𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐋: El festival de invierno (+18)
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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐋: ❛ El festival de invierno ❜
—No es normal que suceda eso.
Obito está justo detrás de Hinata. Hay muchas cosas que pueden poner nerviosa a Hinata, pero una de ellas ha dejado de ser la voz de Obito, tan profunda y grave que logra ser como una caricia para sus oídos.
Intenta no prestar atención al nervio que recorre toda su espina dorsal y fija su mirada en la ventana de la cabaña. La nieve cae desde el cielo, es blanca espesa y profundamente brillante, la capa de hielo ha cubierto por completo el suelo y es incapaz de poder ver el pasto verdoso.
—Hace unas semanas empezó el otoño —dice Hinata para centrar su atención en la nieve caer y colocarse en la ventana.
Hinata acaricia el frío vidrio y es capaz de visualizar un pequeño copo de nieve. Siente la brisa congelada calar sus manos y huesos, el clima es extremadamente frío, el viento golpea con fuerza las paredes y logra sentir un poco del frío que no logra aislarse por completo.
Hinata se abraza un poco y jala de las mangas del suéter largo que viste, su larga falda logra calentarla un poco, pero no lo suficiente, tal vez deba ir a comprar alguna capa o suéter. Da un vistazo al estambre que está arrinconado en una esquina.
E inevitablemente piensa en Naruto. La vez en la que Naruto la había salvado de unos niños, siempre había sido una pequeña luz en su vida, Naruto le había enseñado tantas cosas que era incapaz de no recordarlo en aquellas circunstancias. Hinata a veces, no puede evitar sentirse culpable respecto la ayuda a Itachi, es como si de alguna forma sintiera que traiciona a su aldea, pero saber la historia completa cambia toda la perspectiva.
Extraña a sus amigos, pero ayudar a Itachi puede cambiar las cosas.
¿Cuánto tiempo tiene que no ha visto a Naruto, Kiba, Shino, Sakura y Neji? A decir verdad, poco más de dos años, recuerda la última vez que lo hizo, ¿qué tanto cambiaron? ¿siguen buscándola? ¿perdieron la esperanza?
—Es demasiado pronto para la primera helada del año —expresa Obito detrás de ella, puede sentirlo a sus espaldas mirando la ventana— eso nunca sucede en el país del Fuego.
—Siempre hay una primera vez —Hinata sonríe hacia Obito. Lo siente tensarse a sus espaldas, pero parece que no está dispuesto a contestar.
—¿Has sintetizado más el aceite?
Obito pregunta de forma demandante. Hinata sonríe nuevamente y el mechón de cabello suelto qué no fue amarrado por la coleta baja pasa a su bonito rostro. Obito la mira fijamente sin pestañear y entre cierra los ojos, hay algo en esa chica que logra llamar su atención. No sabe si es la bondad en sus bonitos y brillantes ojos, el ángel que logra desbordar, sus facciones tan finas provenientes de la aristocracia de la Aldea de la Hoja o quizás es que, ella no siente algún tipo de rencor, odio, miedo hacia él.
—Lo necesario para retrasar la condición de Itachi.
Una vez que Obito había logrado burlar la protección de Konoha, fueron a los campos cercanos al Distrito Uchiha, la condición del Mangekyo Sharingan era conocida por muchos usuarios y desconocida para otros, pero el Clan Uchiha con ayuda del Yamanaka hace décadas habían encontrado una flor cuyo elixir era capaz de aminorar los síntomas de la enfermedad y la pérdida de la luz. Itachi tenía conocimiento de aquella flor, sin embargo, había encontrado la forma de conseguir medicamentos que manejarán su condición.
—Suele ser hilarante ver a Itachi morir —Obito dice sin ningún atisbo de emoción en su voz— el que quiera hacerlo le quita lo divertido.
—No es suficiente. —Hinata menciona con un poco de tristeza.
—¿Cómo que no lo es? —Obito se burla.
—No sé mucho de medicina, —Hinata se sonroja cuando Obito da un paso y está justo detrás de ella, siente su calor emanar y golpear su cuerpo con fuerza— pero el aceite solo aminora los síntomas y su condición, no el problema de raíz.
—Tal vez Itachi quiere morir. —Obito lo dice como una respuesta a todo.
—Necesita un médico.
Hinata pasa a su tarea original, de la hermosa flor con pétalos rojos y blancos machaca estos con poca fuerza para quedar en una especie de pasta.
—No me arriesgare a que Konoha toque a Itachi —Obito se acerca a Hinata para que entienda lo que dice, pero Obito es pésimo mintiendo, quiere acercarse solo un poco— lo que sea que estés pensando debes dejar de hacerlo.
—Es la única opción —Hinata está concentrada en colocar la pasta en agua hirviendo— Itachi solo quiere mejorar para que Sasuke lo mate.
Hinata se siente triste, a pesar de que Itachi parece mejorar con aquella hermosa flor, no está muy interesado en seguir con vida. Lo cierto es, el problema de Itachi no es que esté físicamente mal (Hinata no sabe mucho, pero con una médico como Sakura o Tsunade podría ser salvado) más bien que él no busca ser salvado y parece sentirse en paz con ello.
—¿No deberías respetar eso? —Obito deja de bromear para hablar seriamente.
—Lo intenté —acepta Hinata con una muy bonita sonrisa.
Obito decide ignorar el hecho.
—¿Es acaso amor lo que sientes por Itachi? —Obito encarna la ceja.
Hinata se sonroja demasiado e inevitablemente percibe la inexpresividad de Obito. El Uchiha no sabe mentir y nunca tuvo la necesidad ni ahora ni en el pasado, no sabe exactamente la estúpida fuerza interna que comienza a calarle en las entrañas como si fuese el viento helado qué golpea la ventana, arrasa, golpea y se expande en su estómago.
Le provoca náuseas porqué hace demasiado tiempo que no siente nada y el calor y la intensidad que arrasa todo a su paso lo hace querer ahogarse en la extraña sensación que nace cuando Hinata simplemente respira.
—¿Amor? —Hinata pregunta confundida.
—No entendería porqué lo haces. Eso lo explicaría que alguien como tú cuidara de alguien como Itachi.
Hinata abre sus ojos con la sorpresa de oír aquello y ríe, ríe tanto que, no recuerda la última vez que lo hizo. Obito desvía su vista de Hinata.
—Eso no es lo que me une a Itachi —ella sonríe con sus bonitos ojos cerrados y trasmite una calma qué abraza a Obito sin darse cuenta.
—¿No lo es?
—Lo que me une a Itachi es empatía —Hinata agacha la mirada para poder servir el té entre sus dedos o bien, un momento para evadir la penetrante mirada de Obito.
Hinata no miente y quiere que Obito lo entienda, ha encontrado un buen amigo y compañero en Itachi Uchiha.
Itachi es una persona muy fácil de entender (para Hinata) tiende a ser completamente abstraído de las cosas que no valen la pena, es una persona con sabiduría para su edad y a pesar de que puede considerarse un poco inexpresivo es alguien que parece entender a todos.
Hinata lo supo en el anochecer de hace dos semanas, un día tranquilo y más frío de lo normal. Obito lo había desaparecido como siempre lo hacía y aunque, Itachi no lo dijera la incomodidad que existe entre ambos puede palparse y hasta cortarse con un cuchillo.
Hinata no lo comprende muy bien.
—¿Alguna vez pensaste en decirle a Naruto que lo amas? —Itachi se veía divertido, miró la inmensidad del bosque y tomó de las infusiones qué Hinata sirve. Su favorito es el de frutos rojos hasta el momento.
—N-no... Q-quieri decir, no lo pensé, supuse que algún momento él...
—¿Podría darse cuenta que tú lo amas? —Itachi preguntó con simpleza.
Es algo que aprendió a conocer de Itachi. Tienen historias un poco similares (solo un poco ¿de acuerdo?). Ambos son hermanos mayores y líderes del Clan, tienen exigencias que ninguna otra persona entendería y cargaban a temprana edad con la reponsabailidad de comprender y cuidar de sus hermanos mayores. Itachi ama a su hermano, pero Hinata no es que no lo haga, simplemente habían vivido en una eterna rivalidad siempre. Itachi no lo dijo, pero sintió completamente lo que ella quiso decir, las historias eran diferentes, pero solo eran niños a los que obligaban a comportarse como adultos.
Hinata encontró algo de consuelo en Itachi y él en ella.
—Lo pensé... —Hinata se sonrojó y bajó la mirada buscando las respuestas en sus manos— él siempre amó a Sakura, y no estoy enojada con eso, creo que ella de alguna forma lo hace también...
—¿No amaba a mi hermano? —Itachi se veía interesado y Hinata sonrió porqué ver al uchiha en un sentado no tan serio era un milagro. Debió pedir un deseo.
—Creo que la hacía o lo hace, pero también puede amar a Naruto. No me sorprendería que lo hiciera, amar a Naruto es tan fácil como respirar —Hinata dijo e Itachi la miró fijamente con sus ojos abiertos, se veía un poco sorprendido. Él solo tuvo un pequeño deja vu.
—Muchas personas siguen a Naruto —Itachi se veía extrañamente conmovido— es un don que pocas personas tienen.
—Siempre he creído que él tiene el poder para cambiar lo que desee —Hinata se sonrojó— me gustaría acompañarlo.
—¿Por qué no lo sigues? Tú tarea aquí está a punto de terminar —Itachi era amable, muy amable.
Siempre lo ha sido como si una parte le recordará a él mismo.
—Naruto me ha enseñado que un ideal siempre existe —Hinata sonrió con su mirada perdida en un punto en el vasto bosque— los idealess se llevan en cada acto y no solo un par de ocasiones.
Itachi sonrió aun más, débilmente, pero lo hizo. Dejó a su hermano en buenas manos.
—¿Deseas que algo sea diferente? —volvió a preguntar Itachi como si todo en su mundo no importara.
—En realidad... —Hinata hizo aquella mueca confundida— quisiera que no sellaran a Hanabi, aunque no somos muy unidas nadie merece ser sellado en la segunda rama. Es un castigo. Quisiera evitarlo de ser posible.
—¿Qué lo impide?
—Los ancianos honorables de nuestro consejo.
—Puedes hacerlo —Itachi dijo completamente convencido— eres una kunoichi que traicionó a su nación por un hombre.
—Las cosas deberían ser más sencillas.
—Solemos ver el vaso medio vacío.
E Itachi parece entender a Hinata en muchos sentidos. Como cuando le mencionó que Sasuke era terrible en su paciencia desde pequeño y Sasuke solía correr de aquí a allá intentando impresionarme o cuando Hinata comentó Hanabi no se lo dijo a mi padre pero una parte de ella siempre ha querido liderar el Clan, ella está apta para eso. Son historias que forjan algo más que simple empatía. Son pequeños fragmentos de recuerdos que construyen amistades.
¿A quién no le gusta un amigo que te entienda?
Hablaron durante horas como nunca lo habían hecho, Itachi mejoró un poco pero era capaz de verlo, ya no estaba moribundo ni cansado y podía caminar lo suficiente sin respirar agitadamente, su color natural había regresado a su rostro y una extraña y nada retorcida sonrisa se asomaba en sus labios.
Hablaron de todo y nada. De lo azul que se veía el cielo del anochecer, del aroma a tierra mojada que tiene Konoha durante el verano, de los amigos de la academia y de cosas sin sentido como es la comida de su abuela.
—Kiba siempre ha sido un espíritu libre. —Dijo Hinata acompañado de una risita—. Shino tiene la mala costumbre de nunca ser reconocido, no bromeo, nadie recuerda su nombre después de conocerlo.
—Son buenos compañeros.
—Son los que me tocaron y daría mi vida por ellos.
Hinata es mucho más simple de lo que puede decir Itachi, algo más en común, a diferencia de otras personas (Ino, Naruto, Sakura) a Hinata nunca le importó o estuvo en desacuerdo con su equipo, deseaba estar con Naruto, pero no era un problema. Hinata no podía quejarse, eran buenos trabajando en equipo y sus habilidades se complementaban.
—¿Tuviste un equipo alguna vez? —Preguntó Hinata con curiosidad.
—Ellos murieron cuando éramos genin—Itachi respondió sin decir mucho.
Hinata comprendió que, Itachi era como una caja de sorpresas, estaba la ansiedad por conocer más de él y te podía sorprender de manera negativa como positiva.
—Debió de ser muy duro... —Hinata sonrió para dar un poco de apoyo a Itachi— pero eras un genio y reconocido por todos.
Itachi rio y su risa era contagiosa a comparación de lo que alguna vez prensó.
—Si te soy sincero lo fue... —Itachi de un momento a otro tenía ese aire nostálgico que siempre carga— el problema de ser lo que llaman un genio, es que todos esperan algo de ti, por muy simple que parezca y su vez todos esperan sus propias convicciones, todos tienen una idea de lo que debes ser. Y tal vez nunca eres lo suficientemente bueno para eso.
—Algo peor que todos esperan algo de ti, es que nadie espere nada de ti.
Itachi miró como Hinata bajaba la mirada en busca de algo. ¿De qué? No deseaba indagar demasiado en ello.
—Tuviste una vida normal —dijo Itachi sin mucho problema— debes valorar lo que tuviste. Las personas que no lo hacen, pierden el camino al que estaban destinados.
Obito, pensaron ambos, para Itachi aquel nombre tenía sentido en lo que sea que haya pasado y Obito se ha negado a compartir, sería el único Uchiha que tendría razones; para Itachi no es de sorprenderse. Hinata, por su parte, no conocía demasiado la historia y si era sincera, las desconocía en su totalidad, pero por pequeños fragmentos que Itachi alguna vez contó. Obito había sido como Naruto, perdiendo la esperanza.
—Tuviste algo de lo que muchos carecen —Itachi lo dijo sin algún tipo de tacto— tal vez no cubría todas tus necesidades, pero apuesto que los huérfanos de guerra hubiesen querido un poco de lo que tuviste. Solía tener un amigo, el único, él era huérfano y estoy seguro que él hubiese querido tener una familia simple.
—¿Amigo? Pensé que eras tan popular como Sasuke —Hinata se veía genuinamente sorprendida porqué ella no había sido como Ino e incluso como Sakura. Siempre escondida detrás de las personas.
—No es algo que realmente me haya interesado —él tenía una bonita y sincera sonrisa— había otras cosas en qué pensar en ese momento.
Hinata se sonrojó porqué a veces tenía que abrir la boca para decir algo que pudiese incomodar a Itachi. Él no parecía muy afectado por eso.
—L-lo lamento mi vida suena demasiado... —Hinata buscaba algún tipo de respuesta en sus manos moviéndolas de forma repetitiva.
—Tu vida era buena, lo es, solamente te falta un poco de confianza en ti —Itachi sonrió un poco más y Hinata se sonrojó aún más porqué nunca nadie le había puesto tanta atención.
—Lo mismo ha dicho él... O-obito... Quiero decir...
Hinata no sabía porqué pero comenzaba a sentirse nerviosa, sus manos sudaban, su rostro ardía debido al calor y repentinamente se sentía jodidamente mareada, pensaba que eso solo le pasaba con Naruto Uzumaki. Itachi la miró por unos segundos, se veía un poco confundido y pronto una sonrisa de superioridad se asomó por sus labios porqué una vez que eres Uvhiha nunca lo dejas de ser. Entonces, Itachi entendió a la perfección a la primera.
No se necesitaba ser un maldito genio.
—¿Qué ha dicho? —Fingió demencia.
—Que soy patética por no ser segura de mí misma —Itachi no dijo eso, pero ella así lo entendió.
—En realidad es extraño, el tema de que todos los Uchiha siempre fue especialmente un clan de genios fue más un rumor o una leyenda urbana —Itachi dijo quitado de la pena— Obito según tengo entendido no era precisamente un erudito.
—¿No lo era? —Itachi negó e intento ocultar su sonrisa cuando ella se vio particularmente interesada—. ¿Entonces?
—Era parecido a ti, un poco torpe y muy inseguro, Kakashi Hatake era su compañero de equipo y él tal vez se sentía amenazado. Estaba enamorado de Rin Nohara.
Itachi comenzó a recordar que, de hecho él no había convivido mucho con Obito, sabía un poco de él, pero Shisui tampoco lo había conocido demasiado al ser separados por ser genios en su clan. Quizá esa habría sido otra historia si hubiese sido parte de algo más.
—Él también amaba a alguien —Hinata susurró e Itachi lo supo de inmediato—. ¿T-tú t-también tuviste un amor imposible?
Itachi no se dejó engañar por el repentino cambio de tema, Hinata estaba siendo demasiado interesante y divertida para él.
—No —negó él— hubo alguien hace mucho tiempo, pero éramos demasiado jóvenes y nunca sucedió algo. Supongo que así estaba escrito.
Hinata asintió ante aquellas palabras sonaban algo frías, pero no lo suficiente provenientes de Itachi Uchiha, parecía tener un significado no prohibido tal vez un poco íntimo. En algo tenía razón Itachi (como la mayoría de las veces) todo de alguna u otra forma estaba escrito, para bien o para mal.
—¿Qué hay de Ino? —quiso preguntar Hinata sin sonar demasiado interesada.
Itachi puede entender a Hinata.
—¿Ino? —por primera vez Hinata pudo ver a Itachi un poco, ¿cómo decirlo? ¿incómodo?
—Oh, y-yo p-pensé... —Hinata entró en pánico porqué pensó que Itachi e Ino, bueno él no era muy abierto en el tema, pero no era demasiado ingenua para no ver algo ahí.
—No, está bien —Itachi sonrió de vuelta—. ¿Y Obito?
Hinata inclinó su cabeza buscando la pregunta original en el rostro de Itachi. Al parecer ella ni siquiera se había dado cuenta. Itachi negó con la cabeza y miró la inmensidad de aquel hermoso bosque acompañándolos. Debe admitir que aquellas charlas son hilarantes por la ingenuidad y tranquilidad como timidez que Hinata es incapaz de disimular.
Al parecer, Hinata no lo ha notado y no lo hará en mucho tiempo y espera poder vivir para verlo.
Hinata se ha perdido en las pocas memorias que tiene de Itachi, escazas pero con mucho más significado. Se pregunta si alguna vez Sasuke se permitió vivir tanto como Itachi hubiese querido. Sasuke parece ser la persona más importante para Itachi, como si su vida dependiera de todo el cariño que emana hacia él.
—En este mundo no hay empatía solo huecos que se llenan con otros —Obito no se oye molesto, pero su voz transmite algo que Hinata no está segura de entender.
—No deberías habla así...
Hinata es incapaz de mirar el rostro de Obito. Es decir, ¿qué más da? Itachi lo sabe, Hinata lo sabe, hasta Ino lo sabe. Él es duro como una roca y parece ser que no está muy interesado en la opinión de ella.
—¿Qué mierda crees que esto significa? —Obito se abstiene de estrellar a Hinata contra la helada pared de la pequeña cocina.
—C-creo... q-que no deberiás-s de... hablar así... aún hay belleza en e-este mundo —ella intenta no intimidarse con él.
Hinata se abraza un poco pero no está segura si es por el frío del clima o la inexpresividad del Uchiha. Obito la mira sin comprender porqué mierda logra irritarlo.
—El mundo ya está suficientemente muerto —Obito menciona y mira por la ventana perdiéndose en sus propios pensamientos.
—¿Nunca hubo algo más?
Obito presta atención a Hinata y sus grandes y preciosos ojos blanquecinos, son bastante expresivos, un toque brillante logra vislumbrarse en ellos, son profundos pero no en el mismo sentido que los de él, están llenos de algún tipo de vitalidad que Obito olvidó en algún momento de su vida; el color hace un hermoso contraste entre el reflejo que es capaz de percibir de él mismo. Ella se acerca a paso lento a él, como si tuviese miedo de su reacción, no obstante, él es incapaz de moverse de aquel lugar no sabe a ciencia cierta si es por lo terriblemente temerosa que se ve ella que, sabe que no lo atacará o es la extraña sensación que le transmiten esos sublimes ojos.
Ella lo acorrala, no en el sentido físico, puede sentir una extraña paz culminar cuando es incapaz de no sentir el ahogo que ha tenido en su garganta toda su vida.
Por menos de un segundo, Obito es capaz de sentir paz en toda la extensión de la pequeña palabra.
Itachi al menos puede decir que Obito sigue siendo tan ingenuo como cuando era niño y tan torpe como lo es Hinata en estos momentos.
Son demasiado tontos para darse cuenta.
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¿Cómo es que ha permitido tanto?
Evita sentir las nauseas atrapadas en su garganta o lo que sea que lo esté quemando por dentro, busca el asiento cómodo para sentarse y no puede evitar tensarse al sentir los pasos de su esposa acercarse. Ella sonríe con su cabello castaño y largo amarrado en una coleta baja, sus grandes ojos azules buscando una respuesta a su saludo y su carisma desbordarse.
—Pensé que trabajarías hasta tarde —Hima sonríe y ofrece un poco de té a Inoichi.
—Terminé temprano —responde y toma entre sus dedos la bebida caliente, té de limón.
No es del todo mentira, pero decir que está ahí porqué no puede ver a los ojos de su hija versión adulta puede sonar contraproducente, además Ino parece estar tranquila en la cabaña sola. Sabe que el enmascarado se siente jodidamente atraído a la idea de su hija atrapada en el pasado, sin embargo, está consciente que no puede hacerle daño, no realmente.
—Inoichi ¿estás bien? —Hima tan amable y dulce como siempre pregunta con la interrogante en sus ojos. Tan expresivos. Tan azules.
—Sí, ¿por qué lo dices? —Inoichi siente su cuerpo tensarse cuando Hima se acerca y toma su mano como gesto de apoyo.
—Llevas meses un poco tenso —ella responde sin afán de molestar, pero tiene esa mirada inquisidora que heredó Ino— sinceramente no te ves muy bien.
—Es Fugaku Uchiha y los líderes de los clanes —no es del todo mentira, las disputas por Konoha siguen, con menor impacto (eso cree)— el asunto de Izumi Uchiha me tiene un poco tenso.
Hima entrecierra los ojos un poco confundida, no es un problema de que hayan hablado públicamente, por lo menos no Inoichi y no único que se había mencionado dentro de la aldea es que la chica había sido atacada por un grupo de personas de la Amegakure o de Kumo. Konoha tiene demasiados (históricamente) problemas con las demás aldeas o países.
—¿Despertó? Pensé que solo era un coma.
—Es peor que eso —Inoichi mira a Hima y ella se tensa de inmediato sin saber exactamente el por qué. Quizá es el terror en los ojos de Inoichi— ella aparentemente ya no concibe la realidad.
—¿Qué quieres decir con realidad?
—De acuerdo a Ibiki, Izumi Uchiha estaba perdida en un genjutsu poderoso, o eso es lo que se acerca a lo que le sucedió —hace una pausa para que Hima comience a comprender— el problema no es que lo haya sentido real, suele pasar, el problema es que su mente se fragmentó y una parte de ella quiere estar en ese sueño, creo que una parte de Izumi piensa que ese mundo creado es mejor que el real.
—¿Y puedes culparla? —Hima cruza los brazos y alza la ceja, Ino es una copia de ella en sus gestos—. Su clan iba a tomar Konoha, todo ha sido tan caótico, la mayoría de la aldea los aborrece. Debe dolerle que nadie los quiera y si es una huérfana como muchos es peor el impacto emocional.
Inoichi asiente y acepta que mucho de lo emocional en él radica gracias a Hima. Ella era una kunoichi del Clan Yamanaka, era sobresaliente y tenía una extraña intuición con la que podía leer a las personas sin conocerlas, Hima había sido un gran elemento, pero cuando había arreglado la concepción de Ino había decidido ser madre de tiempo completo y asesora de la segunda y tercera familia (miembros lejanos).
—Izumi solo era huérfana de padre y madre, su padre murió con la invasión del Nueve Colas y su madre murió poco después en un incendio en otra aldea cuando estaban de vacaciones —Inoichi siente nauseas porqué puede sentir la preocupación de pensar que su padre o madre pudieron sentir respecto a ella. Sería horrible.
—Debió ser doloroso. —Hima asiente con la cabeza—. No tienes de qué preocuparte, nosotros estamos con Ino y es lamentable lo de esa chica, pero quién debe ver por ella es Fugaku.
—Me imagino a sus padres —susurra él.
—Hey, mírame —ordena Hima y toma el rostro de Inoichi con sus manos— Ino está bien —es como si ella lo supiera, como si Hima supiera que Ino está ahí— lo estará. Es normal sentirse nervioso cuando ellos crecen.
—No es solo que crezca, es... este mundo...
—Creo que no me das suficiente crédito por cuidar y criar a tu hija, Inoichi —Hima lo mira con desdén— debes confiar en ella.
—Yo sé que Ino lo podrá hacer, es solo que lo que se avecina...
El inconsciente lo traiciona y comienza a hablar acerca de la decisión de Inoichi de adelantar el festival de invierno dos días para que las personas puedan pasar un día de tranquilidad y así poder salir de Konoha y protegerse (es un fascista, pero justo), Hima es lo suficientemente inteligente para ver la preocupación aumenta e Inoichi ha tenido demasiado por mucho, pero mucho tiempo.
—Entonces, mañana partiremos —concluye Hima.
—Sí, procura llevar víveres y poca ropa los Nara y Akimichi saldrán a primera hora...
—¡Papá! —Inoichi es interrumpido por Ino.
Pero no le llama la atención su hija, lo mucho que ha crecido y lo poco que la ha visto, el cabello largo y amarrado en una coleta alta, en sus facciones infantiles que no desaparecen o que ha comenzado a vestir con el coordinado color morado que alguna vez usó. No. Es porqué no lo llama papi y la triste mirada que tiene en sus ojos.
—¿Ino? ¿Sucede algo? —ella está empapada de su propio sudor.
—Estaba teniendo una siesta y... —Ino muerde su mejilla y mira a su madre intentando explicar o buscar las palabras correctas— tuve una pesadilla...
—¿Una pesadilla? —Inoichi cuestiona y siente la sangre bajar hasta sus pies.
Ino está nerviosa y tiene una expresión en blanco buscando algún tipo de respuesta en los ojos de su padre.
—Era horrible... moría, yo moría, papá —Ino deja de ser la irritante pre adolescente que es y se vuelve vulnerable ante los ojos de sus progenitores— pensé que habían terminado, pero volvieron con más fuerza.
—¿Qué quieres decir, Ino? ¿Has tenido más pesadillas? —Inoichi se siente asqueado y una pizca de culpa crece en su interior. Ha cuidado a su hija siendo adulta y ahora es su versión infantil la que se ve afligida. La que está expuesta como un nervio.
—Eran simples, nada del otro mundo, pero los últimos meses han sido peor... —Ino dice y tiene una gran curiosidad— pero ahora no desaparecen y solo regresan a mi mente... desde que la vi...
—¿A quién viste? —Inoichi ya conoce la respuesta y su mirada lo delata.
—Era rubia y se parecía a mí, estaba peleando con el hermano de Sasuke —Ino está asustada y sus mejillas arden de la vergüenza, tiene pena de haber ocultado esa información a sus padres.
—Un pequeño error —murmura Inoichi porqué Ino había sido lo suficientemente inteligente para ocultarse, pero ahora todo era tan precipitado.
—¿Inoichi? ¿De qué habla, Ino? —Hima tiene esa mirada llena de reproche qué suele tener cuando es demasiado consentidor con su única hija, pero ahora es diferente, ya no puede ocultarlo más—. ¿Por qué no te ves sorprendido?
Inoichi la ignora.
—¿Qué viste? —Inoichi se siente ligeramente paranoico.
—Es que todo es tan rápido y... —Ino se ve confundida y mira sus manos qué tiemblan— estoy viéndolo en mi mente ahora, estoy en el bosque y... —Ino cierra sus ojos y puede sentir todo a flor de piel— creo que es Shikamaru pero se ve demasiado grande... Chōji está herido... Papá —Ino está temerosa— está pasando justo ahora...
Inoichi alarmado jala de su cabello con fuerza ante la mirada atónita de Hima. Ella parece saberlo y nunca debe de subestimar a la mujer, es problemática, ruidosa y altanera, como Ino.
—¿Puedo verlo? —Inoichi siempre pide permiso para entrar a la mente de su hija.
—¿Algo está mal en mí?
—Lo veré —Inoichi no quiere mentir— y sedaré esa parte o pesadillas para que no te moleste ¿de acuerdo? Y mañana puedas estar tranquila y pasar el día con Sakura.
—Está bien.
Ino cierra sus ojos en Inoichi toca su cabeza. Inhala y exhala un par de veces para acceder al bloqueo que él mismo enseñó a su hija tener por cualquier infiltración. Los recuerdos de Ino comienzan a surgir con fuerza y es algo fascinante de la mente humana, la cantidad de hermosos y tristes recuerdos que puede almacenar la memoria.
Son tan diversos, hay unos divertidos, hay otros desagradables, otros tristes y bonitos. Puede ver la infancia de su hija, sin embargo, nota que esos recuerdos son tan diferentes a la versión adulta de Ino. Los hechos son completamente diferentes.
Entonces, encuentra los sueños de Ino, son simples y divertidos, pero llama su atención una cantidad abismal de ellos. En misiones siendo adolescente, los exámenes chunin, Sasuke, Sakura, incluso Naruto, la muerte de Asuma, Shikamaru y Chōji.
—No es posible —los ve todos a la vez sin detenerse en uno en especifico, pero los ha visto antes y sabe exactamente qué son.
No son pesadillas, son los recuerdos tristes y felices de la versión adulta de su hija.
No deberían estar ahí.
Cuando encuentra el último sueño o recuerdo de la gran lista de toda la vida de Ino, es capaz de vislumbrar el pequeño recuerdo de Ino mirándose a sí misma, no desde la perspectiva de la niña sino de la mujer adulta.
Lo pasa desapercibido para poder tocar la última pesadillas, puede sentir lo que Ino siente al verla, es terror e incertidumbre y, es entonces, que decide tocarla con suma delicadeza y tener acceso a ella.
Reconoce los pasillos de la Torre de la Hokage, camina y puede sentir el aire húmedo del lugar, las constantes quejas de Shikamaru y ni hablar del sonido de la comida de Chōji siendo masticada para él. Ino toca la puerta se oye:
—Adelante —dice Shizune con Tonton en sus brazos y un posible sermón de Lady Tsunade en la boca.
—¿Nos mandó a llamar? —Shikamaru tiene su jodida flojera de siempre y juega torpemente con el encendedor qué alguna vez perteneció a su maestro.
—Me alegra que haya llegado temprano, no quería atrasar mucho la misión. —Tsunade tiene un pequeño vaso de sake en su escritorio y sus mejillas sonrojadas—. He pedido permiso a sus padres para que tengan una misión, lamento que sus tradiciones para el equinoccio de otoño no sean posibles, pero son de los pocos equipos que tengo ahora.
—¿Por qué tan pocos? —Ino cuestiona con mucho respeto.
—Me temo que han surgido problemas, Akatsuki tiene todavía miembros muy activos y hemos enviado apoyo a países necesitados —Tsunade se ve un poco cansada y atareada— necesitaba un equipo de rastreo, pero el Equipo Ocho salió hace dos días a una misión para localizar a unos mercenarios, creemos pagados por Akatsuki y el Equipo Gai está acompañando al Equipo Siete a buscar e interceder entre Sasuke y su hermano Itachi.
—¿Y otros equipos? —Chōji pregunta con inocencia.
—Chōji deja de hablar con la boca llena a la líder de la aldea —Ino regaña y tapa su cara de la vergüenza— puede continuar Lady Tsunade.
—Sí, gracias Ino —Tsunade está ebria y no le importa mucho lo desquiciados que son la generación de Naruto— ustedes son el único equipo que tengo por el momento y los mejores en su rama...
—Recolección de información y frente —responde Shikamaru con su monótona voz— no hay nadie más ¿verdad?
—No que le tenga demasiada confianza. —Dice la mujer de senos enormes—. Tengo la teoría de que o Sasuke o Itachi son demasiado escurridizos y la misión de Naruto fracasará, necesito que se anticipen para saber más de Itachi y su próximo paradero.
—Pero Sasuke está en busca de Itachi —dice Shikamaru con total calma, no es su jodido problema.
—Ha tenido percances con reunir a su equipo, está en busca de personas con ciertos dones y nos han filtrado información de que ha sido un poco difícil encontrarlos.
—Quiere que previsualicemos la siguiente parada de Itachi y Sasuke, que será su enfrentamiento —Shikamaru tan genio como siempre, Ino y Chōji comienzan a entender por dónde va la misión— para poder detener a Sasuke y ¿dejar vivo a Itachi?
—Tuve un mal presentimiento, Shikamaru —Tsunade cierra los ojos en busca de algo así como tranquilidad— algo me dice que Akatsuki solo es la punta del iceberg e Itachi Uchiha era demasiado precavido para ser solo un títere, si obtenemos a Itachi podemos prever otros posibles movimientos.
—¡Eso no es posible! Estamos hablando de Akatsuki —Ino dice un poco molesta.
Inoichi quiere reír dentro del recuerdo porqué es definitivamente algo que haría su hija y ahora, bueno, ahora y quizá siempre.
—Ino... —Chōji susurra porqué a veces su compañera es un dolor de cabeza.
—Quiere que ¿secuestremos a Itachi Uchiha? —Shikamaru está contrariado por la decisión de la Quinta.
—Secuestrar es una palabra un poco fuerte digamos que... queremos su cooperación —Shikamaru rueda los ojos fastidiado. Ino y Chōji se miran entre ellos sin comprender del todo— solo recolección de información. Son el mejor equipo en eso. No quiero pelea contra ellos, solo un poco de información.
—Pero... —Ino toma su barbilla con un poco de sabiduría en sus ojos—. Debemos tener un acercamiento directo, si no no funcionará o podemos crear una estrategia de espionaje.
—No quiere espionaje —Shikamaru entre cierra los ojos— quiere el encuentro directo ¿por qué?
Tsunade sonríe con calma. No espera menos del hijo de Shikaku.
—Quiero que él sepa que lo necesitamos —Tsunade sonríe de nuevo.
—¿No debería preocuparnos? —Chōji no está de acuerdo con eso.
—Está bien —Shikamaru se rasca la cabeza con inminente flojera— tomaremos la misión.
No es que como que tengan mucho que decir respecto a eso.
Cuando salen de la aldea y están a los alrededores de los terrenos Uchiha a unas cuantas aldeas de la propia. Inoichi es capaz de reconocer aquellos lugares, eran los conocidos pueblos de los clanes mucho antes de ser parte de Konoha, los Uchiha, Hyūga, Nara Aburame y Senju vivían bajo los mismos terrenos.
El trío Ino-Shika-Cho están sentados planeando su siguiente movimiento. Shikamaru se coloca su audífono y Chōji mastica una píldora de alimento para tener fuerza suficiente.
—¿Hay algo que te preocupa, Shikamaru? —Ino pregunta y coloca su propio audífono.
Lo conoce demasiado bien para el gusto de algunos, Shikamaru se encuentra más serio de lo normal y no ha dejado de mirar el cielo azul. Chōji solo presta atención a sus amigos.
—¿Qué sabemos de Itachi Uchiha? —Shikamaru parece verse interesado en el tema—. ¿Por lo menos sabemos algo más que lo básico?
—¿Lo básico? —Chōji no comprende del todo.
—Era miembro activo de ANBU y pertenecía a Raíz —Ino dice como si fuese el tema más sencillo del mundo— se convirtió en miembro a los once, a los ocho ya era un genin y...
—¿Cómo sabes todo eso? —Pregunta Shikamaru con la ceja alzada un poco consternado, porqué es información que es conocida por muchos, pero la capacidad de sencillez de Ino lo hace estremecer. La familiaridad con la que habla.
—Supongo que los informes —Ino se encoge de hombros como si fuese cualquier chisme de Konoha.
Pero Inoichi sabe que no es así, sabe que no hay algún registro de Itachi en la mente de Ino, es como si solamente lo supiera.
—¿En qué estás pensando? —Chōji también nota el estado de su amigo. Es decir, se ve bastante consternado y su mente puede viajar a posibles escenarios.
—Si Itachi pertenecía a Raíz, ¿qué podría saber él sobre la organización? No es un secreto de Danzō tiende a mover cierto tipo de piezas en Konoha —Ino y Chōji le prestan suma atención— y la insistencia de Lady Tsunade solo me deja claro que hay algo más que no conocemos del todo.
—¿Crees que Itachi fue algo así como inculpado? —Chōji pregunta tan ingenuo como siempre.
—Creo que, Lady Tsunade piensa que Itachi sabe más de esa noche, de la Masacre Uchiha. —Shikamaru se cruza de brazos tan tranquilo como siempre—. Duda tanto de Danzō que probablemente sabe que algo corruptible hizo, no digo que Itachi no haya sido capaz de matar a todos, era un genio entre genios, pero la Quinta Hokage probablemente llegó a las mismas conclusiones que yo.
—Probablemente tuvo ayuda —vuelve a hablar Ino con total franqueza y tranquilidad— o responsabilidad de otros. Como sea, Itachi es un genio y sus alcances son desconocidos incluso para él... Podría ser solo una fachada.
Nuevamente Shikamaru la mira curioso de lo que sea que esté pasando con Ino. Suele irritarse cuando se habla de ese tema porqué aparentemente piensa que Sasuke solo es una víctima más de Itachi. Pero hay algo dentro de ella que parece no importarle Sasuke o la Masacre, está segura del tema.
Inoichi reconoce la preocupación de Shikamaru por su hija y como Chōji se ve poco consternado pero curioso ante las palabras de Ino.
—Nuestro plan solo indicará un pequeño acercamiento a Itachi, evitaremos el contacto físico —Shikamaru explica con detalle— provocaremos que Ino se acerque lo suficiente a Itachi, evitaremos cualquier altercado y de ser así te tendremos como punto focal Chōji, nuestro objetivo es proteger a Ino para que aplique su Jutsu Transferencia de Mente —Ino mira a Shikamaru completamente de acuerdo— es la técnica más rápida que tienes para reconocer el terreno de su mente —Shikamaru no despega su mirada de ella y Chōji es simplemente un tercero con mucha actitud— pero debes ser precavida, su genjutsu es sumamente poderoso no intentes nada demasiado temerario.
—¿Y si atrapa a Ino?
—¿Podrías entrar a su mente desde el genjutsu? —Shikamaru pregunta.
—No es algo muy común, pero podría haber un indicio dentro de él.
—Recuerda, solo información, nada personal ¿de acuerdo?
—¡Sí! —Ino y Chōji afirman.
Lo demás es jodidamente borroso para Inoichi, su mente es arrastrada cual remolino, no reconoce exactamente dónde se encuentra, quizás es un terreno cerca o posiblemente más cerca de Suna de lo que puede decir. Es árido, las hojas secas y el viento es sumamente helado.
Inoichi es capaz de sentir el miedo de Ino, su cuerpo tensarse al sentir la mano de aquel sujeto en su cabello, puede oler el aroma a metal y a sangre que Obito es capaz de emanar, puede sentir lo nauseabundo que es su chakra. Obito la sostiene de su larga cabellera y jala de ella con gran facilidad.
—Me pregunté cuando vendrías a mí.
—¡¿Quién mierda eres?! —Ino chilla con fuerza y desea con todo su ser que uno de sus compañeros sea capaz de poder llegar hasta ella. Deben estar alejados por culpa de Kisame.
—Olvidaba que no nos conocemos —Obito dice y mientras jala más del cabello de Ino— pero sé que tú y yo podemos hacer lo imposible.
Ino saca de su porta kunai el arma y lo coloca en la garganta de Obito, él la mira de arriba a abajo con la singular alegría con la que siempre es capaz de dirigirse a ella. Obito se acerca solo un poco más a Ino y susurra en su oído:
—Tantas veces que lo has intentado y todavía no lo logras.
—Yo ni siquiera te conozco —Ino escupe al rostro de Obito, él no se inmuta— dime dónde mierda está Itachi Uchiha.
Obito ríe e Inoichi puede sentir el cuerpo de Ino erizarse con el acto.
—Te equivocaste de Obito —él se burla— no sé dónde esté ese bastardo. Creo que a unos dos kilómetros hacia el sur.
—Eres de Akatsuki debes saber su paradero —Ino no le presta mucha atención a lo que sea que haya dicho el hombre de la cicatriz.
—Olvidaba lo estúpida y parlanchina que eres —Obito suelta del cabello a Ino y la tira al suelo.
Ino tiene la ansiedad y la cortisona corriendo por todo su cuerpo, su respiración es imposible de regular y el dolor de sus rodillas comienza a arder el haber caído en unas piedras puntiagudas; saca el un kunai de su porta armas y adquiere una pose de defensa, para ese momento Ino siempre ha sido demasiado débil en el taijutsu y Obito lo sabe.
—Eso no me detendrá —Obito se ríe con su risa profunda y sarcástica— pero puede ayudarme con otra cosa.
—¡¿Q-quién eres?! —Ino tiembla pero es incapaz de dar un golpe o cualquier técnica.
—Pronto lo sabrás, todavía no nos conocemos del todo y... —Obito hace una pausa estúpidamente dramática—... el tiempo todavía no se fractura del todo —él hace un chasquido con sus dedos.
Inoichi asimila la técnica de la que con anterioridad le habló Ino: es Kamui.
Pero no es lo dramático que es Obito al abrir el espacio en la realidad o la forma en la que parece estar demasiado concentrado viendo a Ino con una maliciosa risa en sus labios. Es a quién saca de aquel oscuro lugar que parece una jodida broma: es Ino.
No es Ino, bueno lo es, no está segura.
Es ella, un revoltijo en el estómago aparece cuando extiende la red de su chakra y verifica que, efectivamente se reconoce a sí misma y... Tiene miedo, un terrible miedo que comienza a carcomerle el alma y no poder respirar. Es capaz de sentir su propio chakra, no lo es del todo hay algo extraño en ella misma, está inconsciente, no hay nada diferente tiene el cabello largo y rubio, la vestimenta morada, incluso tiene el mismo broche de cabello que tiene de lado izquierdo. Está inconsciente cual muñeca de trapo. Está tirada en el suelo justo a lado de ella misma.
Debe de ser un genjutsu, sí debe ser eso.
Ino no sabe por qué mierda un escalofrío golpea su cuerpo cuando Obito se acerca a paso lento y toma su rostro con fuerza. Debería de temer a la persona que es yo a su lado, en cambio aquel temor se dispara cuando el se acerca más, cada vez más.
—Ve hacia ella... —Obito susurra sobre los labios de Ino— conviértete en ella.
Inoichi puede sentir la confusión de Ino.
—Eres un bastardo... —murmura Ino.
—Hazlo —ordena Obito.
Ino ni siquiera tiene idea de lo que habla el hombre.
Con las manos temblorosas y un par de sellos, Ino inicia el proceso para hacer un Jutsu Transferencia de Mente, sin embargo, lo hace para poder entrar en la mente del hombre frente a ella, la misión debe seguir en pie, si él es un Akatsuki y no tiene miedo a mostrar su rostro y su ojo oscuro, significa que extrañamente él quiere que ella lo sepa.
Si no puede obtener información de Itachi, entonces lo hará de ese hombre.
Ino concentra chakra en su pie y patea a Obito en el estómago. Él se aleja unos metros, en realidad, no le dolió pero es divertido verla retorcerse del temor.
—¡Jutsu Transferencia de Mente!
Creó una brecha de tiempo para que Obito se alejara un par de segundo y poder llevar a cabo su jutsu, sin embargo, el plan del Uchiha funcionó: se movió mucho antes de que Ino pudiera percibirlo y entonces, Inoichi supo lo que siguió a continuación.
Inoichi entiende exactamente lo que sucede a la par abre sus ojos y puede encontrar a su hija con los ojos brillantes de las lágrimas que brotan sin parar, Ino toma su cabello y puede intuir que duele su cuero cabelludo porqué lo sabe, sabe que Ino ha sentido todo a flor de piel. El dolor. La tristeza. La desesperación.
Ino siente todo lo que su versión adulta siente.
—¿Inoichi? —Hima cuestiona preocupaba.
Inoichi no se ha dado cuenta que ha estado llorando amargamente.
—Todo esto es mi culpa.
—¿De qué hablas? ¿Qué quieres decir con que todo eso es tu culpa? —Hima mira a Ino y a Inoichi mientras acaricia los rubios cabellos de su hija.
¿Cómo es que permitió que todo eso pasara? No era su culpa directamente, pero en teoría lo es.
—Ella está aquí —Inoichi murmura ante los grandes ojos de Hima quién solamente abre sus preciosa mirada sorprendida.
—¿Qué hiciste Inoichi?
—No vi las señales, creí que eran cosas de física que nadie más podría entender, creí que había sido él o los Uchiha... Pero siempre fue ella, siempre fue Ino... —Inoichi tiembla cuando Ino lo mira sin entender y la horrorizada mirada de Hima está perdida en un punto en la habitación—. Ella está deambulando...
Ahora todo tiene sentido.
Si alguna vez pensó que Ino debía salir de aquel terrible lugar, ahora sabe con certeza que esa es la única solución.
La pregunta es... ¿Alguna vez lo supo Itachi?
Bueno, al menos tiene una preocupación menos.
Pobre Inoichi.
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La primera nevada del año es comúnmente el inicio casi oficial del invierno, para muchas personas (las más comunes, claro) es una fecha especial y casi perfecta, para Shisui es más normal que otros días con la pequeña excepción de que nieva y hace frío.
Entiende la simplicidad de la vida cotidiana, pero nunca tuvo el tiempo suficiente para prestarle verdadera atención.
La nueve está dura y completamente blanquizca, el viento está helado pero no lo suficientemente fuerte, los copos caen a lo largo de la aldea y parece que por un momento la guerra y el desalojo de las personas no importan lo suficiente. Parece que todo mundo se está en un momento idílico antes de la tormenta.
No puede juzgarlos.
Camina por las calles de la aldea, la gente compra cosas, pasea y todos se ven un poco tranquilos ese día en particular, los puestos de la calle abren y es como un día cualquiera, pero no lo es. Todos lo saben.
Entonces la ve.
—¡Izumi! —Saluda Shisui con una sonrisa.
La chica lo mira con sorpresa y le regala una tenue pero muy bonita sonrisa. Ella se ve un poco mejor, su cabello sigue estando un poco seco y su cuerpo está un poco menos delgado, supone que son las cápsulas para regenerar el peso y fuerza.
—Hola, Shisui —Izumi es educada— ¿Qué te trae por aquí?
—Lo mismo digo, ¿no deberías estar descansando? Las pruebas psicológicas son muy cansadas —Shisui dice y coloca sus manos en sus bolsillos para seguir caminando con Izumi de acompañante.
—Ibiki Morino pensó que sería mejor descansar un poco y después las pruebas —Shisui entiende un poco el acto, al final, la guerra puede olerse de lo cerca que está— decidí pasear un poco, la aldea sigue exactamente igual.
—Tiene sus cosas —Shisui dice percatándose de la incomodidad de la chica—. ¿Cómo va todo? ¿Ya te sientes mejor?
—Sí, quiero decir, sí me he sentido mejor físicamente —ella vuelve a sonreír, pero lo hace de forma forzada— comer y moverme me ha hecho bien...
—¿Qué crees que haya sido? —Shisui sigue caminando y mira a Izumi directamente.
Ahora que lo recuerda nunca fue muy cercano a ella, en realidad, pocas veces podía decir que había hablado con ella; de no ser porqué había ayudado a Ino o fuese cercana a Itachi su contacto habría sido nulo. Sin embargo, podía decir que Izumi a duras penas tiene aquel brillo que la caracteriza, su carisma y la sencillez con la que solía desenvolverse.
Izumi no es Izumi.
—Ibiki cree que fue un genjutsu muy poderoso, mi mente experimentó toda una vida dentro de él —ella se detiene en medio de la calle y mira sus manos— todavía tengo estragos... Creo que estoy enloqueciendo.
—¿A qué te refieres? —Shisui comienza a comprender por dónde quiere ir aquella conversación.
—¿Puedo confiarte algo? —Ella suplica un poco de confianza y Shisui solo asiente para que ella continúe.
Sus pasos los llevan hasta uno de los parques dónde solía jugar Sasuke de niño, es pequeño, lleno de nieve y nadie se percata de que dos Uchiha se encuentran ahí caminando y conversando, simplemente sigue su vida. Izumi abraza su abrigo y toma asiento en uno de los columpios, Shisui solamente la sigue con calma.
—¿Qué sucede? —Shisui pregunta con un toque de tranquilidad.
—Yo... No sé qué sucedió aquel día en el que pasó todo esto... —ella guarda silencio y se abraza a sí misma en busca de calor— solo sé que al quedar inconsciente pasó algo extraño... Comencé a tener una vida normal, una vida que no sabía que deseaba con fuerza, una vida en la que Itachi era capaz de amarme —sus palabras queman y sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas— el problema no era lo que yo vivía en aquel lugar tan utópico, si no en lo real que era todo eso... Shisui es tan real, tan real que me duele aquí —Izumi toca su corazón con un terrible nudo en la garganta— duele cuando respiro y no estoy ahí... Duele tanto que solamente deseo dormir para poder volver.
Shisui se abstiene de decir cualquier cosa, Izumi está siendo franca al respecto, él no es nadie para interrumpir sus emociones.
—Izumi... —sus bonitos ojos oscuros brillan cuando él la llama, Shisui siente el dolor de ella.
—Cuando duermo es la única forma en la que puedo regresar —Izumi muerde sus labios porqué las lágrimas descienden sin piedad— en la que soy feliz. Cuando me despertaron y no estaban mis hijos, ni Itachi, ni nada de lo que había soñado me arrancaron una parte de mi alma.
—No era real, Izumi...
—Para mí lo es —Shisui siente su estómago dar vuelta por sus palabras.
Hay algo que lo está atormentando.
—Entiendo que pueda ser difícil...
—¡No lo es! Tenía una vida, Shisui —Izumi grita y las personas alrededor no le dan importancia— una que era solo mía, una que me fue arrebatada... Yo era feliz, tenía todo lo que me pertenecía... Y después despierto y todo me fue arrebatado... No tengo nada, absolutamente nada.
—Nada te fue arrebatado —Shisui frunce el ceño e Izumi comienza a llorar nuevamente— era una ilusión, jugaron con tu mente.
—L-lo dices porqué f-fue ella... —Izumi menciona y sus lágrimas incrementan.
—Ella no hizo nada de eso —Shisui pretende explicarle a Izumi, que sea lo que esté sintiendo está bien, pero fue engañada de una forma horrible que no pretende hacerla recordar—. Alguien quiere que tú creas eso, es solo una parte más de este retorcido juego.
—¿Por qué la defiendes? —Izumi dice con su voz apagada y mirando la inmensidad de la nieve—. Ella te rompió el corazón.
—Nunca me perteneció como Itachi tampoco te pertenece —Shisui dice con tranquilidad y precaución.
Izumi no dice nada y solo mira a Shisui completamente herida.
—Ino me lo quitó —Izumi expresa con su voz tan ahogada que es incapaz de hablar con aquel nudo en la garganta quemando sus entrañas— todo estaba bien, hasta que ella llegó...
—Izumi —llama Shisui con cautela y toma distancia de la chica, ¿a quién mierda se le ocurrió dejarle un kunai a la mano? Izumi saca el arma y acaricia lentamente el filo de este— estás cansada y necesitas descansar un poco...
—Quiero a mis hijos —responde Izumi con sus lágrimas corriendo por sus mejillas— los quiero de vuelta, solo eso, quiero que regrese mi familia.
—Lo tendrás —dice Shisui con calma y toma los dedos de la chica, los acaricia con parsimonia y en el acto tomar el arma en sus manos— podrás volver con ellos, solo debes tranquilizarte.
—¿Lo dices de verdad? —ella tiene un poderoso brillo en sus ojos que hacen temblar a Shisui.
Izumi no es consciente que eso fue solo un jodido sueño que la hace no poder ver la realidad. Izumi Uchiha se ha deteriorado completamente mentalmente, es incapaz de discernir entre la realidad y la realidad creada por un genjutsu. Ella está jodidamente perdida.
—Claro, los tendrás... —Shisui intenta respirar el frío viento que pega en su rostro— debes ir al hospital, ¿bien? Te acompaño...
—¿Y si Itachi no me quiere? —ella parece una niña pequeña, hay miedo en su mirada.
Izumi es capaz de verlo, pero incapaz de conectar con lo que habla Shisui. Ella está pero no lo está.
—Hablaremos con él —Shisui explica— estará preocupado por tu estado.
Izumi ríe de aquella forma tan divertida y solemne como solía hacerlo cuando hablaba con Itachi o su equipo de trabajo. Shisui siente el corazón apretujarse porqué sabe que aquella chiquilla enamorada de Itachi ya no existe. Ya no más.
—Él nunca me ha amado —Izumi dice como si fuese lo más simple del mundo— por eso me hizo esto.
Shisui está en silencio.
Izumi toma con sus frías manos el rostro de Shisui, ella sonríe de una forma tan tranquila que lo hace temblar.
—Itachi fue quién me metió en ese genjutsu para —ella parece recordar algo y cita—: "que vivamos y envejezcamos juntos".
—¿Itachi te hizo esto?
—Él lo hizo porqué no me ama y fue una forma de agradecerme por haberlo amado —Izumi acaricia la mejilla de Shisui mientras una gota salina cae por su mejilla— él nunca se lo haría a Ino, ¿verdad? Él nunca dejaría que ella muriera en un sueño creado, no sería así de egoísta...
—¿Itachi? —Shisui se pregunta y mira el cielo blanco por la gran nube que arropa a Konoha.
—Lo curioso es, que no era Itachi... Al menos no el chico con el que yo crecí... —Izumi sonríe— era más oscuro, más doloroso y menos él...
Shisui ahora comprende perfectamente de quién habla. Está apunto de responder, sin embargo, es interrumpido por una voz.
—¿Shisui? ¿Izumi? —es Sasuke con su mirada confundida y su actitud clásica de un adolescente irritado de once u doce años. ¿A quién le importa?— ¿Qué hacen aquí?
—¿No debería preguntarte lo mismo? —Shisui no pretende ser grosero, peo a veces olvida lo terriblemente irritante que es Sasuke con todas las personas.
—Mi madre me envió a buscar a Itachi, pero no lo encuentro.
—Debe estar ocupado —Shisui sabe dónde está y de ocupado no tiene nada.
—Me imagino —murmura Sasuke claramente irritado— si lo ven díganle que mamá lo busca.
—No —interrumpe Izumi de golpe, limpia sus mejillas y da una sonrisa solemne a Sasuke— puedes buscarlo con Shisui. Yo tengo que irme.
Shisui siente un revoltijo en el estómago, un sabor amargo recae en su lengua y su sistema de alarma interno comienza.
—Izumi...
—Iré al hospital —Izumi dice con sus bonitas mejillas rosadas debido al frío— estaré ahí. Solo necesito descansar y dormir, dormir tanto tiempo.
A Shisui no le da tiempo de reaccionar porqué Izumi desaparece en una nube, puede buscarla por méritos propios pero la chica se ve demasiado afectada y cansada de lo que puede sostener, de hecho está visiblemente mal.
Shisui es capaz de sentir la mirada oscura y vacía que los ojos de Izumi desprende.
—Está desequilibrada —dice Sasuke una vez que la chica ha desaparecido.
—¿Qué quieres decir con eso? —Shisui no tiene tiempo de reprender a Sasuke y realmente está preocupado.
—Hay algo en ella que no está bien —Sasuke es jodidamente bueno, siempre lo ha sido— tiene esa mirada.
—¿Qué mirada? —Shisui se ve intrigado.
—La de ese hombre, la de Obito Uchiha.
Shisui mira a Sasuke alarmado. No debería de sentirse sorprendido por esa información, Obito se las ha ingeniado para seguir moviendo los hilos desde atrás y que nadie se percate.
Sasuke no se ve muy interesado, pero no es más que una fachada. Sasuke sabe perfectamente lo que se acerca no es como Naruto o quizás más ingenuo que mucho de su edad, por supuesto que no, Sasuke sabe lo que sucede y finge no verse afectado, sin embargo, tiene esa preocupación respecto al Uzumaki, su poder crece y él está ahí estancado.
—No te ves muy sorprendido —Sasuke murmura con las manos en su pantalón negro y su mirada posada en el mejor amigo de su hermano— supuse que deberían saberlo.
—Eres demasiado inteligente, Sasuke —Shisui dice y vuelve a tomar asiento en el columpio para hacer una seña al otro y seguirlo— sabes que esto no terminará aquí.
—Él quiere algo —Sasuke responde— no estoy seguro de qué, quiere la guerra, mi padre dice que es la única forma.
Fugaku puede tomar malas decisiones, pero su naturaleza no lo hace un hombre malo tal vez un poco resentido y una persona hermética, sin embargo, el Uchiha sabe que su error nunca fue tomar Konoha, fue quizás ser demasiado condescendiente y permisivo con él mismo y dejarse llevar por un imbécil como Obito.
Sasuke parece como tenderlo a la perfección. Él ha visto a su padre ser un gran líder y equivocarse en el acto.
—Creo que quiere el castigo.
—¿Tú padre?
—Obito —Sasuke mira a Shisui por encima del hombro como suele hacerlo Itachi.
Son terriblemente parecidos.
—Creo que el quiere castigarnos.
—Él alguna vez hablo de la paz —Shisui responde intentando recordar algunas conversación sobre los deseos de Obito en palabras de Ino.
—La pequeña línea entre el castigo y la paz es el acto —Sasuke responde con calma y de pronto, Sasuke se ve tan maduro para comprender muchas cosas— Obito quiere castigarnos y hacernos sentir lo que ha sentido.
Sasuke es bastante más perceptivo y claro que eso es completamente nuevo para Shisui. Es decir, ¿por qué tomarse la molestia en hacer sufrir y después desear la paz? Porqué los mártires primero sufren para obtener la iluminación.
Sasuke parece entenderlo y Shisui recuerda que la versión del chico en el futuro se acerca mucho al proceso de martirización. Como si de alguna u otra forma los ecos del tiempo hicieron ruido y golpearon a todos con fuerza.
—¿Tú estás de acuerdo con eso?
—No en sus métodos, pero los caminos suelen ser ruidosos y nos llevan al mismo tiempo.
—¿Lo has visto actuar? A Obito —Shisui es directo.
—Lo he sentido rondar desde hace tiempo, sin embargo, dejó de hacerlo y después volvió que fue cuando mi padre se convirtió en Hokage —Sasuke hace una pausa y mira el cielo en su totalidad— él tiene una obsesión con el tiempo y es capaz de hacer cualquier cosa.
—¿Hablas de Naruto y el chico del desierto? —Sasuke asiente con la cabeza—. Es un peligro tener a ambos jinchuriki aquí y tú padre decidió correr el riesgo.
—No es solo eso —Sasuke está pensativo— siento algo aquí —Sasuke parece desgarrar su suéter negro y jalar de él con fuerza— crece y crece es un terrible odio a...
—¿Naruto? Peleas con él constantemente.
—Por Itachi —Sasuke está ansioso y busca la respuesta en Shisui.
Francamente, Sasuke desconoce lo que siente y no en el término general y romántico, una terrible ira asciende y desciende con fuerza, es por Naruto y su clara brecha de poder, no obstante, cada vez que ve a Itachi con su semblante serio acompañado de esa aura tan lúgubre que logra desquiciarlo. Es Naruto e Itachi los que provocan ese terrible dolor en él.
Shisui recuerda la historia original.
—¿Lo odias?
—Quiero destruirlo a él y a Naruto... —Sasuke se mantiene serio y sin expresión en sus ojos digno hijo de Fugaku.
Shisui intenta comprender a Sasuke, no ha sido fácil para él vivir toda esa situación, quitar del pedestal a su padre y con él a su hermano. Lo que Shisui desconoce es que Sasuke sucumbe a la energía de Indra en él, combinado con el terrible destino que comienza a azotar el tiempo y el espacio.
Sasuke es solo una bomba de tiempo.
—Él es tu hermano —dice Shisui con un extraño aire nostálgico— estoy seguro que a él no le importa que tú lo odies, él ha sabido todo y aún así él intenta protegerte. Todo lo que él hace lo hace por tu bien.
—¿Todo? Eso no suena a Itachi —Sasuke es sumamente sarcástico para el bien de Shisui.
—No lo conoces bien —Shisui está muy divertido, Sasuke es ridículamente celoso de su hermano mayor, da cierto tipo de ternura— a veces al ver a Itachi piensas que es tu hermano solamente, pero también es un amigo, un hijo, un shinobi, solemos ver a las personas solo como lo que son para nosotros. A diferencia de ti o de mí, él no ha vivido cierto tipo de cosas al ser un genio.
—Tú también lo eres —Sasuke entrecierra los ojos fastidiado.
—Pero no soy igual a Itachi ¿Crees que lo soy?
—Itachi es más fuerte —Sasuke lo dice para molestar, eso cree.
—Entonces, no somos iguales, a veces necesitamos otro tipo de vínculos para crecer no como shinobis si no como personas —Shisui tiene una pequeña aura de nostalgia en él— no deberías sentirte así respecto a Itachi, él siempre va a querer que seas fuerte y también que tengas más vínculos de los que él ha sido capaz de tener.
—Siempre nos han comparado.
Ahí está el punto que ya sospechaba Shisui, Sasuke crece a la sombra de una persona como su hermano, para muchos es sencillo y sin importancia, pero Sasuke tiene esa debilidad que ha acarreado de Indra: el sentirse no lo suficientemente bueno con su poder. Sasuke es bastante bueno, pero tener un padre como Fugaku y una carga como el hijo de líder, el orgullo Uchiha y a alguien de rival como Naruto, puede hacer sentir inseguro a cualquiera.
—Ya veo... —murmura Shisui.
—Para todos siempre ha existido Itachi, para mi padre siempre ha sido su orgullo incluso cuando sospechaban de su traición —hay un atisbo de asco en las palabras de Sasuke— mi madre siempre procura más a Itachi, el clan aunque no lo digan le temen debido a sus habilidades... De alguna forma siempre he estado en segundo lugar.
Shisui no comprende mucho de las emociones de Sasuke.
—Pero el poder no lo es todo —Shisui se traga lo que ha estado sintiendo las últimas horas— el poder también tiene su lado negativo que pocos pueden comprender y hacer suyo. Uno de ellos es la soledad.
—No lo es todo —Sasuke se burla.
—Sasuke —Shisui dice completamente serio— algún día vas a entender qué significa ser algo más que un shinobi y querer ser mejor que tu hermano. Y espero, en verdad que no tengas que pasar por mucho como la mayoría.
Shisui es normalmente demasiado confiado y bromista, ahora está serio, una mueca de desagrado en sus labios.
Espero que no veas morir a demasiados seres queridos mañana es lo que quiere decir, pero Sasuke es demasiado joven e inexperto en ese momento. Es prodigioso no comparable a lo que podría ser y tiene un largo camino que recorrer.
—Somos Uchiha —Sasuke expresa una vez que Shisui se retire del lugar.
—Claro que lo somos —Shisui camina y ni siquiera lo mira— siempre lo seremos y por eso debes de llevar el nombre en alto. No ser igual que los demás, tienes una responsabilidad demasiado alta, Sasuke.
—¿Qué quieres decir? —Sasuke se oye extrañamente ruidoso—. Varios miembros del Clan Uchiha decidieron salir hoy al igual que muchos otros aldeanos.
Sasuke puede leer la intención de Shisui. Muchos no saldrán con vida y entonces, Sasuke sería el único de su familia que no peleará (junto a Mikoto). Los niños, mujeres, ancianos y hombres que no se dediquen a ser ninjas deben mantenerse a salvo.
—No importa lo que yo tenga que decir —Shisui lo mira y Sasuke reconoce lo que ve, aunque no en su totalidad— debes proteger a los tuyos.
El Sharingan de Shisui es extraño para Sasuke, no es normalmente el tres aspas , es de cuatro y una extraña forma que no puede reconocer.
Sasuke tiembla solo un poco.
—Espera Shisui...
—Me voy, Sasuke —Shisui hace una pequeña seña con su mano— espero que podamos reencontrarnos.
Shisui desaparece a gran velocidad. Y Sasuke, bueno él no sabe qué decir o qué hacer. Algo en su interior se remueve y provoca un ligero dolor en su estómago, es ansiedad, la reconoce fácilmente y puede decir que las palabras de Shisui le han hecho sentir inquieto y con incertidumbre.
Debe volver a casa.
Algo le dice que, su madre y su padre tendrán una extensa plática.
Por un momento, la rabia y la ira en contra de Itachi se apacigua.
—¡Vamos Gaara! —Escucha a lo lejos la voz de Naruto y su escandalosa risa—. ¡Corre! ¡Nos va a atrapar, jajajaja!
¿No se supone que Naruto estaba en la División de Interrogación? Blah, para lo que le importa, es un payaso fastidioso.
—Hmp, idiota.
—¡Corre Gaara! ¡Wow no sabia que podías hacer eso con un brazo de arena!
Sasuke un último vistazo hacia a la lejanía y puede ver a Naruto y el dichoso Gaara correr por los tejados, siendo perseguidos por un par ninjas. Sin embargo, su atención se ve un poco interrumpida por la figura de Obito Uchiha encima de las cabezas de los Hokages.
La incertidumbre aumenta.
Dirige su mirada hacia Naruto.
—Debe ser una maldita broma —Sasuke canaliza un poco de chakra sobre sus pies para ir detrás de Naruto.
Ver a Obito no le ha dado buena espina.
Sus padres pueden esperar, la clara estupidez que está a punto de hacer Naruto arrastrando a Gaara con él, definitivamente no puede esperar.
—Eres un idiota.
—¡Jajajaja, así de hace Gaara! ¡Eres genial, de veras!
Las risas de Naruto se oyen por toda la aldea, un par de bromas aquí y allá, pequeños empujones a los aldeanos que quedan, risas y quejas por todos lados, regaños de shinobis. Todo un preciso y gracioso escándalo antes de la guerra.
Por cierto, ¿dónde está Kakashi que su tarea era vigilar al jinchuriki del Nueve Colas?
Hay serio problemas.
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No puede evitar sentirse un poco preocupada, la nieve está cada vez más dura y no es precisamente el frío lo que la preocupa. Es el tiempo.
El tic tac del reloj de la cabaña comienza a martillar sus oídos de forma más molesta cada vez, el estar sola en aquel lugar la hace sentir un poco temerosa y sobre todo el vínculo con Inoichi se ha cortado.
No es una buena señal, su propio padre ha cortado el vínculo y es incapaz de comunicarse con él. Es preocupante, porqué debió de tener algo, porqué no puede dejarlo así como así; debe salir a como de lugar.
No tiene tanto tiempo para pensar en algún jutsu o un indicio que pudiera ayudarle a salir. Konan ha decidido abandonarla, Itachi debe estar muriendo y Obito es su última opción.
Hicieron un trato, después de todo.
—Soy el único que te dejará salir de aquí —él dijo con aquella retorcida sonrisa dentro de su propia dimensión— No tienes opción. Solo debes venir conmigo.
—Sí como no —expresa Ino con burla.
Mira por la ventana y ve la nieve caer por ella, el lugar se mantiene un poco templado lo suficiente para que se sienta cómoda.
Ino se abraza a sí misma buscando un poco de calor y entonces, coloca su porta armas en la parte trasera del suéter largo y morado que viste, se coloca los protectores largos qué cubren casi en su totalidad ambas piernas, el clima es demasiado frío para su bien.
Nada imbécil Obito decidió ser precavido.
Hay muchas desventajas de pelear en un terreno así. Demasiado impredecible.
Está a punto de abrir la puerta y entonces lo ve.
—Itachi... —ella está jodidamente sorprendida.
Está parado justo frente a ella, con su vestimenta de ANBU, sin embargo, ya no viste la camiseta color negra con mangas debajo de aquel chaleco, tiene una una camiseta tan ajustada y sin mangas que hace ver más su piel y las ligeras marcas de sus brazos debido a algún corte.
Él la mira sin decir algo.
La penetrante y oscura mirada.
—¿Qué pasó? —Ino se hace a un lado y él pasa sin ningún problema.
—Shinobis deambulaban por aquí —Ino mira curiosa la actitud de Itachi— atacaron a uno de los pequeños clanes de Konoha, fue un poco tarde.
—¿Suna? —Ino se siente terriblemente asqueada.
—Kumo —Itachi expresa sin emociones.
Ino se alarma un poco y cruza los brazos para recargarse en la pared. Itachi sigue mirándola fijamente, parece no querer quitar pronto su mirada o en el peor de los casos no está consciente de lo que hace.
Las piernas de Ino tiemblan.
—Están acercándose a Konoha —Ino murmura e intenta guardar la calma— debemos sacar a las personas de aquí. Algunos clanes ya están a punto de partir.
—La policía está resguardando algunos caminos —Itachi responde— las personas que se han decidido quedarse son las que de encuentran en las calles. Si van a morir prefieren hacerlo aquí.
—¿Entonces debemos aceptar la mierda de Obito?
Itachi se acerca a paso lento a ella, parece tener ese andar elegante que lo caracteriza, sin embargo, su atención no se encuentra en él del todo, está en la sangre salpicada en sus ropas y en su cuerpo. El chaleco gris está ligeramente desgarrado con sangre de alguna persona que no es el propio Itachi, sus pantalones están llenos de algún tipo de tierra que no está segura de que tipo de terreno es, sus brazos tiene ligeros cortes pero nada bastante llamativo; sin embargo, lo que son sus manos y rostro están cubiertos de sangre.
Tal vez al usar su katana salpicó un poco de sangre.
No sabe exactamente la razón y desconoce su propia reacción al verlo de esa forma. A Ino comienza a temblar sus pierdas y la fierecilla dentro de ella se despierta de forma abrupta.
Él se ve ridículamente bien.
—Debemos hacer lo que se tenga que hacer.
Itachi solamente dice con un pequeño atisbo de solemnidad como si aquellos fuese solo un pequeño contratiempo. En realidad, Ino sigue mirando pacientemente su reacción, se ve realmente interesada en la calma y la intensidad con la que Itachi parece rondar cerca de ella.
Ino traga con dificultad al notar las pupilas dilatadas, la intensidad de su respiración y el chakra de expandirse sobre sí mismo.
Rápidamente reconoce la emoción: éxtasis post combate habría dicho alguna vez Kisame con su sonrisa retorcida y esa mirada psicótica que suele tener, la burla habría estado plasmada cuando lo dijo. Itachi solo tendría dieciocho años cuando el hombre pez habría dicho eso.
—Es la reacción natural del cuerpo cuando hay un combate sumamente extenuante —Kisame tendría aquella sonrisa y notó que Itachi parecía muy poco interesado en su conversación— olvidaba que eres demasiado joven cuando te conocí, es un proceso que todos los humanos tenemos (incluso yo) la segregación de la adrenalina provoca que tengamos otra tipo de reacciones... ya sabes. —Kisame es un jodido bastardo que peca de sentirse hilarante.
Para aquel entonces, Itachi no habría dicho mucho y había sido llevado más a regaña dientes que nada a un jodido burdel. Porqué según Kisame, después de un enfrentamiento con gente de Kiri necesitaba bajar la adrenalina. Itachi era demasiado joven, pero él suponía que Kisame no tenía mucho pudor y que solo era un pretexto porqué no sabía regularse en el aspecto sexual.
Itachi no estaba de acuerdo, sin embargo, alguna que otra vez tuvo que recurrir a aquellas técnica precarias cuando la imaginación no era suficiente.
Ino reconoce su emoción, ella también habría pasado por ese proceso, que fortuna habría tenido ella.
Sin si quiera ser consciente Ino está acorralada (no específicamente acorralada) pero tener a Itachi Uchiha frente a ella con la maldita temperatura alta, el amargo olor a sangre y una pizca del aroma de Itachi aplastar su poca cordura que le queda. Ella se asfixia solo con su existencia.
Itachi está frente a ella, ni un centímetro más o menos, justo donde el límite de sus pies y privacidad le permiten. Él parece sentirse abrumado por lo que sea que su propio cuerpo genere, se ve ansioso y hambriento, quizás un poco consternado por la estúpida cercanía que lo comienza a ahogar. En un maldito buen sentido.
—No digas su nombre —él demanda con rudeza sobre su oído.
El aliento de él pega tan cálido sobre su oreja y cuello, Ino comienza a regular su propia respiración, el dolor en el vientre asciende hasta sus mejillas para pintarlas de un raro color salmón, pretende esconderse detrás de su flequillo y retroceder en la pared que es incapaz de mover. Y como si toda la estúpida cordura que podía tener hasta ahora es un maldito movimiento que ni siquiera se percata...
Itachi toma su cabeza con fuerza y jala de ella para unir sus labios en una rítmica danza con sus bocas, es demandante y vuelto en un velo de fuerza combinado con el sabor agridulce de lo desconocido. Todo explotando a la vez cuando la humedad aumenta y sus lenguas se abren paso en una discusión complicada en la que el poder es el mejor elixir para hacer al otro ceder. La humedad aumenta un poco cuando sus alientos chocan, sus lenguas batallan por el control y la descarada tarea por demostrar su dominio sobre el otro comienza.
Ella muerde los labios del otro y él parece entenderlo como una jodida orden para que jale más de su larga cabellera rubia y ahogar sus dedos dentro de las hebras y así someter un poco de ardor al jalar de ellos.
El beso es demandante, ansioso y disfrazado de completa inconsciencia de su situación actual. Hay dientes, lengua, suspiros, gemidos. La buena combinación para perder un poco la cordura.
No pretende ser agresivo y, sin embargo, la calidez y la humedad permite que la combinación de su propia saliva se vea complacida como si fuese un veneno puro para probar al otro. Él se separa un poco y observa el ligero hilo de saliva que ambos han derrochado por tan sagrado espectáculo. Ella solamente nota que aquella liga del cabello se ha roto y ahora es Itachi quién jala y sostiene su cabello como si vida dependiera de que tan bien puede sostenerla.
No hay palabras o por lo menos alguna que deba romper aquella tensión que ha crecido por tanto tiempo que son incapaz de enterrar ahora.
La fierecilla ha despertado del todo y hacerla dormir es como enterrar en vida una esperanza y querer avanzar la solo con ligeras caricias, pero ahora las cosas han cambiado, necesitan hacerla despertar más y culminar con eso. Tal vez incluso matarla de saciedad.
Itachi no pretende perder el tiempo en hablar e Ino lo sabe y está totalmente agradecida con ello.
Como si fuese un experto toma las muñecas de ella y las estrella contra la pared justo arriba de su cabeza, suelta un quejido porque la fuerza que aplica es lo suficientemente agobiante para provocarlo y transformarlo en un delicioso dolor potente que hace temblar todo su cuerpo.
Es entonces, que él demasiado hambriento para notar su propia fuerza, se vuelve más demandante en su boca sobre la de ella, la pelea común sobre el control y el poder se lleva a cabo una vez más. Ahora más potente, las caricias de sus propias lenguas han desatado una guerra dentro de la boca de ella y los dientes, mierda como si quisiera arrancar todo a su paso jalan uno del otro sin importar que el fresco sabor a metal y el sabor amargo que conlleva se siente como un bálsamo sobre sus gargantas.
Es terriblemente gratificante la sangre del otro en ellos.
Y sin tener mucho pudor o cordura de lo que puede recordar, Itachi recarga su propio cuerpo contra el de ella, su cuerpo emana una temperatura poco normal y las vibraciones que provoca el éxtasis la hace removerse un poco debajo de él. La cercanía ahora no es asfixiante es una pequeña abertura para poder conocer al otro a profundidad y saber que sus cuerpos parecen sentirse en calma un o cerca del otro.
A la mierda la calma o eso parece cuando él abre las piernas de ella únicamente con su pierna y su rodilla. Es por una fracción de segundo que el delicioso dolor en su vientre desciende solo un poco más abajo y se centra justo en el punto en el que él acerca mucho más su propia cadera hacia ella. Hay un quejido o tal vez es un gemido que parece sentirse apto para seguir con más.
No es suficiente, ha quedado en claro.
El beso se detiene quizás por un poco de aire o puede ser porqué Itachi necesita ver y derretirse en el azul de sus ojos. Ino no pretende interrumpir demasiado el momento, pero la pierna de él comienza apretujar mucho más el maldito punto sensible que busca solo un poco más de presión o de la sensación que la fricción puede hacerla desear.
Él desciende hasta su cuello e inhala el fantástico y grato aroma a flores que desprende su cuerpo, se deleita y parece que un símil a la adicción nace dentro de él. Inhala y no quiere exhalar aquel aroma que lo comienza a enloquecer. Él sonríe sobre su cuello cuando ella se retuerce y busca en jodido contacto entre ellos.
Y sin más, muerde su cuello con la suficiente fuerza para poder marcar aquella piel, convertirla en un precioso tono morado que adorna perfectamente con su tono de piel. Lo hace una y otra vez hasta que está completamente satisfechos con las marcas sobre su cuello y parte de su pecho. Solo es el pequeño recordatorio de quién pertenece a quién.
Hay más fricción, más calor y más dolor en ciertas partes sensibles que son incapaces de denotar porque sus cuerpos parecen haberse amoldado lo suficiente para no querer separarse hasta terminar.
Ella se remueve un poco cuando el dolor en su cuello incrementa y enreda su pierna a la cadera de él, profundiza el tacto entre ellos y puede sentirlo solo un poco más cerca; definitivamente cuando pueden sentirse lo más cerca posible hay un suspiro largo y tedioso que comienza ahogarse en otro caluroso y húmedo ósculo.
Sin decir demasiado y sin previo aviso, Itachi se cuela bajo el suéter morado y largo que comienza a estorbar, sus dígitos en cuentan el camino de memoria para poder encontrarse debajo de aquellas estorbosa falda. Ino intenta bajar sus manos de sobre su cabeza, sin embargo, él no lo permite. Ella se abstiene por el pequeño ardor en sus muñecas y se sobre salta con el corazón justo en su garganta cuando el frío de sus dígitos se encuentra con la ligera tela que permite el contacto completo entre ellos, él no parece sentirse muy apresurado para continuar.
El bastardo la quiere hacer perder la cabeza.
La sensación helada de su mano comienza a colarse sobre el único pedazo de tela que lo detiene, puede sentir lo propios temblores y los de él, la deliciosa sensación de frialdad esconderse entre sus piernas y perderse como si fuese un experto, solo tocando, acariciando y perdiéndose poco a poco para hacer crecer el dolor y la punzada recorrer de su vientre a su espalda en un santiamén como si fuese eso posible.
Ino intenta no emitir algún quejido o lo que sea que su garganta le permita. Solo puede sentir los labios de él acallar la demanda que comienza a restregar.
Tal vez quiere más o tal vez desea que sus manos puedan experimentar más.
El suspiro largo da paso a que Itachi pueda aumentar el ritmo de todo su cuerpo y especial sus dígitos en su existencia, es entonces, que como un desquiciado que se ha convertido besa nuevamente a Ino y traza un temeroso camino desde su mandíbula hasta su cuello y poder perderse en el sensible relieve de su pecho, muerde, lame y un extenso camino de cardenales y saliva parecen cobrar vida sin que ninguno de los dos pueda hacer algo para evitarlo.
Ella ni siquiera se ha percatado que la ropa ha comenzado a estorbar y aquel suéter largo desaparece al romperse por sus propias manos. La intención es clara y la ropa comienza a desaparecer cuando él no se inmuta llega hasta su abdomen y traza con su escandalosa lengua sobre el relieve de su abdomen, sus manos siguen sobre su cabeza aunque no haya materialmente que la detenga, un genjutsu, bastardo. Una ola de calor combinados junto a él frío que recorre su médula espinal la hace querer acelerar el proceso.
Pero Itachi es inteligente y sabe hacerse esperar.
Ino intenta mantener su propio autocontrol, es lo que se basa ese momento, el poder que tiene Itachi sobre ella. Y él lo sabe.
Quiere hacerla perder la cabeza (que no tiene que hacer mucho para lograrlo). No puede evitar sentir la magnífica ansiedad pidiendo más. Mucho menos cuando él comienza a descender más sobre su cuerpo, primero la entraña comisura de su pecho, después los botones listos por un poco de atención y su abdomen subir y bajar por la ansiedad, sin despegar su mirada de lo que ella pueda reaccionar.
Ino maldice y bendice a quién sea que haya creado el mundo, no sabe exactamente cómo es que su ropa interior ha terminado en el suelo y su falda negra sigue intacta, no importa en absoluto porque puede sentir el dolor en su vientre y la sensibilidad en su espalda baja cuando Itachi es capaz de morder el interior de sus muslos cuál desquiciado, tal vez besa o jala su piel hasta romperla y pintarla de un tono rojizo o morado, su cabeza es incapaz de pensar claramente. No importa, en realidad no lo hace.
Él parece no querer despegar su vista de ella y se toma su jodido tiempo para provocarla. Realmente funciona. Tal vez desea un poco más, tal vez no necesita que su tacto sea con su fría mano y se convierta en su inexpresiva sonrisa.
¿Puede perder la cabeza? Ya lo hace. Él entierra su cabeza entre ella, nadie puede culpar cuando todo se vuelve más ruidoso, húmedo, mojado y un par de gritillos ahogados comiencen a surgir.
Su cordura se ha ido, más bien la ha cedido y si alguna vez pensó que podría someter a alguien como Itachi Uchiha, puede decir que no, que lo intentó y no salió indemne, que tampoco quería luchar y que sea lo bien que puede hacerlo, decidió completamente entregar su maldita voluntad. Y con gusto volvería volvería hacerlo.
Se permite a sí misma y promete que será la única vez que perderá la cordura. Aunque es una mentira piadosa sobre sí, no puede y no lo desea no cuando lo mira y él a ella bastante entretenido probando la ligereza de su propio ser, de la extraña y retorcida forma en la que sus pupilas se dilatan y puede verse reflejado en el color que reconoce tan profundo que es capaz de comprender que Itachi lo ha deseado por mucho, pero mucho tiempo.
Y cuando el piensa que es suficiente de la necesidad de Ino, rompe el genjutsu y ella coloca una de sus manos sobre su cabello, jala ligeramente y enreda sus dedos sobre aquellas hebras tan negras como la noche misma, suplicando por un poco más de contacto con la humedad de su lengua y los ligeros roces de sus dientes sobre sus pliegues.
Lo acepta gustoso y sigue con su gran labor adentrándose en su ser cuantas veces ella pueda permitirlo. Se vuelve más profundo, más mojado, más placentero.
Él hace su trabajo a la perfección con oscuros, lengua y solo a veces la dureza de sus propios dientes para besar y morder sus tembloroso muslos.
Cuando la sensibilidad en su espalda aumenta y el revuelo en su vientre aproxima el glorioso desenlace él se detiene y sonríe con aquella retorcida sonrisa que nunca había visto. Esa que aunque quieran ignorar todos los Uchiha poseen.
Ella no comprende, pero termina de entender cuando ella se vuelve de nuevo la presa de Itachi y vuelve a atacarla con más fuerza y con dureza, sin siquiera notar que su propia miel desciende por sus extremidades cuando ese jodido punto servicial es restregado por la humedad una y otra vez, cuando en el punto exacto la presión y el descernimiento de las caricias comienzan un estúpido y glorioso vaivén que estimula más y más. No comprende porqué está segura que ha perdido la conciencia en algún punto. Que ha sido suficientemente bueno para no sentir sus pupilas en la luna.
Itachi se ve satisfecho y ataca nuevamente su boca con un su propio sabor restregándose en su lengua. La realidad cae sobre sus piernas, el temblor en su vientre golpea sus sentidos y el éxtasis se siente demasiado vigoroso en sus entrañas hasta extenderse a su propia respiración. Arrítmica, pausada y en espera de otro movimiento poco certero.
Ino con la mirada sumergida en su propio y ahogado deseo camina hasta la cama siendo guiada por el Uchiha. Ella ha regalado y cedido su propia voluntad.
Pero Ino nunca pecó por ser demasiado sumisa.
Con a penas y un poco de razón que le queda y con la voracidad de la estúpida fierecilla, que tampoco es una fierecilla que no es algo externo que pueda hacerla retroceder o entregarse. Es ella misma, es la volatilidad de su interior, es la escena misma de todo lo guardado por tanto tiempo.
Itachi a destrozado a Ino en más de un sentido. Como siempre lo pensó.
Ahora es ella quien ataca y saborea los labios de Itachi. No le da espacio para que piense demasiado como su retorcido plan para evitar que ella hable. Retoma ahorcadas de él y no importa mucho el frío del ambiente, la temperatura del Uchiha es bastante más caliente de lo que era.
El beso se intensifica en su propia naturaleza, intenso y lleno de vigor. Es caliente, mordidas, suspiros, gemidos y sonidos atorados en sus propias gargantas. Ino puede jactarse de ser demasiado buena con las manos, de un momento a otro se percata que entre gruñidos y chasquidos de sus labios la ropa de él no existe y está regada en algún punto de la cama únicamente con los pantalones del uniforme ANBU y la mierda que provocó el enfrentamiento.
Ino es poco paciente y no se toma su tiempo como Itachi. Retoma las manos del Uchiha y las coloca sobre su propia cintura para que sea capaz de hacerla tentar y sufrir sobre su piel, el tacto ligero y suave, provocando escalofríos recorrer su cuerpo. La fuerza es algo inerte a él, unidos por su propia convicción y sus más oscuros deseos; lo prueba siempre y esta vez no es la excepción. Ino puede sentir la forma en la que su manos se amoldan a su espalda baja y piernas, abrazando como sosteniendo hasta marcar sus dígitos ante su blanquecina piel. Cada vez es más fuerte, firme, y el querer rasgar su piel para adentrarse en ella es solo el inicio de sus fantasías.
Pronto Ino quiere reír, él es brusco y paciente con esas dos cualidades que parecen contraponerse entre ellas. Itachi se toma su tiempo para explotar con sus manos el cuerpo de Ino, es jodidamente solemne y sabe dónde y como acariciar desde el cuello, senos, sus propios botones de carne, su estrecha cintura, el abdomen y las largas piernas que parecen buscar más contacto entre su sensibilidad.
El éxtasis quiere regresar ahora más fuerte y sin límites, pero Ino es experta o por lo menos quiere serlo en el Departamento de Interrogación y Tortura.
Con una sonrisa burlona y dejando dejando Itachi con más dudas que respuestas se aleja en su estado más vulnerable sin ataduras y ropas que puedan detener ese momento. Itachi la toma de la muñeca y entonces, como si fuese un maldito juguete sin importancia o la cosa más sencilla desabrocha aquel pesado pantalón.
Ella es hábil puede jactarse de eso también, con la sonrisa autosuficiencia y tomarse sobre su propio espacio con su largo cabello cayendo por su cuerpo: se arrodilla y tal como él lo hizo la mirada de control aparece. Quiere controlarlo. Quiere tenerlo a su merced como ella se ha entregado.
Entre aquella mirada expectante y el poco autocontrol que se ejerce sobre sí mismo ve a Ino enterrarse sobre él, un gemido ahogado nace en su garganta, echa su cabeza para atrás para arrastrar sus dedos hasta los cabellos rubios que caen sobre sus piernas. Jala de ellos con fuerza y el calor en sus rostro para poder ver aquellos orbes azules inundados del anhelo de hacerlo caer a un basto barranco hacia la oscuridad sin pedirlo.
Puede sentir sobre sí mismo el calor y la humedad de la boca de Ino, hay tantas plegarias que quiere hacer, una de ellas es que ella siga haciendo lo bien que lo hace: lengüetazo, profundidad, estocada y quizás un poco de juego con sus manos en ese punto tan sensible. Ella intenta sonreír aún cuando es incapaz de hacerlo.
¿Debería de expiar sus culpas ahora mismo? Parece ser el momento exacto para hacerlo, para redimirse de todo lo malo que ha pretendido hacer porqué ese momento es un milagro para que sucumba y pueda renunciar a todo. Lo haría una y otra vez solo por sentir la boca de Ino sobre él.
Aumenta la velocidad y él acompaña ese arrebatador deseo empujando su cabeza y su propia cadera para profundizar el inmenso calor que ha surgido en su interior en su vientre bajo. De tan solo ver aquellos bonitos ojos azules brillando por las lágrimas que no pretenden caer y con el delicioso sonido mojado del vacío, puede decir que podría morir ahí.
Lo haría sin tener duda alguna.
Puede sentir la punzada en su vientre, la combinación de la saliva con su propia esencia hacer de aquel majestuoso acto un tipo de aberración por los gemidos de Ino, siente golpear la garganta de la chica y ahora la humedad se desborda por la comisuras de sus labios, su lengua danzar por lo largo y saborear con deseo aquella parte tan sensible que traza un delicioso camino de saliva de la parte base hasta donde pueda perder la cabeza.
Un poco más, solo un poco más.
Es capaz de sentir su cuerpo tensarse y el látigo en su interior derramarse dentro de la boca de ella. Es largo y tortuoso la forma en la que su propia esencia se quiere disparar sobre aquella boca, salpicando todo a su paso y corrompiendo lo majestuosidad que puede a llegar ser la Yamanaka. Tal vez sea un poco egoísta o definitivamente comienza a sentirse demasiado ahogado en la forma en la que ella no despega su mirada azul de él, la manera lasciva en la que ella pretende verse simula y abnegada, en la estúpida forma en la que el bloop suena cada vez que su cabeza sube y baja, el sonido de su saliva combinado con sus gruñidos es definitivamente un acobijo para hacerle entender que está bien.
Que Ino se ha corrompido a sí misma, que él sólo ha sido el instrumento para que ella llegue a ese punto: del que no hay retorno del que no quiere volver. En el que desea arrodillarse y hacer una pequeña plegaria para que ella avance, para que se convierta en la única persona que puede destrozarlo si quiere, que lo muerda, lo rasguñe y lo pueda destruir justo como lo hace ahora; con sus lindos labios rosados curvarse cuando no ha cubierto demasiado espacio o cuando legua se arremete justo por encima de para succionar y jugar de nuevo con él, todo a la misma vez, todo cuando sus manos frías no tienen suficiente y lo acaricia sin pudor alguno, como si aquello no pudiera corromperse más, como si él limite que ambos conocen solo fuese una jodida mentira.
Itachi quiere sentirse culpable y, en cambio, sólo puede rogar por un largo respiro que sea capaz de regular y visualizar lo que acaba de pasar. Ha sido caliente, sucio y dentro de sus propios pensamientos vulgares encuentra lo etéreo y sublime que es lo que acaba de hacer Ino.
El éxtasis golpea con toda la vitalidad que aquella sombra le ha otorgado. Ha sido vigoroso y un tanto torpe, es la primera vez que se permite ser más y unirse con esa sensación en su estómago.
Ino sonríe con aquel líquido entre sus labios entre abiertos y una mirada que suplica algo que no pretende decir en voz alta. Itachi acaricia su labio inferior quitando el residuo de sí mismo.
Mierda, ella francamente hermosa con nada encima y todo en sus hombros, con la forma en la que quiere verse coqueta y solo es un desastre con el aroma a sexo en su cuerpo, el cabello hecho un asco y sus mejillas rojizas porque no importa que ella esté desnuda enfrente arrodillada con un pizca de él en su bonito rostro, aun hay un poco de vergüenza.
Como si se tratara de una pluma Itachi se levanta y acuesta a Ino sobre la cama, un quejido sordo y todo vuelve a ser caliente, húmedo y excitante. Los besos vuelven más carnosos, más demandantes y mucho más agresivos. Los sabores de ambos se unen, sus fluidos ahora son obscenos en su propia vista, tan sucios reclamando la pertenencia que han ultrajado, es sangre, saliva y ellos mismo.
Es divertido y obsceno.
Los besos se vuelven mordidas y las mordidas se convierten en gemidos fuertes y sucios. Es demasiado para ambos y las manos no son suficientes para recorrerse una y otra vez, para tocar los puntos sensibles, para presionar piel y botones expuestos, para acariciar zonas erógenas y mucho menos para recompensar lo deseado. Debe ser una burla, una que parece ser creada por los dioses y que debe tomar camino ya.
Los cuerpos de ambos se amoldan en la cama todo tan simple como el instinto mismo, como si de una absurda forma estuviese hecho para ello, él sobre ella, con ambas manos sobre su cabeza y las piernas de ella abrazadas a su cadera porqué es demasiado perseverante para dejarlo ir así como así. Hay un fuerte y deliciosa presión cuando él se acerca demasiado y puede sentir la humedad de ella calarse en su centro, es lento e íntimo que cuesta el respirar de ambos, se siente como si por primera vez en su vacía vida todo tuviese sentido y encontrarse justo en ese momento completara por mucho la existencia de ambos.
El tiempo se detiene por un instante, un suspiro sale de los labios de Ino y es una clara señal de que puede seguir con su ardua tarea. Enterrarse en su interior de es amanera tan audaz es directamente proporcional a la extraña sensación de calidez, estrechez y humedad que supuso que era, pero ahora es distinto, es mucho más desconocido y profundo de lo que Itachi puede admitir.
Se vuelven uno con el otro.
Ino sonríe con el rostro empapado de su propio sudor y el cabello hecho un asco sobre su frente. Incita a que el movimiento inicie y así lo hace. Primero es lento y rítmico, la presión es digna del momento y pretende seguir con eso, su mente se nubla gracias a la exquisita sensación que provoca el movimiento de caderas del Uchiha sobre ella. Es rápido y la fricción de su propio cuerpo invita a poder ser tan sensible en varios puntos a la vez.
Sin embargo, para él parece no ser suficiente, los gemidos, las estocadas y la forma tan desquiciada en la que los pechos de ella suben y bajan por el movimiento, permite que el vaivén sea más complejo, más profundo, más rápido. Para un Uchiha nunca es suficiente, para alguien como él decir que algo como eso es lo único parece no ser del todo cierto y entonces, aumenta el movimiento, la fuerza, el frenesí con el que se pierde en ella incontables veces y las que puede tener la cuenta son demasiadas.
Siempre con la presión de sus paredes retomarlo una y otra vez e incitarlo a que continúe, a que puede hacer más y que sea lo que siempre debió ser. Es frenético y cuando rescata entre sus labios los de ella y se permite morder ansioso por un poco más de placer, sabe que no ha terminado. Ella profundiza el acto cuando levanta sus caderas y sube sus propias piernas un poco más para que estén ambos a merced del colapso, en el que puedan saltar de un precipicio y no hay vuelta atrás.
Ino sonríe con autosuficiencia cuando logra hacerlo gemir.
Todo es más errático, los movimientos, las respiraciones, los besos torpes y mojados, las mordidas en su cuello y las marcas en la espalda de él, una muestra del excelente trabajo que ha hecho.
Pero ella ¿Cuándo se ha quedado atrás? Con un rápido y estúpido movimiento que puede saborear en su sonrisa tonta puede sentirse vacía y de nuevo, con la prudencia que todavía le queda se inserta justo sobre él. El Uchiha gruñe cuando su cabeza pega sobre las almohadas y se siente desfallecer cuando puede amoldar sus manos a las caderas y descender hasta sus posaderas para tomarlas firmemente así como apretar y tal vez solo tal vez, dejar una marca en ellas.
Entonces, ella comienza con un exquisito vaivén lento lo suficiente para que pueda verla bien desde su perspectiva: sus cabellos rubios pegados a su rostro perlado debido a la humedad, sus ojos brillando por el deseo que los invade, su cuerpo arqueándose por el placer que asciende de su pelvis hasta su columna, y ni hablar de la forma en la sus senos se mueven al compás de su movimiento, todo en perfecta sincronía.
Es un espectáculo de admirar.
Aunque, puede mirarla por la eternidad, toma entre sus dedos aquellas largas piernas ya marcadas por sus propias manos y comienza a guiar el movimiento mucho más rápido, más profundo y sincrónico con sus propias embestidas. Pronto de un precioso vaivén pasa a ser una ruda penetración, con la fuerza que no sabía que existía en su interior. Sus propias caderas se levantan una y otra y otra vez para poder llegar al punto exacto para hacerla desfallecer. Puede decir que Ino está al borde del precipicio y no hay mucho que pueda hacer por negarlo.
Los movimientos aumentan, la calidez y la estrechez de ella lo ahogan en su interior como si un animal desea danzar con su presa mucho antes de terminarlo, la fricción la forma en la que el cuerpo de Ino lo acorrala con sus músculos y pretende no deshacerse de él tan fácil; los suspiros y los gruñidos inundan el lugar, el aroma a sexo es casi palpable en la habitación, el punto exacto del orgasmo está a punto de estallar en ambos. Itachi aumenta las fervientes embestidas y dirige sus ropas manos hacia las piernas de ella, trazando y reconociendo perfectamente su cuerpo, mientras Ino no para de mirarlo y estudiar perfectamente su expresión para acrecentar el movimiento de su pelvis.
Más profundo, más ahogado, más mojado.
Ino comienza a discernir la realidad de sus propios pensamientos cuando la misma fricción de su cuerpo le permite correr a esa fracción de segundo en la que todo se unifica. El dolor en su vientre incrementa y sabe que no puede pararlo.
Solo un poco más.
Y en un grandioso y profunda estocada puede sentir el éxtasis tomar el lugar del oxígeno cuando esté sale de su cuerpo. Con el exquisito y delicioso placer inundar sus sentidos y explotar en su centro junto a la miel descender por sus muslos y combinarse con el cuerpo de Itachi.
Sin embargo, no ha terminado para él, porqué el sigue bastante más interesado en culminar de la misma forma gloriosa en la que ella lo ha hecho. Una, dos, tres y otras veces que Ino no puede contar por estar sensible y conectada con aquella zona erógena.
Itachi se toma su trabajo muy en serio, se mueve con frenesí, sin importar que Ino ha perdido las fuerzas sobre su cuerpo y solo experimenta su propio placer e incrementa con fuerza por su pequeña sensibilidad. La calidez del fluido caliente permite que el su cadera se expanda con mayor frecuencia y potencia, desea poder sentir aquella humedad más a fondo y perderse en ella cuantas veces sea posible.
Varias veces más hasta que puede sentir la presión desbordarse y derrumbar todo a su paso, la manera en la que se nubla su vista y su pecho guarda el extraño vomitivo que ha guardado y se ha negado a observar por mucho tiempo. El éxtasis lo baña de pies a cabeza y es solo cuando echa su cabeza hacia atrás que es capaz de sentir como la sensibilidad de su propio orgasmo le permite sentir con más claridad la calidez y lo mojado que explota en su pelvis, todo a la vez. Justo después cuando es capaz de sentir el látigo desde su columna hasta su vientre, la extraña y nueva forma en la que puede sentir su esencia ser albergada por la cavidad que tan bien lo ha recibido.
Ambos se miran una vez que él puede sentir su cuerpo ser abrazado por sus propios fluidos y los de ella.
Ella se ve bastante más bonita y no sabe si es por la mirada perdida, las mejillas sonrojadas, los labios hinchados y pidiendo más o simplemente porqué ha sido él el que la ha llevado a esa explosión de placer y éxtasis que ahora le recorre el cuerpo.
Ino es incapaz de moverse su cuerpo tiembla y se permite ser arropada por los brazos de Itachi que en realidad saben disimular bien el bendito temblor que lo acompaña. Cae rendida sobre él, y es demasiado floja para poder descansar como es debido, sus pechos marcan el compás de la larga respiración que tiene y que es incapaz de regular. Itachi, solo hace lo que su cuerpo le indica, no piensa y en realidad ha descubierto algo completamente nuevo.
Se ha vuelto adicto a ella, en la terrible forma en la que ella se transforma cuando la acompaña en el placer puro, en su aroma, en su sabor y finalmente en todo lo que ella es cuando la destruye y reconstruye, justo como ahora lo hace. En la manera en la que la sostiene por la cintura y no pretende moverla sin su consentimiento.
Destruir o ser destruido, ambos lo hicieron, ambos han sido demasiado egoístas para no decir que se pueden sentir gratos en hacer sumiso al otro, en arrebatar su voluntad y convertirla en mero placer.
Han sido derrotados en el acto más simple del mundo.
Ino como Itachi pueden decir que han caído por el precipicio y regresado indemnes, pero juntos.
Itachi nota que Ino ha regulado más su respiración, aún tiembla y es incapaz de levantarse o tener la suficiente fuerza.
Ella lo mira casi somnolienta, levanta un poco su cabeza y puede verse a sí mismo con mordidas en su abdomen y pectoral, puede ver las marcas de ella del cuello a sus grandioso botones que invitan a saborearlos de nueva cuenta.
Existen demasiadas marcas de pertenencia del uno al otro, demasiados cardenales y demasiados rasguños que parecen incitarlos a más.
Ino se ve divertida cuando se percata de algo en especial.
Itachi también sonríe con su cabello a medio amarrar hecho todo un alboroto y es que... ¿Cómo no hacerlo cuando Itachi se jacta de tener su Sharingan activado?
El muy genio lo ha hecho para recordar cada jodido detalle. Y ella se ríe porque ha hecho exactamente lo mismo en su castillo mental.
Pervertidos.
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☽ ⋆ ❀ ⋆ ☾
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—¿Dónde está Itachi y Sasuke? —Fugaku pregunta.
Llega a casa y a la única que encuentra es a Mikoto preparando algunas cosas para el próximo conflicto que se avecina. Ella lo mira y sonríe mientras termina de ordenar un par de armas y un poco de comida.
—Sasuke fue a buscar a Itachi e Itachi está desparecido desde hace unas horas.
Fugaku comprende y tiene la vaga idea de que está con Ino y quizás con Shisui. No es de extrañar que no esté tan poco tiempo en casa, es algo que hace comúnmente para no verlo.
—Debe estar ocupado —Mikoto dice y sirve un poco de té a su esposo— mañana todo termina.
—¿Ha salido nuestro clan? —Pregunta el hombre con una mueca.
Los clanes han salido de Konoha los numerosos, los pequeños y gente que no pelea. Hay quienes se han quedado con sus miembros intactos como los Nara, Aburame, Inuzuka y Yamanaka, pero hay otros como los Hyūga que han abandonado la aldea que los masacró y no los quiere en sus filas, hay uno que otro Hyūga que se han quedado porqué no quieren ver a su aldea y hogar morir, son muy pocos. Incluso familias pequeñas como los Haruno han desaparecido del radar, los niños de clanes que se han quedado serán llevados al escondite de la aldea y otros simplemente se han quedado para pasar el último día en el hermoso festival de invierno.
Unos por honor, otros por lealtad pero todo termina en lo mismo, proteger a los suyos.
—No —Mikoto se ve un poco confundida— decidieron quedarse, tal vez sienten un poco de responsabilidad.
—O de odio hacia Konoha.
—No puedes culparte todo el tiempo, Fugaku.
—¿Entonces por qué todo a empeorado? ¿Por qué siento que no debí convertirme en Hokage?
Mikoto siempre tan comprensiva toma la mano de su marido y acaricia esta, dando un par de ánimos, intentando comprender su sentir, ciertamente ella había estado de acuerdo con el golpe y después con ser Hokage, pero Fugaku no tenía ese espíritu que tenía Minato Namikaze y ella no era Kushina Uzumaki para sacrificar su propia viva por el bien de la aldea.
—No seas tan duro contigo.
—Es imposible no serlo —Fugaku ha entendido algo— debiste ver la felicidad de las personas que aún quedan, están en el centro de la aldea festejando su probable último día de vida.
Fugaku siente ese arrebato de nuevo, el de la duda.
—Todos vivimos de diferente manera, tal vez no hicimos lo mejor —Mikoto adquiere ese semblante serio y desganado como el de Sasuke— pero nuestra intención era proteger a nuestro clan.
—Debimos pensar en la aldea no solo en los Uchiha.
—¿Te arrepientes, Fugaku?
Ella lo mira con sus preciosos ojos oscuros y siente la tristeza en su pecho. Tal vez, Itachi tenía razón después de todo.
—No siento una victoria —responde.
No es una victoria, no cuando tomó el control de esa forma, no cuando se cegó por el odio y decidió que era buena idea tener el control absoluto.
Quizás solo quizás el problema no es el poder, el ser fuerte y ayudar a otros, el sacrificio de los suyos, tampoco el problema es cambiar el destino. Quizás el problema, son los Uchiha, quizá el único problema son ellos y su estúpida maldición del odio.
Tal vez, Itachi siempre estuvo en lo correcto.
Ellos podrían acabar con la aldea completa o tal vez la aldea con ellos. No lo sabe. Lo que sí sabe es que de tantos errores que provocó el Tercer Hokage y Danzō al menos no provocaron una guerra directamente.
—¡Señor! —grita Gin acompañado de Airi, ambos de la Policía Militar. Ambos abren la puerta corrediza de par en par sin importar la supuesta educación.
—¿Sí?
Ya tiene una idea de lo peor.
—Naruto Uzumaki ha escapado con Gaara del Desierto, Ibiki Morino y el escuadrón de sensores no logran encontrarlos —Gin se muestra ansioso y cansado.
—¿Dónde está Inoichi? ¿Ya está enterado? —Fugaku piensa en Minato y Kushina.
—Está en su casa, será informado en breve.
—¿Algo más? —La chica de cabellos castaños asiente temerosa de sus palabras—. ¿Qué más sucedió?
—Los puntos de lectura dicen que varios shinobis se acercan a gran velocidad a Konoha, señor... —Mikoto mira a Fugaku preocupada, la chica continua:— Los restantes del Clan Hyūga acompañados de clanes leales a Konoha planean levantarse en su contra encabezados por Asuma Sarutobi sin importar si hay guerra o no.
Fugaku no está sorprendido.
—¿Hay otra cosa? —Pregunta Mikoto en calma.
—Sasuke está desaparecido personas lo vieron con Naruto. —Gin explica—. Y shinobis de Kiri y Kumo han sido encontrados y exterminados por Raíz...
—Itachi se encargó de ello —asegura Fugaku—. ¿Una última noticia?
—Izumi, está en uno de las murallas —Gin menciona con temor— creemos que dese acabar con su vida, señor.
Para Fugaku, es solo un indicio más de que todo ha sido un caos desde que tomo el cargo. Lo que desconoce es que aquellos no es solo más que el eco del tiempo golpeando cada punto de su mundo, todo a la vez, todo al mismo tiempo.
El eco ha llegado y no pretende soltarlos hasta que acabe con todo.
El nudo en el flujo del tiempo se ha roto y ahora solo queda esperar al desenlace final.
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Quedan pocos capítulos.
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Nos leemos.
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