–Mereces un castigo, por metirle a tú Alfa, omega – susurro el Alfa mientras abría sus piernas.

Se lamio los labios al observar su entrada rebosante de lubricante, pidiendo por él.

–Alfa, eres muy grande –gimió cuando sintió la punta rozar su entrada.

–¿Y eso es malo? –preguntó Adentrándose con lentitud– no quieres que este dentro de tí –retrocedió sacando su miembro que había entrado más de la mitad en aquella caliente entrada.

Jimin lloriqueo.

–No~ me gusta el pene de mi Alfa. Entra ya Alfa –pidio.

Y el Alfa se adentro con brutalidad, dejándolo sin aliento. Las embestidas lo llevaron a lo más alto, pero al sentir su orgasmo cerca el Alfa se detuvo.

–Esto es un castigo.

Comenzó de nuevo con la embestidas y se detuvo al sentir las paredes del omega apretarlo más, anunciando su orgasmo. Sonrió cuando vio al pelirosa bufar y mirarlo con un puchero.

–No~ Lo siento. No volveré a decir mentiras. ¡Ah! –la embestidas volvieron.

Y esta vez más veloces y bestiales.

–¿Seguro, ya no dirás más mentiras? –preguntó llevando sus manos a sus pezones.

–Lo prometo Alfa –grito cuando por fin pudo alcázar su preciado orgasmo.

Jimin despertó con el rostro sonrojado, mientras murmuraba el nombre del Alfa. Se dio unos golpes en la mejilla al recordar su sueño.

Si Yoongi se enteraba, no podría siquiera explicárselo. La chaqueta en sus hombros llamó su atención y la tomó entre sus manos, llevándola a su nariz. Las feromonas del Alfa se pasearon por sus fosas nasales. El Alfa olía realmente bien, le gustaba mucho.

–¿Huele bien? –escucho– ¿Incluso mejor que yo?

Jimin volteo a verlo impresionado.

–¡¿Vicepresidente, Min!?

El Alfa se acercó, serio.

–O a diferencia de la chaqueta ¿No te gusto?

Jimin sintió su rostro sonrojarse y le extendio la chaqueta.

–¡No! No es eso.

Yoongi sonrió con ternura.

–Sobre lo que el Señor Park me dijo esta mañana, he estado pensando un poco. ¿Yo aún le gustó?

–¿Qué?

–De todas maneras no importa, si ya no es así. A partir de ahora voy a tratar de conquistarte. Y si no lo consigo, lo volveré a intentar, todas la veces necesarias, hasta que me sienta satisfecho.

Jimin sintió su rostro caliente mientras buscaba señal de mentira en sus palabras. ¿Por qué le decía esto tan de repente? ¿Estaba bromeando? ¿De verdad le gustaba? ¿No era el único que lo mal entendio y se reprimió a sí mismo?

El Alfa se acercó, quedando frente a él. Trago saliva.

–Ya es tarde. Debes ir a casa. –hablo el rubio.

Jimin carraspeo y apretó la chaqueta contra su pecho.

–¿Esta diciendo que yo le gustó?

–Es –fue interrumpido por el omega.

–¡No quiero escucharlo! –grito avergonzado.

Yoongi comenzó a reír a carcajadas y tomó las manos de su omega.

–Sí, realmente me gustas.

El pelirosa apretó los labios avergonzado.

– Te dije que no quería escucharlo.

–Es una lástima. –le sonrió el Alfa– Te lo repetiré hasta que conquiste tu corazón.

Jimin sintió a su lobo aullar y su corazón acelerarse. Realmente pensó que no podía tenerlo. Así que se dejó llevar y unio sus labios a los del Alfa. Si no había ningún problema, realmente podría quedarse con él, con su Alfa.

Jimin paso su lengua sobre los labios del Alfa y este saco la suya iniciando un beso húmedo. El pelirosa sintió sus piernas temblar y se alejó con lentitud, dejando un hilo de saliva sobre sus labios.

Al abrir los ojos, llevo sus manos a sus labios, avergonzado.

–¡Debo irme! ‐hizo un reverencia y se fue del lugar.

Yoongi observo confundido el lugar por donde había salido corriendo. Paseo sus dedos sobre sus labios, recordando la suavidad que los rodeo hace unos momentos.

Jimin dejó un beso en la mejilla de su hijo, mientras este dormía. Para luego, salir de la habitación.

No debió besarlo en ese lugar. Se sentía un idiota. Además de eso, ¿¡había huido de él!? El siempre se iba, ni un preadolescente saldría huyendo así. Pero, no estaba seguro de escuchar su versión de la historia. Recordó el momento.

–Eso.. no es cierto.

Pensó que le diría algo así. Soltó carcajadas sintiendo a su lobo saltar de un lugar a otro.

Minseok se acercó a él y le mostró una caja.

–Esto es para tí –se lo extendió.

Jimin observo confundido.

–¿Un paquete? Pero yo no ordené nada.

–Creo que lo envio Jeon Jungkook.

–¿Jungkook?

–Pero él ya lo envio antes, ¿no? –abrió la caja.– ¿Vitaminas?

–¿Qué sucede? –preguntó su hermano.

Entonces, todo ese tiempo, los dulces y las bebidas. No fueron de parte de Jungkook. Si este era el paquete que Jungkook envió, eso quiere decir que aun no sabía quién le mandaba todo eso.

¿Será el vicepresidente? Se imagino al Alfa llendo a comprar las bebidas y dulces, para luego escribir las pequeñas notas y dejarlos sobre su escritorio, antes de que él llegara.

¿Por qué pensaba que era el vicepresidente? Eso era grave. Ahora que lo pensaba, el vicepresidente fue amable desde el principio. El lo había ayudado muchas veces, incluso con lo de la marca. Fue por todo eso y más que él comenzó a gustarle. El realmente no quería envolverse, pero él Alfa era tan atractivo y su lobo tampoco ayudaba. Con todo eso. ¿Cómo podría no gustarle? Puede que incluso le guste a Giyoon.

Jimin se recostó en la cama y se quedó dormido.

Al día siguiente, Jimin despertó cuando escucho a su hijo gritar con emoción.

–Giyoonie, lo siento. Papá se quedó dormido.

Salió de la habitación y vio a su hijo reír feliz, mientras Min Yoongi le leía un libro.

Jimin llevo sus manos a sus ojos, parpadeando incontables veces, pensando que se trataba de un espejismo. Giyoon reía feliz sentado en las piernas del alfa, escuchado la historia del conejito.

¿Qué estaba sucediendo?