៚Extra IV
El llanto los había despertado en la madrugada. Ambos se levantaron y acudieron con rapidez al cuarto de sus hijas.
–YoonHee, tranquila ya no llores. –la mecio con lentitud. – Ya es tarde, cariño, deberías dormir –susurró, observando a su Alfa dejar a Jihee en su cuna.
Yoongi se acercó y tomó a su hija entre sus brazos.
–Mi linda Heenie, es buena –murmuró, emanando su aroma para adormecer a la cachorra.
Ambos estuvieron una hora, tratando de hacer dormir a su cachorra. Yoongi observo a su omega cabecear con su niña entre sus brazos. Tomó sus rostro y acarició sus mejillas frías.
–Amor, yo me quedaré con ella. Ve a descansar en nuestro nido.
–Yoonie...
–Te alcanzaré enseguida, amor. ¿Sí?
Jimin asintió y le entrego a YoonHee, para luego acercarse y dejar un beso en su labios.
Apenas se recostó en su nido, se dejo llevar por los brazos de morfeo.
Hasta que la alarma lo hizo abrir los ojos. Se incorporo, y volteo buscando a su Alfa, pero no lo encontró. Bostezo, sintiéndose cansado.
–Cielo, ¿Ya estas despierto?
Jimin limpio las lagañas de sus ojos, sonrió hacia su esposo y extendio sus brazos, pidiendo que lo abrazara. Yoongi se acercó a él y lleno de besos su rostro, al escuchar el ronroneo de su omega.
–¿Estas muy cansado?
–¿Un poco?
Yoongi sonrió y se incorporo.
–Ven aquí –hablo, para luego tomarlo entre sus brazos. –Vamos a desayunar.
–¿Tú no estás cansado, Alfa? –preguntó rodeándolo.
Yoongi picoteo sus labios y dejó un beso en su nariz de botón.
–Nunca me canso cuando estoy contigo y los niños. Ustedes son mi energía, lo que me mantiene vivo, cariño.
–Me encanta cuando eres así de cursi, cariño. Te amo. Te amamos. –acarició los mechones largos de su Alfa. –Eres el mejor Alfa del mundo.
–No digas todo esto, si no quieres que te haga el amor. –restrego sus mejillas contra la cabellera rosa de su omega. –Será mejor que vayamos a comer, Cielo.
Ambos fueron a la cocina, entre besos y sonrisa.
–No se si la comida sea de tu agrado, cariño. –lo dejo sobre la silla – Espero lo disfrutes.
Jimin paseo su vista sobre la mesa, encontrando de todo, hasta waffles y frutas picadas.
–¿Cuando preparaste todo esto? –Hecho un vistazo a la sopa de algas y jajangmyeon –¿También sabes preparar cosas como estas?
–Hoy en día, hay muchas recetas en YouTube y blogs. No fue difícil seguí las instrucciones.
–Eres tan lindo, Alfa. Eres el mejor.
–Sabes que lo soy, amor. –le guiño un ojo.
Jimin observo a su Alfa, preparar los platos lleno de comidas para el y sus hijos.
–Papá –escucho.
–Ah, mis niños. –extendio sus brazos hacia sus niños.
Jimin espero paciente por la llegada de sus retoños. Sus hijas apenas habían comenzado a caminar.
–A que hora se despertaron mis bebes? Vamos a comer. –ayudó a sus hijos a tomar asiento.
Todos pasaron un momento en familia, comiendo la comida preparada por el Alfa. Y luego se pusieron a jugar todos juntos.
–Amor, ¿Cómo te ha ido en el trabajo últimamente? –preguntó el Alfa, paseando sus manos por el cuerpo del omega, relajandolo
–Bueno. Todo bien, aún soy un subordinado, ¿Verdad?
–¿Quieres un ascenso?
–Lo agradezco. No, quiero trabajar igual que los demás y lograr un ascenso por mi propio esfuerzo.
–¿Seguro? –el omega asintio– Bien. Haz lo que te parezca mejor, Amor. Puedes obtener un ascenso, si quieres. Siempre estaré de tu lado.
–Por supuesto. El presidente de la empresa, Min Yoongi está de mi lado –bromeo, besando su mentón.
–Siempre. Estaré del lado del mejor omega del mundo. –se apoderó de sus labios.
–Ababa –escucharon y rápidamente Jimin se alejó de Yoongi.
–Papi, hice un dibujo con Jinie y Heenie –anunció Giyoon con manchas por todo su rostro.
–Dibububu –balbucearon las mellizas.
Jimin sonrió con ternura.
–Que tiernos mis cachorros. Todo esta hermoso, mis amores. ¿Les parece si los enmarcamos?
–Sí –hablaron emocionados los niños.
–Bien. Ahora tomaremos un baño. –anunció el Alfa.
–Papá, ¿Puedes leerme un libro cuando, terminemos?
Yoongi acarició los mechones rubios de su hijo mayor.
–De acuerdo, ve a ducharte y ayudaré a tu papi a bañar a las niñas.
El niño asintió, obediente.
Luego del baño, las mellizas se unieron a su padre y su hermano a escuchar el cuento. Giyoon había optado por la caperucita roja, ya que era su favorita. Al terminar sus hijos se quedaron dormidos.
–Debiste haberlo pasado difícil, Yoonie. YoonHee ha estado muy inquieta últimamente.
–No pasa nada. Son nuestro hijos y los amamo. Además cada vez que te veo, no recuerdo estar cansado en lo absoluto.
–¿Es así, amor? –lo rodeo con sus brazos– ¿Por qué actúas tan lindo estos días? ¿Señor Min YoonGi?
–Es por que soy feliz contigo, cielo. –acarició los belfos de su omega.
–Ven aquí –el omega se apoderó de sus labios con sabor a menta– Yo también soy feliz contigo.
Ambos anhelaban que su felicidad durará para siempre.
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