
10
Basto con ese beso lleno de desesperación para encender el deseo de tocarse y demostrar cuánto se necesitaban el uno al otro.
El mayor lo apego más a su cuerpo mientras correspondía con la misma intensidad con la cual el más bajo había comenzado. Tomo la cintura del castaño mientras lo levantaba del piso haciendo que enredara las piernas en su cadera para adentrarse a la habitación.
Las manos de Steve sujetaron los muslos del millonario mientras Tony aferraba su mano izquierda al cuello del capitán y la derecha revoloteaba las hebras rubias mojadas de su cabello sin romper aquel beso necesitado que lo había encendido hasta los huesos.
Lo único que necesitaba en ese preciso instante era deshacerse de toda su estorbosa ropa y que Steve se lo jodiera de la manera que siempre lo hacía después de arreglar sus problemas. Tan rudo y salvaje como nadie podría imaginarse al gran puritano de Steve Rogers.
Sintió la suavidad del colchón de su amplia cama hacer contacto con su espalda así como la ausencia de Steve sobre su cuerpo.
—No pensarás arrepentirte ahora, ¿verdad?—arqueo una ceja mientras se apoyaba con sus codos a la cama.
El rubio lo miro con determinación, manteniéndose de pie a los pies del castaño.
Tony vio el movimiento de las manos del mayor. Se deshizo de su nudo dejando caer la toalla al piso. El castaño mordió sus labios al ver la semejante figura de su marido al desnudo. Ese hombre era jodidamente atractivo.
—Me muero por hacerte el amor cariño, ¿puedes verlo?—sonrío de lado y los ojos del más bajo se desviaron a un punto en específico.
La erección de su marido se alzaba hacía arriba, tan lista para él como siempre y en ese estado solo por él.
—Ven aquí beloved—Steve no necesito escuchar más palabras del castaño porque se abalanzo apenas lo llamó sobre él.
Tomo sus labios en un beso posesivo mientras sus manos llenas de desesperación se deshacían del blazer del mayor. Sus manos se deslizaron hasta encontrar el borde de la camisa negra que portaba Stark y a penas lo encontraron, la tomo alzándola hacia arriba. Se alejó un poco, irrumpiendo el beso para sacar la camisa de Tony y lanzarla a algún lado de la habitación.
El más bajo se quejó por la ausencia de los belfos de su marido pero aceptó gustoso los labios del rubio en su barbilla. Dejo caer su cabeza hacia atrás dando acceso y espacio para que el rubio pudiera trazar un camino de besos húmedos hasta su cuello, permitiéndose disfrutar de la lengua que lamía y chupaba con sutileza cada porción descubierta de su piel.
Gimió al sentir las manos de Steve recorrer su cuerpo, pero cuando se posicionaron en sus erectos y rosados pezones, fue su perdición. La manera en como los estrujaba y pellizcaba hacía que su respiración se entrecortara dejándolo sin aire. El rubio siguió bajando y tomo entre sus dientes uno de sus botones, tan ansioso por él. Lo estiro y volvió a mamar su pecho. Tony mantuvo su vista en él y el mayor al sentir la penetrante mirada de su marido, devolvió aquella mirada queriendo transmitir el deseo que estaba sintiendo en esos momentos gracias a él.
De forma brusca, desabrocho el zipper del pantalón de vestir y junto a ellos, jalo el elástico de los boxers de Stark. Tony se sintió libre al dejar expuesto su miembro totalmente erecto y necesitado de atención. Él pudor entre ellos era algo que había dejado de existir hace mucho y que el genio daba gracias por ello porque amaba ver a Steve desnudo y amaba que su marido lo viera a él también. Verlo hacía que su pupila se dilatara y pudiera llegar a tener un orgasmo visual.
Con una de sus manos, Steve tomo por la base el pene del castaño, acariciando de manera superficial y lenta el falo erecto. Tony jadeo sin hacer mucho escandalo pero cuando el rubio comenzó a bombear su erección de manera rápida y con un toque fuerte, perdió el control. Sintió la contracción de su entrada, aclamando por el miembro de Steve.
Los ojos necesitados de Tony lo miraron, suplicando por más, lo quería todo. Tomo la mano de Steve, deteniéndolo.
El rubio sonrió.
—¿No es esto lo que deseas?—preguntó, llevando su otra mano a la barbilla del menor para sujetarla con fuerza. Tony nego— ¿Entonces que deseas cariño?
Volvió a masturbar la erección del más bajo y el genio dejo escapar un gemido cuando la mano de Steve apretó su cuello dejándolo casi sin aire. El Capitán dominante siempre era su modo favorito de Steve en la cama.
—Te deseo a ti, joder, te quiero a ti—respondió con ansias, como si estuviera suplicando.
El mayor se inclinó para darle un beso sin aflojar su agarre del cuello. Stark tomo sus labios con gusto, abriendo su boca y dándole paso a la lengua del rubio que se movía con gran agilidad junto a la suya.
De forma abrupta, el capitán se separó de él y lo volteo de un brusco movimiento. Su pecho había quedado pegado al colchón y su culo alzado, tan expuesto para Steve, invitándolo a hundirse en él y que pudiera hacerlo a su antojo.
El rubio acaricio sus nalgas, dejando un casto y dulce beso en cada una de ellas. Abrió paso con sus manos dejando al descubierto aquella entrada fruncida y rosada, esperando por él. Relamió sus labios y pasó un dedo por ella haciendo que Tony temblara un poco ante el taco. Sonrió ante la sensibilidad de su marido.
La paciencia de Stark parecía agotarse con cada movimiento en falso que Steve hacía. Quiso protestar pero esas ideas se esfumaron de su cabeza cuando sintió el rostro de Steve enterrarse en aquel rincón de su cuerpo. La lengua aterciopelada, lambiendo su entrada hacia que el manojo de nervios que se había tejido se deshiciera casi al instante.
Gimió.
Lo hizo cuando Steve tomo su erección mientras lo penetraba con su lengua. Fueron lamidas sutiles pero lo suficientemente placenteras para querer correrse. Después, fue un dedo. Dentro y fuera. Luego dos hasta llegar a tres. El capitán los guio, explorando un poco su interior y llevando a cabo su plan de satisfacer a su marido.
—Por favor beloved—la voz agitada de Tony hizo que sintiera un tirón en su propio miembro que buscaba enterrarse hasta el fondo de ese precioso culo que se alzaba hacia él.
—¿Por favor qué?—volvió a penetrarlo con sus dígitos y el genio se aferró a la sabanas.
—No quiero tus dedos, te quiero a ti, maldita sea—gruño Stark, deteniendo todo intento de querer correrse.
El capitán retiro sus dedos y alineo el trasero de su marido con su propio pene. Restregó su miembro a aquel agujero ansioso por ser llenado por él. Las caderas de Tony se movieron, intentaron buscar más contacto y él las complació. Con una mano agarro fuertemente la cadera del más bajo y con otra ayudo a que la cabeza de su pene entrara sin problema.
Tony gimió al sentirlo y él lo acompaño con un ligero gruñido.
Se hundió en el completamente hasta que casi sintió sus testículos chocar con el redondo trasero del castaño. Stark tembló por la sensación abrumadora de ser llenado por completo de una sola embestida. Su interior siempre recibía tan bien a Steve mientras que a él lo dejaba con una sensación ansiosa.
El rubio saco su miembro y volvió adentrarse en el ingeniero, empujo sus caderas dejando la sutileza aun lado. Las embestidas eran rápidas y fuertes, el eco del chocar de sus pieles se escuchaba a la perfección permitiendo esconder sus gemidos y gruñidos.
Una de las manos de Steve bajo por el pecho de Tony mientras lo atraía hacía él y dejaba que su espalda chocara con su pecho. Lamió su hombro y dejo una pequeña mordida mientras su pene seguía torturando al más bajo.
El millonario viro los ojos al sentir el golpeteo en su próstata. Steve sabía ese camino que lo llevaba al placer de memoria pero siempre lo hacía esperar.
—Demonios Steven—gimió al sentir la tortura de los labios del rubio en su lóbulo y al mismo tiempo el constante movimiento en su próstata.
—Mírate amor, eres hermoso—susurró en su oído y Tony abrió un poco los ojos para dirigir la mirada al espejo de cuerpo completo que reflejaba a la perfección su cuerpo siendo cogido por Steve de manera brutal—. Nadie podría igualarte cariño.
El capitán lo volvió a empujar a la cama pero esta vez lo puso en cuatro. Tomo en su puño un par de hebras castañas y las tiro hacia atrás, vio la mirada cristalizada perdida en placer y que en silencio, suplicaba por más.
Steve lo complació, siempre lo haría. Movió sus caderas con más fuerza y Tony lo acepto gustoso. Quería más. Siempre quería todo de Steve.
—¡Mierda!—el castaño no podía aguantar más y no lo hizo.
Cerró los ojos ante las sensaciones que recorrían su cuerpo. Ese choque electrizante que iba y venía, entonces sintió como su orgasmo explotaba haciendo que perdiera algo de fuerza. Sus dedos se doblaron mientras que se sentía volar fuera de ahí.
El rubio apreció esa maravillosa vista que el espejo permitió ver pero sin dejar que sus penetraciones salvajes se detuvieran ni siquiera por un instante. La entrada del más bajo se contrajo, apretando su miembro de una manera que no podía ignorar. Siguió cogiéndoselo hasta que el interior caliente de su marido hizo que se rindiera.
Se corrió en el interior de Tony. El genio pudo sentir los chorros de semen que se disparaban en su interior y esa calidez tan conocida para él lo envolvió. Steve salió de él con delicadeza y el genio gimió debido a la sensibilidad de la reciente faena.
Steve, de forma obscena, observo como la entrada de Tony estaba cubierta de espeso líquido blanquecino expulsaba su esencia. Volteo al castaño y lo atrajo a sus brazos, acurrucándolo a un lado suyo. Lo rodeo con uno de sus brazos y depositó un tierno beso en su sien.
—Me encanta hacerte el amor, ¿sabías eso?—Steve acaricio esas hebras castañas y Tony sonrió.
—A veces me pregunto dónde quedo aquel hombre tímido y virginal que temía siquiera mostrarse en bóxer pero ahora hasta me come el culo—dijo el genio con una sonrisa.
—¡Dios! Estoy tratando de ser romántico contigo y tú dices eso—el rubio rio—. Jamás te cambiaría por nadie, eres la persona perfecta para mí. Eres el amor de mi vida—acarició su rostro con ternura y el menor se sintió tan bien—. Te amo Tony.
El castaño sonrió, reincorporándose un poco y tomando el rostro del capitán con una de sus manos.
—Estoy seguro que nunca encontrarías a alguien ni siquiera la mitad de lo perfecto que soy Rogers—el ego de su hombre era increíblemente alto y aunque muchas veces lo utilizaba de forma un tanto incorrecta, siempre acertaba—. Te amo beloved.
Unió sus labios en un tierno beso sellando sus palabras.
*****
Créditos del gif a quien correspondan.
Según este era el último capítulo pero no pensé que el fondue se alargara tanto.
Xoxo,
L🥀.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro