19
Un trágico adiós...
La música animada se escuchaba por todo el Reino, niños corriendo, globos volando por los aires y adultos comiendo palomitas de maíz. Lo que yo estaba viendo parecía irreal pero muy confortador. Adelante de mi podía presenciar a Jayden y Michael jugar con Alanna e Caleb, quienes se veían felices ante esta gran feria. Me sentía relajada ante este nuevo ambiente, ante ver a gente que hace mucho no veía, gente que había ayudado a la guerra contra los salvadores y que nos había ayudado a reconstruir las comunidades. Habían atracciones e incluso habría un pequeño cine, donde pondrían una película animada, era grandioso. Me mantenía aislada, mirando como todos hablaban y sonreían. A lo lejos, podía ver claramente aquel hombre sonriente y hablando con otros, Ethan no se iba a perder este gran festival pero verlos tan lejos de mi me hacía sentir un estruendo en mi interior. Cerca de ahí, una barra de comida donde Rosita y Natasha se servían, parecían charlar amigablemente. Yo, tan solo comía unas semillas de girasol y observaba el gran ambiente.
—Es guapo.—giré mi rostro, observando a la gran Carol mirarme con una sonrisa pícara, aún lado de ella Michonne y Judith llegaron.
—Y un salvaje en la cama.—añadí a su halago, lo que hizo que Michonne y ella al igual que yo, riéramos ante mi comentario pero abrí los ojos como plato ante recordar a Judith, a quien Michonne le pidió que se acercara a sus primos, quienes estaban cerca de nuestro campo visual.—Lo lamento.—reí avergonzada pero Michonne tan solo negó, sonriente.
—Rosita y Natasha no salen de la barra de comida.—comentó Carol, asentí ante su comentario pues la comida estaba exquisita.—Miren, Daryl de niñera.—sonreímos ambas ante ver aquel hombre sentado en un banco con su hija recién nacida en brazos, mientras que su pequeño Noah compartía con los demás niños.—¿Quién lo diría?—sonreía ella felizmente por su amigo, por cómo cambió.
—Todo ha cambiado.—la melancolía llegó hasta Michonne, quien permanecía aún lado de nosotras sonriente.—Pero me alegra que nuevamente hayamos creado un pacto de unión para protegernos mutuamente.—alegó Michonne, a lo que curiosa la mire.—Hilltop necesita nuestra protección, así que Alexandria y el Reino se unirán nuevamente para protegerlo ante la amenaza de los susurradores.—me explico ella, a lo que asentí.—Tara está muy preocupada, tomó el papel de liderazgo ante la muerte de Jesús.—añadió en el momento en que se vio a Tara caminar con Natasha, quien pasaba por un lado de Daryl, mostrándole el bebé a Tara, quien lo cogió en brazos, dándole un alivio a Dixon.
—¿Qué pasará con Lydia?—pregunté curiosa a ambas mujeres, había visto a la joven chica hace un buen rato compartir con Henry, a quien se veía muy protector con ella.—¿Cómo la protegeremos de su propia madre?—volví a preguntarles, llevando a mi boca semillas.
—Alexandria la cuidará, nos quedaremos con ella, si es lo que desea.—me respondió Michonne, abriendo la palma de su mano para que compartiera con ella algunas semillas.—Solo finjamos que todo está bien para que los niños sigan disfrutando en esta feria, es extraordinaria. Parecen disfrutar.—comentó Michonne, llevando las semillas que le di a su boca de un solo bocado.
—Le escribí a Maggie una carta, le indique las cosas que estaban sucediendo, quizás es bueno tener a una aliada a lo lejos, espero que responda.—mire a Carol ante lo que había dicho, ante nombrar aquella mujer que no veía en años, que una parte de mi la extrañaba.
—¿Crees que responda?—pregunto Michonne, mientras que continuaba pidiéndome semillas, mi mirada se fijó en cómo Natasha parecía salir por la entrada principal del reino, curiosa seguí mirándola pero no me enfoque en ella, si no en mis hijos quienes corrían.
—¡Alanna, cuidado!—le grite a mi hija, ante ver cómo podía tropezarse. Ella disminuyó su velocidad y continuó jugando con su hermano e primos por los alrededores, ya estaban sudados y lo más seguro, apestosos.
—Todos nos pudimos haber desprendido Michonne, pero créeme, la amistad y la familia que creamos nos une.—Carol respondió el comentario anterior de Michonne, abriendo su palma y indicándome que deseaba semillas, bufé.—Debo admitir que tu hijo tiene una gran mezcla entre Carl y Nathan.—alegó Carol, quien junto a mi y a Michonne observaban a los pequeños corretear por todo el reino.—Será una gran generación la que les aproxima.—asentí ante su comentario.
—Un grupo partirá a Hilltop, vamos a prepararnos por si se dirigen a buscar a Lydia.—me aísle de estas dos mujeres, mirándolas y más ante lo que Michonne había dicho, estaba ajena ante esto.—Estabas ocupada con los niños, no quisimos interrumpir así que nos aislamos al teatro para planificar todo.—me explico Michonne, a lo que asentí.
—Voy a ir.—le comenté, viendo cómo ella suspiró, negándose.—Vamos a volver, sé que mis hijos están a salvo aquí, al igual que los tuyos. Necesito hacer esto.—Michonne me miro fijamente, y yo de igual forma, ella tan solo volvió a suspirar y asintió.
—No puedo dejar fuera a mi mano derecha.—me sonreía, mientras que Carol a nuestro lado continuó comiendo de mis semillas.—Seremos nosotras, Daryl, Magna, Yumiko y Ethan, algunos residentes más.—me informó, a lo que no tarde en asentir.
Me aislé de ella un instante, debía ir hacia mis hijos y al menos comentarles sobre lo que haría. Viendo así como los que Michonne había comentando que se irían en el primer grupo, aparecían por mi alrededor. No tarde en desviar mi mirada a cómo Caleb y Judith bebían de sus botellas de agua, y comían palomitas. Mientras que Alanna y Michael jugaban animadamente, a mi lado y con una sonrisa pasó Jayden, acercándose al grupo que saldría hacia Hilltop para protegerlo ante cualquier adversidad que se aproximara, aunque él no se iría con el primer grupo. Bote la cajita de semillas de girasoles vacía en la basura que había allí cerca, silbándole a mis hijos para que estos se acercaran a mi. Aún lado de ellos sentados, se encontraban Rosita y Tara, esta quien sostenía en brazos a la pequeña Samantha. Dirigieron ambas mujeres una sonrisa, a lo que se las correspondí mientras que Alanna y Caleb algo sudados se acercaban a mi. No tarde en bajarme a su estatura y mirarlos con seriedad, los había traído limpios y ahora estaban apestosos ante su excesivo juego de correr por toda la comunidad.
—Me iré unas horas pero los dejaré aquí a cargo de Jayden hasta que vuelva. Natasha también estará, así que obedecerán sus órdenes.—ellos asintieron con rapidez ante lo que les había comentado, mientras que yo peiné por encima el cabello revuelto de Caleb.
—¿A dónde irás?—me pregunto Alanna curiosa, mientras que también le acomode a ella su ropa algo estrujara y le ajuste su cinturón.—¿Volverás a casa?—me pregunto pero no tarde en negarle su pregunta.
—Iré a Hilltop, debo ir por si acaso no hay nadie que pueda protegerlo.—le explique, mirándolos a ambos.—Hilltop está en peligro, al igual que nuestro hogar podría estarlo. No salgan, no hablen con extraños. Si ven algo raro pueden decirle a los que conozcan, solo será hasta que vuelva. Tienen sus armas así que si creen que corren peligro, saben que deben hacer.—les comenté, estos me asintieron sonrientes y con rapidez.—Vengan, un abrazo a mamá y un beso.—les pedí a ellos, quienes no tardaron en envolver sus pequeños brazos en mi, y sus labios en ambas mejillas.—Michael, por favor, vigílalos.—le pedí al menor de los Martínez al levantarme, para así ver a mis hijos correr hasta él, este me asintió.
Giré mi cuerpo, dejando nuevamente a mis hijos en buenas manos, deseando que mi ausencia no los afecte ante cualquier situación. Camine hacia el primer grupo que saldría a Hilltop, sin esperar órdenes ante tener el conocimiento de lo que haría. Me acerqué a las mujeres que estuvieron hace un rato a mi lado, mientras que evadí la mirada de aquellos ojos claros que me miraban. Ethan y yo estábamos aislados desde hace días, ni siquiera había cruzado una palabra con él. A mi lado estaba, no sabía si lo hacía con la intención de molestarme o que me perturbara por tenerlo tan lejos estos días. Siempre que lo veía, estaba cerca de aquella pelirroja con la que no enchufaba. Ella estaba a su otro extremo, escuchando las instrucciones de Michonne, mientras que yo intentaba de actuar como si nada estuviese pasando con nosotros pero todos sabían que ambos, nos habíamos cogido muy fuerte. Daryl Dixon llegó a nuestro lado, al igual que los demás que se encargarían de esta seguridad primordial para nuestra comunidad vecina. Todos no tardamos en asentir ante las instrucciones que Michonne colocó para así, encargarnos a la salida del Reino y proseguir nuestro camino a Hilltop.
En silencio continué caminando aún lado de Ethan, a quien sentí que rozo mis manos por caminar tan pegados. Sentía su aroma varonil, sentía como deseaba apretar su mano y entrelazar nuestros dedos. Una sensación recorrió mi cuerpo pero no tarde de manera orgullosa en adelantarme a caminar con Michonne, quien se encontraba saliendo a las afueras de la comunidad. A su lado me mantuve, viendo nuestro alrededor y viendo una imagen confusa para mi mente. Me quedé parada con Michonne ante visualizar la presencia de Natasha, quien venía de los bosques. Me quedé mirando ese rostro, un rostro lleno de enojo y como se dirigía con prisa hacia mi. Preocupada ante su actitud, no tarde en ir acercándome a donde mi hermana venía pero justamente mi cuerpo perdió el balance cuando sus nudillos se plantaron con fuerza en mi mejilla. Los murmuras de los demás ante la actitud de mi hermana y como asombrados vieron lo que había hecho, recibí otro fuerte golpe en mi rostro, sin contar el peso de ella encima de mi. Los brazos de los demás intentaban de agarrarla pero era como si ella retomara mucho más fuerza y yo, me encontraba confundida sin saber cómo reaccionar ante este ataque, sólo protegí mi rostro ante continuar sintiendo fuertes golpes.
—¡Natasha, cálmate!—el grito de Daryl por detener a su pareja no bastó para que ella continuara golpeándome, hasta que en si, sentí como jalaron mi abrigo y me desprendieron de su agarre. Mi cabello no me dejaba ver con claridad, agitada y temblorosa lo sacudí, mientras que a mi lado Ethan miraba la escena, este había sido quien me sacó de su agarre.
—¡Eres una hija de puta!—veía en ella una gran rabia, veía como era sostenida por Daryl y Jayden, mientras que sus lágrimas se desprendían de sus ojos, confundida me quedé aislada de ella ante su actitud.—¿Cómo pudiste ocultarme algo como eso?—veía como ella intentaba salirse del agarre de los hombres que la sostenían, y ahí fue que entendí todo.
—Suéltenla.—Jayden al igual que Daryl me miraron confundidos ante lo que les había pedido pero yo sabía que era la única manera.—Suéltenla, no se metan.—les pedí, y sus brazos se desprendieron del cuerpo de ella y tan solo nuevamente sentí como ella con brusquedad agarro mi chaqueta tumbándome al suelo como si fuese un trapo.—¡No se metan!—grite agitada ante recibir un golpe doloroso en mi boca, lo cual me hizo morderme el labio hasta que la sangre se desprendió. Veía como querían interferir pero tan solo me obedecieron.
—¡Cómo pudiste!—me gritaba ella, apretando mi chaqueta y empujándome contra el muro de la comunidad, sus lágrimas se derramaban y veía en ella la sed de un rencor que no podía detener.—¡Lo mataste con tus propias manos, lo mataste!—sentí como todo dentro de mi se sacudía ante sus palabras, ante ver cómo todos con confusión la miraban pero yo entendía lo suficiente lo que estaba pasando.—¿Como pudiste hacernos esto?—sentí un fuerte golpe en mi mejilla, un golpe que ella me había ocasionado con el mango de su arma y fue ahí cuando escuché un arma cargar, me tense por completo mientras que intentaba de relajar el músculo de mi mejilla adolorida.—¡Mataste a Nathan! ¡Lo mataste como si fuese un animal!—todos me miraron ante lo que ella había dicho, mis ojos humedecidos negaron ante lo que decía y no porque no fuese cierto, si no porque no fue de esa manera.
—Quita tú arma de la cabeza de mi esposa.—trague saliva y limpie la sangre que salía de mi rostro, mientras que los brazos de Ethan me levantaban. Vi como Jayden le apuntaba a Natasha, quien me miraba a los ojos con una gran furia que jamás había conocido, mientras que Daryl tenía su ballesta en la cíen de Jayden, quien respiró hondo y no la bajo.
—Si ella no hubiese matado a Nathan, no tuvieras ni esposa, ni mucho menos dos hijos. Si Nathan estuviese vivo, te aseguro que la mitad de ustedes estaría bajo tierra.—argumento Jayden, bajando el arma y girándose para enfrentar a Daryl Dixon.—Ella hizo lo que tenía que hacer, y lo sé por qué yo estaba ahí.—Natasha miraba a Jayden, lo miraba de igual forma que yo mientras que mi pecho subía y bajaba con rapidez ante la situación tan perturbadora. Mis manos temblaban.—Tú hermano intento de matarte, intento de matar a Aliana, estaba enfermo. Negan lo idolatro tanto que se cegó, tener un padre y sentir su amor, lo que no sentiste por años, lo enfermo. No quería que ninguna de ustedes compartiera el lazo que él tenía con Negan, iba a matarlas tarde o temprano.—añadió Jayden ante su confesión, mientras que Natasha limpiaba sus lágrimas.
—Nathan mato a Carl, lo mato como si fuese un animal. Fue quien le provocó la mordida, así que le hice lo mismo, con mis propias manos. Nathan era un monstruo, aunque fuese nuestro hermano, era lo que debía hacer.—mis labios temblaban ante todos mirar esta incómoda situación, ante confesarse una verdad que jamás pensé que saldría a la luz. Ella me miro, río y negó mientras sus lágrimas bajaron por sus mejillas.
—Carl no era lo suficiente para que mataras a tu propio hermano.—comentó ella, creando una gran incomodidad, una rabia en mí que me consumía desde ese día.—Y ese fue tu error.—Ethan apretó mis brazos con fuerza ante ver cómo yo iba a crear una nueva confrontación por lo que ella había comentado, mientras que ella tan solo lloro pero a la vez reía llena de burla, como si deseaba hacer lo que hacía.—Él te amaba, lo suficiente para arriesgar su vida por ti. Fue mi primer mejor amigo, fue mi primer amor a quien debía cuidar y aún así, él sentía que tú eres su primer amor a quien debía proteger cuando yo fui el primero. Su lazo de hermandad hacia ti era inquebrantable como lo era el tuyo y el mío, pero ya no hay nada.—ella se volteó para emprender caminata a un rumbo desconocido, mientras que yo tragaba esas duras palabras.
—Natasha, cálmate. Ve adentro con los niños.—Daryl con un semblante de seriedad se acercó a Natasha, quien ante sentir su tacto con brusquedad se alejó y lo miro con los mismos ojos que me miraba a mi, con rabia.
—Aléjate de mi y no pretendas que todo esta bien. Aléjate de mi como has hecho estos años por buscar un cuerpo que debe estar en polvo porque ardió con las cenizas, por no dejar ir a los que se fueron es que han cometido tantos errores y no me arrastrarán a mi o a mis hijos con ustedes.—le respondió ella, dejándonos sin habla y emprendiendo una corrida a los alrededores de los bosques, mientras que yo me quedé tragando aquellas lágrimas ante lo que había dicho.
• • •
La noche nos había arropado, nos manteníamos en los alrededores de Hilltop esperando alguna señal de la horda de susurradores. Me mantenía aislada en el bosque, en compañía de aquel hombre a quien deseaba tener a mi lado. Él estaba en el otro extremo, en silencio y demostrando estar pensativo, al igual que yo. Suspire, arqueando mi espalda en aquel tronco de madera. Cerré mis ojos, yéndome a mis pensamientos más obscuros, tanto como los que estaban llenos de luz. Mi corazón estaba en el reino con mis hijos, quienes debieron haber deshecho con mi ausencia, debían estar brincando de felicidad en el teatro, viendo una vieja película. Mientras que mi conciencia, mi alma estaba con Natasha. Sentía un apretón en el pecho ante pensar en ella, en hacerme recordar como fui capaz de hacer lo que hice pero a pesar de todo, por más que extrañara a Nathan y me maltratara por eso, hice lo que tenía que hacer. Abrí los ojos, calmando mis emociones y colocando un semblante neutral ante ver a Ethan acercarse a mi con lentitud.
—Si hubiese estado en tus zapatos, hubiese hecho lo mismo que tú.—él continuaba acercándose a mi, hablándome como si conociera mis emociones, si conociera lo que estaba sintiendo.—También hubiera sido capaz.—volvió a decirme, llegando cerca de mi.
—No voy a sentirme mejor con eso.—le respondí de manera cortante, desviando mi mirada y intentando de buscar por los bosques frondoso a alguno de nuestros compañeros, a quienes no escuchaba desde hace un rato.—Y tú acercándote a mi, tampoco va hacerme sentir culpable de lo que te dije.—vi en él una sonrisa, la vi con la poca iluminación de la luna que me transmitía verlo.
—¿Qué es lo que sientes?—me pregunto, mirándome fijamente, sentía su respiración chocar con la mía y sentía mi piel tensarse. Alce mi cabeza, provocando que nuestros labios estuvieran cerca, sintiendo como él se acercaba más a mi, se dieron un leve roce pero en ese instante, lo alejé.—Porqué yo no puedo quitarte de mi maldita cabeza.—me dijo él, tocándose con su dedo la cabeza de forma brusca y alejándose un poco de mi pero yo escuché una hoja resonar, una hoja seca.—Intento, lo hago. Pero solo quiero sentirte aún lado de mi, sentir que te protejo me reconforta.—siguió expresando pero yo, yo sentía un mal presentimiento.
—¿Qué fue eso?—le pregunté pero este al igual que yo, nos colocamos espalda con espalda, un gran silencio inundó el bosque. Me sentía tensa.—No veo a los demás desde hace rato... —le susurré, pero este cargo su arma. Me giré con brusquedad y rapidez, viendo cómo le apuntaba a una persona parada en seca, su máscara de caminante describía de donde pertenecía.—Ethan... —le susurre a él ante a los alrededores del bosque aparecer mucho más de ellos, mirándonos, acechándonos.
—Shh... —murmuraban el silencio, mientras que sentía el frío traspasar mi ropa y pegarse en mi piel, aquellos nos observaban mientras se acercaban pero Ethan hizo una mala jugada.
—¡No... —mi vida fue tapada mientras que sentí como me desprendían mi grande arma de mis manos al suelo, sentí varios brazos apretarme con fuerza mientras veía a Ethan ser tirado en el suelo por estas personas ante golpear con su arma a uno de ellos.
Intentaba sacarme del agarre de estas personas, mientras que me apretaban y aferraban a sus cuerpos. Llena de ansiedad ante la fría noche, observaba cómo Ethan era acorralado por muchos de ellos intentaba de gritar ante mi boca estar tapada. Veía como golpeaban su cuerpo, como lo golpeaban de una forma brusca que me llenó de temor. Mordí la palma de aquel monstruo que me sostenía, provocando que gimiera lo que me hizo tener ventaja. Me giré y lo golpeé, girándome nuevamente y empujando a los que estaban golpeando a Ethan de una forma desastrosa. Me tumbe al suelo, me tumbe encima de él y empecé a sentir los golpes que él estaba sintiendo. Gemía del dolor ante sentir patadas en mi estómago pero él había sentido lo suficiente. Apreté el cuerpo de él al sentir un dedo chasquear, y un murmuro audible. Mi cuerpo fue sostenido con brusquedad, mientras que vi como a Ethan, quien tenía su rostro lleno de sangre era aguantado por ellos. Miraba con temor como lo sostenían de forma brusca, como lo removían al igual que yo. Y luego de unos largos minutos caminando por el bosque, sentí como me tiraron al suelo con brusquedad, al igual a Ethan, a quien socorrí con rapidez.
—Oye... oye.—alce su cabeza, viendo la sangre salir de su cien y de su boca. Veía como tenía sus ojos medios abiertos, estaba consiente. Alce mi mirada, observando a mi alrededor a mi equipo, estaban bien y me miraban fijamente.
—Aliana... —susurro Michonne, acercándose a mi mientras que a su alrededor se encogió traba Yumiko y Carol pero faltaba alguien, Daryl.—¿Dónde estaban?—me pregunto ella curiosa, observando a Ethan, socorriéndolo.
—Continuamos en el perímetro del norte a Hilltop, perdí de vista a Yumiko y a ti, así que pensé que se habían ido a revisar otra área.—le respondí, acariciando el cabello de Ethan mientras que él intentaba incorporarse y levemente soltó un quejido.—¿Y Daryl?—le pregunté a ella ante no verlo alrededor.
—Esta con ella.—me respondió Michonne, alzando la mirada y viendo a su alrededor.—No sé que está pasando.—comentó Michonne, ella me miro fijamente y suspiró.—¿Por qué no me dijiste?—me pregunto ella, en un tono bajo, esperando que nadie la escuchara. Estábamos acorralados por susurradores, y yo aún sentía un gran dolor en mi cuerpo.
—Sabía que tanto Rick como tú, serían capaces de lo que sea, y para evitar el dolor que yo iba a sentir cuando alguno de ustedes lo matara, preferí hacerlo yo... —le respondí en un tono bajo, ni siquiera mire a esta mujer, solo miraba a Ethan quien transmitía por su nariz sangre. Lo habían destrozado.—Vamos, no eres tan débil.—le anime, diciéndole en el oído y sentí su mano apretar mi chaqueta, aferrándose a mi y cuando alce la mirada, presencié a aquella mujer con una escopeta escoltando al padre de mis sobrinos, quien venía lleno de seriedad.
—Vaya, que sorpresa.—ella le adelanta a Daryl que continué caminando pero su mirada estaba puesta en mi, ella me hablaba a mi, hice una señal y sentí como unos brazos me alzaron en el aire, soltando así a Ethan y viendo cómo Michonne era sostenida por uno de ellos ante desear socorrerme.—¿Cómo estás, Aliana?—me acercaron a ella, y esta mujer con sus manos apretó mis mejillas con fuerza.—Que pena que mi hija no sea tan caliente como tú.—comentó, soltándome con brusquedad mi rostro.
—Acaba con esto.—le dije, mirándole a los ojos mientras que ella se veía entristecida pero demostraba un semblante de fortaleza.—Haz lo que tengas que hacer.—le indique, demostrándole intimidación pero ella se acercó más a mi, se acercó a mi oído y rió.
—Ya hice lo que tenía que hacer... —me susurró, mi cuerpo se tensó por completo ante su respuesta. Alfa me miro fijamente alejándose de mi, mientras que yo veía como el cielo se aclaraba, la mañana venia.—Espero que haya quedado todo claro Daryl. Espero que no pasen la frontera que marque, ustedes en su territorio y nosotros en el nuestro.—nos hablaba ella, indicando que nos dieran el paso libre.—Daryl, por el norte.—miraba como Alfa le indicaba a mi compañero algún código que no entendía.
—Ethan, vámonos.—me arrodillé en el césped, intentando de alzar a Ethan con ayuda de Daryl Dixon, quien llenó de seriedad nos acudió.—¿Qué quiso decir ella?—le pregunté a Daryl curiosa, mientras que emprendimos a caminar alrededor de esas personas que nos observaban.
—Algo malo pasó... —me respondió Daryl en un tono bajo, que todos pudimos escuchar al estar cerca uno al otro.
Él y yo socorrimos a Ethan, caminando los tres juntos. La brisa fría continuaba, y el día empezaba a iluminarse con el sol, el cual se escondía detrás de las nubes. Caminaba con algo de dolor en mi estómago ante recibir varios golpes ahí, defendiendo al hombre que sostenía. Este tenía sus ojos cerrados y sus pies se arrastraban, la sangre se secaba y él mostraba palidez en su piel. Lo aferraba con fuerza a mi, tanto que Daryl no tenía que esforzarse lo suficiente para ayudarme. Este mostraba un semblante tenso, veía como se encontraba pensativo y caminábamos a través del bosque por donde aquella mujer nos había indicado. Me había percatado que entre todos esos susurradores, no distingue a la mujer de ojos verdosos y eso, me alivio. Pude ver como adelante de mi, Michonne y Yumiko corrieron con rapidez. Temerosa ante lo que podían ver, alenté a Daryl a avanzar hacia ellas para visualizar lo mismo que estas mujeres. Daryl soltó a Ethan en el justo momento en que vieron aquel hombre tirado en el suelo, amarrado en un árbol.
—Siddiq... —susurre, viendo cómo este no podía ni siquiera levantarse. Michonne no tardó en liberarlo de las sogas y destaparle la boca, mientras que veía como tenía sangre alrededor de su cabeza y este no paraba de temblar.
—Por allá, por allá.—Siddiq tembloroso señalaba al norte pero este no podía caminar del todo bien, Michonne lo sostuvo, mientras que los demás continuamos siguiendo el paso.
El viento azotaba mi cabello, un viento frío que tensaba mi piel. El ambiente estaba opaco, las hojas secas. Sostenía a Ethan, quien aún estaba afectado ante la golpiza que le habían proporcionado. Su peso estaba en mis hombros pero realmente no me afectaba, quería que se aferrara a mi. Continuamos caminando con suma lentitud cuando vimos algo que nos llenó de tensión, unas estacas y en ellas, se veían cabezas incrustadas. Cabezas que no tenían cuerpo. Trague saliva, sintiendo como el ambiente continuaba llenándose de tensión, de miedo. Continuamos acercándonos, el viento nos azotaba y nos enfriaba la piel. Todos nos detuvimos en seco cuando llegamos a la cima de esta montaña, observando con claridad, nuestra realidad. Aturdida ante la perturbadora imagen que estaba viendo, sentí emociones mezclarse en mi interior cuando desciframos el horror que Alfa había hecho. Abrí los ojos, los abrí grandemente cuando vi algunos líderes de comunidades alternas muertos, sus cabezas incrustadas y convertidas en caminantes en aquellas estacas.
Abrí la boca grandemente, cuando observé a adolescentes que pertenecían al reino, niños que pudieron haber sido mis hijos en unos años. Veía como todos también estaban idos, estaban procesando lo que está mujer había hecho con sus propias manos. Mi cuerpo, mi cuerpo mantenía un gran balance cuando impacte con la imagen de ver a aquellas dos chicas ahí, muertas. Sentí mis ojos humedecidos en el momento en que los recuerdos de ellas recorrieron mi mente, los de los presentes aquí que compartieron con ella muchos años, mucho tiempo. Enid y Tara, una al lado de la otra, muertas, ambas castañas. No podía creer lo que estábamos mirando, no podría creer de lo que está mujer fue capaz y lo supe en el momento en que sentí mi alma sacudirse ante el dolor ajeno, el dolor ajeno de Carol. Con tristeza, manteniendo aún el balance pude ver en aquella ultima estaca la cabeza de Henry, de aquel tierno niño que me recordaba de maneras infinitas a Carl Grimes.
—¡No!—gritó Daryl, impidiendo que aquella mujer mirara aquella horrorizada imagen que la perturbaría, la mataría.—Mírame, mírame.—mi corazón se sacudía viendo la reacción de esta mujer, viendo cómo ella se estremecía de tristeza ante lo que presenció pero ese no era el final, no lo era.
—Hay otra estaca, allá... —Ethan, perturbado y con su poca fuerza, lleno de tensión y miedo como yo, me señaló una estaca que estaba a centímetros y en el medio, como si fuese importante que viéramos. Mi piel se estremeció y curiosa, solté a Ethan para caminar y observar.
Tenía miedo de que fuese alguien apreciado para mis compañeros, no quería que tuvieran que ver entonces una imagen que continuaría perturbándoles. Camine, sintiendo el viento mover mi cabello y tapándome la vista de aquella estaca solitaria. Veía un cabello negro azabache tapar el rostro de aquel que también fue víctima de esta mujer pero mi corazón quedó sin palpitaciones ante el viento remover mi cabello y a la vez, el cabello de aquel caminante. Me paré en seco, sintiendo como mis músculos se quedarán sin acción. Mis manos empezaron a temblar y con negación, solté lejos quejidos de que no podía ser real lo que estaba viendo. El gruñido de aquel caminante estaba destripando mi corazón como quizás destriparon su cabeza. Mi cuerpo temblaba y tapé mi boca para no proporcionar nada cuando visualicé la cabeza de mi hermana en aquella estaca, convertida en caminante. No, no podía ser cierto lo que estaba visualizando. Desesperada y en negación, me fui acercando a ella, con mis ojos abiertos como plato y con mi garganta caliente.
Sentí pasos, sentí pasos arrastrados y como mi cuerpo perdió el balance y ahí, fui sostenida por los brazos de Ethan, quien giró mi cuerpo protegiéndome de aquella realidad tan dolorosa. Emprendió un llanto, un llanto desastroso que alarmó a los demás y ahí caí en cuenta que yo no seria la única que sufriría. Mis sollozos eran fuertes, eran fuertes como su alma se me saliera por la boca cuando mi mente procesaba el hecho de que Natasha estaba muerta, y que había sido una de las víctimas. Ethan apretaba mi cabeza con sus manos, intentando de que mirara sus ojos pero yo continuaba forzándome a ver lo que me perturbaba. Sin más, pude observar cómo Michonne al igual que Siddiq intentaron detener el cuerpo del hombre que demostró un gran dolor ante ver lo mismo que yo, ante ver a su amada muerta, revivida en algo que no era. Vi como en negación, por primera vez escuché a este hombre gritar en llanto y dolor, algo que me dejo aturdida. Este hombre cayó en el piso arrodillado en dolor y restregándose por el suelo, siendo sostenido y consolado por sus compañeros.
Mis músculos se apagaron y caí, caí en brazos de Ethan con fuerzas mientras que me restregaba y gritaba. Gritaba de rabia y dolor, teniendo mis últimos recuerdos con mi hermana, una gran pelea que creo en ella rencor hacia mi. ¿Cómo podría vivir con eso? Llena de rabia, llena de dolor me aferraba al cuerpo de Ethan Martínez mientras que el ambiente opaco cogía sentido, todos hoy habíamos perdido el color de nuestras vidas. Mi cuerpo temblaba mientras que mis lagrimas continuaban cayendo, de mis fosas nasales incluso salían líquidos ante continuar sin freno mi llanto, un llanto quebrador para el que lo escuchara. Veía los brazos de Michonne, los brazos de Carol aferrarse a Daryl Dixon quien no dejaba de mirar una imagen tan dolorosa, no quería imaginar el dolor que sentía este hombre pero sé que él no entendería lo que yo estaba sintiendo. La vida me había cobrado mis acciones, la vida me quito a mi hermana, a la única que tenía. Perdí a Nathan, y ahora, perdía a la luz que me inspiraba. Hoy volvería a mi hogar, con oscuridad y me tocaba dar las noticias de que Natasha Johnson, murió.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro