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 — Ah, bueno. 

Samantha quiso reirse en ese instante por la cara molesta de Zoe por la "falta de respeto" del chico de Poseidon hacia la propia Artemisa, deseo haber tenido una camara para capturar tal momento tan memorable. A su lado, Grover lanzaba chirridos de emoción, ah claro, como olvidar que todos los satiros se dejaban impresionar con el limon seco de su hermana. 

— Oh, muchas gracuas señora Artemisa. Usted es tan...genial. 

— Ponte de pie niño cabra — Thalia parecia asqueada al igual que Sam quien jamas comprenderia la aficion por Artemisa — Tenemos cosas importantes de las que preocuparnos ¡Annabeth esta desaparecida!

— ¡Esperen! Punto muerto.... ¿Quienes son ustedes? — Samantha se habia olvidado por completo de los Di Angelo, quienes aun se encontraban asustados y no comprendian nada de lo que habia sucedido. 

Artemisa que siempre parecia un muro de hielo ablando su expresion y miro directamente a la hija de Hades. 

— Quiza seria mejor.... saber quien eres tu. — Le señalo de arriba abajo con curiosidad — ¿Quienes son tus padres?

— Nuestros padres murieron cuando eramos niños. Somos huerfanos — Sam sabia perfectamente el linaje de donde prevenian ambos, uno que ya les estaba causando problemas. 

— Niña, tu eres una mestiza — Dice Zoe con exasperacion — Para mi uno de tus progenitores es mortal y el otro es un Olimpico. 

— ¿Un Olimpico? ¿Un atleta?

— Se refiere a un dios Olimpico — respondió Sam con rapidez — Ustedes dos, son semidioses. 

—¡Genial!  — dice Nico con emoción. 

— No, no lo encuentro genial Nico. 

— ¿Es verdad que Zeus tiene rayos con una potencia destructiva de seiscientos? ¿Y que gana puntos extra por...?

— ¡Cierra el pico Nico! — Bianca se pasó las manos por la cara— Esto no es tu estúpido juego de Mitomagia, ¿sabes? ¡Los dioses no existen!

— No se desesperen por su amiga, es una chica muy valiente — dice Artemisa ignorando el panico de Bianca — Si es posible encontrarla, yo misma lo hare.  

— ¿Entonces porque no nos deja ir a buscarla? 

— No seas tonto, percy jackson. Su aura ha desaparecido, esa manticora se desvanecio junto con tu enamorada. — Percy se sonroja negando con la cabeza. 

— No es mi.... solo es mi amiga. 

— Bueno... ¿Y el doctor Espino? — Pregunta Nico con inocencia — Fue genial como lo acribillaron. 

— Era una manticora y espero que haya quedado destruida por el momento. Pero los monstruos no permanecen muertos — dice Artemisa con expresion seria —Vuelven a formarse una y otra vez, cazarlos siempre que reaparecen. 

— O nos cazan a nosotros. 

Bianca di Angelo se estremeció en su lugar como si hubiera comenzado a armar el mapa de sucesos en su cabeza.

— Lo cual explica... ¿Te acuerdas, Nico, de los tipos que intentaron atacarnos el verano pasado en un callejón de Washington?

— Y aquel conductor del autobús — recordó Nico — El de los cuernos de carnero. Te lo dije. Era real.

— Por eso os ha estado vigilando Grover — les explicó percy — Para manteneros a salvo si resultaban ser mestizos.

— ¿Grover? — Bianca se quedó mirándolo — ¿Tú eres un semidiós?

— Un sátiro, en realidad — Se quitó los zapatos y le mostró sus pezuñas de cabra. Creía que Bianca se desmayaría allí mismo.

— Grover, ponte los zapatos — dijo Thalia — Estás asustándola.

— ¡Eh, que tengo las pezuñas limpias!

— Bianca — Percy continuo con sus palabras — hemos venido a ayudaros. Tienen que aprender a sobrevivir. El doctor Espino no va a ser el último monstruo con que el que se toparan. Tienen que venir al campamento.

—¿Qué campamento?

—El Campamento Mestizo. El lugar donde los mestizos aprenden a sobrevivir. Pueden venir con nosotros y quedarse todo el año, si quieren.

— ¡Que genial! ¡Vamos, Bianca! 

— Espera. Yo no...

— Hay otra opcion — samantha rodo los ojos ante la frase de Zoe, claro que si... como esperar algo diferente de un grupo de lunaticas. 

— No, no la hay — intervino Thalia con asco, ella y Zoe tenian claras cuentas pendientes. 

— Ya hemos abrumado bastante a estos niños — zanjó Artemisa — Zoë, descansaremos aquí unas horas. Levanten las tiendas. Curen a los heridos. Recogan en la escuela las pertenencias de nuestros invitados.

— Sí, mi señora.

— Y tú, Bianca, acompáñame. Quiero hablar contigo.

— ¿Y yo? — preguntó Nico.

Artemisa lo examinó un instante.

— Tú podrías enseñarle a Grover cómo se juega ese juego de cromos que tanto me gusta. Grover se prestará con gusto a entretenerte un rato... como un favor especial hacía mí.

Grover estuvo a punto de trastabillar.

—¡Por supuesto! ¡Vamos, Nico!

— Artemisa, lo que tu pretendes... no esta bien y lo sabes. Es una mocsa que no sabe nada... — dijo Sam siguiendo a las dos hacia el extremo del bosque. 

— Sea cual sea el caso nadie puede intervenir si esto es lo que ella desea, ni siquiera tu — dice Artemisa con seriedad — Ademas ¿Desde cuando te preocupa alguien que no seas tu?

— Mira quien me lo dice, la diosa que detesta a todos a excepcion suya y que piensa que sus cazadoras son mejores que el resto. — bufa la hija de Zeus — Bianca, si eres una pizca de inteligente te negaras a lo que te ofrezca. Lo que Artemisa ofrece es solo una ilusion de la que te arrepentiras rapido. 

Samantha regreso hacia el resto del grupo con una rabia enorme recorriendole el cuerpo, debio imaginarse que Artemisa haria eso. Se preguntaba ¿Que haria Hades si su hija se unia a las cazadoras? ¿Que haria con ella si fallaba en llevar a sus hijos ante el? 

— ¡Son unas malditas! Se creen tanto.... 

— Estoy contigo, no me fio de ellas. 

— ¿Así que estás conmigo?— Se volvió hecha un basilisco hacia Percy — ¿Y en qué estabas pensando en el gimnasio? ¿Creías que ibas a poder tú solo con Espino? ¡Sabías muy bien que era un monstruo!

— Yo...

— Si hubiéramos permanecido juntos habríamos acabado con él sin que intervinieran las cazadoras. Y Annabeth tal vez seguiría aquí. ¿No lo has pensado?

— Olvidenlo, no tiene caso seguir lamentandose. Como sea el caso, debemos salir rapido de este campamento de mierda. 

Despues de que las cazadoras montaron el campamento y acataran todas las ordenes de Artemisa todos se sentaron al rededor de la ahoguera. Nico ajeno a lo que su hermana y la diosa hablaban se encontraba al lado de Sam, ella habia crecido sola sin que nadie la ayudara y pensar que Bianca pensaba en abandonar a su hermano le hervia la sangre. 

La vida de semidios no era sencilla pero ¿Era mejor rendirse y correr? Hades tampoco parecia tan buena opcion para un niño tan adorable como Nico, le recordaba a ella, atrapada en basura de dioses... no queria eso para el hijo de hades y tampoco para su bebe. 

Nico no paraba de hacer preguntas a Grover y Percy, era muy gracioso. Ese chico era bueno para olvidar los problemas de la vida. 

— Percy Jackson,Samantha, acompañenme. 

— ¿Qué demonios quieres?

— Crawford.... 

— No te entrometas, Zoe. Necesitaba hablar con ambos. 

— Bueno, percy toma asiento. — Percy parecia tener los nervios de punta por la conversacion hostil entre ella y Artemisa. — Debe sorprenderte mi edad.

— Un poco, si. 

— Puedo aparecer como una mujer adulta, como fuego llameante o como lo deseee. Pero esta apariencia es la que prefiero, suele ser la edad comun de mis cazadoras. — Sam rueda los ojos, oh no, aqui iba esa ridiculo eslogan que Artemisa solia utilizar — Eso mientras se encuentran bajo mi proteccion, al menos hasta que se hechan a perder. 

— ¿Y eso... es?

— Hasta que crecen.  Hasta que enloquecen por los chicos y se vuelven unas tontas e inseguras y se olvidan de si mismas. 

— ¿Grandioso no lo crees? Artemisa y su grupo de dementes piensan que todos los hombres son basura que causan todos los males del mundo. Afortunadamente solo una minima parte de la poblacion esta tan loca como ella. — Zoe estaba a segundos de lanzarse sobre ella, sin embargo, Artemisa no parecia ni una pizca de molesta. 

— Samantha piensa que todos pueden ser salvados, incluso si son como ella. Pero no hablaremos de eso, pido disculpas Percy Jackson por la actitud de mis cazadoras — dice regresando la mirada hacia el hijo de Poseidon que lucia increiblemente incomodo — Es rarisimo que entren chicos a este campamento. Normalmente les esta prohibido el menor contacto con las cazadoras... el ultimo chico que piso este campamento.... ¿Cual fue, Zoe?

 — Ese chico de colorado. Lo transformaste en jackalope, mi señora. 

— Ah, sí — asintió Artemisa — Me gusta hacer jackalope, ya sabes, ese animal de la mitología americana, mezcla de liebre y antílope. En todo caso, te he llamado para que me hables un poco más de la mantícora. Bianca me ha contado algunas de las cosas inquietantes que el monstruo dijo. Pero quizá ella no las haya entendido bien. Quiero oírlas de tus labios.

Percy contó todo lo que sabía y todo lo sucedio durante la pelea contra Espino, Samantha no conocia a fondo a Artemisa pero sabia que pensaba justo en lo mismo. Escuchando atentamente las palabras del chico y lo que ella habia vivido, se dio cuenta de que estaban en terreno peligroso. 

— Quiza mentia. 

— No, no mentía. He sido demasiado lenta en percibir los signos. Tengo que cazar a ese monstruo.

Zoe quien siempre parecia un tronco carente de emociones, mostro por un segundo el terror recorriendole el cuerpo y sin embargo, asintio ante las palabras de Artemisa.

— Saldremos de inmediato, mi señora.

— No, Zoë. Esto he de hacerlo sola.

— Pero Artem...

— Es una tarea demasiado peligrosa incluso para las cazadoras. Tú ya sabes dónde debo empezar la búsqueda, y no puedes acompañarme allí.

— Como... como desees, mi señora.

— Hallaré a esa criatura — prometió Artemisa — Y la traeré de vuelta al Olimpo para el solsticio de invierno. Será la prueba que necesito para convencer a la Asamblea de Dioses del peligro que corremos.

— ¿Y usted, señora, sabe de qué monstruo se trata? —pregunto Percy.

Artemisa estaba completamente loca al querer cazar ella sola a alguien como... Samantha sacudio el cuerpo con horror. 

— Recemos por que este equivocada. 

— ¿Una diosa puede rezar? — Era mal momento pero Sam solto una risa por lo bajo, incluso Artemisa parecio sonreir con diversion ante la inocencia del hijo de Poseidon. 

— Como sea, tengo una tarea que encargarte hijo de Poseidon. 

— ¿Incluye convertirme en un jackalope de esos?

— Lamentablemente no — Ahi estaba de regreso la diosa que ella conocia — Quiero que escoltes a mis cazadoras hasta el campamento mestizo. Alli permaneceran a salvo hasta mi regreso. 

— ¿Que? — Pobres chicos del campamento, mira que tener que soportar a Zoe era un castigo muy feo — Pero Artemisa, nosotras aborrecemos ese lugar. La ultima vez... 

— Ya lo se, pero estoy segura de que Dionisio no nos guardara rencor por un pequeño... malentendido. Tienen el derecho de usar la cabaña ocho siempre que la necesiten — Fabuloso, tener que ver a Dionisio no le emocionaba ni un poquito —  Ademas estoy segura de que han reconstruido las cabañas que ustedes incendiaron. Pasando a otra cosa, solo me queda... ¿Ya te decidiste niña? 

— Aun me lo estoy pensando. 

Sam rodo los ojos, una cosa estaba claro para ella... el unico de los hermanos que valia la pena era ese pobre niño que su propia hermana estaba pensando en dejar atras. Tal como su madre pensaba hacer con ella antes de morir... 

❝— Sam, cometi un gran error... pero se que Hera me perdonara si tu... te quedas atras.. ❞

— Un segundo ¿Pensar en que? 

— La señora Artemisa me propuso unirme a las cazadoras. 

— ¿Que? ¡Bianca no puedes hacerlo! Nico....te necesita — La chica parecia preocupada pero no lo suficiente... que asco comenzaba a sentir.

—¡Bianca, el campamento es un sitio genial! Tiene un establo de pegasos y un ruedo para combatir a espada... Quiero decir, ¿qué sacas uniéndote a las cazadoras?

— Para empezar — repuso Zoë — la inmortalidad.

— ¿Está de broma, no?

— Zoë raramente bromea — Eso era cierto, Zoe no tenia ni una pizca de humor en el cuerpo — Mis cazadoras me siguen en mis aventuras. Son mis servidoras, mis camaradas, mis compañeras de armas. Una vez que me han jurado lealtad, se vuelven inmortales, sí. Salvo que caigan en el campo de batalla, cosa muy improbable, o que falten a su juramento.

— ¿Y qué han de jurar? — pregunta Percy otra vez con cada vez mas irritacion.

— Que renuncian para siempre al amor romántico — dijo Artemisa — Que no crecerán ni contraerán matrimonio. Que seguirán siendo doncellas eternamente.

— ¿Cómo usted señora?

— O sea que usted recorre el país reclutando mestizas...

— No sólo mestizas — interrumpió Zoë — La señora Artemisa no discrimina a nadie por su nacimiento. Todas aquellas que honren a la diosa pueden unirse a nosotras. Mestizas, ninfas, mortales...— No discrima a nadie, mientras seas una mujer penso Sam. 

— ¿Y tú qué eres?

Un relámpago de cólera cruzó su mirada.

— Eso no es de vuestra incumbencia. La cuestión es que Bianca puede unirse a nosotras si lo desea. La decisión está en sus manos.

— ¡Es una locura, Bianca! —le dije — ¿Y qué pasa con tu hermano? Nico no puede convertirse en cazadora.

— Desde luego que no —dijo Artemisa —  Él irá al campamento. Por desgracia, es lo máximo a lo que puede aspirar un chico.

— ¡Eh! — protesta Percy completamente ofendido.

— Podrás verlo de vez en cuando — le aseguró Artemisa a Bianca — Pero ya no tendrás ninguna responsabilidad sobre él. Los instructores del campamento se harán cargo de su educación. Y tú tendrás una nueva familia. Nosotras.

— Una nueva familia -repitió Bianca con aire de ensoñación — Sin ninguna responsabilidad.

— Bianca, no puedes hacerlo. Es una locura.

— ¿Vale la pena?

— Sí.

— ¿Qué tengo que hacer?

— Repite — le dijo Zoe — Prometo seguir a la diosa Artemisa.

— Pro... prometo seguir a la diosa Artemisa. Doy la espalda a la compañía de los hombres, acepto ser doncella para siempre y me uno a la Cacería.

Bianca repitió estas palabras con tanta facilidad que Sam quiso darle un golpe para acomodarle las neuronas que seguron le fallaban. 

— ¿Ya está?

Zoë asintió.

— Si la señora Artemisa acepta tu compromiso, ya es vinculante.

— Lo acepto — dijo Artemisa. Las llamas del brasero se avivaron, arrojando por toda la estancia un resplandor plateado. Bianca no parecía distinta, pero ella respiró hondo, abrió los ojos y murmuró:

— Me siento... más fuerte.

— Bienvenida, hermana — dijo Zoe.

— Recuerda tu promesa — añadió Artemisa — Ahora es tu vida.

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