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𝟎𝟑 | 𝐓𝐎𝐑𝐁𝐄𝐋𝐋𝐈𝐍𝐎 𝐃𝐄 𝐄𝐌𝐎𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒

♪ ── 𝖵𝖺𝗌 𝖺 𝖰𝗎𝖾𝖽𝖺𝗋𝗍𝖾 ━━ 𝗔𝗶𝘁𝗮𝗻𝗮

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𝖯𝖮𝖵 𝖠𝖫𝖤

El campus era un despliegue impresionante de arquitectura clásica y jardines meticulosamente cuidados. Los pasillos estaban llenos de estudiantes que parecían saber exactamente a dónde iban. Dick, como siempre, tenía una sonrisa fácil mientras me mostraba la escuela de arriba a abajo. Era extraño estar en un lugar nuevo, pero su compañía hacía todo más llevadero. Su entusiasmo y las conversaciones ligeras me ayudaron a olvidarme, al menos por un rato, del peso en mi pecho.

Lo había extrañado mucho. Antes de venir, Pau y Dany me habían hecho prometer que le daría todos los abrazos que ellas le darían si estuvieran aquí, y cumplí mi promesa. Dick se reía al recibirlos todos de golpe, pero no decía nada.

Luego de recorrer el campus, me llevó a su oficina, un espacio pequeño pero cálido, con paredes decoradas con fotografías y reconocimientos. Allí me mostró también mi habitación. Compartiría cuarto con dos chicas que había conocido brevemente en el avión. Parecían agradables, pero no estaba segura de querer hacer amistad todavía. A veces sentía que no podía permitirme estar demasiado cerca de nadie.

Por desgracia, mi cuarto quedaba justo al lado del de Samantha y sus amigas. Lo supe porque Dick me lo dijo con cierto pesar.

──── Hice todo lo posible por ──── mantenerte alejada de ella, lo juro ──── aseguró con un suspiro.

Le creí. Claro que le creí. Siempre había sido mi apoyo incondicional.

En su oficina, los minutos pasaron tranquilos. Yo sostenía una botella de agua, mientras que Dick se permitió un vaso de ron. Su expresión cambió a una mezcla de curiosidad y preocupación cuando rompió el silencio con una pregunta que me heló.

──── ¿Y puedo saber por qué tú y esa chica, Samantha, terminaron?

Sentí cómo mi pecho se comprimía. Hablar de Sam era como reabrir una herida que nunca terminó de sanar. Bajé la mirada, jugueteando con la botella entre mis manos.

──── Me engañó ──── murmuré finalmente, con una voz cargada de pesar.

Su reacción fue inmediata. Levantó las cejas, sorprendido, y me miró con atención. Sabía que él estaba al tanto de que Samantha estudiaría en Cambridge conmigo, pero nunca le había contado los detalles de nuestra ruptura.

──── Se esparció un rumor en la escuela ──── continué, intentando que mi voz no temblara ────  Además, había un chico que estaba bastante enamorado de Samantha. Un día antes de que termináramos, tuvimos una pelea por culpa de él.

Dick se inclinó ligeramente hacia adelante, entrelazando los dedos sobre el escritorio. Era la viva imagen de alguien que intentaba comprender la situación al detalle.

──── ¿Y ella te engañó después de esa pelea? ──── preguntó, sus palabras cargadas de cautela. Luego añadió: ───── ¿Tú crees eso?

Asentí con firmeza, aferrándome a la versión que había construido en mi cabeza desde aquel entonces.

──── Sí, lo creo. Samantha siempre fue muy impulsiva, y no dudo que haya ido tras ese chico después de nuestra discusión.

Él asintió lentamente, como si estuviera intentando procesar todo. Pero su gesto no era de juicio, sino de empatía. A pesar de mis esfuerzos por aparentar indiferencia, Samantha seguía siendo una presencia constante en mi mente. Era como una sombra que se negaba a desaparecer. Cada noche, cuando cerraba los ojos, podía escuchar su voz susurrándome cuánto me amaba, sentir sus dedos entrelazados con los míos.

──── Ya veo ──── dijo finalmente, tomando un pequeño trago de su vaso. Hizo una pausa antes de continuar ──── Trataré de que no estén juntas en el mismo lugar demasiado tiempo ──── añadió con una sonrisa comprensiva ──── Pero no prometo nada, ¿Está bien?

Le di las gracias, aunque sabía que no podía protegerme completamente de ella. Dick acercó su mano a la mía, trazando pequeñas caricias sobre mis nudillos.

Su gesto me tomó por sorpresa, y cuando levanté la mirada, sus ojos ya estaban fijos en mí.

La incomodidad me recorrió como un escalofrío. Aclaré la garganta y me puse de pie, evitando que el momento se prolongara más de lo necesario.

──── Iré a acostarme. ──── dije, mientras retrocedía hacia la puerta ──── Mañana será un día ocupado.

──── Uh, sí. Buenas noches, Ale.

──── Adiós, Dick.

El pasillo estaba en silencio, salvo por las risas apagadas que salían del cuarto de Samantha. Mi mente todavía procesaba el gesto de Dick cuando las voces de Lily y Sam captaron mi atención. La puerta de su habitación estaba entreabierta, y sus palabras llegaban con claridad.

────¿Y Madison? ──── preguntó Sam.

Me escondí instintivamente detrás de la pared, mi corazón latiendo con fuerza.

──── Conoció a una chica ──── respondió Lilian con un tono divertido ──── Debe estar revolcándose con ella por ahí.

──── Madison no cambia. ──── murmuró Samantha con ironía ──── No me sorprendería que algún día se muriera de sida.

──── Y es por eso que quería hablar contigo.

──── ¿Por qué a Madi le dará sida algún día? ──── preguntó Samantha, riendo.

──── No, idiota ──── replicó Lilian, con paciencia ──── Quiero hablar de tus sentimientos hacia Alejandra.

Mi cuerpo se tensó al escuchar mi nombre. Quería alejarme, pero era como si mis pies estuvieran pegados al suelo.

──── ¿Sentimientos hacia Ale? ──── Samantha rió nerviosamente ────  Estás loca, Lily.

──── Tú y yo sabemos que no es así. La forma en la que te comportaste en el avión por culpa de Ale no es normal en ti.

Hubo un silencio, roto solo por el suspiro profundo de Samantha.

──── Me cuesta verla, ¿Okey? ──── Admitió al fin, con la voz quebrada ──── ¿Eso querías escuchar?

──── ¿En qué sentido? ──── preguntó Lilian suavemente ────  ¿La odias? ¿O la amas?

──── No lo sé. ──── respondió Samantha, dejando escapar un sollozo que me atravesó como una daga ──── El saber que tendré que estar meses con ella me tiene confundida, ¿ok? Todos opinan que será fácil de olvidar, que solo tengo que buscar a alguien más.

──── Tú la amas, Sam. ──── dijo Lilian con firmeza ──── Jamás dejaste de hacerlo. Ese estúpido rumor fue culpa de ese chico que quería separarlas.

Samantha sollozó nuevamente, y mi respiración se cortó.

──── Pues Alejandra nunca lo supo ──── murmuró ──── Y jamás me dejará contarle la verdad.

De repente, alguien tocó mi hombro. Di un respingo, encontrándome con la mirada dura de Madison.

──── ¿Qué haces aquí, Villarreal? ──── Preguntó con frialdad.

La mirada de Madison era como una daga. Su tono áspero y su postura desafiante lograron que el aire se me atascara en los pulmones. No supe qué responder de inmediato, pero el ruido de pasos detrás de ella me puso aún más nerviosa.

Samantha y Lilian habían salido de la habitación y ahora me observaban también. Lilian parecía más curiosa que molesta, pero los ojos de Samantha eran otra cosa. Eran un torbellino de emociones: sorpresa, confusión… ¿y algo más que no podía identificar?

──── ¿Ale? ──── preguntó Lilian, suavizando su tono, como si quisiera desactivar la tensión del momento.

──── Responde ──── insistió Madison con firmeza, apretando mi brazo como si quisiera asegurarse de que no escaparía.

──── Suéltame ──── respondí, zafándome de su agarre con un tirón que casi me hizo perder el equilibrio. Mi mente trabajaba a toda velocidad, buscando una excusa creíble que me sacara de esta situación.

──── Buscaba mi botella ──── mentí, señalando el suelo como si eso reforzara mi mentira.

Madison entrecerró los ojos, claramente no convencida. Señaló con desdén hacia mi mochila, que aún colgaba de mi hombro.

──── Está en tu mochila ──── señaló con su tono ácido.

Me obligué a mantener la compostura, aunque sentía cómo el calor subía a mis mejillas. No iba a dejar que Madison tuviera la última palabra.

──── Porque ya la había recogido, genio ──── repliqué con indiferencia, ajustándome la correa de la mochila. Antes de darme la vuelta, no pude resistir añadir, en voz baja pero deliberadamente audible: ──── idiota.

Madison dio un paso hacia mí, claramente preparada para responder, pero la voz de Samantha la detuvo.

──── Déjala en paz, Madison ──── ordenó, su tono más firme de lo que esperaba.

──── Deja de preocuparte por esa chica, Samantha. ──── espetó Madison, girándose hacia ella con un gesto airado ────  Hay millones como ella.

El pasillo quedó en silencio por un segundo, un segundo que pareció eterno. Y entonces, Samantha rompió ese silencio con una voz que resonó como un eco en mi pecho:

──── ¡Pero ninguna como ella!

Mis pasos se detuvieron de golpe. El sonido de esas palabras, dichas con una mezcla de desesperación y certeza, me dejó inmóvil. Sentí como si todo el aire en el pasillo se hubiera ido, y mi mente no podía procesar nada más que su voz.

Por un momento, quise girarme, enfrentarla, exigirle explicaciones. Pero mis piernas, temblorosas, decidieron otra cosa. Me obligué a seguir caminando, más rápido esta vez, hasta llegar a la seguridad de mi habitación.

Cuando cerré la puerta tras de mí, me dejé caer en la cama sin siquiera encender la luz. Todo mi cuerpo parecía agotado, como si hubiera corrido kilómetros en cuestión de minutos. Mis manos temblaban mientras trataba de calmar mi respiración.

¿Qué acaba de pasar?

Las palabras de Samantha seguían resonando en mi cabeza. Podía intentar convencerme de que no significaban nada, que eran solo una reacción impulsiva al comentario cruel de Madison.

Pero mi corazón se negaba a aceptar esa explicación sencilla. Había algo en su voz, en la forma en que lo dijo…

──── ¡Maldita sea! ──── murmuré, llevándome las manos al rostro.

Todo esto era demasiado. El simple hecho de estar cerca de Samantha era como caminar sobre vidrios rotos, un recordatorio constante de lo que habíamos tenido y perdido.

Y ahora, además, estaba Dick, con sus gestos extraños y esa caricia que me hizo sentir más incómoda que cuidada.

Sabía que no podía permitirme caer en la confusión. Tenía que mantenerme firme. Samantha no podía volver a entrar en mi vida, no después de lo que creía que me había hecho.

Y Dick… bueno, tendría que aclarar las cosas con él más adelante.

Me levanté de la cama y me acerqué a la ventana, abriendo un poco la cortina para dejar entrar algo de luz de luna. Afuera, las luces del campus brillaban suavemente, y el aire frío parecía susurrar promesas de un nuevo comienzo. Pero todo eso parecía distante, como si no formara parte de mi realidad.

No puedo seguir así, pensé, cerrando los ojos. Tengo que ser más fuerte. Por mí.

POV NARRADORA

Al otro lado del pasillo, la habitación de Samantha estaba en silencio. Lilian observaba a su amiga con preocupación, sentada en el borde de la cama mientras Samantha permanecía de pie junto a la ventana, con los brazos cruzados y la mirada perdida en algún punto fuera del cristal.

Su silueta estaba bañada por la luz tenue de la lámpara del escritorio, pero su rostro estaba marcado por emociones que Lilian no veía en ella desde hacía mucho tiempo.

──── ¿Por qué lo hiciste? ──── preguntó Lilian suavemente, rompiendo el silencio.

──── ¿Hacer qué? ──── respondió Samantha con un susurro. Sus dedos jugueteaban nerviosamente con el borde de su suéter.

──── Defenderla. Hablar de ella como si aún significara todo para ti ──── dijo Lilian, levantándose y acercándose a ella ──── ¿Qué estás buscando, Sam? ¿Una segunda oportunidad?

Samantha rió, pero no fue una risa alegre. Era amarga, cansada.

──── No estoy buscando nada, Lilian. Solo… no puedo evitarlo.

──── No puedes evitar amarla ──── sentenció Lilian.

Samantha cerró los ojos, dejando que una lágrima se deslizara por su mejilla. No necesitaba responder. Lilian ya conocía la verdad.

──── Tal vez aún haya tiempo para arreglar las cosas ──── dijo Lilian, colocando una mano en su hombro.

──── No. Ella no me quiere cerca
──── respondió Samantha, su voz quebrándose. Sus dedos se apretaron contra el borde de la ventana ────  Y Dick… no sé qué pensar de él. Pero parece que ella está bien con eso.

──── ¿Dick? ──── preguntó Lilian con el ceño fruncido ────  ¿Qué tiene que ver él?

Samantha se encogió de hombros, alejándose de la ventana.

──── No importa. Nada de esto importa.

Pero ambas sabían que eso era mentira.




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