
Se acomoda bien, contra el caliente cuerpo de Sunghoon. Ama dormir así con él. Cuando por fin el sueño comienza a inundar su cuerpo, oye un sollozo a su lado y, mierda, es Sunghoon.
—¿Sunghoon? ¿estás bien, amor?
—N-no
—¿Qué está mal? —le habla con cariño, acariciando sus mejillas.
—Es que, siempre soy un idiota contigo y tú sólo eres muy bueno.
—Tranquilo, Hoon. Ya está bien, el trabajo y lo de la uni te tienen así.
Sunghoon sorbe su nariz, asintiendo.
—Aún así, perdón.
—Está bien, Sunghoon, no estoy molesto.
—Y sobre lo de Heeseung...
—Después hablaremos de eso. Ahora necesitas descansar, ¿vale?
—Okay. —las pequeñas manos de Sunoo secan sus lágrimas.
—¿Por qué no trabajaste hoy, sin embargo?
—Están fumigando el bar. Volveré en dos días más.
—Mejor. Mereces descansar.
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