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02- Despliega las alas


Kotori definitivamente no estaba de acuerdo con su compromiso. Su padre y los padres de su futuro prometido habían organizado una cita para ambos.

Y fue totalmente horrible. El joven que quería su mano en matrimonio no le era para nada atractivo, en ningún sentido, él esperaba una esposa demasiado sumisa que solo viviera para servirle y él no ofrecía nada a cambio... Definitivamente no era para Kotori, ella deseaba un matrimonio lleno de amor de verdad como el que tuvo Shinjuro y Ruka.

Después de eso pasó los días algo deprimida, no podía creer que su padre la estuviera ofreciendo así como así... Si tanto quería deshacerse de ella pudo decirle a Kotori directamente, la joven buscaría una forma de salir a flote....

En esos días tampoco hubo mucha señal de Kyojuro, él no podía salvarla de ese destino, pero podía consolarla con sus abrazos cálidos y palabras llenas de ánimo.

Hubo un momento donde llegó a su límite, después de una cita con su futura suegra simplemente perdió la cabeza con las exigencias que les presentaban... Que querían tanta cantidad de nietos, que tenía que cocinarle a su esposo de cierta forma, que debía hacer aquello, que debía hacer lo otro... Ella no pudo con eso, aún era muy joven.

Tal vez en su mente aún inocente pensó que se quedaría el resto de su vida viviendo en la residencia Rengoku...

Tomo una decisión drástica...irse... Si tanto querían deshacerse de ella se iría bajo sus condiciones.

Cuando faltaban minutos para el amanecer y mientras todos dormían Kotori tomo una maleta de viaje de mano y solo guardo cosas muy necesarias, su cepillo, algunos broches que podía vender, un poco de dinero que tenía guardado, comida para el camino y el haori que había encontrado bajo el piso... La lanza la había envuelto en una tela más resistente y también la había amarrado para que no fueran a salirse las cuchillas.

Se puso el amuleto que le había regalado Kyojuro y partió de su hogar antes de que todos fueran a despertar.

No pudo despedirse personalmente de Senjuro... No tenía el corazón para mirarlo a los ojos y dejarlo solo después.

Solo pudo dejar una carta de despedida.

Tal y como pensó no fue fácil aventurarse fuera de casa.

Caminar la cansaba bastante, aunque siempre había alguien amable que le daba un aventón en una carreta. Su plan principal era alejarse lo más que pudiera de su hogar, fue una tarea bastante agotadora.

Se quedaba en pequeños hostales y se alimentaba poco para hacer rendir el dinero lo más que pudiera.

En menos de lo que pensaba ya había pasado una semana, o tal vez más, no tenía un calendario a la mano.

En menos de lo que pensó termino en una pequeña aldea en una montaña...estaba muy alejada de su padre y era un lugar aparentemente seguro.

No era un pueblo rico eso estaba claro, así que consiguió ropa muy modesta y empezó a alquilar una habitación dónde podía habitar. Consiguió trabajo limpiando las casas de las personas, era buena en eso y no era nada que no pudiera manejar. Si administraba bien su dinero le duraría una buena temporada.

Se había hecho amiga del vendedor de carbón local, un joven de cabellos Borgoña de su edad, le agradaba mucho el chico kamado, este no le coqueteaba, era muy respetuoso, aunque sabía que lo ponía algo nervioso.

— ¡Buenos días Kotori!.

La joven había salido para recibir el carbón para mantener la casa caliente.

— Buenos días kamado

Kotori no le había dado su apellido, no quería que shinjuro descubriera su ubicación o Kyojuro, sabía que su hermano era capaz de llevarla a rastras a su casa por su "seguridad".

Observó el leve sonrojo del joven mientras recibía el carbón en una cresta de bambú.

— Oye...¿estarás ocupada mañana?... Mi madre... Mi madre quiere invitarte a comer.

Escucho el nerviosismo en su voz, Kotori sonrió suavemente.

— Estaría encantada kamado... Por supuesto iré.

Tanjiro sonrió animado, invito a kotori a almorzar.

Al día siguiente luego de repartir carbón la guío hacía su casa en las montañas.

La joven se sorprendió al ver la cantidad de hermanos que tenía tanjiro, y al igual que él su familia era muy amable.

Supo que la familia había perdido al padre, entendía perfectamente el sentimiento.

— Muchas gracias por recibirme señora kamado... Es un honor poder sentarme con ustedes en la mesa...

Kie kamado sonrió al ver lo educada y amable que era la jovencita, además de que era muy hermosa.

— No es nada querida, eres bienvenida en mi hogar... Mi hijo nos habla mucho sobre ti.

Tanjiro se sonrojo sintiendose atrapado.

— mamá...

Murmuró reclamando para no ser delatado.

Escucho a los niños reírse con un poco de complicidad.

Kotori rio un poco y luego empezaron a almorzar. La comida no era un lujo obviamente, sin la presencia del padre de la casa la responsabilidad de la familia caía en tanjiro al ser el hermano mayor. El chico hacía todo lo posible para mantener a su familia bien, Kotori admiraba mucho su espíritu.

Rápidamente se hizo amiga de la familia, era muy agradable tener una chica casi de su edad con la que pudiera hablar, Nezuko era encantadora.

Cuando menos lo espero estaba viviendo con ellos, Kie le había ofrecido una de las habitaciones a un precio un poco más económico, y ella acepto porque también estaría ayudando a la familia con los gastos de la casa.

A tanjiro casi le dio un infarto cuando se enteró de su repentina mudanza, prácticamente toda su familia sabía sobre su gusto por la joven de cabellos blancos.

Cuando Kotori menos lo espero había llegado el invierno... Decidió enviar a una carta a su hermanito Senjuro para que supiera que estaba bien, su pobre hermanito debía estar muy preocupado. En la carta no puso su ubicación actual para que no la fueran a buscar....






Kotori al ver que su futuro prometido era una mierda.

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