[𝟚.𝟙] 𝕒 𝕕𝕖𝕒𝕝 𝕥𝕙𝕒𝕥 𝕨𝕠𝕦𝕝𝕕 𝕤𝕙𝕒𝕥𝕥𝕖𝕣 𝕙𝕖𝕒𝕣𝕥𝕤
En periodo corto de tiempo la noticia de que Eaddelyn Stark estaba embarazada no tardó en rondar en todo Desembarco del Rey. Inclusive se decía que tanto el rey Viserys como su esposa Alicent estaban entusiasmados por la noticia, sin embargo estos se consideraban no más que puros rumores pues Viserys poco a poco se quedaba sin energías debido a su enfermedad. Mientras que la reina sonreía de lo convencida que estaba que poco a poco estaba ganando el control sobre el reino, al igual que su padre.
Lo que pocos desconocían era que en realidad ese hijo que Eda esperaba no era de Aegon, más bien era de Aemond y lo que aún más se encontraba oculto era el matrimonio entre estos con excepción de Daeron, Helaena y Aegon. El último seguía en un conflicto con sus mismos pensamientos, ya no disfrutaba de tener sexo con las distintas mujeres, el alcohol dejó de ser respuesta para sus problemas y ahora se mantenía la mayor parte del tiempo sobrio. Estos comportamientos lo notaba la reina, por lo que sospechaba que la norteña tenía que ver con ello.
La realeza se encontraba desayunando como de costumbre con Helaena y Daeron siendo los primeros en llegar a acompañar a su madre. Después Aegon se une haciendo que Alicent le pregunte a su hijo de la ubicación de su esposa.
—Dónde se encuentra lady Stark? —desea la reina saber.
Aegon no despega la vista de su comida—. No lo sé. Me levanté y ella ya no estaba como cada mañana sucede —resalta.
Alicent suelta un suspiro de frustración al pensar en esos otros rumores de que la norteña pasaba mucho tiempo con su otro hijo, paseándose por las calles de Desembarco del Rey, entrenando combate con él, entre otras cosas. Los murmullos de un posible engaño de Eaddelyn hacia Aegon eran más y más.
Justo al instante, Aemond llega a sentarse a comer—. Tu no sabrías decirme dónde se encuentra la esposa de tu hermano, cierto? —cuestiona Alicent irónica.
El hermano mayor alza la vista curioso—. Deberías saber a estas alturas que lady Stark le gusta ir por las mañanas a cazar —responde Aemond mirando a su madre.
—Es interesante que tu hermano sepa más de tu misma esposa que tú, Aegon —replica Alicent—. Pensaba que quizá ella te ha hecho que dejes el vino y te comportaras diferente.
—Y por qué sería eso? —interviene Aemond sorprendido por las palabras de la reina pues él también notaba el cambio de Aegon, sólo que se negaba a aceptar que fuese Eaddelyn la razón—. Apenas y volteas a ver a Eaddelyn —defiende.
—Y qué si fuese cierto? —se levanta Aegon dispuesto a dar su punto de vista—. Tal vez la razón por la que no estoy tanto tiempo con ella es porque se la pasa contigo.
Aemond lo observa extrañado por sus palabras— no me vengas con esas mierdas —dice el tuerto—. Los dos sabemos que no la amas como yo la amo —reniega enojado.
El príncipe sonríe—. Y sin embargo, ella es mi esposa —suelta sabiendo que eso iba a alterar a su hermano, quien le suelta un golpe en la quijada haciendo que Aegon pierda el balance cayendo al suelo—. Sumando que espera un hijo mío —sigue desquitándose.
—Ambos sabemos que eso no es verdad! —desmiente Aemond susurrándole en el oído de su hermano mayor quien ya estaba por debajo disfrutando de la furia de su hermano menor.
Los guaridas separan a los hermanos como pueden con Alicent poniéndose entre ellos—. No más peleas entre ustedes! Entendido? —pone orden.
—Está no es la verdadera danza de dragones —comenta Helaena.
La reina calma sus emociones— la razón por la que preguntaba de lady Stark era porque planeo organiza una ceremonia para la celebración de tu futuro hijo —explica Alicent mirando a Aegon—. Y una despedida para su hermano menor que se estará yendo con su tío a Oldtown a ser su pupilo —revela con todos mirando a Daeron—. Así que les pido que mantengan orden durante la ceremonia. Aemond, compórtate. Aegon, quiero que actúes como el esposo que lady Stark se merece. Comprendido? —aclara y los hermanos asienten.
Mientras tanto, Eaddelyn desconocía de lo sucedido en la mañana hasta que se encuentra con Helaena en los pasillos del castillo cuando la norteña regresaba de su caza. La princesa le revela de lo acontecido hace un par de horas y de que la reina organiza una reunión en conmemoración de su embarazo. Además de que desea hablar con ella.
Eaddelyn se encamina al cuarto de Alicent quien ya se estaba preparando para esta noche—. Deseaba verme? —interrumpe la castaña.
La reina alza la mirada, pide a sus sirvientas que se retiren para tener privacidad—. Eaddelyn. Gracias por verme.
—Estoy en problemas? —pregunta sospechosamente tranquila.
Alicent le sonríe de lado— no lo estas. Sin embargo, hay un favor que te quiero pedir.
Le indica que tome asiento a lo que la norteña hace caso—. Qué es?
—Detesto los murmullos en las calles de Desembarco del Rey acerca de tu infidelidad hacia mi hijo Aegon, heredero al trono —recalca lo último—. Temo decirte que eso no se ve muy bien en una doncella de tu talla, de hecho, estas deshonrando tu casa, y si mal no recuerdo, un Stark jamás rompe un juramento.
—A tu hijo no le importo —defiende la castaña— él es quien se desaparece y no me hace caso. Aemond es quien me ha cuidado y prestado atención desde el día que pisé el reino —acota con autoridad—. Si tan sólo ustedes hubiera criado a su hijo de la forma correcta, no estuviéramos en este tipo de situación...
Ante el discurso de Eda, la rabia de Alicent la posee sintiéndose insultada por parte de la norteña, por lo que no contiene sus impulsos y abofetea una vez más a Eaddelyn. No obstante, la reacción de la ojigris es diferente, suelta una risita burlona al obtener provocar y sacar de quicio a la mismísima reina.
Su alteza jala del cabello de Eaddelyn para al menos dejar en claro quien mandaba en el cuarto, consiguiendo que la norteña deje de emitir un sólo sonido— vine aquí en son de paz para proponerte un trato y tú vienes a burlarte de mi honor y casa —acusa la reina Hightower—. Yo supongo que tu padre estaría muy decepcionado de la mujer que te has convertido —desprecia soltando a Eaddelyn caminando lejos de ella.
Esto ya no le gustó a la lobo pues se levantó fugazmente para confrontar a la reina— No sabe nada acerca de mi padre!! —espeta con rabia.
—Oh! Pero sí lo sé —inicia Alicent con un tono manipulador— y si deseas saber más acerca de tu padre, tendrás que hacer lo que yo te ordenen.
—No te creo! Abusas de tu poder para conseguir tus necesidades! Me rehuso a creer en lo que digas.
—Entonces no te gustaría enterarte de quién estuvo detrás de la muerte de Rickon Stark? —suelta la reina de los Siete Reinos.
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