002
Los minutos pasaban en el instituto Heiwa, después del receso, faltaba poco para las 11 de la mañana y todavía no llegaba el profesor de los alumnos del aula H-1.
Jihoon y Haruto estaban muy concentrados en un juego en línea, mientras que Asahi, a quien consideraban el chico reservado, sólo miraba los enormes árboles de cerezo que adornaban su vista en las ventanas, cuyos colores podrían servirle de inspiración para su próxima obra.
Doyoung se encontraba hablando con una que otra compañera sobre temas triviales, era el popular del salón y en gran parte de todo el instituto, algo que para sus amigos era normal, pero siempre tienen que lidiar con algunos problemillas por la popularidad de su amigo, como retenerlo cuando se descontrolada y traerlo de vuelta a la realidad. Ese chico no tenía límites.
El ambiente era muy silencioso en el salón y cada alumno estaba en lo suyo, que a diferencia de los otros salones, no eran muy unidos. Se separaban en pequeños grupos y llegaban al punto de mirarse de una manera tan extraña, como si se odiaran. Al principio fue algo molesto para los chicos de Treasure, ya que no estaban acostumbrados a esa actitud, pero decidieron dejarlo así, no querían ganarse enemigos.
Mashiho estaba a punto de gritar del aburrimiento, no soportaba más, y era comprensible para alguien a quien le gustaba estudiar, pero por suerte fue callado inmediatamente por Yedam, no quería que sancionen a su amigo.
Se escucharon unos pasos muy conocidos por los pasillos, el profesor de Matemáticas había llegado.
—¡No! — se quejaron todos los alumnos al ver que la puerta se abría.
—Silencio chicos —dijo con amabilidad el profesor, algo muy raro ¿no?
Jihoon trato de no reír por lo sumiso que era su profesor, pero aun así, se había ganado el respeto de todos.
—Profesor Kim, ¿hoy habrá examen? —preguntó Yedam, ganándose la mirada asesina de todos, pero más aún la cara de Haruto, que expresaba sufrimiento.
—No —respondió el profesor, aliviando a todos—. Hoy tenemos una clase especial.
Las sonrisas de felicidad en los alumnos era evidente, muy pocas veces tenían este tipo de clases, pero las aprovechaban al máximo.
—¿De qué tratará hoy, profesor? —preguntó otro alumno.
—Primero que nada, hoy vendrá alguien nuevo. Mejor dicho, nueva. —Se corrigió así mismo.
—¿Una alumna nueva? —preguntó Jihoon.
—Así es joven Park, y no falta mucho para que llegue —respondió.
Todos los alumnos empezaron a susurrar cosas, preguntándose: ¿Quién podría ser? ¿Si era bonita? ¿O será extranjera? Y otras interrogantes.
—Bueno, antes de que llegue, tenemos que organizarnos.
Todos pusieron atención a las palabras del profesor, sin duda la emoción que tenían en ese momento era mucha, algo fuera de lo común en el aula H-1.
—Ubiquemos las carpetas en forma de U, una al costado de otra.
Jihoon, Mashiho y un pesado Asahi se pusieron de pie para hacer lo que el profesor dijo, seguido de sus otros compañeros. Entre ruidos, chillidos, y una que otra silla caída, terminaron de ordenar las carpetas como lo había indicado.
Justo en ese momento, tres fuertes golpes en la puerta, llamó la atención de todo el salón. El profesor se dirigió hacia ella y la abrió con una gran sonrisa. Todos los alumnos, excluyendo a un desinteresado Asahi, inclinaron sus cabezas hacia delante en dirección a la puerta, tratando de ver quien era la nueva alumna, pero al darse cuenta de que solo era la Psicóloga Lee, volvieron a sus posiciones iniciales.
—Buenos días profesor Kim —saludó la psicóloga.
—¿Como está Señorita Lee? ¿En qué puedo ayudarla? —respondió cordialmente el profesor.
—Vengo a informarle un asunto acerca de la alumna nueva. —El profesor entendió la referencia y volvió con sus alumnos.
—Regresaré en unos minutos, por favor no hagan ruido. —Dijo cortante y se retiró del aula, dejando a todos confundidos.
—¿Y eso? —preguntó Haruto a sus amigos.
—Quizá surgió algo con la alumna nueva —susurró Yedam, volviendo a dormir sobre su carpeta.
—Hablando de eso, ¿ustedes creen que sea bonita? —preguntó Doyoung de repente, levantándose de su asiento, con una ligera sonrisa.
—¡Ni lo pienses Kim Doyoung! —exclamaron los cuatro chicos a la vez.
—Pero, ¿qué pasa? —dijo el mencionado riéndose—. No haré nada esta vez.
—Eso dijiste hace una semana y mírate, ya coqueteas con una de último año —habló Jihoon.
—Eso es diferente —se defendió Doyoung.
—No lo es —contraatacó Mashiho.
—¡Ya! —se quejó—. Chicos, esta vez no haré nada —recibió la mirada de todos sus amigos—, lo prometo. —Dijo con seriedad.
—Bueno, ya veremos —habló Asahi con un tono burlón.
Eso generó que todos empezarán a reír, sin duda molestar al pequeño no tan pequeño Doyoung era gratificante y divertido para ellos. Sabían que la llegada de alguien nuevo era emocionante para su amigo, por lo que debían estar alerta si él decidía a hacer cualquier locura por ella. Aunque claramente sabían cómo terminaría todo.
—Realmente como creen que sea, me refiero a... ¿No es raro que ingrese en ésta temporada? —volvió a preguntar Doyoung con interés.
—Si lo dices así, creo que sí —respondió Yedam.
—Pero no me parece algo malo —dijo Mashiho.
—Tal vez sus padres se mudaron y esa sea la razón —supuso Jihoon, mientras pasaba la página del libro que leía.
—Oh quizá sea una chica mala y la expulsaron —dijo Doyoung con cierto tono divertido. Las chicas malas eran parte de su tipo ideal.
—No lo sé, y no lo sabremos hasta conocerla —volvió a hablar Jihoon.
El sonido de la puerta abrirse captó la atención de los alumnos, quienes rápidamente se sentaron en sus lugares, ya que inconscientemente algunos se habían levantado.
El profesor había regresado, todos miraban sus movimientos, estaba calmado, pero notaban algo diferente en él.
—Profesor Kim, ¿pasó algo? —preguntó la mejor alumna del salón, Kyujin.
—No estimada, comenzaremos con la clase.
Aquella respuesta dejó más confundidos a los alumnos. Pero hubo alguien que no se conformaría con esa respuesta. Doyoung no aguantó más y preguntó, quería saber qué pasaba con su futura conquista.
—Profesor Kim, ¿y la alumna nueva?
—Hubo un percance, y al parecer no podrá estar con nosotros hoy.
Todos se desanimaron al instante, sin duda tener una compañera nueva había abierto la posibilidad de ser más unidos y poder ofrecer su ayuda. Pero las circunstancias no lo permitió.
—Lo más probable es que la conoceremos mañana —dijo el profesor con una cálida sonrisa—. No se preocupen alumnos.
Todos asintieron y continuaron con sus cosas, pero la curiosidad excesiva de Doyoung no podía dejarlo tranquilo. Era un chico muy inquieto y vivaz cuando se trataba de un nuevo interés.
—Profesor, ¿podría decirnos su nombre?
—Claro, su nueva compañera será Lee Ji Hyeon —respondió—. Ahora ubiquemos las carpetas como antes.
—¡Ah! —Todos se quejaron, su clase especial no sería hoy.
"Lee Ji Hyeon."
Pensó uno de los chicos de Treasure, mientras movía su silla al lugar inicial.
Ningún movimiento, solo silencio.
No podían emitir alguna otra palabra, sus miradas expresaban mil cosas que no querían decir. Ninguno quería recordar.
Una pequeña lágrima descendía por la mejilla derecha de Hyeon. Volver a sentir aquel sentimiento de hace años, no era lo que más le afectaba, sino los recuerdos que venían con ellos, pero no debía hacer lo que su mente rogaba, no podía caer en esa desesperación de querer huir. No podía seguir más en ese lugar, debía irse. Ahora.
Dio la vuelta y comenzó a correr, sintiendo esa opresión en el pecho mientras más lágrimas amenazaban con salir de sus delicados y tristes ojos.
"Esto no puede estar sucediendo, no otra vez."
Pensaba mientras seguía corriendo en busca de su tía, la respiración le faltaba, sentía los síntomas de su asma salir a flote, debía de salir del instituto, debía de volver a su refugio, su segura habitación de cuatro paredes.
Yoshinori por su parte estaba atónito, todo sucedió tan rápido que no pudo hacer nada, no pudo reaccionar como le hubiera gustado hacerlo hace unos años atrás, pero estaba seguro de algo.
No la dejaría ir, no ésta vez.
Corrió detrás de Hyeon con sigilo, no quería espantarla más de lo que ya parecía haberlo hecho. Hablar con ella como si nunca hubiera pasado nada, no era parte de su plan, quería por lo menos verla unos segundos, y comprobar si aún sentía lo mismo que antes, si aún tenía sentimientos por ella.
Al llegar a la salida no vio a nadie más que al portero, al parecer tardó mucho, tal como antes. Resignado, volvió al interior del instituto, sabía que ella formaría parte de la institución, este no serían su primer encuentro.
Las emociones que sentía comenzaron a embriagarlo de nostalgia y tristeza, lo único que pudo hacer fue ir al primer lugar que tenía en mente, para poder liberar esa opresión del primer amor que alguna vez tuvo.
Segundo capítulo para seguir esta historia, si te gusta el drama, la tensión y el suspenso, quédate con nosotros :)
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