𝐈𝐗
Llegó diez minutos tarde a pesar de estar vestida y lista, un conflicto entre dos chicas en el pasillo se había intensificado a golpes cuando una amiga encontró mensajes de texto de su novio en el teléfono de su amiga, la Swan tuvo que empujarlas casi arriesgándose a ser golpeada. Bajó las escaleras revoloteando con cuidado de no caer rodando para encontrarse con Heather en el camino de entrada. Pero afortunadamente, la rubia llegó incluso más tarde que ella, por lo que tuvo que esperar un poco de pie en la entrada antes de que el auto de Mark llegara con dificultad a la curva cerca de los escalones del edificio.
Ambas charlaron sobre la escuela y sus planes para Halloween mientras conducían hacia la única tienda que vendía disfraces decentes de Halloween en un radio de diez millas: una antigua tienda de teatro pintada de verde neón llamada Arnold's costume's & prop shop. A Helen nunca le había importado vestirse para las ocasiones tanto como a su hermana, le encantaba esforzarse en su apariencia, no es que estuviera diciendo que Bella no lo hiciera, pero no estaba tan interesada en su lado femenino a pesar de los innumerables intentos que había hecho a lo largo de los años para aplicar colores más vivos a su ya depresivo guardarropa de marrones y verdes.
Una parte de ella estaba agradecida por eso, por las diferencias, significaba que así como su madre, a quien le encantaba probar cualquier cosa que llamara su limitada capacidad de atención, ella estaría feliz de tomar la carga de su abiertamente agotador entusiasmo cuando se trataba de estar jugando a disfrazarse mientras su hermana se mantenía a salvo y alejada de los deseos de su madre de tener muñecas de tamaño natural en sus hijas.
Pasaron más de una hora probándose disfraces en diversos grados de ridiculez. Heather se divirtió eligiendo los más espantosos para ella, un robot, que le recordaba a una lata de sardinas, una moza de bar, un payaso, al que al principio se había negado incluso a ponerse cuando la animadora rubia le había traído a ella el vestido colorido, odiaba a los payasos con pasión, ver IT con su hermana en Halloween en la casa de los vecinos un año había sido suficiente para que ambas hermanas tuvieran miedo de las criaturas de cara blanca y nariz roja, después de su negativa, Heather había traído el disfraz de un hobbit tratando de apaciguar su disgusto mientras intentaba concentrarse en encontrar algo que no la hiciera parecer como si se estuviera esforzando demasiado, aunque era difícil, los disfraces estaban hechos de clichés sin duda, era algo ineludible en este punto.
Preferiblemente, la chica pálida de ojos azules quería algo con un poco de atractivo sexual pero que no fuera vulgar, para no verse completamente inadecuada al lado de Duncan. Después de casi dos horas, se quedó con cuatro contendientes, el hada de hielo, con todo y peluca de cabello platinado, la campanita de Disney, el vampiro sexy clásico ó, por supuesto, el viejo recurso, el traje de gato negro que consistía en un leotardo negro básico y una diadema con forma de orejas de gato. Había elegido volver a probarse el sexy traje de vampiro, un vestido corto negro de terciopelo sintético con encaje rojizo en el borde, con su piel pálida, los colores hacían más llamativos sus rasgos si ella misma se atrevía a decirlo, se giró para preguntarle a la rubia su opinión ya que se había quedado callada por algún tiempo cuando notó que Heather había comenzado a perder algo de su entusiasmo. Estaba sentada en una silla que parecía un trono en medio de un montón de ropa al azar. Jugueteando distraída mente con la boa de plumas moradas que llevaba en el cuello. Mientras se examinaba en el espejo, Helen la observaba por el rabillo del ojo.
Obviamente estaba aburrida ó molesta por algo.
"¿Quieres irte?" Preguntó, quitándose el cabello de la coleta alta que se había hecho para verse más angulosa y vampírica. No funcionó mucho, su rostro todavía tenía una ligera redondez en sus mejillas, cabello rizado y suelto tenía que ser entonces. Al oír su voz, Heather se sobresaltó y la miró. "No, no...no es eso" Fue a sentarse a su lado, tirando de la capa corta de poliéster que venía con el conjunto alrededor de sus piernas. "¿Hey, qué pasa?" Preguntó, odiando la expresión de tristeza en su rostro. Heather se puso el pelo detrás de la oreja y miró hacia otro lado. "No es nada" dijo rápida y tranquilamente. No hacía falta ser un lector de mentes para saber que estaba claramente mintiendo. "Mentirosa, vamos, puede decirme, ¿es algo con clase? sé que no soy la mejor versada en esto, como usted sabe, soy la señorita, ‘no sé qué quiero elegir’, pero...puedo escuchar" Bromeó, golpeando su pálido codo contra el suyo con una pequeña sonrisa. La rubia suspiró una vez más y la miró con esos dulces ojos marrones. Le gustaba no usar maquillaje, era más bonita así a diferencia de ella. "Anda, dime.." Ella instó. La vió debatiendo por un momento y luego dijo.
"Mark..él..él hizo algo.." murmuró, su voz carecía de toda la franqueza que había tenido apenas un día antes. "Está bien.." dijo la morena lentamente. "Algo malo, ¿lo supongo?" ¿Qué había hecho un tipo como Mark? Parecía ser un tipo tan dulce con los pies en la tierra.
Heather asintió. Sus ojos se llenaron de lágrimas y la hizo callar suavemente, acercándose lo suficiente como para rodearla con un brazo, su cuerpo ahora tembloroso, este no era su primer rodeo con una persona llorando. La rubia tragó. "Fue anoche después del club, estábamos en la puerta de su habitación besándonos y...me di cuenta de que él quería...ya sabes...hacerlo, pero nunca antes lo había hecho y le dije que no estaba segura, entonces empezó a darme un largo discurso sobre lo mucho que me ama y que sólo quiere estar conmigo–" Las palabras de Heather fueron dulces, pero el tono de su voz era amargo. Podía decir que esta historia iba mal. Apretó la mano de Heather para hacerle saber que todavía estaba allí, escuchando, incluso si su boca se había vuelto amarga, como si saboreara un caramelo rancio.
"Continúa, está bien" dijo, aunque una pequeña parte de ella sentía que realmente no quería saberlo. "Bueno, le dije a Mark que yo también lo amaba, pero que yo...simplemente no estaba lista, ¿sabes?" Murmuró la rubia haciendo una pausa para tomar aire, su nariz sonaba con mocos mientras lo hacía. "Tenías razón al decirle cómo te sentías real mente, eso fue valiente Heather–" Ella asintió. Su rostro pecoso se transformó en una pequeña sonrisa por un breve instante. Luego murió y su rostro palideció, más pálido que el suyo, plagado de sombras sucias. Se preparó para lo que ya sabía que vendría, apretando los dientes y apretando la mano derecha en un puño lejos de la mirada de Heather. Conocía muy bien esa mirada, la misma que había mantenido durante meses después de que Andrew la engañara por última vez. Hueca, rota. Era una cara que sólo un cabrón podría ponerle a una mujer. Helen rezó para estar equivocada, rezó para que fuera algo trivial como que Mark dejara que sus ojos vagaran por el pecho de otra chica ó algo tonto que los hombres solían hacer, esperando que Mark fuera diferente de Andrew ó incluso de Chad.
"—Empezó a enfadarse" susurró Heather poco antes de pausar.
"..Gritando sobre de que no lo amaba en absoluto, que si real mente me preocupaba por él, simplemente lo haría.." La Swan hizo una mueca a cambio, sacudiendo la cabeza con disgusto, si Mark pudiera hacer esto, el lindo y divertido deportista Mark, entonces real mente no había esperanza para el sexo masculino. "Le grité, él estaba siendo tan malo conmigo-" dijo la rubia levantando las manos antes de quedarse en silencio. La morena luego respiró hondo para calmar su voz, le haría un nuevo agujero en el trasero a Mark la próxima vez que lo viera. "Entonces, ¿qué sigue?" Preguntó lentamente, acercándose al borde del asiento del trono. "Él dijo...dijo que iba a romper conmigo si no lo hacía así que yo...yo–" La animadora rubia se atragantó y ella a su vez la rodeó con su otro brazo ahora abrazándola por completo.
Un fuego ardiente surgió dentro de su pecho, el deseo de golpear a alguien en la cabeza con mucha fuerza crecía a medida que pasaban los segundos. "Heather, lamento mucho que hayas tenido que pasar por algo así, mi papá es policía, sé que él no tiene ningún poder aquí, pero podría ver si puede hacer algo..." comenzó, ¿qué podía decir? para presentar un caso? ¿Ignoraría la ley esto como si fuera una disputa entre amantes? La rubia que olfateaba ruidosamente sacudió la cabeza y dijo. "Así que rompí con él" Helen se quedó mirando, sus pestañas parpadearon al menos tres veces, estaba segura de que iba a decir que lo había hecho bajo presión. Ella retrocedió, mirando su miserable rostro bañado en lágrimas con nuevo respeto. Se lamió los labios, su brillo de labios ya se había desvanecido a lo largo de la hora. "Bueno...bien entonces, tomaste la decisión correcta, difícil, pero buena" afirmó, no tenía sentido permanecer cerca de alguien que podría estar bien haciéndote sentir inseguro. "¿Bien? ¿De verdad lo crees?" Preguntó con una pizca de duda y dureza en su voz ahora ronca. "Sí, es bueno que no le permitiste presionarte para hacer algo que no querías hacer" Ella soltó un largo suspiro después de hablar. Este día definitivamente no estaba yendo tan bien como había esperado, no es que fuera culpa de Heather de ninguna manera.
"Cuando empezaste a hablar pensé que iba a ser algo tan malo como mis pensamientos evocaban, no es que esto no sea malo, pero podría haber sido mucho peor, afortunadamente no fue así—" Heather frunció el ceño, mirándola como si estuviera loca. "¿Qué más podría ser peor?" La morena giró para mirarla, sus ojos azules se abrieron en algo parecido al shock, ¿en serio estaba preguntando eso? Sin decir nada, jugó con las curvas de su disfraz de vampiro; Mark podría haber hecho mucho más. "Helen, ¿qué pensaste que iba a decir?" Preguntó, su voz era cautelosa, como si estuviera probando las palabras mientras las pronunciaba. "—Helen" dijo Heather, bajando la voz. "¿Creías que me obligó a—?" Sus ojos azules se encontraron con los de ella un momento después.
La expresión de Heather se sorprendió al darse cuenta de que eso era exactamente lo que había estado pensando. "Helen, Mark él, estaba siendo un gran imbécil, pero Mark nunca haría eso.." dijo, sacudiendo la cabeza, con mechones de su cabello volando alrededor de su cara. "No lo conoces, el no es así.." Ella trató de defender su caso. "Conozco a los de su clase" No pudo evitar escupir, levantándose mientras avanzaba hacia el vestuario, pero antes de que pudiera, la voz de Heather la detuvo. "¿Los de su clase?" Ella preguntó. La chica pálida se volvió. "Sí, el tipo de hombre que dice que se preocupa por ti y luego trata de obligarte a hacer algo que no quieres, sólo porque parece que no puede entender que tú no sientes lo mismo" El rostro de Heather estaba impresionado por sus palabras. "¿De qué estás hablando? ¿Horrible como quién?" preguntó débilmente. Ay Dios, ¿era este el vómito verbal que finalmente había decidido salir en el momento menos oportuno? Se trataba de Heather, no de ella. Ella vaciló, mirando alrededor de la tienda al cajero cetrino, quién ahora se encontraba mirándolas boquiabierto desde el otro lado de la tienda. Su rostro se sonrojó de vergüenza. El deseo de salir corriendo era fuerte.
"Nadie, nada, solo olvídalo.." Aprovechando la oportunidad, voló hacia el vestuario, mortificada por su propio arrebato. No había hablado con nadie de ese día, ¿a quién se lo podría contar? el único con quien podría haber hablado ya no estaba ahí para ella, y él mismo había sido el mismo en cometer tal ofensa, además, decirle a su madre y a su hermana estaba fuera de discusión. Pero escuchar la historia de Heather había traído a su mente los eventos de la semana pasada y ahora los recuerdos inundaron su visión mientras se quitaba el vestido, y rápidamente se ponía de nuevo su ropa anterior. Y ahora también le había gritado a Heather, enfrentándose a la única amiga que le quedaba en CSU. Mordiéndose el labio inferior, se sentó en la sucia alfombra del vestuario, los pensamientos de disgusto fueron rechazados mientras estuvo tentada a llorar, pero se negó. No volvería a llorar por él, se lo había prometido. Heather entró unos minutos más tarde, pero ella no levantó la vista.
"¿Me puedo sentar?" Preguntó suavemente. Ella simplemente asintió. Estuvieron así por un momento antes de que Heather rompiera el silencio. "Si hay algo que quieres decirme, sabes que puedes, ¿verdad? va en ambos sentidos, puedes decirme si hay algo que hizo Andrew, sé que ustedes ya no hablan, así que.." Ella se giró hacia el sonido de sus palabras rápidamente, su cuello protestando por el movimiento inesperado. "Andrew—" Ella volvió a apartar la mirada. Helen odiaba hablar de cosas como ésta, sentirse vulnerable, la hacía sentir pequeña. Pero Heather tenía razón, era una amiga y se había abierto y compartido algo personal con ella; sentía que debía corresponderle. Además, había una pequeña parte de ella que quería hablar de ello, que esperaba algún tipo de cierre. "Sucedió la semana pasada, en La Poudre.." Mientras decía el nombre del río, el recuerdo de Chad, su rostro oscuro y sus palabras le revolvieron el estómago. Nadie te extrañará, le hizo arder la garganta con bilis mientras tragaba con fuerza.
Definitivamente no podía contarle sobre eso.
"Salimos una vez, pero no terminó bien, Andrew es el tipo de persona que se comporta dulcemente pero también le gusta tener su pastel y comérselo también, es el tipo de persona que "no puede evitar" dejar que sus ojos vagen hacia otras chicas mientras decía amarme, así que tuve suficiente, y ahora, esa noche, propuso otro intento en la relación, dijo que aún podíamos ser amigos pero...con beneficios" Helen escupió con veneno en sus palabras al recordar lo rápido que había aceptado a Britney y su oferta de cuerpo abierto las 24 horas. Heather permaneció en silencio, pero tenía los labios fruncidos en una fina línea y los ojos fijos en un punto en la pared. "Le dije que estaba loco si pensaba que volvería a hacer algo así, le dije que recordara la promesa que habíamos hecho de no arruinar nuestra amistad, pero supongo que su pene estaba más a cargo que su cerebro en ese momento, traté de alejarme y él...el me agarró la cara, no quería pero él era más fuerte, me arrastró hacia él y me besó—" Ella soltó una bocanada de aire, liberando la ira con ella. La mano izquierda de Heather subió por su brazo, agarrándola suave mente, haciéndole saber que todavía estaba allí, el gesto calentó su corazón.
"Él lo llevó al siguiente nivel cuando trató de engañarme para que sintiera que yo era la que estaba haciendo el mal, que yo era la mala persona al no corresponderle.." Ella había pensado que él era el único hombre además de su padre en quien podía confiar, pero incluso él la había decepcionado. Entonces miró a Heather, pensando que tal vez había revelado demasiado, por mucho que lo odiara en ese momento, no iba a etiquetar a Andrew como un violador, así que trató de encubrirlo. "Yo solo, cuando dijiste que Mark había hecho algo y vi esa expresión en tu rostro, la había visto antes, la había visto en el espejo cada vez que me miraba hace un año y luego en la pasada semana después del incidente" Ella no sabía qué más decir. "Lo siento" Ella soltó. "No quise acusar a Mark de haber hecho eso" Heather asintió lenta mente. "Ahora lo entiendo, y está bien, yo..honestamente hubiera pensado lo mismo si fuera al contrario" Susurró dando un tic rígido en sus labios. La morena se quedó en silencio por un minuto, ambas absorbiendo la confesión, antes de volver a hablar. "Pero lo que hizo todavía está mal, no fue violencia física, pero trató de manipularte para que tuvieras relaciones sexuales tal como Andrew intentó hacerlo conmigo, tenías toda la razón al dejarlo, si fuera por mi papá, él me habría dicho que le echara un bote de spray de pimienta completo en el rostro, ese es el buen jefe Swan para ti–" No pudo evitar reírse, podría jurar que podía imaginarse el bigote de su padre retorciéndose mientras miraba fijamente a la excusa de un hombre que alguna vez se atreviera a lastimarla a ella ó a Bella, su padre puede no tener la clásica cara de confrontación de "mirada mala" pero no era policía por nada.
Heather se dió la vuelta, sin dejarse llevar por su broma con esa expresión triste e insegura en su rostro. "Lo sé, pero lo amo, y siento como que quiero ir a verlo, hablar con él sobre lo que pasó, aclarar las cosas.." Dijo, pasándose una mano por sus mechones rubios. La Swan de ojos azules se giró para mirarla. "Heather, no creo que—" comenzó. No podía simplemente actuar como si ella hubiera sido la culpable, tenía que ser más fuerte que eso. "Sé que no lo entenderás, y no espero que lo hagas después de lo que me acabas de decir sobre Andrew, él ha sido el único hombre en tu vida, no entiendes la sensación de atracción de no estar cerca, siento que si no voy, me arrepentiré para siempre, espero que algún día puedas sentir algo tan profundo por alguien, pero con suerte sin nada de dolor, además, anoche Mark estaba muy borracho...parte de mí piensa que ni siquiera sabía lo que estaba diciendo" Argumentó, tratando de convencerse de ello, analizando demasiado todo lo que había sucedido dentro de los recovecos de su mente. Helen frunció los labios.
"Él te mentirá, te mentirá para recuperarte, dirá cualquier cosa que quieras escuchar.." afirmó, momentáneamente sin importarle si estaba siendo demasiado dura, había aprendido de la manera más difícil, solo podía esperar que Heather no lo hiciera. La rubia no dijo nada. Ella ya había elegido qué hacer, cualquier palabra que pudiera ofrecer sería simplemente arrojada al viento. "¿Y simplemente lo perdonarás? Heather—" cuestionó, sonando un poco más dura de lo previsto. "Todo el mundo comete errores Helen.." susurró, con los brazos cruzados sobre las rodillas. La morena resopló. Podría argumentar eso, pero decidió no hacerlo. No tenía sentido, lo iba a hacer sin importar lo que dijera. Tratar de obligarla sólo abriría una brecha en su reciente amistad y a ella realmente le gustaba Heather. Así que prometió estar ahí para ella y tratar de ayudarla lo mejor que pudiera, podía sentir que Heather haría lo mismo por ella sin lugar a dudas. Pero nunca podría perdonar a Mark y tampoco lo olvidaría nunca. "Salgamos de aquí, tengo hambre.." Dijo finalmente. Heather asintió de nuevo y se puso de pie. Ella hizo lo mismo y trató de aligerar el ambiente mientras se contemplaba en el espejo y luego a el disfraz colgado en la percha del vestuario. "Creo que esta noche seré la vampira sexy.." Dijo pensativamente imaginado el resultado final. Ella podría hacerlo funcionar. "Tal vez a Duncan le guste tener a alguien cerca que sea lo opuesto a su alto, moreno y guapo.." Bromeó, esta vez, Heather esbozó una sonrisa.
*ੈ✩‧₊˚
Después de esa terrible experiencia, estaba bastante agotada. Su cerebro se sentía como ceniza humeante. No tenía ganas de hacer nada, y mucho menos de tener una cita a pesar del entusiasmo que había mostrado en la tienda. Pero había aceptado ir y no tenía forma de cancelar, ya que no tenía el número de teléfono de Duncan. Su única opción era dejarlo plantado, lo cual parecía demasiado cruel para un tipo que la había llevado a la seguridad de su edificio porque así lo deseaba. Lo único que podía esperar era que cuando llegaran las ocho, el dolor de aliviar el acontecimiento más traumático de su vida, además del gato muerto y el ataque psicótico de Chad, hubiera disminuido un poco.
Aún le quedaban unas horas por matar antes de empezar a arreglarse así que decidió encargarse de la ropa sucia que se había estado acumulando durante las últimas dos semanas, había algunas prendas de Nora enredadas, quien probablemente había pensado que era lo suficientemente astuta como para hacer que ella lavara su ropa, así que Helen había hecho la siguiente mejor opción: había colocado el sostén rojo perdido y unas bragas de cuestionable gusto con pequeñas calaveras que definitivamente no eran suyas, colgadas en el exterior de la puerta de su habitación, para todos los que pasasen por allí las vieran, tal vez la vergüenza le enseñaría a no volver a intentarlo nuevamente.
Recogió la montaña de ropa que se derramaba sobre su cesto y se dirigió pesadamente al cuarto de lavado en el área común entre los edificios de dormitorios. Se sintió absoluta mente aliviada al encontrarlo desierto.
"Pequeñas misericordias.." Cantó en voz baja. Las luces azuladas y parpadeantes de los fluorescentes focos de arriba hacían que todo pareciera granulado, y podía oler mil tipos diferentes de detergentes para ropa en el aire. El suelo estaba pegajoso bajo sus pies cuando se dirigió a las lavadoras. Colocó la cesta sobre una de las arandelas abolladas, buscó algunos billetes en sus bolsillos y se dirigió a la máquina de cambio. Cuando se dió la vuelta con sus monedas ahora en la mano, gritó y lo dejó caer todo. "¡Jesucristo!" Las monedas de veinticinco centavos rodaron por el linóleo con pequeños tintineos.
Demetri Volturi descansaba en un rincón de la habitación. Estaba sentado en una silla de plástico, con una camiseta gris ajustada sobre su pecho, unos jeans azul oscuro y unos tenis de color negro con un logo que desconocía, seguramente algo fuera de su rango monetario, sus brazos estaban descubiertos, pálidos y esculpidos por la falta de su enigmática chaqueta, inclinado hacia atrás como si fuera una especie de silla reclinable, el plástico parecía estar marchitándose por su peso. Tenía los pies apoyados sobre una lavadora como si fuera la cosa más normal y cómoda que jamás haya existido. Parecía casual, algo que no parecía coincidir con su apariencia de ninguna manera, su vibra era más propia de un campeón de lucha libre profesional, enfurecido y violento que de alguien que simplemente pasaba el rato. Él la miró fija mente por un momento, con las cejas arqueadas. Luego, su profunda y musical voz de barítono tono llenó el silencio sobre los rápidos latidos de su corazón. "Qué bueno verte viva.." refunfuñó. Incluso eso sonó bien. La morena se mordió la lengua a cambio.
Su sarcasmo encendió su indignación de inmediato, todavía no lo había perdonado por la mala educación de la noche anterior. "¿Qué se supone que significa eso? ¡Y por qué diablos estás sentado ahí en silencio? ¡casi me das un infarto!" Ella espetó, tratando de minimizar el impacto de estar a solas con él. Él ignoró sus palabras. Lo que la molestó aún más, tenía el cabello recogido alrededor de la frente, como si hubiera estado corriendo contra el viento pero sin el habitual sudor en la frente. "¿Te digo que te mantengas alejada de Morgan y te subes a un auto con él?" Él la miró atentamente, con sus ojos oscuros, aunque, bajo las luces, ella podría jurar que tenían un tono rojizo. "Bastante tonta, Helen, te creía más intelectual" añadió, sus labios, moviéndose más rápido de lo que ella podía seguir, volviendo a su posición sobre su mandíbula, apretados. La Swan parpadeó. ¿Qué demonios? "¿Cómo sabes siquiera lo que hice anoche? te fuiste de Zydeco's a toda prisa, según recuerdo.." Él simplemente la miró fijamente y ella se dió cuenta de que ya sabía la respuesta. Él la había estado observando. La idea hizo que sus rodillas temblaran, porque le daba miedo y por mucho que no quisiera, era tentador al mismo tiempo, como un trago prohibido invisible. Pero ella no podía dejar que él viera eso. "¿Me estuviste espiando..?" Susurró entre cerrando los ojos, el rubio pálido no se inmuto en absoluto, por su cara de poker, parecía ser que ella era más como un gatito intentando espantar a un león.
"..Lo que haga con mi vida no es de tu incumbencia" dijo seca mente hacia éste y se inclinó para recoger sus monedas caídas. "—Además, ¿pensé que querías que te dejara en paz? ¿Por qué te importa?" Ella preguntó, una parte profunda de su interior susurró una esperanza fugaz, que de alguna manera a él le importaba un poco su bienestar, pero sus siguientes palabras lo pisotearon antes de que pudiera echar raíces. "No lo hago" dijo. "Bueno, bien–" Regresó, con su cola de caballo ondeando sobre sus hombros, caminó hacia su lavadora enfadada y se concentró completamente en separar la ropa blanca de los colores, y sin mirar a Demetri. Tratando de no pensar en sus hermosos ojos oscuros mirándola. Sin imaginarlos cambiando de color. Sin imaginar sus pálidas manos sobre ella... ¡Wow! ¡Wow! Calma ahí! gritó en su interior con horror.
"¿Tienes una cita esta noche?" Preguntó Demetri. Ella saltó, su corazón latía estúpidamente. No tenía sentido que ella se sintiera nerviosa con él, prácticamente lo odiaba. Pero su presencia la ponía nerviosa, casi mareada. Ella no pudo detenerlo. Entonces respiró hondo y arrojó su ropa en la lavadora que estaba junto a ella. "Sí, no es que te importe, ¿cómo lo sabes?" Ella preguntó: ¿era él un acosador a tiempo parcial? ¿Era eso lo que Britney había querido decir cuando quiso decir que él era raro? entre todo lo demás que había oído. "Es víspera de todos los santos, todos están haciendo algo y pensé que alguien como tú tendría una cita" Alguien como tú... trató de decidir si eso era un cumplido ó un insulto. Ella decidió aceptarlo como un cumplido a pesar de sus pensamientos autocríticos que le decían que probablemente él podría estar burlándose de ella. Eso no equivalía a que ella le diría que tenía una cita con Duncan en unas horas. Decidió intentar desviar la conversación. "¿Y qué me dices de ti?" Ella preguntó. La curiosidad royendo sus entrañas. Luchó por aplastarlo concentrándose en el sonido de la lavadora. No dudaba que un chico que se parecía a Demetri tendría problemas para encontrar a alguien con quien salir. "¿Vas a hacer algo? después, quiero decir" Levantó la vista con una sonrisa tímida en su rostro para mostrar que estaba tratando de ser civilizada y algo amigable.
No era sarcástico, a pesar de que había suficiente para que se le permitiera serlo, pero él no estaba mirando. Él estaba mirando su ropa en la secadora girando frenéticamente, ó eso supuso debido a que él era el único allí además de ella, a menos que hubiera alguien lo suficientemente tonto como para dejar su ropa desatendida en un campus, pero si era Demetri, eso hizo que él pareciera un poco humilde, Helen habría asumido que había hecho lavar su ropa profesionalmente en alguna tintorería, sólo para que su ropa no se arruinara con una lavadora vieja y común. "No, no me gusta mucho la víspera de Todos los Santos, hay demasiadas..cosas, deambulando por ahí.." Demetri hizo una pausa y ella lo miró por el rabillo del ojo mientras sus labios se apretaban como si tratara de evitar hablar. "¿Vas a ir con ese tipo Andrew?" La morena lo miró fijamente, asombrada y también molesta por la mención de dicho nombre. "¿Cómo sabes acerca de Andrew?" Ella cuestionó. ¿Se habían cruzado y ella no lo sabía? "Tengo ojos.." Se encogió de hombros, la camisa fuertemente tratando de mantenerse unida mientras se tensaba contra el músculo pálido. Oh, sí... tenía ojos. Hermosos ojos profundos y oscuros que se ponían rojos cada vez que la miraba. De repente, sintió la boca seca como el desierto. "–No, uh" dijo aclarándose la garganta cuando su voz se quebró patética mente. Sus pálidas mejillas se calentaron de vergüenza. "Andrew no.." Justo cuando lo dijo, sintió que su mente gritaba. ¡¿Qué se le había ocurrido para contárselo!? Detrás de ella, la silla de plástico crujió.
"¿Chico nuevo?" El tono de su voz apenas estaba ahí, casi monótono. La chica pálida desenroscó la tapa de su detergente y el olor a lavanda llegó a sus fosas nasales mientras inhalaba. "Más ó menos.." Vió a Demetri levantar la cabeza para mirar al techo, en algún momento la había apartado de mirarla a ella. "Dios, ¿de cuántas maneras diferentes tengo que preguntar para que me digas el nombre de este chico? ¿Es un rasgo familiar ó simple mente eres así de exasperante?" Preguntó, exhausto. Su ceja tembló mientras curvaba sus labios. "Es un don, me temo" Ella se rió, teniendo la sensación de que él solo estaba preguntando porque ya sabía que ella saldría con Duncan, el mismo Duncan que por alguna razón desconocida le desagradaba lo suficiente como para intentar iniciar una conversación con ella en el medio de lavandería. La morena de ojos azules se dio la vuelta después de enroscar la tapa de su botella de detergente y dejarla encima de la máquina. Su espalda se apoyó contra el cubo tembloroso. "Mira, no sé de qué se trata todo esto–" Hizo una pausa moviendo su mano en el aire en un círculo para simbolizar la habitación, se sentía inquieta. "Pero no creo que tengas ningún derecho a preguntarme sobre quién y qué hago, ¿de acuerdo?" Dijo, mirando directamente a el rubio. "Helen.." dijo Demetri, su voz fue suficiente para borrar cualquier cosa que ella fuera a decir a continuación. Su corazón casi se detuvo cuando él dijo su nombre. Él se puso de pie, en un movimiento tan rápido que ella casi no parpadeó cuando él se acercó a ella. En realidad la estaba mirando a los ojos, pero su rostro estaba rígido, parecía mármol blanco, como si estuviera soportando en silencio una medida extrema de dolor. "Por favor, no me digas que vas a tener una cita con Duncan esta noche—" La marcada diferencia entre ellos fue más evidente cuando se paró lo suficiente mente cerca para ver sus rasgos, no tenía lunares, ni líneas, sus ojos eran tan oscuros que la luz parecía incapaz de penetrarlos. Por un momento se quedó muda, luego su rostro adoptó una expresión desafiante. "No es asunto tuyo.." Dijo rígida mente, ignorando el tic en su pálida mandíbula cuando sus ojos recorrieron su rostro.
Vió su puño apretarse alrededor de la parte superior de una de las lavadoras. Podría jurar que sus dedos estaban dejando huellas en el metal. "No puedes salir con él" dijo en definitiva. Su voz era baja y amenazadora y ella sintió que su corazón comenzaba a latir con más fuerza. Estaba tan cerca de ella. Nunca había estado tan cerca. Su pálida y musculosa forma ocupaba toda su visión, como si no hubiera nada en el mundo excepto él. Nada más que Demetri. "¿Por qué no?" Logró preguntar, en medio de su confusión interior. "¿Cuál es tu problema con Duncan?" Ella real mente quería saber, no, necesitaba saber, en este punto tenía que hacerlo, la estaba volviendo loca. "No sabes nada sobre él, de quién es, pero estás dispuesta a estar a solas con él? ¿en qué estás pensando? acaso tus padres nunca te advirtieron de subirte a los autos de extraños?" dijo, sus palabras pronunciadas en un siseo que inexplicable mente hizo que se le erizara cada vello del cuerpo. "Nunca dije que estaríamos solos–, y no soy una tonta, se el riesgo que corría al subirme a su auto, pero como ya vez, aquí estoy—" Ella interrumpió con irritación ante el insulto latente contra su inteligencia y auto-preservación, bueno, estaba el viaje en auto, pero ella había estado bien con él anoche. Los labios perfectamente formados de Demetri se curvaron en una mueca. "¡Maldita sea, Helen! ¿por qué no me escuchas?" Sus ojos estaban rojos, un rojo tan oscuro que parecía sangre vieja, quemando su piel dondequiera que tocaban. Sintió que sus piernas retrocedían por sí solas, como un instinto de piloto automático.
Demetri pareció darse cuenta de que la estaba asustando. Cerró los ojos y su rostro se suavizó; era piedra otra vez. Piedra dura y sin emociones. Aflojó la mano de la lavadora y resopló por la nariz. "No importa—" dijo el rubio con frialdad. "Adelante, sal con él si tanto lo deseas, Dios sabe que esto hará las cosas muchísimo más fáciles para mí.." Él escupió, sus palabras la cortaron profundamente y ella ni siquiera supo exactamente el porque. Pues, sus pulmones se sentían privados de oxígeno. Se dió la vuelta y regresó a su silla de plástico, con los pies sobre la lavadora, tal como ella lo había encontrado por primera vez. Ella se quedó mirando, un poco inquieta ahora por cómo el aire a su alrededor se sentía estático.
"¿Que se supone que significa eso?" Preguntó al otro lado de el espacio, tragándose un nudo en la garganta. "—Nada, no significa nada" Sus ojos volaron hacia los de ella y estaban rojos de nuevo. Ella jadeó cuando él tardó mucho en parpadear antes de cerrar los ojos. "No significas nada..." Dijo tan bajo que ella apenas podía oírlo. Abrió los ojos de nuevo, pero no la estaba mirando. Entonces la secadora zumbó con fuerza, haciéndola saltar. Demetri se levantó de su silla, las patas de la misma crujieron con astillas mientras abría la puerta de la secadora, las bisagras gimiendo ante la fuerza cuando la abrió, y deslizaba su ropa en un cesto de ropa negro y salía de la habitación en menos de un minuto, dejándola sola, agarrando sus toallas sucias como si fueran las únicas cosas en el mundo que tenían sentido.
Demetri be like: "Aléjate de mi Helen" igualmente también Demetri. 'Le espía'
Helen be like: "Que carajo..?"
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