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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐗: Confianza

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐗: Confianza

La mirada de Shisui la mira fijamente sin parpadear o alguna expresión en su rostro. Los orbes del Uchiha buscan algún indicio de mentira o en algo que pueda contradecir su propia versión de los hechos. Pero, claramente Shisui es demasiado ingenuo incluso para ella misma, lo que ignora completamente es que ella está especializada en interrogatorio y cualquier indicio que el mismo muchacho intente, ella lo sabrá. Su lenguaje corporal le expresa un poco de empatía y que de hecho, él no tiene intenciones de hacerla enojar o en el peor de los casos que se ofenda y quiera salir de ahí. Lo cierto es, no puede evitar mirar el rostro del Uchiha, está cabreado y su mandíbula se sostiene tensa, marcando sus facciones.

Ino en realidad no le importa el estoicismo de Shisui. Su mente se mantiene un poco dispersa y en alerta por lo que el enmascarado había dicho, Sakura y Hinata Ha sido parte de eso aunque, él no hubiera dicho era obvio que esa es una conclusión bastante acertada pero, ella era la única que había cumplido con sus propias expectativas, poca información pero lo bastante eficiente para poder entender un poco de lo que hacía. ¿Las había mandado al pasado? De ser el caso todos hubiesen sabido, la justa desaparición de Hinata había llamado más la atención de cualquier otra persona y Sakura no era la excepción, Naruto hubiera sido el primer interesado en velar por la seguridad de ella.

Aunque, Sakura está muerta. Ella le habría dicho algo referente a eso.

Hay más preguntas que respuestas. Y sólo un Yamanaka podría hacer algo al respecto.

—Ino —el tono de Shisui lejos de ser conciliador es un reproche.

Cuando las cosas se encuentran calmado e Ino a penas y había podido recobrar un poco su propio natural de piel, Shisui supo a ciencia cierta que era momento de cuestionarla. Alguien había entrado a su habitación y había acorralado a Ino, dejando terribles marcas rojizas y moradas luego, esa mordida fresca y que demostraba la sed de la persona que lo había hecho pues, es grotesca y lejos de ser un simple arrebato de lujuria parece más una marca de propiedad.

—¿Quién te hizo eso? —Shisui se permite funcionar un poco el ceño.

—Ya te dije que no sé —repite por quinta o sexta vez.

—Bien. ¿Me dirás qué sucedió?

Él se acerca un par de pasos pero, no los suficientes para estar frente a ella.

—Ya te dije que me levanté por un poco de agua y no recuerdo nada —no miente, al menos no del todo, no recuerda con exactitud cómo había llegado al baño. Sólo tiene registrado su encuentro con el enmascarado y después a Shisui sosteniendo su cuerpo.

—¿Quién estaba contigo?

—Nadie —dice ella frustrada.

Esa noche no ha dormido. Está cansada y el simple hecho de estar hecha un asco llena de sangre y moretones aquí y allá, además de ser cuestionada por Shisui Uchiha en el pasado, no es muy agradable. Ella lo mira tapando su rostro con su mechón de cabello platinado y le dirige una mirada desaprobatoria, a él no le importa por lo que puede ver y francamente está demasiado adolorida para responder sin tener un mal carácter.

—Entonces ¿por qué te encuentro con un kunai en tu cuello justo cuando entré?

Ino siente sus mejillas acaloradas y puede imaginar la escena un tanto perturbadora.

—Estaba soñando —responde desviando su mirada del Uchiha, él le cree por la expresión de su rostro, está más relajado.

Y sí estaba soñando. Un sueño bastante vívido y diferente a los que había tenido. Los otros eran sueños del pasado con Itachi y Sasuke, podía interferir o cuestionar las acciones. Pero, el más reciente era diferente, ella sintió las emociones y tenía la perspectiva de Sasuke, era terriblemente doloroso ver a Itachi tocas su frente por última vez y caer muerto frente a sus pies. Tan sólo el recordarlo la había hecho sentir un nudo en su garganta.

—No explica eso —Shisui rompe esa barrera que Ino había sentido, una barrera que él había colocado en caso de una pregunta o respuesta indebida. Toma su cabello que cae a un lado y lo echa para atrás en seguida, señala la mordida en su cuello roja. Ino la toca inconscientemente e intenta cubrirla de los ojos ajenos.

Shisui lejos de alejarse por la incomodidad que siente, se arrodilla hasta quedar a su altura y enfrentarla. Ella se remueve un poco sentada en esa vieja cama. Él la estudio cuidadosamente y pretende encontrar un indicio de quién es la responsable de tan horribles marcas, no precisamente porque desee conocer a la persona sino por el poder o audacia que tiene, él no sintió su presencia o intuyó algo diferente mientras Ino estaba en el baño. Sin duda alguien, con intenciones oscuras y un poder inimaginable.

—No lo sé.

Ino murmura, repasando una y otra vez la conversación con el enmascarado.

—Necesito que confíes en mí —susurra Shisui con toda la calma del mundo.

Ino encarna la ceja y resopla su cabello. Se siente indignada, ¿cómo es que Shisui puede irritarla y además darle paz en un segundo? Se cruza de brazos con una mirada altiva.

—¡¿Crees que no confío en ti?!

El Uchiha abre sus ojos en par y en un brusco movimiento se hace hacia atrás. Olvida lo temperamental que puede ser Ino.

—Y-yo n-no dije es-so.

Shisui se intenta tomar la mano de Ino, esta por su parte da un manotazo.

—¡Claro que sí! —Ino lo señala con el índice, Shisui se sonroja sólo un poco. ¿Cómo esa mujer puede ser tan entrañable y ser tan jodidamente problemática ? De acuerdo, eso sonó como algo que él no diría en absoluto—, ¿dudas de mí?

—N-no —Ino se acerca al rostro de Shisui y puede ver lo desencajado que está él. Sus mejillas rojas y su rostro ligeramente contrariado, Shisui en definitiva, no sabe tratar con una dama.

La Yamanaka sonríe para sus adentros, oh sí, ¿la mejor manera de evadir una pregunta? Es trasladar la culpa hacia otra persona. ¡Por supuesto! No dirá lo inmiscuida que está respecto a el enmascarado, y mucho menos que le ha ordenado salvar al Clan Uchiha. Algo que retiembla en su mente pues, Madara (o enmascarado como lo conoce) ha dicho que ella lo está logrando. ¿De qué forma? No lo sabe. Ese hombre tiene un poder sobre ella.

—Eso pensé —sonríe triunfante ella. Está apunto de darle la espalda al Uchiha cuando este la toma con fuerza del antebrazo—. ¿Ahora qué ...?

—No soy tonto, Ino —el tono de Shisui es amenazador pero, no de forma real sino más bien él reprime alguna actitud ya que, la mira intensamente. Ino borra la sonrisa de su rostro. Esos Uchiha sí son más inteligentes que el promedio.

—¿De qué hablas?

Finge demencia, segunda táctica.

—Alguien entró aquí sin que tú o yo, pudiéramos notarlo —Shisui sigue sosteniendo sus antebrazo, y sus orbes estudian su expresión, eso es cierto, nunca ha notado cuando el enmascarado entra—. Algo improbable porqué eres un sensor ninja, podrías reconocer su chakra en kilómetros.

—¿Qué estás insinuando?

—Lo conoces y lo estás encubriendo.

Ino intenta soltarse del agarre en cambio, Shisui no se inmuta y mira fijamente sus ojos tan azules que siente ahogarse en ellos. Sí, había caído un poco en una de las tácticas de manipulación de la chica, ¿cómo no hacerlo si es preciosa? Pero, su misma actitud confirma que ella al evadir o negar las preguntas. Sonríe un poco, ahora entiende porqué Itachi lo había mandado a él, su mejor amigo es más ortodoxo y no quería invadir su privacidad con un genjutsu.

Ino abre sus ojos, sorprendida.

—¡¿Crees qué estoy con él ?! ¡Eres un jodido idiota, Shisui Uchiha! ¡Tú crees que si pudiera estar aquí! ¡Claro que no! —Ino toma un respiro ante la impotencia que comienza a sentir. Shisui se siente culpable, no es lo que él quería decir en primera—. Si pudiera no estar aquí varada, estaría con mi familia, mis amigos, mi equipo...

—No creo que estés con el —dice finalmente el Uchiha, su expresión se relaja— solamente me intriga la forma en la que niegas su existencia.

Ino lo mira desafiante. Y está apunto de contestar.

—A menos que ...

—¿Que qué?

—No sepas quién es.

Francamente, a Shisui no le sorprende en los más mínimo la historia que ella le cuenta. El relato es corto y sólo cuenta un poco de lo que a ella le conviene que él sepa, es decir, no se mencionó acerca de la pequeña misión que incluso el enmascarado que había asignado o de la presencia del rostro de él; debe mantener cierta información lejos de los Uchiha pues, inmediatamente podrían sospechar un poco de ella, un poco.

Algo extraño, si le preguntan a Ino, lo cierto es que no recuerda mucho antes de sus sueños o en concreto la razón por la que había comenzado a soñar eso.

Camina por las calles oscuras del Distrito Uchiha, se sienten solitarias y oscuras. Probablemente es una broma del destino que desea que Itachi vea como realmente es la imagen del clan. Las luces escasean a unas cuantas habitaciones de los miembros, el viento helado vuelas sus cabellos largos, acompañado de un ligero silbido que no querer descansar, tal vez es como si quisiera susurrarle el regreso o la llegada de algo o alguien.

En silencio, se dirige hacia su habitación escuchando el cruce de la madera debajo de sus pies. Sus pensamientos vuelan y la única razón es la persona que ha estado en su mente los últimos días, Ino Yamanaka. Había comenzado a asustarle la forma casi inevitable en la que no podía dejar de pensar en ella, no de una forma común en la que cualquier persona lo haría por saber algo del futuro sino de la manera más problemática que ha sentido, interesadamente.

—Itachi.

El Uchiha mira a su progenitor, su padre le dirige una mirada severa y cruzas sus brazos cuando ve la inexpresividad de su hijo. No está intimidado como pudo suponer.

—¿Sí?

—Vamos, acompáñame.

Itachi asiente en silencio, está demasiado agotado mentalmente, esos últimos días han sido lo bastante desgastante para poder ignorarlos, si bien el golpe está cerca de llevarse a cabo no obstante, cualquier movimiento erróneo que pueda llevar al golpe es demasiado arriesgado aún para él. Fugaku junto a su hijo se dirigen lentamente hacia el Santuario Nakano, sus pasos resuenan por todo el Distrito e Itachi puede mirar de lejos la belleza de la Aldea, es tan brillante a pesar de un tumulto de árboles y la oscuridad eterna que no parece querer terminar. Cuando finalmente llegan a la sala principal, Fugaku hace una señal para que su hijo tome asiento frente a él.

—¿Sabes por qué te traje aquí? —Itachi niega con la cabeza—. Eres mi hijo, un prodigio, perteneces al clan Uchiha y espero que seas honesto.

El menor no se inmuta, hacía unos días Shisui le había dicho que lo estaban espiando sin embargo, el rostro de su padre demuestra todo lo contrario, más bien preocupado.

—Lo tengo claro, ¿qué necesitas?

Itachi mantiene su mirada en Fugaku.

—¿Sabías que Shisui está desaparecido? —pregunta directamente el líder, estudiando las expresión de su propio hijo, intentando descifrar si tiene información en el peor de los casos oculta.

—No —miente descaradamente—, no tenía idea.

—¿Cuándo fue la última vez que lo viste? —Lejos de verse tranquilo, Fugaku está ansioso y quiere saber más.

—Hace como una semana, —menciona Itachi con el tono de voz neutro y su padre mantiene su mirada fija en los posibles movimientos de su hijo buscando un indicio de mentira—. Platicamos un poco antes de que partiera en una misión —Itachi se toma unos segundos antes de preguntar—. ¿Por qué?

Fugaku sonríe con tranquilidad, eso le hace reemplazar sus pensamientos cuales que aquellos umeros de sus s erguidos han susurrado de un lado a otro: Itachi está de lado de Konoha. Si eso fuese cierto, la desaparición de Shisui sería indiferente y carecería de la preocupación innata de Itachi por los demás, en especial por su mejor amigo.

—Aquella misión que dices, creemos que ha sido una farza —Itachi abre un poco sus orbes, concluyendo sus hipótesis, no sólo lo han mandado a seguir a él sino a Shisui de igual manera, eso significa sólo una cosa—. Esa misión no fue dada por nadie, ni por el Hokage o Danzo, creemos que ha huido.

—¿Huir? —cuestiona Itachi y Fugaku no puede pasar desapercibido aquel genuino interés, cree en su hijo.

—Supimos que Shisui estaba advirtiendo información al Hokage sobre nuestro golpe de estado.

Itachi tiene que hacer un súbito esfuerzo para no despertar sospechas, la mirada de Fugaku le sigue cuando sus manos comienzan a sentir un ligero ardor y dolor en sus palmas, seguido de un poco de líquido en ellas, es una forma común de controlar las señales de mentira que Raíz le enseñó, provocarse dolor para regular el flujo sanguíneo y de chakra en caso de un ninfa sensor o un hábil shinobi como lo es el hombre frente a él. Por su parte, Fugaku lo observa minuciosamente, no notando algo extraño en su propio hijo y si lo hiciera, su misma mente lo justificaría de una forma tan torpe y sumisa, sería una decepción que su hijo fuera el doble espía que le han dicho.

—¿Tienen pruebas? —pregunta el menor lo más normal posible.

—Sólo un simple rumor, nada palpable aun sin embargo, su desaparición dio una alerta, y si lo encontramos el clan quiere su cabeza.

—¡Eso no es posible, no tienen pruebas!

Fugaku se sorprende ante la firmeza de las palabras de Itachi, acto que automáticamente lo descarta como el doble espía. No obstante, no puede dejar de ver la parte del piso que el menor ha palmado con rabia.

—¡Itachi! —grita su padre, el tono de voz que ha tenido el mencionado es extremadamente frío y con ira contenida y es que, Itachi en realidad ha perdido la esperanza en su clan y ese acto lo afirma cada vez más.

—Simplemente no pueden hacerlo, ¿y si alguien lo mató? —su mente viaja al recuerdo de Shisui cayendo por el acantilado, su cuerpo comienza a sentir la adrenalina de ese momento.

—No hay cuerpo, y es Shisui de quién estamos hablando.

Itachi se permite abrir los ojos en par ante lo dicho por su progenitor, no es lo que ha dicho sino el tono acusatorio que ha forzado y la mirada inquisidora que le compaña. Siente la rabia viajar por todas sus venas, oh sí, lo está haciendo su propio padre lo dice, más no esta seguro si lo hace involuntariamente.

—¿Por qué no lo dices de una vez?

Fugaku obtiene esa pose, la espalda recta, los hombros hacia atrás y esa mirada arrogante digna del lider de un clan tan presuntuoso como lo es el Uchiha.

—¿Por qué no dices que lo tengas que decir?

—No es sobre eso, Itachi —Fugaku es estoico y cerrado, como todo un líder debe serlo, piensa Itachi—, el clan exige que digas la verdad lo que sea que sepas sobre Shisui. En este momento soy yo pero, si las cosas siguen así no podré hacer mucho acerca de lo que viene.

Itachi está confundido y Fugaku lo percibe con los grandes ojos tan parecidos a los de su esposa, se detiene un poco a ver el rostro de su hijo y verlo desencajado, algo casi imposible.

—¿De qué hablas? —cuestiona Itachi molesto. Y Fugaku decide ignorar ese reproche.

—Si Konoha no nos queda de otra, tendremos que acudir a otra instancia, expandirnos o morir.

Itachi finalmente, comprende que el mundo en verdad se está perdiendo en un rumbo que Ino le había dicho, en uno imposible de regresar y que la voluntad de fuego era lo único que podía salvar a todos y no sólo a la aldea sino al mundo shinobi tal y como lo conocen. El mundo está perdido en ese abismo que se entiende en la brecha de tiempo que alguna vez conformó la unión de todas las naciones, un abismo incapaz de regresar lo que les pertenece y que se miente con cada error que tienen los humanos deseando el poder, el control y tener la vida de los demás en sus manos, ese abismo en el que su padres ha permitido vivir y bañarse en él.

Con todo el pesar que su propia mente le dicta y la mirada afligida, trata saliva y susurra:

—¿En qué puedo ayudarte? Padre.

—Ese es mi hijo.

Fugaku sonríe mientras observa la reverencia que su hijo le ha hecho y no como parte de ser padre, sino en signo de respeto hacia l jefe de uno de los clanes más poderosos del mundo shinobi. Sin embargo, Fugaku sabe que esa confianza que le ha dado a su hijo se destrozara pero, todo sea por negarse a creer que su hijo es el doble espía que aquel enmascarado le dijo.

—Entonces —comienza Shisui— seguiste a un hombre con una máscara porque te dijo que Itachi a quién no conocías hasta este momento Necesito de ti y decidiste seguirlo, sin importar que era un maníaco y podías quedarte atrapada en un tiempo que no es el tuyo .


—Ahora que lo dices de esa forma, sí.

—Eso explica mucho —murmura él.

—¡No estoy aquí para que me juzgues! —Ino mantiene sus manos sobre sus caderas causando, una risa estruendosa en el Uchiha. Eso logra irritarla más.

—Vamos, quita esa cara —dice él con esa pedante pose de poca importancia disfrazada de calma— es broma. Aunque, me sorprende que te haya escogido a ti.

A mí también —piensa ella. Shisui no sabe en absoluto la previa conversación en la cuál el enmascarado había hecho mención de Sakura y una Hyuga, claro que se refería a Hinata. —¿Qué estás intentando decir? ¿Crees que no soy suficientemente buena?

Shisui le regala una sonrisa.

—Claro que lo eres —no esperaba esa respuesta y sus mejillas se tintan de un rojo intenso— me refiero a ¿con qué objetivo? Eres una Yamanaka, si me dieran a escoger a alguien no utilizaría a alguien que sea capaz de usar un ninjutsu específico en el manejo de mente —Shisui tiene razón, e Ino parece no querer que la tenga—, sería incapaz de poder controlar algún aspecto sin que tú no lo sepas, además si eres un sensor sus posibilidades disminuyen en caso de querer pasar desapercibido.

—¿Qué quieres decir?

Shisui se posa frente a ella más cerca, la mira de arriba a abajo, buscando un indicio que claramente no encuentra ya que, Ino se ve bastante confundida, eso de alguna manera lo alivia, ella no sabe nada como dijo anteriormente; cualquier cosa puede descartarla con gusto.

—Él confía en ti.

Ino está petrificada y él se tranquiliza un poco por reflejo tan genuino, como lo pensó.

—¿Por qué lo lo dados? —La chica busca algún indicio de mentira o de hechos contrarios a lo que el otro dice.

—Porque lo habrías acechado, o usado tu ninjutsu y no lo hiciste. Él contaba con que no lo harías.

Táctica del equipo Ino-Shika-Cho, ser sutil en el espionaje, Madara sabía que uno de sus criterios como ninja era: no meterse en su mente a menos que supiera abiertamente de la vulnerabilidad del otro y actuar. Él sabe que tácticas de espionaje o trabajo que ella realiza. La vigilaba.

—Eso quiere decir...

—Hasta que no hayas cumplido lo que sea que tengas que hacer, no podrás irte —Shisui habla en serio.

¿El enmascarado confiar en ella? Suena como una locura y en el peor de los casos como una mentira piadosas se le dice a los niños para que digan la verdad. El objetivo es claro, evitar la Masacre Uchiha y si él mismo le ha dicho que ya lo está llevando a cabo. 

¿Por qué seguir con eso? ¿Por qué dejar que ella siga ahí? ¿Otro objetivo?

Hiruzen intenta que su pipa no caiga de sus labios, el dolor al apretar estos de la rabia que siente en esos momentos es casi tan parecida al enojo que  sintió cuando se enteró del posible golpe de estado de los Uchiha. Es la misma sensación de rabia y estupidez que le invade, no sólo por lo que su colega le ha dicho sino porqué ninguno parece querer dar un paso a la flexibilidad, se siente con las manos atadas ante sus consejeros como a la posibilidad del clan Uchiha pisar su cuello con dolo.

—¡Es inaceptable!

—¡No! —su ex compañero le grita y Hiruzen en un intento vano por retener su cordura inhala potentemente de su pipa—. ¡Exijo que mandes a asesinar a los Uchiha!

—¡¿Con qué fundamento?!

—Están planeando no solo un golpe de estado y no quieres hacer nada, quieres dialogar, —Danzo pega con su bastón en el piso— eres un pésimo líder, prefieres a esos mequetrefes a salvar a tu nación.

Hiruzen siente un nudo en la garganta, y rápidamente recuerda a Itachi, aquel joven que dio su vida por ellos. Es estúpidamente injusto la forma en la que el destino puede llegar a ser, las malas decisiones que acarrean sus vidas y la ignorancia con la que se pueden negar a existir sus consecuencias.

—¡¿Y qué sugieres que haga?! ¡¿Que los aniquile así como así?!

—Eres débil, Hiruzen. Nunca debiste ser Hokage.

El tono de voz de Danzo se oye por toda la torre a cargo del Hokage.

—¡No permitiré que vengas y me grites de esa forma a mi oficina!

—Sabes que tengo razón, siempre has sido débil con tus pensamientos de libertad y paz que nos llevan a la ruina y así lo serán.

—Danzo, es suficiente —la voz de Koharu se oye por todo el lugar, su semblante viejo y serio permite que el líder de Raíz sepa que es suficiente,— qué es lo quieres, dilo y lo haremos.

—Shisui Uchiha, lo he dicho.

—Está muerto o desaparecido —dice Homura y los presentes lo miran fijamente para que continúe— o al menos eso dicen los rumores.

—¿Entonces que quieres Danzo? —cuestiona nuevamente la anciana.

—O resuelves esto, o lo haré yo.

Hiruzen sabe que eso es una amenaza. Danzo sale seguido de Fü Yamanaka, mira detenidamente al miembro de dicho clan y entonces recuerda a aquella muchacha que dice venir del futuro. Debe tomar una decisión tarde o temprano, la confianza de Danzo siempre ha sido un reproche a su propia carrera shinbi si embargo, ahora es peor, el tiempo pasa y las cosas lejos de calmarse parece que están destinadas a ser y concluirán en guerra y sacrificio.

—¿Y bien?

Fugaku mira detenidamente al enmascarado, lo siente ligeramente familiar, es conocido pero no sabe con exactitud a que grado, lo ha visto y hasta puede jurar que ha compartido con ese ser, despiadado, malvado y repugnante. Aquella cueva llena de humedad y de pequeñas figurillas de arcilla aquí y allá, pedazos de papel en forma de aves y animales y sobre todo no puede pasar desapercibido esa arena roja en una zona húmeda como lo es los alrededores de Konoha.

—Mi hijo no es el infiltrado.

—Supuse que dirías eso —responde el hombre alzando sus hombros pesadamente— pero, mi pregunta es, por qué confías en lo que te digo.

—Porqué sabes cosas que yo no, ¿cierto?

—¿Y por eso piensas que te ayudaré? —su tono burlón irrita a Fugaku. El tipo mantiene su distancia.

—No, me ayudarás porqué quieres el control ¿no es así, Madara Uchiha?

El hombre sonríe detrás de su máscara, el verdadero Madara estará encantado de ser parte de la destrucción del mundo ninja como lo han conocido, de tener por primera vez la confianza de actuar a lado de su clan y traer de una vez por todas a esa diosa guardada en la luna que brilla con intensidad ese momento.

—Tienes razón Fugaku, tienes razón.

Su mirada se encuentra perdida en aquel astro divino que ilumina con sabiduría y actúa la belleza del lugar, la luz blanca y el extraño poder que emana y arropa, siente los rayos cálidos como si del sol se tratase. La luna se ve ligeramente más cercana y su brillo deslumbra sus preciosos ojos azules, hay algo completamente extraño en todo eso.

—¿Sucede algo? —pregunta el muchacho observando detenidamente a Ino. Su silueta en contraste con la luz de la luna hace que su figura se vea ligeramente más marcada y sus cabellos se tornen de un brilloso azul.

—No, —dice ella mirando en la oscuridad los luminosos ojos de Shisui recorrerle con cuidado, un escalofrío le recorre pero decide no prestar atención— descansa Shisui.

—Descansa, Ino.

Ella cierra los ojos, inmersa en sus nuevos sueños. Y él, la mirará dormir lo que quede de la noche, se ha tomado muy en serio la tarea de velar los sueños de la chica, porqué es mera cortesía profesional y nada más ¿verdad?

Espero les haya gustado. Sinceramente me está encantado esta historia, ¿qué les pareció? Háganmelo saber, ¿ya vieron que Fugaku se unirá a Madara? Díganme que piensan.

En fin, fue un poco complicado poner cuatro escenas y que no fueran aburridas, pero creo que lo logré. ♡

Yo sé que quieren más momentos ItaIno y ShisuiIno pero, todo a su tiempo.

Gracias por leer♡.
All the love♡.

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