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24 de marzo, 2019
Ocho Hargreeves
—Sobreviví como pude —hablaba Cinco mientras curaban ahora su herida —. Comida enlatada, cucarachas, lo que encontraba ¿Viste esos chocolates que dicen que nunca vencen? —Vanya asintió —. Es pura mentira.
Estaba relatando de nuevo lo que me había comenzado a contar camino aquí solo que la única diferencia es que a mí me había dado más detalles pues comprendía más del tema según dijo él.
—Debió ser terrible —contestó mi hermana.
—O haces lo que sea para sobrevivir o mueres —hablé está vez a lo que Cinco asintió y prosiguió.
—Nos adaptamos, lo que sea que nos hagan hallamos la manera de superarlo.
Se que lo que dijo era de una manera general pero no pude evitar sentir mi sangre hervir al pensar que de alguna manera lo decía por él y la dichosa "Delores". Aún seguía pendiente esa conversación, pero no era el momento ni quería pensar en ello ahora que de alguna manera lo solucionamos.
—¿Tienes algo más fuerte? —preguntó Cinco al terminar de beber su café.
Yo jugué un poco con mi taza pues al igual que él recién me lo había terminado. Vanya asintió levemente y fue en búsqueda de una botella de licor para poder servirle.
—¿Tú también quieres? —me cuestionó antes de sacar los vasos.
—Con el café es suficiente, gracias —me negué.
—¿Quieres más? —volvió a preguntar.
Yo asentí levemente y le extendí mi taza, ella le sirvió a Cinco su licor y a mí me lleno de nuevo mi taza de café para después darnos nuestras respectivas bebidas.
—Crees que estoy loco —soltó mi chico después de darle un par de trago a su vaso.
—¡No! —exclamó rápidamente Vanya —. Es que esto es... —hizo una pausa pensando en que decir —. Es mucho que digerir.
—¿Cuál es la parte que no entendiste? —preguntó con cierto fastidio.
—¿Y por qué no volviste en el tiempo?
Tras su pregunta incluso yo casi me ahogo con el café pues sabía que Cinco no reaccionaría de una manera correcta ante ella. Es bastante obvia la respuesta, pero aun así al tener poca paciencia con la mayoría de las personas sabía que terminaría respondiendo mal.
—¿Cómo no se me ocurrió antes? —dijo sarcástico tras soltar un suspiro, se los dije —. Viajar en el tiempo es peligroso, no pude regresar ni como bellota ¿Crees que no intenté de todo para volver con mi familia?
—Si envejeciste ahí, durante el apocalipsis. ¿Por qué aún luces como un niño?
De nuevo preguntó mi hermana, en verdad la quiero y mucho pero ahora sus preguntas no ayudaban con el humor de Cinco.
—Ya te lo dije, Vanya —dijo comenzando a hartarse —. Debí haber hecho mal las ecuaciones —finalizó sirviéndose más licor.
—Papá siempre nos decía que viajar en el tiempo te puede enloquecer, no sé...
—Vanya, por favor... —traté de impedir que continuará hablando, pero no hizo caso.
—Tal vez eso te pasó a ti —finalizó.
—Esto fue un error, eres demasiado joven —y su paciencia desapareció por completo —. ¡Muy ingenua para entender! Vamos Ocho.
Se acercó a mí y tomó mi mano para ayudarme a ponerme de pie, con las manos aún entrelazadas comenzamos a caminar hacia la puerta.
—¡No! ¡Ocho! ¡Cinco! ¡Esperen! —nos detuvo Vanya —. No los he visto en mucho tiempo y no quiero volver a perderlos, es todo...
Se acercó a nosotros y detuvimos el paso para poder prestar atención.
—Miren, se hace tarde y tengo clases temprano, necesito dormir y seguro ustedes también.
A decir verdad, al tomar tres tazas de café casi seguidas me habían quitado por completo el sueño, pero no sabía cómo negarme en ese momento. Tenía razón respecto al tiempo, pero ahora mi mente se ocupaba en lo que Cinco trataba de evitar y en intentar comenzar a buscar una solución. Ella se acercó a su sofá y acomodo una pequeña cobija para después ir a reclinar un poco en sillón individual y colocar otra pequeña manta.
—Hablemos por la mañana ¿Sí? Lo prometo —habló al terminar de acomodar —. Descansen.
—Igualmente Van —dije mientras la mencionada comenzaba a caminar hacia su cuarto.
—Si... —dijo Cinco despidiéndose casi al mismo tiempo que yo.
Nos quedamos en silencio por un momento, yo solté un suspiro y me acerqué para sentarme de nuevo en el sofá. Apoyé mis codos sobre mis piernas mientras frotaba mi rostro levemente con las manos pues en parte el que supiera sobre el apocalipsis me ponía los nervios de punta. Levanté la mirada al sentir como Cinco se sentaba junto a mí, lo miré y vi como comenzaba a buscar algo en su bolsillo hasta que saca lo que parece un ojo.
—¿Qué es eso? —pregunté llamando su atención y que él me mirara.
—La única pista que tengo para saber quién causó el apocalipsis —dijo dándome el ojo.
Lo tomé y analicé por un momento hasta que al girarlo noté tenía el nombre de un laboratorio y un número de serie por lo que supuse ese sería su próximo destino.
—¿Y qué estamos esperando? —dije regresándole el pedazo de vidrio —. Vayamos a averiguar de quién es —agregué poniéndome de pie.
—¿Estás segura? —dijo imitando mi acción —. ¿Realmente confías en mí?
Lo miré a los ojos y noté algo poco común en él, inseguridad. Por inercia entre levemente a su mente y pude ver miedo, temía que aún no le creyera así que para tranquilizarlo le di una mirada cálida.
—Siempre lo he hecho —dije sonriéndole levemente para después darle un beso en su mejilla —. Andando.
Tomé su mano y cuidadosamente salimos del departamento tratando de no hacer ruido al abrir la puerta. Subimos al auto y comenzamos a alejarnos del edificio de Vanya, aún era de noche así que estacionó el auto con cuidado y recline mi asiento hasta quedarme dormida.
25 de marzo, 2019
Abrí lentamente mis ojos con algo de dolor en el cuello pues dormir en el auto no era muy cómodo, además de que gracias a ello y al exceso de cafeína no pude descansar mucho.
—Buenos días —habló Cinco al ver que enderezaba mi asiento.
—Buenos días —respondí tallando mis ojos levemente con las manos.
Moví un poco el cuello haciéndolo tronar y se acomodara levemente, aunque aún dolía. Miré a mi chico y él miraba atentamente al laboratorio que teníamos al frente. Me extendió una pequeña bolsa de papel y al abrirla tenía una dona de glaseado rosado.
—Que agradable manera de despertar —dije dándole un mordisco —. ¿Ya iremos?
—Claro, solo desayuna primero —dijo y ahora me extendió un vaso de cartón con café.
Parecía que antes de que despertara el había ido por algo para comer, yo asentí y comí lo que me había dado, estaba algo hambrienta así que no demore. En cuanto termine bajamos del auto y entramos al laboratorio, fuimos a recepción y nos quedamos buscando a algún doctor pues no queríamos hablar directamente con la recepcionista.
—¿Los ayudo? —preguntó un hombre de bata blanca llamando nuestra atención.
—Quiero saber de quién es esto —dijo Cinco mientras nos acercábamos al hombre.
—¿De dónde lo sacaste? —cuestionó.
—Que te importa —habló recibiendo un golpe con mi codo en sus costillas.
—Lo encontró —hablé está vez —, en un parque de hecho.
—Claro, supongo que —chasqueo la lengua —. Debió salirse —completó para después sonreír forzado.
—Quisiéramos devolvérselo a su dueño —agregué.
—Aw, son muy amables —habló está vez la recepcionista sonriendo.
Yo le di una sonrisa falsa al igual que Cinco. Sé que no son los modos, pero entre menos tiempo nos tome el averiguar la causa del fin del mundo más rápido podremos detenerlo.
—Si, busca el nombre ¿Quieres? —habló Cinco manteniendo su sonrisa falsa haciendo que la recepcionista cambiará su gesto de ternura a uno sorprendido.
—Lo siento, la información de los pacientes es confidencial —dijo el doctor —. Significa que no puedo...
—Si, ya sé lo que significa —lo interrumpió mi chico en un tono de fastidio.
—Pero les diré que hacer —volvió a hablar el hombre —. Dejen el ojo aquí conmigo y se lo devolveré al dueño, seguro estará muy agradecido.
—Si, si, no toques el ojo —dijo Cinco evitando que él de bata blanca lo tomara.
—Escúchame bien joven...
No pudo terminar de hablar pues Cinco lo tomó de la camisa jalándolo hacía él. Yo aproveché esto y me acerqué al escritorio en caso de que la recepcionista tratara de hacer algo.
—No, tu escúchame a mí, tarado —comenzó a hablar el de ojos verdes en un tono amenazante —. Sufrí muchas cosas por esto, cosas que tu cerebrito ni siquiera podría comprender así que dame la información que necesito y nos iremos tranquilamente. Y si me dices "jovencito" una vez más, te voy a aplastar la cabeza contra esa pared.
—Ay no... —murmuró la recepcionista.
—Llama a seguridad —dijo en un hilo de voz el doctor.
La señorita tras el escritorio asintió y tomó el teléfono para poder realizar la llamada, pero yo hice un ademan con mi mano discretamente para darle una sobre carga al teléfono, esto funcionó pues de este empezaron a salí chispas. Cinco soltó al de bata y me tomó de la mano para poder salir del lugar.
—Dime que tienes un plan B —dije ya estando fuera.
Él se quedó pensativo un momento mientras comenzábamos a caminar al auto, entramos a este y una sonrisa se formó de pronto en su rostro.
—Tenemos un plan B.
Aquí esta el capitulo, después de dos semanas pero ya al fin lo pude terminar. Espero les haya gustado y perdonen por la demora.
Ya regresamos con las dedicatorias, por si quieren alguna no duden en dejármelo aquí.
No se olviden de seguirme en mis redes sociales que están disponibles en mi Linktree (link en bio), perdonen las faltas de ortografía y recuerden que los amoooo. 🤍
- E
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