𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈𝐕: Nada es real
𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈𝐕: Nada es real
Despierta repentinamente y su cuerpo como si tuviera vida propia la hace levantarse de golpe. Lleva sus manos temblorosas hacia su rostro al sentir el viento fresco golpear su persona, está tan mojada gracias al sudor que desciende por todo su cuerpo. Tantea su propia piel y siente el agua salina descender en grandes gotas. Asqueada, Ino intenta levantarse de la plancha en la que ha estado acostada no obstante, el dolor en su vientre impide que pueda incorporarse.
—¡¿Ahora qué ?! —chilla frustrada, ya está bastante cansada de desmayarse tener sueños extraños y darse cuenta que está herida. Y sinceramente, es una de las mejores cuestiones, parece que solamente es un canalizador de heridas y de empalmar momentos.
—No deberías esforzarte.
Es la misma mujer con su brillante cabello azul y su mirada inexpresiva, Ino la mira fijamente buscando un atisbo de emoción o algo que la ayude a saber sus intenciones pues su chakra no visualiza lo que intenta hacer, es neutro sin segundas intenciones. Ella se acerca a la plancha y toca la frente de Ino, la temperatura ha bajado considerablemente. Ino puede verla más de cerca y ¡vaya que es bonita! Y mucho más con su estoico rostro, no viste la gran capa negra con nubes rojas, tiene un traje completo ceñido a su cuerpo escultural que esconde detrás de la larga prenda, incluso puede ver las bonitas zapatillas que ella trae. Ino solo está un poco celosa de lo bien que se ve Konan.
No recuerdo haberme hecho estas herida —expresa Ino abrazando su cuerpo, no intentar cubrirlo por la casi desnudez en la que se encuentra en la habitación sino por el frío que siente.
—Eso explica mucho —la mujer habla con un tono taciturno— ya hubieras curado tus heridas.
Ino frunce el ceño bastante ofendida, y aprieta la sabana blanca que cubre su cuerpo. La mujer siente la mirada de la muchacha frente a ella, sigue un poco sorprendida que la persona que Nagato la mandó a buscar sea una chica y más con malos modos de hablar, no le importaría mucho si el Uzumaki no estaba tan interesado con lo que le ha ocultado Madara y con ello la kunoichi.
—Sí, bueno, creo que he sido lastimada solo un poco —ironiza la rubia sin importarle que la mujer frente a ella pudiese matarle, qué más da, a estas alturas poco le interesa.
—No te has cuestionado el porqué —expresa Konan, bastante intrigada, la chica a la que le revisa las heridas no es muy brillante por lo que puede ver, o quiere darle el beneficio de la duda en que realmente no sabe mucho del por qué o cómo llegó ahí, tampoco está muy segura de que la rubia se cuestione lo que está viviendo.
Ino arquea la ceja aun más, ¿quién carajos se cree esa tipa? Está bien, que la haya ayudado o salvado pero no le da el derecho de cuestionarla, mucho menos que ponga en duda sus propias capacidades como ninja médico. Cierra los ojos con fuerza cuando la peliazul toca la herida de su abdomen, apenas rozando la abertura.
—Ten más cuidado —susurra Ino, la herida está fresca y parece las un hoyo en su cuerpo que una cortada.
—La que debería tener cuidado eres tú —Konan sigue revisando, no hay confirmación pero tampoco puede confiar en que la Yamanaka use sus ninjutsu médico, de tan solo verla da algo de pena, no ha comido y duda mucho que tenga las fuerzas suficientes para estar bien en unas horas—, debes tomar un baño, lavaré tus heridas.
No es un consejo, es una petición que logra molestar un poco a Ino y es que la otra no es para nada educada. Konan camina con los pies descalzos y toma unas toallas de una repisa en aquella habitación de piedra, da un vistazo a la chica para que camine detrás de ella.
Ino como puede se levanta a propio pie, el frío del piso refresca sus pies y comienza a caminar como puede con la sábana blanca que apenas y la cubre. Tropieza algunas veces sin caer, y es llevada a través de largos pasillos igualmente de piedra, son oscuros y apenas son ligeramente iluminados por escasas velas, el lugar es tan frío y triste que da un poco de tristeza transitar por ellos. Cuando entra a la habitación que Konan abre se encuentra con una pequeña regadera en un cuarto completamente solitario, hecho del mismo material, sugiere que están debajo de algún edificio o algo por el estilo gracias a la falta de ventanas o entradas de aire; observa minuciosa que solo está la regadera, una plancha que funge como tocador y un pequeña coladera. Ino no esperaba un hotel cinco estrellas pero sí algo más decente, es decir, es Akatsuki,
—Pasa —ordena Konan, Ino asiente sin muchas ganas, la mujer abre la regadera dejando salir bastante agua de la que se le ha privado en varios días a la rubia. ¡Bendito sea Kami! Y es que estar en el bosque tres días sin bañarse puede ser un pecado aun para un shinobi excepcional.
Ino abre los ojos y desvía la mirada cuando la única mujer de la organización comienza desnudarse, deja caer su traje negro y coloca una pequeña toalla que apenas y la cubre.
—Desnúdate —dice ella.
Ino obedece más a fuerza que de ganas, y tira la sabana blanca en el piso, da unos cuantos pasos en los que se encuentra frente a Konan. La expresión de la Akatsuki es seria y no se inmuta cuando ve la desnudez de la otra, mueve a Ino para que el agua caiga en el cuerpo de la joven, toma el brazo de la chica y comienza a tallar con un pequeño sacate hecho con tela, el ardor comienza y es que para poder limpiar perfectamente la herida que había hecho Konan es necesario limpiar bien.
La Akatsuki había hecho unos cortes en la piel de Ino, dejando drenar la sangre que se había acumulado, durante horas había salido sangre que incluso pensó que moriría desangrada la muchacha y sin embargo, no ocurrió, la temperatura disminuyó y el aspecto de la bonita muchacha mejoró.
Ino observa como la sangre corre por su brazo combinando con el agua ligeramente tibia a la que está sometida, el líquido se encarga de eliminar todo residuo de suciedad y de sudor que ha tenido por varios días. El pedazo de tela se encarga de limpiar la herida y el ardor comienza a desaparecer, voltea unos momentos para encontrarse con Konan limpiando por completo el área.
—Esto puede doler —comenta la mujer tan expresiva como siempre, tantea un poco la abertura del abdomen de Ino y comienza a limpiar la zona.
El dolor y el ardor que no tuvo en su brazo es completamente opacado por el de su vientre, es insoportable, los oídos comienzan a zumbar a la par que sus ojos comienzan a ver luces de colores, el dolor es tal que, siente que puede gritar en cualquier momento o desmayarse por enésima vez en su estadía en ese tiempo. La situación la alberga varios segundos que son tan eternos por su naturaleza, parpadea en reiteradas ocasiones, su sonrojo incrementa en su rostro gracias a que Konan limpia el líquido entre sus piernas tintado de color rojizo.
Asustada intenta alejarse.
—Está bien, es normal —dice Konan, sus cabellos están húmedos y el maquillaje que tiene está corrido— solía pasarme a causa del dolor, la diferencia es que nadie lo notaba.
Ino observa la expresión de la Akatsuki plana y sin embargo, por un momento que es una fracción de segundo hay vacilación y melancolía en aquellos obres color avellana. Y no pueden culparla, después de la muerte de Yahiko no había más problema que pelear con otros y en batalla al salir completamente herida y adolorida, solía orinarse y en su defecto adelantar su regla por semanas.
—Gr-gracias, —responde Ino avergonzada, Konan apenas y la mira para seguir limpiando la sangre que aún escurre por sus extremidades inferiores.
—Enjuaga tu cuerpo, —Ino mira a la Akatsuki de frente y asiente mientras, su cuerpo comenzaba a relajarse conjugado a su heridas limpias y casi recuperadas—, por ahí hay unas toallas.
Ino cubre su cuerpo con sus manos y camina de saltitos hasta encontrar la toalla. Cubre su cuerpo y con la confianza del mundo toma otra para secar su cuerpo, mira de soslayo la fémina que la ha ayudado y ha tomado su lugar en la regadera dónde se ha comenzado a bañar.
Ino se sienta en la pequeña plancha de piedra, pensando una y otra vez de dónde provienen sus heridas, recuerda, indaga y no recuerda, a menos que, hayan sido creadas en un sueño como solían ser sus encuentros con Madara. Sin embargo, si lo piensa con firmeza, también fue lastimada en el proceso. ¡Su herida en el brazo es la misma que había hecho Kakuzu intentando atacarla! Pero eso no puede pasar porque fueron sueños, solo eso.
—¿Cómo es que me encontraste? —Susurra Ino, Konan ha terminado de bañarse y camina hacia ella y toma una toalla entre sus brazos para colocarla sobre su cuerpo, Ino evita mirarla no por la vergüenza sino por la posible respuesta, que Konan esté con Madara.
—Sígueme —responde la fémina, camina hacia la puerta con la toalla apenas cubriéndole, Ino parpadea un poco por la forma tan sutil de ignorar el tema sin embargo, la rubia con rapidez se levanta y la sigue.
Konan vuelve a caminar entre los pasillos e Ino la sigue como puede, la fémina se ve tan jodidamente relajada que llega a impactar con fiereza, a ella no le importa nada, la fuerza con la que pisa a pesar de lo frío que puede sentirse debajo de sus pies. Ino camina en silencio, no temerosa o incómoda sino pensando profundamente la naturaleza de la actitud de Konan, vuelve a cuestionarse que sucede realmente, se supone que Konan es de Akatsuki y ellos hasta donde la historia había llegado, son los malos. ¿Por qué sí es mala lo único que ha hecho es ayudarla? La misma sensación que ha sentido con Itachi, la vuelve a tener, en la que todo lo que ha conocido es una mentira y no es la persona mala que ha pintado la historia o que todos han creído.
- I tachi —piensa con pesar, espera que no la odie por buscar ido sin avisar. Aunque sabe que eso no es verdad, Itachi no puede odiar a alguien.
—Adelante —Ino pasa a la que supone es la habitación de Konan o eso cree pues el lugar es tan oscuro como cielo en plena madrugada.
Da unos cuantos pasos, no los suficientes hasta que frena un poco al sentir un chakra extraño, no puede decir que sea exactamente malo sino que tiene una sensación extraña recorrerle el cuerpo, los bellos se le erizan y sus manos comienzan un temblar. Una vez lo suficientemente dentro puede observar mejor a la persona: cabello naranja, perforaciones con un extraño metal que circula chakra, la original bata de Akatsuki y unos peculiares ojos morados.
El hombre la mira sin expresión en su rostro, de hecho, duda mucho que tenga alma, sus orbes no tienen si quiera brillo que confirme que hay vida en ellos.
La respiración de la pobre chica se vuelve acelerada, Konan tampoco se mueve y queda a cargo de la puerta.
—Pero como eres estúpida, Ino. Era una puta trampa —piensa la muchacha al ver como el hombre toma una posición en su lugar tan elegante y estoica. Aunque dentro de aquello, no hay indicios de que quiera arrastrarla y matarla, en general parece que no tiene intenciones de hacer algo—. ¡Genial! Si que eres brillante, Ino.
A Konan parece no importarle el terror en el rostro de bonita chica, de cierta forma, le causa gracia, en realidad no sabe absolutamente nada de donde está metida.
—Tú debes ser Ino Yamanaka —la voz gutural impactada en sus oídos gracias al eco de la habitación.
—¿Y quién eres tú? —Pregunta Ino, toda intención de verso comprometida a ser amable es ligeramente arrebatada, y es que la Yamanaka tiene un extraño poder sobre ser insolente a la hora de encontrarse con un enemigo, mal criada.
—Eso no es importante ahora —el hombre se para de su asiento y comienza a caminar hacia la rubia, es tan alto y se esconde detrás del cuello alto de la larga bata. Ino no entiende si hacer eso es parte de miembros de la organización, al igual que pintarse las uñas y verso tan bien, puede ser un requisito uno del que no niega funciona.
—¿Cómo me encontraron? —Claro que cuando estaba decidido alejar a Ino de la aldea no era precisamente para que ella se encontrara con Akatsuki.
—Como tú encontraste a Konan —Ino mira de soslayo a la fémina, está cruzada de brazos y la observamente fijamente esperando algo ¿qué? no tiene ni idea.
Las cejas de Ino logran curvarse no estando totalmente de acuerdo con la respuesta, si quieren jugar al adivina quién podría decirlo desde un inicio. Está ahí en busca de respuestas y lo único que obtiene es confundirse más, bendito sea los interrogatorios de la Hoja, dada la naturaleza de la situación no puede hacer un trabajo de espionaje y mucho menos un interrogatorio, tal vez debió estudiar un poco más el terreno y posibilidades.
—No es una respuesta —murmura la joven entre dientes, intenta mantenerse inexpresiva y sin que su juicio se nuble.
Pain la mira con intensidad, es extraño, when pensaron que era una persona de otro tiempo o no pensaban que fuera una jovencita, mucho menos una bastante extraña. Se llevaron una sorpresa cuando Konan investigó sobre ella, no había registros o al menos una imagen real de la chica, pues el nombre de Ino Yamanaka daba a una pequeña de escasos ocho años. Claro que cuando Konan la encontró no era una niña, ni siquiera estaban seguros de que era ella.
—No sabes cómo llegaste aquí.
Ino parpadea relajando su expresión, intenta replicar pero el tipo tienen un poco de razón. Solo recuerda que despertó cerca del río Nakano.
—Eso no explica como me encontraron.
—Siguiendo los sueños —responde Konan y se acerca a la rubia, fueron las palabras exactas de Nagato para encontrarla.
En un inicio Konan no entendió a que se refería y tras tres días de viaje cambiando con una cansancio casi hartante, comprendió. Solía tener un sueño en concreto su propia muerte a manos de Madara, hablando de un tal Naruto a quien le confiaba la paz del mundo shinobi, al verlo le hizo recordar al difunto Yahiko, con ideales y esperanza en aquellos ojos azules. El legado de Naruto Uzumaki y sin embargo, aquellos sueños fueron desplazados por la búsqueda de Hidan acompañada de un Uchiha y Kakuzu, de quien no había sabido en mucho tiempo, y tras recuerdos que no tenía la encontró en un bosque cerca a Konoha.
—¡¿Tú también los has tenido?! —Chilla la rubia, con la felicidad que no había sentido en mucho tiempo. Konan la mira perpleja pues, Ino toma sus manos y la observa con sus ojos tan azules. ¡Es tan relajante saber que no es la única! - ¡Significa que saben que pasa! ¡Sabía que no era la única! ¡Entonces Itachi supo como hacerlo y ustedes también! ¡JOJOJO! ¡Podré regresar! ¡JOJOJO!
Ambos Akatsuki intercambian una mirada, en definitiva no pueden creer que la persona que Madara ha traído es una chica tan gritona e indiscreta como la que está con las manos juntas agradeciendo a Kami, con un brillo en sus ojos y parece una pequeña niña a la que le han dado su dulce favorito.
—¡Menos mal! —La gritona muchacha expresa y se quita de su cara el mechón de cabello húmedo—. ¡Sabía que ustedes pudieron ayudarme! Aunque, ustedes si que saben crear problemas.
¡Eso significa que Itachi está vivo y por eso pudo viajar hasta ese momento! Su plan ha funcionado, la masacre no se ha hecho por lo que su misión ha acabado. ¿Entonces por qué no se ha ido? Shisui (que es un genio) había dicho que hasta que terminara lo que sea que tenía que terminar podría irse. Bueno, no hay tanto problema como lo pensaría, ¡Itachi está vivo! y es lo único que importa.
Konan mira con pena a la muchacha notando que en realidad no sabe mucho o no tiene absolutamente una idea de lo que sucede. No ha notado que nada es real, que todo lo que cree que ha hecho es una vil mentira que se ha querido contar.
Cuando Obito decidió dar un paso atrás y tomar su nuevo papel en la historia, nunca pensó que sería tan complicado, escoger a una persona (antes) para cambiar la historia había sido de las decisiones más difíciles, Necesito de una persona que influyera en las personas como también buscar el momento preciso para cambiar las cosas. La principal fue Mito Uzumaki, la esposa de Hashirama, la manipulación en un genjutsu para acabar con la vida de su esposo sin embargo, para su mala suerte Tobirama se dio cuenta arruinando sus planes. Fue frustrante y hasta cierto punto un caos pero no volvería a tomar esa decisión.
Entonces pensó, cualquier cosa que hubo hecho directamente en el pasado cambiaría la naturaleza del verdadero Madara al usar el Izanagi contra Hashirama, debe respetar la historia y que el Uchiha se convirtiera en el que deseaba ser para poder regresar y avisar a Obito su próxima tarea. Finalmente creyó encontrar el punto clave, elegir una mujer ajena a la situación pero con un vínculo bastante fuerte para tener una razón. No era un pensamiento precisamente machista, aunque la esencia de la historia radicaba en que las mujeres solían y suelen pasar desapercibidas por personas como los Kages o en su defecto altos rangos como Danzõ, ese fue un parte aguas para que pudiese llevar acabo su plan aunque conforme pasaban los días necesarios escoger a alguien, audaz e inteligente que pudiese manipular a la perfección y tuviese ese vínculo.
¡Pudo encontrarlas! Irónicamente las pudo encontrar en el mismo futuro que tantos dolores de cabeza le causaron, a los que llamaban los once de Konoha, había sido tan divertido la forma en la que se había pasado.
En primer lugar tenía a Sakura, aquella muchacha que haría cualquier cosa por Sasuke, la que podría incluso matarlo sin preguntar aunque su misma falta de conocimiento interior la perjudicara pero, no podía pedir demasiado de ella, es visceral y un poco irresponsable con sus emociones , el juicio en cualquier momento podría negarle la salida a Madara y Obito como lo demostró una vez que intentó matar a Itachi revelando sus planos de ambos Uchiha. Patético. O cuando decidieron enviarla (uno de sus peores planes) a un pasado aun más joven, en la creación de Konoha, Sakura no comprendió mucho y nuevamente su juicio se nubló por Madara (al parecer Sakura no entendió que una reencarnación no era lo mismo que Sasuke) e intentó detener a ambos hombres. Nada resultaba bien con Sakura.
Entonces, pensó en Hinata Hyuga, la próxima esposa del Séptimo Hokage, una chica benevolente, empática, de una rama descendiente de Kaguya, fuerte, había sido la opción correcta incluso Madara se había sorprendido con la elección era de esperarse eran algo así como familia lejana, más o menos, el vínculo interesante era que haría cualquier cosa por salvar a su amado, estupideces. No obstante, sus sentimientos de empatía y su naturaleza exigente de bienestar, fue todo un desastre, Hinata tenía tan poca seguridad que se encariñó con Obito ¡porque para la mala racha de los Uchiha, Hinata es un ser bueno, tal vez un poco similar a Rin! El peor error que cometieron, con un Obito joven justo alcances a Itachi y aceptar el trabajo de aniquilar a los Uchiha con la finalidad de adiestrarlo y evitar la masacre, no funcionó o al menos no del todo,
¡Fueron tiempos perdidos! Literalmente. Y la última pero no menos importante, Ino Yamanaka. Fue más complicado de lo que pensó, bastante si le preguntan, necesitaban de una persona que quisiera a Sasuke pero con un toque más objetivo, que no sintiera amor, únicamente algo de nostalgia que fungiera como ese sentimiento que tanto lo asquea, encontrar el momento preciso para detonar algo de culpa y emoción, cuando Sasuke se unió a Akatsuki y fue considerado un criminal. Fue el mejor momento, claro con algo de intervención de Izanami y todo fluyó, unas cosas aquí y unos cambios allá pudieron hacerlo a la perfección ¡hasta el premio mayor ganó! Ino gracias a su sensibilidad mental y emocional logró engancharse no con Sasuke como deseaban sino con una parte aguas al que Obito evitaba, Itachi; y al contrario de lo que pensó ayudó mucho sin saberlo.
Esa rubia logra sacarle canas verdes pero tiene que agradecerle mucho, sin ella nada ha salido utilizando su belleza (herramienta de la que ignora utilizó) y aquellas técnicas dignas de Inoichi.
—La niña ha buscado a Nagato —Madara está molesto y eso es decir poco, mantiene su semblante frío—, dijiste que te desearías de ellos.
—Lo hice, todos están muertos.
—¡¿Por qué sigue vivo Nagato?!
El hombre anciano golpea su propia silla de piedra, eso no es parte del plan, Obito parece no entender quien está a cargo, no importa que tiempo sea siempre comete errores, siempre. Nadie lo culpa, solía ser igual de idiota.
—Podemos utilizar el Rinnegan —responde Obito con los brazos cruzados—, hasta el momento nadie puede tenerlo, yo no existo, usted tampoco y Sasuke es demasiado joven.
Madara sonríe, aquella maliciosa sonrisa que provocó tantos problemas en el futuro, aquella que ahora sabe lo que el destino le depara, malditos Zetsu.
—Sasuke —saborea con fuerza— que bueno que vivo lo suficiente para que sea mi súbdito.
—Es más que seguro que así será, aunque tiene a su clan, Sasuke carga con Indra y Naruto con Ashura, además de Itachi es una constante en su vida.
—¡Lo es! Los Uchiha no podemos seguir viviendo acosta de los Senju o los Uzumaki, se nos han arrebatado tantas cosas —el viejo recuerda la muerte de Izuna, de sus camaradas—, necesitaremos a Nagato y con él podremos llegar más rápido a nuestro objetivo.
—¿Qué hago con la Yamanaka?
No podemos matarla, necesitamos que siga viviendo lo suficiente para seguir existiendo o en su defecto que todo lo que hemos trabajado se arruine.
No parece soportar, si me permite buscar la solución y encontrarla —Obito confía en que la chica encuentra una razón para que esté ahí, Sasuke ya no es la razón e Itachi parece ser la opción correcta.
—Todos le temen a la muerte y henos aquí somos, una clara señal de eso. Ella es débil, superficial, puede tener la dichosa voluntad de fuego pero no ha perdido a alguien y eso la hace dudar. Ino Yamanka no encontrará una solución, porque le teme y aunque busque a Akatsuki ellos no se la darán, porque sabrían todo y buscarían arruinarnos; y de alguna poética forma somos su salvación.
Obio lo sabe, si de alguna extraña coincidencia Nagato encontrará la forma de regresar a Ino, ella no lo aceptaría a menos que, buscara una forma de entender lo que han hecho, pero eso requiereía de algo más complejo que solo un ninjutsu transferencia de mente o algo de interrogación.
Ino Yamanaka necesita buscar, y tal búsqueda no existe porque no sabe si quiere que quiere encontrar, es por eso que es tan divertido jugar al gato y al ratón.
La kunoichi borra su sonrisa de una forma tan rápida que hasta los músculos de su cara se tensan. No es para menos, Konan sigue teniendo esa mirada llena de pena y el otro tampoco tiene lenguaje corporal que indique emoción alguna.
—¿Por qué pienso que hay un problema? Ustedes me encontraron a través de un sueño, y y-yo regresé...
La voz de Ino se rompe porque aquella vivencia había sido tan real, había sentido el cabello de Chõji picarle el rostro y el ligero aroma de Shikamaru combinado con sudor y tierra al abrazarlos, los sueños no suelen ser realistas no a ese grado; si eso es real puede regresar.
El silencio enloquece a la Yamanaka, nunca ha sido fan de los silencios y mucho menos de temas tan serios.
—Si tienen algo que decir, díganlo.
No fuimos nosotros quienes te encontramos, tú nos encontraste —responde Konan, mantiene los brazos cruzados, no miente o eso demuestra su lenguaje corporal, su mirada es firme y aunque extrañamente le parezca que ella es de Akatsuki, Ino confía en sus palabras no porque se haya desnudado frente a ella sino porque eso demostró que no es una persona que oculte cosas tan significativas.
Abre los ojos a la par, eso no es cierto, ni siquiera los conocía.
—Cuando te encontré...
—¿Cómo sabías dónde estaba? —Cuestiona la mujer no pretende sonar autoritaria pero le desespera la inexperiencia de Ino, su extraña ingenuidad.
Y es que comprende un poco, no tanto, Ino sabe trabajar a la perfección con su equipo, no quiere decir que sea mala en misiones individuales (porque no lo es) simplemente nunca había estado en una misión de tal índole, sobre todo recalcando que ella nunca ha sido la de los planes como alguna vez le dijo Shisui, no los tiene, porque ella no se especializa en eso y confiaba en sus compañeros, tal vez por eso depende bastante de ellos.
—Lo soñé —afirma— estabas a unos kilómetros de donde yo estaba, me esperabas, querías que fuera contigo.
—¿Y después?
Aunque el rostro del cuerpo de Yahiko no muestre el interés, claro que lo tiene, mira detenidamente a la chica. Ino apretuja con sus manos la diminuta toalla que le cubre.
—Pensé que sabrías algo de Madara y aplique mi Justsu Transferencia de Mente tal vez para saber quien es la persona detrás de la máscara... —la voz de Ino es un susurro apenas audible, las memorias regresan una y otra vez—, y regresé, no al momento en el que me fui, más bien fue a uno de hace unos meses... fue tan real que cuando desperté pensé que había regresado.
—Tú no regresaste, fue tu mente quien lo hizo.
Ino vira sus ojos azules hacia Pain, el hombre no se ha movido ni un centímetro y al contrario de lo que puede parecer, parece entenderla.
—Mi mente, chakra, alma viajan en el jutsu tiene que ser canalizado de forma correcta para que tenga efecto inmediato —defiende la Yamanaka, aprieta sus puños hasta sentir como la sus uñas se clavan en la palma de su mano— no pudo haberse ido, mucho menos de un tiempo a otro.
—¿Has utilizado anteriormente tu técnica? —Pregunta Konan.
—No, no lo he hecho.
Y es verdad, no ha utilizado la técnica que mejor maneja junto a otras tantas en contra de Madara o quien sea, tampoco contra Itachi a quien lo hizo hecho en un principio al tener aunque sea un poco de su confianza.
—No sentí la necesidad —responde como si Konan le preguntase— creí que todo estaba bien, Itachi no tenía ese chakra nauseabundo, mucho menos Shisui o Izumi, Madara no es el tipo de persona que se aplique un jutsu a menos que ataque y él en ningún momento lo ha intentado no pretende lastimarme, es la persuasión en caso de requerir información con alguien como él sino ha un equipo de contingencia. Realmente no había una intención con la que usara.
Decir que se siente juzgada es poco, la hija de Inoichi Yamanaka, fuera heredera del clan Yamanaka, integrante de la segunda generación del trío Ino-Shika-Cho es todo un fiasco, táctica de espionaje, conocer al enemigo o sus terrenos, actuar con un plan básico de posible ataque y sobre todo nunca confiar en alguien. Pero parecía que todo lo hacía al revés, no era su culpa confiar en todos y dejarse llevar fuera de un contexto donde lo que te han contado ha sido una mentira y ha dado el beneficio de la duda.
—Desconoces la naturaleza ideológica del plan de Madara. —La voz de Konan suena seria y con cierto desagrado, tal y como lo pensaron la chica no sabe nada, es una pérdida de tiempo.
—Realmente no sé nada —cae en cuenta la joven, se ha enterado que está justo como llegó, totalmente a ciegas—, Madara sólo quería utilizarme.
Konan mira con pena a Ino, ella está más dolida de lo que aparenta.
Madara la ha utilizado, eso lo tiene muy en claro y aunque en un inició pareció no afectarle ahora sí que lo hace. Nunca logró sacar información al Uchiha, tampoco el objetivo inicial o una pequeña muestra de sus planes; había sido torpe y descuidada al no hacerlo, estaba más concentrada en hacer reaccionar a Itachi que al pendiente de la época o de los verdaderos pensamientos de Madara, se había confiado de una forma casi espeluznante de Shisui e Itachi incluso un poco de Izumi. Fracasó como nunca antes, fracasó en una misión con la que no podía lidiar, fracasó como kunoichi y sobre todo falló nuevamente a causa de algo tan superficial como salvar a Sasuke de ese podrido mundo shinobi.
Ino intenta disimular el llanto que ha estado resguardado por tanto tiempo, su tristeza agobiada por Sasuke. No solo es el Uchiha el creador de sus lamentaciones sino de no ser lo suficientemente buena para comprender que eso no está en sus manos, ella no está hecha para una misión de esa magnitud.
—Madara te ha traído con un objetivo, pensamos erróneamente que lo sabrías.
Konan voltea su rostro para no encarar a la rubia, tal vez Nagato está equivocado al llevar a una adolescente que no tiene ni puta idea de que es lo que trama.
—¡Quería que detuviera la masacre Uchiha! —los gritos de Ino pueden escucharse en la pequeña fortaleza debajo de tierra en la que se encuentra.
—¿Masacre Uchiha?
—¡Es lo que dije! —chilla frustrada la rubia hacia la mujer que intenta buscar una respuesta en las paredes de la habitación—, él quería que la detuviera, que Itachi no los matara y se uniera a Akatsuki pero no tiene sentido si los Uchiha viven cualquiera que fuese un genio como Itachi, Shisui incluso el mismo Sasuke podría detener a Madara, cualquiera de ellos podrían hacer frente a cualquier organización criminal, ¿por qué hacerlos vivir si pudiesen detenerlo? —Ino abre sus ojos a la par— ¡ajá! ¡los quería utilizar!
—Y minimizar las fuerzas de Akatsuki —añade Konan— ¿qué tendría que ver Akatsuki?
—¿Minimizar fuerzas?
—La fuerza territorial de la organización es compleja, contábamos con pocos miembros a lo largo de todo el mundo shinobi incluyendo a un legendario Sannin, —Ino asiente recordando a Orochimaru en aquella búsqueda después de la traición de Suna— pero un día llegó Madara y dijo que no era necesario el que comenzáramos a reclutar miembros, el tiempo sobraba los jinchuriki son jóvenes, podemos esperar —recuerda Konan citando exactamente las palabras del Uchiha—, supongo que la razón original es porque no nos necesita.
Konan intercambia una mirada con el cuerpo de Yahiko, ambos comprenden que solo han sido un señuelo para algo más grande que no pensaron, Konan de alguna extraña forma se siente defraudada por todos los años que invirtieron en poder crear un mundo y dar la vida de seres amados para solamente ser desechados como basura.
—Madara no solo jugaba conmigo sino también con Akatsuki —susurra Ino.
Eso tiene sentido, ¿con qué objetivo? Inicialmente quieren cazar a las bestias con cola, teniendo a los Uchiha no necesitaría a hombres criminales porque de alguna forma lo haría dentro de la ley, dentro de las cinco grandes naciones shinobi.
¡¿Cómo es que no lo notó antes?! El muy bastardo quería hacer vivir a los Uchiha, quiere usarlos, el poder de su dojutsu es el más fuerte de todo el país del fuego, los pasos de Akatsuki se han traspolado a Konoha con el clan Uchiha y ella ayudó a hacerlo posible, de la forma más patética y estúpida que podía hacerlo, rogando a Itachi que se detuviese.
Ino inquieta se sobresalta en su lugar, es su maldita culpa.
—Madara nunca quiso seguir el plan de Akatsuki.
Ambos desertores miran de soslayo a la rubia , sus palabras son decisivas sin embargo, ellos tienen un arma a su favor o al menos algo que Obito quiere y ellos desconocen, el Rinnegan.
—Nada es real —dictamina Nagato.
—¿Real? —pregunta la chica con curiosidad, al menos ha destapado una parte de la historia.
—Nada de lo que estamos viviendo es real, ni el plan de Madara, ni el clan Uchiha, ni tus sueños, ni recuerdos, nada.
—Estoy un poco fastidiada de que no hablen como personas normales —piensa Ino y cruza sus brazos.
—Te sugiero que regreses por donde viniste —expresa el hombre de cabellos naranjas.
—¡Nagato! —grita Konan ante el tono demandante del hombre y la interrogante que generó.
—Esa niña no sabe nada, nos ha ayudado con respecto a Madara, era nuestra única respuesta y ha sido una pérdida de tiempo, aunque no literalmente.
Ino está ofendida, intenta alcanzar con sus pies descalzos al Akatsuki sin embargo, la mano fría de Konan sostiene su brazo. La chica mira a la mujer, hay unos cuantos centímetros de diferencia pero no los suficientes para sentirse intimidada.
—Debes irte —dice la mujer firmemente, no hay atisbo de emociones— tu ropa estará limpia o podrás usar otra, los Uchiha pueden buscarte.
Ino siente el coraje correr por sus venas casi asfixiante, odia no poder reclamar y tragarse su orgullo para mantenerse con vida, era mucho más sencillo estar en casa vendiendo flores a los aldeanos. La vena en su cabeza explica el enojo que quiere explotar.
—Bien —responde Ino y camina a pasos grandes tomando la toalla ya bastante húmeda para que no caiga y esté desnuda en la oscuridad.
—Nagato puede hablar de algo sin embargo, tengo una propuesta que te conviene tener —la voz de Konan se oye por todo el pasillo en el que se encuentran— sé que Nagato entenderá y dudo que tengas otra opción.
—¿De qué hablas? Creí que fui una pérdida de tiempo —Ino cruza sus brazos debajo de su pecho y mira con altanería a la mujer quien no se inmuta y tampoco le molesta la irreverencia de la rubia.
—No tienes opción a menos que quieras salir de aquí.
—Eso sería imposible, si regreso al futuro será una auténtica mierda y un caos.
Claro que sí, Ino piensa que al regresar al futuro será posible ver a un Itachi vivo, ¿a costa de qué?
—Eres demasiado ingenua, Ino Yamanaka.
—¡¿Quién te crees?! —Ino señala con su dedo ya cabrada a la bonita mujer.
—Regresa a Konoha y trae información de Madara, te ayudaré a terminar con esto.
—¿Por qué quieres información de Madara?
—Niña celosa, todos queremos evadir el futuro no eres la única —Konan se acerca a pasos lentos hasta quedar frente al rostro de la Yamanaka y susurra:— además, puedes salvar a Itachi.
Ino frunce el entrecejo y busca la mentira en los ojos de la otra. Por un segundo se encuentra en los mismo orbes color ámbar, ella no miente y es posible perderse en e dolor que ha sufrido la fémina indiscutiblemente, ha sufrido mucho más de lo que ella ha hecho, no solo la visto desnuda en piel sino que por unos segundos puede ver el interior de Konan, y extrañamente confía en ella.
Espero les haya gustado, tanto como a mí el escribirlo♡.
Gracias por leer.♡
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