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Tú eliges.

Aliana Grimes

Arrodillada frente a mi guardarropas, sostenía aquella camisa manga larga de cuadros, la sostenía con fuerza contra mi pecho. Aún sentía su olor, era real. Veía en mi cama como aquel hombre dormía plácidamente, hoy, él no se había ido de mi lado y no sabía si tomarlo como una señal. Sostenía la camisa de Carl con fuerza, mordiendo mis labios ante el recuerdo de anoche, ante el recuerdo del día en que lo perdí. Su cuerpo tirado sin vida, el hoyuelo en su cabeza derramando la sangre en aquel suelo de madera era la viva imagen que tuve ayer, que tenía hoy y tendría cada día. Veía la caja, la caja que tenía ropa de Carl, la ropa que él había colocado en su mochila el día en que escapamos por las alcantarillas por el ataque de Negan. Eran varias camisas, varias que tenía aquí guardada y que protegería con mi vida. No importa si esta casa se cae en mil pedazos, siempre habrá algo de él que este conmigo. Pude ver con claridad la ropa tirada en el fondo del guardarropas la camisa que lleve ese día, cubierta de sangre; de su sangre. Dejé la ropa de Carl en aquella caja, escondiéndola entre algunos zapatos. Me levante con cuidado y cerré las puertas. Quedándome parada frente a él, respirando.

Giré mi cuerpo, observando fijamente a Ethan. Estaba cubierto por aquellas sábanas blancas, la cual cubría su cuerpo. No sabía que sentía, no sabía lo que quería pero yo quería que él siguiera protegiéndome como lo hacía. A su lado, en aquella mesa de noche estaba el cuadro con la fotografía de Carl. Una fotografía viva de nuestro amor, no había un día en que no recordara a Carl, en que no fuese masoquista y lo extrañara. Carl era mi gran amor, Carl era mi amor verdadero y a quien siempre extrañaría. Deseaba que el tiempo se hubiese puesto de nuestro lado, me hubiese gustado sentir más su amor y quizás, ese es mi gran dolor; que no tuvimos tiempo. Abrí la puerta de mi habitación, cerrándola con cuidado y bajando las escaleras, sintiendo un gran silencio en mi casa. Mis hijos no estaban aquí, no habían llegado aún. Caminando con más facilidad y sin sentir mucho dolor en mi tobillo, proseguí. Salí de mi hogar, viendo algunos residentes y viendo un día nublado. Hoy saldría, nadie me impediría el paso. Quería prepararme mentalmente, quería prepararme para lo que venía y comí segunda líder de mi comunidad, iba a prepararnos. Empecé a caminar con calma hacia los caballos, esperando que un caballo pudiera aceptarme ante la pérdida de mi caballo Mike. Escuchaba pasos, pasos que venían rápido hacia mi y cuando giré mi cuerpo me inmovilicé cuando los brazos de mis hijos se enredaron en mis piernas. Sonreí, viendo a Caleb peinado, viéndolo con sus ojos azules mirarme con aquel brillo de amor. Observando a Alanna con su cabello suelto y su flequillo recto que tapaban un poco sus cejas.

—Lo lamentó.—les pedí, abrazando a mis hijos cuando me arrodille a su altura, abrazándolos con fuerza.—A veces extraño a su papá, y me entristezco mucho.—continue explicándole, sintiendo su abrazo hacerse más fuerte mientras que mi mirada se fijo en Michonne quien caminaba hacia donde estaba con Judith, y con Rick Jr en sus brazos.—Lo extraño mucho... —les susurré a mis hijos mi dolor, les susurré mi tristeza y como me dolía verlos crecer sin un padre.

—Él también te extraña mucho... —me susurró Alanna en mi oído, mientras que continue abrazando a mis hijos, llenos de inocencia, era un amor inexplicable el que sentía por ellos.

—Te amamos mamá, te amamos mucho.—Caleb acariciaba mi espalda y podía jurar que me moría de ternura, que moría derretida ante este amor inquebrantable. Mis hijos me veían como una héroe, me veían con una gran admiración. Me levante, soltándome de su abrazo y observando cómo Judith se acercaba a mi, dándome un abrazo, un fuerte abrazo.

—Tú fuiste mi primera pequeña, no importa cuanto crezcas, siempre serás mi pequeña.—le susurré ante ver aquel rostro demostrando celos, demostrando la falta de mi atención y cariño.—No te enojes.—le pedí con una sonrisa, abrazando a aquella niña con ese sombrero de alguacil que su hermano le había concedido.

—¿Saldrás?—me pregunto Michonne, acercándose a mi. Le asentí.—Déjame ir contigo.—me pidió, no negué, tampoco asentí pero no me molestaría tener su presencia.

—¿Y los niños?—le pregunté, no siempre podíamos salir ambas.—No podemos llevarlos, iré a Hilltop. Diré lo qué pasó, hablaré con Tara.—le dije, viendo cómo ella asentía.

—Yo iré con ambas.—giré mi mirada, observando fijamente a Daryl Dixon acercarse a nosotras junto a Jayden, quien no tardó en recibir a Caleb en sus brazos, ahí había un gran favoritismo.—Pueden dejar a los niños con Natasha, seguro se encargará de ellos con Negan.—sugirió Daryl, mientras que veía como Caleb abrazaba con fuerza a su padrino.

—Tenía pensando ir sola pero supongo que no podré negarme ante esto.—dije, mientras veía como Daryl asintió, pareciendo irse en busca de algo o despedirse de la mujer que nos observaba a lo lejos, Natasha.

—Me gustaría ir.—giré mi cuerpo, observando aquella cabellera pelirroja observándome de forma fija. No tarde en cambiar mi semblante, uno de molestia y inquietud. A su lado, iban aquellas dos hermanas observándonos.—Aarón decidió llevarse esta mañana a Luke, al igual que Yumiko a Hilltop para dar las noticias de Jesús. Podemos ayudar.—añadió, asentí.

–No.—dije con rapidez, no había permitido ni que Michonne opinara. Magna, me miro de una forma fulminante, el roce entre esta mujer y yo, era real.—Necesitamos gente aquí.—aclare, viendo cómo la morena aún lado de su hermana más joven Kelly, le hizo un transmite de señas que no logre entender.

—Mi hermana dice que quiere compartir más con ustedes los líderes de este lugar.—Kelly me miro, me miro de una forma neutral y me hablo respetuosamente sin mostrar ninguna actitud que me incomodara.—No será costumbre.—agregó, mientras que aquella hermosa mujer llamada Connie me miro, sonriente.

—Dile que podrá ir si me enseña algunos lenguajes de señas.—le dije, sonriendo, viendo cómo Kelly transmitía con sus manos el mensaje que quería llevarle a a Connie, quien sonrió ante el mensaje transmitido.

Todos nos acomodamos para salir, en sus transportes y a su comodidad. Yo, como de poca costumbre, opté en irme en la motocicleta con Daryl. En la carreta, guiada por caballos estaba el cuerpo tapado de Jesús, a quien devolveríamos a su hogar. El día tenía un clima neutral y un gran silencio entre nosotros invadía nuestro ambiente. Apretaba a Daryl por su costado para no caerme ante su regular velocidad en las carreteras abandonadas, con mucho color verde ante su flora. La motocicleta ya no causaba tanto estruendo, lo que hacía que se disminuyera que los caminantes captaran nuestra atención. Debía admitir que no me sentía apta para combatir o salir de mi hogar pero si permanecía encerrada, recuperándome y de cama, me volvería sedentaria y llena de vagancia, no soy así. Además, hace mucho tiempo no pisaba Hilltop y esta circunstancia no era la mejor que digamos, quería llenar el ambiente de empatía. Un silbido llegó hasta mis oídos, lo que provocó que tanto yo como Daryl nos percatáramos que los demás se habían detenido.

—¿Qué pasa?—pregunto Daryl curioso, disminuyendo la velocidad de su motocicleta, sonreí, observando cómo Connie se bajaba con sigilo de la carreta que compartía con Kelly, quien la miró curiosa y sonriente. A su lado, Magna quien se había bajado de su caballo, evadió mi mirada y continuó yendo aún lado de su amiga.

—Son conejos... —sonreí, observando trampas hechas a manos, se escuchaba el chillido de aquellos pequeños conejos.—Quiere ayudarlos.—le respondí a Daryl, bajándome del transporte, viendo también a Michonne bajarse de su caballo.—¿Donde dejaste al perro?—a mi mente vino la mascota de mi amigo, quien siempre estaba a su lado pero no lo había visto rondando por Alexandria desde que llego.

—Lo dejé con Natasha y Noah, lo bañaran y le darán de comer, estaba algo sucio.—me confirmó, quedándose a mi lado, observando el amplio bosque con varios árboles gruesos.—Alanna quiere que empiece a sacarla a las afueras de la comunidad, quiere seguir los pasos de Judith.—habló Daryl a mi lado, mientras que vi a Kelly y Connie mirar los conejos a lo lejos, un recuerdo había venido a mi mente ante ver a aquel conejo blanco en los brazos de Magna.—Empezaré a hacerlo en los próximos días pero Caleb, él no desea.—no tarde en negarme ante la petición.

—No puedes sacarlos sin mi autorización.—le dije a Daryl, molesta, realmente estaba molesta con la acción que quería tomar sin importarle mi consentimiento.

—Amo a tus hijos como si fuesen míos, al igual que amo a Judith y a RJ, pero tus hijos son la promesa que le dije a Carl que cumpliría y quiero cuidarlos como él me pidió en aquella carta. Quiero honrarlo, quiero honrarte a ti.—curiosa ante lo que me había revelado.—No tan solo eres mi cuñada Aliana, te vi crecer, te cuide y ayude a que te convirtieras en la mujer que eres ahora, en la madre que eres ahora.—continuó diciéndome pero llena de molestia, proseguí en mi postura de negación.

—No puedes opinar sobre eso cuando abandonas a tu hijo, quien a penas es un bebé y tienes a otro bebé que viene en camino Daryl.—le dije, viendo cómo su semblante cambió, un semblante frío.—Abandonaste a mi hermana una vez, no vas a volver hacerlo.—masculle llena de molestia, viendo algo extraño detrás de aquel árbol.—¡Susurradores!—grite, grite ante ver cómo aquel caminante estaba parado detrás de un árbol, nos observaba.

Varios cuerpos, varias presencias se hicieron en aquel lugar cuando ante mi grito, salieron de sus escondites. Saque mi arma, ante ver en sus manos cómo portaban cuchillos filosos, se veía que le habían dado un buen mantenimiento. Mi corazón palpitaba, creándome algo de pánico, viendo cómo Connie de alguna extraña forma pudo sacar a los conejos de sus jaulas. Ellos la habían hecho, ellos hicieron esas jaulas. Pude escuchar el quejido, el quejido de aquel caminante cuando Michonne atravesó su espada en el estómago de aquella persona que cayó de rodillas en el suelo. Trague saliva, y justamente me di la espalda con Daryl ante ambos tener a varios delante de mi pero sin importar que perdiera balas y causara la atención de los caminantes; dispare. No titubee, ya sabía de lo que estos animales eran capaces, no podía permitir que algo sucediera. Al menos, no hoy. Mordí mi labio ante ver como más salieron del bosque, no sabían cuántos eran con exactitud pero parecían defenderse bien, al igual que mis demás compañeros. Veía a Michonne, cómo está protegía a Connie pero ver cómo aquella joven chica se defendía, era algo de admirar. Parecían tener claro lo que debían hacer, sin conocer mucho sobre esta nueva amenaza, eran astutos.

Agarre mi navaja, bajando mi arma y estando espalda a espalda con Dixon, quien me cubría bastante bien y yo a él, éramos un equipo. Lleve mi navaja al hombro de aquel que se acercó a mi, dando un leve quejido pero Daryl lo llevo a la muerte enterrándole su navaja en el cráneo. Abrí los ojos como plato ante ver como en el mismo hombro de Daryl se enterraba una astilla de madera algo pequeña, este grito levemente y se removió, lo que me hizo a mi darme un empujón a la única persona que quedaba alrededor de nosotros pero a lo lejos, una parecía escapar. Siendo egoísta, dejando a los demás, no tarde en intentar correr pero alguien se me había adelantado. Me detuvo en seco, viendo cómo Magna de forma competitiva corrió detrás de aquel que huía de la escena y no me quedo remedio de ver a Daryl, verlo quejarse de dolor y como pedía que todos se alejaran de ellos ante este tener una gran astilla en su hombro. Veía como este hombre mordía sus labios y como intentaba que no nos acercamos. El orgullo prevalecía, mientras que veía como Magna traía del pelo aquella chica, si, era una chica. Veía a una chica de tez blanca ser arrastrada por la fuerza de Magna, veía como aquella joven chica suplicaba vivir.

—Ey, calma, calma.—le pedí a Daryl justamente cuando me acerque a él, viendo cómo este se alejó de mi pero engañándolo, le quité aquella astilla creando en él, un poco de dolor.

—¡Carajos!—grito, tapándose el hombro, del cual empezaba a salírsele sangre, llena de molestia y preocupada a lo que eso podía afectarle, rompí su propia camisa para envolverla en su hombro, esperando que Michonne buscara en su mochila alcohol y vendajes, alcohol que están le hecho encima del hombro y causó más dolor en él.

—Aquí tienen, carnada.—Magna delante de mi tiro aquella niña, si, era una maldita niña delante de mis ojos. Confundida, veía aquella joven estar arrodillada frente a mi entre lágrimas, entre desespero y mucho miedo.

—¿Quien eres?—pregunté temblorosa, mi cuerpo temblaba y intentaba de evadir mirar los cuerpos que habíamos matado, era duro visualizar que quizás yo pude haber muerto y ellos volver con su familia, si tenían.—Voy a matarte como ellos, sin piedad.—le amenace viendo cómo sus manos temblaban. Daryl atrás de ella la acorralaba, mientras que este miraba sus manos llenas de sangre, su ropa también estaba manchada.

—No me maten, no me maten... —ella con una voz entrecortada hablo, mirando al suelo, su cuerpo temblaba; ella estaba llena de pánico.—Yo no quería hacer esto, lo siento, no me maten. Por favor, por favor.—suplicaba, la veía fijamente, ella era una niña.

—¿Qué vamos hacer con ella?—pregunto Kelly, curiosa y incluso arisca, observando a su alrededor de forma desconfiada.—Debe saber más de ello, podemos llegar hasta la persona que los gobierna.—opinó, mire a Michonne incluso a Daryl, ambos se veían curiosos.

—Debemos llevárnosla.—Magna aún lado de Michonne y algo agitado, habló.—Debemos aislarla, aprovechemos que iremos a Hilltop, déjenla ahí. Esta asustada.—recalcó Magna, por primera vez, concordaba con ella.

—No hay un puto día en donde no salga y no suceda algo, no intenten de arrancarnos la maldita cabeza.—hablé agitada, empujando de forma brusca a aquella chica pero mi intención era otra, así que el mango de mi arma le dio a su cien, viendo cómo justamente esta cayó aún lado de los otros cuerpos, inconsciente.

—¿Qué carajos?—Magna, aquel pelirroja ante mi acción se llenó de molesto, pero tan solo Daryl y Michonne comprendieron mi postura, Daryl no tardo en alzar a esa chica en sus brazos para acostarla en la carreta aún lado del cuerpo sin vida de Jesús.

—¿La dejamos viva a tu lado?—me acerque a Magna de forma fulminante, mirándola a sus ojos.—No vas entender mi postura o mis acciones hasta que debas cuidar a alguien que viste crecer en tu estómago por meses, hasta la actualidad.—entre dientes continúes hablándole, mirándola de forma fija.

—¿Crees que tus hijos quieren que su madre sea una puta asesina?—me habló está de forma agitada, me hablo con ese tono desafiante que me molestaba, que me irritaba. Veía como Michonne tapaba con un vendaje el hombro de Daryl, de igual forma debían revisarlo luego.

—No tomes de excusa mi crianza de mis hijos para tapar tu molestia con que yo me coja a Ethan.—le hablé a ella en su oído, sin desear que nadie supiera mi vida privada viendo cómo está me miró muy fulminante.

—Yo también me lo cojo pero para que este conmigo pensando en ti, para eso no lo quiero.—se veía la impotencia en su rostro de no lograr su objetivo, de no tenerlo.—Lo tratas como un pedazo de carne, a mi si me gustaría tener a alguien a mi lado que me haga sentir segura por deseo, no por necesidad.—sus ojos continuaban mirándome de manera fija.

—Tú no sabes lo que siente mi corazón, ni lo que piensa mi mente, no sabes nada acerca de mi y esto, esto no es ni la mitad de lo que realmente soy y puedo llegar a ser.—comente, mirando como todos nos observaban, cómo Daryl me miraba fijamente al igual que Michonne.—Somos adultas, quédatelo, si es lo que quieres.—le dije, alejándome de ella y chocando su hombro con el mío, para así acércame a Daryl y mirarle, mirar su herida.—Tú eliges, si volvemos a casa y que ellos lleven a Jesús junto aquella chica, o continuar.—le propuse a este, viendo cómo se incorporó a mi lado, nuevamente su orgullo.

—Tú eliges, irnos a pie, o guiar mi motocicleta.—sonrió este de lado, sacando de su bolsillo las llevas que encendían aquella bestia que llevaba años a su lado, asentí, no me subestimaría.

Ayude a mi amigo, lo ayude a montarse en la motocicleta mientras los demás se colocaron en sus transportes. Algo insegura en guiar esto, me monte. Observe algunos cuerpos en el suelo, muertos. Este día se me había hecho más fácil y me di cuenta que fue el trabajo en equipo. Respire hondo, muy hondo ante encender la motocicleta para así tomar rumbo a Hilltop. Mantuve el balance de la motora, sintiendo a Daryl Dixon recostarse en mi espalda. Este hombre debía estar cansado para tener todo su soporte encima de mi, no me inmuté en nada, solo continué mi camino a Hilltop. La brisa removía mi cabello con fuerza, no era tan difícil guiar esto, la había guiado anteriormente pero no era mi transporte favorito, prefería los caballos o los autos. Me mantuve pensativa, pensando en mis hijos y en que estarían haciendo, en si quizás estarían molestando a su abuelo, o esté molestándolos a ellos. Desearía tener más tiempo con ellos pero como madre pensaba en que si quizás atacaba lo que pudiera hacerles daño a tiempo, ellos tendrían más tiempo en este mundo. No podía negar que me dolía el cuerpo, que mi tobillo estaba adolorido pero si no me mantenía fuerte, no llegaría a ningún lado, y debía ser fuerte por ellos.

Tenía pensamientos revueltos, tenía miedo. Estábamos atravesando una nueva amenaza, una amenaza totalmente desconocida, no teníamos idea ni siquiera de quién lideraba este grupo pero ver aquella niña temblorosa, me hacía entender que ella no deseaba atacaremos. Vi en sus ojos el miedo que quizás podía ver en mi hija, que quizás otra persona vea cuando Alanna tenga miedo, no quería que me hija sintiera miedo. Tampoco quería que Caleb sintiera miedo, que nadie se atrevería a intimidarlo, quiero que mis hijos sean el miedo, como algún día lo fue mi padre. De una buena forma, pero quisieran que lo fueran y ver el interés de las personas que amo en protegerlos, me hace sentir mucho más segura pero ver cómo ellos confundían a Ethan como una figura paternal, me aterraba. Detuve aquella motocicleta, ante ver aquellos Grandes muros de madera delante de mi, mi corazón palpita; hace años que no estaba frente a ellos. Estaba en Hilltop, estaba en el que algún día fue mi hogar.

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Hola chicos, sé que hace mucho no escribía nada, había empezado mi curso pero ante la pandemia mundial me han suspendido el curso. Les envío muchas vibras buenas que les traigan salud y bendiciones. Cuiden su higiene, laven sus manos, tosan y estornuden en el codo. Siempre tengan su desinfectador y eviten salir de sus hogares. Les invito a leer mi nueva novela "El Americano", me dicen qué tal les parece. Os amo a todos, vamos a sobrevivir este año.🙏🏻

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