Capítulo 31.
¿Qué es el amor? Es una interrogante que tiene el ser humano amenudo, todos queremos saber tarde o temprano la formativa de dicho sentimiento, cuál es la manera correcta de querer a alguien o algo, la buscamos con constancia y sin embargo nunca llegamos a saberlo al menos no del todo.
Es complicado, más aún si se trata de alguien como Vante, una persona con su ausencia de límites, tan despiadada y psicópata, diariamente busca la forma más cercana de sentir algo como el amor en su vida, un hecho que le haga sentir vivo, respirando, queriendo.
Él no estaba seguro de haber presenciado el amor en sus años de existencia, pero si se encontraba garantizando que sentía algo similar y ese sentimiento era designado a Jungkook, únicamente por él su corazón latía, solamente ese mocoso lo hacía sentir humano, normal, querido, quizá por ello lo quería de regreso y no descansaría hasta tenerlo nuevamente entre sus brazos para poseerlo, hacerlo suyo e intoxicarlo consumiendo todo del niñito a su paso.
¿Estaba enamorado? no.
¿Enfermo y obsesionado? quizá si.
¿Quería a Jungkook con él? definitivamente si.
Era suyo, tan suyo que se estaba enloqueciendo sin él, sin su cuerpo, sus besos, sonrisas, caricias, sin su jodida presencia que le corrompía en los peores deseos pecaminosos e inhumanos.
Taehyung no podía calmarse, sentía que a cada segundo todo de él empeoraba sin tener a su mascota consigo, no recuerda cómo sucedió o cuándo, pero lo cierto era que no podía vivir sin Jungkook, le resultaba sofocante e hiriente, casi agonizante.
Quiere creer que es obsesión, se sentiría mejor si fuese de esa manera, aunque está casi seguro que comenzó a amarlo incluso mucho antes de ser consciente de ello.
Amarlo si, pero no un amor verdadero sino que uno a su manera enfermiza y corrompida.
Un amor malsano.
Sus orbes rojizos de un llanto anterior se fusionaban al tono escarlata con el que había tintado su cabello, apoyando las manos sobre la barra de aquella mesada en su sótano, observando las dos líneas de cocaína que aún quedaban después de haber aspirado quién sabe cuánta mierda de esa droga, perdido en la ira, tomando el tubo metálico que yacía a su lado girándolo de forma juguetona antes de voltearse y limpiar su nariz en el proceso suspirando pensativo.
Se mantenía fuerte aún cuando no podía vivir sin él.
Se mostraba imparable aún siendo un guerrero malherido luchando una batalla de cientos contra uno.
Todo por sus sentimientos.
Todo por su obsesión.
Todo por Jungkook.
—Veamos, —Habló alzando una ceja, comenzando a rodear al tipo que tenía amarrado de manos a una gruesa cadena colgando del techo, contemplando el sinfín de cortes que yacían en su torso desnudo, con aquella cinta cubriéndole la boca impidiéndole quejarse. Un charco de sangre se mostraba a los pies del hombre con el gotear de más de esta a consecuencia de sus heridas abiertas recientemente hechas, hombres de Taehyung custodiando tanto la puerta principal del sótano como los extremos de aquella habitación, testigos asqueados del descontrol asesino que significaba ser Vante.— según lo que han dicho mis hombres, tú, precioso, sabes exactamente dónde está mi mocoso y vas a decírmelo ahora.
Acercándose lo suficiente como para arrancarle la cinta al hombre, jaló de esta riéndose cuando el contrario se quejó en alto tomando una bocanada de aire soltando gran cantidad de sangre escupiéndola, jadeando sonoro tras el tronar de sus costillas recibiendo un golpe con aquel tubo metálico en manos de Taehyung quién le estampó el mismo violentamente y sin remordimiento.
—Eso es por si dudabas en abrir la puta boca, maricón hijo de perra.—Sentenció levantándole el mentón al adverso con el fierro mirándole entre divertido y hartado.—¿Dónde tienen a mi mocoso? dímelo, prometo no matarte si me lo dices.
—¿De ve-verdad?— Preguntó el contrario viéndose en un muy mal estado. Pobre ingenuo, pensaron los hombres de Kim bajando las miradas al piso, no debería creer en la palabra de alguien como Vante, pero en situaciones desesperadas tomamos decisiones malas a veces.
—Soy un hombre de palabra.—Mintió V esbozando una media sonrisa, tomando un poco de distancia ladeando la cabeza para frunciendo el ceño, mirar atentamente al desdichado hombre quién parecía pensarlo.—No tengo todo el día, nene, creo que...
—¡Lo tiene Young!—Gritó desesperado el adverso interrumpiéndolo, contemplando la forma en que Vante tensó la mandíbula estrujando los dientes, su expresión tornándose dura notoria en molestia, con su mano apretando el tubo metálico con más ímpetu, frunciendo el ceño mirándole con enojo esperando a que continuara.—, mandó a secuestrarlo porqué sabía que era tu punto débil, dijo que la gente habla y se corrió el rumor de que quién tuviera al niño te tendría bajo su poder. Él secuestró a tu mascota, va a matarlo si no haces lo que dice.
Taehyung rió, más por enojo que por burla, golpeteando el fierro contra su suelo unos instantes pareciendo pensar algo a modo personal antes de asentir con tranquilidad.
—¿Dónde está Young en estos momentos?—Preguntó serenamente, el hombre negó susurrando un “no lo sé “ e inmediatamente un nuevo golpe en manos de Taehyung le fue proporcionado violentamente.—, dije ¡¿dónde coño está ese hijo de puta?! No me hagas cabrear más de lo que estoy, maricón, juro que iré a tu puta casa con mis hombres, asesinaré a tus hijos, voy a desmembrarlos y dárselos al perro de mi mocoso como comida y tomaré a tu golfa, esa prostituta que tienes de esposa para dársela de muñeca inflable a todos mis hombres hasta que le metan pollas por los jodidos ojos y se muera ahogada en semen, la muy puta, si no me dices, DÓNDE CARAJO ESTÁ TU JEFE.
El hombre jadeó horrorizado negando ante las imágenes que surcaron su mente de lo espetado por Kim, pasando saliva con dificultad asintiendo quedo y rendido.
—En su casona a las afueras de la ciudad, dos cuadras antes hay un apartamento, tu mascota está en la mansión y Young en el lugar que te dije antes.—Resignado confesando aquello, esperó que Vante fuera flexible, esperanzado en que sería dejado en libertad mostrando horror ante la expresión burlona del pelirrojo batiendo el tubo metálico en su mano emitiendo un suspiro sonoro.—Dijiste que me dejarías ir.
—Mentí,—Sonrió malicioso acercándose al adverso.—como lo de tu familia, eso también lo haré saliendo de aquí, así los tendrás a todos cerca de ti en el puto infierno.
Y no dijo más, riendo cuál demente comenzó entonces a dar un golpe tras otro contra el moribundo hombre, matándolo de forma inhumana sin dejar de proporcionarle nuevas heridas, descargando toda su ira acumulada en días entre golpes que hacían tronar sus huesos rompiéndolos no dejando más que una bolsa inerte de sangre y fracturas.
Quería más, deseaba destruirlo todo por completo, no descansaría hasta conseguirlo, recuperaría a Jungkook, de cualquier manera pero lo haría.
—Choi,—Llamó a uno de sus hombres de confianza una vez terminado el labor de asesinar a golpes a aquel hombre, entregándole el tubo ensangrentado mediante acomodaba su cabello hacia atrás quitándose la sangre del rostro con un pañuelo, mostrándose estoico, calmado, casi inmutable.— encárgate de la familia de este imbécil, haz lo que le dije que haría y luego deshazte de los cadáveres por ahí, eso es lo menos importante.
—De acuerdo, señor.—Respondió el hombre asintiendo quedo con las manos al frente entrelazadas.—¿Se le ofrece alguna cosa más antes de eso?
—Si,—Taehyung rebuscó las llaves de su coche en los bolsillos encontrándolas al correr de unos cuántos segundos. — reúne a un grupo de hombres, que se alisten para ir al apartamento de Young, quiero encargarme de ese hijo de puta yo mismo, luego iré por mi Jungkook.— El guardaespaldas asintió.— Diles que se apresuren, estaremos saliendo en diez minutos.
—De acuerdo, señor.
—Y quiten a esta escoria de mierda del sótano, empieza a apestarme el lugar.—Vante tras exigir aquello subió las escaleras con prisa saliendo de la habitación bajo piso, dirigiéndose a la sala principal e importándole una mierda su apariencia sucia de sangre, observó en el espejo de paso su nuevo tatuaje, esa tinta negra recientemente utilizada para formar así las iniciales de su precisada mascota, J.K, Jungkook, su amado Kookie.
—¿Dijo algo?—Hoseok, aún cuando no habían hecho las pases del todo, después de lo acontecido con Jimin y Jungkook, ambos mayores se hablaban, lo necesario, pero lo hacían.
—¿Antes de morirse?—Indagó sarcástico V esbozando una media sonrisa, causando que Jhope rodara los orbes hartado de que el menor hiciera lo mismo siempre.—, si. Dijo que fue Young, el muy hijo de puta sabía que mi mocoso era mi punto débil, mandó a secuestrarlo para extorsionarme. —Hoseok chasqueó la lengua entre molesto e irritado por lo toca pelotas del líder de ese bando enemigo.—En estos momentos lo tiene en su mansión, él está en un apartamento a medio kilómetro de dónde está mi chico.
—¿Qué harás entonces?—Aquella pregunta hizo dudar a V por unos instantes, el pelirrojo frunció su ceño pareciendo idear alguna cosa en su cabeza y finalmente suspiró.
—Envié a agrupar a mis hombres, iremos primeramente a buscar a Young y me encargaré de ese bastardo yo mismo, —Empezó explicando, disponiéndose a guardar su arma ya cargada en su pantalón antes de encenderse un cigarrillo.—luego de darle al maldito lo que se merece iré por Jungkook.
—¿Puedo ayudar en algo?—Indagó el contrario un poco nervioso a lo que Kim asintió.—, dime entonces.
—Ten un auto listo, cuando esté con Kook y te llame, quiero que nos esperes en la entrada trasera de esa mansión, seguramente con el desorden que se haga llegará la policía y necesito que seas rápido para sacar a mi mocoso de ahí. —Hoseok asintió memorizando lo pedido.—Entonces andando, organiza un grupo de hombres para ti y estate atento a mi llamada.
—De acuerdo, Vante, te veré allí.
—Lo harás y Hoseok,—El nombrado detuvo sus pasos mirando al pelirrojo con atención.— no llegues tarde.
Vante no dijo más, simplemente se dignó a dar un par más de órdenes a sus hombres antes de subir escaleras arriba dirigiéndose a la habitación de Jungkook, misma que había enviado a acomodar dejándola como nueva, con el peluche tan amado del pequeño, ese llamado Blue mismo que se obsequiaron mutuamente en su niñez, sobre la cama perfectamente tendida.
El pelirrojo suspiró cansino, adentrándose al cuarto para sentarse al borde de la cama agarrando entre ambas manos el osito mirándolo con detenimiento, observó todo a su alrededor nostálgico, mentiría si dijera que no lo echaba de menos, de hecho había arreglado todo con la esperanza de que su amado pequeño regresara a casa.
—Me haces demasiada falta, perrito—Murmuró mirando el peluche, presionando sus belfos unos instantes antes de dejar el oso nuevamente y con delicadeza dónde estaba.—, pero te traeré conmigo, volverás a casa con tu dueño para jamás irte, aunque tenga que encadenarte, molerte a golpes y obligarte a que te quedes para siempre a mi lado, no importa lo que tenga que hacer, no me interesa de quienes deba deshacerme, pero regresarás conmigo, Jungkook, porqué eres mío, siempre lo has sido, hice demasiado para tenerte.—Su semblante se tornó más sombrío al incorporarse disponiéndose a salir de aquella habitación cerrándola con llave proponiéndose emprender la marcha al rescate de su pequeño.— Después de todo lo que he hecho, de todos los asesinatos, de mis mentiras, de toda la mierda que hice, no van a quitármelo, es mío, nadie va a alejarme de él.
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