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𝐗

Diez minutos después de las ocho todavía estaba preocupada con su reflejo en el espejo, arrepintiéndose de haber elegido el sexy disfraz de vampiro. La falda era demasiado corta, el cuello demasiado alto y su cabello un desastre de rizos, algunos sueltos y otros perfectos, esto era un desastre. Aplicando una capa de lápiz labial rojo para tratar de verse menos marcada ya que se había excedido con el polvo blanco a pesar de su piel ya pálida. Pero fue inútil.

"No tiene caso.." Parecía más un cadáver en descomposición que delicadamente muerta como había pretendido en un principio. Pero ahora no tenía más tiempo para preocuparse por su apariencia. Así que arrojó su teléfono plateado en su bolso negro, uno que Bella había conseguido para ella en una tienda de segunda mano, se deslizó en un par de tacones puntiagudos y se lanzó hacia la puerta ignorando la falta de presencia de su compañera de cuarto. Cuando llegó al piso principal, esperó a que Duncan no se hubiera ido ya sin ella. Ó almenos pensase que lo había dejado plantado, lo cual casi hizo. Su conversación con Demetri esa tarde la había puesto nerviosa.  ¿Por qué a Demetri, un casi extraño que parecía odiarla, le importaría si saliera con Duncan Morgan? ¿Tenían algún tipo de rencor entre ellos? Ella no lo sabía. Pero lo que sí sabía era que su cita con Duncan era lo único que le impedía meterse bajo las sábanas y revolcarse en las profundidades de su conversación de que su ex mejor amigo estaba saliendo con Britney y todo lo demás en medio.

Era una distracción.

Helen corrió hacia el camino de entrada frente a su edificio y rápidamente se dio cuenta de que había olvidado su chaqueta en su habitación, pero ya era demasiado tarde para volver a subir por ella. "Típico—" Maldiciéndose y temblando incontrolablemente, dobló la esquina y vió a Duncan parado bajo una farola junto a su brillante auto negro. Llevaba un traje muy peculiar. Parecía una especie de guerrero. Su pecho estaba desnudo y cubierto con una tela de rombos que colgaba sobre su hombro. A su lado había una vaina oxidada y una espada falsa. Llevaba brazaletes de cuero y botas altas de cuero, desgastadas por lo que parecían años y años de uso. Se veía guapo, por decir lo menos, como un personaje de Braveheart. Ella caminó hacia él, temblando, y no sólo por el frío. Su extraña e insensible vibra la conmovió una vez que estuvo lo suficientemente cerca, pero también pudo sentir que él estaba de buen humor. "Hola, te ves bien.." dijo amablemente. "Feliz víspera de todos los santos, ó Halloween como lo llama la gente" Sus ojos oscuros recorrieron su cuerpo evaluativa mente, deteniéndose más de lo necesario en su pecho. Una parte de ella trató de sentirse feliz por el hecho de que alguien tan atractivo la deseaba, pero otra se retorció, dejando una sensación extraña en su pecho, como si estuviera mal. "¿Qué se supone que eres?" cuestionó Duncan. La Swan de ojos azules puso los ojos en blanco, era obvio. "Un vampiro sexy" Dijo, e hizo un pequeño siseo exagerado, tratando de hacer una broma.

Duncan obviamente pensó que era gracioso porque estalló en una risa salvaje y maníaca. Ella se quedó mirando, sus labios rojos congelados en una sonrisa, pensando que no era tan gracioso. Su alegría disminuyó y éste le acarició la mejilla después de acercarse con una mano enguantada, todavía riendo entre dientes. Ella movió la cabeza hacia atrás para evitar más contacto, por alguna razón le pareció casi condescendiente. 
"Una elección irónica mente..apropiada" aprobó Duncan, por un leve segundo pensó en cuestionar el por que de sus palabras, pero su voz le interrumpió. "Pero no coincidimos exactamente, ¿verdad?" Señaló entre ellos. La morena se encogió de hombros. Realmente no importaba, las parejas eran las que siempre enfatizaban los disfraces a juego, esto era solo una cita casual. "¿Y tú qué se supone que eres?" Preguntó lentamente recorriendo su abdomen con los ojos, sus abdominales parecían tener abdominales, sus mejillas ardían, solo estaba siendo una hipócrita. "Un bárbaro.." Sus ojos encontraron de nuevo su delgado pecho, a pesar de sus mejores esfuerzos, perfectamente esculpido y brillando bronceado bajo la luz de la luna. Se obligó a alejarse un paso de él. Le preocupaba poder hacer algo impulsivamente vergonzoso como tocarlo de la nada. Ella preferiría morir. "Al igual que Conan el destructor, a mi papá le gustan las películas.." agregó recordando los maratones de películas ochenteras que su padre solía hacer tras ver sus amados juegos de fútbol. "Sí, bueno, deberíamos irnos.." dijo Duncan. Se inclinó y abrió la puerta para ella con un movimiento fluido. Entró rápida mente, el frío empezaba a adormecerle los dedos.

Ella lo observó caminar lenta mente por la parte delantera del auto, como si le diera tiempo para admirar el andar perfecto de sus pasos. Todavía no podía creer que estuviera haciendo esto. Duncan se deslizó en el asiento del conductor, empujó la palanca de cambios a primera y aceleró por el camino en dirección a la autopista antes de que ella pudiera siquiera ponerse el cinturón de seguridad, a él no parecía importarle usar uno mientras ella lanzaba una mirada para ver si él se había puesto el suyo, la arraigada necesidad de hacerlo impuesta por su padre hizo su aparición cuando abrió la boca para hablar, pero se detuvo y prefirió no hacerlo. Se preguntó a dónde iban. "Tengo que admitirlo" dijo Duncan después de un momento de tenso silencio. "No pensé que aparecerías por un momento" dijo, ella parpadeó e inmediatamente pensó en la advertencia de Demetri y admitió. "Casi no lo hago, me di cuenta de que preguntarle a salir a un chico que apenas conozco de la noche anterior no es realmente inteligente, ¿sabes?" ella trató de hacerlo suavemente, para no ofenderle. "Hmm, sí...bueno" dijo Duncan y sus labios se curvaron en una sonrisa seca. "Ciertamente me alegro de que lo hayas hecho, hubiera sido muy vergonzoso aparecer en mi propia fiesta sin una cita" Se giró para mirar el perfil de Duncan, su mandíbula esculpida una visión que hizo que sus puños se apretaran, sorprendida. "Yo...no sabía que era tu fiesta" Ni siquiera sabía que iban a una fiesta, pero no quería parecer tonta al admitirlo. Para ser honesta, ella simple mente pensó que él le había pedido que se disfrazara porque era Halloween.

Para ser honesta, nunca había sido mucho de fiestas, las multitudes al igual que en el club Zydeco's, a veces la hacían sentir atrapada, peor si estaba rodeada de compañeros universitarios ebrios. "De hecho, siempre he sido un fanático de la víspera de todos los santos" Duncan salió a un largo y desolado camino asfixiado por innumerables pinos a ambos lados. Allí había muy pocos coches más. Las imágenes borrosas fuera de la ventana le recordaron a Forks, con sus extensos bosques verdes, las noches en las que salía con su padre al Carver's Café para comer el característico pastel de arándanos cuando no había podido conjurar algo bueno para cocinar en la cocina de color amarillo, lo que también le recordó que necesitaba convencer a su padre para que le permitiera pintarla de otro color que no fuera amarillo cuando llegaran las vacaciones de primavera. "¿Vamos...a tu casa?" Preguntó curiosa regresando a la realidad. Si su coche sirviera de referencia, ya podía imaginarse su humilde morada. "No, no, para nada, no sometería mi hogar a ese tipo de trauma" dijo con una risita, dándole una sonrisa genial que ella no pudo evitar devolverle.

"Descubrí por las malas que los asistentes a las fiestas tienden a dejar a su anfitrión con bastante desorden por la mañana, no, alquilé un granero en una de las áreas más remotas fuera del casco antiguo, no quiero  despertar a los vecinos-" le guiñó un ojo. A la Swan generalmente no le gustaban los chicos que guiñaban un ojo, simplemente parecía forzado ó tonto, pero en Duncan funcionó. Se alegró de haberse puesto tanto polvo blanco para que él no pudiera verla sonrojarse. Veinte minutos más tarde, Duncan tomó un camino de tierra sin señalizar. La morena vio a varias otras parejas y grandes grupos de universitarios caminando por el camino hacia un viejo granero. A la luz de los faros observó los distintos disfraces, zombis con heridas supurantes, pequeños duendes, brillando con brillos de neón, se alegró de haber optado por una vez por el cliché vampírico, allí estaban los típicos piratas, las sexys mujeres policía y un chico que parecía completa mente desnudo excepto por una caja de pizza atada a su cintura. Definitivamente extra salchicha.. "Oh Dios.." Jadeó horrorizada. Duncan y ella se rieron de eso último. "Siempre disfruto viendo lo creativas que pueden ser las mentes jóvenes.." comentó éste. Helen se rió y descartó decir que "hablas como un anciano" mientras Duncan se detenía entre un aconglomerado de autos estacionados a lo largo de la carretera. Salieron y ella escuchó desde la distancia el fuerte golpe de la música desde el interior del granero mezclado con alguna chica ocasional que gritaba de miedo en los alrededores siendo perseguida por algún bromista.

Miró a Duncan con nerviosismo ante la imagen.

"Sólo un poco de entretenimiento para la multitud.." explicó. Él puso su brazo alrededor de su cintura y ella lo permitió mientras comenzaban a caminar hacia el granero y su vibra la golpeó más fuerte que nunca: anticipación. Estaba empezando a ponerse cada vez más nerviosa por lo que estaba por venir. ¿A qué tipo de entretenimiento se refería? Le había tenido miedo a las casas embrujadas desde la escuela secundaria en Phoenix, cuando uno de los tipos con cuchillos que acechaban la agarró y fingió apuñalarla hasta que ella lloró. El tipo se había metido en problemas, por supuesto, porque se suponía que no debía agarrar a la gente, y mucho menos a un menor, pero todo el evento la había traumatizado. A medida que se acercaban, vio una multitud de personas frente a las grandes puertas dobles que se inclinaban para entrar. Duncan tomó su mano y se dirigió directamente al frente de la multitud, donde estaban un par de hombres gigantescos vestidos como trolls, uno de los cuales sostenía un portapapeles.  Definitivamente no escatimó en gastos... pensó impresionada, no todos podían permitirse contratar seguridad privada para una fiesta de Halloween. Duncan le susurró suavemente al troll y éste se inclinó para deshacer las cadenas que cruzaban la puerta para dejarlos pasar.

Un chillido agudo procedente del interior hizo que se le doblaran las rodillas. Duncan tuvo que tirar de ella con fuerza para lograr que atravesara la puerta y se alejara de las quejas molestas de la multitud que quedaba atrás. Al principio, no podía ver mucho y un ligero pánico se apoderó de ella. Máquinas de humo empañaron el lugar y luces negras invirtieron todos los colores haciendo que todo sea alucinante y distorsionado. Pero a medida que se adentraron más, el humo se disipó. Había gente por todas partes, sudorosa y pegajosa con pegamento brillante ó sangre falsa. La música rock sonaba a todo volumen, bebidas brillantes flotaban alrededor para ser tomadas y los cuerpos giraban al ritmo de la música. Pelucas esponjosas, disfraces que sobresalían, telarañas, el brazo amputado de alguien, todo era borroso. Le recordó a un episodio de Buffy. Y sorprendentemente le gustó. Su miedo pasado a las casas encantadas fue borrado por la locura. Todo era tan completa mente anormal que hizo exacta mente lo que ella esperaba, le quitó todos los malos sentimientos que había tenido hasta ese momento. La terrible experiencia con Heather…se acabó. La disputa con Demetri... inexistente. Aunque una parte de ella sintió una repentina puñalada en el pecho. Los celos por Andrew y Britney...¿Andrew quién? ¿Qué importaba si podía pasar una noche gloriosa bailando con Duncan, el bárbaro bronceado indecentemente perfecto que la había llevado a casa? ¡Por fin podría salir de sus pensamientos torturados, dejar de obsesionarse con lo que no podía cambiar y divertirse!

Duncan agarró unos tragos de gelatina de un hada de piel azul que pasó sacudiendo sus caderas y se lo entregó con una amplia sonrisa. 

"¿Pues, qué piensas?" gritó por encima de la música. Helen tomó los tragos de gelatina pero no los bebió. Los recuerdos de esa mañana aún eran demasiado vívidos, además ella lo había prometido. "¡Es increíble!" Ella gritó. Empezaba a preguntarse de dónde sacó Duncan el dinero para organizar una fiesta de esa magnitud. Los lujosos autos extranjeros, la ropa de diseñador y las fiestas ridículamente geniales tenían que significar que provenía de una familia adinerada al igual que Demetri.  Estuvo un poco tentada de preguntarle al respecto, pero recordó que su abuela Marie siempre decía que preguntarle a la gente sobre dinero era de mala educación. Así que empezó a preguntarle a Duncan si quería bailar en cambio, la oscuridad ocultaria sus movimientos espasmodicos igual que la noche anterior en Zydeco's.

"Oye, ¿quieres—" Fue entonces cuando sucedió. Algo que pasaba junto a ellos, algo grande y peludo, de repente se giró y le rugió en la cara, tomándola por los hombros y sacudiéndola bruscamente. Su agarre, a pesar de no ser fuerte, logró arrastrar el recuerdo de Chad clavándole las uñas en los hombros.  Entonces Helen gritó, tapándose la cara con las manos, tratando de protegerse del recuerdo fantasma. Pero entonces, tan rápido como había sucedido, todo terminó. La cosa la soltó, le pareció oír una risa ronca y el culpable se alejó para asustar a otra chica desprevenida. La pálida Swan se sujetó la garganta, el corazón latía salvajemente en su pecho. Escuchando a Duncan reír y se giró para mirarlo, con los ojos muy abiertos, demasiado sorprendida para enojarse todavía. "¡Deberías haber visto tu cara!" dijo con un grito ahogado, riendo cruelmente. "¡Casi te orinas!" Ella se quedó quieta, tragando saliva y tratando de controlar su respiración. "¿Qué carajo fue eso?" Ella respiró. No podía oírse a sí misma por la música, pero Duncan no tenía ningún problema. "Creo que era un huargen" dijo Duncan, mientras dejaba de reír. "¿Un qué?" Ella cuestionó brusca mente. "Una especie de criatura bestia, como un hombre lobo" Sus ojos brillaron sin piedad. "¿Te asustó terriblemente?" Habría sido inútil mentir, incluso si el rostro monstruoso la había asustado parcialmente, había sido el rostro junto con el recuerdo lo que la había asustado muchísimo. Ella simplemente miró fijamente el rostro bronceado y brillante de Duncan y esperó a que él captara la indirecta y siguiera adelante.  Él hizo. Él le dedicó una sonrisa entrañable y puso su mano sobre su brazo, acariciando su piel suavemente con sus pulgares enguantados. 

"Lo siento ¿me estabas preguntando algo?" Dijo. Le tomó un momento recordarlo. "Quería bailar, pero ahora no tanto, eres tan malo conmigo" Dijo abatida fingiendo un pequeño puchero que le hizo temblar de disgusto, Britney hacía la misma cara cuando quería algo. Asco. "¡Oh, no seas así, y así lo haremos!" Duncan la arrojó contra la multitud de cuerpos que se agitaban salvajemente antes de que pudiera protestar y efectiva mente la distrajo del susto. Al igual que la noche anterior, él era un bailarín fabuloso, ella, no tanto.






































*ੈ✩‧₊˚


No había mucha diferencia entre correr y bailar, ambas podían hacerse por diversión, general mente le encantaba correr porque le ayudaba a pensar, y además era muy buena en eso, pero bailar tampoco era tan malo. Unas dos horas y media más tarde, según le pareció, estaba sudando profusamente y completamente agotada. Acercó el rostro de Duncan al suyo, notando con envidia que no tenía ni una gota de sudor y le preguntó si podían salir a tomar un poco de aire. El moreno musculoso y bronceado estuvo de acuerdo asintiendo y la empujó entre la multitud. Mientras caminaban entre un asesino borracho con motosierra y Darth Vader, sus ojos encontraron a una pareja besándose en un rincón.  El reflejo de mirar hacia otro lado estaba arraigado en ella, no le importaba que la gente mostrara su afecto en público, pero nunca había sido muy fanática de hacerlo ella misma, no es que supiera mucho sobre eso para ser sincera. Las luces estroboscópicas se encendieron y todo se volvió entrecortado, como si el tiempo se hubiera detenido de repente.  Incluso si su cabeza le decía que mirara hacia otro lado, la pálida morena se vio incapaz de hacerlo. Los cuerpos de la pareja se retorcieron y lucharon uno contra el otro. Quería apartar la mirada, pero cuando Duncan la empujó a través de la habitación, sus ojos permanecieron pegados a ellos como si estuviera hipnotizada. ¡Deja de ser voyeur!  Gritaron sus pensamientos. 

Y entonces, sin previo aviso, la boca de la chica se deslizó hasta el cuello del chico y un chorro de líquido oscuro brotó de entre sus labios. "Qué...?" Sus labios se movieron, su lengua se sentía pesada. Sangre, goteando, chorreando…rezumando por su pecho. Sintió que su corazón se detenía mientras miraba, horrorizada dentro de lo razonable. Ella parpadeó, sus pestañas se sentían sucias por el rímel sudoroso. Quería gritar, decirle a Duncan lo que estaba pasando, pero su boca no parecía funcionar. Las luces estroboscópicas continuaron iluminando a la pareja previa mente envuelta mientras el chico se ponía rígido, levantaba los brazos para agarrar su espalda con fuerza y el cuerpo de la chica se envolvía a su alrededor como tentáculos carnosos. ¿Estaba ella…chupando su cuello? Sus labios se abrieron aún más, podía jurar que sus dientes estaban clavados en un trozo de carne. Las máquinas de humo volvieron a enloquecer y la habitación se volvió brumosa. Ya no podía verlos, no podía ver la sangre.  Pero podría jurar que escuchó los gritos entrecortados del tipo. Ó tal vez era alguien más, asustado por uno de los animadores de Duncan.

Qué, en el nombre de Dios… miró más intensamente, forzando la vista para ver. Pero fue inútil. Sin poder verlos bien, todo parecía imposible. Duncan la empujó más allá de la barra sacándola de su estupor y la pareja desapareció por completo detrás de una ráfaga de humo verde ácido. Como si nunca hubieran existido. Se sacudió, estaba siendo tonta. Sólo se habían estado besando. No había sangre, y si la hubo, probable mente fue solo un accesorio falso, algo para asustar aún más a los asistentes a la fiesta, se repitió. Duncan volvió a tirar de su mano, tirando de su muñeca mientras salían por la puerta trasera detrás del granero.

El aire fresco de la noche la golpeó como un cubo de hielo en la cara, calmando sus pensamientos irracionales lo suficiente. El sudor que cubría su pálida piel se convirtió en escarcha y se encontró temblando casi de inmediato. "Dios, hace mucho frío aquí afuera.." Susurró antes de saltar cuando Duncan colocó su brazo desnudo alrededor de ella, saltando una vez más cuando la electricidad estática sacudió todo su cuerpo. Una ola de excitación corrió por sus venas, fría y codiciosa...estimulante...pero equivocada, como si no perteneciera allí. En un abrir y cerrar de ojos, unos ojos rojos aparecieron ante su vista. Su mente recordó la última vez que se había sentido así, cuando la piel de Demetri la había golpeado y un destello de miedo sin sentido la había consumido momentánea mente. Y luego, tal como sucedió la última vez, la sensación desapareció, dejando sólo un pequeño punto entumecido en su hombro, donde la había picado la electricidad. La morena dejó escapar un profundo suspiro, sintiéndose abrumada. 

"Discúlpame.." murmuró Duncan, su tono sereno cerca de su oído.  "El aire es tan eléctrico aquí, siempre estoy siendo electrocutado" Dejó escapar una pequeña sonrisa y se quitó la capa de rombos de sus hombros, poniéndosela a ella. "Gracias, aunque no quisiera que te congelaras" añadió ella en un murmullo, aunque mientras lo decía, miró por encima de su piel, no tenía la piel de gallina a la vista. Todavía estaba conmocionada por el incidente, tanto dentro como fuera del granero. Se apoyó contra la pared de madera mohosa y miró fija mente el vasto campo frente a ella, tratando de calmarse. Podía ver las montañas rocosas tachonando el horizonte, más oscuras que la noche. A lo lejos se alzaban pinos, con sus innumerables agujas agitadas por el viento helado, bailando espeluznantemente. Y por encima de todo estaba la luna, cercana esa noche y extrañamente amarilla, como el ojo de un gato.  Su luz espeluznante tocando los delgados tallos de hierba cubierta de maleza, haciéndolos parecer cabellos ondeados por la brisa del mar. Le recordaba su hogar, Forks, los bosques y los acantilados. Pero también de Andrew, de él y de su entusiasmo por la naturaleza. Extrañaba esa sensación...de familiaridad. Se sintió sola. 

"Estás triste otra vez" habló Duncan, sorprendiéndola, recordándole que él estaba allí a su lado. Mirándola atentamente mientras se acercaba, con la mano apoyada contra la pared sobre su cabeza. La chica de ojos azules miró hacia otro lado. No tenía ganas de hablar de eso, de todos modos era demasiado pesado para una primera cita. Si es que esto siquiera era una cita, dudaba que alguien tan guapo como Duncan perdiera su tiempo con una chica que ni siquiera sabía qué quería hacer con su vida y que se aferraba a una evidente amistad tóxica. "¿No podrías decirme por qué? no hablaré si no quieres que yo también lo haga, solo escucharé" preguntó suavemente. Su tono alcanzó sus sentimientos lo suficiente como para hacerla suspirar mientras se lamía los labios ahora secos. "Es solo que...me he sentido sola, siento que estoy muy por encima de mi cabeza" confesó, sintiendo que un peso sobre sus hombros se levantaba. Por su visión periférica vió a Duncan asintiendo con simpatía. "¿Extrañas tu casa?" preguntó tras unos cuantos segundos. "Sí y no, eso no es todo, de verdad, tuve una pelea con mi mejor amigo y él realmente no me ha hablado desde entonces" Ella no contaría los gritos en el club Zydeco's, la forma en que Andrew casi le había exigido por respuestas como si él fuera una especie de dueño y ella tenía que responderle y llamarlo mientras hacía cabriolas con Britney en su brazo. Eso hizo que su estómago se retorciera de ira. 

"¿Por qué pelearon? ¿Te hizo algo?" Duncan se acercó más. "Él quiere salir conmigo–" dijo apagadamente. "Y yo sólo quiero seguir siendo amigos, como debe ser" afirmó con firmeza. "¿Entonces no sientes atracción por este..?" El moreno alto, musculoso y bronceado dejó sus palabras sin terminar. Ella se giró para enfrentarlo por completo.  ¿Lo estaba preguntando así porque era un chico y los chicos tendían a simplificar demasiado las cosas para hacerlas más fáciles de manejar, como que la atracción era un factor más importante que la personalidad ó simplemente estaba siendo vago?  La Swan decidió que, honesta mente, no le importaba lo suficiente como para debatir sobre ello. "Andrew, su nombre es Andrew" completó. "Y no es eso, Andrew es guapo, pero incluso si fuera el chico más lindo de todos los tiempos, eso no haría ninguna diferencia.." Se burló amarga mente. Tratando de borrar el rostro pálido que apareció ante su vista. ¿Por qué no podía dejar su mente en paz? ¡Estaba pasando por un momento vulnerable aquí, por el amor de Dios!

"¿Entonces, cuál es el problema?"  Preguntó Duncan, ella frunció el ceño. "Ya no puedo confiar en él" escupió. La voz de Duncan era suave, como arena entre sus dedos mientras la seguía. "¿Por qué no?" Ella miró sus ojos agridulces tratando de leer lo que estaba pensando. "Me engañó en la secundaria, allá en Arizona" Él simplemente asintió, esperando que ella continuara. Ahora que estaba contando sus problemas pasados y presentes con un chico que apenas había conocido ayer, era sorprendentemente fácil seguir hablando con Duncan, él simplemente escuchaba como lo había prometido;  si él la estaba juzgando, nunca lo dejó ver. Ni un atisbo de escepticismo cruzó por sus ojos. "Me rogó durante meses que lo perdonara.." Dijo, recordando cómo él la había seguido por los pasillos de la escuela y luego a casa, tratando de pasar junto a su hermana, quien le había abierto la puerta cada vez que intentaba venir.  "Ser decepcionada por él, el primer chico además de mi padre con el que tuve una conexión más profunda, un dolor como ese no se olvida de la noche a la mañana, me hizo sentir menos, como si realmente nunca hubiera importado en absoluto, como si no tuviera lugar" Miró hacia abajo cuando se le formó un nudo en la garganta, en el dobladillo deshilachado de su capa de poliéster, lo desgarró con dedos temblorosos. Unos ligeros celos por la tonta rubia Britney que se daba a conocer, ni siquiera sabía lo afortunada que era de poder entablar relaciones con quien quisiera, y lo tonta que era al no valorar a los que conocía. 

"—Pero no quería estar sola, él también era mi primer y único amigo, así que no quería estar sola, así que cedí y dije que podíamos volver a ser amigos, egoísta, lo sé..pero lo necesitaba por mucho que parezca.." Susurró dando un fuerte tirón a su capa, el deseo de arrancársela crecía.  No importaría, no era como si lo usaría el año que viene. "¿Y ahora? ¿qué pasó para que pelees ahora?" Duncan se acercó aún más, el calor de su piel era palpable. "Lo intentó de nuevo, estábamos acampando y me besó con fuerza, estoy enojada con él, disgustada de que me hiciera tal cosa, pero también una parte de mí todavía lo extraña, y lo odio, odio depender de él y de la sensación de ser deseada, pero ya no puedo confiar en él—" terminó de decir alejándose de la pared del granero. "Así que lo negaste otra vez y él te devolvió el ataque" finalizó Duncan. Ella suspiró enormemente ante su razonamiento, sí, lo había hecho, solo que al menos deseaba que hubiera sido con alguien diferente en lugar de la promiscua Britney y su falsa personalidad rubia y burbujeante. 

"Sí, por eso no hablamos.." Helen pateó una pierna, olvidando momentáneamente que había estado usando tacones, el talón se hundió hacia atrás haciéndola tropezar, pero se sostuvo lo suficientemente rápido como para no caer de culo, con las mejillas ardiendo. Echó una mirada por encima del hombro y vio que Duncan no se había movido, ni siquiera parecía haber registrado su error, solo parpadeó y asintió como si entendiera. "Gracias, ¿sabes? por escucharme divagar" murmuró con honestidad mientras retrocedía hacia la pared del granero nuevamente. "Lo creas ó no, sé cómo te sientes.." dijo una vez que se acercó a ella, inclinándose. Ella lo miró un poco escéptica, era cierto que apenas sabía nada de él, de su vida, no tenía derecho a decir lo contrario, no después de que él hubiera escuchado atentamente su historia. Pero antes de que pudiera cambiar su expresión a una más oculta, ella dijo. "No quiero ser exagerada, pero la mayoría de la gente no tiene problemas para enamorarse, yo misma ni siquiera sé si alguna vez podré amar a alguien lo suficiente como para confiar en él, al menos no de la forma en que la gente normal ama, libre, abiertamente, confiando en el otro y en sus palabras y promesas" ¿Cómo podría aprender a confiar en otro hombre otra vez cuando Andrew, con quien prácticamente había crecido junto, había resultado ser un mentiroso?

La voz de Duncan era baja y sedosa al responder. "Mi querida Helen, yo tampoco puedo sentir amor, amor verdadero, ni lujuria ó pasión, por ninguna persona, ni siquiera por mí mismo, solo odio y hambre" dijo, curvando sus labios como si le hubieran puesto un limón en la boca mientras sus ojos vagaban hacia la oscuridad del bosque. El rostro de la morena se transformó en una mueca de simpatía. Sintiéndose un poco culpable por dudar de él.  Duncan debió haber visto la lástima en sus ojos porque retrocedió y cruzó los brazos sobre su pecho desnudo. Su voz era desafiante cuando habló. "Al menos tienes la capacidad de amar—" dijo, no, escupió, la agudeza la hizo parpadear sorprendida. wow.. "No sabes qué regalo es ese, lo que daría por sentir algo parecido a eso" Los ojos de Duncan brillaron bajo la luz de la luna, y en ese momento, vió rabia...ó tal vez resentimiento. Ella no lo sabía, pero durante ese breve instante en que sus ojos se posaron en los de ella, tuvo miedo de él. Una sensación de picazón subió por la nuca, erizando cada pequeño pelo de punta. Dió un paso hacia ella. "Hay cosas en este mundo que pueden quitarte la capacidad de sentir amor y felicidad, cosas que destruirán todo lo que tiene significado para ti, te quitarán la vida y todo lo que hay en ella, esas cosas..esos seres malvados son reales, y una vez que han tocado tu vida, nunca desaparecen, nunca vuelves a sentir nada bueno—" Su vibra de repente se había vuelto loca junto con su discurso espeluznante. 

Creo que es hora de volver a entrar... sugirieron sus pensamientos, y por una vez, no iba a cuestionarlos. Intentó calmarlo, para no desesperarse demasiado. "En cierto modo sé lo que quieres decir" murmuró deteniéndose para empujar un mechón de cabello detrás de su oreja. "Aunque eso es muy oscuro, sé lo que se siente cuando te quitan la vida, me refiero a que te remuevan de todo lo que conocías, tu entorno–, y lamento que hayas tenido que pasar por eso también, mi madre nos alejó a mí y a mi hermana de nuestro padre cuando éramos muy jóvenes–, se sintió como si nuestro mundo se desmoronara y me tomó tiempo el poder verle a la cara sin sentirme traicionada por su decisión egoísta.." Duncan resopló y miró hacia otro lado.  "No sabes nada de la vida.." Dijo bruscamente. "Y no sabes nada de lo que se siente cuando te la quitan de verdad" Mientras decía esto, mirándola, casi como si estuviera hablando con un niño y no con otro adulto. La morena sintió que la ira corría por sus venas como ácido. ¿Pensaba que ella no sabía lo que se sentía perder a alguien que amaba? ni siquiera la conocía, ¿era real mente tan arrogante? eso parecía. Qué pendejo tan enorme. Después de todo lo que ella le había dicho. Las palabras de Demetri vinieron a su mente mientras cruzaba sus pálidos brazos sobre su pecho.

"Ahora puedo ver por qué no le gustas a Demetri, eres un idiota" dijo venenosamente, con los labios apretados con fuerza mientras él la miraba con una ceja arqueada, burlándose de ella, su hermoso rostro comenzaba a perder cualquier atracción que ella hubiera mantenido por él antes. "Y escucha, ¿crees que eres el único que alguna vez ha sentido el dolor de perder a alguien? bueno, estás equivocado–" Se alejó de la pared, acercándose al borde del granero. "Hay dolor en este mundo además del tuyo, Duncan, dolor, pérdida y pena, y no importa cuán grande ó pequeño sea, eso no hace que el tuyo sea mucho más significativo que el mío ó el de cualquier otra persona, lo que Andrew me hizo en la escuela secundaria, lo que mi madre nos hizo a mí, a mi hermana y a mi padre al dejarlo solo para cuidar a sus padres moribundos mientras ella se llevaba a sus dos hijas pequeñas por todo el país, esas cosas arruinaron mi corazón, pero todavía aquí estoy, sin juzgar a los demás por cómo cuánto vale su trauma como un idiota egoísta" Ella lo miró fijamente, escupiendo sus palabras con fuerza, lista para darse la vuelta e irse. ¡Al diablo con esta noche!  Claro, había sido divertido bailar con él, olvidarse de sí misma por un rato, pero ahora la realidad se había derrumbado sobre ella como un castillo de naipes y podía ver claramente que Duncan no era tan amable como había pensado. Era un imbécil, como Chad.

"Llévame a casa—" exigió, cualquier adrenalina que corría por sus venas se desvaneció tan rápido como había llegado, le dolían las piernas, tenía la boca seca y la sien palpitaba, nada que una buena ducha y una cama cómoda pudieran arreglar. Ni siquiera Nora se lo impediría.  Duncan se quedó allí, observándola desde su lugar, a tres metros de distancia. "¿Qué dijiste?" Él susurró, ella apenas lo escuchó por encima de la música a todo volumen que sonaba. "Dije, llévame a casa, ahora..ya terminé con esta fiesta" se repitió. Éste se quedó quieto, sin moverse. Al diablo. Se arriesgaría a llamar a Heather. Girando sobre sus talones, comenzó a alejarse, pero Duncan estaba a su lado antes de que pudiera parpadear, ni siquiera había escuchado sus pasos sobre el pasto. Como un rayo, su mano enguantada se aferró a su muñeca, impidiéndole alejarse de él. "¿Qué...? suéltame ahora mismo.." Ella siseó tirando de su mano, pero su agarre la sujetó con fuerza. "¿Dijiste Demetri?" Preguntó lentamente. "¿Como en Demetri Volturi?"  Intentó apartar su muñeca, deseando en ese momento una buena lata de gas pimienta. Su agarre era como un grillete de hierro. Sólo podía imaginar los moretones que luciría en unas pocas horas. "¡Déjame ir!" Dijo, en voz baja y firme. Él la soltó, ella retrocedió unos pasos, los ojos de Duncan eran duros como piedras de ónice, pero a diferencia de los cautivadores y misteriosos de Demetri, los de Duncan eran como alquitrán, la comparación le resultó tan fácil como respirar.  "¿Qué te dijo...?" Preguntó con dureza, casi sonando como un gruñido, nunca antes había escuchado su voz tan profunda.  "¿Qué te dijo la escoria Volturi?"  Escupió, con los puños cerrados a ambos lados. La Swan parpadeó, sus labios se cerraron y abrieron. "Dijo que eras un idiota, lo cual ahora creo que es totalmente cierto y me irrita un poco admitir que tenía razón!" Giró sobre sus talones y comenzó a alejarse de nuevo. Ella ya no quería que la llevaran, ni siquiera estar cerca si era preferible, caminaría de regreso si fuera necesario, no era ajena a mover las piernas. Pero solo dio diez pasos antes de que Duncan estuviera frente a ella como si se hubiera materializado de la nada. Ella jadeó y saltó hacia atrás. "¡Qué demonios!" Ella balbuceó con la respiración entrecortada. "Dime qué te dijo esa sanguijuela sobre mí, y cómo es que llegaste a conocerlo..?" La voz de Duncan ahora gruñía más fuerte. Su rostro brillaba rojizo en la noche, sus ojos brillaban con odio puro.

Estaba claro que Demetri y Duncan tenían algún tipo de enemistad. Se despreciaban mutuamente. Duncan incluso había usado el mismo curioso insulto que Chad había usado sobre Demetri en el bosque. Se preguntó por un momento si Chad también estaba involucrado de alguna manera en todo esto, parecía haber sabido algunas cosas sobre la familia de Demetri lo suficiente como para hablar mal de ellos. Ella esquivó a Duncan y le puso el dedo en la cara. "Primero que nada, no tengo que responderle a gente como tú, segundo que todo, vete a la mierda, y tercero, ni se te ocurra seguirme, no creo que tenga que recordártelo, pero mi papá es policía por si lo olvidaste" afirmó, su pálido rostro furioso mientras comenzaba a moverse de nuevo, pero esta vez solo dos pasos antes de que Duncan estuviera frente a ella nuevamente. Sólo que ahora sus manos envueltas en cuero agarraban sus antebrazos como pinzas, sus uñas clavándose en su suave piel como navajas. Como un mal deja vu.

"Todo lo que te ha dicho es mentira—" gruñó, sacudiéndola.  Su corazón latía con fuerza en su pecho. "No puedes confiar en él, es un villano" Sus labios se curvaron, mostrando sus dientes.  Sus grotescos dientes puntiagudos, por un segundo había olvidado cómo parecían, como una piraña. "¿Un villano? ¿Qué, qué es esto? ¿Es una especie de broma entre ustedes dos, una especie de concurso de meadas?" Ella ya había tenido suficiente de esto, moviéndose para quitarle las manos, pero él apretó más fuerte, ella gritó de dolor, su capa de poliéster se rasgó por un lado cuando la sacudió de nuevo, le dolía el cuello cuando la movía como una muñeca de trapo. ¡Necesitaba salir de ahí ahora! "¡Déjame ir! ¡Ó juro que voy a gritar hijo de puta!" Ella gritó retorciéndose en su agarre, esperando poder lograr disuadirlo. Pero fue en vano. "¡ENTONCES GRITA!" Él gruñó en su cara, de repente, Duncan la atrajo contra su cuerpo.

Todo lo que podía ver era la piel desnuda, tensa y bronceada de su pecho desnudo que había querido tocar no hace unas horas. Escuchó una ráfaga de viento, su cabello oscuro volando hacia sus ojos y su rostro bloqueando su vista, y luego él la arrojó contra algo duro, su cuerpo había estado en el aire, sin límites durante unos segundos antes del impacto.

Su hombro derecho recibió la peor parte del impacto primero, tomando todo el aire de sus pulmones cuando pequeñas piedras y pequeñas ramas se clavaron en su carne cuando logró levantar la cabeza. Miró a su alrededor, con sus ojos azules muy abiertos mientras parpadeaban entre lágrimas, mirando a su alrededor en la oscuridad que ahora la rodeaba. Ella estaba en el bosque, al borde del campo, a unos seiscientos pies de donde estaban. Su mente intentaba descifrar la posibilidad de tal cosa. Pinos centenarios y espesa maleza los envolvían en sombras insondables, bloqueando la luz de la luna. Inmediatamente, trató de correr, levantándose y sus tacones salieron volando, pero Duncan empujó contra su garganta para mantenerla en su lugar como si siempre hubiera estado allí. Ella empezó a ahogarse. ¡Él me va a matar!

"Demetri Volturi es un monstruo, te chupará cada gota y dejará tu cáscara vacía atrás sin pensarlo dos veces—" dijo Duncan en voz baja, con la nariz tan cerca que le corría por la mejilla provocando escalofríos por su columna. "Él es un asesino y un demonio, yo soy el bueno, él es el villano, ¿entiendes eso, humana?" Ella asintió sin siquiera pensar en contradecir cualquier locura que estuviera diciendo, su padre siempre le había dicho que ante la duda, solo asiente y obedece, alguien quiere robarte, dale tu billetera, a menos que tengas las habilidades para defenderte, si no, solo sigue el juego. Incapaz de hablar con su mano cortándole el suministro de aire. Le soltó la garganta y ella cayó al suelo como una marioneta sin hilos. Su hombro derecho protestó de dolor cuando apoyó las palmas de las manos contra la tierra fría.  Solo podía toser y respirar entrecortadamente. ¡Estaba jodidamente loco, más que loco, era un psicótico! En ese momento parecía que el universo simplemente se reía de su dolor.

Duncan estaba encima de ella, observando. Ella sólo pudo levantar la cabeza y mirarlo a través de su miedo. "¿Cómo conoces al bastardo Volturi?"  Cuestionó, como antes, rodeándola. "¿Es tu amante? no, debe ser al revés, ¿eres su mascota? ¿Es eso? ¿Eres su juguete? ¿Es por eso que tu pequeño Andrew rompió contigo?" El musculoso bronceado preguntó con tono burlón, lo estaba disfrutando.  Sus pálidos dedos se clavaron en el suelo, la única forma en que podía liberar su ira. "—No" dijo con voz ronca, sentía como si su garganta estuviera ardiendo.  "Demetri es solo mi...ni siquiera es mi amigo; solo lo conozco de clase" murmuró, deteniéndose mientras su tono temblaba cuando sus pies se acercaban.  Quería que fuera una broma, si no una broma, una pesadilla.  Pero el dolor en su cuerpo le dijo que era real. Se movió, rápido, diferente a todo lo que ella había visto hacer a alguien. "¡MENTIROSA!" Duncan gritó y la arrastró por los hombros nueva mente. Un gemido salió de sus labios rojos. Su agarre dolió tanto que le hizo llorar, su rímel ya debía tener un aspecto horrible. "¡Lo amas! ¡¿No es así?! no es como si pudieras evitarlo, una mirada es suficiente para caer en la trampa de su fachada, como cualquier otra, su bonito camuflaje te atrae, él es tu todo, tu mundo ahora, apuesto, ¿verdad?" Él gruñó acercando su rostro lo suficiente como para golpear su nariz contra la de ella, su cálido aliento golpeó su rostro.  La morena sacudió la cabeza, llorando. Odiaba mostrarle su miedo, pero no había nada que pudiera hacer, él era más fuerte y ahora estaba a su merced. "¡DI QUE ES VERDAD!" Duncan rugió, saliva volando desde sus labios.  "¡Es verdad, es verdad!" Ella diría cualquier cosa para que él la dejara en paz. ¿En qué demonios me he metido? su mente chilló.

Duncan la soltó una vez más, Helen sintió que golpeaba la dura corteza de un árbol con su espalda. Para su asombro y disgusto, él comenzó a reírse. Sin duda estaba enfermo de la cabeza. "Oh, qué lindo" se dijo a sí mismo. "Esto es tan perfecto, qué extraña coincidencia, ¿o lo es realmente?" Luego se enderezó como si acabara de darse cuenta de algo. Se giró y llamó al bosque oscuro. "Estás aquí, ¿no? por supuesto que sí, no me la dejarías a mí.." Se rió, saltando alegre mente sobre sus talones. "¿Por qué no sales, frío? ¡Ven a mostrarle a tu amante lo que real mente eres!" Gritó, silbando como si estuviera llamando a un animal. Ella lo miró fijamente, confundida, asustada. Casi demasiado asustado para moverse. Casi. Sus instintos estallaron, la adrenalina corría por sus venas, incluso si fuera inútil, no caería sin al menos intentar algo. Así que salió corriendo, agradecida de haber sido la que nació con buen equilibrio, solo pensar en su hermana pequeña en esa posición, a merced de algún bastardo loco era suficiente para hacerla querer ser miserable. Corrió hacia el borde de los árboles tan rápido que no sintió que sus pies no tocaran el suelo. Pero Duncan fue más rápido. Él apareció frente a ella y la golpeó hacia atrás con ambas manos. Voló por el aire de nuevo y aterrizó en un montón, justo donde empezó, excepto que ahora la sangre le corría por la cara. Su visión se volvió borrosa por un momento y luego vió el rostro de Duncan encima de ella.  Respiraba con dificultad, tenía la boca muy abierta...y tenía colmillos.

"¡¿Qué demonios?!" Ella chilló alejándose hacia un árbol detrás de ella. Tenía que estar soñando ahora, el golpe debió haberle revuelto el cerebro, sí, una conmoción cerebral, la gente normal no tenía colmillos. La gente tampoco podía moverse a la velocidad de la luz. La gente no tenía superfuerza. Tenía que estar viendo las cosas mal. Pero algo le dijo que no lo era. Duncan se quitó los guantes con un rápido movimiento y le puso los dedos en la mejilla limpiando la sangre. Una vez más, una repentina ola de emoción la golpeó y se dio cuenta de que eran las emociones de Duncan las que sentía dentro de ella. Avaricia, excitación, lujuria y, sobre todo, hambre. Las sensaciones le provocaron arcadas. Cuando pasó, notó aturdida que las manos de Duncan no tenían marcas de quemaduras como él le había dicho, una mentira, no había cicatrices, eran tan suaves como la piel de su rostro bronceado.

Miró el líquido carmesí que brillaba en sus dedos y lo movió entre ellos. Sonrió con enfermiza satisfacción y murmuró. "Qué cálido.." Luego llevó sus dedos a sus labios, ella retrocedió, golpeándose la cabeza contra la corteza del árbol con disgusto cuando él agarró sus mejillas con fuerza, manchando sus propios labios con la sangre. Ella se apartó de nuevo luchando contra el deseo de vomitar y él se rió. "Que espíritu.." Se burló. "Me pregunto si esto sacará a tu linda sanguijuela de su escondite, después de todo, acabo de tocar el timbre de la cena gratis.." Luego, mientras la Swan intentaba entender sus palabras, agarró su rostro nuevamente y la besó. El deja vu la golpeó de frente mientras ella luchaba por evitar que sus labios se movieran. Sus labios estaban cálidos, como sangre tibia que sabía a la sangre que los cubría. Esta vez la morena sintió la bilis subir por su garganta. Lista para vomitarle en la cara a el bastardo, almenos podría disfrutar de una cosa. Pero no tuvo tiempo de hacerlo antes de escuchar un gruñido salvaje a un lado proveniente de la oscuridad, Duncan giró la cabeza. Él lamió la sangre de sus labios y se enderezó. "Ahí estás, sanguijuela, te he estado buscando" Murmuró mientras de entre las sombras de los árboles, se materializaba una silueta, de rostro pálido y envuelto en una capa gris oscuro casi negra.

Su cabello rubio estaba más despeinado que de costumbre, como si hubiera estado corriendo contra el viento, con fuerza. Su rostro pálido brillaba contra la oscuridad a pesar de la falta de luz de la luna, y sus ojos, esos ojos, eran rojos, rojos como llamas ardientes de color carmesí. Parecía un ángel caído vengador de la mitología, su rostro esculpido como mármol, su mandíbula apretada con fuerza, pero sus labios pálidos y regordetes estaban curvados, mostrando sus dientes, se acercó a ellos, lentamente, con las rodillas ligeramente dobladas y las manos a cada lado, abiertas, con los dedos como pálidas dagas, gruñía. Gutural desde lo más profundo de su pecho, como nunca antes había oído hacer a un humano.

Helen Swan sólo pudo mirar fijamente, fascinada, hipnotizada por la vista, su corazón se detuvo tartamudeando solo para volver a latir un segundo después. Nunca había visto una vista tan terrible mente inquietante pero hermosa en su corta vida. "Demetri.." El nombre abandonó sus labios en un susurro aireado antes de que pudiera detenerse. En menos de un parpadeo, su rostro se volvió hacia ella, su mirada penetrante abrasaba su alma mientras la miraba, tal vez ella estaba perdiendo el control de la realidad después de todo lo que la rodeaba, pero podría jurar que su expresión vaciló por solo un poquito de segundo antes de regresar a su fachada sin emociones. Se apretó de nuevo contra el árbol. No sabía a quién tener más miedo: a Duncan ó a Demetri. Por muy asustada que estuviera ella, Duncan estaba igual de tranquilo. Como si acechara en el bosque abusando de chicas jóvenes y hablando con chicos pálidos que parecían un ser etéreo todos los días.

"Hola, viejo amigo" El musculoso bronceado saludó al rubio pálido. "No tomó tanto tiempo atraerte como hubiera pensado, después de todo eres su sabueso más adiestrado, irónico, ¿no? siempre rastreando, aún que, admitiré te creía más efectivo, los de tu clase se están volviendo vagos...ó estúpidos" escupió Duncan, Demetri gruñó de nuevo, sus dientes soltaron un silbido que inexplicablemente hizo temblar a la morena de ojos azules. "No deberías haberte molestado con semejante teatro, la muerte habría llegado para ti de cualquier manera, perro—" Demetri escupió, ella saltó, su voz musical era baja y sedosa, como humo flotando en el aire. Ella saltó de nuevo, cuando Duncan soltó una carcajada, aunque no podía entender qué le parecía tan divertido al cabrón. Ella, a su vez, clavó las uñas en la corteza del árbol que tenía a su espalda, concentrándose en su solidez.  ¿Por qué nada de esto tiene sentido? 

"¿Es eso lo mejor que tienes sanguijuela? tanto tiempo y esas son las palabras que escoges decir..?" Dijo Duncan, mirando de reojo a Demetri, quien ahora estaba más erguido, demasiado erguido, como una estatua. "Sé que estás desesperado, tus pequeños amigos han estado corriendo de un lado a otro tratando de darle sentido a todo, buscando a alguien a quien culpar, y tus amos se esconden en sus elegantes agujeros como los parásitos que son, esperando ser alimentados con las noticias de que el problema de las plagas se ha resuelto, así que dime, ¿qué será? ¿lucharás conmigo para salvar a tu mascota humana ó esperarás hasta que cambie y la destroce para que pueda ver en sus últimos momentos al monstruo que eres?!" Gritó Duncan, chasqueando los dientes y goteando saliva viscosa de los labios. Ella sólo podía mirar fijamente como si estuviera en una partida de ping pong. ¡¿De qué diablos estaba hablando?!  ¡¿Sobre destrozarla?! ¿Que sabía Demetri? 

"Sigues siendo tan salvaje y sucio como todos los de tu calaña, típica porquería de perro" siseó Demetri, su tono venenosamente ácido mientras miraba a la figura bronceada. "Tráelo, sanguijuela, disfrutaré más saboreándola cuando te haga pedazos y orine sobre tus cenizas, incluso le enviaré a tus amos un recuerdo para decirles que ya voy en camino" Duncan gruñó con fuerza mientras se dejaba caer al suelo para agacharse. Su espalda hacía un ruido que sonaba como rocas chocando entre sí, la oscuridad era dura para sus ojos, pero la morena miró fijamente, viendo como la piel de Duncan parecía ondularse como si tuviera gusanos debajo de su piel. Luego, con un desgarro húmedo de carne, la piel de su cuerpo comenzó a desprenderse de sus músculos mientras sus huesos se movían. Un gemido ahogado de horror salió de los labios de la pálida muchacha. "Ay dios mío.." jadeó horrorizada ante todo lo que estaba viendo. Cabello negro comenzó a brotar de cada parte que antes había estado cubierta por piel mientras la figura musculosa de Duncan desaparecía bajo ello. Sus brazos y piernas junto con su espalda se estiraron de una forma inhumana, su rostro, pinchado en agonía se desfiguró para dar paso a un aspecto animal, como el de un gran perro mutante pero menos canino y más humanoide, sus ojos, dorados como la luna.

Al instante, la bestia parecida a un lobo atacó a Demetri. Un grito atravesó sus pulmones mientras veía a Demetri esquivar con velocidad y gracia imposibles antes de golpear a la criatura con fuerza. Él lo agarró, moviéndose de un lugar a otro tan rápido que se volvió borroso ante sus ojos y lo envió volando hacia ella. La morena volvió a gritar y se lanzó hacia un lado justo a tiempo para evitar que la aplastara. La bestia lobo se estrelló contra el árbol y dejó escapar un gruñido parecido a un aullido cuando la madera se dobló, casi partiéndose en dos.

Pero la bestia lobo no se inmutó.  Saltó y se lanzó hacia Demetri con rapidez, apretó sus mandíbulas alrededor de su muslo y tiró.  Su estómago se revolvió ante el sonido, chirriando, desgarrándose como una piedra al ser arañada. Demetri rugió y golpeó con ambos pálidos puños la cabeza del lobo. Se soltó y Demetri cojeó hacia atrás, su abrigo estaba ligeramente rasgado, pero, curiosamente, no estaba sangrando. En absoluto.  Era imposible... Pero el lobo sí, la sangre brotaba de su boca en un chorro de sangre, es como si hubiera masticado una piedra, desgarrando su propia boca. En medio de su miedo, se sintió mal por Demetri, su defensor, su salvador. El mismo chico al que había llamado acosador y había ignorado sus advertencias, el mismo chico que ahora estaba luchando contra un monstruo de pesadillas con el que había sido su cita no hace mucho. El chico guapo y misterioso que no parecía nada normal. La forma bestial de Duncan dio un paso adelante, su rostro distorsionado por la rabia y el dolor animal. Se abalanzó de nuevo. Un grito salió de sus labios. "¡Cuidado!" Ella gritó. Demetri se alejó corriendo justo a tiempo para que Duncan fallara su objetivo. Parecía estar intentando morderlo nueva mente. Morderlo con sus colmillos inhumanos. Demetri retrocedió y se estremeció violentamente. La figura de Duncan se enderezó y una desagradable sonrisa se dibujó en su hocico. "Sabía que tenías poco tiempo de sobra, un pequeño mordisco es suficiente para derribarte, el veneno se está hundiendo en tu carne fría" Habló, de esa forma, su voz se había duplicado en profundidad, barítona y dura, era extraño. El pálido rostro de Demetri se contrajo, de rabia y dolor, su pálido cuello se tensó mientras su mandíbula apretada mostraba su incomodidad, sus pálidas manos arrancaron un trozo de la capa gris para mostrar los pantalones oscuros debajo donde había un desgarro, mostrando la pálida piel de su muslo, y en él, venas oscuras y serpentinas, de color alquitrán, corriendo en todas direcciones como una enfermedad. La forma bestial de Duncan caminó hacia ella, y ella casi se encogió al ver sus largos colmillos. La voz de Demetri gruñó y tembló con fuerza.  "¡APARTA TUS SUCIAS GARRAS DE ELLA, CHUCHO!" El rubio pálido escupió con un violento siseo, sus ojos rojos se volvieron asesinos.

Duncan pausó, sus ojos dorados recorriendo ambas figuras.

"Oh...espera un momento...¡tú, oh! ¡Oh, esto es perfecto! ¡Más que perfecto! ¡Es como si el destino me sonriera esta noche! durante tanto tiempo anhelé este momento y ahora, ahora es más dulce que nunca, tu debilidad ante mí, tu razón de existir...me pregunto qué dirán tus amos de esto? una humana..tsk..tsk, va contra las reglas" se burló la voz de Duncan con fingida simpatía. Éste se arrodilló junto a ella, acurrucado en un montón, su vestido ahora que miró hacia abajo estaba rasgado en el lado derecho, mostrando más de su piel. Sólo podía imaginarse la imagen de cómo se veía, su rostro pálido plagado de lágrimas y maquillaje de mapache, su cabello desordenado lleno de tierra y ramitas, su cuerpo arañado y magullado. La forma bestial de Duncan la encaró, sus pies dejando huellas en la suave tierra debajo de ellos. "¿Qué hará, me pregunto? ¿Elegirá luchar estos últimos segundos de desventaja para salvarte? ¿Ó simplemente revelarse y ahorrarme la molestia de destrozarte? después de todo, se dice que la sangre de un–, ¿Cómo lo llaman tus maestros sanguijuelas? ¿El cantante de sangre?" La bestia lobo se giró para mirar a Demetri, el rubio permaneció casi inclinado, sus ojos furiosos mientras gruñía tratando de moverse, pero era como si su cuerpo estuviera siendo secuestrado contra su voluntad. Duncan tarareó.  ¿Cantante de sangre? ¿que demonios es eso? cuestionó su mente poco antes de que su pregunta fuera respondida. 

"—El cantante de sangre es irresistible, y por el conocimiento de tal cosa seguramente hará precisamente eso.." se acercó, Helen sintió arcadas visiblemente cuando acercó su hocico peludo a su cara, susurrándole al oído, aunque sonó más como un ruido retumbante. "Mi pregunta ahora es ¿serás capaz de lidiar con la verdad de lo que realmente es tu amante? Helen, ¿tu sensible mente humana se romperá bajo el peso de quién es él?" Dijo, resoplando una bocanada de aire cálido que apestaba a sangre. Otro gruñido escapó de Demetri y ella se giró, una punzada de preocupación clavándose en su pecho a pesar del tornado que arrasaba dentro de su cabeza. "—Parece que su decisión se está tomando por él.." Duncan canturreó agradable mente, su alegría hizo que sus labios se torcieran hacia abajo. Lo que daría por no quedar paralizada por el miedo que la pegaba al suelo y simplemente clavar sus uñas en estos dos orbes amarillos brillantes, sin importar si probablemente él le arrancaría los brazos antes de que pudiera alcanzarlo. "No es que importe, de cualquier manera, Helen está muerta de todos modos, ojo por ojo—" murmuró antes de agarrar su brazo. Ella sintió su corazón apretarse, el terror ante sus palabras mezclado con la idea de tener que imaginarse a su hermana, su querida Bella, herida por su muerte, su padre, el buen jefe Charlie Swan, su madre, la idea de que no podrían si quiera ver ó enterrar su cuerpo destrozado por un animal no identificado, lágrimas ardientes brotaron de sus ojos.

Su agarre se aplastó mientras la levantaba en el aire, con las piernas colgando, la pálida morena luchó en vano levantando su otra mano para arañar al peludo brazo. A la bestia no parecía importarle sus intentos de supervivencia. "Tú...¡feo hijo de puta!" Ella logró hablar cuando él tiró de su brazo y se lo llevó a los labios. Sus ojos brillaron hacia ella, oscureciéndose hasta que las pupilas se oscurecieron contra el dorado. Sintió las puntas de sus largos colmillos como dagas arañar su piel y gritó.

¡Me va a devorar con un demonio!

El aire crujió con una descarga eléctrica de repente, y entonces Demetri se abalanzó, tomando a Duncan y a ella por sorpresa. Su boca dejó escapar un gruñido, sus labios se curvaron mostrando sus dientes blancos y afilados al hacer contacto con la garganta de Duncan, la forma bestial dejó escapar un aullido ahogado de dolor, como si estuviera siendo quemado vivo. Ella sólo pudo observar. Demetri estaba mordiendo a la bestia, sí, ya lo había visto pelear con Duncan, pero esto estaba en otro nivel.  Finalmente logrando superar el shock, Duncan deslizó una mano grande, sus largas garras golpearon el costado del rubio pálido enviándolo a volar por el claro. La bestia lobo tropezó, sujetándose la garganta, sus ojos dorados muy abiertos con alarma, la morena podía escuchar un gorgoteo y un traqueteo en su pecho. Duncan cojeó hacia Demetri por un momento. Su forma estaba desplomada en el suelo, inmóvil.  Oh Dios, ¿estaba muerto? su corazón dió un vuelco de dolor que la dejó sin aliento, se sentía como si la golpearan contra una pared de cemento. Con un gemido que intentó ahogar, tropezó apoyándose contra un árbol para levantarse. 

"N...ni lo pienses, ¡déjalo en paz!"  Era estúpido intentar afrontarlo, pero ella nunca había afirmado estar completamente cuerda.  Duncan se giró hacia ella, su hocico resopló mientras soltaba un gruñido confuso, dándole una mirada venenosa, y luego, con un rápido giro y un salto, su forma desapareció en un borrón de sombras en el bosque. Con una serie de sacudidas que hicieron que su cuerpo se sacudiera espasmódicamente, permaneció allí, mirando fijamente el lugar donde acababa de estar Duncan, antes de que un sonido la sacara de su estupor, girando su cabeza en la otra dirección vio la forma de Demetri temblar mientras sus extremidades comenzaron a moverse; el aire a su alrededor parecía vibrar. Con un pequeño suspiro, cayó al suelo, sus piernas incapaces de seguir sosteniéndola.



Mega largo capítulo, uffff. 🩷
Avísenme si encuentran algún error.

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