17
Secretos.
El atardecer estaba cayendo en su punto máximo mientras que aún estábamos lejos de casa. De camino a ella, nos manteníamos en silencio, sin compartir ningún tipo de detalle. Mi semblante estaba serio, mientras que estaba sentada en la motocicleta de Daryl la cual iba a una velocidad neutral. Alrededor de mi, habían dos caballos, uno donde claramente Magna y Yumiko iban, el otro Connie y Kelly. Habíamos salido de Hilltop hace un rato, donde dejamos a Henry y eso no era lo peor, a Lydia. En aquella cadena que Daryl hizo para sacarnos de la multiforme de caminantes, aquel niño nuevamente puso en venta su orgullo y jaló a la niña con nosotros. Intente de sobrellevar un semblante de empatía cuando la vi con nosotros pero mientras más cerca, más caos tendríamos alrededor. No argumente, ni siquiera he opinado, tan solo pedí volver a casa. Tenía muchas preguntas de las cuales esperaba tener respuesta, tenía una nueva confrontación y dos niños que atender. Estaba cansada y no veía la hora en que esto se acabara, en que la paz reinara.
No había paz que sanara lo que sentía mi corazón, no había calma que detuviera mi tormenta. Aún me sentía con mucho malestar, aún me sentía extraña y sin creer que la viva imagen de la mujer que me abandonó, estuvo delante de mi todo este tiempo. Esto terminaría fatal y no cabía duda, una guerra se aproximaría, una nueva guerra que las comunidades tendrían que enfrentar pero esto será más grande que la última vez. Aún sentía mis piel como gallina, con tal solo recordar aquella cantera y la gigante numerosa ola de caminantes que había, me hacía entrar en pánico. No dejaba de pensar en eso, no dejaba de pensar en la situación a la que estaríamos enfrentando, lo bueno de esto era que nos habíamos aliado nuevamente con las comunidades y que pronto, habría una reunión en El Reino, la feria anual.
Ante ver los muros de mi comunidad, no tarde en sentirme aliviada. Estaba sucia, cansada y confundida. Deseaba bañarme, abrazar a mis hijos y no soltarlos, no verlos crecer, no verlos sufrir o tener miedo, no quiero que mis hijos se arrodillen ante nadie y aunque me cueste la vida, así será. No importaba cuan grande sería su miedo, o cuán asustada yo estaría, arriesgaré todo con tal de que mis hijos no sufran ante nadie, ante personas como las que he enfrentado que me han hecho perder absolutamente todo en esta vida. Me baje de la motocicleta de Daryl, al igual que él y las demás se bajaron de sus caballos. Los portones fueron abiertos y para mi sorpresa, Eugene con un mejor bienestar nos sonrió. Verlo a él, verlo sano y salvo me llenaba, me confortaba. Su sonrisa era grandísima, se veía un gran brillo en sus ojos y a su lado, pude distinguir al padre Gabriel, quien también nos sonrió grandemente y nos ayudó a adentrarnos en nuestra comunidad, la que juntos hemos creado.
—Que bueno que estén bien.—Gabriel se detuvo delante de nosotros, con una gran sonrisa, al parecer todos estaban felices.—Llegaron justo a tiempo.—alce una ceja confundida, mientras que le di paso a las demás para que entraran y se acomodaran a nuestro lado en lo que los caballos eran dirigidos a los establos.
—¿Qué sucede?—pregunté curiosa, con una voz algo apagada, Gabriel y Eugene se miraron y no tardaron en estrecharle a Daryl un gran abrazo.
—Felicidades, eres padre de una hembra.—abrí mis ojos como platos, sintiendo como mi emoción recorría todas mis venas, Natasha había dado a luz.
Ni siquiera pude preguntar en qué momento o cómo fue, tan solo sentí ese agradecimiento de que ella haya sido fuerte para traer al mundo, a una nueva princesa. Sonreí de emoción, juro que iba brincar en ese momento pero tan solo no sé con qué velocidad lo hice pero pase por el lado de ellos y decidí correr con rapidez a la enfermería. Pude ver antes de salir corriendo como Daryl procesaba lo que Gabriel le había dicho, vi en aquel gran hombre una sonrisa y esas manos temblarle. No cabía duda que estaba atrás de mi, ansioso de conocer a su pequeña, ese momento era increíble y deseaba volver a cuando tuve la experiencia para disfrutármela mejor, sin importar el terrible dolor que sentí. Agradecía, Carl me había concedido dos hijos, no uno; dos. Llena de felicidad me acerque a la enfermería junto a Daryl, viendo en su rostro la emoción y los nervios, toque su espalda y la acaricie, lo abrace. Había luz, había siempre un destello de luz por más oscuridad que haya. Abrimos la puerta y tan solo vimos en aquella camilla la imagen más tierna.
—¡Mamá!—abrí mis brazos para recibir a Caleb, quien se aferró a mí abrazándome y no me quedo más remedio que alzarlo, mientras que vi a Daryl acercarse tímidamente a mi hermana, quien sostenía en sus manos a una pequeña criatura con un montón de cabello color negro, era una pequeña muñeca.
—Hola.—salude a mi hermana quien me miró con una gran sonrisa, aún lado de ella acostado estaba Noah, mirando con aquel brillo en sus ojos a su pequeña hermanita.—¿Como estuvo?—le pregunté con una sonrisa, ella me miro fijamente y hizo una expresión de dolor.
—Fue horrible pero Siddiq fue increíble.—me respondió Natasha, me fui acercando a Daryl quien sostenía a su pequeña en brazos, la veía detenidamente y no tarde en apreciarla.—Alanna sugirió que le llamáramos Samantha.—sonreí asintiendo, al igual que Daryl quien se sentó en la camilla y le mostró a su hermano, su nueva hermana. La puerta detrás de mí se abrió, giré y observé cómo Alanna me miró sonriente, detrás de ella, Michonne con Judith.
—Hola.—les salude, no tarde en bajar a Caleb para abrazar fuertemente a Alanna quien me miró extrañada y debía ser por la sangre que aún tenía en mi rostro, Judith también se acercó a mi y me abrazo.—Debemos hablar.—le comenté a Michonne quien volvió abrir la puerta y me asintió, alentándome a salir.—Quédense aquí.—le pedí a los niños, saliendo por la puerta y caminando hacia las aceras junto a Michonne.
—También debo hablar contigo.—me comunico Michonne, llena de seriedad.—¿Qué diablos te paso primero que nada?—me preguntó primordialmente. Suspire gruesamente.
—Tienen a una horda, la tienen como defensa en una maldita cantera.—dije en un tono bajo por si alguien estaba husmeando por la ventana, y de hecho era así, nuestros hijos. Me removí con Michonne un poco más aisladas.—El día siguiente que volví a Hilltop conocí a la líder del grupo de los susurradores, su nombre es Alfa. Es una mujer y tiene una perspectiva muy diferente a la que tenemos. Decidió llevarse a Lydia, a cambio de entregarnos a Luke y Alden, el ex salvador.—le explicaba a Michonne detenidamente.—Henry decidió escaparse, quería recuperar a la niña ya que infiere en que ella no es como su madre, no tengo duda de eso. No iba dejar que se fuese solo, así que lo acompañe, pudimos escapar gracias a Daryl y las demás pero esto no acaba aquí, Lydia está en Hilltop y no tengo duda de que eventualmente vuelva por ella.—le comenté pero eso no era todo, no lo era.—Pero no es lo peor, lo peor es que ella viene tras de mi, me ve como una amenaza y sabe de mis hijos, no tardará en saber de esta comunidad, sin contar que... —me detuve, me detuve en mi habla ante Michonne quien me miró esperando respuesta.
—¿Sin contar que?—me pregunto ella esperando que continuara y fue ahí que deduje que debía ir hacia él, que debía ir hacia el hombre que contestaría cada duda, hacia Negan.
—Debo ir con mi padre, hay algo que debo resolver. Y te contaré con cada detalle pero solo te diré Michonne, que me enfrente a la mujer que me tuvo en su vientre y me abandonó. No quiero que Natasha sepa nada, no hasta que resuelva esta mierda.—le dije, con intenciones de caminar pero esta agarró mi brazo y me detuvo, ella estaba asombrada por lo que le había contado pero ella debía decirme algo.
—Negan escapó.—me dijo en seco, me quedé parada totalmente sorprendida.—Volvió ayer, esta en su celda pero él iba a irse, Aliana.—Volvió por los niños y por esa razón Natasha dio a luz, la tensión y el estrés que sentía. Judith le disparó en la pierna, no estoy enojada con él, entiendo que este cansado de estar encerrado. Como hija que eres, te daré una oportunidad a que vayas hacia él.—le asentí a Michonne algo sorprendida ante lo que me dijo.
Tiesa ante lo que ella me había dicho empecé a caminar por las aceras, sucia, llena de sangre y con un semblante de cansancio encima. Aún tenía un poco del destello de luz de mi nueva sobrina pero al parecer las cosas malas siempre sucedería, ahora, deseaba muchas más respuestas. Caminaba con prisa, caminaba con prisa mientras que veía los residentes, veía rostros conocidos que no salude ante estar en mi burbuja. El atardecer estaba llegando a su punto, pronto anochecería. Empecé a correr, sentía un gran peso dentro de mi, sentía como había acumulado tanto y tanto estos días, lo que había tenido en el día de hoy había explotado cada emoción de mi, sentía mis emociones alocadas, me sentía perdida y solo quería los brazos de mi padre. Baje los escalones que me llevaban a un apartamento medio subterráneo, abriendo con cuidado la puerta, estaba en la celda de mi padre. Cerré la puerta con cuidado, evitando hacer ruido y observando fijamente a mi padre acostado en su camilla. Había una luz encendida él tenía unos espejuelos y leía, quien hubiese a este hombre así.
—Hola papá.—le salude, viendo cómo él dejaba un libro aún lado, sentándose en su camilla.—¿Como esta esa pierna?—le pregunté curiosa, viendo el gran vendaje que tenía en su pierna derecha. Él suspiró gruesamente.
—Aliana, yo... —él se veía frustrado, se veía entristecido pero más entristecida estaba yo.—Yo no quería irme sin ustedes, lo lamento tanto.—se disculpó primordialmente, negué y lo miré.
—No vengo a preguntarte por qué quisiste irte y dejar lo que has construido aquí, porque sé que tan solo querías ver lo que era el mundo allá afuera y volviste porque no es lo mismo sin lo que tienes aquí.—le dije, mirándolo fijamente pero él estaba cabizbajo, estaba avergonzado.—Vengo a preguntarte cual fue la razón por la que mi mamá me abandonó.—mi papá levantó la cabeza, me miró confundido.—Quiero que me digas si la mujer a la que enfrente hoy al menos tenía un poco de empatía en su corazón.—él se levantó de su camilla, con un poco de brusquedad y gimiendo ante su herida en el pie pero me miró asombrado ante mis palabras.
—¿De qué diablos hablas, Aliana?—me pregunto él, colocándose frente a las barandas de su celda y mirándome.—¿Alessandra esta viva?—él me miraba con sus ojos abiertos como plato, era como si él mismo malestar que me había dado a mi, le estaba dando a él.
—¿Acaso lo dije en otro idioma?—le hablé temblorosa, recordando como me sentí cuando tuve a esa mujer frente a mi.—Esa hija de puta esta viva y coleando, y está en el bando enemigo. Al parecer vamos justamente como íbamos cuando te encontramos a ti papá, y tengo mucho miedo, mucho miedo.—mis ojos se humedecieron y me acerqué a la baranda acercándome a mi papá, sintiendo sus manos tocar las mías y apretarlas.—Nathan siempre quiso encontrarla, siempre deseo eso.—mis lágrimas bajaron por mis mejillas mientras que las manos de papá siguieron apretándome, dándome un poco de fortaleza.—No podré dormir en paz sabiendo que mi hermano no podrá decirle que aunque ella lo haya dejado, él veía sus fotos antes de dormir deseando al otro día encontrarla frente a la puerta de nuestro hogar.—solloce, llenándome de tristeza, de un peso grande en mi conciencia ante recordar a Nathan.
—Su madre los quería pero si quería protegerlos, debía alejarse de ustedes al igual que yo. Y gracias a nuestra ausencia, ustedes son lo que son ahora.—me dijo, reconfortándome y sintiendo sus cálidas manos acariciar las mías.—No vas a decirle a Natasha, esta delicada y lo qué pasó conmigo la alteró, vas a ocultárselo hasta que sepas que sea el momento correcto de decirle, debes portarte como la mayor.—continué aferrada a las manos de mi papá, mientras que sentía como aquel llanto me desinflamaba toda la tristeza que tenía adentro de mi.
—Natasha le puso Samantha a la niña, es hermosa, parece una muñeca.—sonreí mientras mis lágrimas continuaban derramándose, mis emociones habían explotado.—Recuerdo cuando Alanna y Caleb nacieron, ni siquiera quería verlos y me siento tan arrepentida de eso. Me hubiese gustado que Nathan los hubiese conocido o que él hubiese tenido hijos, seríamos una gran familia.—el recuerdo de mi hermano era abrumador, tan solo sentí como Negan soltó mis manos y se escuchó un cerrojo, él había abierto la puerta de su celda y sus brazos me abrazaron con fuerza, haciéndome sollozar.
—Nathan no quería tener hijos, él quería criar a los suyos pero él no quería tener hijos. Siempre me lo dijo, se conformaba con tenernos a nosotros. Nos amaba pero fue mi culpa inducirlo por sus caminos, ahora solo me quedan ustedes y jamás las abandonaría.—sus brazos continuaron abrazándome mientras que una gran tristeza me invadía.
• • •
Acariciaba el cabello de Alanna, estaba acostada en mi cama. Se había quedado dormida en minutos con mi presencia, a diferencia, Caleb se había ido a dormir con Michael, dejándole así su cuarto vacío para que Connor quien estaba en mejoría pudiera seguir mejorando. Mientras que otro cuarto vacío, era donde dormía Ethan. Ese cuarto antes era una oficina pero decidí mejor poner una cama y ahora, traía buenas consecuencias. Me levante con cuidado, sintiendo aún mi cabello húmedo ante el gran baño que me había dado. Estaba limpia y sintiéndome mucho mejor. Mi puerta estaba abierta, y la noche estaba algo fría. Me asomé por el pasillo oscuro, encendiendo una luz para poder bajar las escaleras a la primera planta, viendo la luz de la cocina encendida y la nevera abierta. Sonreí, sentí tranquilidad cuando vi a Ethan servirse un vaso de leche, no lo había visto en todo el día y sentía que lo había extrañado. Me quedé parada en el margen, observándolo.
—Hola.—le salude, él se giró con rapidez y le sonreí, le di una sonrisa cálida a este hombre que no tardó en bajar su vaso de leche y cerrar la nevera, para mirarme de arriba a abajo.
—No sabía que habías llegado, estaba preocupado. Traje a los niños temprano cuando notamos tu ausencia, le dije a Daryl que buscaría al sur junto a Jayden pero no encontré nada, él y yo nos perdimos, por eso llegue ahora.—me comentó, quedándose lejos de mí y observándome.—Me alegra que estés bien.—pude ver una sonrisa en su rostro, una que me hizo sentir una sensación en mi.
—Los susurradores me secuestraron, a mi y a Henry, decidimos seguirlos, solo queríamos saber si la niña estaba bien. Daryl nos encontró, así que huimos con la niña pero habrán consecuencias. Vamos a prepararnos en esta semana, incluso Daryl empezará a entrenar más fuerte a Alanna y Caleb, lo que viene no es bueno.—le avise a Ethan, quien asintió ante mi comentario.—Quiero pedirte algo, necesito que me mires a los ojos y me lo jures.—algo melancólica me acerque a él, al igual que él se acercó a mi.
—Pídeme lo que quieras.—sentí su respiración chocar con la mía, sus manos acariciar mis manos, recosté mi cabeza en su pecho y sentí como sus manos recorrieron mi cuerpo, sentí una tranquilidad que no sentía hace tanto en los brazos de este hombre.
—Si algo me pasa, quiero que protejas a mis hijos como si te pertenecieran. Por favor, con tu vida.—le pedí, era un compromiso que no le correspondía pero debía asegurarme que si esta guerra explotaba, alguien cuidaría a mis hijos. Las manos de Ethan tocaron mi rostro, alzándolo y mirándome fijamente.
—Lo juro.—me dijo, un alivio más en mi alma me hizo a sentirle agradecida y nuevamente, tomando una gran distancia con él ante en mi mente llegarme el último recuerdo que tuve de Ethan, mi semblante cambió.
—Te vi con Magna.—le dije cortante, viendo cómo Ethan tomaba distancia, alejándose de mi.—No voy a ser una carnada para que ella caiga, tampoco quiero que ella lo sea para que yo caiga.—le aclaré viendo cómo sus ojos me miraban fijamente y negó, negó sin cesar.
—Tú quieres que este a tus pies, quieres que este aquí, te gusta que te dé atención, que te de calor pero no es lo que quiero.—me dijo él, sin quitarme la mirada de encima.—Este en mi derecho de libertad, puedo acostarme con quien desee y tener un jueguito con quien quiera desafiarme pero tú eres diferente, y no deseo eso contigo, no es lo que quiero.—volvió a decirme.
—Lo que buscas, no vas encontrarlo conmigo. No puedo amarte, no puedo cuidarte y no espero que lo entiendas pero no puedo.—le dije con toda sinceridad del mundo viendo como sus ánimos se cayeron, viendo como el tan solo asintió.
—Yo también perdí a alguien que quería, tampoco llegue a tiempo para cambiar la historia pero si estás aquí ahora es porque así se supone que debía ser, al igual que yo. Lo que haya pasado no me quitaba las ganas de volver a intentar pero tú lo acabas de hacer.—me quede mirando como Ethan tan solo pasó por mi lado, y en el momento en que se fue, sentí un gran vacío adentré de mi, sentí algo...
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