
8
Después de la disputa entre Steve y Johnny, Stark se fue con un rostro de frustración y molestia hacia su mesa, el cual al llegar cambio por completo por una sonrisa, fingiendo que todo estaba perfectamente bien para no preocupar a sus hijos.
Tomo asiento entre Harley y Morgan, alejándose por completo de donde se suponía debía estar, a lado de Steve.
La castaña menor de la familia recargo su cabeza en su brazo mientras que su hijo, a su lado derecho, miraba sorprendido y le decía que ya había visto a su abuelo besar como a cinco mujeres diferentes en la fiesta.
El capitán se sentó nuevamente junto a Peggy, aunque esta vez, su atención estaba puesta en su marido quien trataba ignorarlo.
—Tardaste mucho—dijo la castaña, viéndolo con un semblante totalmente diferente, estaba molesto— ¿Pasa algo?
—Lo siento Peg, pero prefiero no hablar de ello en este momento—le dirigió una corta mirada y ella asintió.
El regreso a su hogar fue silencioso e incómodo, incluso Morgan se sintió un poco abrumada por ello.
—¿Mami está enojado?—le susurró a Peter tan bajito qué sólo él en el automóvil podría escuchar debido a su gran habilidad auditiva.
El mayor la miro y le trato de sonreír un poco para calmarla.
—No—negó casi de inmediato—. Sólo está algo cansado M, así como tú—le toco su pequeña nariz al ver los ojitos de su pequeña hermana casi entrecerrados— Ven—le extendió sus brazos para cargarla y que pudiera tener una mejor posición para dormir en el camino a su casa.
Peter y Morgan al ser los más pequeños de la casa siempre habían sido los más cercanos. El castaño cuidaba de su pequeña hermana, como todos los demás por supuesto, aunque, los mayores se enfocaban más a las responsabilidades que surgían por ser mayor.
Howard venía casi dormido debido al gran porcentaje de alcohol que tenía en sus venas, él si había disfrutado de la fiesta. Harley estaba demasiado concentrado en su celular como para darse cuenta de la tensión del ambiente, mientras que Tobey y Andrew se habían ido junto a Happy, debido a que tenían que dejar a MJ y a Gwen en sus casas.
Steve conducía el automóvil y Peggy había tomado el lugar de Tony en el asiento de copiloto luego de que el castaño le había quitado el suyo en la parte de atrás.
El ingeniero estaba indispuesto, se sentía tan molesto y las ganas de gritarle a su marido solo aumentaban más y más. Sintió las miradas que el rubio le daba por el retrovisor pero él era bueno ignorándolas perdiendo su vista en la ventana y el paisaje de la carretera.
Al llegar a su hogar, la mayoría salió a su habitación, Steve tomo a Morgan, la cual se había quedado dormido en los brazos de su hermano mayor y la subió a su habitación.
Tony camino hacía el lago, quería despejar su mente por un momento y a su vez sentía la necesidad de estar sólo pero su tranquilidad duro muy poco.
Los pasos de alguien acercándose por detrás hicieron que ese pequeño momento de relajación que había intentado construir se había derrumbado.
—Tenemos que hablar—la voz de Steve sonaba tan molesta, cómo si realmente él hubiera hecho algo malo. El castaño ni siquiera se atrevió a mirarlo, no quería verlo. Las discusiones últimamente con Steve eran pocas pero siempre muy acaloradas—Tony—sintió el agarre del rubio sobre su brazo haciendo que volteara casi de inmediato.
—¿Qué demonios quieres Steven?—lo encaro con esa seguridad que siempre portaba y con la furia asomándose en sus ojos avellana.
En esos momentos de discusión o incluso cuando tenían una sesión de sexo salvaje, Steve siempre pasaba por alto las malas palabras del castaño, incluso las que él mismo decía.
—No, ¿Qué te pasa a ti?—el tono exaltado hizo que los vellos del cuerpo del menor se erizaran y no precisamente por alguna situación íntima como cuando hacían el amor, era el coraje que fluía dentro de él. ¿Cómo se atrevía Rogers a reclamarle?— Lo de la fiesta, lo de Storm, has estado diferente—suspiro con frustración—. Ese idiota jamás va a dejar de ser un mocoso inmaduro Tony, creí que habíamos dejado en claro que no lo queríamos cerca.
El rostro del rubio se tornó rojo debido al enojo que estaba sintiendo. De alguna manera Johnny siempre lograba terminar con su cordura.
—Yo no me acerque a él—contesto negando—. Él se acercó a mí—afirmo con tranquilidad—. A estas alturas deberías saber que soy irresistible cariño—se encogió de hombros dándole una amplia sonrisa—. No es mi culpa que Johnny jamás me haya podido olvidar—el intento de inocencia y descaro en su voz hizo que Steve se alterara aún más.
—Ese idiota siempre busca joder nuestra relación—gruño entre dientes conteniendo el querer gritar, porque siempre trataba de ser una persona razonable—. Yo sé que jamás harías algo malo pero él siempre ha querido separarnos, sólo míranos—sostuvo la mirada avellana del menor con un poco de tristeza—, estamos aquí hablando de él una vez más.
—Yo no lo puse en la conversación—dijo Stark.
—Ustedes tienen una historia—acusó el rubio y el menor inmediatamente abrió los ojos, indignado— que él parece no olvidar—completó— ¿Acaso piensa que puede tener una oportunidad?
—¿También Peggy piensa eso contigo?—cuestiono con un tono molesto— Ella y tú también tienen una historia Steve.
El capitán frunció el ceño, porque realmente no sabía a donde quería llegar su marido con esa conversación, ¿ahora se trataba sobre él y la castaña?
—Sabes que con Peggy jamás tuve nada serio, es mi amiga Tony y-
—Y también fue tú primer amor Steve—interrumpió al mayor—. Quien al parecer te trajo todos esos recuerdos del pasado que necesitabas—sus palabras iban cargadas de molestia.
—Sabes que mi pasado es importante para mí—murmuro un poco calmado y recobrando la compostura.
Al menos alguien de los dos tenían que tomar las riendas de la situación sin caer en el borde de la locura que los rodeaba arrastrándolos cada vez más a ella.
—Por supuesto, incluso más que tu marido a quien mantienes olvidado—gritó, no pudo contener más las ganas que tenía de decirle todo lo que había sentido desde que lo vio junto a esa mujer. El rostro del rubio estaba confundido— ¡Por Dios Steve! Desde que ella y mi padre llegaron sólo te has dedicado a estar junto a Peggy—espetó exaltado—. Ella toma mi lugar y tú te ves tan feliz con ella—sintió su corazón oprimirse por imaginarse que tal vez Steve si se sentía mejor con la castaña, sus inseguridades eran tan traicioneras a veces.
—Fue mi amiga Tony, alguien quien confió en mi cuando no era nadie, cuando era un hombre débil sin esperanzas de nada y eso significo mucho—respondió con voz dolida—. Verla nuevamente, tal como la vez que vi a Bucky fue un shock emocional—explico abriendo sus brazos en señal de rendición—. Lo siento por emocionarme al querer saber más sobre mi pasado—murmuró dándose la vuelta e intentando respirar un poco— Y también lo siento por no haber notado que eso te molestaba—la sinceridad en su voz fue cierta, esos ojos azules tan arrepentidos que lo miraron con intensidad cuando se volteó para quedar frente a él se lo afirmaron al menor.
Steve no sabía que le hacía daño a su marido, jamás por su mente le paso aquello y se sintió la peor persona del planeta pero tampoco pensó que se molestaría por expresar sus sentimientos. Él siempre había sido alguien muy expresivo, creía que Tony ya lo sabía, tenían veinte años de casados y casi veinticinco de conocerse, ¿aún no terminaba de conocerlo bien?
Ver a Peggy había sido una nueva puerta que abrir a su pasado, la había dejado en medio de una promesa de volverse a ver, quizás comenzar una historia juntos que el destino no quiso que sucediera pero sobretodo su amistad era la que más predeterminaba entre ambos, la confianza que ella le tenía era muy valiosa para él y tener esa oportunidad que la vida le regalaba para hablar y poder sanar viejas heridas quiso tomarla, pero Steve más que nadie sabía su postura, estaba casado y jamás haría algo para dañar su matrimonio y mucho menos para dañar a Tony.
Quizás si había sido egoísta con su marido dejándolo a un lado, lo dejo afuera sin ninguna explicación pero no entendía el enojo, parecía como si la confianza entre ellos fuera una palabra vacía que para el genio no tenía significado alguno.
Tony se sitio mal pero las historias que se formulaban en la cabeza y esos malditos celos que carcomían su ansiedad retrocedían cualquier proceso de rendirse y darle la razón a su marido.
—Claro y por eso te la pasas siempre junto a ella, te olvidaste hablar de mí cuando llegó. Si no es porque Howard me menciona, tú no le dices quien soy yo y la familia que tenemos—el rubio quiso interrumpirlo pero Tony no lo dejo y siguió hablando, acusándolo con esos ojos avellana tan intensos—. Le diste mi lugar en la mesa, estás día y noche junto a ella, la invitaste a bailar, sólo falta que les digas a nuestros hijos que la pueden llamar mamá. Eso era lo que hubieras querido con ella, ¿no es así?
—¿Qué?—pregunto con una mueca de confusión Steve.
—Te oí Steve, maldita sea ¡Sólo di que hubieras querido todo esto con ella!—apunto hacia la cabaña con sus ojos cristalizados por las lágrimas que amenazaban con salir— Di que jamás pudiste olvidarla y qué todo lo que tuvimos lo quisiste con ella.
Steve negó, decepcionado.
—¿Realmente té estas escuchando Anthony?—la voz del rubio se apagó, sintiéndose herido— Definitivamente te hiciste ideas erróneas en la cabeza.
—¿Acaso me estás diciendo loco ahora?—reclamo, alzando una ceja.
—Tú no escuchaste todo lo que le dije a Peggy, sólo escuchaste- —el capitán hizo una pausa, suspiró. Se sintió tan cansado de esa discusión— Sí, le dije que hubiera sido lindo y que ella fue importante en mi vida—la mirada de Tony se sintió como una puñalada en su pecho. Los ojos horrorizados, reflejando despreció a él, era una sensación horrible— pero que eso se quedó en el pasado. Le dije que te amo, que amo a mis hijos. Que ustedes son mi familia, todo lo que tengo. Y que no me importaría volver a pasar 70 años congelados y despertar en un mundo totalmente desconocido para mí con tal de conocerte y tener a nuestros hijos—lo apunto mientras sus ojos se ponían rojos debido a las ganas intensas de llorar que estaba reteniendo—. Dije que son y serán lo más importante de mi vida y jamás podría vivir sin ninguno de ustedes pero eso no lo escuchaste Anthony, porque amas el drama, amas desconfiar de mí—ver las lágrimas resbalar por las mejillas sonrojadas debido a la discusión hicieron que el castaño se sintiera mal—. Y si la invite a bailar fue solo para cumplir con mi promesa que no pude cumplir antes del accidente—susurró—. Ella no tiene ninguna relevancia en mi presente, jamás me hizo dudar de cuanto te amo, ni a ti ni a mis hijos—el genio se quedó sin palabras, no sabía que decir o responder ante el discurso de su marido.
Steve tenía razón, siempre buscaba problemas donde no los había.
El rubio tuvo un sentimiento de traición que caló hondo en su interior. Nunca le había dado motivos a Tony para desconfiar de él pero de alguna manera siempre terminaba haciéndolo.
—Steve—el castaño intento caminar hacia el pero el mayor retrocedió, negando.
—Peggy sólo es alguien del pasado a quien quise mucho—dijo con sus ojos azules opacados por el dolor de la discusión—. Y lo siento—dijo—, siento haberte hecho sentir excluido y no haberme dado cuenta desde un principio, no soy el mejor dándome cuenta de las cosas—se encogió de hombros mientras aclaraba su garganta intentando que el nudo en ella no se formara—. Sabes que perdí todo lo que conocía de mi antigua vida hace 70 años y sólo quería escuchar a una amiga del pasado. Sólo quise aprovechar el poco tiempo que ella iba a estar aquí. Perdón por mostrar mis emociones, de verdad te pido perdón si te hice sentir que te estaba cambiando por ella—sostuvo la mirada rota del millonario tanto como la de él mismo— porque yo jamás haría eso—afirmó—. Buenas noches Anthony—fue lo último que dijo antes de irse.
Le dolió las acusaciones del genio, con cada paso que daba, alejándose de ahí sintió como hacían pedazos su corazón porque él no era de esos hombres, él jamás engañaría a Tony porque lo amaba demasiado.
Era su compañero y el amor de mi vida.
Peggy había escuchado sin querer toda la conversación y se sintió mal por estar causando problemas en el matrimonio de Steve, ella jamás habría querido ser un problema.
—Steve, ¿estás bien?—pregunto cuando lo vio llegar hasta la entrada de la cocina donde ella se encontraba.
—Todo bien Peg—la miro por unos cortos segundos, intentando darle una sonrisa pero sus ojos tristes y las lágrimas que intentaba retener decían lo contrario—. Buenas noches.
La castaña lo miro irse hacia adentro y ella aprovecho para caminar hacia el hijo de su mejor amigo.
—Tony, ¿podemos hablar?—la voz tímida de la mujer hizo que la irritación de Stark aumentara porque si ella no estuviera ahí, los problemas que estaba teniendo con Steve no estuvieran sucediendo.
*****
Estuve intentando cuatro días escribir el capítulo y aun así no me logra convencer. Siento que estoy perdiendo mis habilidades de escritora.
Nota: Morgan es la única que llama a Tony por "mamá."
Y no, aun no habrá fondue salvaje.
Xoxo,
L🥀.
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