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✶Ventisei

Jimin consiguió la autorización para casarse por lo civil. Podía casarse ese mismo día. En ese mismo momento.

Se hundió un poco más en el agua, cubierta por fragante espuma y soltó el aire. Las burbujas salieron volando y flotaron sobre él, brillando bajo los últimos rayos del sol. Meneó los pies, colocó las piernas en los bordes de la bañera y se hundió un poco más.

La visita al consulado de Milán lo había aterrado. Hablar de un matrimonio fingido era una cosa; rellenar documentos, otra bien distinta. Tras obtener el Atto Notorio con dos testigos, habían conseguido la Nula Osta, la declaración final que recogía su deseo de casarse, después de muchos trámites legales y notariales.

Jimin gimió. Dado que la familia de Yoongi era muy conocida y tenía contactos en las altas esferas, su madre había engrasado la cadena burocrática y había conseguido que los trámites se llevarán a cabo prácticamente en una sola tarde. El omega levantó una mano y contempló de nuevo el reluciente anillo de diamantes que lucía en el dedo. El plan de Yoongi les había parecido muy sólido. Engatusaría a su madre durante unos meses hasta que Jennie se casara y, después, anunciaría que habían discutido y que se habían separado.

Un poco desagradable, pero necesario. Soltó un largo suspiro mientras se relajaba con el aroma a Vino y café. Los extremos a los que Yoongi estaba dispuesto a llegar para ayudar a su hermana eran sorprendentes. Sus actos evidenciaban un gran respeto por su madre, algo conmovedor para Jimin. En vez de hacer oídos sordos a su afán por casarlo y dejar que fuera su hermana quien se las apañara sola, había ideado un plan para que todos fueran felices.

Salvo él.

Sintió un hormigueo en la piel y se llevó una mano a su pecho, que procedió a acariciar con delicadeza. ¿Qué tipo de omega haría feliz a Yoongi? ¿Un omega dulce y poco exigente? ¿O alguien así lo aburriría al cabo un mes? ¿Y qué más le daba a él?

No le daba igual porque lo deseába.

La verdad lo golpeo como si le hubieran asestado una patada en el trasero. Sí, siempre había sido consciente de la atracción sexual y de la conexión especial que aseguraba su lobo que existía entre ellos. Sín embargo, compartir cama con él y verlo en su ambiente natural estaba haciendo estragos en él. Ansiaba saciar el deseo que sentía por él de una vez por todas. Al fin y al cabo, teniendo en cuenta su historial, por la mañana estaría feliz y satisfecho, y podría continuar con su vida. No había nada peor que esa constante sensación de vacío en la cama y se percataba de que quien dormía a su lado no era el hombre de su vida. De que jamás lo sería. Seguramente, un polvo apasionado y satisfactorio calmaria sus hormonas.

Pero ¿Qué pasaba con Taehyung?

Se mordio el labio inferior mientras reflexionaba al respecto. Aunque Yoongi lo negara, estaba enamorado se su mejor amigo. Por supuesto, una vez que regresaran de Italia, se alejaría de él y de su familia, y ya no le preocuparía la posibilidad de que arruinará la vida de su hermano.

Entre ellos todo sería solo cuestión de sexo. Su matrimonio era una farsa, y tal vez así lograrán interpretar sus papeles con cierta credibilidad. Nadie tendría por qué enterarse jamás. Eran adultos y podían lidiar con una relación basada únicamente en el plano físico.

Quería mantener una relación sexual con Min Yoongi. El deseo le provocó un escalofrío en la columna y se le endurecieron los pezones bajo el agua. De esa forma no se convertiría en el segundo plato y sería él quien establecería las reglas del juego. Sus reglas.

Así, si-pensó.

La fantasía se hizo pedazo frente a él al ver que la puerta se abría.

Soltó un gritito infantil al tiempo que se introducía más bajo las burbujas y quitaba la pierna del borde de la bañera. El Alfa entró con una copa de vino blanco en una mano, un plato con profiteroles rellenos de nata en la otra, y una sonrisa traviesa en los labios.

Buon giorno, cara. ¿Estas disfrutando del baño?

Jimin balbuceo algo mientras trataba de no ponerse colorado como una colegiala.

–¿Se te ha perdido un tornido? ¿Qué haces aquí?

El Alfa tuvo el descaro de reírse entre dientes.

–Ah, si lo he oído antes. Acabamos de descorchar una botella de nuestro mejor pinot grigio y pensé que te gustaría tomar un poco mientras te bañas.

El omega fruncio el ceño.

–Bien. Gracias. –Tomó la copa medio llena y aspiró el aroma del vino, afrutado y penetrante– Deja el plato ahí.

El Alfa soltó el plato en una pequeña repisa situada al pie de la bañera y lo miró. Renuente a dejarse intimidar por su abierto y apasionado escrutinio, Jimin le lanzó una mirada furiosa mientras soplaba para apartarse el pelo que le caía por delante de los ojos.

–Ya puedes irte.

Él se sentó en el borde de la bañera. Se había cambiado la ropa y tenía una estupenda con esos jeans desgastados y la camisa blanca. Llevaba los pies descalzos y el pelo suelto, rezándole la mandíbula, un detalle que aumentaba su atractivo. Su presencia parecía aspiraba todo el aire de la estancia, dejándolo a él sin nada. El familiar deseo y emoción se apoderó de el y su lobo al instante. ¿Qué tenía ese Alfa para excitarlo con tanta facilidad?

Esperó a ver que tenía de decirle, pero, puesto que era él el que estaba desnudo, Yoongi no parecía sentir la necesidad de entablar conversación.

–¿Por qué sigues aquí?

–Se me ha ocurrido que podríamos hablar.

–Bien. Quítate la ropa y hablamos.

El Alfa no se movió, pero su expresión sufrió un cambio instantáneo y, de repente, se convirtió en un depredador erótico.

–¿Estas seguro?

Joder, sus boberías no estaban teniendo el efecto que él quería. ¿Por qué no se largaba? Sus ojos lo contemplaban con un brillo desafiante y, para su espanto, sintió que su cuerpo cobraba vida. El agua se movió entre sus piernas. Se le endurecieron los pezones bajo las burbujas. Contuvo el aliento mientras él lo recorría con la mirada, acariciando su cuerpo desnudo bajo el agua. ¿Qué narices estaba haciendo?

Cambio de táctica.

–¿De qué quieres hablar?

–Del acuerdo.

Jimin se encogió de hombros.

–Pensaba que lo llevábamos bien. Los documentos están listos, así que tú madre sabe que lo nuestro es legal. ¿Te has fijado en todas las preguntas que ha hecho para asegurarse de que todo estaba en orden? En muy lista.

–Siempre lo ha sido.

–He terminado mi sesión fotográfica. Tu hermana ya tiene los vestidos y mi traje.

–Bien.

–El viernes por la noche celebraremos otra cena familiar. Ah, y Chaewon quiere que los acompañe mañana a la pastelería.

–De acuerdo.

El Omega fruncio el ceño.

–¿Por qué sigues aquí?

–Porque quiero una cosa.

–¿El qué?

–Te quiero a tí, cara.

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