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27

Caza o se cazado.

Nuestras respiraciones estaban agitadas, era una competencia de quien corría más rápido a través de los bosques. Mis músculos estaban calientes, sentía que me caería en algún momento pero no era momento para detenerme a descansar. Los susurros se escuchaban en cada parte del bosque, nos estaban siguiendo. No miraba para ningún lado, solo corría manteniéndome detrás de Michonne, quien iba frente a mi pero todos corríamos distantes de cada uno, era ventaja. El día estaba nublado, sentía aún el frío del invierno invadir nuestras pieles o quizás, era el miedo que sentía que hacía que mi piel se erizara. No podía respirar, y no era por la fatiga que estaba sintiendo debido a la corrida, era la sensación de saber que moriría en cualquier momento. No estaba en negación, sabía y entendía lo que estaba pasando y claramente no iba a ver como las personas que amaba morían. Todo en un momento se volvió lento, giré mi mirada a mi izquierda, viendo como Jayden corría sin mirar atrás.

Vi a mi otro extremo derecho como Carol y Daryl también corrían, corrían sin detenerse y sin bajar la guardia. Detrás de mi estaba él, corriendo y defendiéndome de que alguien pudiese atacarme desprevenida, Ethan y yo por un momento cruzamos miradas. Volví a restaurar mi vista, captando a Michonne frente a mi, y ahí entendí, entendí que no debía ser salvado y que lo que debía pasar, era lo correcto. Empezaba a sentir ese dolor en el pecho, todos estábamos corriendo pero realmente quien debía correr era yo, no ellos. Estaba arrastrado a las personas que amo a un laberinto, donde no tendrían salida y seguramente, morirían intentando ayudarme a escapar. Me negué ante ese pensamiento de verlos morir, de pasar ese duro dolor nuevamente, no podría soportar perderlos, no a ellos, era lo único que me quedaban. Me detuve en seco, mientras que sentí como el cuerpo de Ethan chocó conmigo, provocando un gruñido de su parte que alertó a los demás a detener, y a tomar aire.

—No podemos detenernos, debemos llegar a Alexandria.—Michonne, quien se había detenido no tardó en caminar hacia mi, mientras yo intentaba de tomar aire, los demás se quedaron distantes observando el perímetro.

—Michonne, no puedo huir. Sabes que no puedo.—le dije, distanciándome de ella y Ethan ante sentir falta de aire.—Prefiero que ustedes me entierren, a yo enterrarlos a todos. No puedo vivir con eso.—añadí a mi comentario bastante entristecida, sintiendo como todos me miraban.

—Aliana, estamos juntos en esto. Todos la desafiamos, todos llegaremos a Alexandria.—Jayden se colocó detrás de Michonne, mirándome y viendo como estrechaba su mano para caminar a su lado pero continué distanciándome y negándome.

—Ustedes deben llegar, no yo.—mire fijamente a Michonne ante las palabras que pronuncie, viéndola en negación nuevamente.—Sabes como va terminar esto, podemos evitarlo.—le dije, pero esta se distanció de mi, negándose.—Lo lamentó.—ella alzó su ceja, mientras que saque mi arma de mi estuche, elevándola al cielo y disparando.

Ellos se cubrieron ante esa acción pero el ruido atraería lo que nos estaba persiguiendo desde hace un buen tiempo, la mire lamentada ante mi acción viéndola confundida al igual que los demás pero antes de que Ethan pudiera apretar mi brazo, empecé a correr por otra ruta pero estaba segura que podría encontrarme con susurradores. Sus gritos llamándome eran una desventaja para mi, era una desventaja para mis emociones pero si no hago esto, seguramente perdería más de lo que ganaría escapando, escapando como una cobarde que no era. Continué corriendo con un dolor en el pecho, ignorando los gritos de Ethan, que seguramente debían estar siguiéndome pero si llegaba mucho más rápido a ella, todo acabaría. Traspasaba los árboles y incluso, me iba por direcciones contraría para confundir a mis amigos, a quienes deseaba proteger pero más a ella de ellos, mis hijos. Empecé a sentir las frías gotas caer en mi cabello, en mi chaqueta mientras corría. Sintiendo esa tristeza invadirme todas las extremidades del cuerpo.

Mientras corría, solo tenía en mi mente las imágenes de mis hijos, sus sonrisas y sus azulados ojos que me alumbraban en los peores días, su inocencia me daba un brillo de una esperanza que ya no sabía si existía. No deseaba verlos sufrir, no deseaba que vieran como la gente que ama y con la que han crecido, muera frente a ellos solo porque huí, solo porque su madre fue una cobarde. Los susurros desvanecieron la imagen de mis hijos, desvanecieron su memoria en mi mente. Tenía mi arma en manos, disminuyendo la velocidad para empezar a trotar, mirando a varios puntos del bosque. Mire el suelo cuando mis zapatos pisaron una charca, estaba apunto de adentrarme a un gran río. Me quede cerca, viendo mis zapatos, mientras que caminé alrededor de las orillas del río. Me quede perpleja, nunca había visto esta parte del bosque y a la distancia, había una gran cascada. Alce mi arma, al escuchar pasos pero no veía absolutamente nada a mi alrededor. Sentí como unos brazos acorralaron mi cuello, lo que altamente grite como pude.

Intente de forcejear con aquella persona que me sostenía, mientras que me arrastraba al bosque, pude ver frente a mi como más de ellos aparecieron a. Sus máscaras los distinguían, ya sabían diferenciarlos entre los caminantes y humanos. Empecé a forcejear con más fuerza, elevando mi cabeza hacia al frente y luego hacia atrás con rapidez, sintiendo como mi cabeza impactó con el rostro de la persona detrás de mi. Si un leve gemido ante el dolor que sentí, mientras que la persona detrás de mi pareció gruñir. No tarde en girarme, confrontándola y dándole una leve patada en su estómago, alejándola de mi. Me giré nuevamente con rapidez, sacando mi navaja de mi estuche y recogiendo mi arma del suelo, para darle un leve corte en el cuello a la persona que se me acercó, viendo cómo está cayo de rodillas al suelo, lo que me dio ventaja de clavarle mi cráneo en su cabeza. Con dificultad, no pude sacarle de la primera mi navaja lo que me quitó ventaja. Sentía la agitación en mi cuando sentí un rasguño en mi brazo, agregando un dolor más, mezclándose con el ardor que sentía en mi hombro. Mi corazón palpitaba con fuerza, mientras que saqué la navaja del cráneo de aquel susurrador muerto, girándome para enfrentar al que intente de romperle la nariz con mi golpe craneal.

Grite ante sentir su golpe justamente en mi hombro, el cual aún derramaba sangre, perdí el balance sintiendo como apretó sus manos contra mi chaqueta, lanzándome al agua del río. Un ente forcejear, mientras que el agua entraba por mi garganta, impidiéndome gritar. Pataleaba mientras que este susurrador me dejaba tomar aire pero volvía a meterme en el agua, mientras que intentaba de tomar fuerza para sostener su camisa rota con mis manos para aferrarlo a mi cuerpo y girarme encima del susurrador pero no podía, era demasiado fuerte para mi. La agua continuaba adentrándose en mi garganta, impidiendo que respirara mientras que sentía mi corazón palpitar con fuerza, mis manos temblaban mientras que continuaba pateando aquel susurrador. Estaba completamente mojada pero mis fuerzas se desvanecían, hasta que justamente su cuerpo salpicó en el agua, cayendo. Me eleve del agua, viéndola, viendo como Michonne con su espada eventualmente rebano a ese hombre, llenándola de sangre. Retome el aire, observando frente a mi a Ethan, lleno de sangre también, parecieron haber combatido a algunos en el camino.

—Michonne... —la llame ante ver como ella me miraba, me miraba agitada mientras que yo estaba empapada, intentando de retomar mi aliento y calmar la ansiedad que me provocó ese susurrador.

—¿Quieres morir?—me preguntó ella, mirándome con sus ojos abiertos mientras que veía sus manos llenas de sangre ante lo que hizo, los demás me miraban, igual de decepcionados que ella, y si que dolía.—Tengo la oportunidad de poder salvarte a ti y no dejare que mueras, no como hice con Carl o con Rick.—me dijo, girándose para distanciarse de mi pero me quede boquiabierta con sus palabras, ella estaba errónea.

—Te equivocas.—le dije, viendo como ella limpiaba sus manos en el río, los demás intentaban de no ver la incómoda escena, para que no fuese más tensa de lo que estaba siendo.—Carl no quería ser salvado, Michonne.—ella me daba la espalda pero pude ver como se tensó ante mi comentario, ante mi doloroso comentario.

—Carl quería construir un mundo, un mundo de paz y sin guerras. Carl hubiese decidido salvarte en estos momentos y ocultarte, hubiese sacrificado todo con tal de que vivieras.—me decía, aún dándome la espalda pero había dicho las palabras correctas, él ya se había sacrificado y ya no está, ya no estaba.

—Carl ya no está, nunca más.—dije con un dolor en el pecho, un ardor me recorrió el alma ante pronunciar esas palabras, unas que me dolieron, más que nada. A mi lado, vi como Jayden me miraba y se acercó a mi con delicadeza.

—Estás sangrando, déjame ayudarte.—me aísle en el momento que se acercó, mientras que negué, viendo como él asentía, sé que intentaba de ayudar pero estaba exhausta de que me ayudaran, iba a explotar.

—Él hizo lo que era correcto en aquel entonces, igual que Rick. Ambos tomaron las decisiones más dolorosas por el bien de los demás, por el bien de nosotros, no podías hacer nada ni aunque llegarás a tiempo.—ella se giró levemente, mirándome como los demás ante eso, vi en su rostro la tristeza y en como su semblante demostraba la negación.—Carl prefirió morir aquel día para salvarme a mi, porque sabía que si me perdía de nada iba valer todo el esfuerzo que hizo para recuperarme. Carl decidió salvarme porque sabía que estaba embarazada y sacrificarme haría que él perdiera mucho más de lo que yo podría perder, que claramente fue a él.—mis ojos se humedecieron ante confrontar por primera vez a Michonne sobre este doloroso tema, ella me miraba, me escuchaba.—Él sabía que era lo que debía hacer, lo que debía suceder. Igual que Rick, ambos lo sabían. Si Rick no se hubiese sacrificado ese día en el puente, hubiesen muerto muchas personas. Mis hijos estaban en Hilltop ese día, sus nietos, lo único que Carl dejó, hubiesen muerto con la llegada de esa horda. Quizás Maggie, quizás alguno de nosotros y él no hubiese soportado eso. No podíamos hacer nada para salvarnos, ni aunque quisiéramos y no vas a salvarme a mi.—mis lagrimas se derramaron, al igual que las suyas mientras que veía su semblante, veía el enfado en ella.

—Tienes hijos Aliana, tienes unos hijos que no soportarían saber que no vas a volver nunca más. Los expones al dolor más grande del mundo a tan corta edad, no estás cargando nuestros hombros, es una decisión muy nuestra desear protegerte a ti y a ellas. Porque te lo debemos, porque se lo debemos a Carl.—ella intento de aguantar sus lágrimas pero ya estaban derramándose igual que las mis, negué ante eso y continué llorando.

—Ya es hora, puedo sentirlo Michonne y no habrá nada que la detenga, mi vivencia es la causa de que ella nos esté persiguiendo por el bosque hasta traer su horda a Alexandria.—le dije, señalando el norte, donde era que estaba establecida la comunidad.—Prefiero morir a que mis hijos pierdan el hogar que su padre quería construir, prefiero eso a tener que huir con ellos y dejarlos a ustedes atrás, porque ustedes son su familia y lo único que tienen.—le dije en un tono alto, viendo como ella simplemente se limpiaba las lágrimas, negando con rabia.

—Daryl logró encontrar una cabaña, nos estableceremos ahí, al menos hasta mañana.—fue lo único que ella me dijo, evadiendo mi comentario para pasar por mi lado molesta, al igual que él, quien no me dirigió la palabra y simplemente paso por mi lado.

—Ethan... —lo llame, pero él simplemente me negó con su cabeza, aislándose de mí mientras que asentí dándole espacio para así mirar al cielo.—Es lo que hubieses hecho... —susurre para mi, mientras que mis lágrima continuaron derramándose.

• • •

Estaba aislada, aislada de todos viendo las estrellas desde el balcón de esa cabaña a las afueras del bosque. Mi ropa estaba seca y mi cabello también, no tenía tanto frío como hace unas horas. Estaba sola, los demás estaban adentro de la cabaña, desde aquí podía escucharlos hablar sobre cómo regresar a casa. Se nos había venido encima la peor horda que habíamos visto en lo que llevábamos sobreviviendo desde que esto había empezado pero mi temor era mucho más grande que eso, mi temor era no llegar a tiempo para sacar a mis hijos con vida de ahí, porque no podría morir sabiendo que no se salvaron. Miraba mi hombro cubierto por un trozo de tela que Carol había picado de su bufanda, el color ya no resplandecía, solo se veía la sangre seca. Alce mi mirada, continué observando las Estrellas, sintiéndome melancólica. La noche estaba pesada y mis emociones, no ayudaban. Cambie mi mirada ante sentir el estruendo de la puerta de madera abriéndose, los pasos pisaron la madera haciéndola crujir, mientras que sentí como a mi lado se sentaron en aquellos escalones.

—¿Vas a hablarme?—giré mi mirada, viendo fijamente a Ethan sentado a mi lado, mirando de igual forma las estrellas que yo estaba mirando hace un rato.—No puedo soportar que no lo hagas.—dije algo apenada, él dejó su arma en el suelo, llevando sus manos a su rostro y restregándolo.

—Así no me va doler tanto si mueres.—lo mire, veía su semblante lo enfadado que estaba ante mi presencia junto a él.—¿Qué diablos pretendes, Aliana?—él me miro, hablándome en un tono bajo para que nadie nos escuchara.—Dime por favor, quiero saber con lo que lidiaré.—me sentía triste, verlo de esta forma, ver como alguien se preocupaba por mi y por mis decisiones, me entristecía.

—Ethan, tú la escuchaste. Va a matarme, sin importar que. Por más que huya, ella va encontrarme y aniquilarme.—giré un poco mi cuerpo para estar frente a él, mientras que evadí mi mirada.—Amenazó la vida de mis hijos, ¿cómo podré vivir sabiendo que ellos tiene en la mira?—le pregunté, logrando que sus ojos me miraran ante lo que dije.

—Aliana, te dije que estamos juntos en esto y si tenemos que pelear, perdiendo más de lo que ganaremos acabándola, lo haremos; pelearemos.—negué ante sus palabras, viendo como giró su cuerpo para estar también frente a mi mientras que ambos nos miramos fijamente.—No puedo lidiar con que la persona de la que estoy enamorado, la persona con la que quiero estar durante toda esta mierda, quiere sacrificarse para salvarnos.—baje la mirada ante esas palabras, ante lo honesto que se escuchó.—Aliana, no quiero perderte. No quiero llegar a nuestro hogar y lidiar con que debo sentarme con tus hijos, con que debo decirles que su madre no va regresar.—Ethan fue a levantarse de mi lado pero mi impulso lo detuvo, agarre su brazo, impidiendo que se removiera de mi lado.

—También estoy enamorada de ti.—dije con toda la honestidad de mi corazón, levantándome y quedando frente a él, viendo como cerró sus ojos y respiro gruesamente.—Pero van a cazarme Ethan, va a matarme y no quiero perder a nadie más. No podría lidiar con que mueras, con que te arriesgues con tal de que yo viva. Yo no puedo perderte a ti.—le dije, sosteniendo aún su brazo evitando que se fuera.

—¿Yo debo perderte a ti?—me preguntó, mirándome fijamente y simplemente suspiré, dejando mi frente descansar en su pecho, sintiendo sus manos acorralarme, dándome un abrazo.—Por favor, vamos a hacer un plan. Vamos a salir de esta juntos, te juro que si salimos vivos de esta, voy amarte de una forma más allá de la que has sentido, porque quiero amarte con todas las fuerzas de mi alma, mi amor.—estire mis brazos para abrazarlo ante esas palabras mientras que sentí mis ojos humedecidos ante sus palabras.—Dios juro que estoy más que listo para hacerlo, para hacer lo que sea con tal de sostener tu mano.—mis lagrimas se desprendieron ante este sentimiento que estaba sintiendo adentro de mi.

—Ethan no quiero perderte, eres mi salvación.—dije entre lágrimas.—Desde que te conocí, lo único que he querido es tenerte cerca y saber que podría perderte me quema el alma, prefiero morir a tener que verte morir a ti. No podría soportarlo, te juro que moriría lentamente.—lo apreté contra mi cuerpo, sintiendo como me abrazaba con fuerza y dejaba salir esas tristes emociones.

—Eres mía y no voy a dejar que nada te pase Aliana, no me perdonaría saber que te deje morir.—alzo mi cabeza con sus manos, a lo que no tarde en mirarlo fijamente, rozando mis labios con los suyos y dándonos un beso.

Un beso que nos consumía en la pasión y el amor que estábamos sintiendo. Mis lagrimas continuaron desprendiéndose mientras que volvíamos a un abrazo lleno de sinceridad, lleno de necesidad ante el amor que creábamos cada día. Lo abracé con toda mi pureza, mientras que mis manos se enredaban en su cabello y lo acariciaba. Al igual que él le daba caricias a mi espalda, ambos descansando juntos el uno al otro. Mi estómago estaba revuelto de amor, de un amor que hace mucho no sentía y jamás pensé volver a sentir, mucho menos con alguien como Ethan. Un hombre sereno, pero dispuesto a dar pelea si era necesario. Lleno de cariño y debilidad en su interior, entrelazados por un mismo dolor. Ambos nos separamos ante el olor nauseabundo que invadió nuestras fosas nasales, al igual que los gruñidos invadieron nuestros tímpanos. Ambos nos giramos, con nuestra mirada frente al bosque mientras que Ethan se dobló para recoger su arma. Di leves pasos abajo del escalón, intentando de mirar a través del bosque oscuro pero lo que vi, fue espantoso y me dio un sin de escalofríos.

—Ethan, adentro, adentro... —le dije en un tono bajo, agarrando su chaqueta para adentrarlo a la cabaña mientras que mis manos temblaban.—Dios, no puede ser... —susurre, cerrando las puertas a mi espalda buscando algún tipo de fuerza que retuviera la puerta.

—¿Qué pasa?—a mis espaldas, Daryl apareció, mientras que al verlo baje la mirada como últimamente hacía por mi lamento de lo que él lidiaba debido a la muerte de mi hermana.—Aliana, mírame.—volvió a llamarme mientras que vi a Ethan arrastrar un sofá, lo que no tarde en ayudarlo ambos retomando fuerzas para colocar el sofá frente a la puerta, escuchando pasos y viendo a Michonne evadir mi mirada cuando llevo aún lado de Daryl.

—Debemos irnos de aquí, viene la horda para acá.—visualice a Jayden bajar las escaleras de la segunda planta de la cabaña, junto a Carol quien bajaba de prisa aún lado de Jayden.

—Debemos irnos por la parte de atrás.—opinó Carol, mientras que todos quedamos frente a frente en aquella sala, mientras que yo veía a través de las ventanas.—Pronto amanecerá, tenemos ventaja.—añadió ella a su comentario, pero ellos ya estaban aquí. Saque mi navaja,

—No hay tiempo, nos encontraron.—susurre, cuando pude ver a varios de ellos parados aún lado de los caminantes, mi piel estaba erizada por la tensión.—Los van a guiar aquí, nos acorralaron. Si vamos hacer algo, que sea rápido.—dije, mientras que vi como Jayden no tardo en señalar la parte trasera, así que rápidamente todos empezamos a caminar hacia allá.

Todos giramos la vista, cuando vimos como la puerta empezaba a resonar, incluso las ventanas de cristal de aquella cabaña. Veíamos a los caminantes pero vimos como la manecilla de la puerta retenida por el sofá, empezaba a abrirse, eran los susurradores. Mi corazón palpitaba rápidamente, mientras que la tensión estaba pegada en mi piel. Mire fijamente a Ethan y como este me alentó a salir por la puerta trasera con los demás, mientras que él y Daryl parecieron retenerse a cubrirnos. No tarde en salir junto a Carol y Michonne, mientras que visualice a Jayden frente a mi, aniquilando a varios caminantes. No tarde en tomar acción, al igual que las demás, mientras que mi espalda golpeó la de Jayden para así ver varios caminantes empezar a rodearnos. Esto era un infierno, sus gruñidos eran lo peor para mis oídos. La oscuridad era también nuestra enemiga, mi navaja se incrustó en el cráneo del primer caminante que se me acercó, era lento; así que no era un susurrador.

—Daryl, Ethan... tenemos que irnos.—veía claramente como Carol y Michonne se mezclaban entre los caminantes, quienes la acorralaban. Adentro de la cabaña, veía como Ethan y Daryl intentaban salir, no sin antes lidiar con varios caminantes.

—Michonne, hay que ir al norte.—le hable en un tono alto, intentando de verla a través de los caminantes pero no podía verla, todo estaba muy oscuro. Se que mi espalda aún estaba chocando con la de Jayden, él estaba cubriéndome y yo a él. Mientras que mi mirada continuaba buscando entre la oscuridad a Ethan.

—Hay que separarnos, sepárense. Nos veremos en la comunidad.—escuche la voz de Ethan entre los gruñidos, negué ante eso, mientras que sentí como la mano de Jayden me apretó el brazo, mientras que me retenía.

—¡No, Ethan!—grite con fuerzas, alertando a los caminantes mientras que Jayden me intentaba de sacarme de su agarre.—No puedo, no puedo irme sin ti.—la sangre de un caminante salpico en mi rostro ante Jayden rematarlo frente a mi, mientras que me jaló contra su cuerpo.

—Aliana, tenemos que irnos. Por favor.—me pidió Jayden, mientras que los gruñidos invadían mis pensamientos, mientras que mi corazón palpitaba con fuerzas. Negué pero la mano de Jayden apretó mi brazo con fuerza, distanciándome y escabulléndonos a través de los caminantes.

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