
𝐔𝐌 ┃ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 «14»
Yeeun llegó a pensar que Jungkook era el diablo. Él era muy particular. Nunca perdería la oportunidad de verle moverse de esa forma tan elegante, como una pantera, dueño de todo lo que ve. Cuando se baja de la parte trasera de su limusina y se abrocha la chaqueta del traje con movimientos precisos de sus largos dedos, le falta el aliento. Incluso su expresión mezquina hace que su mano se agarre con fuerza a la punta de la mesa de mármol fino donde está encaramada al otro lado de la oficina, con el sudor acumulándose entre sus pechos. Por eso lo llama el diablo. No tiene conciencia. No tiene compasión. Menos con ella, siendo una mujer casada.
Ella se quedó perpleja al leer aquella carta. Cuando su superior le dijo que tendría su merecida recompensa, ella pensó que el delegado se referiría a una gratificación económica, nada más. Jamás imaginó algo así, menos de esa magnitud. Si el gerente no se oponía, y no estaba en condición de hacerlo, la contable ascendería unos cuantos pisos en la empresa. Y además percibirá un sueldo que conocía perfectamente dado el departamento en que trabajaba. No había nada que pensar. «¡Claro que estoy de acuerdo!», se dijo, sin poder salir de su asombro. Al ser viernes, Yeeun estuvo muy ocupada en la oficina todo el día, sin cesar un rato.
En cuanto llegó a casa le explicó a su marido el compromiso que les había surgido para ese sábado y se fue a comprar al supermercado. A él no le había hecho mucha gracia dado que al igual que el nuevo jefe de su esposa, también tenía que partir de viaje el domingo por la tarde. Fue mientras hacía la compra cuando a Yeeun se le ocurrió la gran idea, invitaría a alguien más a comer esa noche. A pesar de que su esposo estaría cerca, a la mujer no le hacía ninguna gracia meter a ese depredador en su casa. Aunque Yeeun no creía que Jungkook tuviera pensado propasarse con ella en su propia casa, sabía lo osado que era aquel tipo de modo que cuantos más testigos hubiera mejor para todos. Así que recurrió a Eva.
Hola, ¡Mí querida y adorada Eva!
¿Cómo estás el día de hoy?
¿Qué haces en estos momentos?
Nada, estudiando un poco de francés.
A ver si este año apruebo por una buena vez.
¿Et toi, ma belle amie?
Mira que bueno.
Este año seguramente lo harás.
No te preocupes.
Oye dime, ¿Tienes planes para mañana?
Voy a navegar con unas amigas.
¡Ya te lo dije!
Ves que no me escuchas.
¡No me prestas atención!
Estoy indignada.
¡Mala amiga!
Pues cancelalo. Y ya.
Tienes que venir a almorzar a mi casa.
Estoy metida en un buen lío.
Va a venir el delegado.
¡Ayúdame Eva, por favor!
¿El delegado?
Sí, ese mismo.
¿El de Estados Unidos?
Sí Eva. El mismo muchacho que es coreano.
Y se llama Jeon Jungkook.
Ese mismo que es nuestro superior.
Qué se fue a Estados Unidos para expandir la empresa.
El mismo que es uno de los socios mayoritarios de nuestra empresa.
Y que ahora es uno de nuestros jefes.
¡Mierda Yeeun!
Me lo podrías haber dicho antes.
¿Por qué?
¿Ya tienes planes?
¿Cuéntame?
¡Porque ya pagué 995.000 won!
Y no puedo cancelar nada.
¡Es para mañana hija de puta!
Pues yo te daré el dinero…
Y hasta te puedo dar el doble.
¡Tienes que venir!
¡Es de vida o muerte!
¿Pero para qué quieres que vaya?
Yeeun tuvo que inventarse una excusa, no podía decirle a su querida amiga que se follo a su jefe. Menos cuando estaba casada. Su sacerdote siempre habla de la tentación en la misa del domingo y cómo puede arruinar la vida de una persona. Guiarlos por el mal camino. Guiarlo no es exactamente como llamaría a los temblores que le hacen cosquillas en el interior de los muslos cuando Jungkook camina por el pasillo, un rey que se pasea por las oficinas.
Pues porque si sólo somos tres, se va a aburrir.
Imagina, mi esposo, yo y nuestro jefe.
No va a haber muchos temas de conversación.
Tú eres el alma de la fiesta.
No puedes faltar.
Ah, pues no te preocupes.
Yo me encargaré de que se divierta.
Si no es gay, claro…
JAJAJAJAJAJJAJA
Ahí estaré, bien puntual.
Yeeun tuvo que contenerse, ella sabía que no. No era para nada gay. Ella era una fiel testigo.
¡Oye!
qué no te estoy pidiendo que hagas nada.
¡Maldita zorra alzada!
Sólo que vengas a comer.
OK, mujer.
Me lo comeré pues...
Creo que iré a hacer un poco de running al Sagrado Corazón.
¿A las 12:00 en tu casa, no?
OK.
Pero Eva...
Te lo voy advirtiendo...
¡No llegues tarde!
¡O te mato!
¡Y GRACIAS TE AMO!
Yo debería darte las gracias...
Por qué gracias a ti.
Mañana sabremos si Jeon Jungkook es gay o galán.
Aquella rubia espigada se había convertido en su mejor amiga desde el día que entró a trabajar en la familia farmacéutica. Eva era una divorciada con dos hijos a su cargo, ya que su padre se había marchado al extranjero desentendiendose de ellos casi por completo, de hecho aquel desgraciado ya había formado una nueva familia. Su amiga Eva era una mujer madura y moderna, independiente y terriblemente coqueta. Siempre iba con falda a la oficina y, aunque éstas no fueran demasiado cortas, ella era tan alta que bastaban para que luciese sus larguísimas piernas.
Eva era alta para ser mujer y muy alta para haber nacido en Barranquilla. Si bien comía todo light, sin azúcar y 0% M.G., su amiga no estaba delgada, sino en forma, ya que llevaba años haciendo rúnning a diario. Por suerte para ella, resultaba muy atractiva para los hombres, y es que Eva no sabía estar sola. Siempre tenía pareja y, cuando no la tenía, era porque estaba dudando entre dos hombres o más. Como mujer rubia e inteligente que era, Eva me había confesado que el único compañero de trabajo con quien se había liado nunca lo divulgará, pues estaba casado.
Al día siguiente, Yeeun se encontraba hiper nerviosa. En cuánto desayunó, tuvo que comprobar que todo estaba preparado para poder quedarse tranquila: la comida, la música, la vajilla, entre las otras cosas. Jungkook no se hizo esperar, llegó poco después de las diez pero para sorpresa de Yeeun, apareció vestido de manera sumamente informal. El delegado llevaba unos vaqueros desgastados y una camiseta blanca Levi's bastante ajustada. Aunque aquel estilo no podía ser menos parecido a su habitual traje y camisa a medida, lo cierto era que la sonrisa de él resultaba tan irresistible como siempre. El matrimonio le mostró con orgullo cada estancia de la casa, así como del espléndido jardín.
Después del tour residencial, Jungkook volvió a sorprender a Yeeun al pedirle darse una ducha rápida antes de comer. Al parecer, a Jungkook le gustaba mucho el ciclismo pero dado lo complicado de llevar de viaje una bicicleta y lo peligroso de circular por carreteras desconocidas, el delegado optaba por hacer spínning en el gimnasio del hotel. Visiblemente incómodo, explicó que había tenido que dejar la maleta preparada la noche anterior y no había podido ducharse después de hacer ejercicio esa mañana, sólo cambiarse de ropa en los baños.
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