
𝐓𝐮𝐫𝐧 𝐦𝐞 𝐨𝐧 | 𝐱𝐯
Akiko abrió sus ojos con lentitud, lo primero que pudo captar fue la espalda de Shouta frente a ella, él se estaba vistiendo. Observó en silencio unas cuantas cicatrices esparcidas a lo largo de su piel, probablemente por combatir villanos, entre estas estaban las de su brazo derecho causadas por Shigaraki.
Acarició su cuello pensativamente, ese día no pudo contener su quirk, estando herida de muerte su habilidad se activó al 100% y fue incapaz de detenerlo "Si me hubiera contenido un poco más, tal vez no le quedaría ni una cicatriz en el cuerpo". Aizawa se volteó a verla y sonrió de lado.
—¿En qué piensas?—preguntó con cariño, acercándose peligrosamente a su rostro.
—Veía tus cicatrices—contestó adormilada, mientras acariciaba suavemente las cicatrices de su pecho con la yema de los dedos. —Es una pena que mi quirk no haya tenido la potencia para sanarlas.
Shouta la observó, por primera vez, bajar la cabeza apenada, con las mejillas algo sonrojadas y los ojos tristes. La Akiko que tenía frente a él no era la de siempre, esta era más natural y abierta a expresarse, no se veía a prueba de balas. Esa postura erguida y defensiva se encontraba perdida, y aquella aura tan astuta y prepotente se había desvanecido por completo, haciéndolo dudar si era la misma mujer del día anterior.
Levantó su mentón con el dedo índice, sus miradas se cruzaron, y creyó notar un cierto brillo en los ojos de ella al conectarse con los suyos.
—Akiko, ¿en serio crees que mi apariencia me importa?—preguntó retóricamente con ese cotidiano tono monótono de siempre, ella le prestó toda su atención.—Me salvaste, aún cuando tu quirk estaba agotado, te sobre exigiste para lograr curarme. Las cicatrices ni siquiera me importan.
"Las cicatrices ni siquiera me importan... " se repitió una vez más en su cabeza, trató de buscar una pizca de falsedad en sus ojos, cualquier cosa minúscula que le indicara que él mentía solo para hacerla sentir bien, pero que en verdad le hubiera gustado ser curado en su totalidad. No encontró nada que comprobara eso, era verdad, y ella no lograba entenderlo. En realidad no entendía de por sí a Shouta, ¿Cómo no interesarse en que las personas te vean bien? ¿Sería por eso que le atraía tanto? Porque no lo entendía, ¿acaso él a ella sí?
Akiko sonrió resplandecientemente y cortó la poca distancia entre ambos para besarlo, atrayéndolo por consecuencia a la cama donde estaba recostada. El beso no fue similar al de la noche anterior, no fue lascivo y pasional, sino dulce y lento, pero repleto de la misma tensión con la que surgió el primero. Dejando en claro que su atracción no era cosa de una noche.
Normalmente se sentiría ahogada y huiría, como con cada relación que tuvo, incluso con Yagi, pero esta vez... se sentía bien, el calor de Shouta la reconfortaba. Claro que aún no era consiente de ello.
—Tengo que ir al entrenamiento, nos vemos luego.
[...]
Sus alumnos respiraban agitadamente, con el alma a punto de abandonar sus cuerpos. Aizawa veía con seriedad a las chicas exhaustas, ninguna había logrado derrotar a sus compañeros.
—Por favor, profesor—dijo Momo, limpiándose delicadamente el sudor de la frente—, explíquenos qué hacer.
Shouta miró a su alrededor en busca de Akiko, encontrándola recostada en una reposera, tomando sol como si estuviera de vacaciones mientras leía una revista. Él sonrió disimuladamente y se acercó a ella.
Yosano se bajó parcialmente las gafas de sol para verlo expectante.
—Necesito tu ayuda con el entrenamiento.
Akiko frunció el ceño ante su petición tan repentina, pero no se negó. Dejó las gafas sobre la reposera y siguió a Shouta hasta donde se encontraban sus alumnos.
—La doctora Yosano les enseñará un par de cosas para pelar con alguien físicamente más fuerte que ustedes—Akiko se sorprendió y dirigió su mirada hacia él.
—¿Qué? Pero no soy profesora.
—Vamos, señorita Yosano, por favooor—las chicas comenzaron a rogarle con insistencia.
—Puede usarme como ejemplo—el rostro de Shouta era inexpresivo, pero Akiko había visto como sus ojos brillaron con perversión.
"Así que quieres jugar, bien" sonrió, asintiendo para confirmar su petición.
—Bueno—se posicionó junto a Aizawa—, como podrán apreciar, yo soy diminuta a comparación de su profesor—trató de que sus problemas de ego no cambiara el tono neutral de su voz al afirmar tal humillación con sus propios labios, cosa que Shouta notó— y por lo tanto me duplica en fuerza. Así que la solución para vencerlo es ser mucho más rápida y astuta que él, no dejarme atrapar.
Ni bien terminó el discurso, tomó una de las vendas de Aizawa y jaló de ella, involuntariamente él se encorvó perdiendo el equilibrio, facilitando la tarea de Yosano al patear las articulaciones de sus rodillas y dejarlo arrodillado en el suelo.
—Por ejemplo así—sonrió.
Aizawa levantó la cabeza y le lanzó una mirada arrogante, repleta de deseo, que solo ella pudo apreciar, ya que desde el ángulo de sus alumnos su cabello le cubría el rostro. Él la jaló del antebrazo y la obligó a caer debajo suyo, sosteniéndole la cabeza con el dorso de la mano para que no se golpeara en la caída. Shouta la tomó del cuello, ahorcándola suavemente. Las mejillas de Akiko se tornaron rojas, sabiendo que eso no era solo un entrenamiento, lo estaba haciendo con toda la intención de excitarla.
Con un cinismo escandalizante, Shouta se dirigió a sus alumnos con seriedad.
—El verdadero reto no es tirar a tu oponente, sino escapar cuando te tiene y está a punto de matarte. Señorita Yosano, ¿Qué es lo que usted haría en esta situación?
Akiko trató de disimular su diversión, "de acuerdo, hay que jugar aún más sucio".
—Por lo general respondo con algo similar a las acciones de mi atacante—enredó sus piernas ágilmente en el cuello de Aizawa, ahorcándolo por causalidad. —Hay zonas del cuerpo humano que los ayudarán a pelear, por ejemplo esta zona de la muñeca, —con moderación oprimió un punto específico de su mano, provocando que la soltara casi al instante—hará que las articulaciones flaqueen y su agarre se desvanezca. Y entonces te reincorporas lo más rápido que puedas, recuerden que con unos segundos de ventaja haces la diferencia.
Akiko se impulsó con las manos en el suelo, cambiando así de posiciones. Ahora Aizawa estaba recostado debajo de ella, con el rostro enterrado entre los muslos de su amante, sonrió mirándola a los ojos y, aprovechando que nadie podía descubrirlo, pasó su lengua lentamente por sobre la tela de sus shorts ceñidos, haciendo fricción contra su clítoris. Yosano suspiró y un escalofrío recorrió su espalda ante la oleada de excitación que la azotó.
—Esto es tan caliente—dijo temblorosamente Mineta a espaldas de Akiko, extasiado por el trasero de la doctora sobre el pecho de su profesor.
A la lejanía comenzó a sonar el teléfono de Yosano, ella se puso rápidamente de pie, excusándose y yéndose para tomar la llamada, atontada y caliente por tal situación. En la pantalla se mostraban las siglas "Gennie", sonrió al instante y aceptó la llamada.
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