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🎃Five

     —En mi mundo los demonios dominamos las tinieblas, los demonios somos  espíritus del mal con la potestad de poseer a los seres humanos a nuestro gusto y antojo. Además de hacer maldades producir  las pestes y las malas cosechas, tormentas y calamidades semejantes de gran tamaño. A pesar de estar condenados somos omnipresentes y a veces omnipotentes hasta cierto punto. En mi familia los grandes padres del mal son 7, como una burla a las 7 virtudes teológicas de Dios. Lucifer el padre de todos y señor de la soberbia, de él derivan los demás, son sus hijos más poderosos:  Mammón señor de la avaricia, El Leviatán demonio de la envidia, Belcebú, la gula, Satanás dueño de la  ira, Asmodeo mi padre, señor de la lujuria y finalmente Belfegor señor de la  pereza.

     —Cada uno tiene hijos e hijas, demonios menores o archidemonios como nos llaman. Nuestro deber es vencer sobre la luz, sobre el Dios tuyo y de los tontos humanos. Para ello debemos crear una legión, un ejército  de más demonios, ¿Quieres saber sobre mis alas?

Yoongi asintió, desde que Jimin había comenzado a hablar le había intrigado mucho más.

     —Mi padre Asmodeus me las quitó. 

Yoongi arrugó el ceño sin creer lo que el demonio le decía, vio como Jimin se despojo uno  a uno los botones de su camisa blanca y se daba la vuelta, cuando deslizó su prenda por sus hombros las vio. Se acercó un poco más para apreciar mejor aquellas marcas donde una vez habían estado un par de alas casi justo sobre sus omóplatos. 

Con sus dedos temblorosos tocó la piel, no era fría como imaginó, su piel estaba cálida y brillaba.

     —¿Por qué? —Fue su pregunta.

Jimin se colocó de nuevo bien su prenda y siguió con su relato.

     —Me castigó así porque me he negado a crear mi descendencia, llevo años negándome porque simplemente no quiero hacerlo, me parece tan innecesario pero si ahora me ha quitado las alas no pasará tiempo hasta que comience a quitarme mi poder. Un demonio sin alas ya es una deshonra, imagina uno desterrado y sin poder alguno. Sería como... como un simple mortal.

Oh, ahora entendía el por qué evitaba hablar sobre sus alas, era un tema de sentirse humillado y diferente a los demás.

     —¿Qué tiene de malo ser un simple humano? —Reprochó Yoongi.

Jimin por primera vez cruzo mirada con Yoongi más de lo necesario y el rubio pudo distinguir en aquellos ojos rojos un atisbo de miedo. ¿Cómo podía ser?

     —Lo desconocido no solo es un tema difícil para los humanos, yo no sé que será de mi si me convierto en un humano errante y solitario. Por eso si yo te doy algo a cambio tu me das lo que pido y fin, volveré a casa y seré yo de nuevo. Jamás volverás a saber de mi y ni sabrás del niño que procrearemos. Será sencillo para ti.

Yoongi se llevó las manos al rostro algo confundido y frustrado, su plan se caería en pedazos.

Estaba tan distraído dándole vueltas en su cabeza, podía negarse pero entonces el "trato" no tendría efecto y Jimin no se iría y si no tocaba truco no sabía con  que artimaña saldría el demonio sexy que tenía en su habitación. 

Los brazos delicados del demonio lo tomaron por detrás acariciando su pecho, la respiración caliente de Jimin le erizaba la piel y lo hacia tragar pesado. El aroma de Jimin era muy rico y lo hacía cerrar los ojos con el fin de concentrar su sentido del olfato y oler más de aquel aroma a flor de noche.

     —Vamos Yoongi no te resistas guapo. Follame hasta el cansancio sé que lo deseas, solo quiero un hijo tuyo.

La voz del demonio le golpeó duro cerca del oído y sus labios rozaron suave la piel de su oreja a propósito acelerandole su respiración y las palabras dichas le llegaron tanto al cerebro como a su polla que tembló en sus jeans.

Pero reunió toda su fuerza de voluntad para apartarlo.

     —Déjame pensarlo un poco. —Repuso alejándose.

Tomó sus llaves y su chaqueta para salir de su casa, mientras menos en privado estuviera con él sería más fácil.

     —¿Qué?  ¿vas a decir que eres virgen y esas cosas? Tú de virgen no tienes ni los calzoncillos Yoongi. 

Yoongi bufó abriendo la puerta de su casa y se detuvo para mirar al demonio.

     —¿Solo yo puedo verte o eres etéreo?

No quería ir como loco hablando "solo" por la calle si es que nadie más podía verlo, le tocaría ignorarlo.

     —Si quiero me ven si no quiero no. —Jimin se encogió de hombros saliendo detrás de él.

Yoongi se detuvo un momento viendo como la colita y los cuernos desaparecían y sus ojos pasaban de un rojo intenso a uno color miel.

     —Si debí suponer.  —Murmuró siguiendo su camino.

     —¿A dónde vamos? —Preguntó Jimin siguiéndole el paso. Había hecho aparecer también una chaqueta con capucha la cual se puso sobre su cabello rubio.

     —Yo a comparar algo para comer y  visitar a mi mejor amigo ¿Y tú?

Jimin sonrió siguiéndole el paso.

     —Iré a donde tu vayas no te puedes deshacer de mi Min.

Yoongi se encogió de hombros y siguió su camino.  Lo ignoraría lo más que pudiera.

Caminaron por la acera llena de hojas caídas de los árboles las cuales el viento movía graciosamente. El frío otoñal se sentía tan fresco.  Al menos para Yoongi,  no sabía si los demonios podían sentir calor o frío y esas cosas.

Se detuvo frente a un restaurante de comida tailandesa y le apeteció comprar algo para compartir con Hobi. 

Al entrar dieron una rápida mirada al rededor,  habían mesas vacías y una que otra ocupada, el menú al frente y una persona ordenando su comida, una cajera y dos más que servían la comida. Yoongi se paró detrás de sujeto que pedía su comida esperando su turno.

Jimin seguía detrás de él así que trató de hacer algo de conversación.

     —¿Y... Los demonios comen estas cosas?

     —Comemos lo que sea. —Jimin miró el menú.

El hombre se retiró y Yoongi avanzo para pedir. Pidió comida para Hobi y para él y estaba a punto de pagar  cuando decidió Pedir algo para Jimin.

     —Son 25,911 wones. —Sonrió la cajera.

Yoongi extendió su tarjeta y espero para tomar su número con su pedido.

     —Gracias.  —Respondió cuando la cajera devolvió su tarjeta.

     —Hola bienvenido ahora estará tu pedido. —Habló una chica que se comió a Yoongi con la vista.

No paró de sonreirle en ningún momento, incluso se tardo demás en poner su orden en las bolsas.

     —Vuelve pronto rubio. —Guiñó un ojo.

Jimin puso sus ojos en blanco y después sonrió, lo que pasó a continuación fue que la otra chica que llevaba la sopa en una bandeja resbaló y la comida cayó sobre la ropa y el cabello de la que le sonreía como boba a Yoongi. 

Yoongi se quedó boquiabierto mientras tomaba sus bolsas y se alejaba mientras que la chica se disculpaba  por no saber como rayos había perdido el equilibrio y tirado todo sobre la otra.

     —¿Eso fue obra tuya? —Yoongi Alzó una ceja mirando a Jimin.

     —Si, es muy resbalosa ¿no viste? Merecía una lección por zorra.

Yoongi sonrió por lo bajo, la casa de su amigo no estaba lejos así que llegarían rápido.
    


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