𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐗𝐈𝐕: Equinoccio
𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐗𝐈𝐕: ❛ Equinoccio ❜
El equinoccio de otoño, recuerda Hinata, no es su época del año favorita, esa suele ser el invierno y por supuesto que no le ve nada de malo a la entrada del otoño, pero esa sensación de melancolía y de tristeza que la acompaña la hace estremecer. Ama ver las hojas de los árboles caer, ama la sensación de frío que comienza a surgir y no importa que diga, ama el festival de otoño de la Aldea de la Hoja aquel al que nunca volvió.
Por lo menos los últimos dos años.
Hinata intenta ignorar por completo la sensación que le provoca aquel amanecer. Nostalgia, tristeza y falta de calidez.
La mirada oscura, oscura, oscura la hace estremecer; la estudia de pies a cabeza, intenta buscar la mentira en sus palabras, la burla o el desconocimiento de lo que habla. Él la subestima y parece no querer entender lo que sea que esté hablando. Debe evitar decir alguna tontería, debe ser concreta con lo que sabe.
Hinata siente el nerviosismo calar su cuerpo, una cosa es Itachi, pero otra es el enmascarado.
¿Qué se supone que debe hacer si Obito la hace estremecer?
—¿Qué intentas decir? —Itachi habla serio.
Es justo lo que provoca Obito en Itachi, se vuelve más oscuros, más expresivo, más iracundo, menos Itachi. Hinata es capaz de leerlo, es capaz de sentir la manera en la que Itachi suele perder un poco de él cuando el enmascarado deambula por su habitación.
Todo fue tan rápido, fue a explicarle a Itachi su repentina forma de haber dado con un cabo suelto qué nunca había notado. Que ni siquiera hubiese entendido, la razón: Obito llegó con su extraña habilidad a la habitación.
Tenía su vestimenta oscura, su cabello rebelde y su inigualable máscara, esa aura de seguridad retorcida y con una pizca de oscuridad que logra hacerle estremecer. Hinata puede sentir algo extraño en él, algo oscuro que brota o susurra por salir en un grito.
Hinata es extrañamente observadora.
—Hay algo que no consideré —Itachi tiene su vista en ella, seria, sin emociones, sin vida. Ninguno dice nada y Hinata lo toma como una señal para que continúe— salí de Konoha un par de semanas antes del Festival de Otoño. Por un rastro que nunca apareció, por una misión que nunca tuvo efecto.
Obito entrecierra su mirada.
—Niña, sé del viaje en el tiempo —dice con sorna Obito, jactándose de su comportamiento, sintiendo el cómo Obito disfruta de hacerla sentir pequeña y débil.
—¿Qué deseas con saber? —Itachi cuestiona, está parado justo a lado de la ventana, viendo los rayos del sol amanecer en el horizonte.
—Itachi, Itachi, Itachi —llama Obito con ese tono divertido y extraño, es una advertencia o una broma— te olvidas qué siempre estoy un paso frente a ti y la niña no es muy discreta.
—No te servirá de nada —Itachi es jodidamente altanero e inexpresivo, no mira a Obito y, por el contrario, está bastante ocupado mirando el cielo. Está en paz.
—Eres un maldito bastardo con conocimiento, Itachi —Obito cruza su pierna, Hinata ve ese movimiento como algo de los Uchiha, Itachi suele hacerlo, pero Obito es descarado lejos de ser elegante— pero te recuerdo que Konoha depende de un hilo y tengo una promesa que puedo romper.
—No podría interesarme menos —Itachi lo mira de reojo— la información que deseas no está a niveles que podremos comprender.
—Déjate de juegos —Obito habla claro y Hinata se sobresalta un poco, se remueve incomoda y siente la penetrante mirada de Obito sobre ella.
—D-dice la verdad —Hinata intercede como puede, lleva su mano a sus labios como un reflejo apaciguador— el viaje en el tiempo no es posible, no para nosotros.
Obito voltea a ver a Hinata con una sonrisa que la hace temblar. No ve su rostro pero puede sentirlo, tan expresivo, tan intenso y sobre todo, tan estúpidamente emocional.
Obito es jodidamente emocional.
—¿Qué sabes, niña?
Itachi la mira también interesado.
—No lo consideré en su momento —Hinata dice con un tono de voz un poco más serio a lo que es normalmente— creo que nuestra misión, del equipo de rastreo nunca existió —Itachi no dice nada, pero eso ya lo había pensado mucho antes— lo que quiero decir, es que nosotros somos el mejor equipo que hay de rastreo, alguien quería que nosotros no buscáramos a Ino porqué fácilmente la encontraríamos. Además —Hinata muerde su labio por la loca idea que ha surgido en su mente— es el Festival de Otoño el Clan Yamanaka, Nara y Akimichi...
Obito un poco desesperado la mira sin parpadear.
Hinata siente que extrañamente se hace pequeña, que todo el valor que a veces reúne se tira por la borda ante semejante hombre.
—El Equipo Diez está en la aldea —Hinata explica e Itachi después de ignorarla la mira con una gran curiosidad— o ellos saben sobre el paradero de Ino...
—¿Por qué estarías tan segura, niña? —Obito entre cierra los ojos.
—Creo... que... él Clan Yamanaka como el Equipo Diez sabe dónde está ella... —Hinata mira a Itachi, intentando explicar que puede haber una posibilidad de que Inoichi Yamanaka tenga conocimiento del estatus de su adorada cosmos.
Obito realmente se encuentra asombrado, de ser así, su plan se vería afectado. Obito sabe que, Itachi es un maldito dolor en el trasero qué podría realizar cualquier cosa con tal de salvar a Konoha. No está preparado para que Itachi meta sus manos donde no lo llaman para entender mejor el dichoso viaje en el tiempo.
—¿Cómo llegaste a esa conclusión? —Obito no deja de mirar a Hinata, él tiene hambre, pero no sabe si es su estado natural de ser obsesivo con el conocimiento o realmente quiere tener el poder. En cualquier caso, Obito no es de fiar.
—El equinoccio —dice Hinata con pesar— los tres clanes no pueden salir de la aldea a menos que sean muy necesarios, tienen ciertas tradiciones en esas fechas, nadie puede salir o entrar... Es demasiado hermético.
—Los tres cuerpos... —concluye Itachi entendiendo el punto.
Es entonces, que Itachi comprende a qué se refiere.
—¿Los tres cuerpos?
Obito es especialmente molesto cuando exige una respuesta sin precedentes, cuando quiere conocer, pero carece de cierta inteligencia como la de Itachi.
—Son tradiciones del Clan Yamanaka, Nara y Akimichi.
Obito no pasa desapercibido la forma en la que Hinata parece querer decir la información que sabe sin sonar arrogante o en el peor de los casos, que no tenga mucho sentido.
—El equilibrio —responde Itachi como si fuese el tema más simple del mundo, Itachi está interesado en el amanecer qué se asoma por su ventana y no se ve tan inmerso en la conversación— la base principal del trío Ino-Shika-Cho no es la confianza o la lealtad como todos pensamos. Es algo más simple —Itachi mira a Obito— es el equilibrio. El objetivo del trío es el equilibrio como todo en la naturaleza hay dos energías que se deben compensar el uno al otro. El bien y el mal, el día y la noche, la luz y la oscuridad... Toda fuerza tiene un potencial para terminar con el otro... La forma de evitar que uno termine con el otro es con un tercero. Uno que ayude a equilibrar al resto... Para ellos el equilibrio es parte fundamental de su unión, el equinoccio es solo una forma de representación para ellos y la tierra en medio de todo eso.
Obito comprende (o eso piensa) la naturaleza misma de ciertas personas comienzan a intrigarle, él piensa que tal vez solo había formas de relacionarse como lo hace o lo hizo el clan Uchiha o ideas que parezcan sacadas de un cuento y, sin embargo, son la base sólida de la unión de tres clanes más leales qué ha tenido Konoha.
—¿El equinoccio podría detener el viaje en el tiempo? —Obito es sarcástico y la burla es directamente hacia Itachi. Lo está irritando.
—No es eso —Hinata interrumpe— quiero decir que su unión puede sobrepasar ciertos límites... ¿Y si ellos saben que Ino está en el pasado? ¿Y si siempre lo han sabido?
Obito mira de soslayo a Hinata, ella realmente cree eso, no sería mucha coincidencia, el cierre de fronteras de Konoha solo alarma un supuesto estatus que no conoce y que han sido muy cerrados al respecto.
—¿Por una simple fecha?
—El trío Ino-Shika-Cho siempre está destinado, hay momentos decisivos para el nacimiento de sus hijos, es un destino sellado e implícito —Itachi no mira a Obito pero su tono de voz tiene una ligera advertencia hacia su persona— no es coincidencia que Ino y Nara hayan nacido con un día de diferencia.
Obito sonríe debajo de la máscara ante la pequeña declaración que el otro hace, Itachi puede engañar a cualquiera, pero la extraña forma de referirse a ella y al compañero de Ino es hilarante. Entonces, puede entender que, no necesita tocar a Sasuke para que Itachi haga lo que él desea.
—¿Por qué dices todo esto, Itachi? —después de la burla, llega el tono serio y profundo de siempre.
—Sabes que las cosas fuera de lo común tienden a golpear de una forma u otra —Obito ahora se ve intrigado ante las palabras de Itachi— jugar con el tiempo puede construir un mar de problemas y vas a aprovechar eso.
Obito sonríe abiertamente.
—¿Alguna petición antes de morir, Itachi?
—Encontrará la forma de llegar hasta aquí y no solo será tu tiempo y tu territorio.
La sonrisa de Obito desaparece poco a poco y, entonces, sabe que si quiere jugar debe estar preparado. Dos fuerzas jugando con el tiempo y el destino de las personas.
—¿Quieres que proteja la existencia?
—Quiero que dejes tus juegos cuando llegue el momento.
—Si esa es una propuesta —Obito saborea sus palabras con ese tono arrogante y esa mirada llena desde con burla, el veneno que pretende inyectar con sus palabras— me temo que la chica Yamanaka morirá soltera si fuera por ti. —Itachi lo mira directamente sin pestañear—. Pero será un placer trabajar contigo, Itachi.
Obito desaparece en un remolino.
Hinata mira a Itachi con duda, nunca ha sido muy buena fingiendo ser dura o una persona a la cuál no le importan los demás, por le contrario, sabe que es terriblemente fingiendo y que la paz que tiene Itachi es solo porque no queda mucho tiempo.
—Deja de ser tan sentimental —Hinata enrojece cuando Itachi la mira, no deja su lugar cerca de la ventana, se ve cómodo como si nada de este mundo le importase.
Hinata no quiere decirlo, pero la actitud de Itachi comienza a preocuparle. Itachi siempre está en aparente equilibrio, pero ahora es más crudo y más visceral. Hinata piensa que es porque sabe que su tiempo va a terminar en cualquier momento y no ha hecho nada de lo que ha pensado, su pelea con Sasuke y saber del estado de Ino.
—Y-yo... —comienza a tartamudear como suele hacerlo cuando su estado emocional depende prácticamente de un hilo.
—¿Cómo supiste que saben del paradero de Ino? —Hinata nota que Itachi nunca menciona al equipo de Ino, a Shikamaru o a Chōji, está segura que no lo ha hecho al menos en la misma oración que con Ino.
—El enmascarado... —responde Hinata sin dar pasos cercanos a Itachi, lo ha aprendido a conocer bastante y sabe mejor que nadie que Itachi puede ser un poco irritable, no es para menos, pero debe evitar acercarse demasiado.
—A estas alturas dudo que sea Madara —expresa Itachi sin mirarla, lo sabe, lo siente y es capaz de jurar por su propio hermano que Ino de igual forma lo sabe, de una extraña forma Ino sabe quién es él.
—Dijo... que él único lugar en el que no buscarían a alguien sería del lugar en el que desapareció... —Hinata también sospecha eso, Madara en su andar y en su vida cotidiana, no es quién dice ser. Por eso consideró las palabras de Obito, nadie nunca buscaría en el lugar perdido—. No cerraron fronteras porque hubiese un ataque si no por lo que sabe.
Para Itachi eso tiene sentido, el Clan Yamanaka es de los clanes más leales a Konoha y su información es preciada, ellos tienen conocimiento de muchas situaciones que ni la misma Raíz de Danzō puede comprender, aunado a otras técnicas de espionaje o de índole mental.
Itachi se pregunta ¿Cómo es que no lo notó antes? Por supuesto, la desaparición de Ino sería un gran revuelo o por lo menos para los alrededores, no había ruido y supuso que era por la desaparición de Hinata, la aparente preocupación por una de las herederas del Clan más fuerte de la Aldea.
—Ino está en Konoha —expresa Hinata con confianza— y si no lo está por lo menos Inoichi Yamanaka sabe exactamente cuando está.
—¿Cómo estás tan segura? —Itachi no la mira por observar aquel amanecer.
—Porque Ino no es el tipo de persona que abandonaría todo por nada —Hinata se sonroja cuando se da cuenta de lo que ha dicho— n-no es lo que quiero d-decir...
—Ino no me salvaría solo porque sí —da razón Itachi como si aquello fuese de lo más sencillo del mundo, y es verdad, ellos no se conocen por lo menos no realmente— ella no abandonaría o sería raptada sin que su equipo y su padre hicieran algo.
Hinata asiente con pesar.
—¿Por qué le propusiste al enmascarado trabajar contigo? —Ciertamente Itachi reconoce un poco de aquella curiosidad en Hinata. Debe comprender que esa generación de shinobis tiene una voluntad inquebrantable y una extraña forma de ver la vida, muy diferente a las suyas.
—Ino no regresará sola —Itachi es directo y preciso, algo inquieta a Itachu y no es solo su inminente muerte.
—¿Vendrá con él, cierto? —Hinata busca la respuesta en la indiferencia de Itachi, como si él quisiera fingir o demeritar el peligro.
—No sabemos nada, esto es completamente nuevo a lo que tenía pensado —Itachi admite con pesar, todo lo que había planeado ha cambiado— el tiempo está cambiando demasiado y su curso natural está transformando los hechos.
Hinata no pregunta mucho, no es tan parlanchina o demandante y esa es una cualidad que Itachi agradece, no pregunta demasiado o se inmiscuye.
—Entonces... ¿Qué haremos? —pregunta Hinata.
—Yo intentar seguir con mi plan, —Itachi la mira de forma determinada, ella calla para evitar un comentario de parte de él—, tú tendrás otra cosa que hacer.
Hinata tiembla y abre los ojos de tal sorpresa. Itachi la mira fijamente para que sepa que habla completamente en serio, que no es una opción y es más una orden. Que no puede hacer nada por cambiarlo.
—¿Qué quieres que haga? —Hinata no está convencida.
Itachi es duro, sin ser brusco o ser irrespetuoso.
—Si esto sale mal y yo no estoy aquí —para Itachi eso es irrelevante, parece que no le importa— debes saber las intenciones de él... —omite llamarlo Madara, ya no es quién dice ser— tómalo como una tarea de espionaje, debes saber qué quiere y si es posible confiar en él.
—¿Crees que puede traicionarte? —Hinata se ve realmente confundida y no es para menos, Itachi le encomienda una tarea para la cual no nació.
—La palabra traición es muy fuerte —Itachi sigue mirando la ventana sin mucho interés— él busca su beneficio como yo el mío, pero tiende a ser volátil y nunca sabemos que está planeando realmente. Él sabe que no confío plenamente en su persona. Eso lo hace impredecible. Si encuentra las respuestas ante que nosotros —Itachi hace énfasis en la palabra nosotros— nada está a salvo.
Hinata ahora entiende, Itachi siempre lleva a cabo la frase: mantén a tus enemigos cerca. Hinata comienza a ver que Itachi siempre o en su mayoría tiene un plan, él nunca tiende a actuar de manera repentina y es admirable, pero por otra parte es complicado.
¿Qué tanto sabe realmente Itachi? ¿Por qué se comporta de esa manera tan indiferente y todo lo que hace siempre es por un bien común?
Itachi es irremediablemente extraño, piensa Hinata.
—¿Por qué yo? ¿Y si esperemos a que Ino regrese? —Hinata a veces suele olvidar lo insegura que puede ser y todas las enseñanzas que Naruto le ha dado.
Itachi ríe de forma burlona, no le sorprende e incluso lo esperaba, sin embargo, no quita lo divertido que es ver a alguien con esas características. Hinata es parecida a Naruto, ella no lo percibe, son similares siempre viviendo a la sombra de alguien, pero Hinata tiene la falta de ese carácter que Naruto tiene, esa ímpetu y esa vitalidad que emana.
—"Madara" no sospechara de ti —Itachi se encoge de hombros— él cree que estas aquí por ser demasiado manipulable, tiende a ser menos a las personas débiles, por eso no pensará de más. —Itachi se ve bastante seguro y Hinata se mantiene terriblemente preocupada por la imagen que siempre ha dado—. A Ino no la conoce, y sabiendo lo que sabe ahora, empezará a indagar y él no se tentará el corazón para saber todo lo que Ino sabe. Además... —Itachi hace una pausa exagerada y duda sobre si decir lo que pasa por su mente— si hay algo arraigado en compartir el tiempo, la obsesión por Ino podrá llevarla a la realidad...
—¿Obsesión? —Hinata definitivamente se cuestiona qué tanto sabe Itachi y qué tanto oculta.
—Una última cosa —Itachi vuelve a ignorarla— todo lo que observes o investigues no lo menciones, ni a mí, ni a nadie, cuando yo falte se lo dirás a Ino.
Hinata asiente y sabe que es la última orden de Itachi Uchiha.
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Hinata camina entre los árboles y recoge un par de hierbas, frutas o verduras que encuentre en el camino. Sonríe abiertamente, aquellas clase en la academia le enseñó verdaderamente para situaciones así. Puede sentir un poco de felicidad, los últimos meses ha estado prácticamente encerrada con Itachi y procurándolo, pero sabe que no será suficiente, que en cualquier momento podría pasar.
A veces, solo a veces, extraña la facilidad de su vida en la que estaba en vuelta. Claro, tenía problemas como todos: su padre era demasiado exigente, su hermana demasiado competitiva y sobre todo su inseguridad que cargaba a cuestas. Amigos simples y sencillos como Kiba y Shino e incluso Tenten, la admiración y determinación que tenía gracias a Naruto. Su vida no era perfecta, pero de alguna extraña manera era feliz con ella.
Tal vez en un inicio, sintió un poco de paz, el consejo de su Clan ya comenzaba a molestarla con un posible casamiento o compromiso, las misiones con el Equipo 8 habían comenzado a cansarle, tal vez eran el mejor equipo de rastreo, pero siempre parecía que estaban detrás del Equipo 7 y el Equipo 10, una molestia perpetua para Kiba y temas sin interés para Shino. Quizás Hinata deseaba ser más, conocer algo más y tal como Itachi lo piensa dejar de vivir a la sombra de Hanabi o bien de Neji o cualquier shinobi frente a ella.
Y es que, la inseguridad no es un pecado, pero la omisión que provoca lo es.
Cuando conoció a Itachi toda aquella preocupación de vio afectada y por un momento desplazada, ya no era Hinata la heredera del Clan Hyūga, era únicamente una chica ayudando a un moribundo. Uno criminal, pero aprendió a conocer a Itachi mucho más de lo que alguno pudiesen decir. De alguna extra forma, Itachi le dio a Hinata un propósito por el cual vivir y no era cuidar de él o evitar que cumpliera su destino, todo lo contrario, ser consciente de los problemas reales: las hambrunas de los pueblos aledaños a Konoha, la miseria del mundo shinobi, el cuidar mejor de sí misma y de otro, mejorar en sus habilidades, ser más y querer más.
Hinata había vivido toda su vida acomplejada y ahora puede decir con firmeza: ha aprendido a valerse por sí misma gracias a la confianza que Itachi le ha brindado para ayudarlo.
Hinata sonríe aun más cuando siente el calor en su piel y la luz en sus ojos.
—Parecidos... —Hinata acaricia manzanilla entre sus dedos y arranca unas cuantas para un delicioso té, la planta es fresca y cálida como ese hermoso día— son tan parecidos que no lo notan...
Porque Hinata puede ser insegura, pero muy observadora, Itachi es parecido a Ino. Cuando él había mencionado todo acerca de ella, no comprendía del todo... ¿Cómo Itachi Uchiha se sentía tan atraído a la idea de Ino Yamanaka? No entendía la relación, pensaba tal vez en los secretos que Ino pudiese comprender, pero era algo más profundo. Itachi e Ino son casi idénticos, Itachi suele hablar de ella con cierta nostalgia y pensó que se refería a alguien parecido de su pasado, alguien con quien tuviese características similares, un amigo quizás.
Pero se equivocó cuando lo conoció. Él suele ser discreto a comparación de ella, no es ruidoso o altanero. Por el contrario, sus valores están bien cimentados, una capacidad de observación bastante amplia, una devoción a los suyos y ni hablar de esa terrible obsesión de proteger a otros, de brindar confianza. Entonces, Hinata comprende algo: Naruto es capaz de brindar esperanza y fe con su espíritu inquebrantable, pero todo ser humano requiere de confianza, Ino e Itachi tienen esa capacidad. Ino con Sakura a la que ayudó tanto y a su equipo e Itachi a una aldea a la que ayudó sin que ellos lo sepan.
Todos tiene un papel en la historia...
¿Cuál sería el suyo en todo caso?
—Ninguno... —se responde.
—A mí nada me sorprende —Hinata escucha aquella profunda voz y voltea rápidamente para encararlo— pero ver a la heredera del Clan Hyūga como sirviente de Itachi Uchiha es... hilarante.
Obito la mira de arriba a abajo en son de curiosidad. Hinata no parece sorprendida o algo por el estilo, Itachi suele estar muy al pendiente de las personas que lo rodean y ciertamente, no se equivoco cuando dijo que el enmascarado o el falso Madara aparecería sin mucho problema.
—¿Itachi ya está muriendo? —Obito se acerca a paso lento y mira las frutas, verduras y hierbas en la canasta de Hinata—. ¿Es para su última comida?
Hinata no deja de mirarlo con sus grandes ojos blanquecinos. Hay algo que le intriga de aquel hombre, no es su sentido retorcido del humor o su extraña personalidad, ni su máscara, es la comodidad que él emana.
Le hace recordar a Naruto, por muy turbio que eso pueda llegar a considerarse.
—¿Ya eres muda?
—¿Qué hace aquí? —Hinata pregunta sin rodeos y Obto sonríe detrás de la máscara porqué a pesar de las advertencias que pudo dar Itachi ella se sigue refiriendo a él con respeto, retorcido pero muy halagador.
—Nunca dejo que haya cabos sueltos en mis planes —comienza a recitar— y tú junto a Itachi y la desconocida Ino Yamanaka son cabos sueltos en mi plan.
—No nos matará —responde Hinata sin despegar su mirada de él.
No siente una amenaza, es como si al hombre le gustara jugar, como si supiera qué hacer y en qué momento.
—Esa seguridad suele ser irritante en Itachi, pero en ti —Obito toma la barbilla de Hinata y hace que lo mire a su ojo directamente— es patética.
—Usted necesita a Itachi vivo, yo mantengo a Itachi vivo para que tenga acceso a Ino —Hinata se ve determinada, pero por dentro puede sentir su corazón golpeando con fuerza, ignora el temblor de sus manos por el terror que siente— no nos va a desechar, no ahora.
Obito ríe con ese tono profundo y ahogado.
—Se te ha pegado un poco de Itachi.
—No es un insulto —Hinata entrecierra los ojos.
—No lo es —Obito menciona con autosuficiencia mientras suelta de forma brusca a Hinata, sin mover ni un centímetro de ahí.
Hinata puede verlo bien ahora a la luz del sol a lo alto. Es tal vez más alto que Itachi, su cabello es completamente negro a comparación de Itachi que es más grisáceo, su porte es digno de la élite Uchiha, tiene un ligero aroma a madera, con un toque de metal, su máscara es bastante gruesa pero Hinata puede reconocer sus emociones sin ver su rostro.
—Hay algo que no me queda claro —Obito es simple y nunca ignora ese interés que tiene por saber algo.
Hinata puede vislumbrar la pregunta.
—Mi estancia con Itachi.
—Itachi suele sobreestimar a Ino Yamanaka —Obito es un maldito dolor en el trasero y conoce a Itachi, sabe de su irremediable curiosidad con la Yamanaka, no es muy difícil de entender y supone que hubo una historia detrás hace un par de años para ese ridículo tema— pero tú eres diferente.
Hinata desvía su mirada hacia el suelo y no es por el aparente halago si no la forma en la que Obito la mira, tan intensa, tan profunda y en busca de algo... ¿De qué? No tiene ni la menor idea.
Obito no pretende decirlo y mucho menos en voz alta para que ella se vea más curiosa, pero Hinata le recuerda sin lugar a duda a Rin. Por supuesto, Rin era extrovertida y con gran energía, sin embargo, ese nivel de empatía y solidaridad sólo la ha visto con ella y más recientemente con Hinata.
Es irritante, piensa Obito.
Itachi lo sabe y duda mucho que la Hyūga lo sepa, pero los ha observado desde que la encontró divagando en su antigua casa, en donde en algún momento vivió Shisui Uchiha.
Llamó su atención, de una forma diferente a lo común, no habia visto a alguien con un corazón tan noble como Rin. Por supuesto, Obito había tenido contacto con otras mujeres como Konan, fuerte y sin sentimientos aparentes, había visto a Sakura Haruno con su insoportable forma de ser e incluso se había dado la tarea de investigar a la irritante Ino Yamanaka. Mujeres que en su opinión dictaban diferentes entre sí, pero nunca como ella, como Rin Nohara.
Hinata Hyūga es diferente e intrigante.
Hinata camina unos pasos hasta donde se oye el arroyo, hay demasiada agua en cause, ella está a unos metro arriba pero puede ver la luz amarilla del sol sobre el agua. Obito la mira sin pestañear.
—Usted sabe que Itachi hizo todo por Konoha —Hinata comienza a hablar sin prestarle atención al hombre— a las personas como él nadie las mira, solamente las juzgan sin conocer su historia. Todos merecemos una segunda oportunidad, pero no todos pueden tenerla.
—¿Todos la merecen? —Obito pregunta irónico—. No conoces lo podrido que está este mundo.
Hinata niega con la cabeza varias veces.
No. Ella no piensa así, lo ha vivido en carne propia con el cambio de Neji ante una pelea con Naruto. La gente puede cambiar, está segura, en el peor de las casos no cambiar pero sí mejorar.
—Las personas solo cambian si tienen un motivo para hacerlo, si existe la oportunidad, adelante —Hinata es firme a sus convicciones, piensa Obito, y por un destello de momento, Obito se recuerda a sí mismo mucho antes de la muerte de Rin, ideales que no llevan a ningún lado.
—Piensas así porque nunca has sufrido —Obito comienza a sentir una furia indescriptible ante las palabras de Hinata. Se acerca a paso lento hasta quedar a su lado, a la orilla de ese pequeño barranco— el dolor que has tenido no se compara al de una guerra o al de muchos otros.
Hinata abre los ojos en par y siente un sentimiento de culpa. Eso es cierto, ella no siente lo que siente Itachi ni el mismo Obito.
—Vives en un mundo color de rosa —Obito enfurece más cuando nota que Hinata lo mira fijamente un poco herida— crees que un día Naruto despertará y se dará cuenta que te ama, eso no sucederá aunque des tu vida por él, aunque te sacrifiques para que sea feliz, eso no pasará.
Obito contiene su ira para no tomar el cuello de Hinata y azotarla en contra del árbol más cercano. Le irrita aquel pensamiento, le hace querer vomitar aquel sentimiento y sobre todo siente una inmensa fuerza golpear su estómago.
Obito se jacta cuando ve la mirada de Hinata bajar hacia sus dedos y buscar una respuesta al casi insulto que ha recibido. Pero, la respuesta nunca llega, nunca hay una lágrima o algún tipo de emoción que de paso a un conflicto. Obito se mantiene curioso ante el hecho, Hinata es tan malditamente diferente a lo que él esperaba.
—No lo hago para que él me ame —responde tajante sin duda y determinación, ni siquiera lo mira, Obito se maldice porque es algo que Itachi hace regularmente— lo hago porqué es lo correcto, porqué por mucho que haya maldad en el mundo, siempre hay belleza en él, hay algo por lo que luchar... Existen los amigos, la familia y el futuro —Hinata lo mira—. ¿Nunca ha tenido alguno de esos tres para luchar?
Obito queda mudo ante las palabras de Hinata, siente la ira renacer y surgir por cada poro de su piel. Es entonces, que siente su puño apretujarse cuando Hinata se ve realmente preocupada al no recibir respuesta.
Él puede reconocer una vida anterior a esta, una donde era feliz con su equipo, una donde tenia un gran equipo, una vida con Rin Nohara.
Se siente asqueado, con el corazón bombeando sangre sin parar y con la vergüenza naciendo porque Rin no está y él no hizo nada para detenerlo.
—La vida solo es eso, vida, los shinobi solo son armas —Obito fija su atención en el agua que hay en el arroyo, actúa como si nada pasara pero el temblar en sus manos sugiere que ha podido sentir más allá de lo que puede admitir— el propósito no es importante para una vida así. Somos reemplazables. Somos nada.
Obito no pasa desapercibido la forma en la que Hinata despega su vista de él y busca alguna respuesta en el suelo, muerde su labio inferior en busca de apaciguar la latente ansiedad. Ha logrado su cometido: hacerla dudar de su propia convicción.
Sonríe.
—Niña torpe —llama Obito con ese tono de voz sugerente, se acerca a Hinata sin invadir su espacio personal y susurra:— el mundo en el que vivimos no merece una oportunidad, ni Itachi, ni Naruto, ni nadie está sobre esa ley.
Hinata no menciona algo, está sin palabras. Obito da un par de pasos, hasta quedar justo a su lado. Puede verla con más atención a pesar del sol cayendo su izquierda.
La luz cálida hace brillar y entonar más su cabello azulado y ni hablar de los sofocantes ojos blanquecinos, son jodidamente expresivos y un poco animados a pesar de ser una mujer. Su rostro se ve un poco contrariado y en realidad, ella no presta atención a lo bonita que se ve. Es como si Hinata Hyūga, heredera del Clan Hyūga no pudiese ser capaz de verse a sí misma.
Obito no es consciente de la ola que acaba de provocar Hinata, su estómago estómago y el malestar incrementa, la rabia aumenta, pero es doblegada por una sensación extraña que surge cuando puede ver el reflejo del atardecer en los ojos de ella, en la patética forma en la que se muerde el labio y la extraña forma en la que parece estar ida, sin problema alguno con la presencia del Uchiha.
Cuando Hinata da vuelta ante la mirada curiosa de Obito, él la toma del brazo con un fuerte agarre. Sus manos queman cuando toca la blanquecina piel de Hinata.
—¿A dónde crees que vas?
Obito se sorprende por la punzada de molestia que siente cuando ella lo ignora.
—A ver el estado de Itachi —Hinata se suelta sin mucho problema— con su permiso.
Obito ignora por completo aquel hueco que deja Hinata con la palabra en la boca cuando ella desaparece en una nube. Obito desea convencerse que es la molestia que siente con el optimismo de Naruto, que es molestia de ver gente con esperanza, que es la rabia que tiene porque él nunca puede tener una conversación en un acantilado y un Equinoccio de otoño junto a Rin.
Obito se convence a sí mismo que su molestia es justificada, que es su decepción en el mundo lo que lo atormenta.
Obito se convence que Hinata Hyūga es solo la niña torpe y sirvienta del maldito de Itachi.
Obito por mucho que se mienta a él mismo, sabe que una simple platica con Hinata ha destapado una caja oscura que hace tiempo cerró bajo llave. No obstante, Obito nunca se queda con las ganas de saber menos, de hacer menos y eso no terminará ahí.
No todavía.
Sonríe debajo de la máscara.
—¿Qué provocaste? —habla Obito al viento cuando ve el atardecer caer frente a él—. ¿Ino Yamanaka?
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Itachi es por mucho más observador que cualquier persona, ver a Hinata regresar con una mueca en el rostro no es común de lo que pensó. Hay muchas cosas sucediendo, pero Itachi no es tan desalmado.
—¿Qué sucede? —Itachi pregunta al colocar una taza de té frente a Hinata.
Ella la toma y sonríe, una muy bonita y cálida sonrisa.
—¿Eh?
—Sucedió algo —dice Itachi— mi pregunta es... ¿Qué pasó?
Hinata niega y toma un sorbo de la bebida, la hace sentir como en casa, Itachi tiene ese don en particular, puede ser tan agradable.
—¿Por qué proteger a Ino? —Hinata inclina su cabeza un poco e Itachi quiere romper en risa por recordarle tanto a sí mismo de joven—. No la conoces, nunca la conociste, ¿por qué ahora?
Itachi ríe de una forma melodiosa y Hinata se sonroja porqué él parece que se burla abiertamente. Itachi se siente solo un poco extraño, Hinata tiende a hacer preguntas interesantes pero esta en definitiva no la esperaba.
Ella se ha tomado su tiempo para hacerla.
—¿Tú pregunta es si me interesa ella? —Itachi es directo y amable—. ¿Cuál es la pregunta?
Hinata enrojece más por su torpeza, Itachi ríe más de una forma agradable y ligera.
—Hablaste de una segunda oportunidad —menciona Hinata con la taza de té aún entre sus dedos— que ella de una forma u otra lo hizo en el pasado. ¿Crees que la hayas merecido?
Itachi cruza los brazos y mira hacia arriba buscando una respuesta para después mirarla fijamente a Hinata. Ella se encoge un poco, Itachi es un poco demandante.
—¿Tú la merecerías?
—Eso no responde mi pregunta —Hinata sigue siendo amable y una sonrisa se pinta en sus labios— no la crees merecer.
—No, no creo merecerla —responde Itachi con su mirada oscura sobre ella— pero eso no la detuvo. Ella la consiguió, con lo que pudo y lo que tiene. Lo hizo —Hinata sonríe porque Itachi no es capaz de ver qué Ino realmente le ha cambiado la vida o lo que le queda de ella— a su manera.
—¿Todos deberían tener una?
—¿Por qué siento que esto no se trata sobre mí? —Itachi tiene poco de hilarante, pero puede ser muy suave cuando de Hinata se refiere, tal vez le recuerda a él y su extraña forma introvertida de ser.
—Hay personas que no necesitan creer que la merezcan, hay personas que necesitan que alguien se la demuestren —Itachi se encoge de hombros sin importancia— eso lo aprendí con Sasuke.
Hinata sonríe porque Sasuke es un tema delicado y agradece en silencio que Itachi lo comparta.
—¿Por muy incorrecto que se haya comportado?
—¿Qué tan incorrecto? —Itachi se ve divertido, Hinata piensa que es por él y su conexión con Ino.
Pero subestimar a Itachi es como querer pescar a un tiburón, puede atraer más problemas que ventajas. Itachi no pretende decirlo y no necesita acomplejarse más la vida, ese repentino interés no es por él o por Ino, tiene que ver con alguien más y no sabe si hacer mención a aquello o dejar que las cosas tomen su curso.
—¿Pueden redimirse?
—Las segundas oportunidades se ganan —Itachi dice con aquel aire de sapiencia— es como el equinoccio, significa equilibrio, tal como los Clanes Yamanaka, Nara y Akimichi. Por mucho que hayamos hecho cosas incorrectas por el bien correcto, debe haber un tercero que ayude a equilibrar.
—¿Y si hicieron algo incorrecto por una razón correcta? —Hinata está bastante segura.
—Entonces, aplica la misma fórmula —Itachi es mucho más sabio de lo que Hinata puede explicar— las oportunidades y las decisiones siempre deben ser consideradas para el bien, no para nosotros mismos, para alguien más.
—Gracias, Itachi —agradece Hinata cuando Itachi asiente y se levanta de la mesa para poder descansar.
Hinata se queda unos minutos mirando la taza de té, y piensa en las palabras de Itachi. La segunda oportunidad de Itachi no es Ino, es Sasuke, concluye. Todo lo que hace Itachi es por Sasuke.
Su segunda oportunidad, no sería Hanabi o Neji, sería Naruto, la persona por la que vale la pena luchar. Piensa en Sakura y Sasuke, en Kurenai y Asuma, en su propio padre y en su hermana.
¿Los Akatsuki merecen una segunda oportunidad? Itachi lo hace y no duda que a pesar de los errores de los otros integrantes, no haya sido por un bien común o una idea retorcida del bien.
A veces actuamos desde la ignorancia, piensa Hinata, y en un centenar de razones por las que las segundas oportunidades valen la pena.
Hinata se asoma por la ventana y en anochecer está en su mayor esplendor.
Debe de haber un bien y un mal, día y noche, luz y oscuridad.
Si existe el enmascarado de esa forma... ¿Hay alguien que hizo bien en su vida? Se pregunta Hinata con pesar.
Solo espera que Obito sea capaz de tener un poco de paz.
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Espero les haya gustado este capítulo.
No es tan largo como acostumbro, pero quería darle un poco de protagonismo a Hinata y Obito.
Quiero darle más profundidad a Hinata, ella no acciona como normalmente la vemos. Hinata se queda con Itachi porque le ayuda a sentirse útil y no solo la heredera o la enamorada de Naruto. Su encuentro con Obito es una forma en la que ella no comprende muchas cosas de Itachi, y comienza a tener sentido.
Hinata a diferencia de Ino, no pretende hacer cambiar de opinión sobre el mundo shinobi si no que se abstiene y respeta, lo que hace que Itachi sienta respeto por ella.
Hablando de Itachi, me encanta a escribir la amistad de Hinata e Itachi, me parecen personajes que pueden tener conversaciones muy profundas.
Lamento que no haya acción con el ObiHina, pero se irá construyendo como lo hice con ItaIno.
Lamento la demora, este capítulo es más bien un puente a los últimos de esta parte.
Cuéntenme qué les pareció.
Gracias por leerme.
Nos leemos.
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