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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐕: ¿Crees en el destino?


𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐕: ¿Crees en el destino?

El destino no existe. Se repite, en su mente pues los sucesos son responsabilidades de las personas quienes han tomado las riendas de esa aldea y el clan. La noche cayó como normalmente lo hacia, y parecía estar ligado directamente con su estado de ánimo de los últimos meses. Oscuro, sombrío y frío. La situación con el clan va decayendo y su peor temor se acerca, el temible golpe de estado que durante tanto tiempo ha crecido, no es un secreto que desde Tobirama Senju las cosas no eran las mejores pero, incluso el Clan Uchiha tenía un poco de fe (al menos en ese momento) para que las cosas mejoraran o en su defecto hubiera deseado más libertad y no sentirse excluidos. Es cuestión de tiempo, el clan está lo bastante llenos de resentimiento por sus antepasados ​​y si somos sinceros, 

Suspira, como lo ha hecho las últimas semanas, ya no siente alegría y se la han arrebatado o quizás él la ha cedido, de cualquier forma ya no siente orgullo o felicidad de pertenecer al clan Uchiha, se siente vacío que crece conforme pasan los días , si Shisui lo había abandonado. ¿Qué habría hecho? Se, sin Shisui las cosas pregunta podrían empeorar y más si empezaran a sospechar de él y el supuesto deceso de su, eso sería la gota que derramaría el vaso y no estaría dispuesto a una guerra por parte de su clan. ¿Es acaso que no lo ven? La guerra trae más guerra y con ello la muerte, las generaciones futuras no tienen la culpa del martirio que sus antepasados ​​han creado para ellos, simplemente no puede ver a Sasuke ser víctima de un mundo precario y lleno de dolor. Y como si un pequeño destello fuera, 

Ciertamente Ino Yamanaka llama su atención en un sentido poco ortodoxo, físicamente no puede negar que ella podría vislumbrar con su belleza sus largos cabellos rubios resplandecientes como el brillo del sol, sus expresivos ojos azules como la pureza del mar y su personalidad tan expresiva y explosiva ; la ha visto de niña y no puede creer la hermosa muchacha en la que se ha convertido sin embargo, con todo y su belleza lo que más le intriga es su presencia. Es casi asfixiante, la forma en la que se expresa, su andar, su tono de voz, no puede negar (ni aunque quisiera) que su persona le es abrumadora como nunca se había sentido en el sentido más puro de la expresión, ella logra embriagarlo con sólo verla. No obstante, no es una de las tantas incógnitas que ella provoca en él, sino el porqué ella está ahí. 

El silencio del Distrito Uchiha invade sus pensamientos, es el sonido mudo de los próximos planes del clan. Recuerda, vagamente cuando solía ser niño y anhelar caminar con su padre y sentirse orgulloso de él, ahora no puede decir eso. Camina, escuchando únicamente el crujir de la madera bajo sus pies, su cabeza gacha, hay tantos conflictos en el mundo que se siente incapaz de poder hacer algo.

—Itachi —la voz gutural de su padre le llama. Fugaku está frente a él, con su semblante inexpresivo y sus brazos cruzados.

—Padre —responde con un tono cansado.

—No fuiste a la asamblea de ayer —su tono lejos de ser una pregunta o un comentario, es acusatorio pero Itachi prefiere ignorarlo.

—Acabo de regresar de una misión.

Pasa justo detrás de su padre, está cansado ha sido demasiado agotador y aún tiene algo de desconfianza en dejar a Ino con Shisui, no porque no tenga confianza en su mejor amigo sino por lo terriblemente caótico que se puede volver todo eso. 

—¿Dónde estaba Sasuke ayer? —Pregunta su padre, Itachi lo mira buscando una respuesta o las intenciones detrás de eso.— Me dijeron que no asistió a la academia ayer.

—No tengo idea, probablemente estaba entrenando solo.

Había sido fácil convencer a Sasuke el no decir nada y que lo había dejado pasar pues, el niño solamente había asentido y era algo predecible a Sasuke poco le importaba las cosas relacionadas con chicas porque está más empeñado en ser el mejor en su clase, o al menos una que está escondida en territorios Uchiha. Sin embargo, con Izumi había sido más complejo las explicación burda en la que desconocían que hacía ella ahí o quien es realmente, Izumi soló le había regalado una bonita sonrisa como la que siempre le obsequia pero lejos de cuestionarlo había confiado plenamente en él y por supuesto que agradecía eso.

—Tampoco Shisui estuvo presente. ¿Has sabido algo de él?

—No.

Está apunto de apartarse del lugar, su padre le mira fijamente y estudia sus movimientos. Se ve ligeramente distante, algo extraño en alguien que siempre está alerta y que no pasa desapercibido detalles. Su mirada está perdida y su mente parece encontrarse en otro lugar que no es su cuerpo, lo cierto es que Itachi piensa en las posibles situaciones por los que Ino Yamanaka se encuentra ahí y la respuesta más obvia: para qué. Fugaku no quiere creer que su propio hijo es un espía doble de Konoha, Shisui lo había estado vigilando pero no tenía un informe sólido de que su propio hijo era un espía o que estaba mintiéndoles en su cara, prefería pasar por alto las actitudes extrañas y evitar el dolor de su orgullo Uchiha. 

—Itachi —llama nuevamente el líder del clan.

—¿Si? —Ambos se miran.

—Nada, mañana no faltes a la siguiente asamblea.

—No lo haré, buenas noches.

Itachi se aleja ante la mirada de su padre sobre su espalda. De nuevo le invade ese molesto nudo hueco en su pecho, es el enojo que arriba cada vez que su padre retoma el golpe de estado como si fuera una pequeña charla, como si la vida de los aldeanos y shinobis no fuera lo suficientemente especial para apreciarla y condenarla a un mundo de guerra y exterminio, por eso buscan el bien común ¿no es cierto? Por eso son parte de la policía de Konoha, para ayudar a los otros mantener el orden y las vidas intactas, no se supone que debe haber voluntad de fuego. Al parecer no.

—No lo abrumes, puede ser un genio pero sigue siendo nuestro hijo —Itachi escucha detrás de la puerta corrediza la voz de su propia madre. Está mal espiar la conversación de sus padres, pero está lo suficientemente cansado de esa mierda para no hacerlo.

—Sabes que algo no está bien con él, —se excusa Fugaku.— Tiene esa actitud sombría, irritante y lejos de querer servir al clan parece que lo aborrece, lo estamos perdiendo.

—No lo estamos perdiendo —explica Mikoto con aquel sabio tono de voz que siempre ha tenido, la mujer sonríe a su marido, intentando calmar la incertidumbre que siente respecto a su hijo mayor, también siente miedo pero sabe mejor que nadie (porque el amor de madre nunca falla) que sea lo que sea, Itachi tomará la mejor decisión. Itachi siente su pecho apretujarse, su madre parece leer detrás de sus intenciones lo que le provoca una mayor tristeza, su madre siempre va a amarlo aún cuando él está de lado de Konoha.— Está creciendo y...

Mikoto había notado algo que ni siquiera Itachi lo vio y la mujer lejos de sentirse desanimada había reconocido aquel semblante en el rostro de su hijo, confusión.

—¿Y? —Pregunta Fugaku.

—Ustedes los hombre son muy tontos.

—¿Por qué? —Cuestiona el líder del clan causando la risa de la hermosa mujer que ahora entrelaza sus manos, Itachi mira de reojo aquel gesto y se pregunta si alguna vez ha conocido alguien como su madre que ama a su padre a pesar de todo.

—Te lo diré cuando crezcas, Fugaku.

La oscuridad fría y silenciosa le acompaña a cada segundo que mira el lugar. El lugar estaba justamente como había despertado esa mañana, o la hora que sea en la que se había levantado, el día anterior había sido un completo caos pero ahora esta segura que lejos de saber con exactitud que rumbo tomaría al contrario, cada vez se aleja más de lo que su mente recuerda sobre Itachi o los Uchiha. Y sinceramente (para su pesar) está en un lugar que está lejos de ayudar a tener un criterio objetivo, se añeja de todo y se inmiscuye en asuntos de Itachi. O esa seria la respuesta más convincente que puede darse o no habría aceptado su destino de dormir y al despertar encontrarse en la inmensa nada de aquel frío y húmedo lugar.

Itachi no había dejado una nota o cualquier cosa que indicara a dónde había ido y por supuesto, no le interesaba ¿verdad? Sólo pensó que probablemente podría atacarle o en su defecto acusarla y tener a medio escuadrón Uchiha apresándola. Más no había sido así, él se había ido junto a la carismática chica que había conocido. En cambio, esta sentada sobre el frío piso del pequeño comedor donde había tomado un poco de té.

—Haces mucho ruido —Shisui dice en el marco de la entrada con el vendaje que tiene en su cabeza. Irónicamente se ve como si no pasa nada, despreocupado y con una sonrisa en su rostro. Ino bufa, idiota.

—¿En qué hago ruido? Según tú.

—Tus pensamientos hacen ruido —explica el Uchiha mientras camina y toma asiento a su lado. ¿Qué mierda pasa por la cabeza de él? No tiene ojos.— Me distraen, si te soy sincero.

—No puedes oír mis pensamientos —murmura ella fastidiada. No es precisamente la actitud de Shisui lo que le molesta sino la familiaridad de ella al no huir de ahí, porque tal y como lo había dicho el Uchiha, se quedó con ella y agrego: para cuidarla.

—No, pero tu presencia me inquieta —admite él alzando sus hombros restando importancia al asunto.

—¿De qué forma? Si estoy aquí sin atacarte —Shisui ríe con tan melodiosa risa, debe admitir que tiene una risa muy linda.— ¿Ahora qué?

También es particularmente impredecible. Nunca se sabe como puede reaccionar y al parecer, Shisui Uchiha lo ha descifrado.

—¿Qué haces aquí? —Pregunta Shisui, lo mismo que el día anterior. E Ino bufa por el cambio tan repentino de la conversación.

—No lo sé —murmura Ino sabiendo perfectamente a qué se refiere Shisui, ciertamente no tiene concepción del porqué sigue ahí.— Algo me detiene, es como si una voz me dijera que debo estar aquí. De alguna forma que no puedo explicar, quiero estar aquí, no tengo miedo, porque sé que quien quiera que haya hecho esto quiere que esté aquí y haga algo.

No intenta convencer a al Uchiha frente a ella, se convence a sí misma, porque es lo que siente desde que ha llegado a ese lugar. No es como sus sueños, dónde intenta (de una forma patética) que Itachi no mate al clan, es más como si ella necesitara estar en ese momento.

Pronto la sonrisa burlona del Uchiha se borra dando paso a una recta en sus labios, Ino suspira, necesita hablar con el Hokage.

—Eres extraña, Ino Yamanaka.

Ino siente sus mejillas calentarse, porque sabe que ese comentario lejos de ser un momento para burlarse de ella, es una forma de dar un comentario asertivo acerca de su persona, él le está dando un cumplido a pesar de la forma en la que lo ha dicho, la lengua de él parece saborear las palabras y entonces sabe que él verdaderamente habla en serio.

—Yo ... Podría colocarte de nuevo ojos —dice ella y no sabe porque lo ha dicho, tampoco la forma en la que le sonríe Shisui.

—No es necesario, Ino —responde él, y de nueva cuenta su nombre suena aterciopelado como si Shisui Uchiha en verdad disfrutara deleitarse con las letras. Y aunque, Shisui tenga esas vendas en su cabeza, puede imaginar unos bonitos ojos negros mirándole.

—Es necesario —Itachi está parado en el marco de la puerta. Ino no sabe la razón exacta pero aquella vocecilla que le susurra que se quede en ese húmedo lugar le hace mirar fijamente al joven que se encuentra justo frente a ella, regresando esa intensa mirada. 

Su corazón da un salto dentro de su pecho, sus mejillas se pintan de un pequeño y tonto tono salmón, justo en seguida de un revoloteo en su estómago que le permite dar paz a una sensación nueva y completamente agradable; una indescriptible paz le llena de pies a cabeza en el cual su alma siente despertarse y todo lo malo que le abruma y carcome de dentro hacia a fuera, es como si después de un largo viaje full de cansancio hay una parada para poder descansar y tomar un respiro, irónicamente ese camino y ese descanso es Itachi Uchiha.

—Ya dije que no es necesario.

—No es una opción, Shisui —el mencionado no se sobre salta un poco antes del tono de Itachi que si bien es profundo, está molesto.— Es ahora o te quedarás ciego. Ino, ¿podrías ...?

—Sí —responde ella y él le regala una sonrisa parece convencido con la respuesta.— Sólo necesito ojos y menos que los tengan en la alacena.

—No hagas ese tipo de bromas, podríamos tenerlos —menciona Shisui.

Itachi extiende su mano y cómo si de un movimiento casi imperceptible fue, el Uchiha extiende su mano con torpeza, su mano tiembla e Ino se d cuenta que ellos están a unos cuantos centímetros el uno del otro, es entonces que ver la palma de Itachi y el ojo con sharingan activo encuentra y otro ojo totalmente oscuro, también en su mano hay un par de plumas negras. Ino se muerde el labio para evitar hacer alguna pregunta, pero sabe que falla pues la mirada de Itachi la mira fijamente sus labios y después sus ojos, un pequeño recorrido que le cala lo más profundo de su ser.

—¿Necesitas algo más? —Pregunta Itachi sin retroceder los escasos milímetros que los separa.

—Con eso es necesario, sí ... con eso ...

—Empecemos, —dice Shisui notando la extraña incomodidad que aunque no puede ver, le causa gracia.

Y así es como comienza a operar. Con lo poco que recuerda su mente de su estudio como ninja médico y es que no está seguro de poder hacerlo de forma correcta eso solo hacerlo Sakura, no ella, Sakura era la ninja médico estrella; sólo un par de plantas para sedar a Shisui, y junto a un poco de agua a su lado puede hacerlo. Cuando retira la venda con sus manos temblorosas no siempre tienes a Itachi Uchiha viéndote operar a su mejor amigo y mirarte intensamente ¿de acuerdo? Abre los párpados de Shisui aún con el pulso irregular, hay un poco de sangre seca aunado a líquido amarillo, abre sus orbes en par. Eso no es posible.

—¿Qué sucede? —Pregunta Itachi acercándose a ella, y tomando su brazo con cautela.

—Su herida está infectada, —responde Ino, impactada, probablemente con esa infección ella estaría desmayada y sobre todo no toleraría el horrible dolor.— Debo sanar antes de operar.

De esta forma, un delicado destello verde se instaura en su mano y con ello las heridas de ambos ojos logran recuperarse, Itachi está sinceramente sorprendido de una forma poco probable de lo que ha estado en mucho tiempo, sus grandes y preciosos ojos oscuros se abren a la par que la hérida comienza a tornarse de un color más natural y no el terrible rojo sangriento y los líquidos de protección amarillentos del que estaba. 

Itachi mira fascinado las manos de Ino. El trabajo que hace es formidable, corta aquí y allá, inserta los nervios, conecta vasos, venas y otras tantas cosas que Itachi prefiere ignorar y enfocarse en la mirada concentrada de Ino, aquel color azulino brilla intensamente gracias a la determinación de ella, acompañado de su aperlado rostro gracias a las pequeñas gotas que caen por su frente, y sus labios rojizos de la mordida que sigue ahí con torpeza. 

Los minutos pasan como el río en cause, y cuando ella termina y venda nuevamente la cabeza de Shisui, su rostro refleja un terrible cansancio y algo de frustración, Ino está extremadamente agotada y no tiene energía siquiera para ir con el Hokage como se supone que lo haría. Deja la cabeza del Uchiha en la plancha y arremete contra el mechón de cabello que tapa su rostro, quitándolo de su ojo y pasándolo detrás de su oreja, Itachi está embelesado por el acto. Ino se tambalea y puede apenas sostenerse de la mesa de piedra, siente la mano del Uchiha posicionarse en su cintura y tomar su muñeca evitando que cayera. 

—Debes descansar —dice Itachi una vez que se ha encontrado nuevamente en el suelo de aquella habitación y es cómo un deja vu, de hace menos de tres días.

La respiración de Ino es pausada, siente su pulso bajar nuevamente ni siquiera se había recuperado del todo pero, debería ayudar a Shisui y no tiene nada que ver que sea estúpidamente atractivo ¡claro que no! Sino por el hecho de que aquella vocecilla se lo había dicho o al menos repetido que debería hacerlo pero eso no es todo, está agotada y su piel pálida y labios resecos lo confirman, y aún más el rostro serio de Itachi y la preocupación en sus ojos.

—Lo sé —responde ella.

—Lamento que te hayas cansado.

—Yo también, —dice Ino y continua aún cuando su cuerpo está lo suficientemente cansado— espero esto no sea parte de un truco para que me quede aquí. Debo salir de esa situación.

Itachi no responde y en cambio, le regala una tenue sonrisa.

—Te ayudaré a saber que pasa pero, necesitas descansar.

Itachi da un último vistazo a la bonita rubia que descansa a su lado, está a punto de irse cuando siente la mano fría de Ino tomar sus dedos, siente sus orbes abrirse en par y tal como ella, se sorrenden de su acto, puede leerlo en esos preciosos ojos azulinos la confusión del momento sin embargo, no retira su mano y afianza aún más el agarre.

—Espera ... —llama ella y sus mejillas se pintan de un lindo color carmín.— ¿Por qué lo hiciste?

Itachi le mira confundido, Ino traga un poco de saliva y puede sentir a través de su piel, la calidez de la mano de él, siente un pequeño relieve entre sus dedos y son justamente las heridas que se producen en el entrenamiento con shuriken, él parece comprender incluso los pensamientos de ella. Por lo que, se sienta a su lado sin incluso separar sus manos y es por una jodida razón.

—Hablas del futuro —responde él.

Ino asiente con la cabeza.

—¿Qué es lo que hice? —Ya pesar de saberlo, quiere que ella lo diga.

—Asesinaste a tu clan —masculla Ino—, te convertiste en un desertor, traicionaste a Konoha, te uniste a Akatsuki, intentaste cazar a Naruto y Sasuke ...

Ino espera que Itachi la detenga y le prohíba seguir con el pequeño relato. Su mente está fragmentada en dos sucesos, en la masacre Uchiha que ha vivido en sus propios sueños y la extraña relación que comienza a surgir con Itachi; son dos versiones de un mismo hecho que parecen tener nada de conexión y sin embargo, están unidas un extremo de la otra. Es como si los dioses creadores se burlaran en su rostro.

—¿Sasuke?

—Él te asesinó —dice ella apenas en un pequeño susurro que acaricia los oídos de Itachi. Y sin que él pretenda decir algo, continua: - se llenó de odio hacia ti, lo hubieras visto después de ese momento día y noche deseaba darte muerte, era ver un cuerpo vivo sin alma y carcomido por una oscuridad de la que pocas veces he visto, Sasuke cambió y sus deseos solo eran acabar contigo, nadie pudo predecir lo que haría, ni siquiera Sakura o Naruto pudo hacer algo, simplemente él se alejó y un día se fue sin regresar.

El rostro de Ino muestra no sólo la frustración de no poder hacer algo, sino el terrible dolor que le provocó las acciones de Sasuke y es que no era solo un pequeño gusto de su adolescencia o una simple admiración de parte de ella, era algo más que nadie podría comprender, ni Sakura se había tomado la molestia de averiguarlo, simplemente el estado juzgado respecto a su comportamiento, los únicos que han estado ahí cuando había llorado día y noche por Sasuke, estado Shikamaru y Choji. Demonios, como carajos los extraña, ella no es nadie sin ellos, ella sólo es una parte de InoShikaCho no es como Shikamaru un estratega que puede luchar sin necesidad de alguien más pero, ella y Choji son una historia muy diferente. Sus orbes destellan melancolía de lo que es el pasado que nunca se puede tocar,

—Tú, —Itachi no puede pasar desapercibido el color azul opaco que ha obtenido Ino en sus ojos, un pequeño sabor llega a su lengua cuando dice— lo amas.

Es imposible no verlo, incluso si ella no quisiera demostrarlo en sus orbes se encuentra la verdad, ella realmente ama a su tonto hermano menor no al niño o tal vez sí lo amaba desde ese momento sin embargo, no es recíproco y si puede pensarlo él nunca la ha visto como algo más y probablemente nunca lo hará, ella parece satisfecha con el hecho tanto que no se incomoda cuando él lo mencionó, ser más bien preocupación genuina y un sentimiento puro, ella no piensa recibir la otra parte de ese cariño. Sin embargo, para su pesar la garganta se le ha secado y una pequeña incomodidad ha nacido en él.

—Él solía rechazarme, creo que al final del día Sakura sí ganó —intenta decir en un intento de chiste local, y falla cuando recuerda el lugar de la conversación—. No me has respondido.

—¿Por qué me preguntas eso? —Responde con otra pregunta Itachi. Más que evadir el tema tiene en cuenta que la curiosidad de Ino parece ser un problema y un acierto en su vida, ella pronto lo va a saber.

—Significa que no sabes.

—Significa que hay cosas que no pueden cambiarse.

Esas palabras suenan exactamente como en sus sueños, los revive en su cabeza una y otra vez sin embargo, ahora puede encarar a Itachi al real. Más no lo hace, porque Itachi lejos de verse como un psicópata que según la versión oficial quería medir sus capacidades y mató a todo su clan, parecía estar consternado y triste. Ciertamente Itachi sospechaba de esa idea y cuando apareció Ino diciendo incoherencias supo que hay un trágico destino que cumplirse no obstante, el destino y el universo pocas veces pueden ser caprichosos. Ino está ahí cuando no debería y ella ni siquiera se pregunta eso, está demasiado ocupada sintiéndose inútil ante un acto tan deplorable como el que la historia marca.

—¿Crees en el destino? —Pregunta Ino y sus párpados pesan, Itachi la mira nuevamente. Esta increíblemente cansada, de todo. Aún para poder conversar.

—No.

—Yo tampoco. Puedes cambiarlo.

—¿Cómo lo sabes? —Pregunta el Uchiha sintiendo la delgada mano de Ino viajar entre sus dedos y aferrarse sólo un poco.

—Sólo lo sé.

—Necesitas descansar.

—Itachi, —llama ella con un tono tranquilo y apacible de una persona que esta a punto de dormir. El mira sus dedos entrelazados notando que sus meñique son los únicos que aprisionan y le recuerdan a aquella leyenda del hilo rojo en el dedo meñique que su madre solía contarle mucho que se de que se volviera un shinobi—. ¿Cuál fue la verdadera causa de la Masacre Uchiha?

Itachi golpea con aquel misterioso gesto la frente de la rubia quien duerme plácidamente recargada en la pared.

—Lo siento Ino, será la próxima vez —susurra Itachi antes de volver a fijar su vista en sus dedos entrelazados.

¿Cree en el destino? Por alguna extraña razón ahora sí, siempre había sido de la idea de que nuestros actos son independientes y somos libres de decidir sin embargo, ahora siente una extraña inquietud que pocas veces se ha permitido sentir, esa sensación que hizo despertar su sharingan y arrastrarse hasta esa posición en la que se ha encontrado. Es el inicio de un vínculo que apenas y se logra conectar, uno del que resultara no sólo el sentimiento más puro que ha conocido sino del que depende el destino que han forjado. Cree en el destino por cierta persona ahora, Ino Yamanaka. Ino está ahí por una razón y tiene que ver con él puede sentirlo a través del ligero tacto entre sus manos.

Itachi se permite descansar un poco y no retira su mano de la de ella.

Irónicamente no piensa hacerlo, ni ahora ni nunca.

Escuchar la gutural voz de Zetsu negro no es la mejor forma de terminar el día, Obito está bastante fastidiado para escuchar el sermón de la planta parlante, y por si fuera poco el anciano que lo acompaña lejos de verse cansado tiene en su mirada ese destello de venganza y determinación que desea llevar acabo. ¿Cómo es que se llegará hasta ese momento? Se pregunta, en realidad lo sabe y quiere pretender no hacerlo sin embargo, cada paso que da es el inicio o el final de su vida. Inicio y final.

—Lo has hecho.

—Lo he hecho, —responde Obito quitando su máscara debido al extremo cansancio que siente.

—Espero esta vez, no se te ocurra la estúpida idea de que un niño te evangelice.

—No, Lord Madara —responde el menor de ambos Uchiha intentando recordarse así mismo porque debería hacer caso a un adolescente y revelarse en contra de su antepasado.

—Ahora que la niña ha insertado una duda en Itachi nos querrá más. Nuestro regreso será el de un Dios —dice el viejo y Obito a veces, se arrepiente de haber seguido al hombre cuando apareció aquel día justo después de la muerte de ella. —Ahora seremos nosotros quienes muevan las piezas.

Obito mira a su lado intentando ver porque Madara habla fijamente hacia el frente como si hubiera una cámara frente a él. Bla, que más da. Lo que no sabe es que hay otros ojos mirándolos, observandolos y estudiandolos con esos hermosos ojos que le permiten a ella ver más de lo que puede permitir cualquier ser humano. Claro que ella no era humana, era una deidad.

—¿Estás segura que esto es lo correcto?

—Sabes que Kaguya tiene su berrinche en estos momentos, alguien debe darle una lección.

—¿Por qué no lo haces tú misma?

—Sabes que no podemos intervenir, cariño.

—¿Intervenir en la historia no es intervenir? —Su esposo lejos de molestarse regala una hermosa sonrisa, el pecho de la hermosa mujer se incrementa y no puede imaginar una vida sin él.

—Debemos darle un respiro a Naruto, ¿de acuerdo?

El hombre asiente y da un delicioso té que es preparado por los mortales de frutos rojos. Ella sonríe y él toma su mano y entrelazan sus dedos, hechos a la perfección, justo como las manos que presumen de aquellos dos jóvenes sentados en una habitación húmeda y fría. Demasiado ciegos para poder ver aquel hilo que solo ellos pueden ver.


N/A: Espero les haya gustado, reescribí todo completamente ♡ ¿Qué tal les pareció? Déjenme saberlo en un comentario.

Gracias por leer.


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