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Capítulo 14.

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Una sensación de frío recorría su columna vertebral la cual, la despertó por completo. Sentía los músculos de su cuerpo adormecidos y compactados, se estiró brevemente antes de abrir por completo sus ojos y observar lentamente a su alrededor, intentando ubicarse en espacio y tiempo.

No supo reconocer de inmediato en dónde estaba, por lo que se aferró a las sábanas y tomó asiento agitando su cabello, antes de clavar su mirada en la bandeja sobre una pequeña mesa redonda de color blanco a un lado de los grandes ventanales. El desayuno estaba servido, había café y jugo recién exprimido, huevos con tocino, hot cakes, rebanadas de pan tostado con aguacate y tomate y una rosa con un papelito doblado en una esquina.

Sintió que la respiración se le atoraba en el pecho, se aferró a las sábanas como si fuera indispensable para ella y a tropezones, se dejó caer en la silla mientras tomaba la rosa y la olía. Su aroma natural y fragante inundó sus fosas nasales, provocando que una sonrisa saliera de entre sus labios y los recuerdos de la noche se le aclararon; luego la dejó sobre la mesa y tomó el papelito blanco y leyó lo que había en él:

“Desearía verte despertar, pero tuve un asunto que atender.
Disfruta del desayuno que pedí para tí, en otra ocasión, espero poder estar a tu lado y luego cocinarte algo yo mismo. Las tostadas me quedan increíbles :)
Te ves hermosa cuando duermes, Ems.”


Emilia no pudo evitar soltar una pequeña carcajada antes de comenzar a disfrutar del desayuno, miró a su alrededor mientras devoraba todo lo que tenía frente a ella. Notó que sus pertenencias estaban esparcidas por la habitación y supuso que a Dante no le molestaría que usara su ducha y le tomara prestada alguna prenda.

Decidida, caminó hacia el armario de donde tomó una gran sudadera que estaba meticulosamente doblada, lo que le llamó la atención ya que Dante no era para nada como se lo había imaginado. Pensó en que quizás, se había creado falsas ideas y lo estaba juzgando al igual que todas las personas lo hacían ya; había creído que el hecho de que fuera una estrella de rock, lo convertiría en un patán alocado, envuelto en escándalos, rodeado de mujeres extravagantes, drogas, alcohol y quién sabe qué otras cosas más. Muy distinto era lo que él le había demostrado ser en cada mínima oportunidad e incluso su ropa, que creyó que sería toda de color negro, encontraba camisetas y polos de colores llamativos que quizás ella jamás se pondría.

Era más fanática de los colores oscuros.
Tomó una camiseta negra que tenía algunas letras y dibujos en color blanco, se dirigió al baño y comenzó a ducharse y a prepararse para marcharse. No tenía sentido que se quedara a esperarlo cuando no sabía cuánto tiempo tardaría en volver.

Después de unos cuantos minutos bajo la ducha, se cambió y se dirigió a la sala donde la televisión permanecía encendida, vio que era alrededor del mediodía y buscó su celular en su pequeña cartera para revisar los mensajes y llamadas perdidas de preocupación por parte de Edward. Respondió a todos y cada uno de sus mensajes, diciéndole que pronto estaría en casa y su sonrisa se borró abruptamente cuando en la pantalla de la televisión una fotografía de Dante besando a la mujer del hospital acaparó una de las esquinas del canal de noticias.

Ignoró todos los titulares que aparecían en pantalla e ignoró el hecho de que aquello le había molestado. Tomó sus tacones en mano, y salió de allí echando humo por las orejas.

Dante, temprano por la mañana, se había despertado al sentir un cosquilleo en sus pies que no lo dejaba continuar con la serenidad de su profundo sueño. Al abrir sus ojos, se encontró con la cabellera oscura de Emilia y su hombro desnudo bajo las sábanas. Sonrió mientras se acurrucaba a su lado y la abrazaba por la cintura, hundiendo su rostro en su cuello, sintiendo su aroma dulzón.

Pero el cosquilleo persistía y ya se estaba hartando.

Miró a sus pies con molestia y se sobresaltó al observar la mirada dura y de reproche que Grayson, el responsable de su molestia, le estaba dirigiendo. Refunfuñando por lo bajo, se apartó con cuidado de Emilia para no despertarla y agitando sus manos en el aire, le indicó a su guardaespaldas que se alejara de allí.

Cuando la grotesca figura de Grayson se alejó, Dante se colocó de pie y se agachó en el suelo para tomar su pantalón que había quedado allí y sacudiendo su cabello, dio la vuelta alrededor de la cama para observar a Emilia. Acarició su mejilla con delicadeza y sonrió depositando un beso en la comisura de sus labios.

—¿Por qué eres tan hermosa, Ems? —le preguntó entre susurros—, estoy condenadamente loco por tí.

Suspirando se alejó de ella, observando la gran paz que la envolvía en su sueño y la aislaba de la realidad a la que Dante se tenía que enfrentar ahora.

Salió de la habitación cerrando la puerta detrás de él con sumo cuidado y caminó arrastrando los pies hasta la sala donde Grayson estaba de pie con los brazos cruzados, una postura que detonaba dominación, no se iba a dejar engañar por Dante esta vez.

—¡Grayson, amigo mío! —exclamó con los brazos abiertos.

—Tienes quince minutos para alistarte y sacarla de aquí antes de que Kevin venga por sus propios medios a buscarte —respondió tajante—. No te gustará esa última opción, créeme.

Dante llevó sus manos a la cadera y lo miró decisivo—¡Está bien, iré a ver a Marie, maldita sea! Pero no le pediré a ella que se vaya —apuntó a sus espaldas—. Se irá cuando se despierte por su cuenta.

—Como quieras, tienes diez minutos.

El cantante no pudo evitar soltar improperios a diestra y siniestra a modo de susurros ya que sus dientes ejercían presión entre sí, marcando su mandíbula en una clara señal de fastidio absoluto.

Se dirigió nuevamente a la habitación y al ver a la mujer que agitaba la superficie bajo la planta de sus pies, un suspiro se le escapó y nuevamente escuchaba a su corazón latir desbocado, retumbando en sus oídos de tal manera que sus manos comenzaban a sudar por los nervios. No entendía porque reaccionaba de aquella manera, ella ni siquiera estaba despierta dirigiéndole una de aquellas miradas como dagas de doble filo.

Recordó las travesuras de la noche, sus orbes oscuros como un buen café cargado lo invitaban a querer zambullirse en ellos. Ella se veía como una mujer ruda pero en la intimidad de su encuentro, Emilia había bajado la guardia por completo y había demostrado ser una mujer vulnerable como cualquier otra que sólo desea ser amada y tratada con respeto.

Podía ver en sus ojos brillantes a punto de derramar lágrimas la conmoción que había en ella, el dilema que la atravesaba y la súplica silenciosa de una promesa que él estaba dispuesto a cumplir sin titubear. Estaba enamorado y ella también, y aunque tuviera que ir contra viento y marea, lucharía por cuidar su corazón. Estaba decidido.

Se cambió rápidamente al escuchar los pasos intranquilos de Grayson mientras entablaba una seria conversación a través de su celular, seguramente calmando a Kevin que le reprochaba el hecho de que Marcella se había comunicado con  él para recriminarle el hecho de que no tenía bajo control a Dante.

De camino a la recepción, el cantante se detuvo para hablar con la mujer detrás del mostrador y le dio indicaciones exactas de lo que quería preparar para Emilia en su servicio a la habitación. Una vez que la recepcionista le afirmó que haría todo al pie de la letra, se marchó de allí siguiendo a Grayson quien parecía querer evitar a la mujer.

—¿Qué te traes? —le preguntó una vez que estuvieron dentro de la camioneta.

—No sé de qué hablas —evitó responder.

—Vamos, Grayson, te conozco… —canturreó divertido, mientras con su dedo índice pinchaba el lateral del guardaespaldas.

Grayson soltó un gruñido y lo miró a través del espejo retrovisor—¿Acaso no me pediste que trabajara en mi comportamiento con otras personas?

Dante soltó una risa divertida y apoyó ambas manos en los asientos de adelante, asomando su rostro en el medio. Grayson era simplemente de otro mundo y estaba alegre de poder tenerlo a su lado, era un gran hombre, a pesar de su temible apariencia.

—¿Ya la invitaste a cenar? —chismoseó.

Grayson torció los labios—Dos veces.

—¡Woah, Grayson, enhorabuena! —vitoreó mientras apretaba su hombro—, no olvides invitarme a tu boda.

El mencionado lo empujó suavemente mientras decidía ignorar la risa del menor. Jamás había soportado que nadie metiera sus narices en su vida y que se rieran de algunas situaciones que le ocurrían, pero escuchar la risa de Dante era todo lo que buscaba durante las últimas semanas, dado a que estaba recibiendo demasiada presión por parte de su representante y aunque quisiera hacer algo al respecto, temía empeorar la situación. Kevin era realmente poderoso.

A las afueras de “Armonía Moderna”, la cafetería en la que verían a Marie, Dante se tomó un momento para apreciar la vista. Era un lugar nuevo en la ciudad, se encontraba en un edificio de ladrillo con grandes ventanales que dejaban entrar la luz natural, pero con cortinas de lino que suavizan la luz y crean un ambiente íntimo y reservado. El interior era una mezcla de modernidad y confort, con muebles de diseño contemporáneo y detalles vintage que le daban un toque acogedor.

Las paredes están adornadas con obras de arte moderno y fotografías en blanco y negro de famosos músicos y actores de cine, un guiño a las profesiones de Dante y Marie. También hay una barra de café de acero inoxidable con una máquina de café de última generación, donde un barista experto prepara cafés artesanales.

Se acomodaron en un rincón reservado, en un sofá de cuero marrón oscuro frente a una mesa de madera reciclada. A su alrededor las estanterías llenas de libros y discos de vinilo, creaban un ambiente relajado y cultural. El ambiente se sentía tranquilo, con una suave música de jazz de fondo que se mezclaba con el murmullo de las conversaciones y el sonido de la máquina de café; es un lugar donde se podía sentir la creatividad y la pasión, un lugar perfecto para los grandes artistas que buscaban un momento de privacidad.

Dante, fiel a su espíritu rebelde pero considerado, pidió un café negro fuerte, el aroma intenso y amargo del café recién molido llenaba el aire. Marie, por otro lado, consciente de su embarazo, optó por una opción más suave y saludable; pidió un té de manzanilla con miel, una bebida calmante y sin cafeína que era segura para su estado. La taza de té humeante, con su aroma dulce y floral, era un contraste perfecto con el café de Dante, simbolizando las diferencias que hacen que su relación sea tan interesante y vibrante.

—¿Kevin te dijo lo que haríamos hoy? —le preguntó ella, para romper con el tortuoso silencio.

Dante se removió en su lugar, apoyó su codo sobre la mesa y sostuvo su cabeza con la palma de su mano derecha, mientras que la izquierda sostenía la taza de café. Suspiró pesadamente y la miró.

Marie llevaba un vestido de maternidad de seda en tono azul pálido, que fluía suavemente sobre su figura y acentuaba su vientre. El vestido tenía un escote en V y mangas tres cuartos, lo que le daba un toque femenino y sofisticado.

Completaba su vestido con un par de zapatos planos de cuero blanco, cómodos pero elegantes, perfectos para una mujer embarazada que valora tanto la moda como la comodidad. Llevaba un collar de oro delicado con un pequeño colgante en forma de corazón que el padre del bebé le había obsequiado cuando habían comenzado su romance oculto.

Su cabello estaba recogido en un moño bajo, dejando al descubierto sus pendientes de perlas. Su maquillaje era natural y luminoso, resaltando sus rasgos y belleza natural. A pesar de su estado, Marie irradiaba elegancia y gracia innatas, luciendo tan hermosa y radiante como siempre.

Dante notó que entre los dos, ella era la que más se esmeraba en hacer que aquella farsa marchara con la mayor naturalidad del mundo. Podía ver en su mirada que estaba entre aterrada por el desenlace y determinada a no permitir que nadie le causara daño a su bebé.

—Más o menos, no fue exacto —respondió con desgana—. ¿Cómo quieres hacerlo?

Ella se encogió de hombros—Venir aquí y mostrarnos ante el público ya es dar el primer paso, Marcella dijo que este era el mejor lugar porque era bastante calmo —respondió—. Tenemos que ir a mi revisión y luego debemos volver a mostrarnos ante el público.

Dante dio un sorbo a su café—Iré contigo a tu control, pero no seré el único.

—¿De qué hablas? —lo miró con confusión.

—El verdadero padre está algo inquieto por saber cómo es su bebé —sonrió—. Grayson me aseguró que nos cubriría por esta vez, podrás estar con el padre de tu bebé.

Marie se cubrió el rostro ocultando un chillido de felicidad y se inclinó hacia la derecha para darle un fuerte abrazo a Dante.

Una de sus preocupaciones más grandes era que el padre de su hijo no pudiera quizás, nunca experimentar aquel entusiasmo de escuchar los latidos del bebé junto con ella y ahora Dante le daba la oportunidad, como el buen amigo que era, de poder cumplir con el anhelo de ambos padres.

—¡Gracias, de verdad! —exclamó llorosa, mientras reía.

Los brazos de él se enredaron alrededor de su cuerpo y la estrechó con suavidad, era lo mejor que había conseguido hacer para darle una alegría.

—Ahora, con respecto al beso… —se quejó en voz baja.

Ella se apartó y ladeó su cabeza con suavidad mientras sonreía de labios cerrados—Jamás pensé en besarte, pero debemos hacerlo. No te preocupes, sólo sígueme la corriente —lo calmó.

Tomó su mano por sobre la mesa y le dio un suave apretujón, sintiendo lo ansioso que él estaba. La impresión que había adquirido de él era que estaba rotundamente interesado en alguien más y que su preocupación de lo que harían aquel día se debía a que le importaba lo que la otra persona detrás de él pudiera llegar a pensar.

—¿Cómo es ella? —preguntó con suavidad.
Dante dio un pequeño brinco en su lugar y la miró de reojo no logrando ocultar una tímida sonrisa, a Marie no se le escapaba nada.

—Ems es… la fuerza de la naturaleza —la miró—. Ella irradia fuerza y determinación, tiene un espíritu indomable y una voluntad de hierro.

—Suena increíble… —mencionó Marie, ahora siendo ella la que apoyaba su codo sobre la mesa y su rostro sobre su mano izquierda, para observar a su acompañante.

—Admiro su tenacidad, su valentía y su habilidad para enfrentarse a cualquier desafío —continuó—. No la conozco desde hace años, todo fue muy reciente, pero su lado suave y vulnerable que solo demuestra con las personas en las que confía me atraparon.

—Escuché… tus canciones nuevas —ella sonrió—. Sospeché que eran dedicadas a alguien, tu lado romántico no puede ser ocultado. Su atracción debe sentirse como un imán, el amor entre ustedes debe ser intenso y apasionado como tus canciones.

Dante bufó—Solo espero que esta mierda acabe pronto para poder estar con ella —Marie lo miró preocupada—. Tranquila, veré como resolver esto sin que te veas afectada negativamente.

Ella asintió sintiéndose un poco más tranquila, el resto de la mañana hablaron de cosas triviales relacionado a sus carreras profesionales, a sus nuevas pasiones y proyectos a futuro. Dante creía sin dudas que Marie estaba hecha a medida para ser madre, sus ojos brillaban como munca antes y todo lo que veía proyectado a futuro, era en torno a una gran familia feliz.

En ese instante se dio cuenta de que él jamás habría cumplido aquel rol de hombre de familia que Marie esperaba. Dante ni siquiera sabía donde estaba parado, si debía retroceder o hacia donde avanzar, todo lo que podía ver del otro lado, era a Emilia con una brillante sonrisa, solo para él.

Llegando al consultorio de la doctora, Grayson se había asegurado se que el área estuviera despejada y una vez que lo confirmó, Dante aguardó pacientemente en la sala de espera mientras Marie y su pareja disfrutaban de su reencuentro anhelado. Se abrazaron y se besaron e incluso lloraron emocionados, sobre todo el futuro padre que se sentía con impotencia al no poder proteger a su familia. Dante le había asegurado que, sin importar lo que sea que tuviera que hacer, los ayudaría a concretar encuentros para que pudiesen disfrutar de la compañía del otro.

También, pensó en lo que tendrían que hacer y le pidió disculpas de antemano a la pareja de Marie, pues estaba al tanto de que las caras famosas debían de montar un espectáculo en pleno día para compensar el desliz de Dante.

Después de la cita médica, el cantante y la modelo se dirigieron al parque de la ciudad. A pesar de la situación complicada, había una especie de camaradería entre ambos por el pasado y una comprensión mutua nacida de la  necesidad de proteger sus carreras y el futuro del bebé.

Ambos se detuvieron junto a la fuente situada en el centro, rodeada de grandes árboles y flores coloridas, el sonido que cae proporcionaba un fondo tranquilo a la conversación que llevaban a cabo. Dante miraba a Marie, su rostro iluminado por la luz del sol que se filtraba a través de los árboles.

A pesar de su prematuro amor por Emilia, no pudo evitar sentir una profunda admiración y respeto por la mujer frente a él, por su fuerza y su valentía. Ella había renunciado a muchas cosas sin rechistar y él ni siquiera podía dejar de quejarse y revelarse en contra de su representante.

Marie, por su parte, miraba a Dante con gratitud en sus ojos. Incluso sabiendo que aquella relación era una farsa, no podía evitar sentirse agradecida por su apoyo y su disposición a ayudarla en esa difícil situación.

Con un leve asentimiento de ella, Dante se inclinó hacia su cuerpo, sus rostros se acercaban lentamente. Marie cerró sus ojos al sentir las manos de él en sus mejillas, y Dante finalmente depositó un beso suave y respetuoso en sus labios. Era un beso para la cámara, pero también era un beso de apoyo, un gesto de solidaridad en medio de la tormenta.

Los flashes de las cámaras de los paparazzis iluminaron la escena de pronto, capturando el momento para el mundo. Pero para ambos, aquel no era solo un beso para la cámara. Era un pacto silencioso, una promesa del apoyo mutuo en los desafíos que se avecinaban.

—No te preocupes, todo estará bien… —le susurró él.

Ella lo miró con lágrimas en el borde de sus ojos y nuevamente lo atrajo hacia ella, para besarlo una vez más.

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