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𝟎𝟔: día después

Día después

Elena no quería verle la cara a Klaus en ése momento después de lo que había pasado con él en la noche.

Elena maldecía esa noche.

Estaba demasiado avergonzada con él y con ella misma por sus actos.

«Jamás debí beber alcohol». Pensó.

La verdad Elena no entendió qué le pasó para que hiciera esa estupidez, ella nunca bebió alcohol y justamente cuando lo hizo, terminó en la cama con su enemigo.

Elena no podía creer lo que había hecho al estar tomada. Desde la mañana muy temprano se la pasó pensando en lo sucedido.

Aún deseaba despertar y que todo hubiera sido una pesadilla. Pero sabía que eso no pasaría para su desgracia ya que todo era bien real.

Al hacer memoria de esa noche, recordó todo lo que había pasado y eso hacía que quisiera estar en la habitación todo el día sin salir a ver ni siquiera la luz solar de la mañana.

«¿Cómo vería a Klaus a partir de ese día después de lo qué pasó?». Pensó mentalmente agobiada y apenada.

Elena estaba completamente convencida de que Klaus no dejaría pasar eso fácilmente y mucho menos lo olvidaría.

Lo que más temía era que él abriera su boca y le dijera a alguien más sobre lo sucedido, Elena estaba segura que moriría de pena si Klaus hablaba de eso con alguien más.

No solo sentía pena por lo sucedido si no también rabia por haber sido tan estúpida al tomar y terminar metiéndose con alguien que solo destruyó su vida y de las personas que ella quería.

Elena tenía una batalla mental consigo misma y se odiaba por sus actos.

Si Klaus quisiera sacarle toda la sangre en ese día para crear a más híbridos, Elena con gusto estaría dispuesta a morirse para evitar volver a ver de nuevo a Klaus.

La puerta de la habitación temporal de Elena fue tocada desde afuera lo cuál sobresaltó a Elena quien tragó saliva en ese momento al creer que era Klaus, ella no quería verlo, tenía demasiada vergüenza para mirarlo a los ojos.

Cuando la puerta se abrió con lentitud Elena se levantó de la cama con nervios.

─ Klaus dice que bajes a desayunar algo, viajarán de nuevo.

Elena suspiró al ver que se trataba de la vampira que Klaus creó para que la vigilara mientras estuviera en esa casa.

─ No tengo hambre ─ murmuró Elena.

Era mentira, Elena se moría con ganas de probar algo de comida pero ni loca bajaría a la sala cuando podría cruzarse con Klaus.

Tal vez era muy drástica su decisión pero prefería morirse de hambre que mirar a Klaus a los ojos.

─ No es una petición, es una órden del señor Mikaelson ─ dijo la vampira.

Elena frunció su ceño, con más razón no iría pensó, Klaus no le daría órdenes.

Estaba harta de seguir órdenes de Klaus, sí en ocasiones lo obedecía era porque él la amenazaba con lastimar a su hermano de lo contrario no lo haría.

─ No ─ negó Elena de nuevo.

La vampira gruñó entrando a la habitación, luego tomó a Elena del brazo sin su permiso.

─ ¡Oye! ─ se quejó Elena intentando zafarse del agarre ─ ¡Suéltame! ─ ordenó.

La vampira no le hizo caso y la sacó a la fuerza de la habitación caminando en dirección de la sala.

Aunque Elena quiso evitar eso no pudo ya que claramente ella no tenía tanta fuerza como un vampiro.

Cuando llegaron a la sala, Elena miró a todos lados suspirando para sí misma al no ver a Klaus presente ahí, ella creyó que él no estaba hasta que escuchó una voz masculina que conocía demasiado bien.

─ Espero que mí vampira no te haya maltratado demasiado, amor ─ dijo Klaus mirándola.

Elena tragó saliva al verlo, su corazón latió demasiado rápido en su pecho lo cuál la asustó porque pensó que se le saldría por la boca, no quería morir de esa forma, prefería que Klaus le rompiera el cuello.

─ Klaus... ─ murmuró sin mirarlo a los ojos.

El original se acercó a la mesa sentándose en un asiento mientras seguía sonriendo.

─ Vete ─ ordenó a la vampira. Está le hizo caso y desapareció del lugar ─ siéntate amor y desayuna no quiero que te debilites, te necesito viva ─ le dijo Klaus.

Elena de mala gana se sentó delante del desayuno que había en la mesa. Al sentir su aroma quiso comerlo pero no lo hizo al sentir la mirada de Klaus encima de ella en todo momento, eso la puso muy intranquila y nerviosa.

─ Come, necesitas fuerzas después de la noche que pasamos ─ murmuró Klaus al verla quieta.

Elena quiso morirse ahí mismo al escuchar a Klaus, sabía que él no dejaría pasar eso y que tampoco se olvidaría de esa noche.

Elena levantó su cabeza fulminando a Klaus con su mirada en ese momento, el original por el contrario solo le sonrió.

─ No menciones eso ─ gruñó Elena.

Ella quería olvidar esa noche y que Klaus también lo hiciera. No quería que nadie supiera lo que pasó entre ellos porque se mataría si ese fuera el caso.

─ Me agradabas más anoche, tomada te ves más divertida ─ dijo Klaus.

A él le divertía esto eso, sabía que estaba incomodando a su doppelganger pero no le importaba.

─ ¡Te aprovechaste de mí! ─ acusó Elena mirándolo.

La sonrisa de Klaus desapareció al escucharla, él podía ser un loco, psicópata y todo lo malo del mundo pero obligar a una mujer estar con él no era algo que Klaus hiciera, jamás hizo algo así en toda su inmortalidad y que Elena lo acusara de esa forma lo molestó demasiado.

─ ¿Aprovechar?, tú me sedujiste, nunca te obligue a nada, quisiste estar conmigo ─ aseguró él.

El doppelganger frunció su ceño al escucharlo mencionar eso.

─ ¡Estaba tomada! ─ soltó Elena.

Klaus se cruzó de brazos mientras la miraba con atención.

─ Eso fue porque tú lo quisiste, yo no te obligue a tomar ─ dijo Klaus ─ ¿Sabes lo qué pienso?, que estás fingiendo estar molesta para no admitir que en realidad querías estar conmigo, como eres la perfecta Elena no podías hacer eso estando sobria ─ continúo.

Elena abrió y cerró sus labios indignada al escucharlo ya que en ningún momento antes había imaginado o si quisiera deseado estar con Klaus como acaba de decir él.

─ ¡Claro que no! ─ gruñó Elena parándose del asiento donde estaba.

A Elena le importaba muy poco morir de hambre, ella no pensaba desayunar si Klaus seguía ahí.

─ Lo disfrutaste, no finjas ahora que fue una mala experiencia, te gustó todo lo que te hice anoche ─ dijo Klaus ─ debo admitir que a mí también me gustó, eres exquisita, ahora entiendo porque los Salvatore andan loquitos detrás de ti ─ agregó.

Elena no pudo con todo eso, entonces se encaminó para salir de la sala pero Klaus con rapidez se puso delante de ella.

─ Déjame ir ─ murmuró Elena mirándolo con seriedad.

Klaus se acercó a ella con lentitud haciendo retroceder a Elena en ese instante.

─ ¿Dejarte ir?, eso no está en mis planes amor, eres mía, naciste para mí, nunca te dejaré en paz, eres mí doppelganger ─ dijo Klaus.

Elena apretó sus puños con impotencia al no poder hacer algo para callarlo o matarlo por un rato aunque fuera.

─ Klaus por favor... ─ suplicó Elena.

Lo único que Elena quería hacer en ese momento era irse de allí para no verle la cara ni para escuchar más las palabras de Klaus.

─ Come y luego te vas ─ gruñó Klaus.

De mala gana Elena tuvo que volver nuevamente a la mesa donde estaba su desayuno al escucharlo.

Elena nunca en su vida sintió tantas ganas de golpear a alguien hasta dejarlo inconsciente como en ese momento lo sintió con Klaus.

Klaus sonrió cuando la vio desayunar, aunque Elena lo hacía de mala gana a pesar de tener hambre, Klaus estaba contento porque la necesitaba bien para cuando tuviera que sacarle nuevamente sangre.

¡ 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟔 !

Hola, volví a actualizar nuevamente está historia después de muchos meses sin activar.

¿Qué les pareció?.

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