
Extra.
𝐂𝐀𝐑𝐓𝐀 𝐃𝐄 𝐃𝐀𝐍𝐓𝐄.
Con el pasar de los días, siento que cada recuerdo de nosotros se desvanece. Tus ojos, tu sonrisa, tu cabello… y la sensación agradable de poder sentir tu mano acoplándose a la mía como dos piezas que encajan a la perfección, eso es algo que no quiero olvidar, pero es tan difícil.
Tengo miedo, no sé cómo haré esto sin ti, Ems.
¿Por qué tuvimos que terminar así? Si hubiera una forma, daría todo lo que tengo para poder traerte de regreso, pero sé que nada resultaría.
Me aferro a la idea de que ahora estás bien, de que el cielo te ha recibido con los brazos abiertos y que ahora formas parte de las estrellas que componen el firmamento. Al menos, esta es la forma que he encontrado de confortarme, pensando en que la estrella más brillante que me sonríe eres tú.
No sé cómo escribirte esto sin que mi corazón se quiebre en cada palabra. No sé cómo hablarte sin escuchar tu voz respondiéndome con esa risa suave que siempre me salvaba. No sé cómo respirar en un mundo donde tú ya no estás.
Te busco en todas partes. En el susurro del viento que me acaricia la piel, en la luz de la luna que ilumina las noches solitarias, en cada melodía que intento componer pero que nunca suena bien sin ti.
Amarte fue la canción más hermosa que la vida me permitió cantar. Fuiste mi verso más sincero, mi estribillo favorito, la melodía que quedó tatuada en mi alma. Y ahora, sin ti, el silencio se siente más abrumador que nunca.
Recuerdo cada instante contigo. La primera vez que pronunciaste mi nombre, la manera en que me mirabas cuando creías que no te veía, la calidez de tu mano en la mía, como si siempre hubieras estado destinada a sostenerme. Te amé en la risa y en la tristeza, en la fuerza y en la fragilidad, en la vida y… ahora, en la ausencia.
Pero quiero que sepas algo: jamás te irás de mí. Sigues aquí, en cada latido, en cada nota que toco con los dedos temblorosos, en cada amanecer que me recuerda la forma en que la luz dibujaba tu rostro. Sigues en mi piel, en mi historia, en todo lo que fui y todo lo que seré.
No sé cuánto tiempo me tomará aprender a vivir sin ti, pero te prometo algo: no dejaré que el dolor borre lo hermoso que fuiste en mi vida. Voy a seguir adelante, aunque me duela, porque sé que eso querrías. Voy a cantarte en cada escenario, a escribirte en cada acorde, a encontrarte en cada estrella que ilumine la noche.
Emilia, mi amor, mi tormenta y mi calma… si puedes escucharme, si aún puedes sentirme de alguna manera, solo quiero que sepas una última cosa:
Te amé con todo lo que fui. Y te amaré con todo lo que me queda.
Siempre tuyo,
Dante.
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