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𝐔𝐌 ┃ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 «13»

―Gracias, le doy yo a tu esposo, por no atender bien tu cuerpo y permitir que sea aún más delicioso todo. ―sus pupilas marrones la observaban con sonrisa maliciosa de compañía― Estuvo muy rico todo realmente.

―Por favor, cállese. No diga esas cosas. ―lo chito Yeeun, nerviosa― Mi marido me atiende más que bien.

―Pues no parece, por qué dejarse complacer por otra persona que no es su marido, dice mucho, ¿No lo cree?

Jungkook avanzó con sigilo e iba desapareciendo en el lugar. Acomodando sus vestimentas a la par que caminaba por la oficina.

―No. Está equivocado. Usted, solo me hace sentir bien. ―murmura― Y que digas esas cosas, me hace sentir mal.

Sus pasos se mueven con fuerza por el pasillo del ala este de la oficina. Otro grupo de pasos se escabulle detrás de él, era la mujer que acababa de follar salvajemente, siguiéndolo.

―¿Qué te sientes mal dices? ―suelta una risa nasal, sin mirarla, él continuaba caminando como si nada pasará― No veo nada de culpa en ti.

Se excusó el joven, intentando contener la risa.

Él dirige esto por encima de su hombro a Yeeun, que aprieta un poco más su portapapeles, con un sudor brotando en su labio superior.

―Ni hace falta que se note, ¿Sabe? ―devuelve Yeeun, con nerviosismo― Mientras lo sepa yo. Está bien, bueno, está mal. Muy mal.

Jungkook frena de golpe y habla:

―Déjame ver, si me encuentro… ―mirándola de arriba a abajo― Es una traición bastante tediosa… señora Park. —vacila las palabras y para luego continuar regalandole una sonrisa burlona, «Dios me ayude» pensó Yeeun— ¿Pero no sería maravilloso que encontrarás a tu esposo entre las piernas de una mujer?

—No. De hecho, no lo encontraré maravilloso en absoluto.

—Bueno… si tú marido se cansa de ti, no sería tan raro.

—Nadie se cansaría de alguien como yo, Jungkook. Mételo en tu cabeza. Y si se busca a otra, no merece estar en mi vida. ¿Estamos? —añadió Yeeun, cada vez más enojada.

El delegado no respondió. Ella estaba nerviosa. Realmente nerviosa. Se sentía como una cría evitando hacer contacto visual con su superior.

―¿Lo ves? Eres más egoísta de lo que pensé. ―apuntilló Jungkook― Por eso me gustas, por qué no somos tan distintos.

―¿Qué dice? ¿Egoísta? ¿Yo? ¡Jamás!

―Y sigo sin encontrar…

―¿Qué cosa?

―Tu culpa. Quizás la encuentre en algún lado, algún día. Pero no tienes nada de culpa, pero sí tienes egoísmo. ―sacude la cabeza ante esa palabra exasperante― Por qué tú puedes hacer lo que él no.

―¡Idiota! ¡Imbécil! ¡Estúpido! ―sentenció entonces Yeeun, seria y en gritos locos― ¡Sí la siento! ¡Engañe a mí esposo!

Su voz se había vuelto poco o nada cariñosa.

―¿Y por qué has hecho esto y él no puede hacerlo?

Yeeun sonrió y lo miró con ternura. Jungkook se había acercado a su lado.

―No lo sé. Solo paso y ya.

―¿Tienes miedo?

―Claro que sí, y tú también deberías tenerlo.

Jungkook no pudo evitar sonreír, y entonces acarició la mejilla de la joven y enredó los dedos en su cabello.

―Eres una esposa muy mala. ¿Lo sabes, no?

Ella agacha su cabeza con culpa. Pensando en su esposo, y en sus respectivos engaños.

―Lo sé, señor Jeon. Sí lo soy.

―Nadie se enterará, si sabes cómo callar. El que come callado. Come las veces que quiere.

―Eres un grandísimo Idiota. ―le recrimina, atónita― ¿Estás seguro de lo que dices?

―Pues claro, querida. Ley del infiel. ―suspira, frotando el talón de su mano en la cuenca del ojo― Ah, antes de irme… Déjame decirte algo, señora Park. El egoísmo es una emoción muy negativa y contaminante que perjudica el bienestar emocional de quién lo sufre, pero que también afecta a sus relaciones familiares y sociales; y es que, por lo general, el egoísta no suele disimular su condición, y tarde o temprano es rechazado por los otros.

―¡Deje de decir que soy egoísta!

―Uno de los rasgos que define a las personas egoístas es su falta de empatía con quienes les rodean. Se trata de personas a las que les resulta difícil ponerse en la piel de los demás, por lo que no suelen tener en cuenta las necesidades de las otras personas. Asimismo, se caracterizan por ser egocéntricos. ―susurra con voz suave― Por lo general, las personas egoístas sienten que son mucho más importantes de lo que realmente son, o se tienen a sí mismas como centro del universo y piensan que los demás deberían estar muy pendientes de él y de sus necesidades. Son, así, incapaces del altruismo o la generosidad, incluso cuando no les cuesta nada.

Sin más que decir. Se hace a un lado, los ojos de Yeeun se vuelven vidriosos y el delegado desaparece por el largo pasillo a grandes zancadas, mientras iba escudriñando ya a las mujeres que hay en el lugar. Que claramente no habían escuchado lo que iban hablando por qué estaban a una distancia favorable. Dejando sola a Yeeun, con la respiración agitada y sus pensamientos en un caos.

(...)

A la mañana siguiente, cuando llegó a la oficina, Yeeun encontró un sobre cerrado encima de su mesa. En el lugar donde normalmente figuraría el nombre del destinatario había cinco palabras escritas a mano: «Espero que estés de acuerdo». Aunque el sobre no iba firmado, ella lo abrió de inmediato. Después de todo, estaba en su mesa.

A. A. del Sr. Lee Byung-Chul, dueño de la familia de farmacias internacionales.

Como bien sabe, el asunto que me trajo aquí ha quedado resuelto sin demasiadas pérdidas para la firma. Más adelante, mi secretaria le remitirá desde Estados Unidos el informe final con todas las conclusiones, responsabilidades y consecuencias de este lamentable suceso. Ni que decir tiene el carácter estrictamente confidencial de todo lo relativo a las «tarjetas black»

En primer lugar, he de reconocer que la rápida resolución de este asunto no hubiera sido posible sin el eficaz trabajo de la Sra. Park Yeeun del departamento de Contabilidad. Su resolución, así como su capacidad de esfuerzo y trabajo, es extraordinaria. Sin lugar a dudas, Yeeun es un ejemplo de eficiencia para todos nosotros.

A fin de evitar que se vuelvan a producir hechos similares, le comunicó que dicha trabajadora pasará a ser mi nuevo enlace en Seúl. La jornada laboral de la Sra. Park se reducirá en un 30%, pues en lo sucesivo asumirá la supervisión económica de la Junta directiva y de todos sus miembros. Como gerente para Seúl en la compañía, le ruego encarecidamente su respaldo y colaboración con la Sra. Park en todo lo relativo a este nuevo e importante cometido.

La Sra. Park pasará a depender «función, retribuciones, destino y medios» de las oficinas centrales en Estados Unidos y, más concretamente, del departamento de Auditoría Interna del que soy delegado para Asia. La Sra. Park tendrá rango y remuneración de tercer orden, es decir, equivalente a Subdirectora de Departamento.

Como vengo haciendo hasta ahora, regresaré dentro de seis meses. Sin embargo, en adelante pasaré a mantener un contacto quincenal vía email con la Sra. Park. Como es lógico, Sr. gerente, usted puede seguir comunicándose directamente conmigo tal y como siempre ha hecho.

ATTE:
Jeon Jungkook, delegado de Auditoría Interna.

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