✶Quattro
Jimin deambuló por la fabulosa cocina de estilo toscano en busca de una copa vino. ¿Por qué nadie se daba cuenta de que ese hombre deseaba a su mejor amigo? En otro tiempo su hermano lo odiaba, pero Jungkook había pasado del odio a invitarlo a las reuniones familiares, lo que le ofrecía muchas oportunidades para estar con su omega.
Aunque se lo había comentado a Taehyung en un par de ocasiones, esta se había echado a reir y le había asegurado que entre ellos no había química sexual.
Es una mierda.
Sabía que Taehyung ni se lo planteaba porque está enamoradisimo de Jungkook y solo veía lo mejor para los demás. Jimin confiaba en Taehyung.
Pero no confiaba en el simpático Italiano que se había infiltrado en su familia.
Llevaba todo el año investigandolo, convencido de que descubriría una debilidad infalible por si tenía que chantajearlo para que se mantuviera lejos de Taehyung y de su hermano.
No había encontrado nada, salvo un único detalle condenatorio.
Los omegas y betas.
Yoongi era un Don Juan reconocido.
Estaba segurisimo de que en Italia los y las omegas babeaban por él, algo que no había cambiado en Seul. Era uno de los solteros más cotizados. Aunque era imposible encontrar un comentario que censurase su comportamiento, ni siquiera en las revistas de chismes, era una verdad innegable.
Jamás había mantenido una relación seria.
La relación más larga que se le había conocido durante el último año había durado dos semanas. El omega contuvo una amarga carcajada. En cierto modo, había conocido a su clon Alfa. Sin embargo, sólo se le ocurría un motivo por el que se negaba a comprometerse.
Taehyung.
Estába tan enamorado de Taehyung que se negaba a entregarse a otro persona por completo. Gracias a la Diosa que no había aceptado cuando él le propuso que tuvieran otra cita. El recuerdo todavía lo avergonzaba. Era la primera vez que lo rechazaba un Alfa de esa forma, y para colmo un Alfa que había despertado su deseo.
Se sirvió una copa de cabernet antes de entrar en el elegante comedor. Se percató de que habían quitado algunas antigüedades y objetos con esquinas peligrosas. Eran los primero indicios de que la mansión de su hermano estaba preparada para albergar a un bebé.
Taehyung se acercó a él con un plato lleno de comida.
-¿Por qué no estás comiendo? Necesito que me apoyes. Intento perder el peso que ha ganado con el embarazo, pero estos aperitivos no están ayudando.
Jimin miró a su amigo con una sonrisa.
-Estas genial. Por la Diosa. Tus pectorales crecieron y tus caderas se ensancharon. Me muero de envidia.
La camiseta sin manga de color blanco pegado a su torso con una chaqueta denim y los jeans negros, resaltaban su figura. Y ni hablar del color negro del cabello que resaltaba su palidez.
Taehyung le sacó la lengua.
-Las ventajas de la lactancia. Ojalá no empiece a echar leche y arruinen mi efecto sexy. ¿Donde está Hanie?
Jimin hizo un esfuerzo por no sonreír con satisfacción.
-Con Yoongi. Le está cambiando el pañal
Taehyung gimió.
-¿Por qué le has hecho eso? Insistes en ponerle las cosas difíciles. Tengo que ir a ayudarlo.
Soltó el plato de comida, pero Jimin lo tomó del brazo.
-Bien. Bien, voy a verlo. Seguro que se la entrego a Hye noona. No es tonto, Tae, y es un Alfa. No creo que a los Alfas les agrade cambiar pañales.
-Jungkook lo hace.
El omega puso los ojos en blanco.
-Muy pocas veces. Me paso a Hanie porque sabía que necesitaba un cambio.
Taehyung fulminó con la mirada a su esposo, que se encontraba al otro extremo de la estancia.
-¿Por qué será que no me sorprende? La otra noche me pidió que la alzará solo un momento y, cuando fui a buscarlo, había salido. Me refiero a que se había marchado de la casa. Estaba en el coche. ¡Por favor!
Jimin asintió con la cabeza.
-Ve a rescatar a Yoongi. Y se amable con él, por el amor de la Diosa. No se que les ocurre a los dos. Ha pasado casi un año desde que fueron a esa cita a ciegas. ¿Hay algo que no me has contado?
Jimin se encogió de hombros.
-No. Ya te dije que creo que está enamorado de ti en secreto. Pero nadie me cree.
-¿Otra vez con esas? -Taehyung negó- Mimi, solo somos amigos. Es como la familia. Créeme, incluso Kook lo ha entendido. No hay nada entre Yoon y yo. Nunca lo ha habido.
-Lo que tú digas.
Jimin miró a su amigo, al que quería como a una hermano. Taehyung nunca sabría lo guapísimo que era en realidad, por dentro y por fuera. Jungkook por fin se había ganado su corazón y Jimin no quería que olvidaran jamás lo importantes que eran el uno para el otro. Habían recorrido un duro camino, pero nunca había visto a una pareja más radiante. Su hermano por fin había encontrado su final feliz. No había dejado que su familia disfuncional afectará su futuro, y se enorgullecía de él por haberse arriesgado.
Al menos una persona de la familia había encontrado la paz.
Abrazo a Taehyung.
-Disfruta de la comida cumpleañero, y no te preocupes. Iré a rescatarlo.
Se tomó su tiempo, ya que esperaba encontrase a Yoongi con un vaso de Whisky en la mano sin la niña. Subio las escaleras y recorrió el pasillo en silencio. Escucho una ronca carcajada y una especie de murmullo. Se asomo por la puerta y se quedó de piedra al ver la escena que se desarrollaba delante de él.
Yoongi estaba meciendo a Taeha mientras le cantaba una nana en italiano, una versión de Estrellita donde estas. La niña lo miraba con adoración y hacía ruidos al ritmo de la música. La habitación infantil confería a la escena un aire casi místico, ya que había enormes lunas y estrellas dibujadas en el techo, y las paredes estaban pintadas de color amarillo, como si fueran el sol.
Se le paró el corazón. Un anhelo feroz lo recorrió por entero y entrecerró los ojos para combatir la tormenta emocional. Yoongi se había quitado la chaqueta, que descansaba sobre el respaldo de una silla. La niña llevaba un vestido distinto, uno con rosas amarillas, y sus diminutos leotardos y los zapatitos también amarillos se encontraban limpisimos y sin rastro de baba. La habitación olía a café.
Tragó saliva y apretó los puños.
Yoongi levantó la vista.
Sus miradas se encontraron. El deseo fue instantáneo y provococo una especie de descarga eléctrica entre ellos. Pero desapareció al instante, y Jimin se preguntó si se habría imaginado la expresión ardiente que había visto en su cara.
-¿Qué haces? -preguntó con sequedad.
El Alfa ladeo la cabeza al escuchar el tono acusatorio.
-Estoy cantándole algo.
El omega suspiro con impaciencia y señaló el cambiador.
-Me refiero al pañal. ¿Se lo cambiaste? Y ¿por qué lleva ese vestido?
Yoongi parecía estar pasándoselo en grande.
-Por supuesto que se lo he cambiado, como tú me pediste, cara. Tenia el vestido manchado, así que he tomado otro. ¿Por qué te sorprende tanto?
-Supuse que te habías criado a la antigua usanza. Los italianos aprecian sus tradiciones y ni hablar de los coreanos que son bastante extrictos con sus creencias. Ya sabes los Alfas son los que mandan, no cocinan, ni limpian y no cambian pañales.
El Alfa empezó a reir. Taeha parpadeó antes de empezar a balbucear en respuesta.
-No conoces a mi madre. Crecí con tres hermanos pequeños. Cuando había que cambiar un pañal, me tocaba a mí y no había posibilidad de pasárselo a otro. Lo intente una vez y lo pagué muy caro.
-Ah -Se apoyó en un mueble blanco - ¿Tu familia está en italia?
-Si. La primera tienda de Dolce Famiglia se abrió en Bérgamo, nuestra ciudad natal después el negocio de expandió a Milán, rinde hemos tenido demasiado exito. Yo decidi continuar con la tradición en Estados Unidos y Corea. Mi hermana se encarga de la sede central.
-¿Qué me dices de tu padre?
Una emoción descarnada se apoderó de sus facciones.
-Mi padre murió hace unos años.
-Lo siento. -dijo en voz baja- Parece que son una familia muy unida.
-Sí. Lo echo de menos todos los días. -Lo miro con curiosidad- ¿Qué me dices de tí? ¿Debo suponer que nunca has cambiado un pañal?
Jimin sonrio, desentendiendose del vacío que lo invadió.
-Mi infancia fue muy cómoda. Jungkook es mayor que yo y no tenía hermanos pequeños de los que ocuparme. No tuve que levantar un dedo jamás porque vivíamos en una mansión con empleadas, cocineras y niñeras. Me mimaron a más no poder.
Se hizo un breve silencio. Jimin cambió el peso del cuerpo al ver que Yoongi lo observaba sin disimulo en busca de algo que él no alcanzaba a entender. Al final, le dijo:
-No, cara, tú lo tuviste peor que la mayoría de nosotros.
Se negó a replicar, ya detestaba ese intento por colarse tras sus defensas y adivinar lo que pensaba. Como si el Conde sospechara que ocultaba algo tras la fachada.
-Piensa lo que te dé la gana -le soltó- Pero deja de llamarme cariño
Yoongi respondió con un guiño travieso mientras observaba su camiseta negra que dejaba a la vista sus claviculas. Como si estuviera sopesando la idea de bajarle la prenda e inclinar la cabeza para lamerle los pezones. Como era de esperar, sintió que se endurecian, preparados para la acción. ¿Por qué lo afectaba tanto?
-Bien, la mia piccola tigre-dijo con fuerte acento que lo desnudo por completo y lo envolvió con terciopelo.
Jimin mascullo en voz baja.
-Muy gracioso.
Él pelinegro enarcó una ceja.
- No quería ser gracioso. Me has recordado a un pequeño tigre desde que nos conocimos.
Jimin se negó a empezar una discusión por algo tan ridículo. Pasó del termino cariñoso y se dirigió a la puerta.
-Sera mejor que bajemos. Taehyung debe estar buscando a Taeha, ya sabes como se pone.
Yoongi asintió y lo siguió con la cachorra en sus brazos. Se toparon con la madre de Taehyung.
-Jim, cariño, ¡te estaba buscando! -Hye kyo lo besó en ambas mejillas y lo miró con una ternura que siempre conseguía clavarsele en el corazón- Y aquí está mi preciosa nieta. Ven con la abuela, cariño. -Cogió a la niña en brazos y le dio más besos a Yoongi- Me han dicho que necesitaba que le cambiaran el pañal, pero parece que forman un buen equipo.
¿Por qué toda la familia estaba convendidisima de que eran perfectos el uno para el otro? El omega contuvo un suspiro mientras Yoongi se echó a reir.
-Ah, señora Park, ya sabe lo bien que cuida Jimin a su sobrina. Yo no he movido un solo dedo, me he limitado a mirar.
El sentimiento de culpa lo golpeo con fuerza. Aunque sonrio, miró a Yoongi echando chispas por los ojos. ¿Por qué siempre tenía que quedar como el bueno?
- Voy a celebrar una pequeña cena para todos este viernes e insisto en que asistan ambos -anuncio hye kyo.
Esas cena familiares solian ser cosa exclusiva de Taehyung, de Jungkook y del él. Casi se mareo por el alivio al recordar sus compromisos.
-Lo siento, Hye Kyo noona, esta semana vuelo a Milán. Tengo que irme dentro de dos días para una sesión de fotos. Desde que empecé con la fotografía me ha ido bastante bien y han corrido la voz.
-Estoy tan feliz por tí, cariño.-Acaricio sus pómulos - Pospondre la cena hasta que vuelvas con nosotros. Y ahora voy a llevar a esta pequeña de vuelta a la fiesta, ya saben como se pone Taehyung si no la ve por mucho tiempo. Nos vemos luego.
La madre desapareció por el pasillo y de repente Jimin se percató de la extraña expresión de Yoongi.
-¿Vas a Milán? ¿Cuanto tiempo?
Se encogió de hombros antes de contestar.
-Seguramente una semana. Me tomaré un tiempo para crear nuevos contactos e ir de compras.
‐Ajá.
Por algún motivo, ese sonido indiferente resultó siniestro. Yoongi lo miraba como si lo estuviera analizando desde una nueva perspectiva por primera vez. Observó su rostro y después hizo lo mismo con su cuerpo, como si buscará algo oculto bajo el elegante atuendo.
-Oye, ¿por qué me miras así?
Cambio el peso del cuerpo sobre los pies consciente de que el deseo le había provocado un repentino ardor entre los muslos. Ni de broma iba a pensar en eso. Sí había un hombre sobre la faz de la tierra con el que no se acostaria ni aunque los zombies se apoderasen del planeta y ellos fueran los únicos supervivientes para procrear, era Min Yoongi Rizzo.
-Creo que tengo una proposición para tí-murmuró él.
Se desentendió del recuerdo de su primer encuentro y se obligo a sonreír con sorna.
-Lo siento, guapo. Pero ese barco zarpó hace mucho.
Se negó a mirar atras mientras se alejaba.
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