
𝟐𝟗: una amenaza silenciosa
El silencio en la sala era tenso, casi cortante. Damon estaba de pie frente a Elena, con los brazos cruzados sobre el pecho y una expresión que oscilaba entre la incredulidad y la molestia. Su mirada se clavaba en ella con una intensidad difícil de sostener, pero Elena no apartó los ojos. No esta vez.
─ ¿Quién es el padre, Elena? ─ preguntó finalmente, con la voz contenida, como si se obligara a sonar más tranquilo de lo que realmente estaba ─ porque está claro que no es de mi hermano.
Elena sintió un nudo en el estómago. Se acarició instintivamente el vientre con una mano, en un gesto de protección, mientras Stefan, a su lado, observaba la escena en silencio. La tensión en el ambiente era palpable.
─ Damon… ─ comenzó ella, su voz era suave pero cargada de tensión. Hizo una pausa, buscando las palabras correctas mientras sus ojos se clavaban en los de él ─ hay cosas que no sé cómo decirte. Tal vez no deberías saberlo, al menos… no ahora.
Él rió sin humor, dando un paso más cerca.
─ ¿No ahora? ¿Después de todo lo que ha pasado? ¿Después de cómo se fueron de Mystic Falls? ¿Ni siquiera tengo derecho a saber quién…? ─ se interrumpió, apretando la mandíbula con fuerza. No quiso terminar la frase. No quiso decir “quién te tocó”.
No quería actuar como siempre, pero era inevitable. Respiró hondo, intentando calmarse. Sabía que no tenía derecho a reclamar, pero eso no impedía que le doliera.
Elena bajó la mirada por un segundo, incómoda, sintiendo el juicio arder en su piel.
─ Este bebé es mío, Damon ─ dijo al fin, alzando la mirada con decisión ─ es mi vida, mi responsabilidad. Y no necesito tu aprobación.
Damon la miró unos segundos más, inmóvil, como si intentara descifrar cada palabra, cada expresión en su rostro. Pero por dentro, la punzada de celos lo consumía.
Stefan lo notó. La forma en que los ojos de Damon brillaban de celos, de dolor. La forma en que sus palabras comenzaban a ser más punzantes de lo necesario. No podía permitir que eso se descontrolara, no cuando habían trabajado tanto por mantener ese lugar como un refugio seguro.
─ Damon ─ intervino, con un tono sereno pero firme ─ ven conmigo un segundo.
Sin esperar respuesta, lo tomó del brazo y lo guió fuera de la sala, hacia un pasillo angosto y silencioso. Una vez allí, se aseguró de que Elena no pudiera oírlos y cerró la puerta detrás de ellos.
Damon se soltó con un tirón leve, aunque no violento. Su mirada era tensa, contenida, como si estuviera a punto de estallar, pero se obligaba a mantener la calma.
─ ¿Qué pasa ahora? ¿También vas a preguntarme qué derecho tengo a estar aquí? ─ soltó, con una sonrisa amarga curvándose en sus labios.
Stefan lo observó un momento en silencio, intentando controlar su propia frustración. No quería pelear con su hermano, pero la situación era demasiado delicada para permitir imprudencias.
─ No ─ replicó al fin, con tono firme, clavando los ojos en los de Damon ─ pero sí quiero saber qué demonios estabas pensando viniendo hasta España sin decirle a nadie. ¿No se te cruzó por la cabeza que esto podía salir mal?
Damon alzó una ceja, cruzando los brazos con desafío.
─ Creí que estabas en problemas, Stefan. Desapareciste, te esfumaste sin decir una palabra. Elena también. ¿Querías que me quedara cruzado de brazos?
─ Esto no se trata de ti ─ dijo Stefan, con los dientes apretados ─ no tienes idea del riesgo que estás corriendo al estar aquí… ni el riesgo en el que podrías poner a Elena
Damon parpadeó, confundido.
─ ¿Riesgo? ¿Qué estás insinuando?
Stefan dio un paso hacia él, bajando la voz como si temiera que incluso las paredes pudieran escucharlos.
─ Estoy diciendo que Klaus podría saberlo. Que alguien pudo seguirte. Si él se entera de que estamos aquí…
Damon se quedó callado, por primera vez dudando. El nombre de Klaus Mikaelson tenía peso. Mucho.
─ Tienes razón ─ murmuró finalmente Damon, bajando la mirada por un segundo ─ no pensé en eso.
─ Eso es lo que más me preocupa ─ confesó Stefan ─ Elena está vulnerable, Damon. Y si Klaus sospecha… no va a dudar en venir.
Damon tragó saliva, sintiendo cómo una inquietud fría se colaba por su pecho. No sabía exactamente lo que había hecho… pero empezaba a temer que acababa de marcar el principio del fin.
Ambos hermanos quedaron en silencio. Por primera vez en años, compartían la misma preocupación: la seguridad de Elena. Y del niño que estaba por venir.
[...]
A la mañana siguiente, después de la fuerte lluvia que había azotado la noche anterior, el sol brillaba con fuerza, iluminando el jardín con una luz cálida y dorada. Damon estaba afuera, apoyado contra la pared de la casa, observando a Elena mientras caminaba lentamente, su vientre abultado señalando la vida que llevaba dentro.
Verla así, tranquila y llena de una paz que él jamás le había podido ofrecer, le hizo sentir una punzada inesperada en el pecho. Esa felicidad que ella irradiaba era tan real y sincera que comprendió, por primera vez, que él nunca habría sido capaz de darle algo así, sin importar lo que hubiera pasado entre ellos.
Damon bajó la mirada, tocándose el rostro con una mano, como buscando reunir valor. El silencio del amanecer se sentía distinto, más pesado, pero también lleno de verdad.
─ Elena ─ empezó con voz suave ─ quiero disculparme por cómo me comporté ayer. Todo esto, tu embarazo… me tomó por sorpresa, y no supe cómo manejarlo. Lo siento si te hice sentir mal.
Elena lo miró en silencio, acariciando su vientre con una sonrisa tranquila que parecía comprender más de lo que decía.
Mientras tanto, en otra parte de la casa, Stefan cortaba leña que había guardado tras la lluvia, concentrado en su tarea pero pendiente de ellos a la distancia, respetando el momento.
El sol seguía elevándose en el cielo despejado, prometiendo un nuevo comienzo para todos.
Un ruido lejano rompió la calma de la mañana soleada, un crujido entre las hojas húmedas que inmediatamente puso en alerta a Stefan. Dejó caer el hacha con cuidado y, sin hacer ruido, se adentró en el borde del bosque que rodeaba la casa. Sus ojos escrutaban cada sombra, sus oídos atentos a cualquier sonido fuera de lugar.
Caminó con paso firme, moviéndose entre los árboles mientras la luz del sol filtraba haces dorados entre las ramas. Sin embargo, no encontró nada ni a nadie. El silencio volvió a reinar, pero una sensación inquietante permanecía en su interior. No podía sacudirse la idea de que alguien o algo había estado ahí, cerca, y eso lo hizo apretar los puños con tensión.
Consciente de que Elena no necesitaba añadir preocupaciones en un momento tan delicado, decidió guardar silencio frente a ella. Pero cuando regresó a la casa, se cruzó con Damon y, sin rodeos, le habló con un tono grave.
─ Escuché un ruido extraño en el bosque, como alguien caminando entre la maleza y ─ dijo ─ no vi a nadie, pero no me gusta cómo se siente esto. Debemos estar atentos, especialmente con Elena tan vulnerable.
Damon frunció el ceño, dejando que la preocupación se instalara en su pecho. No podía quitarse de la cabeza la idea de que, tal vez, alguien lo había seguido hasta ese lugar sin que él se diera cuenta.
Sus ojos se posaron en el bosque, intentando escudriñar entre las sombras, como si pudiera descubrir a quien estuviera al acecho. La sola posibilidad de que su presencia pusiera en peligro a Elena lo incomodaba profundamente.
Aunque no dijo nada en voz alta, en su mente se repetía una y otra vez que debía protegerla a toda costa, que nadie debía acercarse a ella.
─ Nos encargaremos de protegerla ─ dijo Damon asintiendo, sus ojos reflejando la misma preocupación. Por un instante, ambos se quedaron en silencio, sabiendo que tendrían que proteger a Elena sin dejar que la sombra de esa inquietud la alcanzara.
─ Si hay alguien rondando, no se quedará mucho tiempo sin ser visto.
Ambos compartieron una mirada silenciosa, conscientes de que los días tranquilos podían estar contados. Mientras el sol seguía iluminando el jardín, un aire tenso y expectante comenzaba a envolverlos.
¡ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐𝟗 !
¡Gracias por leer!
En este capítulo, la calma se ve interrumpida por una inquietante presencia que pone en alerta a Stefan y Damon.
¿Qué les pareció este capítulo? Me encantaría leer sus opiniones y teorías de lo que pasará en el próximo capítulo.
¡La meta es llegar a 100 comentarios para desbloquear el siguiente capítulo! Espero que sigan acompañándome en esta historia.
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