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✶Ventidue

–Explícame otra vez con quién hemos quedado.

Yoongi lo guio hasta la Piazza Vecchia mientras el sol bañaba el lugar con su luz dorada. De repente, se le trabo el tacón de sus zapatos entre los baches y el Alfa lo sujeto por la cintura. Sin hacer caso a la descarga eléctrica que paso entre ellos, Yoongi se demoró algo más de la cuenta para Disfrutar la calidez de su piel bajo la seda rosada con piedritas, después lo soltó. Supuso que Jimin se enfunfuñaría por haberlo obligado a caminar tanto y tener que asistir a una cena de negocios, pero el entusiasmo que demostró cuando le pidió que lo acompañará lo había tomado por sorpresa.

Claro que el omega acababa de regresar de comprar los vestidos de las damas de honor con sus hermanas, así que tal vez estuviera desesperado.

–Con el Signore Ballini. Es el dueño de unos cuantos restaurantes y tal vez esté interesado en asociarse con La Dolce Famiglia. Tal vez podamos proponerle algo con tu pastelería.

–No, gracias. Mi negocio está bien. –aseguró el omega.

El Alfa hizo una pausa y trató de pronunciar la palabra sin atragantarse.

–El signore Ballini, se ha enterado de mi boda y ha insistido en conocer a mi omega.

Jimin resoplo y se detuvo en un puesto ambulante para admirar el taleggio, un queso suave y oloroso, que estaba expuesto junto a un surtido de embutidos. Le sorprendió escucharlo hablar con soltura en italiano al vendedor, pero Park Jimin parecía estar lleno de sorpresas de un tiempo a esa parte. Cada vez que creía entenderlo un poco más, lo descolocaba por completo.

–¿Me necesitas para cerrar el acuerdo, Conde? –Jimin pestañeo se forma exagerada, fingiendo admiración – ¿Quieres que cante tus alabanzas y que interprete al esposo enamorado?

El Alfa se aferró a su paciencia. Había estado a punto de ceder a la tentación y disculparse con una excusa, pero una oportunidad demasiado jugosa. Sin embargo, rezaba para que Jimin hiciera su parte.

–No me interesa. El Signore Banilli es un poco conservador, y lo que quiero es crear una buena impresión. ¿Puedes interpretar el papel del esposo enamorado y callado?

–Sigue soñando.

El pantalón de vestir blanco amoldaba sus piernas mientras se paseaba tranquilamente por la plaza, al parecer disfrutando del carácter de la antigua ciudad que era el hogar de Jungkook. La fuente dispuesta en el centro de la plaza acentuaba la majestuosidad de las columnas y de los espacios abiertos, y resaltaba el estilo arquitectónico clásico.

Como si le hubiera leído el pensamiento. Jimin dijo:

–Kook se volvería loco si viera esto. El equilibrio entre la naturaleza y la arquitectura siempre lo emociona. Bérgamo es una ciudad con carácter. Supongo que fuiste muy feliz al crecer aquí.

Él sonrio.

–Sí. Me encanta vivir en Corea, pero admito que nunca renegaré de mi infancia. A Tae también le gustaría este lugar. Todos los años se celebra un certamen de poesía muy famoso. Podríamos organizarles un viaje algún día, ¿No te parece?

El omega se tensó y Yoongi se arrepintió de haber mencionado a Taehyung. ¿De verdad pensaba que deseaba al esposo de su amigo?

–Vaya, muy conveniente. Atraerlo a tu territorio con la excusa de la poesía. Recuerda nuestro trato, Conde.

El mestizo no tuvo tiempo para replicar. Acababan de llegar a la Taverna del Colleoni & Dell' Angelo, donde entraron tras una breve charla con un camarero. La decoración medieval y los altos techos del lugar le arrancaron un murmullo de aprobación a Jimin. El camarero los acompaño hasta un acogedor rincón y Yoongi se dispuso a hacer las presentaciones.

El Signore Ballini demostró el comportamiento clásico de un caballero italiano. Le gustaba la cultura, los viajes, la buena comida y el buen vino y omegas guapos. Había envejecido bien, tenía el pelo canoso y con un corte cuidado, y no se pudo resistir a coquetear un poco con Jimin, que pareció aceptar de buen grado sus halagos.

El Alfa comenzó a respirar con más normalidad mientras se aflojaba el nudo de la corbata azul. Tal vez la velada fuera tranquila después de todo. Charlaron de temas sin importancia mientras el camarero servía las bandejas rebosantes con un surtido de texturas y sabores. Achicoria roja a la parrilla con queso gorgonzola. Espaguetis con boletus y arándanos. Langostinos en un lecho de polenta con azafrán. El vacalepio rosso era un vino local de sabor intenso y no tardaron en beberse dos botellas durante la conversación.

Signore, puesto que es extranjero, supongo que tiene una profesión. Dígame a qué se dedica además de a hacer feliz a Yoongi.

Se removio, dejando a la vista la parte de su clavícula. La luz arrancaba destellos rojizos a su pelo, cuyos sedoso mechones le acariciaban los hombros.

–Soy fotógrafo. Me encanta ponerme detrás de la cámara desde que era pequeño pero me anime a hacerlo profesionalmente hace un año.

El anciano asintió con la cabeza, complacido con la respuesta.

–¿Fotografía paisajes? ¿Bebes? ¿Bodas?

–Ropa interior de Calvin Klein, Cavalli y otros muchos diseñadores conocidos. Suelo viajar a menudo a Milán por trabajo, y en esta ocasión he podido mezclar el trabajo con el placer, así que es maravilloso.

El Alfa contuvo el aliento, pero el Signore Banilli río, encantado.

–Que refrescante. Esta bien poner un poco celoso al esposo, ¿Verdad?

Jimin río también, y redirigio la conversación hacia los negocios mientras saboreaba la comida con evidente placer. Al llegar a los postres, mencionó la Dolce Famiglia y su éxito arrollador, y como su lo hubieran planeado, Yoongi sacó al aire el tema que le interesaba.

Poco después, mientras disfrutaban de unas humeantes y fragantes tazas de café espresso, Yoongi había conseguido otra cita en Milán. Estaba a punto de concluir la velada con ese triunfo cuando el frágil edificio pareció venirse abajo desde los cimientos.

–Estoy tratando de organizar un viaje a Aspen, pero no consigo alquilar la propiedad que me interesa. –comentó el Signore Ballini – Esa espantosa actriz estadounidense tiene una casa allí no me devuelve las llamadas. He leído que solo alquila su casa a ciertas personas. Supongo que un italiano no es lo bastante bueno para ella.

El omega intervino en la conversación con rapidez.

–¿Te refieres a Alexis Liu?

El anciano lo miró, sorprendido.

–Sí. Me niego a ver más películas suyas. Es muy maleducada.

–La verdad es que la conozco en persona y es muy agradable

El mestizo se aferró con fuerza su copa de vino al tiempo que hacía un incómodo silencio. El Signore Ballini enderezó la espalda y comentó con voz gélida:

–No sabría decirle, Signore, puesto que obviamente solo se digna a hablar con sus compatriotas.

Yoongi abrió la boca para poner fin a la velada y acompañar a Jimin hasta la puerta con la esperanza de que el hombre no cancelara la cita ya concertada.

–Quizá deberíamos...

–No sea incrédulo, Signore. Déjeme ocuparme de este asunto –Jimin sacó el móvil, con su llamativa carcasa de leopardo, marcó un número y habló brevemente con alguien. Acto seguido y con gran eficiencia, habló con tres personas más, impartiendo ordenes y hablando sin parar. De repente, se detuvo y se apartó el teléfono de la oreja– Signore, ¿le viene bien la primera semana de septiembre?

El anciano sonrio de oreja a oreja.

Perfetto.

Sí, es una buena fecha –siguió él– Dale un beso a Alex de mi parte y dile que la llamaré cuando llegue a casa. Gracias. –Guardo el móvil en el bolso y sonrió.

–Todo esta arreglado. Me aseguraré de darle toda la información a Yoongi para que lo ponga al tanto de todos los detalles. Creo que ha sido un malentendido. Alex está deseando conocerlo.

Grazie. No solo es un omega hermoso, sino también eficiente.

Aun perplejo, Yoongi los siguió al exterior y se despidió del caballero. Con una elegancia innata, su esposo ficticio lo tomó del brazo a fin de no sufrir un traspié con los baches y respiro hondo, disfrutando de la agradable noche. Caminaron en silencio unos instantes, mientras él trataba de asimilar la situación.

–Pensaba que ibas a estropearlo todo–admitió.

La risa cristalina de Jimin resonó en sus oídos y le acarició otras partes del cuerpo. Otras partes que se endurecieron de inmediato y de forma dolorosa por el deseo de hundirse en él.

–Lo sé. Se me ocurrió hacerte sudar un poco. Ha sido divertido ver tus esfuerzos mientras tratabas de mantener la conversación en un terreno neutral. ¿De verdad creías que no soy capaz de comportarme cuando se habla de negocios, Conde?

La verdad lo golpeo con fuerza. Si. Porque la alternativa lo aterraba. Si Jimin no era lo que aparentaba, era mucho más que eso. Un omega con alma, con agallas y con pasión. Un omega poseedor de un encanto y de una inteligencia que jamás aburrirían a una persona. Un omega que merecía mucho más que una noche de pasión.

Un omega que lo merecía todo.

El corazón comenzó a latirle con fuerza mientras su olor lo envolvía. Lo llevó hasta el puesto de helados y pidió dos de chocolate, tras lo cual pagó al instante y le entrego el vaso antes de que pudiera protestar. El centro de la plaza era un hervidero de actividad. Las parejas paseaban cogidas de la mano, Yoongi apartó las preocupaciones y se dejó llevar por el momento.

–¿Ves la fuente? –le preguntó.

–Ajá

–Mi amigo Cheol y yo vinimos una noche y nos retamos para ver si eramos capaces de bañarnos desnudos.

El omega enarcó una ceja.

–Bien. ¿Lo hiciste?

–Seungcheol, sí. Lo soborné para que se metiera primero. Con el culo al aire. Uno de nuestros vecinos había salido a pasear con su perro y nos descubrio. Nos persiguió por la plaza, y Cheol tuvo que dejar su ropa.

–¿Cual es el verdadero propósito de esa estupidez Alfa?

–Ver quien tiene más agallas, por supuesto.

Jimin se echó a reir y el sonido floto en el ambiente nocturno mientras él lo miraba. Tenía una mancha de chocolate en la comisura de los labios. Su expresión era tierna y confiada, distinta de la que solía mostrarle normalmente. Sin pensar, inclinó la cabeza y lo beso.

No se demoró mucho. Se limitó a capturar sus labios un instante. Sabía a chocolate negro, a vino y a omega. Él le devolvió el beso, relajado y entregándose al momento. Cuando se separaron, algo había cambiado entre ellos, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a analizarlo a fondo. Jimin arrojó el vaso de helado a una papelera y realizaron el resto del trayecto a casa en silencio.

Sin embargo, Yoongi se preguntaba su ya era demasiado tarde para negar lo que existía entre ellos. Sí ya era demasiado tarde para creer que era un matrimonio falso sin ataduras y si emociones.

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