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Capítulo 4

Wang Yibo y Xiao Zhan salieron de la oficina del director Lu, mano a mano, listos para enfrentar el futuro juntos. A pesar de la expulsión y el despido, no se sentían derrotados. Al contrario, se sentían más unidos que nunca, pero eso no significaba que no se sintieran impotentes... impotentes por ser incapaces de demandar cuando las leyes mismas no harían absolutamente nada por ellos.

—¿Qué vamos a hacer ahora? —le preguntó Yibo a Xiao Zhan, mientras caminaban por el campus.

—No lo sé —respondió Xiao Zhan, compungido—, pero lo que sí sé es que no voy a dejar que la sociedad nos diga qué debemos hacer. Vamos a luchar por nuestro amor, y vamos a encontrar una manera de estar juntos.

Yibo sonrió orgulloso de él, sintiendo un gran amor aún más grande por Xiao Zhan por su valentía.

—Tienes razón —le dijo—. Vamos a hacerlo.

De repente, se escucharon pasos detrás de ellos. Era Chen Jun, un compañero de clase de Yibo; un Delta menudo y alto, de cabellos castaños y ojos marrones.

—Yibo, profesor Xiao —inició haciendo una reverencia completa, jugando con sus manos con nerviosismo y recuperando el aliento por haber corrido hasta ellos—. Lo siento mucho. Soy el responsable de aquel mensaje a tú teléfono Yibo y, también, fui yo quién esparció los rumores que estaban en una relación cuando no me constaba. Cuando lo hizo no me contuve y le conté a todo el mundo luego de escuchar la conversación del director Lu.

—Chen Jun —susurró Yibo, sorprendido.

Nunca tuvo problemas con el Delta pero entendía su comportamiento, después de todo, en un mundo donde los Gammas y Deltas son escasos y la suela a la que pizar por las jerarquías restantes, el resentimiento y los celos eran absolutamente normal entre los dos rangos marginados.

Con la cabeza colgando al vacío y una postura llena de humillación, era reconocible que sin importar su condición Delta, quienes eran tan orgullosos y tenaces como un Alfa, estuviese pidiendo disculpas.

—No sabía que el director Lu iba a tomar medidas tan drásticas, ¡perdónenme por favor! —suplicó.

Yibo se encogió de hombros, sus feromonas no mentían, Chen Jun en verdad estaba arrepentido.

—No importa —le restó importancia—. Ya hemos tomado una decisión. Vamos a luchar por nuestro amor.

Chen Jun asintió con una sonrisa, incorporándose y mirándolos a los ojos con cierta admiración.

—Me parece increíble lo que están haciendo. Quiero ayudarlos, ¿puedo unirme a ustedes y ser de ayuda?

Yibo y Xiao Zhan se miraron, sorprendidos por la oferta de Chen Jun. Pero luego, asintieron.

—Claro —le dijo Yibo—. Cuanto más seamos, más fuertes seremos.

Y así, los tres se unieron con un pensamiento en mente, listos para enfrentar el futuro y luchar por su derecho a amar, a hacer libres sin importar la casta.

—Tenemos que hacer algo para cambiar la opinión de la sociedado —argumentó Chen Jun dispuesto a luchar también por su propia libertad—. No podemos dejar que nos juzguen por nuestras decisiones y castas. Un Alfa no está obligado a tomar como compañero exclusivamente a un Omega y viceversa, como tampoco, los Gammas deben ser tomados solo por Deltas o Betas, es absurdo.

—Tienes razón —opinó Yibo—. Pero no sé cómo hacerlo. La sociedad es muy conservadora.

—No importa —se unió Xiao Zhan a la conversación, entrelazando sus dedos con su pareja—. Vamos a encontrar una manera. Vamos a hacer que nuestra voz se escuche.

Y así, los tres comenzaron a trabajar en un plan para cambiar la opinión de la sociedad. Yibo había sido expulsado y Xiao Zhan despedido pero la Universidad era pública y mientras la seguridad no les impidiera el paso, podían acceder con libertad. Comenzaron a hablar con otros estudiantes, a compartir su historia y a concienciar sobre la importancia de la aceptación y el respeto.

Pero no todos estaban de acuerdo con ellos. Algunos estudiantes se opusieron a su causa, y comenzaron a difundir rumores y mentiras sobre ellos.

—Son unos fenómenos —decían—. No deberían estar en nuestra escuela.

Yibo, Xiao Zhan y Chen Jun se sintieron devastados por las críticas, pero no se dieron por vencidos. Sabían que tenían razón, y que su lucha era justa.

—Vamos a seguir luchando —decretó Yibo—. ¡Vamos a hacer que nuestra voz se escuche!

Los tres continuaron su lucha, enfrentando obstáculos y desafíos en el camino.

A una semana de la injusticia contra Yibo y Xiao Zhan, mientras repartían folletos en el campus, se les acercó un grupo de padres de familia. Eran los padres de algunos de los estudiantes que se oponían a su relación y su afán de libertad.

—Ustedes son una vergüenza —les dijo uno de los padres—. No deberían estar en esta escuela, corrompiendo a nuestros hijos con su comportamiento inmoral.

Yibo y Xiao Zhan se sintieron atemorizados, pero no se dieron por vencidos.

—No estamos haciendo daño a nadie —Yibo fue el primero en responder, altanero como su casta—. Solo queremos ser felices.

Pero los padres no les escucharon. Comenzaron a gritarles insultos y a lanzarles objetos. Ante tanto alboroto, Chen Jun llegó furioso y se defendieron como pudieron, pero fueron superados en número.

En ese preciso instante donde la situación era incontrolable, el director Lu se hizo presente, ya que había sido informado de la situación y el griterío no podía pasar de imprevisto.

—¿Qué está pasando aquí? —exigió saber, con una mirada severa.

—Estos... estos fenómenos inmorales están corrompiendo a nuestros hijos —dijo uno de los padres, un Alfa para variar.

El director Lu se sintió avergonzado.

—Lo siento —se disculpó, haciendo una reverencia hacia los padres indignados—. No puedo permitir que esto siga pasando en mi escuela, quédense tranquilos.

El director Lu se acercó a Yibo, Xiao Zhan y Chen Jun, con una expresión implacable.

—Les prohíbo el acceso a la Universidad de Chongqing a partir de este momento —decretó para festejo de los padres—. No quiero ver sus caras por aquí nunca más.

Yibo y Xiao Zhan se sintieron impactados. Sabían que ya habían sido expulsados y despedidos, pero no esperaban que les prohibieran el acceso a la universidad y, además, en su afán de ayudarlos, Chen Jun también fuese afectado.

—¿Por qué? —exigió Yibo, rojo de ira. Aún no le decía a sus padres de su situación ni de su relación con un Alfa, lo mínimo que buscaban él y Xiao Zhan era ser incorporados de nuevo o, al menos, uno de ellos, pero esa esperanza había sido pulverizada—. No hemos hecho nada malo.

—Ustedes son un ejemplo negativo para nuestros estudiantes —respondió el director Lu—. No quiero que corrompan a nuestros jóvenes con su comportamiento inmoral y animal.

Xiao Zhan enfureció.

—¡Eso es injusto! —gritó, perdiendo los estribos y posicionándose frente a Yibo—. Tenemos derecho a estar aquí, igual que cualquier otro.

Pero el director Lu no les escuchó.

—La decisión es final —sentenció—. Si intentan entrar a la universidad, llamaré a la seguridad y los haré arrestar, y ya sabes lo que las leyes y el consejo les harán. Estoy siendo demasiado benevolente.

Y con eso, Yibo, Xiao Zhan y Chen Jun se dieron cuenta de que su lucha por el amor y la aceptación iba a ser aún más difícil de lo que pensaban.

No obstante, a pesar de las dificultades y la oposición de la sociedad, Yibo y Xiao Zhan se mantuvieron unidos. Su amor creció cada día más fuerte, y decidieron seguir luchando por su derecho a estar juntos de una manera más privada.

Su relación se hizo más profunda y apasionada con el pasar de las semanas y decidieron tomar el siguiente paso. Porque cuando un Gamma se enamoraba y elegía a su pareja, era para toda la vida, no existía otra opción, tal vez era apresurado, no llevaban ni un mes de novios pero estaban decididos.

—Estoy cansado de esta ciudad —comentó Yibo, mientras caminaba con Xiao Zhan por el parque—. Todos nos juzgan y nos oponen solo porque somos de diferentes jerarquías. Según las leyes y la misma naturaleza, incompatibles.

—Lo sé —respondió Xiao Zhan, abrazándolo—. Pero no podemos rendirnos. Tenemos que seguir luchando por nuestro derecho a estar juntos.

—¿Y si nos mudamos a otra ciudad? —sugirió Yibo—. Un lugar donde nadie nos conozca y podamos empezar de cero.

Xiao Zhan se detuvo en seco y lo miró incrédulo.

—¿Crees que sea posible? ¿Que podamos dejar atrás todo esto y empezar de nuevo?

—¿Por qué no? —Yibo sonrió, embriagándose con su aroma a cuero y madera—. Somos jóvenes, somos libres. Podemos hacer lo que queramos.

—Creo que no estás pensando razonablemente, Yibo. Es una idea algo cobarde pero muy comprensible dada las circunstancias que hemos pasado para estar juntos pero, ¿qué pasa con tus padres? Ni siquiera me conocen y están muy decepcionados de ti porque les dijiste que dejaste la Universidad por voluntad propia cuando no es así.

Mostrándose culpable y egoísta, Yibo aceptó que las palabras de su novio eran muy ciertas.

—Zhan-ge, ¿quieres conocer a mis padres? —la solicitud tomó con la guardia baja a Xiao Zhan.

—¿Ahora?

—Sí, Xiao Zhan, ahora —decretó Yibo con una sonrisa risueña, colgándose del cuello del Alfa y lanzándose a sus delgados labios, besándolo con todo el amor que existía dentro suyo.

Y a decir verdad, era mucho.

Riendo, Xiao Zhan asintió mientras lo besaba con fervor y posesión, apresando su cintura con fuerza, sin ganas de soltarlo nunca.

Porque su amor crecía a límites insospechables, como una llama que ardía cada vez más brillante, iluminando el camino hacia un futuro más brillante y aceptante para todos.


Conocer a los señores Wang, ¿qué creen que pase ahora? ¿Será una buena idea?

Yessie.

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