𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈: Cuidado con lo que deseas
𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈: ❛ Cuidado con lo que deseas ❜
—Es mejor mantenerlo dormido qué en un genjutsu.
Ino mira a su padre cuando Inoichi coloca sus manos sobre la cabeza de Gaara. Lo observa con atención, Gaara está dormido y todavía tiene aquellas facciones aniñados por las que todos han pasado, recuerda que el shinobi de Suna es año menor que su generación, siempre tan poderoso.
—¿Qué opinó el padre de Itachi con eso?
—No mucho —Inoichi anota en su carpeta algunos datos que Ino supone son de importancia. Esos registros son un maldito dolor de cabeza— el estado del niño es inestable, un genjutsu puede despertar a la bestia con cola, sedarlo es la mejor opción. Por el momento.
—Tiene sentido —murmura.
Gaara está tendido en una cómoda cama blanca, parece un niño inofensivo y respira tranquilamente.
—¿Sucede algo, cosmos? —Inoichi le presta atención a la mirada perdida de su hija.
Ino niega y juega con sus pies mientras está sentada en el escritorio de su padre. Inoichi recuerda a cuando Ino tenía sus escasos seis años y lo acompañaba al trabajo, era tan pequeña y escandalosa, pero amaba ver a su hija sentada con los pies colgando mientras se maravillaba con él. Cuando Ino solía admirar a su padre únicamente, cuando sentía que podía protegerla de cualquier ser humano o lo que depararía el futuro.
—Solo pienso en que Gaara está siendo un prisionero de guerra.
Inoichi siente la molestia porque a pesar de que Fugaku dijo a Suna y a Konoha que el estado del niño era normal y sería cuidado como cualquier otro —Naruto—, Gaara sigue siendo de Suna y con ello el conflicto mayormente. Porque Rasa estaba herido y sus tropas eran mucho menores a Konoha. Fugaku se había aprovechado de su debilidad militar para... ejem, "controlar" al jinchuriki.
—Pero para eso estamos, para cuidarlo. No dejaremos que los Uchiha hagan con este niño lo que les plazca.
Ino sonríe y asiente para seguir jugando con sus pies en la oficina del Departamento de Inteligencia. Pero Inoichi sabe que no es todo dentro de los pensamientos de su hija. Desde aquel día que desapareció por unos días, Ino está distraída y con mil pensamientos en la cabeza.
No quiere verse inmerso en la mente de su hija, pero comienza a preocuparle. Ino puede ser más sensible debido a su naturaleza Yamanaka.
—¿Hay algo, Ino?
Ino ve la preocupación de Inoichi en sus ojos, la ha llamado por su nombre y no precisamente por su sobrenombres qué tiene de cariño. No cosmos. No lespedeza. No princesa. Es Ino.
—Pienso en Iz...
—Inoichi —Kakashi aparece junto a una nube, su traje ANBU y una extraña sonrisa en los labios— la chica Uchiha tiene signos.
Ino como Inoichi se miran el uno al otro sorprendidos.
—Ino —su padre llama tranquilo— llega antes de que lo haga Fugaku o cualquier Uchiha. Entra a su mente como lo hemos hecho en las últimas semanas. Ya sabes qué hacer.
Ino se levanta rápidamente del escritorio y asiente.
Oh, oh, oh.
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La habitación está exactamente igual a como la dejaron hace unos días, la última vez que visitaron a la chica. El aroma a cloro y limpiador, las flores que suele llevar algunos miembros del Clan Uchiha y una que otra cosa que debe haber para su estancia en el hospital.
Ino mira a Izumi, tiene su cabello largo y oscuro un poco maltratado debido a su estado, su rostro ha dejado de tener aquellas facciones aniñados que tenían cuando la conoció y sobre todo su cuerpo se ve más delgado pero más alto. Izumi ha envejecido como todos ahí.
Cuando entra a su mente con su Jutsu transferencia de mente, vuelve a lo mismo de siempre, la vida perfecta de Izumi: con la presencia de Itachi, Sasuke, Sakura y todos los miembros que ella ha conocido una y otra vez, el tiempo también pasa en su mente; han pasado meses demasiados desde la última vez y regresa nuevamente a la versión idílica que tiene Ino sobre ella (eso cree o concluye con el estudio qué ha tenido bastante tiempo).
Izumi parece tener una idea extraña de cada detalle o persona que hay en su mente, Itachi sigue teniendo aquella personalidad que lo caracteriza, Shisui es lo mismo, Sasuke parece estar ausente e Ino supone que es porqué Izumi no conoce mucho al chico. Por su parte, la versión de Ino es una parte idílica que, supone que es porqué así es como la percibe: una chica bonita con su equipo Ino-Shika-Cho, no hay mucho que ver en su mente.
Siempre debe buscarla y siempre la encuentra en su mente preparando su boda perfecta con Itachi.
No está celosa, claro que no.
Sin embargo, sigue sintiendo las presencias conocidas cada que entra a la mente de Izumi. Lo guarda para sí y para su padre, es un detalle interesante que ninguno de los dos no puede comprender en su totalidad.
Al salir de la mente de Izumi y regresar a su cuerpo justo como Inoichi ordenó. Lee los signos de los aparatos en la habitación, Izumi tuvo un pequeño reflejo en su mente, observa la mano izquierda y nota la forma en la que ella simula tocar algo.
—Flores —susurra Ino, porque es lo que ella había estado haciendo hace a penas unos segundos dentro de la mente de Izumi— acaricia flores.
La mente de Izumi está haciendo reaccionar a su cuerpo, los genjutsu más poderosos no lo hacen, es un eterno sueño del que son poco capaces de reaccionar y eso en definitiva no está dentro de los parámetros que establecen los Jutsu mentales.
Además puede sentir la presencia de Izumi como su mente bastante más lejos de lo que puede admitir. Está ahí, pero a la vez no lo está.
—Será una linda boda —Obito hace su aparición saliendo de un hueco en el espacio, Ino entrecierra los ojos y espera a que él siga hablando— espero que seamos invitados.
—Déjate de tus estupideces, Obito —Ino dice y da un vistazo a Izumi con pesar— fuiste tú quién le hizo esto.
—No lo creo —él niega.
—Haz que salga de dónde sea que esté ella.
—Me temo que no es posible.
—Está en un lugar recóndito que no es capaz de regresar.
—Tanto tiempo tratándonos —Obito camina de la esquina de la habitación hacia Ino. Está tan alto como recuerda, su cabello ligeramente más largo y su voz está menos profunda, quizás está relajado o no entiende porque suele sentirlo más jovial— pensé que nos conocíamos y sabrías que yo no dejaría que ella viviera, así que no fui yo.
—¿Quién le hizo esto si no fuiste tú? El único psicópata que haría algo con alguien que no hizo nada serias tú —Ino no demuestra algún tipo de temor, Obito sonríe porque es justo lo que quería, que tuviera la suficiente confianza para acercarse a él, para buscarlo.
—Me temo que no, Ino —Obito saborea el nombre— yo no me metería con Izumi Uchiha, alguien tan patética como ella, me gustan los retos no conformarme con basura.
Obito mira con desdén a Izumi e Ino no comprende exactamente el disgusto de Obito con la chica.
—Cuando llegué ya estaba en ese estado —Obito se acerca más a Ino hasta quedar frente a ella— solamente la atrape como solía atraparla una y otra vez durante la Masacre Uchiha.
Ino busca la mentira en el rostro de Obito, su mirada es tan profunda y su rostro tan inexpresivo como si tuviese nuevamente esa máscara de madera que ha decidido quitar.
—¿Qué tu qué? —Ino intenta entender un poco.
—Veo que Itachi no te dijo —Obito realmente se siente conmovido por ello, saborea con delicia lo que está a punto de decir— él se unió a mí para matar al Clan Uchiha. En aquel entonces, yo era más dramático de lo que soy ahora y fue un momento de altruismo lo que hice. Mate a Izumi y lo volvería a hacer, a la amada de Itachi.
Ino traga con dificultad el nudo que hace que su garganta se cierre, ella no lo sabía, por supuesto, tiene todo el sentido por muy fuerte que hubiese sido Itachi, matar a todo el clan era demasiado para él. Mira a Izumi de reojo y puede sentir el temor o la tristeza de Itachi al saber que matarían a alguien tan especial para él.
Itachi de alguna forma confió en Obito para aquella horrible noche.
—¿Te ocurre algo Ino?
—Eres un bastardo —murmura Ino.
La expresión de Obito se transforma de una sonrisa completamente divertida a una molesta, su talón de Aquiles, el saber que Ino sigue protegiendo a Itachi a pesar de saber todo. Ino extiende su red de chakra para evitar cualquier movimiento de Obito y saber si debe o no evitar aunque sea un mínimo ataque.
Obito tiene intenciones, pero no quiere lastimarla.
Una extraña doble intensión que siempre hay en Obito.
—No entiendo porqué tanta lealtad a esta niña —Obito toma entre sus dedos la cara de Ino para que mire a Izumi en la cama— te hice un pequeño favor al dejarla en Amekagure.
—¿Qué le hiciste, Obito? —Ino tiene miedo a preguntar porqué recuerda el maldito expediente, alguien la había amarrado con una cadena y apretujado hasta romperle las costillas mediante sus canales de chakra, físicamente y en el exterior ella no tiene ningún tipo de herida. Por supuesto, Inoichi no había dado esa información a los Uchiha.
—Digamos que todo lo que sucedió volvió a suceder¹. Solo que le di una mano —Obito es un maldito cínico de mierda— te hice un favor para quitarla de tu camino por Itachi. No deberías pagarme de ese modo.
—¡Izumi no tenía nada que ver! —Ino empuja a Obito y a penas puede moverlo, tan firme, tan fuerte y con una expresión divertida—. ¡¿Qué podía saber ella?!
El patrón de Obito: deshacerse de quien fuese porque saben demasiado, Akatsuki, Danzō, Madara —el verdadero—, Obito nunca mueve un dedo a menos que lo que sepa la persona sea peligroso.
Obito se siente particularmente emocionado porque Ino lo ha estudiado bastante bien y se siente halagado, no es capaz de ocultarlo y sonríe abiertamente.
—En realidad, nada —Obito dice la verdad, Ino puede verlo— solo te hice un favor. Quitarte a la ridícula enamorada de Itachi para que pudieras ir con él.
Para Ino eso no tiene sentido, Obito no guata de nada de lo que tenga que ver con Itachi o con ella, puede ser una mentira, pero su chakra no vacila y su respiración tiene el mismo ritmo. Él realmente piensa que le ha hecho un favor. Un favor que quizás deba pagar.
—Tú odias a Itachi.
—No lo odio —Ino se sorprende cuando siente el chakra de Obito elevarse, se mantiene firme en su posición y prevé lo que está a punto de hacer. Obito toma su barbilla y con algo de su peso intenta empujar a Ino a la pared, sin embargo, eso no sucede porque Ino desplaza un poco de su propio chakra a la planta de sus pies— odio que se vea interrumpido mis planes —Obito ni lo dice pero el movimiento de Ino lo sorprende.
—¿Qué tiene que ver Izumi en todo esto? —Ino está de frente con sus manos en la cadera y el semblante enojado.
—Izumi no me sirve —Obito quita importancia— no es alguna pieza que me beneficie, supuse que para sorprender a Itachi como tú lo hiciste buscaría una misión más compleja y querría competir contigo, así lo hizo. Pero cuando yo llegué, ella ya estaba en un genjutsu o lo que sea que le hayan hecho... ¿Por qué no le preguntas a Itachi? El maneja de los mejores genjutsu o a Shisui, haría cualquier estupidez por ustedes dos.
Obito sonríe cuando el rostro de Ino se desencaja, hay sorpresa, confusión y miedo. Itachi no le haría eso a Izumi, Izumi amaba a Itachi y por lo que ella se dio cuenta, él también sentía algo muy fuerte por ella.
—¿Qué sucede? ¿No crees que tu Itachi no sería capaz de matar a alguien?
Ino desvía la mirada de la oscura de Obito.
—Cuida lo que dices.
—Yo que tú me iba preparando para escuchar más de mí. —Obito la quiere tomar de la nuca para acercarla, pero se ve impedido cuando el brazo de Ino se lo prohíbe. Obito entrecierra los ojos—. Hicimos un trato y a menos que quieras que me deshaga de Itachi o que invite a Sasuke destruir Konoha. Cuidaría lo que digo.
—Tranquilo, Obito —Ino sonríe debajo del flequillo y sus ojos azules brillan por la luz del sol que entra por la ventana— no olvido nuestro trato.
Obito sonríe con autosuficiencia, Ino lee su energía y está tranquilo y conmovido con lo que ella ha dicho. Obito no tiene intenciones de enojarse en ese momento, se siente satisfecho con su trato y la no promesa, pero aceptación que le hizo. Él se acerca unos pasos, nada ofensivo, su energía establece que quiere sentirla cerca, tanto que se acerca a su oído y recita con aquella voz gutural en su oreja. Su aliento choca contra su cuello. Ino se paraliza por un par de segundos, no hay intención de hacerle daño.
—Ella ahora será un problema.
El sonido de la puerta abriéndose golpea sus oídos y puede ver a Itachi y Shisui entrar por ella. Ino los mira fijamente y sin prestar atención de Obito, escucha la risa profunda divertirse con el escenario. Obito coloca su mano enguantada sobre la suya y besa el torso de su mano con una terrible delicadeza.
—Te esperaré —susurra Obito y mira fijamente a Itachi— ya sabes del trato.
Sin más desaparece con Kamui dejando el eco de su risa en las paredes de la blanca habitación.
Shisui e Itachi están en la puerta, ambos pasan y cierran esta con seguro. Ambos la miran de una forma completamente contrariada, Ino sabe que ver aquella cercanía con Obito es contraproducente.
—¿De qué trato habla? —pregunta Shisui con la mirada en ella, busca la explicación que suene convincente o que ella no mienta.
—Solo estupideces —murmura Ino despegando la mirada de Shisui para plantarla en el suelo. No tiene tiempo de discutir, ni de dar explicaciones, necesita ir con su padre al tener una idea.
Obito no se oculta en absoluto y supone que es porqué ya no importa lo mucho que hagan respecto a él. Tiene asegurada la victoria, lo que sea que él piense que es, puede ser el tiempo o el poder; a pesar de su aparente cercanía hay cosas que no comprende del todo de Obito.
Para Ino, Obito comienza a llamar su atención y eso la empieza a asustar, no quiere pero es inminente que él ha obtenido su cometido. Ino se siente atraída al plan de Obito o la idea de lo que él quiere de ella.
Está apunto de salir del lugar, pero una mano la detiene sosteniendo la suya. No es Shisui qué está a su lado, es Itachi justo frente a ella. Observa con atención al Uchiha, su entrecejo fruncido y con aquella mirada que puede reconocer en cualquier lugar: incertidumbre.
—¿Qué hiciste, Ino? —Itachi toma con firmeza su mano sin llegar a lastimarla. Itachi busca la respuesta en Ino, pero no la encuentra.
—Y-yo... Nada... —Ino balbucea y siente su pecho apretujarse porque Itachi desvía su mirada para encontrar a Izumi en la camilla. El hueco en su estómago y pecho renace de un lugar recóndito—. Obito...
—Siempre lo supiste —Itachi la vuelve a mirar ahora con esos ojos inexpresivos, sin ningún signo de que aquello le acongoje. Él simplemente la mira sin titubear. Muy al contrario de como suele mirarla como si ella fuese una hermosa flor incapaz de tomar o corromper.
—¡No! —Ino chilla y niega con la cabeza—. No es así, me dijo quién era cuando me llevó con él.
—¿Cuándo planeabas decírmelo? —Itachi sigue sin soltarla y con el tono de voz más profundo. Está molesto.
Ino muerde su labio inferior para evitar decir algo inapropiado. No puede mirar aquella mirada llena de reproche y peor aún, de desconfianza que le dirige Itachi. El hueco incrementa y una sensación de ahogo la comienza a atrapar.
—No planeabas hacerlo —concluye Itachi con su silencio— además, ¿qué sucedió cuando desapareciste?
Itachi la acorrala no con su cuerpo o con su mirada, si no con sus cuestionamientos. Ella ha ocultado información por bastante tiempo. Con Akatsuki. Con Inoichi. Con Obito.
—¿Debo decírtelo todo? —Ino lo mira con desdén y sarcasmo, su rostro adquiere esa mirada retadora qué suele tener cuando algo en definitiva no le gusta y no está dispuesta a lo contrario.
—Ino.
Shisui en silencio mientras observa, por su parte, no está muy seguro de intervenir en el conflicto, entiende la molestia de Itachi y desaprueba completamente la familiaridad de Ino con Obito, sin embargo, aquella discusión no es de dos personas que discutan por una misión o por el destino. Es más profundo de lo que ambos pueden entender.
Una discusión de tal índole no es su asunto.
—No puedo decírtelo —Ino muerde su mejilla de nuevo y baja la mirada— es algo entre Obito y yo.
—¿Entre Obito y tú?
Itachi la suelta sin proponérselo. De todas las respuestas que esperaba esa no estaba en la lista, porque a pesar de ser un genio, Itachi es demasiado ingenuo y nuevo en lo que Ino se respecta. Ellos están en terrenos diferentes.
Ino quiere negar y decir que tiene un jodido trato con Obito Uchiha porque es la única manera en la que puede hacer algo. Pero Obito es lo que desea, desestabilizarla, hacerla perder el equilibrio y quitar ese frente fuerte que significa Itachi y Shisui.
—Obito —Ino mira hacia abajo en busca de algo, no sabe exactamente de qué, levanta la mirada y se encuentra con la de Itachi. Penetrante y fría— me mostró cosas que no puedo describir —Ino mueve sus hombros cohibida— qué solo yo puedo detener.
Itachi entrecierra la mirada exigiendo una respuesta.
—¿Qué quieres decir? —Pregunta Shisui y ahora se posiciona frente a Ino de igual manera.
—Que no necesitaré más de su ayuda —Ino tiembla al decirlo y se niega mirar a ambos.
—¿Qué se supone que eso significa? —Vuelve a preguntar Shisui.
Itachi no quita su mirada de Ino y por su postura rígida sabe que aquello le está calando mucho más de lo que puede aceptar, hay cosas que Itachi comienza a entender no como un genio shinobi si no como un joven de su edad con problemas de su edad.
—Significa que... Esto termina —Ino por fin se digna a verlos con una extraña inexpresividad en su mirada. Es extraño verla de esa manera, con el rostro frío y los ojos opacos de una oscuridad sin precedentes—. Voy a hacer esto sola.
—No lo estás pensando bien. —Shisui frunce el ceño con fuerza—. ¿Qué mierda te hizo ver Obito?
—Solo lo que Naruto y Sasuke no pueden evitar —Ino se ve triste y con un aura llena de melancolía a su alrededor.
—Ino confiamos en ti y en tu padre para que se encarguen de eso... Confiamos en ti —Shisui y su estúpida personalidad en la que quiere salvar a otros reluce en la discusión— sabes que no podrás con esto sola.
—¡¿En serio?! —Ino quiere golpearse a sí misma por las palabras que están a punto de salir de su boca. No está preparada—. ¡Ustedes que todo el tiempo han mentido!
—¿De qué hablas? —Itachi exige con ese tono autoritario y que le hace sentir mil emociones a Ino.
—¡Fuiste tú el que puso en este estado a Izumi! —Ino explota y levanta la voz, señala con el dedo a Itachi y después mira a Shisui—. ¡Y tú que has seguido las órdenes de Lord Fugaku al pie de la letra sin importarte nada! ¡No me vengan hablar de cosas correctas! ¡No ahora!
Shisui mantiene el semblante serio e Itachi parece no tener expresión en su rostro. Aunque hay error en una de las cosas que Ino dijo no dirán nada porqué no necesitan más problemas, suficiente tienen con Ino junto a Obito.
—No suficiente con eso —Ino da un respiro y los mira a ambos— siempre han dudado de mí, de lo que yo haga o deje de hacer, siempre espiando. Eso no es confianza.
Ino tiene un punto en acierto, sin embargo, lo que tiene Ino de empática lo tiene de testaruda y jodidamente problemática. Hay cosas que Ino no logra comprender en su totalidad, en visiones que ella es incapaz de ver porque es demasiado joven o porque nunca tuvo que sacrificar nada por alguien más. Ino Yamanaka tiene una visión reducida del panorama junto a un sin fin de emociones que surgen porque Obito comienza a tentar su mente, no en un sentido crítico, pero el ansiar saber el porqué le mostró su historia y lo que sabe comienza a afectar directamente a la Yamanaka.
Ino no se da cuenta que es víctima de su ignorancia por no decir estupidez.
—Es por tu bien... —Shisui intenta interceder porque Ino realmente se ve afectada y una pena inmensa comienza a surgir en el interior del Uchiha.
—¿Por mi bien? —Una parte de Ino realmente lo piensa—. Nada de esto ha surgido por mi bien... No digas mentiras.
Itachi no piensa decir nada en absoluto, es una pelea que no terminará en nada, porque Itachi ha demostrado ser inteligente y sabe que Ino no piensa compartir sobre lo que sea que haya pasado con Obito. Un amargo sabor cae en el estómago de Itachi y reconoce este en la punta de la lengua: está decepcionado, tal vez de Ino o quizás de él mismo por confiar en ella. No lo sabe a ciencia cierta porqué es la primera vez que discute con ella y que no terminará bien para ambas partes.
—Ino...
—No saben nada...
—Explícalo. —Ordena Shisui con los brazos cruzados. No pretende caer en el juego de manipulación de Ino.
—Nadie saldrá de aquí con vida. —Ino dice con la furia destellando por sus ojos azules combinados con lo rojizo de las lágrimas a punto de brotar. Pero ella es fuerte y no lo hará—. Obito lo sabe, quiere acabar con todo y todos. —Ino cierra los ojos y puede sentir la nada, el agua fría en sus pies y mierda, logra sentir la falta de algo cuando estaba en aquel espacio lleno de él—. Ese será el final para todos. No habrá nada.
—¿Por eso unirte a él? Es patético, Ino.
Ino abre los ojos por la sorpresa de las palabras provenientes de Shisui. El agujero que creció en su pecho ahora viaja hasta su garganta para poder establecerse ahí sin ningún problema.
Ino lleva sus manos a su pecho y el temblor en ellas comienza nuevamente. Sonríe un poco, pero la furia sigue habitando en ella.
—Shisui... —Itachi toma el hombro de su mejor amigo y mira a Ino para bajar la mirada a otro punto que no sea aquello bonitos ojos hirviendo en coraje, rabia y tristeza.
Itachi es incapaz de sostenerle la mirada. No puede evitar sentir un maldito golpe en las entrañas, esto no es como recuerda alguna vez que pasó, la tristeza en los ojos de Ino, el temo, el coraje y lo bien que puede fingir no sentir eso cuando claramente lo hace.
¿Es algo que siempre estuvo ahí? Claro que sí, Ino siempre tuvo esos anhelos por salir de ese lugar, siempre esperando a que él maniático de Obito hiciera de las suyas. Podía confiar en ellos, quizás una parte de ella seguía anhelando estar con los suyos por mucho que dijera lo contrario o que los amara como los ama.
Esa era una sombra que siempre existiría mientras ella estuviera ahí: una vida que no deseaba.
Y tal como Shisui e Itachi, a veces las decisiones malas se traducen a él bien común.
No puede juzgarla. No mientras esos bonitos ojos le suplicaran qué no lo hicieran.
—Piensa lo que quieras —Ino dice con el entrecejo fruncido— yo...
Ino está apunto de expresar unas palabras, sin embargo, su visión se ve interrumpida cuando mira a Izumi.
¿Cómo es eso posible? No se supone que su mente estaba en algún lugar recóndito, y que su red de chakra estaba completamente perdido, o que ni siquiera había indicios de una pronta recuperación.
—Itachi... —un pequeño murmuró sale de Izumi.
Los tres miran de donde proviene aquel pequeño susurró y encuentran a Izumi viéndolos discutir.
Ino presta mayor atención a la chica: el cabello hecho un asco, los labios agrietados, la mirada oscura y perdida, su piel tan pálida como una hoja de papel, su pecho sube y baja por la impresión. Ino estudia a más detalle sus manos, tienen una extraña forma que simula el comer algo con palillos, supone que quizás algún tipo de ramen o algo similar. Ino ve la expresión de los ojos de Izumi, pareciera que ella quiere reír o que mira a alguien de una forma profunda.
—Izumi —la llama Ino cuando ignora por completo a ambos Uchiha y se centra en la chica. La vuelve a estudiar y toca su pulso, es regular.
—Ino, si viniste... —escucha decir Ino, siente la mirada de los dos Uchiha sobre su persona— pensé... que no lo harías por ya... sabes... Itachi...
Ino está sorprendida como el par detrás de ella y entonces... ¿Ella está despierta? ¿Solo así?
Obito lo hizo, probablemente la despertó el muy hijo de puta.
—Está comiendo... —murmura Ino.
Ino dice mucho ante la mirada atónita de los otros dos. Camina entre ellos intentando explicar el cómo Obito despertó a Izumi, no obstante, la mano cálida de Shisui la toma por el codo para evitar que pase de largo.
—No hemos terminado.
—Yo lo he hecho.
—Déjala ir —Itachi ni siquiera la mira y se centra en apretar el botón azul que hay en la habitación de la Uchiha. La alerta para que un médico la atienda.
Ino quita su brazo y, es entonces, que camina pasando entre ambos Uchiha. Da un último vistazo a Itachi, no la mira y parece ser que no se percata que ella lo observa. Él está más ocupado viendo los signos vitales de Izumi Uchiha como si la presencia de Ino no importara. Por otro lado, Shisui suspira pesadamente y no despega su vista de ella, está molesto y quizás decepcionado como Itachi.
De todos modos no debe tomarlo más emocional de lo que ya es.
Necesita a su padre. Y no por el despertar de Izumi.
El hueco en su garganta quema, las náuseas entierran la ansiedad que comienza a sentir y la sensación de ahogo quiere salir fuerte e imponente.
Ino se retira y Shisui se pregunta... ¿Por qué mierda tiene que estar en medio de la maldita primera pelea entre Itachi e Ino?
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El Cuatro Colas es definitivamente un maldito problema, la bestia tiene un extraño resentimiento con la humanidad y si es sincera, ella también lo tiene. La batalla no fue muy fácil, pero al ser la única integrante de Akatsuki pone todo en perspectiva.
Son Gokū es una bestia demasiado ruidosa e inestable, necesitaba de una persona de igual forma y sin saberlo puede pensar en Kisame qué en algún momento en un futuro pudo obtenerlo, pero Konan nunca se ha caracterizado por ser tan ruidosa como el ex espadachín.
Cazar por pie propio a las bestias con cola es definitivamente lo más complejo que haya hecho. Ni siquiera guiar a su aldea y evitar intromisiones se ha comparado con ello.
Konan debe hablar con Nagato para al menos agregar dos personas más a Akatsuki. Todos los miembros muertos y los posibles candidatos los han rechazado porque ni siquiera tienen la maldita reputación que deberías de tener.
—Ya me encargue del Tres Colas.
—Madara. —Konan dice mientras sigue su camino por aquel rocoso camino.
Los grandes monolitos se extienden a su lado, el suelo es tan seco que el polvo se levanta sin ningún problema, el aire es difícil de respirar porque el calor logra sofocar sus propios pulmones.
Está demasiado lejos de la Aldea Oculta entre la Lluvia, la humedad ni siquiera parece que necesite presentarse. Está demasiado lejos para obtener algún tipo de refuerzo como sugirió Nagato en un inicio.
—¿Por qué tú estas cazando a las bestias? —Obito camina una vez que Konan se detiene, mira a su lado para encontrar a cientos de papeles alrededor del cuerpo de Rōshi, el jinchuriki de Son Gokū—. Ya recordé porque se me fue un poquito la mano y los maté.
—Seguimos tus deseos, recolectar a las bestias.
—Para lo que me importa —Obito camina al rededor de Konan y ella no quiere despegar la vista del hombre. Se ve exactamente igual que cuando lo vio la última vez con ese aire jovial y demandante— debí seguir mi propio plan desde un inicio, ustedes me salían demasiado caros.
Konan no pretende verse afectada con sus palabras. Es una mujer fuerte y el psicópata de Madara no es su problema, cuando Izanami les sugirió que siguieran exactamente con su plan, no se pudieron negar en absoluto. Con o sin Madara ellos seguirían su plan.
Un poco de paz para todos.
—Morían a diestra y siniestra, y no es una buena apuesta si lo ves a la lejanía —Obito la mira a través de la máscara— no necesito sus servicios. ¿Para qué quieren las bestias?
—Ya debes saber para qué.
—Oh, la estatua —Obito chasquea la lengua con burla— el armamento, la expansión, la paz... Las bestias no sirven para lo que se avecina, Izanami te ha mentido, esa perra lo hace tan bien como es respirar.
—¿Confiar en ti?
—Esto es un juego, Konan —Obito está fijamente parado frente a ella— uno que te aconsejo que no juegues si no sabes tu posición. La estupidez que Nagato y tú planeen no lo haría si fuera tú.
—Los rumores corren —Konan no está molesta o siquiera hay temor en ella— secuestraste a un jinchuriki. Konoha tiene dos entre sus muros.
—Cuando mi rival —Obito sigue con ese patético papel de Madara qué ha llevado tanto tiempo que hasta parece que se ha acoplado a la perfección— Hashirama dio a las cinco naciones a las bestias no se opusieron, ¿por qué hacerlo ahora?
Mentiroso, puede leerse en la mirada de Konan. Si Obito sigue con esa farsa significa que o hay demasiada confianza en él o no le importa mucho lo que haga sus dos miembros de Akatsuki.
—Tú mentira es absurda.
Obito inhala y exhala profundamente.
—Esa perra te lo dijo —Obito no se ve sorprendido— pensé que serías más inteligente.
—No se trata de inteligencia, si no te importan las bestias y la estatua ¿por qué tanto hincapié en que no busquemos a los jinchuriki?
Obito debe admitir que Konan nunca se vio intimidada por él, siempre de la mano y a las espaldas de Nagato, siempre segura de su poder y sus habilidades, de sus creencias y eso sin decirlo lo lograba irritar de sobre manera.
—Porqué la ingenuidad de Nagato es adorable.
—Tú engaño no es ingenuidad.
—Sabes a lo que me refiero —Obito coloca su mano en el pecho fingiendo estar herido emocionalmente— te sugiero que busques un lindo lugar para el retiro que tendrás con Nagato.
—Todos están contra ti —Konan dice con una gran calma, es admirable— tienes todo en contra.
—A la única persona que necesito es a Ino y la tengo justo donde quería.
Obito se jacta de sus propios méritos. Konan sabe que no es así, que debe haber un maldito error en el plan de Obito como siempre debe haberlo.
—¿No te importa la guerra que desatarás?
—Una guerra es lo de menos —Obito comenta y sigue firme en su posición— con Suna a punto de atacar Konoha y el Raikage protegiendo a los suyos no me preocuparía por mí. Si no por ustedes.
—Iremos por los dos jinchuriki —advierte Konan.
—Adelante, hazlo —Obito invita con una sonrisa en su rostro, que aunque Konan no pueda verlo sabe que lo hace en son de burla— búscalos y utilízalos en tu estúpida estatua que no servirá de nada.
Konan no dice nada, pero un destello de confusión aparece en sus preciosos ojos ámbar.
—Te agradecería si lo haces —Obito sonríe y Konan sabe que en serio lo considera— trae tu batalla a Konoha. Y serás capaz de entender porqué hago lo que hago.
—He protegido a Nagato toda mi vida para que tú llegues y le quites lo que él tanto ha deseado —hay convicción en las palabras de Konan y Obito comprende por dónde quiere llevar la conversación.
—No necesito el Rinnegan de Nagato para hacer lo que me plazca —Obito da un paso al frente para intimidada, pero no lo logra— puede quedárselo, si no hubiese sido por Madara nada de lo que tu amado Yahiko soñó se habría podido realizar. Así que, o te retiras con la poca dignidad que les queda a ambos o atente a las consecuencias.
Konan lo mira fijamente sin parpadear o sentirse intimidada por él.
Obito sonríe nuevamente, porqué lo ha hecho, rindió sus frutos. Todas las piezas caen exactamente donde deben caer.
Cuando Obito desaparece y deja a Konan en compañía del cuerpo de Rōshi y su propia soledad, algo dentro de ella se remueve con fuerza. No sabe si es temor o algún tipo de incertidumbre que no conoce.
Izanami advirtió de Obito y su sucios planes que incluso aquella mujer es incapaz de ver. Obito se ve bastante tranquilo respecto a las bestias, no le importan. Entonces, el plan debe de seguir, Nagato y Konan deben cumplir la última voluntad de Yahiko.
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La inmensidad del cuartel acompañado de una lúgubre luz en medio del techo del pasillo, el eco de sus propios pasos retumban en las paredes, el aire viaja por algún tipo de ventilación pues puede oler el aroma que produce este y que, sin embargo, la humedad sigue presente en aquel lugar.
Mira las puertas del pasillo, las habitaciones, los baños, los cuartos de entrenamiento. No pretende abrir ni una, porqué la orden no fue buscar a cada miembro de ANBU qué fuese posible.
—No deberías de estar aquí —Itachi dice cuando siente la presencia bien conocida, en realidad, él no debe de tener acceso ya.
—Para lo que importa —Kakashi lleva su libro clásico entre sus dedos— ANBU, Policía Militar, es lo mismo todos bajo el mismo nombre.
Itachi lo mira de soslayo para que se acerque un poco y puedan ser capaces de estar a la misma altura en aquel oscuro y para nada alegre pasillo.
—¿Ha pasado algo? —Cuestiona Itachi directo al grano, para Kakashi no es novedad y debe sentirse extraño de estar caminando entre los pasillos de la organización a la que alguna vez perteneció.
—No, pero Shikaku es muy insistente en saber los pasos de Raíz. —Itachi asiente dando la razón.
Lo cierto es, que con la desaparición de Danzō mucho de los miembros más leales al anciano estaban inquietos bajo la supervisión de los Uchiha, algunos había renunciado y otros habían optado por la extraña maña de... acabar con su vida. Eran tan leales a él que no vislumbraban su vida sin las órdenes directas de Shimura. Entre ellos Itachi había reconocido un nombre en particular: Sai. Un jovencito de escasos años tal vez uno o dos años mayor a Sasuke, un extraño parecido y con una historia bien conocida, gracias Ino.
—Están bajo control.
Claro que lo estaban, ser líder de ANBU era un trabajo extrañamente fácil para sus habilidades, sin embargo, Raíz era una división bastante más compleja por sus inicios de la organización misma.
Aunque, si puede decirlo, no lo están completamente.
Cuando entra a la sala general. Aquella utilizada para tener reuniones o entrenamientos generales bajo un gran y amplio techo en conjunto de pocas luces qué no dejan de presentar aquel aire oscuro que suele tener la organización.
De los pocos miembros de ANBU, en filas de tres por seis personas, con un total de dieciocho miembros. La matrícula de la organización había descendido considerablemente. Pocos pero de los mejores shinobi que tenia Konoha que no fuesen un Uchiha. Debe admitir que Danzō se las había ingeniamos bastante bien.
—Capitán —llamaron todos al unísono cuando entró por la puerta inicial y con una ligera reverencia a Itachi y a Kakashi.
—Descanso —ordena.
Como buenos en acatar ordenes, simplemente dejaron su pose rígida para seguir con su labor: pacientes a cualquier orden, las máscaras sin mover y el gran traje que los caracteriza.
—¿Hay algún problema? —Comenta una de ellos, con su cabello largo y castaño cayendo por su espalda, a Itachi le recordó un poco a Izumi.
—¿Hay algún indicio que lo indique?
Itachi siempre tan estoico y redundante. Si algo había aprendido es que ANBU poco podía confiar, mucho de ellos como la misma Policía Militar junto a Shisui estaban casi asqueados de la forma en la que su padre había ascendido al poder. Por supuesto, mucho de ello estaba basado en chismes y otros (en su mayoría muertos, gracias) los habían vigilado por órdenes de Danzō. Así que, tenían mucho de dónde considerar para poder odiarlos con calma.
Por supuesto, a Itachi no le importa.
Pero los conflictos con más dramas de lo necesario siempre han sido un maldito dolor de cabeza.
—No, señor —dice ella con la extraña máscara de conejo que la caracteriza.
—¿Algún comentario? —Pregunta Itachi.
Imagina que los —no— rumores y verdad acerca de la próxima guerra están pisando los talones de todos los grupos de ninjas de todas las naciones.
—Fuimos llamados por su padre, Lord Fugaku, pidió de forma extenuante que nos encarguemos del estado de los habitantes de la aldea y ayudemos a evacuar en dos días. —Expresa Torune Aburame.
Itachi lo mira sin expresión en el rostro.
Así que es más que obvio lo que se aproxima. Pero no es exactamente la orden lo que le preocupa, más bien es el tono de voz de Fū Yamanaka y el extraño lenguaje corporal de Torune lo que no concuerda con lo que ha dicho.
—Específicamente después del festival de invierno —dice Fū y uno que otro miembro de la organización asiente en silencio aun con las máscaras en sus rostros.
—¿Hay algún problema? —Itachi siente algo removerse en sus entrañas.
Mira a cada uno de los miembros para ver si, alguno de ellos tiene algún comentario que hacer. No le interesa en lo más mínimo, porque esta demasiado ocupado apaciguar la sensación tan conocida.
Itachi siempre ha sido extraño, en un sentido poco ortodoxo. Reconoce de inmediato la fierecilla que despierta, ni es aquella que renace cuando está presente Ino, es la oculta que arrasa cuando Sasuke está involucrado en lo peor que puede pasar: Konoha en conflicto.
No obstante, a pesar de todo lo que Ino o Shisui puedan pensar, Itachi tiene la oscuridad que cualquier individuo puede tener. La que todos tenemos por nacimiento y la que espera ser iluminada cuando se requiere. Itachi nunca la ha dejado salir completamente, de no ser por la intromisión de Ino, lo habría hecho y ahora necesita expulsarla.
Porqué Itachi no es como cualquiera que estuviese en esa habitación, al igual que Kakashi tiene una parte retorcida, una parte capaz de hacer cualquier cosa, una que para la moral de muchos no habría tenido el mínimo sentido y para aquellos que entienden lo harían sin dudarlo.
Kakashi entrecierra su único ojo visible y recuerda vagamente la actitud de Itachi cuando pasaría el supuesto golpe de estado: irritable, desafiante y poco confiable. Ahora es exactamente lo mismo, con la diferencia de que ahora es más expresivo y sus emociones retoman mayor fuerza de lo que supuso.
Itachi es una sombra más grande e imponente de lo que llegó a ser.
—¿Por qué tú padre nos da órdenes? Somos un organismo autónomo.
Itachi mira a Fū y se cuestiona si la irreverente que tienen los Yamanaka es exactamente un hecho innato o simplemente tienen demasiada confianza en ellos. Tiene tres ejemplos perfectos.
—¿Te sientes demasiado subordinado?
El Uchiha no se jacta de su posición, sin embargo, Fū es un maldito descarado de mierda. Es bastante más problemático que otros miembros de ANBU y de Raíz, no supone que es su forma de pensar o su lealtad por Danzō, es la forma en la que asegura que ellos tuvieron algo que ver.
Ha sucedido desde que él está a cargo y, sinceramente, lo había ignorado como hasta la fecha, no le importaba mucho el Yamanaka y si era sincero, tampoco era que le incomodara lo que dijera entre palabras. Siempre asegurando y confiando en su mal criterio de que el padre de Itachi había desaparecido a Danzō o el mismo Itachi había estado involucrado.
No le interesó, pero eso cambió drásticamente cuando los miembros más leales comenzaron a asegurar una persecución en su contra, como si los Uchiha los deseaban cazar a cualquier allegado a Danzō, con la muerte inminente de unos y la renuncia de otros. Fū Yamanaka habría alimentado más su hambre por algún tipo de venganza qué solo existía en su mente.
—¿Por qué debemos seguir tus órdenes?
Fū es directo y no tiene miedo a posibles represalias.
Fū Yamanaka es un shinobi excepcional con habilidades excepcionales. Recuerda el maldito informe sobre el joven shinobi. Es miembro de la segunda familia, una especie de segunda rama que había en el Clan Yamanaka, eran aquellos que están bajo el cargo de Inoichi, una parte del Clan que se dedican no solo a la importación y exportación de plantas y flores al mundo shinobi, si no una rama que protegían los secretos del su familia. Itachi recuerda perfectamente leer que Inoichi no estaba de acuerdo, algo que podía decir era que el líder del Clan Yamanaka siempre ha sido demasiado intuitivo para el bien de Danzō, un acierto a probar.
La primera familia de los Yamanaka (aquellos cuya caballera era tan rubia como el sol) están explícitamente educados para conocer las técnicas y secretos, y al igual, que en el Clan Hyūga, la segunda familia Yamanaka se dedica a la protección de dichas técnicas, más no de las personas, a diferencia de los Hyūga.
Para Itachi aquello no es de gran importancia, todos los Uchiha crecieron con el mismo tipo de oportunidades, nadie estaba en diferentes ramas o raíces de su clan. Cosa que, frecuentemente se encuentra en familias tan grandes como la Yamanaka y la Hyūga. Itachi no se siente específicamente atraído a las leyes de diversos clanes.
Mi padre estaba muy reacio a su incorporación, Fū no estaba obligado a ser parte de la segunda familia, podría ser ascendido a la primera si se casaba con alguien de nosotros o por méritos propios, pero eso no pasó, era demasiado joven cuando entró a ANBU, mi padre por supuesto no estuvo de acuerdo, aunque Danzō siempre tuvo la inquietud de tener a varios Yamanaka, Fū fue algún tipo de permiso para que nos dejara en paz. Le habría dicho Ino a Itachi una vez que pregunto acerca de cómo había aceptado Inoichi tan protector con su gente a que Danzō estuviese de acuerdo.
Fue una moneda de cambio. No era de extrañarse qué Danzō buscara los más jóvenes talentos de los los clanes de cualquier tipo, entre ellos huérfanos de guerra o cualquier habilidad que le sirviera. Inoichi había sido bastante inteligente, permitiendo que Fū fuese el único miembro de la familia, alguien de la segunda familia sin mucho acceso a cierto tipo de información y resguardando a los Yamanaka al Departamento de Inteligencia, justificando que, son los mejores en su ámbito.
—Esa no fue tu actitud cuando se trataba de Danzō.
Itachi pocas veces puede salirse de sus cabales y las veces que lo ha hecho puede decir que, siempre fue un mero acto de observación para la reacción del otro.
Fū lo mira descaradamente, con aquellos ojos tan diferentes a los de Ino e Inoichi. Otro punto a considerar, Danzō tenía un gran poder de manipulación, haciendo creer a los miembros de Raíz que ese es su único lugar en el mundo. Puede reconocer a un renegado cuando lo ve. Iniciando específicamente con sus rasgos físicos, la segunda familia tiene cabello pelirrojo o castaño entre ellos, ojos verdes o ámbar y pocas veces tienen aquellos cabellos rubios y ojos celestes como el cielo.
Recuerda a Ino y cómo siempre había tenido un extraño sentido en contra de Raíz porqué Fū era dulce y carismático, no era demasiado ruidoso y solía ayudar en la tienda cuando éramos niños, después de entrar a ANBU su mundo se volcaba en sus misiones y aquella chispa que solía tener desapareció para servir únicamente a Danzō.
Itachi mira de reojo a Kakashi y puede notar esa aura qué todos los ANBU y Raíz tienen consigo, como si nunca desapareciera.
—No finjas que nunca fuiste uno de nosotros. —Fū tiene esa habilidad dictada por su clan, observador y petulante.
—A diferencia tuya no abandone mis ideales.
Kakashi observa con detenimiento a Itachi, ahí está es forma irritable y desquiciada que alerta sobre el Uchiha. Su voz profunda y rasposa, su mirada fija sin emociones y sobre todo su postura rígida, está a punto de llegar a un límite.
—¿Por eso fuiste un doble espía? —Fū tiene la sonrisa arrogante, que reconoce en Ino, la molestia comienza a supurar, pero es demasiado inteligente para que el otro lo note. El parecido no es tanto, pero Fū e Ino tienen un ligero parecido entre ellos, son algo así como primos hermanos.
Mi padre y la madre de Fū eran medios hermanos, pero mi abuela Inori, tuvo un amorío con el padre de mi tía. Eso los vuelve algo impropio. Fū nunca podría ser líder del clan aunque lo deseara, las reglas no sirven de ese modo. Dijo Ino restante importancia cuando Itachi la miraba asombrado por parte de la historia que nadie más conocía sobre el Clan Yamanaka.
¿Tú qué piensas respecto a eso? Itachi siempre ha sido curioso. Pero le asombro la respuesta de Ino.
Ella amaba al hombre de la segunda familia, la obligaron a casarse con mi abuelo y tuvieron a mi padre. Muchas cosas desearía que fueran diferentes. Ino no lo dijo y está seguro que tenía que ver con las reglas que nadie cuestionaba y parecía que todos los Clanes tenían negado a verse afectados, aunque fuesen una completa mierda.
Itachi piensa lo mismo.
—Regocíjate en tus palabras, porqué será lo único que tengas. —Calmado.
—No te hagas el santo —Fū lo mira nuevamente con una sonrisa en sus labios— sé que tienes una linda aventura con los cosmos.
Nadie entiende lo que él Yamanaka quiere decir, por el contrario, se miran unos a otros para saber. Kakashi comprende perfectamente por dónde quiere ir, sin embargo, la pregunta es ¿Cómo fue posible que Fū lo sabría? Quiere provocar a Itachi.
—Tus suposiciones son inválidas.
—A puesto que mi líder lo sabe —se refiere a Inoichi, entonces, Itachi sabe que no fue por espiar a él o a Shisui en todo caso, espió al líder de los Yamanaka y padre de Ino—. ¿Qué pensaría el consejo?
Itachi lo mira y Fū se ha dado la tarea de invadir su espacio personal. Frente a frente. Itachi sabe lo que él otro hace, por supuesto, habían cometido errores demasiadas personas saben del paradero de Ino, los Uchiha, Inoichi, Shikaku, Chōza, Kakashi, Hiruzen; eran demasiados elementos, siempre habría un peón suelto qué no se cuidaría y lo desquiciado que Obito actúa no hay mucho que pensar.
—Supones que tus amenazas me afectan —Itachi da la vuelta para darle la espalda al pelirrojo— Tus propias implicaciones son poco acertadas y tal vez por eso dejaste que Danzō tomara tu mente y voluntad.
Fū aprieta su puño.
—¡Eres un maldito cobarde!
Fū grita con fuerza y el eco retumba en las paredes. Itachi no se inmuta y comienza su andar por el cuartel para dirigirse a donde sea que le un poco de calma. Kakashi se queda quieto esperando la respuesta de ambos, eso no ha terminado.
—¿Crees que soy un cobarde? —Itachi detiene su paso pero no da la cara.
—Eso es lo que eres, debiste matar a tu clan cuando recibiste la orden. Esto se habría evitado y tendríamos la paz suficiente.
Los miembros de ANBU se miran unos a otros sin entender, el mismo Torune se ve confundido a pesar de tener el rostro tapado.
—Lord Danzō me dijo todo, acerca de tu patético clan a punto de dar un golpe de estado —Fū tiene una sonrisa satisfactoria— me dijo cuando tu estúpido padre tomó el poder, me dijo que la misma noche que lo harías apareció una persona conocida para nosotros —Fū levanta la ceja con autosuficiencia y soberbia— no me dijo el nombre, pero me dio la tarea de saberlo y después él desapareció por arte de magia. Por supuesto, cuidas tus pasos pero él no lo hace lo suficiente cuando de mí querida prima se trata —se refiere a Inoichi nuevamente— no fue difícil saberlo.
Itachi comprende porqué lo hizo Danzō, el muy hijo de puta quería ojos en todas partes, él único que podría reconocer a Ino sería Fū Yamanaka. Inteligente, pero no contó con que Obito lo desaparecería, Danzō tuvo el pecado de soberbia al creer que nadie iría por él o que haría lo que le vendría en gana.
Los murmullos se oyen. Kakashi desliza su mano a su porta kunai por si en cualquier momento necesita intervenir. Debe admitir que Danzō no tenía nada de descuidado o de estúpido. Lástima que la pasa demasiado bien con Madara.
—¿Cuál es tu deseo, Fū? —Cuestiona Itachi mientras lo ve de reojo. El Yamanaka está desprevenido—. Te hablo. ¿Cuál es tu deseo?
—¿Deseo?
La gente suele desquiciarse cuando preguntas algo que no está en sus mentes. Ino es inteligente, dijo alguna vez en el País de la Nubes cuando un shinobi le había atacado para proteger los secretos de su aldea. Ino había sido rápida y talentosa, pero el tipo le había lastimado demasiado y justo cuando iba a dar un buen golpe, Ino había hecho una pregunta extraña sobre la información. El shinobi no dijo nada más y se había quedado parado sin pestañear momento adecuado para que recibiera un golpe de parte de Itachi. El pensamiento de las personas suele tener cierta lógica y cuando hay un cuestionamiento que no están preparados, el instinto prevalece para estudiar el campo. Es una parte básica de nuestro entrenamiento. Dijo ella con una bonita sonrisa.
Con Fū había sido demasiado sencillo, es un shinobi fácil de leer, el hijo de una hija ilegitima de la antigua líder del Clan Yamanaka, una moneda de cambio en el Clan, un arma para Danzō... Fū tiene tanto tiempo sin considerarse a sí mismo una persona que la pregunta no tiene lugar en su mente.
Él no desea nada. No tiene voluntad.
Solo los deseos de Danzō.
—¿El deseo? —Pregunta Itachi sin parpadear.
—Eres un hijo de perra...
—Dime qué quieres.
—No tienes ni puta idea de lo que deseo.
Itachi sonríe detrás de su cuello alto y parpadea para que Fū lo mire fijamente.
—Te daré lo que quieras.
—Mataste a Lord Danzō —Fū está colérico y si no fuera por el entrenamiento de Raíz, probablemente ya estarían en un combate cuerpo a cuerpo— quiero tu cabeza y la de todo tu clan.
—¿Solo eso?
Itachi se burla y Kakashi puede ver la sombra de lo que puede ser el Uchiha si se lo propone.
—Quiero a tu clan.
—De acuerdo —Itachi habla con calma ante la mirada atónita de todos— eso tendrás.
Itachi se regocija con una sonrisa ladina cuando Fū lo mira fijamente, el Yamanaka da un paso en frente y entonces, el sonido hueco de un golpe llega a sus oídos porqué Fū Yamanaka cae de rodillas frente a Itachi con la mirada perdida y el cuerpo completamente rígido.
Fū no puede respirar y jadea de una forma poco viable.
—¡¿Qué mierda?! —Torune grita.
Torume alarmado camina para ayudarlo o encarar a Itachi, sin embargo, eso no sucede, de igual forma cae de rodillas junto a Fū. Y de la misma forma que el Yamanaka su mirada se encuentra perdida junto al cuerpo completamente inmóvil.
—¿Tiene alguna duda?
Itachi pregunta de reojo y los presentes rápidamente caen de rodillas sin importar nada.
El silencio reina.
—Eso pensé —Itachi dice y los miembros ANBU siguen rígidos sin poder respirar—. Capitán, vamos.
Itachi desaparece de la sala sin mucho escándalo y detrás de él. Kakashi con su rostro monótono y aquella flojera qué lo caracteriza. Hatake da un pequeño vistazo a sus antiguos compañeros de trabajo y entonces, se percata que ninguno de ellos está realmente en malas condiciones, respiran y muy probablemente estén en algún tipo de genjutsu.
De todos modos nunca fue muy fanático de aquella organización y si es sincero, muchos de ellos lo merecen.
No obstante, Kakashi no pasa desapercibido qué aquella aura estoica y firme que pretende tener Itachi comienza a romperse con pequeñas fisuras demostrando que, la oscuridad es algo inherente al Clan Uchiha.
E Itachi está consciente de ello.
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Mira nuevamente el mapa entre sus dedos, traza el pequeño camino que recuerda vagamente y da un suspiro intentando no estremecerse.
El frío no es lo bastante agudo o el viento lo bastante fuerte, sin embargo, una sensación de nostalgia golpea su estómago con fuerza. Espera (de corazón) que sea fácil entrar y salir de Konoha, que el clan Hyūga no tenga vigiladas todas las entradas y que, tenga la sensatez para hacer la cosas como su propio plan requiere.
Hinata recuerda vagamente aquel camino, solía usarlo cuando era niña y su padre era demasiado exigente con sus entrenamientos, al no lograrlo y sentirse un maldito fracaso, solía escapar por un conducto del Clan Hyūga como contingencia a algún problema como los que solían tener en sus inicios con el Clan Uchiha. Solía no regresar a casa en horas y, sin embargo, una vez que se iba tendía a regresar para ver que, en realidad nadie la había buscado. Era una daga en el corazón de Hinata.
Hace un par de sellos, y coloca su palma sobre el pasto árido debido al otoño. Entonces, aparece una red de diversos símbolos mostrando el sendero por el que debe caminar.
Da un paso y está a punto de dar el siguiente para entrar al Distrito del Clan Hyūga y una mano la detiene.
No debe ser una experta para saber quién es.
—Tú eres aún más temeraria que Itachi —Obito se ve bastante divertido con eso— ¿Qué quieres conseguir?
Hinata da un largo suspiro y supuso que alguien como él estaría vigilando de cerca. No le da la cara a Obito y en cambio visualiza la forma en la que él sendero deja de iluminarme para apagar los símbolos y volver a ser el paso secreto de los Hyūga: un montón de árboles y hierbas largas que no permiten el paso.
—Ups, se cerró el camino —Obito se burla— tendrás que esperar setenta y dos horas para abrirlo.
Hinata ahora sí lo mira directamente ¿Cómo sabe eso? Los Hyūga son los únicos que conocen el acceso a esa parte de la aldea porque ellos son los guardianes de aquellos recintos.
—¿Te sorprende? Conozco muchos secretos de Konoha.
Claro que lo hace, Hinata no se sorprende demasiado, debió suponer que él sabría de algo como eso. No por anda puede entrar y salir a voluntad.
—No tengo tanto tiempo —dice Hinata y mira hacia sus pies. Obito se acerca solo un poco a ella bastante intrigado, a pesar de la máscara puede sentir su penetrante mirada de él—. Itachi ya está muriendo.
Y no es un decir, Itachi se ha encerrado en una habitación los últimos dos días sin comer, sin tomar algún medicamento o lo que sea que deba hacer. Hinata a veces oye como avienta cosas o termina desmayado por su condición.
Hinata no pretende decirlo que puede sentir el toque de Obito rígido en su brazo —aún toma su muñeca con firmeza— y la casi nada burla de su voz comienza a surgir ideas en la mente de ella.
—Dejó de tomar sus medicinas —Obito infiere, por supuesto, es algo que Itachi haría porqué no ha tenido el tiempo suficiente y Sasuke quién sabe dónde mierda está para terminar su tarea.
—No desea más tiempo —dice Hinata con una carga en su pecho.
—¿Y por eso regresar a Konoha? —Obito escupe las palabras con rabia.
Hinata lo mira sin parpadear e inclina su cabeza un poco confundida, Obito siente la ira correr por sus venas y un revoltijo en su estómago cuando Hinata parece percatarse de su extraño cambio de actitud. Ella no dice nada porqué él ya tiene suficiente.
—¿Por qué está molesto? —Hinata pregunta inocentemente, Obito es una persona extraña y un poco inestable.
Obito suelta la muñeca de Hinata como si quemara y eso es cierto. No tiene la más mínima idea de por qué de un momento a otro se siente iracundo respecto a las acciones de Hinata. No sabe a ciencia cierta si porqué Hinata parece sentirse atraída por la idea de abandonar a Itachi o porqué la considera demasiado débil para llegar a las últimas con él.
Hinata parece percatarse de su estado de ansiedad.
—Quítate, niña —ordena Obito de pésimo humor.
Hinata hace caso omiso y se mantiene frente al Uchiha.
—¿Qué pretendes hacer?
—Buscar a Lady Tsunade —Hinata dice con su voz tan baja que a Obito comienza a molestarle de nuevo.
—¿Crees que alguien como ella salvaría a Itachi Uchiha?
Bueno, ahora que lo dice así, tiene razón. Hinata baja la mirada en busca de una respuesta hábil, pero lo único que tiene es que Hinata no sabe ninjutsu médico, solo conocimiento de hierbas o plantas, nada demasiado ostentoso y las opciones se terminan. La única médico que podría ayudar sería Ino y no es una opción, tampoco sabe si la rubia podría darle fin al problema ya bastante grave. Las otras dos serian Sakura o Tsunade.
Tampoco es opción.
—Arriesgado —Obito dice.
—Ya no tengo más opciones —Hinata realmente se ve cansada a ojos de Obito.
No sabe si es por el tiempo que ha cuidado a Itachi o es normal que ella ya no tenga aquellos rasgos aniñados de solía tener hace un par de años, sus facciones se han afinado y su cuerpo se ha desarrollado mucho más. Obito puede ver que Itachi ha influido demasiado en Hinata, su cabello tiene un tinte más oscuro a cómo solía tener en su larga investigación, su pose es más erguida y segura de sí y ni hablar de su pensamiento analítico. Hinata usaría al Clan Hyūga para mantener de una forma u otra a Itachi con vida.
Astuta, porqué es la heredera.
Nadie cuestionaría de más.
—Por lo menos ¿sabes qué es lo que tiene Itachi? —Hinata niega ante la pregunta de Obito.
Itachi no habría querido compartir esa información y lo comprendía, no tiene mucho sentido si su plan es morir a manos de su hermano.
—Interesante... —murmura Obito.
—¿Usted lo sabe, no es cierto? —Hinata pregunta y Obito percibe un pequeño destello en los bonitos ojos blanquecinos. Ella exige. Ella es demandante y definitivamente es mucho más parecida a Itachi de lo que puede entender.
—Puedo tener una idea.
Obito no es sarcástico y ciertamente, puede tenerla es un mal casi congénito.
—¿Qué puede ser?
—Los Uchiha tenemos cientos de defectos y uno de los tantos es la enfermedad por usar nuestra luz —se refiere a sus ojos— es una bendición y una maldición a la vez. Aquellos que usan excesivamente sus ojos terminan con el mismo destino... una muerte lenta y dolorosa.
—¿Solo por los ojos? —Hinata entrecierra los ojos buscando la mentira en Obito.
—No somos como los Hyūga —escupe Obito con desdén— nosotros no tenemos límites patéticos de tu clan, niña, somos más complejos y lo has visto con Itachi.
Claro que lo ha visto, es un enigma.
—¡Debe haber una cura!
Hinata está genuinamente preocupada por Itachi, la forma en la que arquea los ojos bastante preocupada, su mano en su boca para apaciguar la ansiedad y la manera en la que su labio inferior tiembla cuando Obito se acerca un poco. Ella está al punto del colapso. Porque Hinata a parte de verse tan bonita y madura, tiene unas terribles ojeras y quizá ha bajado un par de kilos tras la enfermedad y cuidado de Itachi.
—Puede haberla —nunca se lo preguntó Obito y eso es extraño.
—Usted, debe ayudarme —Hinata tiene las mejillas rojizas al suplicar y algo en Obito se remueve y da un jalón en su interior.
Extrañamente Obito se siente vibrante con el solo tono de voz de Hinata ante la suplica, fuerte y potente.
—¿Por qué debería?
—Porqué Itachi sirve más vivo que muerto —Hinata está convencida de ello.
Itachi conoce cierto secreto del viaje en el tiempo.
—¿Qué quieres decir, niña? —Obito se ve ansioso.
—Itachi puede ir con Ino —Hinata reza a todos los dioses que Obito sea lo suficientemente inteligente para deducirlo y ella no sentirse una traicionera con Itachi.
—¿Cómo es eso posible? —Demanda Obito.
—No tengo idea —es cierto, deduce Obito porqué Hinata lo mira fijamente y la vibrante sensación en su estómago incrementa, lo ignora por completo.
Para Obito aquello es terriblemente maleable para sus planes, un destello de curiosidad y de pasión vibra en el Sharingan de Obito.
Comienza a nacer ese delicioso arranque de saber más.
—Si ayudo a Itachi, ¿qué puedo obtener?
—No... lo sé —Hinata se sonroja al sentir la cercanía de Obito a su cuerpo.
Es bastante alto y su calor abraza su cuerpo al emanar. Hinata siente el estúpido escalofrío golpear con fuerza en su interior, y su aroma no sabe exactamente porqué logra embriagarme por unos segundos.
Su cercanía se siente asfixiante. En ambas partes.
—¿Qué puedes darme? —Cuestiona Obito caminando libremente hacia Hinata haciéndola retroceder unos metros.
—¿Qué desea? —Hinata espera de verdad que no pida sus ojos o los secretos de su clan. Eso sí sería traición.
La pregunta hace vibrar a Obito y una sonrisa se asoma por sus labios. Hacia tanto tiempo que no se sentía tan jodidamente vivo con solo una palabra. Hinata tiene un extraño poder que no logra descifrar Obito a la primera.
Y eso lo hace dudar y sentirse completamente ansioso por saberlo.
Obito sonríe aun más cuando Hinata queda acorralada entre el cuerpo del Uchiha y el estúpido árbol qué se interpuso. Ella se sonroja porque nunca ha estado tan cerca de alguien de esa forma (Itachi respeta mucho el espacio personal) y siendo sincera el calor de Obito, su aroma a madera y metal, su mirada penetrante la hace sentirse abrumada.
Obito es extrañamente encantador.
—Sé muchas cosas que puede hacerme.
—¡¿Eh?! —Hinata tiene el rostro pintado de rojo y el temor combinado con una brisa de algo más yace en el temblor de sus piernas.
—Solo... —Obito se quita la máscara para que Hinata pueda verlo, no le importa la sorpresa de ella y, en cambio, se acerca al oído de ella para poder susurrar— requiero que cuando lo necesite, estés para mí...
El murmuró de Obito golpea el cuello de Hinata y ella muerde su propia lengua para no emitir algún tipo de sonido impropio o que haga jactas a Obito de su estupidez.
Obito sonríe descaradamente y aspira su aroma: jazmines en su totalidad.
Una vez que él se aleja de ella puede verla con la respiración agitada y el sonrojo únicamente en su rostro.
—¿No es lo que deseas? —Obito la mira fijamente y con su mano levanta con suma delicadeza el rostro de Hinata.
Ella puede sentir el frío de la piel de los guantes de Obito.
—Si es para ayudar a Itachi... —Hinata no lo mira y dirige su vista hacia las hojas secas y cierra los ojos esperando no estremecerse cuando Obito sonríe— lo haré.
—Entonces, te ayudaré a entrar a Konoha para que entres al Distrito Uchiha y puedas extraer la medicina de las hierbas.
—¿Extraer el medicamento?
—¿Pensaste quería solo así? —Obito se ríe de forma tonta—. Podemos ayudarnos, pero no pensaste que te daría todo ¿o sí, niña?
—Bien, señor —Hinata asiente.
—Llámame, Obito —qué más da— presiento que esto no será lo último que hagamos.
Hinata se esconde un poco, pero sus latidos la delatan.
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Cuando Inoichi llega y ve a Ino con sus ojos vidriosos, su sonrisa triste y el temblor en sus manos. Sabe que ha llegado el momento de tal vez decir la verdad y quizás solo quizás proteger el corazón de su hermoso cosmos.
—¿Qué pasó? —Inoichi ve a su princesa en el escritorio de su oficina.
—Itachi me odia —Ino dice con un puchero que suele hacer desde los cinco años.
—Él no te odia. Nadie te odiaría, Ino —Inoichi habla seriamente— tal vez solo está confundido.
Pero Ino tiene un sexto sentido que puede ser un arma de doble filo. Entrecierra los ojos en busca del doble mensaje de su padre, porqué él estaría emocionado al saber que Ino dejara de lado a Itachi Uchiha.
—¿Qué hiciste, papá? —Ino pregunta con verdadero interés e ignorando que hasta hace un rato las terribles ganas de llorar comienzan a surgir con fuerza una y otra vez.
Inoichi se pone rígido y mira de soslayo para ver a Ino con los brazos cruzados y la ceja marcada porque Ino es tan parecida a Hima que asusta. La mirada amenazadora, el pie golpeando el suelo y los brazos cruzados.
—¿Hice algo?
—¿Papá? Sé que sabes algo. —La mirada de Ino no es de reproche, es de alguien que busca oxígeno cuando el agua ha subido demasiado y evitar ahogarse—. Lo he visto en tu mirada desde que llegué. ¿Qué sucede?
Inoichi no puede evitar mirar a la niña que le robó el corazón y que alguna vez le pidió que le enseñará todos los secretos de las mejores plantas. Ahora está frente a el exigiendo respuestas.
—Cuando estés lista lo sabrás.
—Papá...
—No, Ino —Inoichi abraza a Ino con fuerza y siente el cariño de su hermoso cosmos— dame unos días y lo sabrás, por favor.
Ino asiente y sabe que, tal vez es lo mejor.
—Izumi despertó del coma —Ino menciona en un murmullo.
Inoichi se tensa y entonces sabe que debe hacerlo.
El tiempo corre.
Tic toc, tic toc, tic toc.
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¹: Se refiere a la muerte de Izumi, vuelve a suceder exactamente como pasó durante la masacre.
Espero les haya gustado.
Obito y Hinata sí tienen la llamada tensión sexual, quise abordar a este ship, pero surgió natural y me parece que puede ser divertido abordar a dos personajes tan diferentes de esa manera, tenía mis dudas sobre si hacerlo como con el ItaIno una relación demasiado íntima en cuanto a la vida del otro, además que Ino e Itachi tienen una relación más bien basada en la confianza, intimidad, conocimiento del otro y el cariño (amor). Cuando emparejé a Shisui con Ino fue un tipo de diversión con coqueteo constante y basado en la amistad más que en una posible relación más pasional (que lo es, pero no en inicios tan profundos) . Siento que esta pareja les va a encantar como a mí.
Un poco de drama no le viene mal a nadie y tanto Ino como Obito tienen un trato, por supuesto, no lo sabrán ahora, y pobre Shisui siempre está en los momentos más dramáticos de la historia, qué les puedo decir. Itachi no solo comienza a despertar ese enojo que solía tener antes de la masacre, ha crecido y sus emociones son más intensas, también a considerar que, Obito e Ino definitivamente es algo que comienza a incomodarle.
Inoichi sabe cosas y pronto una gran respuesta revelará. Quise agregar un poco de la historia del Clan Yamanaka porqué en él se encuentran muchas repuestas y siento que no se le dio mucha historia detrás. En la segunda aparte espero poder ahondar en la historia del clan Yamanaka.
Coméntenme qué les pareció.
¿Teorías, dudas o quejas?
Gracias por leerme.
Nos leemos.
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