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23

Hazme entender.

El frío era inevitable, no había forma de calentarnos. Mis pies pesaban en la nieve, mientras que caminaba aún lado de muchas personas. Distanciándonos por completo del Reino, a quien vinimos ayudar a moverse a Hilltop. El clima no estaba a nuestro favor, tampoco el humor de todos. Ethan iba a mi lado, callado y caminando con sus armas encimas. Todos estábamos yendo a la misma dirección pero sentía que había algo más, el clima estaba muy pesado y creía que no llegaríamos de día, al menos hoy no. Mi cuerpo no dejaba de temblar, tenía un gorro, guantes y bufandas pero el frío aún traspasaba por mi piel. De mi poca salía ese humo, humo que transmitía frío. Me mantenía aún lado de Ethan, este me transmitía calor con sus brazos. Delante de mi, iba Daryl Dixon escoltando a Lydia. Verla me causaba muchas sensaciones que no podía explicar, solo recordaba el rostro de su madre el día en que todo sucedió. Tomaba aire, intentando de desviarme de aquellos amargos recuerdos. Distante a ella, iba Carol, quien no la había mirado desde que salimos del Reino.

Muchos la humillaban, no la deseaban cerca por la gran amenaza que podría presentar. Necesitaba que alguien me hiciera entender que era solo una niña, que no tenía culpa pero mi mente estaba nublada y mis ojos, cegados. Veía a Michonne mucho más adelante, la veía con Jayden, más calmado ante la situación qué pasó días atrás. Veía como ellos hablaban, señalaban y parecían estar entretenidos, aunque esto no era cuestión de divertirnos; si no, de ayudar a la gente que lo necesitaba. Ese era nuestro propósito, y siempre lo sería. Continué caminando en aquella nieve, aquella pesada nieve que se acumulaba día tras día. Hace mucho no veía este pesado clima, donde nos costaría muchos suministros que necesitaríamos luego, no podíamos estar en desventaja. Aún así, me sentía agradecida, en mi mente llegaban muchos recuerdos de mis días pasados llegaban, creándome en mi rostro una sonrisa melancólica.

—¿Qué?—me pregunto Ethan a mi lado, este aún abrazándome para transmitirme calor. Mire sus ojos, esos que empezaban a volverme loca.

—Para estas fechas nacieron, Alanna y Caleb.—le comenté a Ethan, quien continuaba caminando a mi lado.—Recuerdo lo doloroso que fue, créeme, mi barriga era muy grande pero ellos cuando nacieron era tan pequeños. Aún no sabemos cómo soporte el parto, fue una sorpresa que tuviera dos bebés.—hablaba, recordando el rostro que coloque de asombro ese día cuando Siddiq me dijo que debía pujar porque veía otra cabeza.

—¿Crees que estén bien?—me pregunto, curioso y preocupado por los niños. Asentí.—¿Con todo esto? Con lo que ha pasado, no quiero pensar en lo difícil que debe ser para ellos.—corrigió su pregunta, suspire, transmitiendo aquel frío humo de mi boca.

—Mis hijos son fuertes, saben lidiarlo.—le respondí a Ethan, mientras que vi algunos salirse de la fila ante la presencia de caminantes.—Vamos.—le pedí a este, viendo cómo Carol e Daryl retomaban acción, al igual que Ezekiel.

—Rodeen la zona, nos podemos encontrar más adelante. No sabemos si son ellos.—comentó Ezekiel, dándonos órdenes a nosotros los soldados y cualificados para proteger a los demás. Ethan como yo, tomamos la ruta de la izquierda, viendo algunos caminantes salir de los arbustos.

—Es un caminante.—le dije a Ethan, quien no tardó en incrustarle al caminante su navaja, dejándolo en el suelo tirado y adentrándose al bosque conmigo.—No voy a dudar que nos podrían estar vigilándonos, deben disfrutar como les tememos.—caminaba por la nieve con este a mi lado, mirando a todos lados.—Si nos vigilan, debe ser por Lydia. No tengo duda. Ya saben donde queda el Reino, saben donde queda Hilltop. Saben que ella puede estar ahí, Michonne quiere custodiarla en Alexandria, no quiero poner a mi hogar en riesgo.—le comentaba a él cómo me sentía respecto a las situaciones, mientras que se escuchaban más gruñidos.—Además, nadie está liderando Hilltop. Nadie sabe de la líder original.—me quedé parada en la nieve, pensando en aquella mujer a quien no veía hace años, a quien creía perdida en alguna parte de este país.

—Es una niña Aliana, no tiene a nadie más. Nadie quiere ayudarla, no vamos a ser iguales.—me dio su opinión, mientras que incrustó su navaja en el caminante que atravesó los arbustos.—Lo qué pasó, no va quedarse así. Retomaremos venganza, una jugada pero debemos prepararnos. Debemos ser más inteligentes que ellos, sin importar que.—vi como se arrodilló frente al caminante, observándolo con detenimiento. Me acerqué a él, confundida.—Su chaqueta tiene tres círculos, ¿qué significaría?—se preguntó él, observé la chaqueta y toque el rostro del caminante muerto pero no era uno de ellos.

—Alguna elite, o no lo sé.—le respondí, mirando el cabello de aquel caminante pero no era ella, no era Alessandra. Suspire, levantándome de aún lado de ese caminante y de Ethan, mirando los árboles y sus hojas congeladas.—No quiero pensar que haya muerto.—hablé, Ethan me miraba, el sabía de que hablaba y como me sentía al respecto.

—No creo que este muerta pero tampoco creo que este cerca.—me acerque a él, colocando mi cabeza en su pecho, abrazándolo y sintiendo un poco de calor.—Te quería proteger, al menos.—negué ante eso, sintiendo como él me apretaba con sus brazos.

—Ya debe saber que perdió a una hija más.—dije, alzando mi cabeza para mirar a Ethan mirarme.—Solo espero que cuando yo haga mi jugada ella no esté ahí, porque no me va importar arrebatarle la vida. Ella debía saber que quizás Natasha estaría en una de esas estacas.—Ethan me soltó con sus brazos y tomó mi rostro en sus manos.

—Tú no vas hacer lo que ellas quieren que seas, un monstruo. Tú vas hacer quien retome el balance mundial en tus manos, tú vas a dejar que Alfa permita que gano, al punto de que quede ciega y es ahí, donde será su cabeza la que esté en una estaca.—me dijo, asentí ante su comentario.

Ambos estábamos solos, en medio de la nieve. De una gran tormenta que se avecinaría pero aún así, lo único que quería mirar en estos momentos además de estar con mis hijos, era mirar sus ojos. Él me miraba de una forma tan fija, no desviaba su mirada, ni siquiera estando lejos. Él encontraba la forma de mirarme, de verme y sentirme cerca de su cuerpo. Me causaba sensaciones que no podía describir, tantas que simplemente quería sentir sus labios. Me alce un poco, para rozar mis labios con los suyos y darnos un profundo beso. Sabía que ya no era lujuria, que no era deseo de tenerlo, era cariño... era amor. Sus manos acariciaban mis frías y sonrojadas mejillas, mientras que yo tenía las mías colocadas envueltas en su cuello, besándolo con suavidad. Él me hacía sentir calma, me colocaba los pies en la tierra. Sintiéndome rota y vacía por las situaciones, él lograba relajarme con una mirada. Me hacía entender lo que era correcto, aunque fuese incorrecto. Me separé de él, al sentir una ráfaga de viento fría penetrar mi ropa.

—Debemos irnos.—él miró al cielo, al igual que yo, un cielo nublado que empezaba a transmitir más nieve y un gran viento, un fuerte viento.—No podemos quedarnos en el bosque, hay que ir hacia Michonne, hay un lugar seguro.—confusa lo mire, mientras que su mano apretó la mía y detrás de él, me fui.

• • •

Sus grandes puertas se abrieron, permitiendo que las personas del Reino pudieran entrar. Aturdida ante los recuerdos, me quedé parada aún lado de Carol, quien estaba callada a mi lado. Todos entraban, muchos ayudaban a trasladar algunos a ciertas partes de este oscuro lugar. Todos habían aceptado venir aquí, la idea de Ethan por ayudar había resultado pero yo estaba perturbada ante revivir millones de memorias que no tenían escapatorias. La mano de Carol acarició mi hombro, esta me miró con un rostro reconfortante mientras que cerca de ella se aproximaba Daryl Dixon, a quien ni siquiera mire e incluso, me removí cabizbaja. La tristeza de verlo era inexplicable y ahora, estando parada en el Santuario en medio de la noche con esta nevada, no era un momento que recordaría. Camine por los oscuros caminos de este lugar, viendo a muchos acomodarse y descansar.

Veía a Jayden, incluso a Ethan acomodaban algunas cosas. Este fue su hogar, pero para mi, fue el infierno viviente. Me distancié de la gente, aún hacía mucho frío y la nevada continuaba de forma muy pesada. Deseaba y esperaba esperanzada de que mis hijos estuviesen a salvo, al igual que Judith e RJ, junto a Noah y Samantha. Suspiraba, pensativa ante esos niños. Miraba este lugar, imaginándome en un pasado por cada rincón, entristecida y esperanzada de que alguien pudiese volver para llevarme a casa, y así fue. Subí las escaleras, llegando a una segunda planta mientras miraba a todos. Aquí era donde Negan daba sus mensajes, sus amenazas. Toque las barandas, frías y llenas de polvo. La comunidad a la cual algún día le temimos había caído por nuestras propias manos, me daba valor de pensar que así mismo sería con los susurradores. Caerían uno por uno, como cayeron los salvadores. Cómo incluso cayó Negan, en un abismo de una gran victoria a la cual no pudo llegar.

Continué caminando, pasando por los pasillos oscuros. No había nada, ni siquiera un caminante, este lugar estaba vacío por completo. La iluminación de algunas fogatas encendidas, incluso velas, hacían que no fuese tan oscuro. Miraba algunas ventanas, veía a través de ellas la gran tormenta que había afuera. El frío llegaba a mi piel, sin importar cuan abrigada estuviera en este instante. Me imaginaba en esas aceras, detrás de Arath o escondiéndome de Nathan. Lo curioso era, que ambos ya no estaban. La melancolía proseguía invadiendo mis memorias, mi sentir ante estar en este oscuro lugar, en este horrible sitio. Me quedé parada en aquel pasillo que tenía unas ventanas viejas pero que se veía el gran paisaje de afuera, la nieve. La hermosa naturaleza invadiendo todo a su paso, estaba siendo ella. Escuche pasos pero proseguí mirando la nieve, ver cómo el fuerte viento movía los árboles con brusquedad. No había ni un caminante afuera, debían estar congelados. Giré mi mirada, observando cómo Ethan caminaba hacia mi, parecía nostálgico también.

—Es curioso, todo esto.—se quedó a mi lado, observando a través de la ventana mientras que lo mire confusa ante lo que dijo.—Se siente como un sueño.—añadió a su comentario, lo miraba sin entender a qué se refería.

—¿Qué es curioso?—le pregunté, tenía mucha curiosidad en saber de qué hablaba, quizás tenía algún recuerdo. Como dije, este siempre fue su hogar y no de una mala manera. Ethan suspiró, acercándose a la ventana.

—El día en que mi hermano Caleb murió, fue el día en que te encontré.—me acerqué a la ventana ante sus palabras, asombrada por lo que decía.—Yo acompañe a Nathan, con un pequeño grupo a Hilltop. Íbamos atacarlos por la deslealtad de Gregory, yo estaba ahí.—lo miraba fijamente pero él miraba la ventana, parecía recordar lo que había pasado ese día.—Chocamos con ustedes, las perseguíamos y su auto se volcó. El auto iba a encenderse, había una fuga de gasolina. Corrí rápido, te vi salir. Estabas jodida, así que te tome en mis brazos y tan solo vi como mi hermano obedeció las órdenes de Nathan, él me mandó aquí para traerte a salvo.—hablaba él, mientras que en mi mente recordaba esa noche, tuve mucho miedo.—Te traje, te lleve a la enfermería y pedí ayuda, fue ahí cuando pude verte con claridad. Me cautivaste en un momento, veía la sangre en tu rostro y lo inconsciente que estabas. Recuerdo a Jayden, pidió que te ayudaran de prisa y así fue, yo no quería irme de la habitación. No quería irme de tu lado hasta que despertaras pero tuve que hacerlo, horas después Nathan había llegado sin mi hermano y dijo que lo mato, que lo hizo porque él mato a su hermana, que aún estaba en el auto. Me quedé confundido porque él había dado órdenes de reventar el auto, le di una paliza que Negan me perdono.—él aún no me miraba, continuaba recordando pero sé silencio por un instante.

—No sabía que tú fuiste quien me trajo.—le hablé, aún asombrada sin creer lo que me decía, definitivamente cuando estábamos entrelazados con una persona, no se rompería.

—Procure en antes de irme verte, saber que habías despertado. Intentaste escapar, lo recuerdo.—dijo, riendo, mientras que también recordé ese momento aquí en el santuario.—Días después decidí irme a la base de satélite de los salvadores, la habían atacado ustedes pero no tardamos en reponerla. Era mejor que estuviera allá que acá, había roto cualquier tipo de lealtad a Nathan. Un día volví, quería ver a Connor y a Michael, y ese día estaba aquí parado, justo aquí con Arath. Mirando esta ventana pero a través de ella, te vi a ti.—giró sus ojos, mirándome y recostando su cabeza de la ventana mientras que también lo mire fija.—Te mire y supe que eras tú, estaba curioso. Así que mire a Arath y le pregunté quien eras, me dijo que eras una chica extraordinaria. Que eras hermana de Nathan pero que no eras nada parecida a él, supe que entonces eras hija de Negan. Así que ese día me volvería a ir pero antes de irme, salí por donde estabas. Te vi, sola y mirando a donde Negan encerraba varios caminantes, ahí estaba Dwight limpiando una motocicleta. Me acerqué a él mientras que el sol me reflejó tus verdosos ojos, no me mirabas. Te levantaste y te fuiste. Le pregunté a Dwight, "¿quien diablos es ella?". Él me miró curioso por mi pregunta, y me dijo "su nombre es Aliana, y lo sé, es hermosa".—sonreí ante eso, sonrojada continué mirando y escuchando.—Ese día nunca volver a verte pero tu nombre siempre se quedó grabado en mi memoria, igual que tus ojos lo curioso es, que jamás pensé que volveríamos a cruzarnos y que él mismo día que volvimos a encontrarnos, me diste la misma impresión.—lleve mi rostro al de Ethan, besando sus labios ante lo que este me había confesado.

—Eres adorable cuando debes serlo.—le comenté entre besos cortos, mirándole sonreír.—Y eres tan hermoso... —le halague, acariciando su rostro mientras que este miraba a varios lados de los pasillos y sus manos apretaron mis glúteos, para así bajar hasta mis muslos y alzarme. Rodee mis piernas en su cadera mientras reía sonrojada.—¿Qué haces?—pregunté cuando este me distanció de la ventana, sosteniéndome y caminando conmigo por los pasillos oscuros.

—No puedo resistirme a ti, no puedo.—me dijo, sonreía totalmente derretida por este hombre, quien caminaba y nos alejábamos de los demás, abriendo una gran puerta de un cuarto al que reconocí. A mis espaldas, este cerró la puerta con seguro y la luz de la luna transmitía una gran iluminación, mientras que Ethan tumbó mi cuerpo en aquella cama.—Te voy hacer el amor debajo de la luna.—me susurró en mi oído, tensándome cuando este desabrochó mi pantalón, besando mi cuello.

—Se van a dar cuenta de nuestra ausencia.—reía, esto qué haríamos jamás lo había hecho, escapando de los demás para tener un polvo.—Se van a dar cuenta.—continuaba sonriendo, mientras que este bajo mi pantalón y mi ropa interior hasta abajo de mis rodillas.

Bese sus labios mientras que me arriesgaba a todo, estábamos en una situación no tan segura y aún así, aquí estábamos. El frío llego hasta mis piernas, mientras que me quite mis zapatos, al igual que termine de quitarme mi mahón y un legging que portaba para el frío. Miraba cómo él me sonreía, cómo la luna nos iluminaba. Se quitaba su chaqueta, sus guantes y su camiseta, su torso se quedaba desnudo mientras que yo lo miraba con lujuria. Me quite mi gorro, al igual que mis otros accesorios para el frío, para así quitarme mis chaquetas y camisetas, quitándome mi sostén y quedando libre. Él me miraba, ambos párrafos frente al otro pero él aún no se había quitado su mahón, me observaba con una gran sonrisa. Sonrojada, me acerque a él, desnuda y sintiendo el frío recorrerme. Giré su cuerpo para así, tumbarlo en la cama. Mordía sus labios mientras que yo misma le desabroché el cinturón, bajando su pantalón mientras que él quitaba sus zapatos, y así, termine bajando su ropa interior viendo su gran intimidad abultada. Miraba cómo sus pupilas estaban dilatadas, como este miraba cómo me acercaba a su intimidad y rozaba mi mano.

Me senté encima de él, sin adentrarme su abultado miembro dentro de mi. Nuestras pieles se sentían frías pero transmitirían un gran calor, me sentía atrevida en estar en esta parte del santuario, teniendo relaciones con él mientras que los demás buscaban una opción para salir de aquí. Bese mis labios con los suyos, mientras que no tarde en adentrarme su miembro en mi, sintiendo como empezaba a provocarme mil explosiones. Aguantaba las ganas de suspirar, mientras que él mantenía sus ojos abiertos y me miraba. Movía mis caderas en círculos, tenía tantas ganas de soltar leves gemidos. Empezaba a transmitir calor, mientras que él llevaba sus manos a mis senos, tocándolos y mirándome de forma excitada. Aumentaba la velocidad, mis caderas eran sueltas y podía moverme con facilidad, provocando en ambos sensaciones extraordinarias pero él no aguantaba que yo tuviera el control absoluto.

—Te dije que te haría el amor debajo de la luna.—me dijo con una voz ronca que desató una leve pasión en mi, bese sus labios con necesidad mientras que este detenía mis ritmos.

—¿Qué harás?—le pregunté provocativa, levantándome de encima de él, mientras que este con brusquedad me dobló la espalda, mi cabeza estaba colocada en la cama mientras que mi cuerpo estaba fuera de ella.

—Te voy hacer mía.—me respondió, con una voz mucho más ronca y gruesa, y levante mi cabeza cuando sentí su miembro entrar bruscamente adentro de mi, soltando una leve gemido.

Sus caderas chocando con mis glúteos provocaban un sonido excitante para ambos, mientras que este me cogía de una forma ruda pero sensual. Mis manos apretaban las buenas sábanas de aquella cama, mientras que mi espalda estaba arqueada y mis dientes mordían mis labios para evitar gemir ante este delicioso placer. Empecé a mover mis glúteos, provocando más placer a Ethan quien gruñía en un volumen bastante bajo. Empecé a gemir, pero de forma baja y cubría mi rostro en aquellas sabanas, tapando los placenteros gemidos que querían salir de mi boca. Sus manos apretaban mis glúteos y incluso, le daba palmadas que me encantaban. Sus manos recogieron mi cabello con fuerza y empezaron a jalarlo, juraba que iba estallar de la excitación que sentía en ese instante. Mi espalda continuaba arqueada mientras sentí como él aún embistiéndome con fuerza y rapidez, de arqueo para acercarse a mi y besar mi espalda, creándome una gran tensión. Me erice por completo, mientras que en si, se detuvo, girando mi cuerpo y besándome apasionado. Me sentó en la cama, abriendo mis piernas de manera flexible y adentrando su miembro nuevamente.

Mordía mis labios mientras lo miraba fijamente, no cerraba mis ojos y mis piernas estaban encima de sus hombros. Continuaba embistiéndome con rapidez mientras que veía como su frente transmitía el sudor, estábamos calientes. Estaba siendo un gran placer en este momento, que me hacía olvidar absolutamente todo. Me embestía con fuerzas mientras que este llevó su mano encima de mi parte íntima, tocándola con suavidad y provocando una doble explosión. Aumentó el ritmo en ambas partes al punto de que empezamos ambos a gemir, de una forma leve pero en un tono bajo. Continuamos así hasta que ambos llegamos al punto máximo, al punto donde terminamos juntos debajo de la luz de la luna. Miraba sus ojos cerrados y como respiraba gruesamente, besaba sus labios con suavidad y mucho amor. No tarde en sentir sus brazos abrazarme y caí en cuenta, de que debíamos irnos de aquí. Sonrojada empecé a colocarme la ropa, al igual que él. Mi corazón quería explotar, quería explotar de amor porque me estaba derritiendo con él justo ahora. Me colocaba mis guantes mientras que él se acercaba a mi, baje mi mirada aún sintiendo los escalofríos en mi cuerpo pero él llevó sus labios a mi frente, besando justo allí.

—Eso fue increíble.—dije, mientas que terminaba de vestirme. Debíamos apresurarnos, habíamos estado aquí mucho rato y claramente no habíamos venido solos, pero las palabras que Ethan expresó cuando se acercó a mi, me dejaron tiesa.

—Hazme entender.—alce mi mirada, observándolo confusa ante sus palabras.—Hazme entender de que me quieres, de que esto vale la pena, Aliana.—me miraba fijamente y yo, estaba tensa ante sus palabras. No sabía que decir o como empezar a expresar lo que sentía.—Necesito que me hagas entender, por favor, te veo y siento que me vuelves loco. Solo quiero besarte y apretarte, tenerte cerca de mi.—continuo diciéndome mientras que no dejaba de mirarme, mi corazón palpitaba tan rápido cuando él estaba cerca de mi. Suspire...

—Ethan... —no sabía que decir, no quería decir una palabra que no fuese suficiente para él. Lleve mis manos a su rostro y continué mirándolo, lo miraba fijo cómo él a mi.—También me vuelves loca, me vuelves débil cuando estás cerca de mi. Solo quiero sentirte y que me abraces, hace tanto tiempo no sentía este sentimiento por alguien y cuando tú estás cerca quiero estallar de amor. Quiero estar a tu lado, quiero que estemos juntos en esto, en lo que se vaya avecinar. Solo quiero seguir estallando de amor cada vez que te vea, cada vez que te vea llegar por los muros de la comunidad. Quiero estar contigo.—dije con una gran dificultad pero con una hora estufas que había salido de mi corazón, él me miraba sin poder creer las palabras que yo había transmitido, pero eran tan cierto lo que estaba sintiendo por él.

—Te adoro Aliana.—susurro, nos miramos fijamente ante lo que había dicho, bese sus labios y sonreí ante sus palabras.—Eres completamente mía.—me dijo, entrelazando nuestras manos para abrir la puerta de aquella grande habitación que algún día le perteneció a Negan. Ambos en silencio caminamos por los pasillos, apreté su mano fuerte junto a la mía. Ambos juntos aparecimos junto a los demás, inesperadamente pudimos ver una puerta abierta de una habitación, viendo algunos reunidos ahí y hablando.

—Vaya, mira quienes aparecieron.—mire fijamente a Jayden ante percatarse de nuestra presencia, me mantuve aún lado de Ethan viendo a los demás mirándonos.

—Te estaba buscando.—me dijo Michonne ante verme, sentía mis mejillas llenarse de calor.—Pero bueno, ya sabemos el por qué no aparecían.—dijo Michonne, señalando aparentemente mi cabello y ropa estrujada. Baje la cabeza aún más avergonzada mientras que los demás parecieron sentirse felices por nosotros.

—¿Qué sucede?—pregunté curiosa, acercándome al círculo que tenían, viendo un gran mapa, donde mostraba rutas, las calles y todo tipo de desventajas que podíamos tomar. Todos ellos se miraron, sin saber qué decir, a lo que me llenaron de tensión.

—Debemos salir de aquí o podríamos quedar atrapados en la nieve, podríamos estar aquí por dias y perder muchos suministros. Así que Carol sugirió que de la única forma en la que podríamos llegar a Hilltop justo hoy, es pásanos la línea que Alfa marco.—Jayden sin tapujos, sin ocultar absolutamente nada me miró poniéndome las cosas en la mesa mientras que vi como todos parecían en desacuerdo.—Pero los demás piensan que es peligroso, ¿qué piensas tú?—me pregunto Jayden, mientras que Carol me miraba ansiosa esperando una respuesta y fue ahí que la sangre que llevaba de Negan hirvió en mi.

—Yo pienso que esa hija de puta no va intimidarnos, y que vamos empezar una guerra.—comenté, viendo cómo Carol me miraba de forma orgullosa y cómo está se levanto, asintiendo a mi opinión. No le temía a la muerte, le temía a algo más allá que eso pero tenía duda de algo, esta guerra la empezaría yo.

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