
9
El castaño sintió como Peggy se posición a un lado junto a él y no pudo evitar endurecer su mandíbula logrando expresar el disgusto que sentía por tenerla ahí, simplemente ya no podía retener más sus sentimientos reprimidos.
—Habla—la voz fría salió de forma natural, ya no intentó disfrazar nada. Su actitud frívola salió a flote.
—Yo...—encontrar las palabras correctas no era fácil, ella siempre había tenido carácter pero ahora todo parecía diferente— por error escuché tu discusión con Steve.
Tony se giró y mostro una sonrisa llena de cinismo.
—¿Enserio?—se cruzó de brazos mientras intentaba analizar la postura de la castaña. Tony nunca había sido alguien fácil de tratar, mucho menos cuando actuaban en su contra o sentía amenazas alrededor de él— No soy estúpido Margaret, no me subestimes—sus palabras eran firmes sin una pizca de titubeo.
—No sé a qué te refieres Tony, no soy el tipo de persona que piensas—buscó la mirada del castaño pero él la ignoro—. Sé muy bien cuál es la postura de Steve, jamás busque algo que no estuviera claro.
—Y me alegra que sepas que Steve está casado, ¿te imaginarías si lo ignoraras?—analizó el rostro confuso de la mujer frente a él— ¿o es que realmente pensaste que tenías una oportunidad?—la castaña quedó en silencio y Stark se burló— Ay cariño—hizo una mueca de falsa tristeza— ¿enserio llegaste a pensar que podrías tener todo esto con mi marido?
—Escuche Anthony—Peggy alzó la voz, cansada de toda la situación imaginaria del castaño. No podía seguir escuchando los delirios mal fundamentados del hijo de su mejor amigo mientras seguía escuchando sus absurdos discursos intentando humillarla—. Amé a Steve, demasiado—confesó— pero eso quedó en el pasado, yo entiendo cuál es su situación ahora y jamás caería tan bajo.
—¿Entonces que fue todo eso por parte de Steve?—cuestiono. Ahora que escuchaba las palabras de su quería tía Peggy, se sentía tan idiota, ¿por qué demonios estaba peleando si quiera con ella por un hombre? Pero, no. Sabía que era mucho más. Su orgullo, su dignidad. No iba a permitir que Steve se burlara de él en su propia casa, en sus propias narices—. Y tú, todo el tiempo junto a él siguiendo ese estúpido ni siquiera sé cómo llamarlo—bufó, molesto—. Claro, llega la ex y se olvida del marido y sus hijos.
Peggy suspiro. Hizo todo lo posible por no perder su cordura.
—Escucha Tony—lo miro. El castaño trato de tranquilizarse y sostuvo la mirada de la mujer—, quizás hicimos las cosas mal, tanto Steve como yo. Pero tan solo entiende, fueron más de 70 años sin ver a Steve perdí a un gran amigo en aquel tiempo, ¿puedes entender cuan destrozada pude sentirme?—la castaña no buscaba manipularlo, sus intenciones jamás iban encaminadas a dañar a alguien más— Fue muy difícil, incluso pasaron los años y seguía aferrada a su recuerdo.
—¿Y quién me dice que no lo sigues ahora?—interrumpió casi de inmediato— Steve se olvidó de mí apenas te vio—como dolía admitir aquello, era un golpe duro a su maldito orgullo—. Si mi padre no hubiera mencionado nuestro matrimonio él no lo hubiera hecho.
—Eso no es así—negó la mujer—. Apenas nos vimos, él me contó lo feliz que era.
"Steve aflojo el caluroso agarre que mantuvo con la castaña por algunos minutos. Volver a ver a Peggy Carter era simplemente maravilloso. Jamás creyó volver a verla. La última vez que la había visto fue en aquel hospital donde a cada cinco minutos parecía olvidarlo.
Luego de regresar al mundo tras 70 años congelado, no había podido tener una conversación digna con la castaña. Era imposible porque ya no recordaba casi nada.
—¡Dios! No puedo creer que seas tú Peggy—la tomo por los hombros mientras la mirada con devoción, era increíble.
—Lo sé, tampoco puedo creer que seas tú—la castaña dejo escapar un par de lágrimas mientras sonreía—. Y ahora te encuentro y resulta que tienes hijos.
—Es grandioso y una locura, ¿no lo crees?—dijo Steve—. Soy el hombre más feliz Peggy—confesó y mostro una sonrisa radiante—. Me case con una persona maravillosa.
—Así que un hijo de Howard—la castaña arqueo una ceja y él rio, sonrojado.
—Tony es muy especial—suspiró—. Lo amo, lo amo mucho—la mujer admiro la devoción e ilusión llena de amor con la que Steve admiraba al castaño—. Voy a presentártelo pero no quisiera interrumpir a Howard y a Tony—hizo una mueca, sabiendo el pasado entre ellos dos—. Su relación fue difícil, es mejor que lo arreglen por ahora.
—Me parece bien—asintió—. Porque no eres él único que tiene cosas que contar—ella sonrió."
—Steve.... Él...—el ingeniero se quedó en silencio mientras intentaba analizar las palabras de la castaña.
—Lo lamento si te sentiste fuera de esto, no era mi intención—la mujer se disculpó con un tono apenado—. Nuestro tiempo es contado Tony, no podemos quedarnos mucho tiempo aquí, sé que tu padre, tus hijos y tú han intentado arreglar la máquina que nos trajo y Steve y yo sólo queríamos pasar tiempo juntos, como amigos por supuesto—aclaro—. Nunca fue mi intención provocar problemas entre ambos—ella era una mujer directa y siempre enfrentando los problemas de frente. Nunca le gusto andar entre las sombras y odiaba los malos entendidos—. Me alegra que Steve haya sido feliz después de todo y que tenga una familia que lo cuida y que lo ama.
—Yo...—¿Se había equivocado? ¿Había malinterpretado todo por estúpidos celos e inseguridades?
A esas alturas no sabía qué hacer, se sentía avergonzado pero jamás lo iba a admitir.
—Nunca podría fijarme en Steve, no sólo por el hecho de que sé que está casado sino porque yo también voy a casarme—alzó su mano izquierda mientras dejaba expuesto un sutil y exquisito anillo delatando su compromiso—. Daniel Souza, ese es su nombre—sonrió—. Es mi compañero de trabajo y sin duda quién me ayudo a sanar todas mis heridas—pensar en aquel hombre hacía que su corazón latiera con fuerza, estaba segura que lo amaba. Tony se sentía tan tonto. Por supuesto, ese hombre era el padre de los hijos de Peggy.
El semblante de Tony se relajó un poco pero ese sentimiento de culpa por haber tratado mal a Steve no se iba. Se mordió los labios pensando cómo iba a arreglar ese asunto sin verse como un idiota.
—Supongo que me equivoque—murmuro en un tono apenas audible pero sin perder su postura imponente, al final no le quedó más que aceptar sus errores—. Lo siento Peggy, tal vez me deje llevar por mis inseguridades. Yo...
—Tranquilo Tony—tomo la mano del castaño entre la suya, apretándola y dándole algo de seguridad—. También te pido disculpas por no darme cuenta que esto te estaba afectando, al fin de cuentas creo que Steve y yo si tuvimos culpa por estar en nuestra burbuja de reencuentro.
—No, es normal lo de ustedes yo... solo fui alguien que se creó cuentos en su cabeza—suspiro— Creo que tengo que hablar con Steve.
Peggy asintió.
Tony se alejó de ahí mientras caminaba con prisa hacia dentro de la cabaña.
(◦◦◦)
Steve se sintió más relajado gracias a la ducha con agua caliente que se había dado recién.
Las discusiones con su marido siempre lo ponían tenso porque el genio solía aferrarse mucho a sus argumentos pero está en particular, lo había puesto mucho más que eso. Por un momento pensó que sus problemas por ex parejas y los celos habían quedado en el pasado.
Enredo una toalla blanca a su cintura mientras que con otra más pequeña secaba su cabello. Quiso alejar un poco los pensamientos sobre la discusión, era inútil intentar arreglar en esos momentos las cosas con Tony, era claro que estaba muy alterado y nada iba hacerlo cambiar de opinión.
Escucho la puerta de su habitación pero la ignoro y siguió buscando una pijama.
Tony vio la luz en el armario y con un suspiro largo camino hasta ahí. Necesitaba dejar de darle vueltas a ese asunto y actuar como un tonto adolescente. Era un adulto, un maldito genio.
Se plantó en el marco de la puerta mientras observaba a su marido en silencio.
—¿Podemos hablar?—pregunto con un tono tímido. El rubio se volteó, mirándolo por unos segundos y asintiendo—. Peggy y yo estuvimos hablando—murmuró con algo de nerviosismo.
No solo estaba nervioso por la situación sino también por tener a Steve de esa manera frente a él. Siempre había tenido una gran debilidad por el cuerpo de su marido pero verlo mojado, con gotas de agua aun resbalando por sus músculos y pectorales mientras que su cabello estaba revuelto.
—Así que tuviste que escuchar el testimonio de ella—su cuerpo perdió cualquier rastro de relajación y volvió a sentirse tenso.
No quería culpar a Tony, porque sabía que parte de esa situación era suya sin embargo, seguía doliendo que él pudiera creer que si quiera había pensado en volver con Peggy. Por más actitudes cercanas que tuviera con la mujer, él jamás podría haber pensado aquello.
—Ella nos escuchó discutir—dijo un tanto cohibido, porque una de sus debilidades era el capitán definitivamente. Él podía desarmarlo con solo una mirada y aunque nunca se lo confesaría, sabía que Steve lo sabía un poco pero jamás se lo reconocería ni la usaría a su favor—. Y me dijo algunas cosas.
El mayor relajo su mirada, ver a Tony tan vulnerable nunca era bueno. No le gustaba ver ese rostro en su marido, él amaba al hombre seguro de sí.
—Escucha Tony...
—Me equivoque Steve—admitió, interrumpiéndolo.
—Nos equivocamos—aclaró Steve—. Yo por actuar de esa manera y no darme cuenta de lo que te estaba causando y tú por mal interpretarlo pero lo entiendo, tú reacción fue completamente normal.
—Cariño—el castaño mostro un semblante triste—. Soy un idiota amor pero ella... sé lo mucho que significo para ti y me puse muy celoso de tan solo pensar que te dieras cuenta que ella pudiera ser mejor que yo.
—Hey—Steve llamo su atención y tomo su rostro—. No podría haber nadie mejor que tú, escúchame bien Tony, nadie podría ser mejor para mí que tú y lo siento mucho si llegaste a pensar eso por mi culpa, el idiota soy yo—esos profundos ojos azules no mentían y el castaño sintió esa seguridad que parecían haberle arrebatado desde que Peggy apareció—. Eres el amor de mi vida, la madre de mis hijos y quien me devolvió el sentido a mi vida. Eres perfecto para mí y todo lo que quiero es estar junto a ti.
—Steve—susurró mientras un par de lágrimas silenciosas salían—. Lo siento.
—También lo siento mi amor—trato con sus pulgares de limpiar las lágrimas que resbalaban por las mejillas del castaño—. Te amo demasiado Tony, eres el amor de mi vida.
El genio sintió su corazón derretirse de emoción, siempre que escuchaba salir de los labios del rubio cuanto es que lo amaba, no había palabras para explicar cómo lo hacía sentir.
—También te amo beloved—contesto el castaño lanzándose a los brazos de su marido.
Luego de unos minutos disfrutando del calor que el cuerpo de su marido le propiciaba a través del abrazo, se alejó un poco de él para mirar ese rostro que lo mantenía enamorado. Sin pensarlo dos veces, se lanzó a esos labios rosas que lo incitaban a besar.
*****
Ya el próximo si habrá fondue salvaje 😜.
A esta pequeña fanfic le queda un capítulo.
Xoxo,
L🥀.
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