𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈: Flujo de tiempo
𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈: Flujo de tiempo
Algunos ojos miran con asombro, otros con confusión y los restantes como si hubiesen perdido la cabeza. Ciertamente, la han perdido por completo. Izanami la mira detenidamente mientras pasea en aquel cuarto oscuro con un rehén a sus pies.
Un revoltijo de emociones la acoge entre sus brazos, los gritos de los aldeanos retumban entre las tierras y los tintes rojizos inundan el lugar con el aroma a metal combinado con una pizca de pólvora. Ya no sabe la razón del mareo en su cabeza puede ser el exceso de chakra en el combate, la falta de sueño o la masacre que está sucediendo justo frente a ella.
Intenta respirar o jalar un poco del oxígeno que le fue robado al ser golpeada en el abdomen.
Esquiva un golpe directo a su rostro, jala el arma en su pierna y rasga el cuello del hombre que ha estado detrás de ella por varios minutos, quiere ser lo suficiente compasiva par solo dar un pequeño rasguño que lo alarme y permita alejarse, es una kunoichi y ninja médico, existe un pequeño código de ética.
—¡Cuidado! —Grita alguien a sus espaldas y la explosión de un papel bomba resuena en sus oídos.
Los lamentos de los pequeños niños, los gritos de las mujeres y las quejas de algunos integrantes del Clan Uchiha logran erizarle la piel.
Nunca antes había vivido la guerra o lo que se acerca de ella tan de cerca, francamente, pensó que estaría más preparada. Los años en los que se había preparado están al borde de un barranco, todos los años en los que se había dedicado a ser una vanidosa kunoichi le pasan factura justo ahora, frente a sus ojos.
¿Y pueden culparla? En absoluto, los tiempos difíciles forjan hombres de bien, los hombre de bien forjan tiempos de paz y los tiempos de paz forjan hombres débiles. Aunque, pareciera un chiste es justo lo que sucede: Ino nació a unos pocos años en los que la paz reinaba en el mundo shinobi, creció como cualquier niña de su edad en tiempos de paz, sus padres vivos y muchos amigos. Nunca conoció lo que era tener tan escasos años y saber que tu vida puede depender de un hilo.
Es una kunoichi como cualquier otra que haya nacido en los mismo años que ella y que fue criada en las mismas condiciones, pero sabe a ciencia cierta que, parece no ser suficiente con su conocimiento y su entrenamiento.
Ino siente que no puede seguir con aquello, sus piernas flaquean y desea arrancar la máscara de ANBU. Ella ni siquiera pertenece a ANBU. Va dentro de su propia ética.
Está solo un poco asqueada.
—Puedo darte lo que quieras —la voz del joven frente a ella apenas y habla.
Es uno de los consejeros del Kage de aquella aldea, cabello castaño y grandes ojos verdes, puede ser de su edad o incluso más joven. Ino se permite mirarlo, hay duda en el rostro del joven muchacho.
—¿Darme lo que quiero? —Pregunta Ino con un ligero sabor a metal dentro de sus labios.
Está casi segura que no es alguna mordida en su propia lengua o el inmenso aroma a sangre que invade aquel edificio casi destruido por completo. Es probablemente y en conocimiento que se trate de su cuerpo cansado y en condiciones casi deplorables.
—Secretos de la aldea, pero no me mates —Ino siente un poco de pena por el pobre joven frente a ella, los shinobis deben proteger sus aldeas no echar a la borda información valiosa solo por un poco de información, es casi detestable.
¿Cómo hay personas como Itachi y Shisui que darían su vida por su amada aldea? Y otros tantos que por ganar algo de tiempo destruirían su propio hogar. Para Ino es casi una blasfemia.
Una vez más corrobora que el mundo shinobi está podrido.
—¿Qué podrías saber que me interese?
El tipo sonríe con sorna, aquella kunoichi parece ser bastante observadora, casi como le advirtió el enmascarado extraño con el que se encontró hace apenas unos cuentos meses. Para ser sincero, no creyó del todo una probable guerra en el mundo ninja, si bien las cosas no estaban de color de rosa, pero el mundo no carecía de hambruna, territorios o riquezas como lo había pasado hace unos cuantos años.
Y apareció ese tipo y ya sabemos la historia: contactó con la única persona que sería más traicionera que él mismo, alguien con sed de poder o riquezas, le hizo una pequeña oferta y como pez en el agua, se sintió agradecido golpeando internamente a la Aldea Oculta entre la Hierba.
Es la verdad que pocas veces se puede decir en voz alta, el mundo shinobi como cualquier estado primitivo, el poder, el dinero y el territorio es la clave para una sociedad e imperios. Tan solo recuerda la muerte de su sensei, aquel hombre que fue asesinado por un par de asesinos asueldo que solo buscaban cobrar una pequeña fortuna por la cabeza del Saturobi.
—Sé los planes del enmascarado —el joven saca de su ensoñación a Ino. Izanami se acerca solo un poco para corroborar al joven y a Ino.
La Yamanaka quita la máscara de cuervo de su rostro mostrando seriedad en la escena y es que Ino ha aprendido a no mostrar sus emociones en primera instancia. Ino Yamanaka ha desarrollado sus habilidades mucho más de lo que podría haber desarrollado en su presente.
—¿Por qué habría de confiar en alguien que ni siquiera sabe su nombre? —Ino cruza los brazos bajo la gran túnica.
El pobre jovencito borra su sonrisa, astuta, piensa. Arrogante y petulante es el sujeto quién parece comprender muy poco de lo que sucede. Es una error de la soberbia de ese mundo, es algo que Ino ha visto cientos de veces en las pequeñas aldeas en as que se ha infiltrado, las personas piensan que el tener ciertas respuestas han comprado su libertad o en algunos casos su vida.
Es como si de una extraña forma u otra todos salvaran sus propias vidas a cambio de la traición, como si sus vidas fuesen más importantes a todas las demás de aquella pequeña pero muy resistente aldea.
Hace algunos meses esas acciones le podrían aborrecer, la muerte de Asuma le mostró que el mundo en el que vivía estaba condenado a su propia destrucción y que el valor de muy pocos como lo es Naruto puede cambiar el mundo, pero también sabe que es poco a poco, paso a paso. Sin embargo, tenía la convicción de ayudar a sus amigos aunque fuesen tan idiotas como Naruto, tan holgazanes como Shikamaru o temperamentales como Sakura. Ya no es así.
Ino tiene la idea de un mundo previo a ella, de lo que tenían que pasar para poder sobrevivir.
Izanami puede ver a través de ella y no es su presuntuosa personalidad ni la forma en la que puede verlo todo, pero sabe de antemano que algo ha cambiado en Ino.
Y si ha cambiado en algo, corre mucho más peligro de lo que pensó.
—Me dijo que serías muy inteligente —el hombre sonríe altanero— que vendrías por información para tu líder y que cumplirías al pie de la letra sus deseos.
Ino intenta pasar por alto aquellas palabras y toma la cabeza del sujeto para poder adentrarse a su mente justo como su padre suele hacerlo.
Es totalmente cierto, Fugaku Uchiha la ha encomendado el robo de información únicamente a ella, con todo un equipo especializado para pequeños enfrentamientos en diversas aldeas a los alrededores de las potencias en el mundo shinobi. El robo de información debilita a las naciones, las vuelve presa de su propio pánico y suelen ser irresponsables con sus decisiones.
Se vuelven inseguros y la inseguridad crea conflictos internos.
Hay un sello dentro de su propia misión, está casi segura, el sello de Madara Uchiha —Obito, ¿bien?—. Puede reconocer aquel sello dentro del silencio, los pequeños golpes a ciertos individuos, como solía ser con los Jinchuriki, los Akatsuki iban por todo el mundo shinobi silenciosos y sin aterrar al mundo a menos que deseasen atrapar a una de las tantas bestias con cola, en ese caso eran ruidosos, inestables y enérgicos.
Pero lo sabe, hay algo detrás de todo aquello.
El silencio.
Mira por el gran agujero que hay en el edificio, el viento frío golpea su rostro y las gotas de lluvia chocan contra las paredes y los suelos del lugar. Imaginó que una aldea oculta entre la hierba podría ser bastante... húmeda, sin embargo, puede observar los cielos grises y el frio aire colarse por sus ropas.
Hay un extraño silencio como si la lluvia o los gritos no fuesen lo suficientemente ruidosos para desembocar en ruido cesante, inicia y acaba, por lo menos un par de veces. Parece estar solitario, frío o muerto. La extraña sensación recorre a Ino de arriba a abajo, mira hacia un lado, encontrando solo una oficina oscura, quemada y destruida.
Izanami entrecierra lo ojos un poco divertida, pareciera que Ino puede verla o en todo caso sentirla, es un pequeño juego, pero está un tanto equivocada.
La rubia mira hacia lo que se supone debería estar una gran ventana, podría ver la gran vista de la pequeña aldea: edificios pequeños, mucha vegetación y una lluvia que nunca parará, y en cambio, observa detenidamente a quién logra capturar la tan anhelada atención de Ino.
Itachi es tan sigiloso como siempre pensó, sus movimientos de pelea son tan ligeros y pareciese que no le cuesta ningún conflicto moverse a tan rápida velocidad, observa minuciosamente el cómo lanza sus armas y da en el blanco para detener a las personas (algunas veces le revuelve el estómago la manera en la que suelen tocar los órganos vitales de los otros), aún después de mirarlo en combate aún puede sentir un poco de sorpresa la fluidez con la que Itachi despierta su Kekkei genkai y prevee los movimientos ajenos para moverse entre ellos como sino le afectara.
Ha estado un par de veces en las últimas semanas con él en los pequeños golpes que ha mandado a dar Lord Fugaku, siempre va acompañada de un grupo de Raíz con Itachi a cargo y Kakashi Hatake segundo al mando, con un par de tipos que son pertenecientes al clan Uchiha. Y lo ha visto, realmente lo ha observado pelear.
Es asombroso. Irónicamente.
Porque puede ver al genio entre genios pelear para cuidar su espalda con el único objetivo de mantenerla con vida pues ha demostrado tener información valiosa, sin embargo, también es presa de cómo todo lo asombroso que puede ser Itachi va de la mano con la forma en la que mató a su propio clan y dejo huérfano a su propio hermano. A pesar de todo, Ino tiene una pequeña lucha interna.
Su exceso de empatía puede ser temeraria.
Ino mantiene su vista en Itachi quién parece que el frío y la lluvia no le causa ningún problema. ¡Hasta Kakashi se mantiene algo aturdido por el clima! No lo suficiente, pero si tiene algunos estragos de un pequeño golpe de tres días sin dormir, comer adecuadamente y el esfuerzo físico.
—Ya veo... —Susurra Izanami acercándose a paso lento hasta la rubia, la Yamanaka no la puede sentir o al menos eso cree. Ino está perdida mirando detenidamente a Itachi como si todo el alboroto de afuera no le causara algún tipo de remordimiento.
Ino recoge el mechón de cabello de su rostro y quita la estorbosa capa tan larga y negra. Agradece que su padre e Itachi hayan insistido en tener una vestimenta más adecuada. La falda ahora es más larga, a la mitad de sus muslos; medias de red que cubren sus piernas y protectores en la parte inferior de estas mismas; no hay tacón en sus sandalias, es demasiado incómodo; su abdomen es cubierto de igual forma por una camiseta de red y por encima el ridículo y diminuto top negro que Konan le prestó; largos protectores en sus brazos y guantes negros para pasar desapercibida. No es que fuese un problema que pudieran ver su piel, pero si quería ser invisible tenía que ser más discreta y, aunque no es fan de tener cicatrices cualquiera por mínima o un lunar o peca que tuviese a la vista aseguraría que la asemejaran con su versión infantil. Más vale prevenir.
Fue un golpe algo duro para ella, renunciar a su pasión por vestirse de colores tan extravagantes como lo es el morado y aquel pensamiento tan vanidoso: vestir tan reveladoramente. Pero sabe que las cosas han cambiado y que no puede andar por ahí con ropa tan... efusiva.
—¿No quieres saber que me dijo él? —el tipo quiere sacarla de sus casillas. Ino lo ignora.
Ella está mucho más ocupada siguiendo los pasos de Itachi desde lejos. Le hace recordar un poco a Hinata y su particular forma de espiar a Naruto. Y en su defensa, es ninja médico y necesita saber que su equipo está bien, aunque tenga a dos prodigios en sus filas y dos Uchiha que lejos de ser un estorbo son bastante útiles.
Izanami sonríe abiertamente, realmente está encantada. Ino tiene control de la situación.
—No hay nada que pueda interesarme —espeta Ino cuando toma la cabeza del sujeto.
Canaliza su chakra para poder acceder a la cabeza del informante.
Una vez que encuentra entre los recuerdos del tipo, siente más repulsión, Madara se acercó a él para desestabilizar el gobierno de una pequeña aldea, creyendo que así podría salir indemne una vez que la lucha entre Konoha y Kusagakure, sin embargo, no contaba con la táctica militar de Fugaku Uchiha.
Y si debía darle un aplauso a alguien era al Quinto Hokage. Un plan bastante eficaz, si le preguntan. Al igual que Akatsuki, golpes simples y sencillos, no lo suficientemente llamativos para que dejaran al descubierto lo que existe detrás, con golpes a las aldeas o pueblos aledaños a la cinco grandes naciones. El original Akatsuki, solía tener movimientos similares pero detrás de la retorcida mente de una mente como la de Nagato y Obito no importaba lo ruidoso que podría ser, era mandar un mensaje a todos.
Ahora es diferente, los golpes son certeros y poco ruidosos, pocos muertos y los sobrevivientes son inmiscuidos en un genjutsu (1), por eso el equipo siempre está conformado por usuarios del Sharingan; y en algunos de los casos, una pequeña intervención de un grupo de élite comandado por Inoichi Yamanaka o entre las sombras Ino para borrar memorias y de esa manera, poder entrar a los países de una forma más sutil, conseguir información, recursos, tierras y finalmente, dar el único golpe fuerte a las otras potencias.
Francamente, Ino jamás pensó vivir un trabajo de espionaje y quitar el libre albedrío.
Retomando su tarea del momento.
Ino observa a través de la mente del sujeto que ha sido uno de los muchos problemas causantes de su sed de control y poder. Ha vendido información a muchos mercenarios y peor aún dejado entrar problemas ya solucionados.
—Así que ese es el plan— Izanami intenta descifrar qué es lo que quiere Obito, qué pretende.
Ino solo quiere que eso acabe, cuando regresa a su realidad, el tipo al que quitó algunos datos de relevancia está inconsciente en la silla con la cabeza gacha. Izanami se siente un poco sorprendida a diferencia de otras personas, la Yamanaka no lo mató y solo lo dejó desmayado al igual que el tipo en el suelo. Ella no se ensucia las manos.
—Shikamaru... Chōji...— Murmura Ino, tocando el arete de su oreja izquierda. Unión, piensa.
Ya lo sabía pero ahora comienza a sentir el vacío que tiene sin su equipo. Y no me malentiendan, trabajar de la mano de Shisui es divertido y es un gran guía para Ino, es paciente y parece ser apto para cualquier tipo de misión y es tal vez por eso que Shisui Uchiha tiene —casi— prohibido salir de la aldea y por su gran capacidad. No obstante, el Uchiha suele ser bastante... preocupado y eso interfiere en su desarrollo como en el campo del espionaje. Lo mismo pasa con Itachi, es capaz de deducir y analizar con gran rapidez (solo siente un poco de orgullo que Shikamaru es tan bueno como el Uchiha), es apto para el combate cuerpo a cuerpo como lo es Chōji, es como si Itachi hubiese nacido para el combate.
Solamente que necesita a su equipo, no por nada —y con orgullo— son el mejor trabajando en equipo de probablemente las últimas diez generaciones, se complementan a la perfección y quién mejor para apoyarla que el antipático de Nara y el desquiciado de Akimichi.
Izanami examina a Ino de pies a cabeza y puede encontrarla nostálgica, triste y algo más que no descifra con facilidad.
Ino mira de soslayo a través de su mechón de cabello que se ha soltado. Izanami no es tonta y la mira justo a ella, puede sentirla o al menos su energía, piensa que se acercará...
Y por el contrario, camina hasta el agujero en la pared, deja a los dos hombres tendidos y nuevamente, busca con la mirada a Itachi.
El Uchiha utiliza únicamente un kunai que saca de entre su porta armas en la pierna, para cortar en puntos hábiles ciertas partes del cuerpo de los contrincantes, tal vez uno o dos son lo suficientemente rápidos para poder reaccionar ante el hecho y hacer sonar tras un eco el ruido del metal chocando.
Ino conoce esos puntos que Itachi ha tocado con el arma, son puntos estratégicos para poder infringir dolor e inhabilitar a la otra persona, sin embargo, puede salvar su vida lo suficiente para no agonizar de manera rápida.
Izanami se toma el tiempo para poder pasearse por el lugar y estar justo a un lado de Ino.
Se ve sorprendida, muerde el interior de su mejilla para evitar sonreír con alivio al ver al Uchiha salir ileso, últimamente se ha preocupado bastante y sus grandes ojos azules brillan con intensidad. Ella ignora por completo que Kakashi Hatake está sometiendo a una kunoichi de la aldea o que los otros dos Uchiha atacan a los aldeanos que intentan atacarlos.
—Eso que veo es admiración... —Izanami se acerca mucho más, el rostro de Ino se torna rojizo en la parte de sus mejillas al mirar a Itachi y él por una fracción de segundo la mira a ella— admiras a Itachi Uchiha... Al pequeño, corrijo, al joven Itachi...
El brillo en los ojos de Ino se intensifica y ahora lo sabe.
—No solo lo admiras —se acerca un paso hacia enfrente— lo amas.
Todo pasa tan rápido.
Los grandes y expresivos ojos de Ino se abren sorprendido y rápidamente cambian su expresión a una más frágil, más temerosa, más expresiva. No la vio llegar y peor aún, no la sintió aunque expandió su red de sensibilidad para poder prever cualquier ataque.
Ino reacciona lo que puede considerarse rápido, un ligero movimiento y se encuentra del otro lado de dónde se encuentra la mujer frente a ella.
Si algo ha aprendido de Itachi y Shisui es saber cuando un oponente está dentro de las posibilidades para enfrentarse a él, ahora sabe que esa extraña pero hermosa mujer no está dentro de siquiera sus mejores sueños para enfrentarse a ella. Tal vez Ino no lo sabe o no es todavía consciente de lo mucho que ha mejorado como kunoichi y de sus habilidades desarrolladas. Por supuesto, eso no pasaría en su tiempo pues apenas estaría en misiones como apoyo a sus amigos y compañeros.
—¿Puedes verme? —Izanami sonríe como si le contaran el chiste más gracioso del mundo.
—Claro que puedo verte —Ino es sarcástica y con las manos en la cadera.
Izanami se muestra por un momento confiada y al otro un poco ofuscada, eso no debe de ser posible, nadie puede verla es uno de los castigos que ha tenido que vivir los últimos siglos, solamente hace acto de presencia cuando alguien requiere de ella o las cosas se están complicando como su aparición a Konan y Nagato y su pequeña negociación con Obito.
Algo no está bien.
—Es imposible que me veas a menos que yo lo desee —Izanami se acerca a paso lento y todo cuerpo de Ino se tensa, no piensa sacar un arma, es casi estúpido por no decir ridículo. La presencia de esa mujer la hace sentir insegura y en peligro— apuesto que estás intentando sentir mi chakra, astuto pero no tanto.
Ino arquea su ceja consternada, es lo que planeaba hacer, pero lo más curioso de ella es que no puede sentir su chakra, como si careciera de ella o su energía estuviese en niveles casi imperceptibles.
—¿Quién eres? ¿Por qué no puedo sentirte? —la Yamanaka cuestiona, el ruido ha cesado y el frío que siente se ha ido. ¿Acaso ella ha hecho todo eso?
—En realidad... —Izanami sonríe entre los inicios de su explicación— sí pudiste sentirme, lo cual es algo raro si me lo preguntas y en cuanto a quién soy, no muchos me conocen porqué dejaron de creer en mí cuando llegó ella. Me desecharon cuando Kaguya y su hijo llegaron aquí.
Ino no sabe de quién habla, la confusión se puede leer en su rostro e Izanami confirma que verdaderamente ha sido olvidada.
—Eso no responde la pregunta —la rubia es solo un poco altanera y presumida, cualidades que incluso llega a agradarle a la Diosa a su lado.
—Soy quien te trajo hasta este momento.
Izanami sonríe de una forma casi ingenua como si sus acciones no hubieran causado el caos o matado a personas. La mujer cierra sus ojos encantada, sus labios rojizos cual manzanas se abstiene de mostrar sus dientes y su cabeza hace danzar sus cabellos oscuros y largos.
—Yo le di la llave a él... —Izanami saborea esas palabras.
Ino siente un hueco en el estómago, sus piernas flaquean y hay una sensación de hielo en su piel. Todo aquello que se ha reprimido o ha dejado de sentir golpea su cuerpo con la fuerza que no pudo imaginar. Su pecho comienza a subir y a bajar en repetidas ocasiones, siente el llanto ahogado pero no es capaz de decir algo o articular algún sonido.
Quiere gritar, patalear y rogar porque la regresen a su hogar.
—Tú fuiste... —Ino no puede hablar porque el nudo en su garganta quema como lumbre, sin contar que una lágrima traicionera escapa de aquellos rojizos ojos—. ¿Por qué yo? —Un frágil susurro se oye en eco en la destrozada habitación.
—Es una buena pregunta. —Izanami no se ve consternada o empática a pesar de tener frente a ella a una joven que, sin deberla o temerla paga los errores de otros. La situación la divierte—. Tal vez por eso te escogió, tal vez fue un error, tal vez fuiste la única que cumplió con sus expectativas o fuiste la única que podría no ver.
La Yamanaka entrecierra los ojos completamente dolida.
La mujer no dirá nada.
—No pretendes responder —Ino aprieta sus puños, los músculos de sus brazos comienzan a endurecerse, ha tolerado mucho dolor en las últimas semanas.
—No serviría de nada —la dulce sonrisa de la mujer cambia drásticamente a una mueca, está molesta, Ino es cautelosa, hay algo que no la hace sentir segura con todo eso— él ha hecho su plan y parece que ambas hemos sido utilizadas, tú por un cínico y yo por un simple humano.
—¿Te refieres a Madara? —Ino habla relajada.
Ahora entiende un poco, Madara buscaba a alguien para experimentarlo que sea que hayan planeado o por lo que intuye, planeó, recuerda sus vagas palabras en sus primeros encuentros: había dicho que primero había utilizado a Hinata y después a Sakura, pero nada de eso había sucedido. No desaparecieron justo como sucedió con ella.
—Hay mucho que no sabes niña —la mujer pasea por la habitación, sus pasos son ligeros y sino fuera porque la ve pisar el sucio suelo podría asegurar que flotaría, es una hermosa danza.
No obstante, Izanami sabe la verdad como el extraño cambio que ambos hicieron; le había mostrado —porqué no le quedaba de otra— al verdadero Madara y él, le mostró a Obito. Ino todavía no sabe de ese cambio y supone que ninguno allá a fuera. Información que puede usar a su beneficio.
—Debo admitir que lo has hecho muy bien, todo lo que deseo Madara —Izanami se inclina hacia el frente, dando una extraña connotación al nombre del Uchiha— se ha logrado, me sorprende que una chiquilla de tu edad haya casi logrado detener un suceso tan histórico como la Masacre Uchiha... ¿Cuántos años me dijiste que tienes?
—No te he dicho mi edad, —la rubia coloca sus brazos debajo de su pecho casi indignada, esa mujer es un poco insolente. Algo extraño, ya que, ella también lo es y no le afecta en absolutamente nada—, ¿casi? Detuve esa horrible orden de Danzo.
El solo recordar el suceso, Ino se estremece, desearía no haberlo dicho o por lo menos pensado. El destino suele ser caprichoso.
—No importa mucho, el tiempo no te afecta directamente o no a gran escala; el flujo de tiempo no lo permitirá. —Izanami sonríe ante la sorpresa de la chica, quién, ha dejado de tener la resistencia en su cuerpo y en cambio se ve anonadada—. ¿De verdad creíste que la interrupción tan poco escandalosa de tu presencia cambiaría el futuro? Ya lo he dicho el flujo de tiempo no lo permitirá.
—¿Qué mierda es el flujo del tiempo?
La mente de Ino da mil vueltas e intenta entender qué sucede.
—¿Vas a repetir todo lo que digo? —Izanami le quita importancia— Madara no te ha dicho nada. Ese maldito no te ha dado información y estás a ciegas. Es un completo bastardo si me lo preguntas. Le di la llave para abrir el tiempo y da golpes sin ninguna conexión, me dejó a ciegas sin ninguna idea de lo que puede suceder y después estás tú que creí que estarías más preparada y para terminar... La intromisión de tu Itachi que ya debería estar muerto.
—¿Itachi muerto? —Las palabras salen en un pequeño murmuro casi inaudible. El verdadero golpe se lo llevan las rodillas de Ino, cae con gran fuerza pues sus rodillas temblaron hasta hacerla caer, como puede lleva ambas manos a su pecho como si eso no le permitiera sentir el horrible dolor que taladra su centro.
No. Itachi no debería estar muerto. Sasuke le está dando caza, sin embargo, eso no asegura que le gane, ha visto a Itachi y sin lugar a cualquier estúpida duda, es mucho más fuerte de lo que su hermano menor podría asegurar.
—Sigue vivo por el flujo en el tiempo —Izanami parece ser bipolar o algo por el estilo, su semblante ha cambiado por uno serio, está interesada cada vez más en Ino y por ende en Itachi.
—¿Es lo único que lo mantiene vivo?
Si hay alguna esperanza para que Itachi viva, debe hacerlo.
—Es más complicado que eso —Izanami observa a Ino que espera impaciente para que continúe— el flujo de tiempo es todo aquello que ha pasado, está pasando y lo que pasará; es un nudo inmenso de causas y consecuencias que se ha creado a lo lago de tu historia. Son los actos y las reacciones que se han creado desde el inicio de los tiempos, todo está conectado y sin uno no existe el otro.
La Yamanaka sigue en el piso, una vez que levanta la mirada encuentra a unos grandes y profundos ojos similares al Sharingan sin las pequeñas aspas, le hacen recordar un poco a los ojos de Kurenai, la única mujer que amó Asuma Sarutobi.
—¿Qué tiene que ver con que Itachi sigue vivo si según tú debe estar muerto? —Ino cuestiona con dudas e incertidumbre reflejados en sus bonitos y azules ojos.
—Ahora entiendo porqué te eligió, sabes hacer las preguntas pero no sabes cómo llegar a ellas —Izanami está encantada con la rubia, es decir, es inteligente y su capacidad de análisis va más allá de lo racional a comparación de su dichoso compañero y la mente lógica del Uchiha a unos metros, ella puede verlo detrás de un velo.
—El tiempo es frágil —la mujer dibuja una línea en el suelo sucio—no es tan simple como una causa y efecto, ustedes los humanos suelen verlo de esa manera porque no tienen la capacidad de ver más— eso es cierto, recuerda Ino, lo único que ha hecho el mundo shinobi del pasado es conspirar unos contra otros— es un pequeño precio que debimos hacer.
»Pero la naturaleza del tiempo, no es más que un extraño conjunto de momentos que emergen unos a otros —Izanami traza un círculo alrededor de la línea— es lo que llaman ustedes ciclos, empiezan y acaban, no hay mucho que entender en eso. Aunque, la teoría no es lo mismo que la práctica —Ino se irrita por aquel extraño y petulante tono lleno de razón—. Cuando el Uchiha te envió al pasado el flujo en el tiempo se fragmentó, por lo menos tu tiempo o en el que fuiste robada, todo en ese tiempo está sucediendo, existe un eterno presente que no refleja los cambios que has hecho como, por ejemplo, detener la Masacre Uchiha.
—Por eso para Itachi nada ha cambiado, no he detenido las cosas como un hecho definitivo —las escuálidas palabras de la Yamanaka golpean las paredes del lugar.
Izanami se permite ver un poco de la fragilidad de la rubia y por solo una fracción de un eterno presente logra sentir empatía.
—El flujo del tiempo no permita que Sasuke lo encuentre, que tú avances en este tiempo y decidas detener a tu líder o que tu amiga pueda volver. El tiempo mismo busca un equilibrio y hasta que no aparezca o se construya dentro de sí; Itachi seguirá siendo un renegado y tú no podrás volver.
La imagen mental de Sakura aparece en los recuerdos de Ino.
—¿Sakura puede volver? —la concentración de la chica se ve afectada por sus emociones, por los no gratos recuerdos de su mejor amiga, muerta justo frente a ella.
Ahora puede entender un poco de la extraña particularidad que vio Obito en la chica, no cualquiera habría sentido empatía por un desertor como lo es Itachi Uchiha, no habría movido un dedo por un interés que no lo motivara a obtener algo más. Por lo menos, puede decir que Ino Yamanaka siente algo genuinamente por Itachi Uchiha y no solo una absurda rivalidad, una obsesión infantil o un secreto bien guardado. Y eso, la hace estúpidamente susceptible y manipulable, muy a pesar de ser tan buena en comprender las mentes ajenas, ella no se comprende a sí misma.
—Yo no hablaba de la pelirrosa y frentona, —Izanami no intenta ser graciosa, pero en su experiencia ha visto a la chica y es, en su opinión, exasperante—, hablo de la descendiente de Kaguya.
Sin embargo, Ino no entiende. Para ser demasiado observadora carece de ver el diablo en los detalles. Habla de Hinata.
—¿Qué pretendes con todo esto, al darme esa información? ¿Quieres que detenga a Madara? —Ino vuelve a tener esa tan decidida actitud por no decir berrinchuda.
—No se puede detener —el tono de Izanami es mucho más profundo y su mirada refleja dolor— lo he intentado pero el flujo en el tiempo sigue una corriente natural que si regreso e impido darle la llave, el caos será mayor.
—¿Qué llave? —Cuestiona la Yamanaka.
Debe observar, pero solo mira.
—Yo fragmenté el tiempo, debo decir que fue más complicado de lo que pensé, el tiempo no es parte de mi trabajo —dentro de su dulce voz hay un pequeño atisbo de coraje y rencor, tal vez Izanami no es una humana y su lenguaje corporal expresa solo divinidad, pero Ino puede ver que ella es tiene reacciones como cualquier persona— abrí esa brecha para que Madara hiciera algo que debía detener, no lo hizo y en cambio, solo me traicionó y me utilizó. No sé cómo le hizo para que tú y las otras dos pudieran viajar en el tiempo, yo abrí la puerta y el cómo cruzarla, de eso se encargó él.
Para Ino Yamanaka no pasa desapercibida aquella mención acerca de los reiterados viajes en el tiempo, ya lo había escuchado de Madara, no obstante, ahora es diferente. Fue prueba y error, y si hubo un error, por ende, el error es salir de ahí para que el plan no funcionara.
—Fragmentar el tiempo requiere de mucha energía —concluye la chica recordando las palabras de Shisui.
—¡Por supuesto! —Izanami no es más que una mujer soberbia e Ino se pregunta porque una persona así puede controlar algo tan frágil como la existencia—. Fui yo quién rompió la ligera barrera entre tú y él, pero no sé cómo lo hizo para que tú pudieras viajar, en términos técnicos es imposible que estés aquí. Requiere de mucho chakra romper una barrera y otra para poder acceder al momento que deseemos.
—Pero lo estoy, estoy aquí.
—¡El muy imbécil me vio la cara! —Ino mira un punto fijo en la habitación intentando responder la incógnita que la mujer ha dejado en el aire— ¡A mí! ¿Puedes creerlo?
—Me imagino, —responde Ino con el tono más sarcástico en su repertorio—, si Itachi sigue vivo y llegó hasta aquí. ¿Cómo lo hizo?
La Diosa de la Creación se rebaja a encoger sus hombros, ese es otro punto que puede desquiciarla, ella cree saberlo todo y tener el control de la humanidad que con tanto esmero ha cuidado y ahora resulta que un joven adulto y una jovencita pueden hacer lo que quieran sin que ella lo sepa, peor todavía, que el ingrato de Obito esté conspirando en terminar algo que no tiene la menor idea de qué es. Izanami es mucho menos eficiente de lo que pensó.
—Uchiha golpea puntos ciegos para mí. Y como lo he mencionado la teoría es diferente a la práctica.
¿Acaso aquella deidad tiene un punto débil?
—¿Hay puntos ciegos en todo esto? —Ino está muuuuy sorprendida, esa mujer está loca o desquiciada por muy poderosa que sea, aparentemente.
—No intentes burlarte, Ino Yamanaka. Encontró la forma de esconderse en algún lugar o momento para que no pueda ver sus decisiones es como Itachi, se mueve silenciosamente.
—¿Itachi? —Susurra la rubia, el Uchiha es mucho más perspicaz de lo que ella misma imaginó.
—Toman decisiones en un punto ciego que no tengo control —Izanami se ve molesta y aquella dulce sonrisa desaparece en el camino— no le teme a la muerte común y corriente, él sabe que debe morir.
Nuevamente, Ino se siente triste y con un agujero en el estómago, nada de lo que ha hecho ha cambiado el destino trágico de Itachi.
—¡Debe decirle la verdad a Sasuke, lo que hizo por la aldea, por todos nosotros!
Ino lleva sus manos hacia su pecho y el grito ahogado sale de sus entrañas, está temblando, sus ojos se vuelven cristalinos y su rostro se muestra desencajado, entre furia y tristeza.
—No es por esa razón —la mujer se queda parada frente a ella. Puede verla mejor, cabello tan largo y oscuro, sus orbes son delicados pero de igual manera muestran dureza, su piel es pálida y su estatura es alta, aunque no puede ver su cuerpo supone que es delgada y delicada. Izanami sonríe, a Ino le recuerda un poco a la madre de Itachi y Sasuke, la forma tan dulce que lo hace como si sintiera algún tipo de compasión— Itachi enfermó, no me preguntes por qué o de qué, su destino es la muerte, como el de todo humano.
Ahora comprende en su totalidad por qué Itachi piensa morir en manos de Sasuke, él de todos modos lo hará tarde o temprano.
El corazón de Ino está roto, no es igual que al inició que lo conoció y su historia fue expuesta siendo solo un joven que tomó las riendas de toda una nación con masacrar a todo su clan, es diferente porque muy dentro de sí sabe que Itachi decidió eso al creer que merece morir en manos de su hermano menor.
—¿S-se puede hacer algo todavía? —Ino está temerosa en la respuesta.
—Si salir de aquí es la opción, me parece que es la única.
Algo dentro de la Yamanaka se revuelve en el estómago y puede sentir que la sonrisa falsa de la mujer frente a ella esconde mucho más de lo que puede intuir. La está manipulando para cumplir el objetivo de la Diosa de la Creación.
¿Descubrir el plan de Madara? No es mucho de su importancia, lo que haga o deje de hacer no recae en ellos o por lo menos en Izanami. ¿Detenerlo? El flujo de tiempo o algo más puede hacerlo, es simple física básica. Y si de algo ha de pecar Izanami es de ser vengativa ¿verdad, Kaguya?
Solo quiere que su traición no pase desapercibida.
—Tranquila Ino, todavía hay tiempo, solo un poco.
Así como fue rápida su intromisión, así es como desaparece de la vista de Ino.
La Yamanaka extiende su red de chakra para poder sentirla, se da cuenta, que no está y que entre esa sensación de vació se encuentran sin vida los dos hombres a sus pies. Ella se los ha llevado.
Al menos ayudó.
—¿Algo de importancia? —La voz de Itachi resuena en las paredes.
Ella lo mira e Itachi desactiva su Kekkei Genkai, se esconde detrás de su cuello alto y mueve su cabello solo un poco. A Ino le recuerda Itachi de su presente ¿ahora futuro o pasado?
Ino desvía la mirada con un sonrojo en sus mejillas, escondiéndose detrás de su flequillo.
Ahora que mira con más atención, el Uchiha se ve mucho más grande a comparación de cuando lo conoció por primera vez, se ve más grande, las facciones más afiladas, la mirada más penetrante y su altura... ¡Él es tan alto! No había notado que el joven shinobi que ella conoció desde hace un tiempo, ahora se vea tan maduro.
—¿Cuánto tiempo ha pasado? —Murmura la rubia.
El tiempo no reacciona a ella que, a penas y cumpliría dieciocho es unos meses. En su tiempo, claro está.
—¿Algo que debamos saber? —Cuestiona otra vez Itachi mientras la mira detenidamente.
Bastante observador. Hay algo de Ino que no concuerda y podría ser que sus sueños hayan regresado, pero no es el caso, ella está parada mirándole fijamente intentando buscar algún tipo de herida en él, se toma muy en serio su trabajo de ninja médico.
—No, solo vendió a su aldea por un poco de tiempo.
El Uchiha asiente, la mayoría de las personas lo hace.
Ino da un paso al frente para encontrarse con Itachi a escasos centímetros, por lo menos la rebasa una cabeza, un paso, dos pasos; en realidad no pasa nada. Él está inmóvil y se relaja en el tacto cuando Ino lo mira con sus océanos, siente que se ahoga, en el buen sentido.
No es la primera, ni la única vez entre ellos, pero sí es la primera vez que Ino siente miedo por perder a alguien como Itachi.
Él va a morir y no hay nada que pueda hacer al respecto más que salir de ese infierno que irónicamente ella construyó.
—Debemos irnos —Kakashi aparece tan sigiloso como puede ser él, los jóvenes no parecen apenarse o importarles la presencia del ninja que copia— encontraron al kage.
Ya sabe lo que significa: extracción de información.
Kakashi si nota algo extraño no lo menciona, Ino está más ida de lo normal, Itachi lo disimula muy bien pero su mirada sigue a Ino, quién retoma de nuevo su larga capa para pasar desapercibida entre las personas que pretenden buscar.
El ninja que copia con esa expresión aburrida en el rostro y las manos en los bolsillos, sigue al par de jóvenes frente a él, ve a Itachi acercarse un poco más a Ino cuando ella menciona que probablemente el golpe que den el día de hoy será uno de los más sencillos, el Uchiha afirma con la cabeza, es tal y cómo lo esperaba. Una aldea pequeña, pocos enemigos, pocos aliados, nadie notará que algo ha cambiado. Bastante astuto por no decir maquiavélico.
Ino sonríe al ser reconocida por un Uchiha.
Kakashi es más observador de lo que parece o pretende serlo. Itachi es contagiado por la efusividad de la rubia aunque sabe disimularlo muy bien. El Uchiha se acerca inconscientemente a Ino, claro que antes lo hacía, como una persona que conoce a otra y tiene confianza pero...
¿Eso que ve es... ?
¡Para lo que le importa! Los dramas de un par de jovencitos no son de su incumbencia, no debe de negar que ver a Itachi Uchiha de esa manera le alimenta un poco el morbo.
Si algo ha traído la futura alumna de Asuma es un buen drama. Solo espera que en el futuro (si es que sobrevive o tiene la posibilidad) sus alumnos sean más sensatos y no tan atrabancados.
Pobre Kakashi.
Shisui desde siempre se consideró como una persona solitaria, no era que hubiese crecido sin sus padres (quiénes murieron trágicamente durante la Tercera Guerra Mundial Shinobi), o que fue criado por parte de algunos individuos de su clan o que se consideró como un genio y prodigio de su generación.
Fue desde pequeño pudo y tuvo la capacidad de discernir entre lo correcto y lo incorrecto bajo sus propias normas de la moralidad. No fue fácil, el tan a temprana edad considerar aspectos del mundo shinobi fue un golpe duro a la poca inocencia que todavía tenía. Tal vez fue su empeño excelente o su gran mente la que lo llevó a sobresalir y pisar más rápido las riendas de un ninja a tan corta edad.
Fue una maldición o un acierto. No está seguro.
Para unos una cosa y para otros otra, sin embargo, no supo sentir verdaderamente su lugar ni en su clan que, no eran malas personas pero el ira irracional puede cegar hasta la mente más brillante; tampoco pudo sentirlo dentro de las filas de Konoha, eran personas extraordinarias con un voluntad inquebrantable pero el terrible sucedo de la muerte de su entonces mejor amigo lo hizo replantearse la vida shinobi.
No fue hasta que conoció a Itachi que pudo decir que pertenecía y encontraba un lugar en aquel podrido mundo.
Itachi es y era todo lo que Shisui siempre admiró de un ninja excepcional, un gran cariño fraterno creció entre ambos, son amigos, son hermanos.
Siempre fue una persona que respetó a su clan, le tenía gran admiración a cada uno de ellos y un profundo respeto, sin embargo, las cosas cambiaron cuando se decidió tomar a Konoha bajo la fuerza. ¿Podía estar uno sobre otro? No, por mucho que hubiesen problemas internos no era la opción, al menos en su punto de vista.
Itachi siempre supo estar del lado correcto por muy joven que estuviera, parecía que su mejor amigo tiene tanta sabiduría, incluso más que él y toda la experiencia que ha adquirido con los tres años más que tiene. (2)
¿Fue su mejor idea poner en un genjutsu a todos para evitar la guerra? Tampoco, y no era que no fuese lo suficientemente habilidoso, Danzo se las ingenió para robarle su ojo y reducir su poder, no fue la clave para que dejase de tener aquella idea, ahora puede ver que es como quitar el libre albedrío y una parte de él lo hace sentir culpable, tal vez es parte de su crecimiento como seres humanos.
Después llegó Ino, con su rubia cabellera y su forma tan peculiar de ser, con noticias sobre el futuro que le deparó a él y a su mejor amigo, fue doloroso y más cuando tuvo a Itachi justo frente a él, sin máscaras, con el sufrimiento que de alguno u otra forma habían provocado ambos, en especial él tras abandonarlo y dejarlo a su merced.
Todavía recuerda la mirada vacía de Itachi, el Itachi de Ino, aquel joven que regresó a tener una conversación con él, tal vez para advertirle o hacerlo sentir mejor, no lo sabe, pero no puede olvidar la frustración de pensar ¿Qué pasaría si...?
Vio las consecuencias de sus decisiones.
Ahora también las hay.
Sus pasos lo llevan hasta el Santuario Nakano, está vació y polvoriento pareciera que en los últimos meses nadie ha ido a visitarlo o por lo menos poner un pie frente a él. No después de que no hubiese una guerra, pero lo que viene es mucho peor. Reconoce la madera húmeda y sus pies descalzos solo pueden recorrer los caminos que se sabe de memoria.
—Te han dejado abandonada ¿verdad? —habla a la construcción mientras toca las paredes del lugar a penumbras en la oscuridad.
El lugar está oscuro, el aroma a humedad se esparce al abrir la puerta de la sala principal, está tan descuidado que pareciera una eternidad sin haberla usado.
Da unos cuantos pasos y da vuelta en aquel lugar, recuerda como si hace poco fue cuando hacían sus discretas revueltas a escondidas de la aldea que los acoge, como si aquella época de un golpe de estado fuese hace un milenio cuando han pasado semanas y con ello meses.
La historia ha cambiado.
Las cosas no pueden quedarse así, ¿verdad? Es una de las tantas preguntas que se ha hecho, en un sentido un tanto ortodoxo que sino fuese por su amor a su aldea la curiosidad de la que siempre ha tenido lo hubiese llevado por los mismos pasos que Fugaku Uchiha.
Tal vez por eso que tomaron la decisión que siempre debió ser. Las sin fin de respuestas que pudieron existir, las que no se pueden controlar y las que parecen ser demasiado complejas para tenerlas en mente.
¿Qué pasaría? En un futuro dónde ni el golpe de estado o las riñas con su propio clan no hubiesen existido.
¿Sería un futuro tranquilo? O todo forma parte de una serie de acciones y consecuencias de las que nadie tiene absolutamente control.
¿Cómo es la generación de Ino? Se ha preguntado innumerables veces, la generación en la que creció Sasuke, en aquella en la que abandonó todo por conseguir venganza en contra de Itachi. Puede imaginarlos siendo mucho mejor que ellos, sin dejarse vencer por un rotundo no o por complicaciones impuestas por otros, en comparación a él y su mejor amigo.
—Naruto le dio una paliza a Neji —en el timbre de voz de Ino se pudo oír algo de frustración y dolor de lo que pasó escasos días atrás— siempre fue un engreído, petulante y se creía mucho por ser un prodigio, pero Naruto lo hizo cambiar en ese combate... Él siempre supo hacer las cosas diferentes, no creía que nadie valiera la pena, todos eran iguales a sí mismo.
Ino habló de todos los novatos o los once de Konoha, en especial de aquel niño rubio y escandaloso: Naruto Uzumaki. Pareciera que la rubia no lo entendía o todavía no era capaz de verlo pero Naruto había cambiado las reglas de su mundo, de su futuro, de la manera en la que todos debían tener otra oportunidad o empezar de nuevo. El Uzumaki es un antes y un después.
Es lo que hacen después de una misión juntos, platicar de lo mucho que había pasado en el ¿futuro pasado?
—Lee y Tenten son buenos compañeros, él es el mejor en taijutsu y ella es increíble con las armas. Ellos se convirtieron en parte de los novatos por ser apoyo en muchas misiones, nos ayudó mucho a mejorar —lo cierto es que, el equipo Guy siempre fue un pilar para ellos, uno muy grande. Shisui pudo entender que existe más unión y camaradería en esa nueva generación— Hinata y yo nunca fuimos grandes amigas, ella destacaba por ser la heredera de su familia y yo era la mejor de la clase, nunca fuimos muy cercanas y está terriblemente enamorada del idiota de Naruto y para variar él no la nota —Ino tapó su cara con pena, recordar aquello siempre la ha hecho sentir un poco avergonzada, son tan idiotas— Kiba es un fastidioso y Shino no es muy notable —Shisui rio por aquel comentario, Ino en definitiva no notó el aprecio que tiene por ellos aunque prefiere ignorarlos.
»Está Sasuke, realmente no supe mucho de él después de que se fue —las mejillas de la rubia se tornaron rojizas, Shisui lejos de molestarse rio encantado— nunca lo trate mucho, éramos simples compañeros pero sé que dejó una huella muy profunda en Sakura y Naruto, muchas de las malas decisiones de ellos es por Sasuke —Ino murmuró como si aquello fuese un secreto a penas a mencionar, es algo que ha rondado la mente de la chica por bastantes años— Sakura, ella la pasó muy mal cuando Sasuke huyo de la aldea y le ayudó de alguna forma volverse más fuerte ¡Me superó! —Ino a veces suele estar un poco indignada por ese hecho, Shisui no pudo dejar de ver aquel brillo en su mirada: rivalidad. La Yamanaka todavía no lo nota y en su realidad proveniente carece de eso, una rivalidad que subyace de su esfuerzo — ha sido mi mejor amiga aunque no lo fuésemos y después llegó él... ¿Qué pasará cuando regrese? ¿Qué pasará con Naruto? ¿Shikamaru o Chōji? Con mi equipo.
La tristeza de Ino lo hizo mirarla cada vez más interesado.
Es eso lo que también se cuestiona desde la llegada de Ino no solo al pasado sino a su vida y que comparte con Itachi.
A veces no puede creer lo parecidos que son Itachi e Ino, aunque no puedan notarlo, son personas que darían su vida por sus seres amados. No cualquiera lo haría, Itachi al cuidar a su hermano menor e Ino con sus compañeros de equipo que si bien no son hermanos tienen una lealtad más inquebrantable que muchas familias.
Lejos de su compañerismo impuesto Ino, Shikamaru y Chōji desarrollaron un vínculo inquebrantable, son uno solo que ningún externo podría entender. Ni siquiera el Equipo 7 con tanta fuerza que se forjaron unos a otros. El Equipo 10 nació para complementarse y Shisui pudo saberlo con solo pocas palabras de Ino. Ella siempre espera la señal de Shikamaru Nara o el apoyo continuo de Chōji Akimichi en alguna misión.
Shisui no sabe lo que es tener compañeros que cuidan genuinamente tu espalda, que formen parte de tu existencia, que puedas confiar plenamente en ellos sin dudar un poco.
Y no es que Shisui Uchiha sea envidioso o celoso, sin embargo, fue algo de lo que careció no solo como shinobi sino como ser humano. No recuerda otro amigo que su difunto compañero de equipo o Itachi estuviesen en su lista.
Es de alguna forma que comprendió las palabras de Itachi, su mejor amigo siempre tuvo a su familia, si bien en desacuerdo con su padre, estaba ahí o cuando compartía tardes con su madre, Mikoto es tan dulce con sus hijos; Sasuke entra dentro de esa lista, por quién Itachi se desvive y hace lo que sea. En otras opciones, está Kakashi Hatake, que si bien no son amigos estrictamente y, sin embargo, existe un gran compañerismo.
Tantas cosas pasan por su mente, entre ellas, una vida que siempre deseó con compañeros leales que no cuestionaran sus habilidades o las intenciones de su clan, una vida tranquila, ver nuevas generaciones forjar un mejor lugar y sobre todo conocer algo más que la amistad.
Nadie puede culparlo, pues la llegada de Ino Yamanaka le hizo replantearse su existencia, en términos más profundos, deseando una vida que nunca deseó.
Por primera vez, Shisui Uchiha dejó de pensar una vida siendo shinobi y protegiendo su aldea para pensar en una vida más sencilla con amigos, familia y si es posible con alguien a su lado. No lo sabe, pero un poco del ímpetu de Naruto a traspasado el tiempo, gracias a Ino.
Intenta no pensar en ella cuando sus pies recorren el camino hasta encontrar inconscientemente lo que busca o lo que supuestamente no sabe que estaba buscando: debajo del séptimo tatami hacia la derecha.
Ahí está la tabla de piedra, está a simple vista y supone que no es un peligro ahora que los miembros del clan Uchiha o externos lo a vean, nadie se acerca al Distrito Uchiha o a algún lugar que tenga a uno de ellos cerca.
—Aquí estás —murmura Shisui quitando un poco del polvo que ha tenido por meses, el lugar en verdad dejó de ser visitado.
Una vez que se encuentra entre sus dedos tantea un poco del relieve tallado, no le presta demasiada atención y es entonces que la mira fijamente. Comienza a leer el contenido encontrando técnicas, secretos de los comienzos del clan Uchiha, información que muchas veces ha leído; sin embargo, algo más sucede mientras se desvela los datos, sobre estos se encuentran otros símbolos creando nuevas frases, uno tras otros.
Hay algo diferente, solo puede verlo con su propio ojo dejando sin rastro al otro.
Es impresionante, no obstante, no puede entender bien la información que ha sido proporcionada, es incapaz de descifrar lo qué se pretende enseñar.
Respira, inhala y exhala, los símbolos aparecen una y otra vez cada está en contacto con aquella piedra. El dolor en su cabeza golpea como un taladro, agradece el ojo del desconocido que tiene pero lo incapacita para comprender cómo es que ha tenido información que antes no estaba. Todo es tan rápido que no logra concentrarse o en su defecto comprender en su totalidad la forma en la que se está desarrollando las inscripciones unas tras otra sin poder llegar a su objetivo. (3)
Shisui intenta enfocar su atención, pero le es casi imposible su ojo izquierdo comienza a llorar sangre, la vista se ha comenzado a mostrar borrosa.
—Esto no es posible —murmura nuevamente, Shisui se encuentra desconcertado junto a un mareo que logra hacerlo devolver el estómago. Una y otra vez.
Una vez que limpia los rastros de su boca, aún con la piedra entre sus manos, los músculos temblorosos, decide intentarlo de nuevo.
Logra verlo, aunque sea un poco de la inscripción.
"... el flujo de tiempo permite al usuario manipular el vacío (Kū) a conveniencia, el tiempo no corre en dirección contrario a lo ya vivido, crea en el vacío mismo el nacimiento de Amaterasu y Tsukuyomi..."
"...la construcción misma del vacío permite al usuario encontrar entre diversos puntos del flujo del tiempo..."
"...el usuario tiene la capacidad de navegar entre el flujo de tiempo, la técnica permite el acceso único del usuario..."
Shisui con todo el esfuerzo que requiere cierra los ojos exhausto, su ritmo cardiaco se aceleró bastante, sus manos siguen temblando y su camiseta negra está empapada de sangre que proviene de su rostro, entonces, sabe que eso no es normal.
Usualmente al leer la tabla de piedra no hay efectos secundarios, no existe un código o una manera en la que pueda entender su contenido, por el contrario, es simple como respirar, únicamente con los ojos adecuados puedes acceder a esa información. Nunca había tenido que haber una consecuencia, un síntoma o algo que se relacionara unos con otros.
Como puede Shisui deja la piedra en el mismo lugar donde la encontró, intenta ponerse de pie, sus piernas tiemblan y el sabor a metal desciende por su garganta, definitivamente no es normal. Cuando lo hace, toca las paredes para sostener su cuerpo, tropieza entre la sala principal y uno que otro pasillo para poder salir del lugar.
Necesita un respiro.
¿Por qué hay información nueva en las inscripciones? ¿Siempre habían estado ahí?
Las preguntas llegan a su mente mientras siente que el oxígeno comienza a escasear dentro del Santuario Nakano.
Con pasos cortos, no muy comunes en su persona, encuentra el camino hasta la entrada, es de media noche a comparación de la tarde en la que había accedido al Santuario.
El lugar es tan oscuro, las luciérnagas escondidas entre los árboles hacen aparición y los escasos murmuros de los alrededores explican la poca actividad que hay cerca.
—Flujo de tiempo... —sus palabras no son audibles, el oxígeno se hace presente en un ráfaga de aire fresco que golpea su rostro a la par de algunas hojas moviéndose en el suelo— vacío...
No tiene idea del por qué Ino ha venido a su mente.
Está seguro que todo lo que ha pasado ahora tiene que ver con un Uchiha o por lo menos con un usuario que tenga la habilidad de ver más, de conocer más, no cree que Madara esté detrás de todo eso y tal como Fugaku e Itachi, no piensan que sea la persona que dice ser, pero algo sí sabe, ese sujeto es mucho más peligroso de lo que pensó, lo está subestimando y ese puede ser el peor error de todos.
La luna está frente a él, tan grande y enigmática como siempre se ha mostrado, con la neblina blanquizca acicalar su piel con una pizca de sangre se asoma de entre la nubosidad.
—El nacimiento del sol y la luna...
Ahora todo comienza a tener sentido.
La obsesión que tiene Fugaku por estar tanto tiempo entrenando le es casi divertida o enfermiza. No lo juzga a decir verdad, cuando tenía otra vida, olvidaba entrenar y su estupidez le permitía ser un buen contrincante contra Kakashi Hatake (a quién todavía le tiene un poco de resentimiento), aunque eso no aseguraba que tuviese una victoria. En ese sentido, comprende al ahora quinto Hokage.
Si hubiese entrenado de más las cosas habrían resultado mejor y Rin no hubiera muerto.
Los entrenamientos de los aldeanos se han vuelto su pasatiempo favorito, conocer a Naruto y ese pequeño resentimiento hacia su amada aldea lo hace sentir irremediablemente satisfecho, ver a otros como los Hyūga es casi tan divertido como suelen ser tan patéticos, hay otros que no vale la pena decir sus nombres.
Puede decir a ciencia cierta que, lo próximo que viene no se compara a la guerra casi futura.
—¿Habría hecho lo mismo?
—Me parece que lo hubieras hecho.
No le sorprende la voz de Izanami susurra cerca de sus oídos, sabe que ella no está completamente presente y que de vez en cuando le gusta desquiciarlo. Y su paciencia está al límite.
—Solo me hace pensar que eres un poco sentimental —Izanami está frente a Obito con una sonrisa divertida en el rostro.
—Tu sarcasmo es demasiado mortal, incluso para ti —Obito es bastante inteligente para la mala suerte de Izanami, se ha confiado bastante de un simple ser humano. Aunque tiene razón el Uchiha, hay pequeños vestigios de una antigua vida que salen a relucir cuando está demasiado tiempo en Konoha.
—Me estás evitando y eso me molesta —Izanami va al punto directamente.
Una cosa es que Obito resultó ser mucho más inteligente de lo que pensó y Madara es astuto con un extraño sentido tan temerario, eso no quiere decir, que le tengan que ver la cara.
—¿Qué te puede molestar? —Izanami siente la sonrisa de Obito.
—Tenían un objetivo, tú y Madara —el Uchiha ríe— evitar despertar a Kaguya.
—Madara puede ser un cretino —expresa Obito con sorna, las cosas cambiaron el rumbo desde que ella confió en ellos— y nos encargamos de eso.
—Encerrar a Zetsu no es encargarte de eso —Izanami está colérica y su hermoso rostro lo confirma—. No juegues conmigo Obito.
—¿Crees que te tengo miedo? —Es una pregunta hipotética, Obito es un desgraciado que ha encontrado otras respuestas—. He visto lo que tú ves, tu poder es nada a comparación de lo que sé.
Izanami intenta no mostrar emociones y de un momento a otro comienza a temer lo que Obito pueda o no saber. Patético para una diosa como ella.
—No olvides quién te trajo.
—¿Crees que con eso es suficiente? ¿Crees que te debo algo? —Obito se acerca a pasos a la diosa, está frente a ella sin aquella máscara de madera, la mira con desdén como si fuese basura—. ¿Crees que no sé que querías traicionarme?
—No te debo explicaciones.
Izanami no se deja intimidar, ya habían hablado de ese pequeño conflicto entre ambos: Nagato Uzumaki, un pequeño peón para el Uchiha y la posible salvación de otros, pero de nada serviría tener a Nagato si Uchiha Madara tiene el Rinnegan.
El papel del Uzumaki se ha reducido poco más que ceros y a veces, solo a veces, matar a un peón es peor que dejarlo con vida por un hipotético sentido de optimismo en las circunstancias.
—¿Quieres guardarlo para detenerme? —el hombre se burla de ella, Izanami se siente frustrada, su estúpido plan no funcionó—. No puedes hacerlo y lo sabes.
No quiere admitirlo y sería un fracaso si lo acepta: Madara Uchiha jugó con ella y puso a cargo a su mejor súbdito. En teoría, las decisiones que toma son para proteger a los humanos, era por lo menos el pacto que había hecho hace mucho, pero mucho tiempo.
Y técnicamente, lo hizo, los protegió de sí mismos, los únicos que podían hacerse daño eran ellos mismos; fue una forma de protegerlos porque Kaguya siempre se las ingeniaba para intentar regresar y de no ser por ese dichoso fruto nada hubiese pasado.
Por lo menos, Izanami tenía deudas pendientes.
—No lo necesito para detenerte —afirma la hermosa mujer.
—¿No fuiste tú la que nos necesitaba? —Cuestionó Obito, le hacía sentir un extraño placer ver a una deidad como ella sentirse pequeña a su lado—. ¿Sabes por qué lo hiciste? Porqué nadie pudo haberlo hecho mejor que yo, tú me diste el acceso al pasado, sabías la verdad sobre el tiempo y su función, pero lo hiciste porqué nadie lo haría mejor que yo...
»Pensaste en Itachi y su amor por la paz, en Shisui y su sentido de la justicia, incluso llegaste a pensar en Naruto la reencarnación de Ashura, pensaste en muchas personas; hasta que llegué yo. Una persona que no se rige bajo la moral que todos lo hacen, alguien que pudiera hacer lo que se debe hacer, alguien con agallas —Obito está en lo correcto— y también alguien que pudiese morir, que ese fuese su terrible destino, querías que muriera haciendo tu patética tarea que no pudiste hacer.
Izanami respira de forma entrecortada, esa es la cruda realidad que no pudo ignorar, sabía que Madara querría imponer al Clan Uchiha como fuese y que él como Obito — con más razones el más joven— harían lo que fuera por un mundo mejor, a su manera. Escogió a las personas que de una u otra forma tendrían un final triste y desolador, que las personas podrían respetar y no por menos amar.
El pecado de Izanami fue confiar en que ella tendría el control y no habría otro problema, porque el flujo de tiempo se encargaría de todo y la humanidad estaría bien como a salvo. Ella misma se lo dijo a Ino Yamanaka: la teoría está lejos de la práctica y no sabía que Obito haría de las suyas trayendo consigo a una joven para tomar decisiones y que ella no pudiera verlo, podía verlo todo, en cuanto llegó Ino los caminos fueron abiertos de diferentes formas y el dichoso flujo se fragmentó mucho más. (4)
—Lo hecho ya está hecho y no lo detendrás.
Izanami borro aquella sonrisa que siempre carga, con un sarcasmo que podría desquiciar a cualquiera y aquella seguridad de sentirse intocable cayó por los suelos. Por su parte, Obito no pudo estar más satisfecho con el hecho, pareciera que los humanos solo tenían opciones a causa de poderes superiores y ahora, es lo contrario.
—No puedes controlarlo todo, Obito, Itachi siempre ha estado un paso frente a ti.
—Itachi no puede hacer lo que quiera, va a morir, por suerte él no debería estar en mis planes —el Uchiha está demente.
La hermosa mujer puede decir que su terrible error fue pensar que tenía todo planeado y que la humanidad podría rendirle algún tipo de culto como solían hacerlo antes de la llegada de Kaguya. Su error fue ser tan ingenua como Ino Yamanaka.
—Esto no se quedará así, me deshice de Kaguya y lo haré contigo.
—¿Me estás amenazando? —Obito da un paso invadiendo el espacio de Izanami—. Porqué te recuerdo que la que más tiene que perder eres tú.
—Te olvidas de algo o de alguien.
La sonrisa triunfal de Izanami se asoma por sus rojizos labios.
—¿Qué le has dicho a Ino? —Obito toma entre sus manos a Izanami y la estampa en el primer árbol que hay frente a él. La mujer sorprendida tiembla, aunque su rostro se muestra tan tranquilo, eso no debería pasar, no debería poder tocarla.
—Solo acercarla a la forma de salir de aquí, de alejarla de ti.
¿Bajo para una Diosa de la Destrucción utilizar el chantaje con una joven? Un poco, pero el descaro de Obito puede desquiciarla, no tiene algún tipo de respeto o de miedo hacia ella, por culpa de Kaguya, por hacerlos irreverentes y enseñarles caminos en los que no debieron ser parte.
Utilizar a Ino es lo único que puede tener a su favor. El cómo llegó hasta ahí Itachi Uchiha es una cuestión que lejos de atormentarle le ayudó indirectamente. Saber que Obito tiene un punto débil y su pequeña obsesión que tiene hacia la joven Yamanaka es lo único con lo que puede contraatacar, lo sabe, es una pena que la chica le haya agradado pero en los juegos del tiempo y el destino todos son peones.
—No te atrevas, Izanami —el tono oscuro y amenazante logra helarle la piel a tan majestuosa ser.
—No me dejas opción, Ino Yamanaka o dejas todo esto —Izanami condiciona— estará mejor en los brazos de Shisui o de Itachi, como quieras.
Cuando el rostro desencajado de Obito se complementa con una ridícula sonrisa.
—Haz lo que gustes —el Uchila logra soltarla— Ino se quedará aquí conmigo, Shisui no es un rival e Itachi prefiere a su hermano.
Está apunto de responder cuando un kunai traspasa su cuerpo, no existe el dolor o la sangre brotar de ella. Tanto Obito como Izanami miran a su lado para encontrar a Sasuke Uchiha.
Hay algo diferente en él, claro que ha crecido, su estatura es de alguien de diez años, su cabello es largo y el rostro de su padre y su madre se ve reflejado con un sonrisa cínica; como si aquello le resultara de lo más gracioso, sus grandes ojos oscuros tiene un destello que no logra aclarar hay un sin fin de emociones revueltas en él.
—¿Qué buscas? —La pregunta sorprende a Izanami, pero Sasuke no se dirige a ella, se refiere a Obito y sabe perfectamente que eso no es deliberado.
—Sasuke, te tardaste un poco en visitarme —Obito sonríe.
—¿Qué haces aquí? Mi padre no está aquí.
—¿Sabes que vengo con tu padre? —el mayor se ve intrigado, siempre subestimó un poco a Sasuke, pero siendo la reencarnación de Indra no le sorprende.
—Pude sentirte hace a penas unos meses merodeando el lugar.
Sasuke puede ser un prodigio, sin embargo, su personalidad puede ser un arma de dos filos.
—Quería ver los avances de alguien —se excusa Obito— me parece que conoces a esa persona.
—Ino es una estúpida —se adelanta Sasuke, claro que ese repentino interés de todos hacia ella lo irrita.
—Esa Ino no es de mi incumbencia —responde Obito e Izanami sabe que es verdad— hablo de Naruto Uzumaki, el jinchuriki del nueve colas.
Entonces, Izanami es capaz de verlo claramente, los ojos de Sasuke destellan odio y más que odio hay una rivalidad casi enfermiza que apenas comienza a supurar de entre esos orbes tan oscuros como la noche misma, la energía de Indra se hace presente y puede jurar que ve el reflejo no solo del hijo del Sabio de los Seis Caminos también encuentra a Madara Uchiha detrás de ellos.
—Naruto... —Susurra Sasuke.
Para Obito ha sido una muy buena opción, Sasuke ha demostrado que esa rivalidad está intacta.
—Me parece Sasuke que tú y yo nos volveremos a ver.
Obito abre con Kamui un agujero en el espacio hacia lo desconocido, le echa un último vistazo a Izanami para sonreír triunfante.
—Aléjate... —Sasuke mira a Obito y al espacio de la nada al que él se refiere.
—No le tengo miedo a un asqueroso mortal.
—No puedes ver lo que haré y no me obligues a deshacerme de ti.
Obito desaparece.
Izanami mira a Sasuke quién no puede verla pero tal y como pasó con Ino, es capaz de sentirla y eso no es una buena señal.
—No sé quién seas pero no puedes hacer nada —Sasuke habla mirándola fijamente, sabe que no la ve, lo que llama su atención es aquel tono monótono en la voz del niño.
Izanami se permite respirar por primera vez, Obito ha alcanzado un conocimiento que ella no tenía idea que podían tener, lo hace peligroso e inestable, sabía que sería así pero no tenía idea de que tanto puede hacer alguien con ello.
—Él ganará —dice Sasuke— puede verlo todo.
Izanami lo sabe y todo es su culpa.
Obito puede ver lo que hace Ino, lo que hace ella, lo que hace Sasuke, Naruto y los jinchuriki por lo menos en ese tiempo. Está segura que no puede ver a Itachi en el futuro, tampoco a la descendiente de Kaguya que retrasa la muerte del Uchiha, y por un momento entre las bastas imágenes del eterno presente que ella ve, puede ver a la única persona que no es del interés de Obito y, sin embargo, ha encontrado una forma de detener eso, acosta de lo que más ama.
Por lo menos, hay una ventaja y no es Ino Yamanaka.
(1): Los genjutsu pueden durar mucho tiempo, los más poderosos pueden durar hasta quince años. Se especifica esto por qué, al infiltrarse en las aldeas, deben hacer el menor escándalo y así cualquier sobreviviente no recordará los ataques, por lo tanto, al no recordar: no existe.
(2): No se sabe a edad exacta de Shisui, yo deduzco que debe ser dos o tres años mayor que Itachi. Al inicio del fic, Ino tiene diecisiete años, no indagué mucho en la edad de Itachi porque debe de tener aproximadamente trece o catorce años de acuerdo al canon, por lo tanto, al inicio Shisui tiene dieciséis años, casi la edad de Ino pero como ya se ha mencionado la percepción de ella parece que el tiempo casi no ha pasado cuando todo lo contrario y ella sigue teniendo la misma edad. Para fines prácticos que posteriormente se explicará, además, emparejar a Ino con Itachi más joven me resulta extraño cuando es casi un niño, espero no ser la única.
(3): En realidad, hay un hueco argumental de si se explica si con tener un solo ojo es posible leer la tabla de piedra con los secretos de los Uchiha, como podría o no ser. Para fines de la trama decidí involucrar esta duda para que haya mucha más información acerca del viaje en el tiempo y cómo un Uchiha puede hacerlo.
(4): Hago hincapié en que Izanami al ser la Diosa de la Creación tiene la capacidad de verlo todo, pasado, presente y futuro. Por eso ella puede ver las decisiones de todos menos las de Obito y Madara porque ellos no toman las decisiones ni de la aldea, hechos o situaciones sino Fugaku e Ino, Nagato, Itachi, entre otros. Itachi del futuro tampoco puede ver qué piensa hacer exactamente, pero eso se explicará después, ¿creyeron que dejaría a Ino así como así? Podemos decir que Madara y Obito como se ha mostrado tienen la capacidad de manipular, quienes toman las riendas son otros y no ellos directamente.
Quise aclara estos puntos por si había alguna duda.
Espero les haya gustado, ha sido uno de los capítulos más largos, sé que esperan momentos románticos pero es fundamental entender el contexto de no ser así siento que me salgo un poco de la raya en cuanto a la intriga y solo hacerlo por el poder del amor, jiji.
Ahora que se explica lo que es el flujo de tiempo y el cómo actúa ¿ya saben que es lo que realmente pasa?
Este capítulo está dedicado a mi amix AlxRV70 que siempre me leyó y ha comentado esta historia incluso cuando me desaparecí un año completo de la escritura, jajaja. Espero te encuentres bien y que tu ciudad se encuentre mucho mejor. Gracias:) y saludos.
Cuéntenme qué les pareció.
Gracias por leer.
Nos leemos.
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