
✶ Epílogo
–¡Jim, date prisa! ¡Los de la mudanza ya llegaron!
Mascullo y miró una vez más las estancias vacías de su apartamento para asegurarse de que no se dejaba nada. Trasladarse a una mansión no era tarea sencilla.
Joder, sí ya habían discutido por dónde colocar las cosas y por cómo distribuir las habitaciones. Se humedeció los labios al pensar en las deliciosas maneras en la que habían hecho las paces. Habían estrenado muchas habitaciones.
Por suerte, todavía les quedaban unas cuantas.
–¡Ya voy! –grito.
Le lanzó una última mirada al colchón sin sábanas, que seguía en la cama y se detuvo al recordar algo. Se acercó y metió la mano debajo del colchón.
La lista.
El hechizo de amor.
Miró la hoja de papel y la desdobla para echarle un vistazo a su lista. Menos mal que Yoongi no la había visto, porque se habría muerto de la vergüenza. Meneó la cabeza por semejante ridiculez y volvió a mirar la lista con las cualidades que le había pedido a la Diosa Luna para encontrar un Alfa. Las letras se emborronaron mientras las leía:
Un Alfa que sepa lo que es la lealtad.
Un Alfa que sepa lo que es la familia.
Un alfa que sea un buen amante.
Un Alfa que pueda ser mi amigo.
Un Alfa que pueda desafiarme.
Un Alfa al que pueda confesarle mis secretos.
Un Alfa en quien pueda confiar.
Un Alfa con seguridad en sí mismo.
Un Alfa con corazón de oro.
Un Alfa que luche por mí.
Un Alfa que pueda amarme tal y como soy.
Se quedó sin aliento. Releyó lista con un extraño presentimiento. Borracho, con las defensas por los suelos y solo. Jamás habría redactado una lista con esas cualidades estando sobrio. No, todos y cada uno de los puntos clamaban por alguien que lo completara.
Yoongi. La Diosa Luna le había enviado a Yoongi.
El anillo de diamantes relucio mientras doblaba el papel y lo arrugada con la mano. Menuda ridiculez. Se estaba asustando sin motivo. No existía nada como Diosa Luna. El Alfa perfecto y los Hechizos de amor eran mentira.
¿Verdad?
Inquieto decidió tirar el libro de Hechizos. ¿Dónde había metido el librito morado?
Jihoon.
Cuando volvieron a casa desde el río la noche de su reconciliación, Jimin se quedó de piedra al ver a Jihoon en la puerta de Yoongi. Y más aún cuando vio el enorme gato negro que abrazaba.
En cuanto Dante lo vio, el gato se zafó de los brazos de Jihoon y se abalanzó sobre él, como si ese fuera su lugar. Jihoon confesó que en cuando le dijo a Dante que quería llevarlo a ver a Jimin, el gato se metio en el transporte como si lo hubiera entendido. Y tal vez era verdad.
Con su familia completa, Jimin comprendió lo que significaba pertenecer a otras personas, y se juro no olvidarlo jamás. Aún así, no le hacía gracia la idea de que su flamante cuñado tuviera el libro de Hechizos que podría funcionar.
Se mordisqueó el labio inferior y se preguntó si debería decir algo.
No, ¿qué posibilidades había? Era una tontería y seguramente Jihoon se limitaría a leerlo, a echarse unas risas y a tirarlo.
–Listo –sintió unos brazos rodear su cintura y una nariz pasearse por su cuello. Así que volteo hacia al Alfa sin deshacer el abrazo.
–Lo estoy, Alfa –aseguro pasando, sus dedos por sus mechones– El rosa te hace ver muy atractivo.
–¿No he sido atractivo todo este tiempo, amore mio? – preguntó dejando un beso en su nariz.
–Siempre lo fuiste, Gigi. –murmuró, acariciando sus pomulos– muy atractivo, –susurró–y con un aroma riquisimo. Y por supuesto completamente mío.
El Alfa sonrió divertido.
–Mmm... lo último no puedo asegurarte por completo, amore mio, aun no tenemos nuestra marca –murmuró.
El omega sonrio.
– Eso podemos solucionarlo.
–¿Lo crees?
–Claro que sí.
–¿Llevará mucho tiempo?
El omega negó.
–No lo creo. Será algo rápido. Pero pasará dentro de un tiempo.
El Alfa sonrió y dejó besos en su rostro.
– Bien, tortolitos. Si bien amo lo bellos que se ven juntos. Ya debemos irnos. –llamó su cuñado.
–Ya vamos. –dijo Yoongi y el chico salio del departamento.
Jimin dejó un último beso en los labios del Alfa.
Salio de la estancia y dejó su antigua vida.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro