Querida Hürrem, lamento no haber cumplido mi promesa, meses después de tu partida nuestro querido Cihangir partió con allah.

Su enfermedad aumento luego de tu muerte y finalmente su sufrimiento ceso cuando cerró sus ojos.

Soy una mala amiga que no pudo cuidar a tu hijo, espero ambos se encientre en la otra vida y que sean muy felices junto a Mehmet.

Nukhet se poso en medio del harem y escucho los cánticos que daban inicio a la fiesta, desde que Hürrem había fallecido paso un año, un año en que Cihangir había partido y en el que Süleyman había envejecido el doble que ella.

—Madre, tengo noticias. - Mahşa se acercó rápida a ella, su amada hija poseía un matrimonio feliz y una familia numerosa —Bayaceto ha iniciado una disputa con Selim y con Iskender.

—Ese mocoso idiota - Nükhet suspiro —Hürrem lo detuvo una vez, pero una segunda no existe.

—¿Qué piensas hacer? Irá a Manisa a enfrentarse a ellos, recuerda que Selim está ahí de visita.

—Envía una advertencia a Iskender, estamos celebrando la victoria que tuvo el imperio, no puedo irme en medio de esto.

—¿Y padre?

—Salió al mercado. - Mahşa asintió.

El bullicio del mercado era algo que molestaba a Süleyman, pero escuchar las opiniones de los mercaderes era algo que le gustaba.

—¡Esta belleza de cabellos como fuegos esta en quinientas monedas! - Süleyman se acercó al bullicio, si aquella mujer era tan solicitada es porque era hermosa. —¡Hermosos cabellos rojos y mirada azulada! ¡Es la última que nos queda!

Süleyman se tuvo al verla, era como ver a Hürrem en su juventud.

—Te doy diez veces el precio por ella - dijo sin dudarlo, el mercador asintió feliz y so las cadenas que la retenian.

—Le aseguro que la joven es virgen y es muy hermosa, dicen que es como la difunta Hürrem, una belleza.

—Si, claro - Süleyman miro a la joven y comenzó a caminar —Sigueme.

—¿A donde me lleva? -Süleyman se sorprendió por su perfecto turco —Llevo meses aquí, se el idioma señor.

—Te cambiaré la vida - la joven asintió. —¿De donde vienes?

La joven dudo un momento y luego respondió. —De Polonia señor. - Süleyman pareció sorprendido.

—Que coincidencia.

La joven observo el enorme palacio frente a ella, al bajar del carruaje pudo notar que su comprador no era simplemente un comerciante.

—Lleven a esta joven a revisión, que mi esposa la prepare - dijo el mayor antes de ingresar, una mujer de ropas coloridas la tomó del brazo y la hizo caminar.

—¿A donde me llevas? ¡me duele el brazo!

—No grites y no causes alboroto - dijo y la guió por los enormes pasillos. —Fakrya hatun, que la revisen y que se bañe, luego lleven la con su alteza.

La joven lucho con sus fuerzas, las mujeres ante ella la obligaron a sentarse y le abrieron las piernas, una vez comprobaron su virginidad la dejaron bañarse.

Todas murmuraban sobre ella, ya limpia su belleza se dejó vislumbrar, por algún motivo a algunas les recordaba a alguien.

—Ponte esa ropa y sigueme  - la mayor le lanzó un vestido blanco con rojo y salió.

La pelirroja se coloco el vestido y acomodo un poco su cabello, había mentido sobre su país de origen pero que la compararan con la gran Hürrem era un honor.

—Vamos -dijo la mujer una vez ella salió —Al llegar harás una reverencia y no alzarás la cabeza, no hablaras a menos que ella te lo pida y no seas grosera.

—¿Es una prisión acaso?

—Este es el palacio de su majestad el Sultán del mundo, Süleyman el magnífico  - la joven sonrió y la siguió. —Ya sabes que hacer - tocó la puerta dos veces y luego ingreso.

—¿De que se trata Fakria?

—Esta joven fue traída especialmente por su majestad, nos ordenó bañarla y traerla ante usted.

Nukhet bajo la vista de su libro y observo a las dos visitantes, Fakria había ingresado con una joven de cabellos rojos a sus aposentos, la duda la invadió.

—Fue traída por su majestad.

—Acércate y alza la vista, quiero verte. - la joven frente a ella se acercó y alzó la cabeza, Nükhet quiso reír al verla pero mantuvo su rostro sereno, Süleyman quería suplantar a Hürrem a toda costa, la culpa lo carcomia. —¿Cual es tu nombre?

—Es Alexandra - Nükhet soltó a reír.

—Déjame adivinar ¿De Polonia? -la joven asintió. —Que coincidencia.

—Todos dicen lo mismo - contesto —Su alteza es hermosa.

—Cuida como le hablas hatun, ante ti tienes a la Haseki de este imperio.

—Así como yo llegue, ella también lo hizo.

—Dale un vestido rojo, y arreglala de forma sencilla, que vaya hoy.

—Bien Sultana- la kalfa tomó del brazo a la joven y salió con ella.

—Süleyman cada día más senil, ¿una sustituta de Hürrem? - negó varias veces –Vigila de cerca su comportamiento y sus conexiones, que no de noticias jamás - Nür asintió y salió —Veremos hasta donde nos lleva esto.

El consejo recibía visires nuevos cada cierto tiempo, Rüstem se encargaba se revisar si alguno de ellos era necesario para ayudar a su esposa y a su suegra para obtener el trono.

Desde Mahmud paşa, hasta Isfendiyar el esposo de Raziye sultan, todos eran hombres que servían fielmente a la haseki.

—El es Silhatar paşa - Süleyman lo presento ante todos —Fue Bey de Egipto y ha regresado a la capital para tomar el puesto del difunto Ahmed.

Silahtar paşa era un hombre misterioso, Rüstem no había podido descifrar de que bando estaría pero estaba seguro de una cosa, aquel hombre no era una ayuda, era una derrota.

Nükhet paseo por el jardín a como habia acostumbrado, le gustaba pasar en soledad algunas horas al día.

—¿Qué hace ese hombre aquí? Este jardín es exclusivamente para la familia real.

—¡Agha!  - Nürhan se apresuró hacia el.

—Lo siento sultana - el hombre se reverencio —Soy Silhatar paşa, la estaba buscando.

—¿Me estabas buscando?

—Quería conocer en persona, quería darle mi apoyo con el príncipe  - Nükhet lo miró fijamente  —Y decirle que es muy hermosa.

—Gracias, tomare en consideración sus palabras de hoy, ahora retírese, si alguien más lo ve lo acusarán de invasión.

—Claro sultana- el hombre se reverencio y salió.

—Atrevido  - Nükhet suspiro —No deseo verlo nunca, asegúrate de que Rüstem busque sus antecedentes, es mejor deshacerse de ellos de raíz.

Empezamos fuerte.

Doble capítulo, pendientes.

Mis redes.